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lunes, 22 de diciembre de 2014

El Sacrilegio de Creer que un Hereje puede NO estar ardiendo en el Infierno


El Sacrilegio de Creer que un Hereje 
puede NO estar ardiendo en el Infierno

Todo hombre debe saber que sin Dios no hay felicidad posible; ni en este mundo ni en el otro. Dios nos ha dado para nuestra libertad y entendimiento dos opciones tan simples, que hasta un niño puede entender que los buenos tienen el premio de ir al Cielo con Dios y sus santos; y los malos el castigo de irse al Infierno con el Diablo y sus demonios. Todo hombre debe saber que necesita a Dios para salvarse. Todo hombre necesita por tanto a Jesucristo. Todo hombre necesita conocer, aceptar y obedecer a Jesucristo, que es Dios, en todo lo que nos Revela a través de su Santa Iglesia, cuya cabeza es Pedro. Todo hombre debe creer en la Iglesia Católica y en que fuera de ella no hay salvación.

Por todo esto es un sacrilegio que muchos crean en la posibilidad remota de que un hereje (después de su muerte) pueda no estar ardiendo en el infierno. Y para avalar su doctrina, se excusan en falacias comunes: "La Iglesia no condena", "Dios tiene el poder y la voluntad para salvar al peor hereje y apóstata", "Dios es tan bueno que vaciará el infierno", y muchas herejías y blasfemias peores que no reproducimos porque con éstas ya alcanzan para disculparnos. 

Si esto fuera así; ¿por qué Dios hubiera entregado a su Hijo Único para salvarnos? ¿Para qué habría renovado su Alianza con los hombres y hubiera mandado a predicar y bautizar en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo? ¿Para qué habría enseñado que el que no coma su Carne y beba su Sangre no tendrá Vida Eterna?

Es imposible que alguien como el hereje y Antipapa Juan Pablo II no esté ardiendo en el Infierno. Por cualquiera de sus herejías sabemos que no fue Papa (Vea AQUÍ por qué un hereje no puede ser Papa). Por estar fuera de la Iglesia, no puede ser Santo. Y quien rinda culto de latría a un hereje y condenado al infierno, a Satanás rinde culto. Y por si se argumentara lo dudoso de las muchas herejías públicas de Juan Pablo II, facilitamos un resumen de las mismas en el enlace que puede pinchar AQUÍ.

¡Ay de los que por querer salvar a un ya condenado al infierno; están condenando la propia alma que podrían aún salvar! ¡Tales sacrilegios reclaman arrepentimiento, conversión y penitencia! 

¿Quién podría ser tan sacrílego que negase que los donatistas y las otras pestes... arderán eternamente con el diablo? San Vicente de Lerins, "Commonitorium" I, 6


Todo el que quiera salvarse, ante todo es necesario que mantenga la fe católica; y el que no la ha guardado íntegra e inviolada, sin duda perecerá para siempre Papa Eugenio IV, Concilio de Florencia


“[La Iglesia] Firmemente cree, profesa y predica que nadie que no esté dentro de la Iglesia católica, no sólo los paganos, sino también judíos o herejes y cismáticos, puede hacerse partícipe de la vida eterna, sino que irá al fuego eterno que está aparejado para el diablo y sus ángeles (Mt. 25, 41), a no ser que antes de su muerte se uniere con ella” Papa Eugenio IV, Concilio de Florencia

miércoles, 12 de junio de 2013

El mal que PLACE



El mal que PLACE

"Cuando nos causan un daño, debiéramos juzgarlo sabiendo que,  peor, más engañoso y más perverso que el mal que nos duele, es el que nos place"

Francisco Delafuente


domingo, 17 de junio de 2012

El Mandamiento de JUZGAR ¡HASTA A LOS ÁNGELES!

Ángeles (Bicci di Lorenzo)

El Mandamiento de JUZGAR 
¡HASTA A LOS ÁNGELES!


1 Corintios 6, 3:
"¿No sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? ¡Cuánto más hemos de juzgar asuntos de esta vida!"

Todos aquellos que se hacen falsos jueces amargos en prohibir Juicios Justos, en esta vida, sobre TODAS LAS COSAS, de las cuales, y por su conocimiento cierto y evidente, pueden y deben juzgarse; no se dan cuenta que están prohibiendo el juicio no sólo que castiga, anatemiza y condena; sino también el que perdona, que indulta, que repara, que enmienda y que pacifica armoniosamente el orden público y restaura el bien común.

Que hemos de JUZGAR TODAS LAS COSAS lo confirma el Apóstol cuando dice:

 1 Cor 2, 15:
"En cambio, el que es espiritual juzga todas las cosas..."

Y si no fuera necesario juzgar, no se podría CORREGIR AL QUE YERRA, como manda la Tercera de las Siete Obras de Misericordia Espirituales a las que obliga la Santa Iglesia Católica. Y, por lo mismo, no diría autoritativamente Nuestro Señor:

 Mateo 18, 15:
"Y si tu hermano peca, ve y repréndelo a solas..."

Porque si no se juzgara previamente; no se podría aplicar sobre el juicio las virtudes de la discreción, humildad y la mansedumbre en procura de mejorar (en el caso del que merece un juicio desfavorable) y hacer que "escuche" y entienda aquel que recibirá, a partir del juicio, el aviso caritativo contra sus pecados o imperfecciones. Y por eso el Apóstol, sobre la base de un buen juicio, aconseja restaurar con mansedumbre:

Gálatas 6, 1:
"Hermanos, aun si alguno es sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradlo en un espíritu de mansedumbre, mirándose a sí mismo, no sea que vosotros también seáis tentados"

Es cierto que es el hombre de mala voluntad, falto de humildad y juzgador temerario (porque, o se es juez justo, o se es juez malo), el que no acepta la Justicia cuando se vuelve contra sí mismo y sus mezquinos intereses. Porque aquel que es verdadero cristiano; no sólo acepta, sino que pide ser ajusticiado; tal como dice el Salmista:

Salmos 141, 5:
"Que el justo me hiera con bondad y me reprenda; será aceite sobre la cabeza; no lo rechace mi cabeza, pues todavía mi oración es contra las obras impías"

Pero para el pecador, que se hace un dios a su medida y no quiere oír; sufrirá las mismas palabras de Jesucristo cuando, persiguiendo al que bien juzga, intenta juzgarlo a Él mismo, al Juez Justo. Porque todo Juicio Verdadero que se intenta abolir o aniquilar; no atenta contra el hombre; sino contra Dios; Jesucristo, la Verdad.
¡Qué tarde será cuando comprenda! De los que son como él habla el Proverbio:

 Proverbios 28, 5:
"Los hombres malvados no entienden de justicia, mas los que buscan al SEÑOR lo entienden todo".

Dios nos dio buen juicio para juzgar las cosas buenas como buenas, y las malas como malas. ¡Y Ay del que juzgue subversivamente! ¡Ay del que lavándose las manos, como Poncio Pilatos, no juzgare justamente o prohibiera el juicio justo, utilizando y, por cambiar el sentido, profanando las Palabras Eternas de Nuestro Señor Jesucristo! Porque si Dios dijo "No Juzguéis" (Mt. 5, 1 y Lc. 6, 37) lo dijo en el sentido que siempre supo resguardar y mantener la Santa Iglesia Católica con todos sus verdaderos discípulos: Aquellos que siempre obedecieron, obedecen y obedecerán el mandato de JUZGAR bien. Porque Cristo preserva de un posible error el Mandamiento de Juzgar TODAS LAS COSAS, no por el juez que se reconoce y es Católico; sino por lo juzgado que no puede, a veces, llegar a reconocerse plenamente... Por eso la Iglesia enseña que Jesús prohibe el Juicio Temerario; no el Juicio, ni el Juez. Porque juicioso y juez justo es todo buen católico. Y por ello mismo, explican los Padres de la Iglesia y demás Exégetas:

San Ambrosio:
"Añade el Señor que no debemos juzgar temerariamente, con el fin de que conociendo tu propio delito, no te atrevas a dar tu parecer sobre otro. Por lo que dice: "No juzguéis"."

San Jerónimo:
"Jesucristo no mandó no juzgar; sino que mandó juzgar bien. Mas, si prohíbe juzgar, ¿cómo San Pablo juzga al incestuoso de Corinto ( 1Cor 5), y San Pedro acusa de mentira a Ananías y Sáfira ( Hch 4)?"

San Juan Crisóstomo: 
"Por eso no dijo: "No dejes descansar el pecado", sino más bien: "No juzgaréis", esto es, no seas amargo juez. Corrige, sí, pero no como enemigo que busca la venganza, sino como médico que brinda la medicina".

Por eso mismo, porque es Jesucristo quien nos lo ordena: ¡Juzgad, Juzgad y Juzgad! Escuchadlo, Oh Cristianos Fieles, Ustedes que juzgarán hasta a los mismos ángeles, de su propia Boca Sagrada:

.
Proverbios 31, 9: "Abre tu boca, juzga con justicia, y defiende los derechos del afligido y del necesitado"

Génesis 31, 37: "Que juzguen..."

 Éxodo 18, 22: "Juzgad al pueblo en todo tiempo..."
 
Deuteronomio 1,16: "Oigan los pleitos entre sus hermanos, y juzguen Justamente..."

Deuteronomio 25, 1: "Cuando haya pleito entre algunos y acudan al tribunal para que los juzguen, absolverán al justo y condenarán al culpable"

Zacarías 7, 9: "Así ha dicho el Señor de los Ejércitos: "Juicio Verdadero juzguen, y misericordia y compasión practique cada uno con su hermano"

Zacarías 8, 16: "Díganse la Verdad unos un otros, juzguen con verdad y juicio de paz" 

Jeremías 21, 12: "Casa de David, así dijo el Señor: "Juzgad de mañana juicio, y librad al oprimido de mano del opresor; para que mi ira no salga como fuego..."

Isaías 5, 3: "...Juzguen Entre Mí y Mi viña"

1 Corintios 10, 15: "Os hablo como a sabios; juzgad vosotros lo que digo"

1 Corinthians 11, 13: "Juzgad vosotros mismos: ¿es propio que la mujer ore a Dios con la cabeza descubierta?"

1 Corintios 14, 29: "...Los demás juzguen"

Hechos 4, 19: "Ustedes mismos juzguen si es justo delante de Dios obedecer obeder al hombre antes que obedecer a Dios"

Juan 7, 24: "No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con juicio justo"


1 Corintios 6, 3: 

"¿No sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? 

¡Cuánto más hemos de juzgar asuntos de esta vida!"





Don Francisco Delafuente

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Soledad. Juicio Temerario. Juicio Necesario




SOLEDAD. JUICIO TEMERARIO. JUICIO NECESARIO


San Bernardo:

"En lo demás, no se os manda sino la soledad del corazón y del espíritu. Permaneceréis solos si no tenéis pensamientos bajos y humanos, si no amáis lo presente, si despreciáis lo que muchos aprecian, si desecháis lo que todos desean, si evitáis las pendencias, si os mostráis insensibles a las pérdidas, si olvidáis las injurias. Si no, no estaréis solos aunque viváis en soledad. ¿Veis, pues, cómo podéis estar solos aun viviendo en compañía de muchos, y vivir en compañía de muchos aun permaneciendo en soledad? En cualquier concurrencia grande que estéis, estaréis solos si cuidáis de no escuchar con demasiada curiosidad lo que se dice o de no juzgar de ello con temeridad. Aunque veáis algo malo, no juzguéis al instante a vuestro prójimo, sino más bien excusadle en vuestro interior. Excusad la intención si no podéis excusar la acción. Pensad que lo habrá hecho por ignorancia, o por sorpresa, o por desgracia. Y si la cosa es tan clara que no cabe disimularla, aun entonces procurad creerlo así, y decid para vuestros adentros: La tentación habrá sido muy fuerte. ¿Qué habría hecho yo de haberme apretado a mí tan seriamente? Pero acordaos que es a la Esposa, o sea a los súbditos, a quien digo todo eso, y que no instruyo ahora al amigo del Esposo, o sea, a los superiores, que tienen otras razones para observar cuidadosamente lo que pasa, impedir lo que no conviene, cuidar de si en algo se ha faltado y corregir a aquellos que han caído en alguna culpa. Mas la Esposa está exenta de esta necesidad, viviendo para sí sola y para Aquel a quien ama, que es a la vez su Esposo y su Señor, y que es sobre todas las cosas Dios bendito en los siglos. Amén"


Sermón 40 Sobre los Cantares, "La intención es la cara del alma", Capítulo 5 (Completo),
pág 282, BAC, 1955

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