San Pedro Mártir desenmascara a una falsa virgen del rosario
(Filippo Abbiati, sXVII, Milán)
(Filippo Abbiati, sXVII, Milán)
San Pedro de Verona desenmascara a una
Falsa Virgen
Falsa Virgen
Había en una villa del estado de Milán un buen señor posadero en cuya casa se hospedaba Pedro cuando iba a predicar. Con este señor tomó contacto un hereje nigromántico (magia negra, develar el futuro invocando a los muertos) para convencerlo de que no atendiera más al santo y se convirtiese a la secta.
Le convenció que bajaría del cielo la misma Virgen María para pedirle que dejara las falsas creencias católicas. Efectivamente tuvo la visión, quedando dubitativo, confundido, atontado. Pocos días después llegó el santo a hospedarse allí y notó algo raro en aquel hombre. No le negó lo que pasaba, que quería convertirse a esa secta después de ver esa aparición. Procuró el santo disuadirlo, haciéndole ver que aquella visión era engaño del diablo, que él le probaría la falsedad. Quedaron en que buscaría al hereje nigromántico y le manifestaría su deseo de ver nuevamente a la Virgen. Fijaron lugar y hora para la aparición. El hereje acompañado de otros se presentó en una iglesia junto al posadero, donde previamente se había escondido Pedro. Hizo el nigromántico su invocación y apareció de nuevo la figura de la Virgen, y salió entonces Pedro con el Santísimo en la mano. Quiso huir la aparición, pero el santo la detuvo y le dijo que si era la Madre de Dios, adorara a su Hijo sacramentado, y si era un espíritu maligno, dejara esa figura de Virgen y tomara la de bestia. Obligado el demonio por el santo, se transformó en figura horrenda, y despidiendo hediondeces desapareció.
Le convenció que bajaría del cielo la misma Virgen María para pedirle que dejara las falsas creencias católicas. Efectivamente tuvo la visión, quedando dubitativo, confundido, atontado. Pocos días después llegó el santo a hospedarse allí y notó algo raro en aquel hombre. No le negó lo que pasaba, que quería convertirse a esa secta después de ver esa aparición. Procuró el santo disuadirlo, haciéndole ver que aquella visión era engaño del diablo, que él le probaría la falsedad. Quedaron en que buscaría al hereje nigromántico y le manifestaría su deseo de ver nuevamente a la Virgen. Fijaron lugar y hora para la aparición. El hereje acompañado de otros se presentó en una iglesia junto al posadero, donde previamente se había escondido Pedro. Hizo el nigromántico su invocación y apareció de nuevo la figura de la Virgen, y salió entonces Pedro con el Santísimo en la mano. Quiso huir la aparición, pero el santo la detuvo y le dijo que si era la Madre de Dios, adorara a su Hijo sacramentado, y si era un espíritu maligno, dejara esa figura de Virgen y tomara la de bestia. Obligado el demonio por el santo, se transformó en figura horrenda, y despidiendo hediondeces desapareció.
(Hoy desenmascararía a la virgen del rosario de San Nicolás, entre otras muchísimas apariciones falsas. En la Herejía o en su inducción a ella se descubre al diablo. ¡Que la Santísima Virgen del Santo Rosario nos protega de la Serpiente engañadora!)
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