domingo, 27 de diciembre de 2015

Abstención de Disputas Sutiles


Abstención de Disputas Sutiles

"Para que la concordia de ánimos adquiera la deseada estabilidad, es necesario que todos se abstengan de las cuestiones que ofenden y dividen. Omítase, pues, así en los diarios como en las conferencias populares, como en las cuestiones muy sutiles y de escaso interés, cuya solución e inteligencia exigen capacidad suficiente y cultura no vulgar. Propio es del hombre dudar en mucha. cosas y en otras sentir de manera diversa a la que otros sienten; conviene por tanto, a los que sinceramente buscan la verdad, que en las disputas observen igualdad de ánimo y modestia y mutua reverencia, para que de esta suerte el disentimiento de opiniones no acarree el disentimiento de voluntades. En las cuestiones dudosas puede cada uno defender la opinión que mejor le pareciere, siempre que esté dispuesto a someterse a las decisiones de la Sede Apostólica." 

(Papa León XIII, Encíclica GRAVES DE COMUNNI, 1901)



Meditación sobre la Gula y sus 8 Señales para Reconocerla



MEDITACIÓN DE LA GULA

Considera cuánto debe aborrecerse el vicio de la gula. Cristo Señor nuestro te advierte muy expresamente en el Evangelio que le huyas: 

"Guardad que vuestros corazones no sean gravados de la comida demasiada y de la embriaguez y os sobrevenga repentina desdicha" (Cfr. Lc. 21, 34). 

Y otra vez dio su maldición a los golosos: 

"¡Ay de vosotros, que coméis demasiado! Tiempo vendrá que rabiaréis de hambre" (Cfr. Lc 6, 25)

Este vicio hace al hombre estúpido, arruina la salud y abrevia la vida; hace al alma incapaz de razón, indigno de las consolaciones celestiales e inhábil para las cosas del servicio de Dios. Es como imposible que el goloso pueda ser jamás casto, siendo la deshonestidad compañera inseparable de la gula. Ordinariamente está muy sujeto a la ira. Dios castiga severamente este vicio, aun en esta vida, como lo hizo con nuestros primeros padres, por haber comido del fruto vedado, echándolos vergonzosamente del paraíso terrenal. El pueblo de Israel apenas hubo comido la carne cuando la ira de Dios vino sobre ellos e hizo extraña matanza. Un Profeta, por haber comido contra el orden de Dios, fue muerto por un león. En fin serán los golosos en el infierno sobremanera atormentados. El rico Epulón pidió una gota de agua para refrescar la lengua y no la alcanzó, y semejante sequedad nos ha de caber, si no sabemos dar de mano a las golosinas.

Considera, que la gula es un deseo desordenado, y excesivo de comer y beber. Se peca:

1. Si se anticipa el tiempo como hizo Jonatán, hijo de Saul (Cfr. I Samuel 14, 24). 

2. Si se buscan comidas o bebidas delicadas y exquisitas, como los israelitas (Cfr. Núm. 11,5-6) 

3. Si se guisan los manjares, aun comunes, con extraordinarios sainetes, como hicieron los hijos de Helí (Cfr. I Samuel 2, 29).

4. Si se excede en la cantidad, como los sodomitas (Cfr. 1 Reyes 14, 24) 

5. Si se come con demasiada sensualidad, aunque sean comidas viles y groseras, como Esaú sus lentejas (Cfr. Gn 25, 34). 

6. Si se comen viandas prohibidas, o por la Iglesia, o por la regla, o por el voto. 

7. Si fuera de tiempo, o de lugar, o más a menudo del que es necesario. 

8. Si pierde la paciencia, cuando las viandas no están bien sazonadas y de gusto, o cuando falta alguna cosa. 

Examínate sobre todo esto; y hallarás por ventura, que apenas comes o bebes sin alguna culpa. 

Usa de los siguientes medios para vencer y refrenar la gula: 

1. Pensando en los ayunos y abstinencia, que hizo Cristo Señor nuestro, y en la hiel y vinagre que gustó por nuestro amor. 

2. Engañando el hambre y la sed con santas ocupaciones, que diviertan la imaginación del comer y beber 

3. Regulando, si es posible, las horas de nuestra refección, y huyendo de los banquetes y de toda ocasión de hacer excesos. 

Cuando fueres tentado de Gula, medita la respuesta que hizo Cristo al demonio:

"El hombre no vive sólo de pan, sino de la palabra de Dios" (Mt. 4,4; Lc. 4,4);

esto es del gusto que siente en oír su santa palabra y en hacer su divina voluntad. Finalmente, piensa que, este cuerpo que regalas con tanto cuidado, será bien presto comido de gusanos, como ya lo dijo Isaías (14, 11).


Fuente: "Manual de Piadosas Meditaciones", PP de la C. de la C. de la Misión de Barcelona, 1833

sábado, 26 de diciembre de 2015

Ideas para el Buen Vestir de la Mujer







Ideas para el Buen Vestir de la Mujer

Todo el mundo sabe lo que dicta la perversión de las modas actuales, tan anticristianas como tiránicas; gobernando y manipulando casi la totalidad de las tiendas de ropa y sastrerías. Sin embargo, es sumamente importante y necesario saber lo que dicta la Iglesia Católica y someterse, también en esto, a la Voluntad de Dios. 

Lo Que Dicen Las Sagradas Escrituras:

"No cometerás adulterio" (Éxodo 20,14).
"No codiciarás la mujer de tu prójimo" (Éxodo 20,17).

Leemos, además, en el evangelio de san Mateo que nuestro Divino Salvador Jesucristo reiteró el noveno mandamiento cuando dijo: 

"Oísteis que fue dicho: “No cometerás adulterio.” Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón" (Mt. 5,27-28).

"Asimismo, que las mujeres se vistan con ropa decorosa, con pudor y modestia, no con peinado ostentoso, no con oro, o perlas, o vestidos costosos" (1 Timoteo 2:9)


Lo Que Dice Ntra. Sra. Sta. María, Siempre Vírgen:

Cuando reflexionamos sobre estos temas, nos vienen a la mente algunas de las advertencias que dio la Bienaventurada Virgen en Fátima (Portugal,1917): 

“Se introducirán ciertas modas que ofenderán mucho a Nuestro Señor. [...] Más almas se van al infierno a causa de los pecados de la carne que por cualquier otra razón.”

Han pasado casi 100 años desde las apariciones de Nuestra Señora en Fátima y, ¡qué profético fue su mensaje! Con la moderna tecnología — la televisión, los cines y los videos, y el internet — las personas están expuestos diariamente a la pornografía y otras inmoralidades que tanto destruyen su carácter moral. Sus efectos son obvios: fornicación, promiscuidad y embarazo de adolescentes extramatrimoniales, abortos, abierta promoción de anticonceptivos y aumento de violaciones.
¡Qué trágico es ver a tanta gente vivir como si no hubiera Dios, mandamientos, pecado mortal, muerte, juicio o eternidad! Sin embargo, es todavía más trágico ver a mujeres y niñas que se dicen "católicas" caer víctimas de los encantos de las modas y estilos indecentes; y, en esto, se convierten en ocasión de pecado para muchos otros.

Lo Que Dicen los Santos:

San Juan Don Bosco, oyendo tocar las campanas por la muerte de una joven que siempre vistió mal, exclamó: "Ni requiem ni gloria para ella. Mucho me temo que esté ya en el infierno."

Lo Que Dicen los Papas:

El 12 de Enero, 1930, la Sagrada Congregación del Concilio, por mandato del Papa Pío XI, emitió instrucciones enfáticas a todos los obispos sobre la modestia en el vestir:

“Recordamos que un vestido no puede llamarse decente si tiene un escote mayor a dos dedos por debajo de la concavidad del cuello, si no cubre los brazos por lo menos hasta el codo, y escasamente alcanza un poco por debajo de la rodilla. Además, los vestidos de material transparente son inapropiados. Que los padres mantengan a sus hijas lejos de los juegos y concursos gimnásticos públicos; pero, si sus hijas son obligadas a asistir a dichas exhibiciones, que observen que van vestidas totalmente y en forma modesta. Que nunca permitan que sus hijas se pongan indumentaria inmodesta.”


Textos extraídos del blog Confiteor Unum Baptisma, sobre la Modestia Cristiana

viernes, 25 de diciembre de 2015

Feliz y Santa Navidad



Feliz y Santa Navidad

Celebra hoy el orbe cristiano el glorioso y santo recuerdo de la venida al mundo de nuestro Divino Salvador para la redención del linaje humano, día de júbilo y contento para todo verdadero católico que ama las glorias de nuestra sacrosanta religión. Reciban nuestros queridos lectores, pues, la expresión de nuestros más cordiales afectos, con motivo de las pascuas de Navidad, rogando a Ntro. Señor Jesucristo que los haga permanecer en la integridad de la Fe Católica, sin la cual nadie puede salvarse; y les conceda, el Divino Niño, todas las bendiciones espirituales y temporales que reserva para consuelo de los que le son fieles.

miércoles, 23 de diciembre de 2015

Meditación sobre la Soberbia y sus 8 Señales para Reconocerla



MEDITACIÓN DE LA SOBERBIA

Considera que la soberbia es por su naturaleza pecado grave, vicio tan detestable que David lo llama grandísimo pecado, y san Agustín lo juzga por el peor de todos: y con razón, porque este vicio fue causa de la caída de los ángeles rebeldes, los cuales llegaron a ser demonios por haber consentido en un solo pensamiento de soberbia. 

Fue el origen de todas las miserias e infelicidades humanas, en nuestros primeros padres, por haber comido del árbol vedado, movidos del espíritu de la soberbia, y de una vana curiosidad de saber el bien y el mal (Gen 3, 5). La soberbia es una carcoma que roe y hace perder el fruto de las buenas obras. Por eso decía el Hijo de Dios que, el hacer acciones buenas para ser estimado de los hombres no merece recompensa en el cielo. 

Los soberbios son aborrecidos de todos porque no quieren ceder a ninguno, ni saben tener paz con nadie.

Dios sumamente aborrece a los soberbios, como se ve en los fariseos, tantas veces malditos y reprobados de Cristo en su santo Evangelio; y les reserva para la otra vida rigurosísimos castigos: "Dadle otros tantos tormentos, cuanto ha sido arrogante", dice de Babilonia, que es figura del alma soberbia (Apoc. 18, 7).

Y otra vez, "El que se ensalza, será humillado" (Lc. 14, 11). Por esto, humíllate, para que no caigan sobre ti los castigos y maldiciones de Dios contra los soberbios. 

Considera qué cosa es la soberbia:  Es una buena opinión de sí mismo, o un deseo desordenado de gloria mundana. Ocho son las señales para conocer si uno es tocado por este vicio: 

1. Gloriarse de lo que tiene, como si no lo tuviese de Dios; o de lo que no tiene, o de cosas que merecen vituperio; y esto se llama arrogancia.

2. Desear ser visto por los hombres para ser alabado y alegrarse de agradarles, o de ser estimado por ellos; y esto es vanagloria. 

3. Alabarse a sí mismo, vendiéndose por aquello que no es, o engrandeciendo lo que es, y descubriendo sin necesidad aquello que debía callar; y esto es jactancia. 

4. Tener deseo desordenado de cargos y dignidades; y es ambición. 

5. Emprender cosas que exceden las propias fuerzas y su capacidad, y se llama presunción. 

6. Mostrar que se es aquello que no es, o hacer obras buenas en presencia de otros para ser estimado; y es hipocresía. 

7. Estar amartelado en su propio juicio, y preferir su parecer al ajeno, no queriendo ceder a ninguno que sea; y esto es obstinación. 

8. Finalmente, el desprecio de los otros, así iguales como superiores. 

Estas son las señales de la soberbia, y la principal entre todas, si siendo tan soberbio como eres ninguna de estas reconocieras en ti. 

Para desarraigar de tu alma este vicio, el primer medio es considerar que "la soberbia es madre de los demás vicios" (Ecclo. 10, 15), y por esto Dios la castigó tanto en Luzbel, en nuestros primeros padres, en el Faraón Nabucodonosor, Aman, Herodes y otros. 

Haz frecuentes actos de fe sobre esta verdad, que no tienes cosa alguna de ti mismo, más, que lo has recibido todo de Dios, el cual te pedirá estrechísima cuenta de ello.
Entérate bien de tus miserias, así de cuerpo como de alma; pasadas, presentes y venideras. En cuanto al cuerpo, has sido una asquerosísima materia, eres un saco lleno de inmundicia y de suciedad; y un día, serás reducido a corrupción, y a comida de gusanos vilísimos. En cuanto al alma, has sido, y aun quizá eres esclavo del demonio, y no sabes si te hallarás algún día en el número de los condenados; por tanto, debes tener escondido lo que te puede conciliar estimación en todas tus acciones, dirigir tu intención a sólo Dios, y últimamente, pensar a menudo en la humildad de nuestro Redentor: "Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón" (Mt. 11, 29). 

Oh cuán adelantado se hallaría tu espíritu, si aprendieses bien, de tu divino maestro Jesús, tan importante lección.



Fuente: "Manual de Piadosas Meditaciones", PP de la C. de la C. de la Misión de Barcelona, 1833

domingo, 20 de diciembre de 2015

Calendario Católico, Ayunos y Abstinencias y Particularidades para Argentina y España




Calendario Católico, 
Ayunos y Abstinencias y 
Particularidades para Argentina y España

Es una doctrina tradicional de la espiritualidad cristiana que el arrepentimiento, el alejarse del pecado y volverse a Dios, incluye alguna forma de penitencia, sin la cual al cristiano le es difícil permanecer en el camino angosto y ser salvado (Jer 18:11, 25:5; Ez 18:30, 33:11-15; Jl 2:12; Mt 3:2; Mt 4:17; He 2:38 ). Cristo mismo dijo a sus discípulos que ayunaran una vez que Él partiera (Lc. 5:35 ). La ley general de la penitencia, por lo tanto, es parte de la ley de Dios para el hombre.
La Iglesia ha especificado días obligatorios de ayuno y abstinencia de carne, para asegurarse que los católicos, de alguna manera realicen, penitencia como lo requiere la ley divina, y a la vez hacerles más fácil el cumplir con esta obligación.


El ayuno obliga a los que han cumplido 21 años; están dispensados, los que hacen trabajos pesados, los faltos de salud, los pobres que viven de limosna y los que han cumplido 60 años.
La ley de abstinencia, debe ser observada por todos, desde la edad de siete años. Los días de abstinencia, no se pueden comer ningún tipo de carnes (vaca, cerdo, aves), ni alimentos derivados de las mismas, por ejemplo, sopas, fiambres, etc.
No hay obligación de hacer ayuno y abstinencia si caen en días de fiestas de guardar, aún si es viernes (esto fuera del tiempo de cuaresma).



MODO DE AYUNAR

Los días de ayuno, está permitida solamente una comida completa, en la que se puede comer carne, siempre que no sea día de abstinencia de la misma. Están permitidas dos comidas más, que, juntas, sean menores que la comida principal. Entre las comidas, sólo pueden tomarse líquidos.
Por la mañana se puede tomar té o café con un poco de leche, o mate cuanto se desee, o chocolate hecho en agua, pan en pequeña cantidad que no exceda 62 gramos, más o menos, con manteca, a excepción de huevos.
En la cena, cualquier comida, excepto carne y caldo, en cantidad que no exceda 250 gramos.


DÍAS DE AYUNO Y ABSTINENCIA
EN LA REPÚBLICA ARGENTINA

En virtud de Indulto Pontificio son de obligación solamente:
·Días de abstinencia sola, sin ayuno: Todos los viernes de Cuaresma
·Días de ayuno y abstinencia: Miércoles de Ceniza, Viernes Santo, Vigilia de la Asunción de la Sma. Virgen y el 23 de diciembre.


DÍAS DE AYUNO Y ABSTINENCIA
EN ESPAÑA

En virtud del Decreto de la Sagrada Congregación del Concilio dado el día 28 de enero de 1949, combinado con el Privilegio de la Bula de la Santa Cruzada, la ley de ayunos y abstinencias en España, queda modificada de esta manera:
·Días de abstinencia sola, todos los viernes de Cuaresma.
·Días de ayuno y abstinencia, Miércoles de Ceniza, Viernes Santo, vigilias de la Inmaculada Concepción (antes lo era el día de la Asunción de la Virgen), y Natividad del Señor, que se anticipa al sábado de Témporas (sábado anterior al 25).



DÍAS DE AYUNO Y ABSTINENCIA
EN LA MAYORÍA DE LOS PAÍSES DEL MUNDO

·Días de abstinencia sola, todos los viernes del año.
·Días de ayuno y abstinencia, Miércoles de Ceniza, todos los viernes y sábados de Cuaresma, Viernes Santo, las Cuatro Témporas y las vigilias de de la Asunción de la Virgen, Pentecostés, Todos los Santos y Natividad del Señor.
·Días sólo de ayuno: los demás días de Cuaresma.



Fuentes: Blog Propaganda Católica, en concordancia unánime con lo publicado por la Conferencia Episcopal Argentina (Vigente aún por interregno Papal) a través de Misales, Devocionarios y Libros de Piedad. 

Para seguir el Calendario Católico Tradicional puede descargarlo en PDF de la página vaticanocatolico.com

martes, 8 de diciembre de 2015

Prensa Católica: ¡Cuidemos la Ortografía!



Prensa Católica: ¡Cuidemos la Ortografía!

"Los errores gramaticales y faltas de ortografía no cuentan a la hora de propagar las verdades católicas" parecen decir muchos, de los pocos católicos que quedan, a la hora de hacer buena prensa desde sus blogs, revistas o folletos.

¿¡No cuentan!?

Son justamente esas faltas la primera impresión que recibe todo lector. Esas rudimentarias herramientas del lenguaje son necesariamente las primeras notas intelectivas que se atienden para poder tomar, en serio, asuntos teologales y religiosos que suponen esmerado estudio y trabajo meticuloso. Cómo confiar en un ejercicio genuino de argumentación y raciocinio; si el idioma, la narrativa, la gramática y la ortografía resultan ofendidos o despreciados desde el inicio de nuestros discursos. Y no con esto se exige oratoria grandilocuente, erudición apabullante; y menos aún, un manierismo verbal en el que caen otros, en desmedro de lo simple e inteligible.

Pero como este es un aviso que debe recordarse en primer lugar en este blog; por el que también nos disculpamos por las faltas que denunciamos aquí; refrescaremos aquello que puede y debe denunciarse en los liberales cuando cometen estas faltas (por lo que es sumamente importante cuidarnos de no vernos expuestos a caer en ellas); según este extracto de "El Liberalismo es Pecado" de Sardá y Salvany:


"Quisieran ellos la caridad de que les alabásemos, admirásemos, apoyásemos, o de que por lo menos les dejásemos obrar, a sus anchas. Nosotros, al revés, no queremos hacerles sino la caridad de gritarles, reprenderles, excitarles por mil modos a salir de su mal camino. Cuando sueltan una mentira, o plantan una calumnia, o pillan los bienes ajenos, quisieran esos liberales que nosotros les cubriésemos esos y otros pecadillos veniales con el manto de la caridad. Nosotros, al contrario, les apostrofamos de ladrones, embusteros y calumniadores, ejerciendo con ellos la caridad más exquisita de todas, la de no adular ni engañar a aquellos a quienes queramos bien. Cuando se les escape algún disparate gramatical, de ortografía, de lenguaje, o simplemente de lógica, quisieran ellos que hiciésemos sobre eso la vista gorda, y lloran y gimotean cuando de eso les advertimos en público, quejándose de que faltamos a la caridad. Nosotros, al revés, hacemos con ellos la buena obra de obligarles como a palpar con sus propias manos una cosa que deben saber, y es que no son tan grandes maestros como se les figura, que no llegan más que a medianejos estudiantes; y así procuramos en lo que podemos, promover en Italia el cultivo de las bellas artes, y en el corazón de esos liberales el ejercicio de la humildad cristiana, de la cual se sabe tienen harta necesidad".

lunes, 7 de diciembre de 2015

No sólo NO es reprensible, sino que es aconsejable el llevar el Rosario al cuello

Venerable María de Jesús de Tomelín

No sólo NO es reprensible, 
sino que es aconsejable el llevar el Rosario al cuello


Las horrendas modas actuales que blasfeman contra la sagrada civilidad, gustosas de entremezclar insultantes lo más excelso con lo más burdo, lo más santo con lo más diabólico; nos han acostumbrado a soportar la estampa de más de un pervertido o degenerado, a costa de su fama o popularidad, usando el santísimo rosario como objeto decorativo, cual collar profano o peor aún, de alarde mitológico o supersticioso. Por esos vicios, del todo modernos y novedosos; jamás se le ocurriría a un devoto de la Santísima Virgen usar su cuello como mástil de una bandera enemiga. Pero si este mismo cristiano, conociera los tradicionales gestos católicos, las dulces y piadosas maneras cristianas, las más maternales gracias concedidas por llevar el rosario al cuello, como garantía de asegurarse el tenerlo consigo siempre; no dudaría en ser el primero en ofrecer su cuello en toda ocasión, animoso y victorioso, como un mártir francés ante la guillotina revolucionaria, por ser tal la esperanza en quien porta.

Anécdotas santísimas de cristianos piadosos que vivieron y murieron llevando siempre al cuello, junto a sus escapularios y medallas, el santísimo rosario, son copiosas y elocuentes.

Recopilamos sólo algunas, y aún de forma extractada, para que, no sólo quedando justificado el título de este artículo, cobre sentido verdadero su mensaje.

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"Fue Pablo a Meaco para dar cuenta de su persona, y no habiendo cargos contra él, se volvió a su tierra, donde, aunque la persecución andaba en su punto, el intrépido soldado del Santo Rosario mostraba la Fe grande que tenía con señales exteriores y públicas, y una de ellas, y no la menor, era el traer el Santo Rosario al cuello, de modo que todos le pudiesen ver qué es en Japón la mayor muestra de ser cristiano. Llegóse a él el Gobernador de aquel partido y afeándole lo que hacía le preguntó que cómo se atrevía a traer el Rosario al cuello, pues estaba prohibido el ser cristiano. Sonrióse el buen Pablo de oír la pregunta que se le hacía y respondió que por qué no había de traer el Rosario donde todos le viesen, pues, aun estando en la corte donde asisten los Gobernadores del imperio, lo había traído. No fue menester más causa para prenderle, porque sabiendo que era cristiano, estaba ya todo el proceso hecho, y así le mandaron poner en una cárcel hasta que se determinase lo que se había de hacer".

Ext. Cap. IX "DEL GLORIOSO MÁRTIR PABLO TAROBIOYE MAYORDOMO DEL SANTO ROSARIO MARTIRIZADO POR TRAER AL CUELLO EL ROSARIO DE NUESTRA SEÑORA Y DE OTROS DOS SANTOS MÁRTIRES PEDRO Y PABLO BAUTIZADOS POR PABLO TAROBIOYE EN LA CÁRCEL" del Libro "Triunfo del Rosario en el Japón", Francisco Carrero, 1862

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"Refiérese en las Letras anuas de la Compañía de Jesús de la provincia de México, que en aquella ciudad había un caballero mozo de muy mala vida, el cual por espacio de seis años no se confesó ni oyó misa ni rezó siquiera una sola Ave Maria, tanto, que viendo el demonio la mala vida de este hombre, formó quejas ante Cristo Señor nuestro, diciendo que cómo su Majestad, siendo tan justo, permitía viviese en el mundo hombre tan malo, y así, que le diese licencia para llevárselo en cuerpo y alma donde pagase sus enormes pecados; a lo cual respondió Cristo Señor nuestro que cómo podía castigar a quien traía el rosario al cuello y era devoto de su Madre. Pero que le daba licencia para que le tentase y probase si podía quitarle del cuello el rosario, y si lo conseguía, hiciese de él lo que quisiese. Con esta licencia, se fue el demonio muy contento, y tomando forma de un muy hermoso mancebo, se fue a buscar al caballero, al cual halló en la casa del juego, y preguntándole el demonio si quería jugar con él respondió que sí, que para eso estaba allí, y sentándose los dos, empezaron a jugar con mucho gusto. El demonio, para irle ganando la voluntad, se dejó perder, y muy contento el caballero, quedaron aplazados para jugar al día siguiente. Volvieron a jugar segunda y tercera vez, y en todas se dejó perder el demonio, por lo cual quedaron tan amigos que siempre iban juntos, y el caballero lo llevaba a su casa, y lo aposentó en su mismo cuarto en el cual vivieron con mucha paz y gusto cuatro años; pero jamás se quitó el rosario del cuello, por más que, continuamente, le estaba diciendo que para qué llevaba siempre el rosario, que bien podía quitárselo siquiera para dormir. Viendo el demonio que no podía salir con lo que deseaba, trató de tomar otro medio, y fue de luchar con él; y así le dijo un día si quería probar quién podía más y tenía más fuerzas; respondió el caballero que sí. Lucharon tres veces y en todas venció el caballero. Picáronse los dos y dispusieron de luchar otro día, y para esto, invitaron a algunos amigos para que fuesen testigos de quién podía más. Acudieron todos al lugar señalado, que fue en Capultepeque y empezando a luchar, cayó el demonio dos veces, y levantándose con gran furia le dijo que con el golpe que le había dado el rosario que llevaba al cuello le había lastimado, y por eso había caído; que para que echasen de ver que él podía más, que se quitase el rosario y verían quién vencía. Se rió el caballero de lo que dijo, que le había lastimado el rosario, y le respondió: "Todos los vestidos me quitaré, pero el rosario no quiero". Viendo el demonio cuán mal había probado, descubrió quién era, los intentos que traía, y la licencia que Dios le había dado de llevárselo en cuerpo y alma si le dejaba un punto, y dando horrendos bramidos desapareció, siendo todos testigos de tan espantoso suceso. Quedó el caballero como muerto y trató de vivir bien de allí adelante. Se redujo, y le dio a la Santísima Virgen las gracias, rezándole con toda devoción todas las noches su santo Rosario".

"Día 4 de Enero, Rasgo de Protección de la Santísima Virgen" del Libro "Año Virgineo cuyos días son finezas de la gran Reina del Cielo María Santísima", Esteban Dolz del Castelar, 1851

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"Entre todas las virtudes y singular caridad con los pobres, resplandeció en este V. Padre, Fray Juan Amat, un tiernísimo amor a María, cuyo rosario rezaba entero todos los días y llevaba siempre al cuello, exhortando en todos sus sermones, pláticas y confesiones al amor de esta sagrada devoción (...) Predicando la Cuaresma en las Borjas Blancas, distante tres leguas de Lérida, llegó a una casa al tiempo que unos clérigos conjuraban una doncella endemoniada, y viendo que los demonios se burlaban, comenzó él a conjurarla, y echando el rosario que llevaba en la mano al cuello de la mujer, comenzó ésta a dar horribles alaridos, diciendo que aquellos granos le quemaban y atormentaban mucho. Con esta diligencia quedó sosegada la afligida doncella, y tan sentidos los demonios, que la noche siguiente entrando en el aposento de Fray Juan, le atormentaron cruelmente, y con infernal fuerza, intentaron, aunque en vano, quitarle del cuello el rosario. Se pasó gran rato en esta lucha, de la que salió Fray Juan victorioso, invocando los dulces nombres de Jesús y de María del Rosario, de cuyo soberano imperio huyeron los enemigos. Fue, por la mañana, el Siervo de Dios a la iglesia, y hallando en la calle a la moza, comenzaron por su boca a burlarse los demonios, diciéndole "Si no fuera por esos granos que llevas al cuello, tú verías cómo nos vengamos de los tormentos que ayer nos diste". "Pues yo, -dijo Fray Juan- en virtud de ellos, os mando dejéis libre a esa triste doncella", y echándole al cuello el rosario, al mismo punto dejaron su tiránica posesión. Murió este Siervo de Dios el 27 de Agosto del año 1538".

"Cap XIV, Profecía de San Vicente, cumplida en los muchos Santos y Venerables del Real convento de Predicadores de Valencia", del Libro "Vida de San Vicente Ferrer", Fr. Francisco Vidal y Micó, 1857

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"Y a este paso están llenos los libros de la sabiduría, de conveniencias, utilidades y provechos que gozan los que tienen a María santísima. Mira, pues, si es sobrado motivo de pena y sentimiento el carecer de su persona y compañía; pues, teniéndola, tenemos todos esos y otros innumerables bienes, y perdiéndola, lo perdemos todo. Procura, pues, tenerla eternamente contigo, y para que nunca se te vaya, jamás alargues la cadena de su santísimo Rosario, que mientras tú la conservares firme y entera, no hayas miedo que se te vaya. Toma el consejo de la sabiduría que te dice: "Lígala para siempre en tu corazón, ponla a tu cuello, cuando fueres de camino llévala contigo, durmiendo ponla a tu lado, y despierto habla con ella; enlázala en tus dedos y te librará y guardará de la mala mujer y de los halagos engañosos de la extraña lengua. Puedes premeditar todas estas palabras y aplicarlas a esta sagrada cadena, que no pueden ser mas apropósito: enlazada en los dedos ponla al cuello, no la alargues caminando, durmiendo y velando: grábala en tu corazón de manera que el quitarla se te haga tan sensible como si te quitaran el corazón, así la conservarás en ti, y con ella, a María santísima"

"Misterio Segundo de la Visitación" del Libro "Arco Iris de Paz, Consideraciones sobre el Sto. Rosario", Fr Pedro de Santa María y Ulloa, 1821

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domingo, 4 de octubre de 2015

San Francisco de Asís: ¡Todos alabad a nuestro Dios!


Hoy, en la festividad de San Francisco de Asís, queremos honrar y alabar a Dios con su profundo y tradicional Cántico de las Criaturas. Un cántico que, en paralelo al Salmo 148 entre otros, reclama la alabanza de toda la Creación a Dios; y no a la inversa, donde la apostasía mundial HOY, somete lo más sagrado a postrarse ante la última criatura, digna no de ser adorada para nada; sino de también adorar con su propia existencia y darle honra y honor al único y verdadero Dios, Uno y Trino, que no puede engañarse ni engañarnos ni ahora ni en ningún tiempo. Ese Dios, el Dios de los católicos, es el Dios que merece la Alabanza de todo lo que Él sabiamente ha creado y puesto en este mundo:

CÁNTICO DE LAS CRIATURAS 
(SAN FRANCISCO DE ASÍS)


ALTÍSIMO, OMNIPOTENTE Y BUEN SEÑOR, a Ti loor y gloria, honor y toda bendición: a Ti solo, Altísimo, Te convienen, y ningún hombre es digno de nombrarte.

¡Alabado sea, mi Señor, en todas las creaturas tuyas, especialmente el señor hermano Sol, por quien nos das el día y nos alumbras, y es bello y radiante con grande esplendor: de Ti, Altísimo, es significación!

¡Alabado seas, mi Señor, por la hermana Luna y las Estrellas: en el cielo las formaste claras y preciosas y bellas! ¡Alabado seas, mi Señor, por el hermano Viento, por el Aire y la Nube, por el Cielo sereno y todo Tiempo: por ellos a tus creaturas das sustento!

Alabado seas, mi Señor, por la hermana Agua, la cual es muy útil y humilde, preciosa y casta!

¡Alabado seas, mi Señor, por el hermano Fuego: por él nos alumbras la noche, y es bello y alegre, vigoroso y fuerte!

¡Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre Tierra, que nos mantiene y sustenta, y produce los variados frutos con las flores coloridas y las hierbas!

¡Alabado seas, mi Señor, por quienes perdonan por tu amor, y soportan enfermedad, tribulación: bienaventurados quienes las soporten en paz, porque de Ti, Altísimo, coronados serán

¡Alabado seas, mi Señor, por nuestra hermana la Muerte corporal de quien ningún hombre viviente puede escapar! ¡Ay de aquéllos que mueran en pecado mortal! ¡Bienaventurados los que encuentre cumpliendo tu muy santa voluntad: pues la muerte segunda no les podrá hacer mal!

¡Alabad y bendecid a mi Señor y gracias dad, y servidle con grande humildad!

martes, 19 de mayo de 2015

Novena de Pentecostés



NOVENA DE PENTECOSTÉS


(Repítase con Fe durante nueve días las siguientes oraciones)


Espíritu de Sabiduría que, a semejanza del fuego, destruís en los corazones de los hombres toda la escoria de las terrenas afecciones, como destruiste en los corazones de los Apóstoles sus antiguas imperfecciones, dignaos destruir en los nuestros los afectos menos santos que predominan, a fin de que en adelante no tengamos otro deseo que el de ser cada vez más fervorosos en vuestro santo servicio.GLORIA.

Espíritu de Inteligencia que iluminas las mentes más cerradas, para llenarlas de celestes conocimientos, disipad por piedad todas las tinieblas en las que nos encontramos sumidos, haciéndonos conocer, con claridad, todas las cosas, especialmente la sublimidad y excelencia de los divinos misterios; concedednos la gracia de alejar toda duda contra la Fe y de estar siempre dispuestos a defenderla y glorificarla. GLORIA.

Espíritu de Consejo, de quien sólo podemos obtener las luces indispensables para librarnos de toda perplejidad y aplicarnos al trabajo más útil y seguro. Sed Vos el director de nuestra alma, a fin de que en nuestras determinaciones no tengamos otra mira que el cumplimiento perfecto de vuestra soberana voluntad, a la cual nos unimos desde ahora para no separarnos más.GLORIA.

Espíritu de Fortaleza por el cual sólo se triunfa de las pompas del mundo, de los halagos de la carne y de las sugestiones del demonio, como fortaleciste a todos los mártires del Cristianismo ante los más crueles suplicios, concedednos a todos nosotros la gracia de alcanzar siempre la victoria completa contra nuestros enemigos, despreciando continuamente los respetos humanos para no gloriarnos más que de Nuestro Señor Crucificado.GLORIA.

Espíritu de Ciencia, por la cual sólo se conoce la vanidad de los humanos conocimientos, alumbrad nuestra mente de aquella ciencia toda Divina que se llama Ciencia de los Santos, a fin de que conozcamos nuestros pecados para detestarlos, nuestros defectos para corregirlos, las vanidades de la tierra para despreciarlas y las grandezas del Cielo para desearlas continuamente. GLORIA.

Espíritu de Piedad solamente por el cual de todos los fieles se forma un solo corazón y un alma sola, siendo una delicia común los ejercicios de devoción cristiana y de cristiana misericordia, concedednos a todos nosotros la gracia de amar siempre de todo corazón a nuestros hermanos y de conservarnos siempre solícitos a practicar todos aquellos ejercicios de piedad que caracterizan al hombre muerto al mundo y vivo solamente para Dios. GLORIA.

Espíritu de Santo temor de Dios, por el cual no solamente se teme sobre esta tierra otro desprecio que el de Dios, por lo tanto no se estima otro bien que su gracia, ni se huye otro mal que el pecado, no permitáis jamás que por cualquier temor humano abandonemos el camino de la santidad: antes bien, volvednos tan valientes de mantenernos constantemente firmes contra todos los furores del mundo y trabajar cada vez más fervorosamente por nuestra eterna salvación. GLORIA. 


ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

(para la novena y solemnidad de Pentecostés)

Venid, oh divino Espíritu, consolador de las almas afligidas, alegría de los corazones y alivio en las tribulaciones. Venid, oh Santificador de los pecadores, maestro de los hombres, Padre de los huérfanos, fortaleza de los débiles y refugio de los pobres.
Penetrad en lo íntimo de mi espíritu con el vigor de vuestra gracia.
Sostened mi flaqueza con vuestro potente brazo. Inflamad con vuestro santísimo fuego mi tibieza.
Herid mi corazón con un dardo de vuestra suavísima caridad.
Hacedme gustar una gota de vuestras celestes dulzuras, a fin de que en adelante aborrezca todo placer sensual y pueda solamente gozar de los deleites del Espíritu. Así sea. GLORIA.

lunes, 18 de mayo de 2015

La Iglesia Visible en épocas de Apostasía Casi Total



"Los católicos que se mantienen fieles a la 
Tradición, incluso si sólo son un puñado,
constituyen la VERDADERA IGLESIA"

(San Atanasio)

domingo, 5 de abril de 2015

martes, 31 de marzo de 2015

"Entonces si alguno os dijere: Mirad, el Cristo está aquí o allí, no lo creáis"


"Aparición" en Putumayo, Colombia; del 23 de marzo 2015; y que llenó los diarios con la Noticia y los bolsillos de los lugareños por los turistas; mas no llenó ningún corazón con verdadera conversión, arrepentimiento o penitencia



"Entonces si alguno os dijere: 
Mirad, el Cristo está aquí o allí, 
no lo creáis"


"Entonces si alguno os dijere: Mirad, el Cristo está aquí o allí, no lo creáis. Porque se levantarán falsos cristos y falsos profetas, y darán grandes señales y prodigios, de modo que (si puede ser) caigan en error aun los escogidos. Ved que os lo he dicho de antemano. Por lo cual si os dijeren: He aquí que está en el desierto, no salgáis; mirad que está en lo más retirado de la casa, no lo creáis. Porque como el relámpago sale del Oriente, y se deja ver hasta el Occidente, así será también la venida del Hijo del hombre. Donde quiera que estuviese el cuerpo, allí se juntarán también las águilas". (Mateo 24, 23-28)



Catena Aurea Santo Tomás de Aquino:

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 76, 2
Habiendo concluido de hablar el Salvador de lo que había de suceder a Jerusalén, se ocupa de lo que había de preceder a su venida, e indica las señales, no sólo para utilidad de ellos, sino también para nosotros y para los que habrán de venir después; por esto dice: "Entonces si alguno os dijere", etc. Porque así como al decir antes el Evangelista: "En aquellos días vino Juan Bautista" ( Mt 3,1), no designó el tiempo que había de venir a continuación (porque había treinta años de por medio), así ahora cuando dice "entonces" da a conocer todo el tiempo que había de mediar, y que abarcaría desde la destrucción de Jerusalén hasta los principios de la destrucción del mundo. Mas dándoles las señales de su segunda venida, les advierte cuál será el lugar y quiénes los seductores; porque no sucederá entonces lo que en su primera venida, que apareció en Belén, y en un pequeño ángulo de la tierra, ignorándolo todos al principio, sino que vendrá de una manera visible, sin necesidad de que nadie anuncie su venida, por lo que dice: "Y si alguno dijere: aquí o allí está el Cristo, no lo creáis".

San Jerónimo
En lo que da a conocer que su segunda venida no se conocerá por la humildad (como la primera), sino por la gloria que la acompañará. Es muy necio, por lo tanto, buscar entonces en un lugar humilde o escondido, al que es la luz que alumbra a todo el mundo.

San Hilario, in Matthaeum, 25
Y sin embargo, como habrá gran conmoción entre los hombres y los falsos profetas, como para indicar el poder que es propio de Jesucristo, fingirán que el Cristo está y se encuentra en muchas partes, para llevar engañados y abatidos a muchos al servicio del Anticristo. Por lo tanto, añade: "Se levantarán falsos cristos y falsos profetas".

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom.76, 2
Aquí se habla del Anticristo y de algunos de sus ministros, a quienes llama falsos cristos y falsos profetas, los cuales fueron muchos en tiempo de los apóstoles. Pero los que habrá antes de la segunda venida de Jesucristo serán mucho más funestos que los primeros. Por esto añade: "Y darán grandes señales y prodigios".

San Agustín, de diversis quaestionibus octoginta tribus liber, 77
El Señor nos advierte aquí, para nuestra inteligencia, que los hombres malvados pueden hacer ciertos milagros que no pueden hacer los buenos. Mas no por ello han de ser considerados como en lugar preferido por Dios, pues los magos de Egipto no eran más aceptos a Dios que el pueblo de Israel, porque este pueblo no podía hacer lo que aquéllos hacían, aunque Moisés pudo obrar cosas mayores por virtud divina. No se encomiendan a todos los buenos estas cosas maravillosas, para que no sean engañados los débiles con el perjudicial error de creer que en tales hechos hay mayores dones que en las obras de justicia, por las que se consigue la vida eterna. Pues cuando los magos obran cosas que algunas veces no pueden obrarlas los buenos, lo hacen con diverso poder. Aquéllos lo hacen buscando su gloria; éstos buscando la gloria de Dios. Aquéllos lo hacen con potestad concedida según su orden, para algún negocio o beneficio, como privados; éstos lo hacen públicamente y por mandato de aquél a quien están sujetas todas las criaturas. Pues de distinto modo da el posesor su caballo al soldado cuando es obligado, y de distinto modo lo entrega al comprador o a aquél a quien lo regala o lo presta. Y de la misma manera que la mayor parte de los soldados, a los cuales condena la disciplina imperial, amedrentan a algunos posesores simulando órdenes de su emperador, y les arrebatan violentamente lo que no está mandado por autoridad pública; así algunas veces los malos cristianos, ora cismáticos, ora herejes, por el nombre de Jesucristo, o por las palabras, o por los sacramentos cristianos, exigen algo de las potestades. Mas cuando obedecen a las órdenes de los malos, obedecen para seducir a los hombres, en cuyo error se alegran. Por lo cual, de una manera obran los milagros los magos, de otra los buenos cristianos y de otra los malos cristianos. Los magos por contratos ocultos, los buenos cristianos por la pública justicia; los malos cristianos por la simulación de la justicia pública. Y aun esto no debe causarnos admiración, porque todas las cosas que se hacen visiblemente, aun por las potestades inferiores de los aires, no es absurdo creer que pueden hacerse.

San Agustín, de Trinitate 3, 8
No se ha de creer que esta materia de las cosas visibles está al arbitrio de los ángeles rebeldes, sino sólo al de Dios, por quien se da a aquéllos la potestad. Ni tampoco han de ser llamados creadores aquellos ángeles malos, sino que por su sutileza conocieron los semilleros de estas cosas más ocultas a nosotros, que esparcen secretamente por medio de combinaciones congruentes a las estaciones, y de este modo tienen ocasión de producir las cosas y de acelerar los incrementos. Porque muchos hombres conocen de qué hierbas o carnes, o jugos o humores, aunque estén sepultados o confundidos, provienen las cosas que suelen suceder en los animales. Pero esto se hace tanto más difícil a los hombres, cuanto más abandonan las sutilezas de los sentidos y la actividad de los cuerpos, cambiándolas en pesadez y negligencia de los miembros.

San Gregorio Magno, Moralia, 15, 30
Cuando el Anticristo haya obrado prodigios admirables a la vista de los hombres carnales, los arrastrará en pos de sí. Porque los que se deleitan en los bienes presentes, se sujetarán sin resistencia alguna a la potestad de aquél. Por lo que continúa: "De modo que, si puede ser, aun los escogidos caigan en error".

Orígenes, in Matthaeum, 25
Elevada es la locución que dice: "Si es posible". No pronunció ni dijo, que aun los escogidos caigan en error, sino que quiere demostrar que los razonamientos de los herejes son frecuentemente muy persuasivos, y poderosos para conmover aun a los que obran con sabiduría.

San Gregorio Magno, Moralia 33, 36
O porque el corazón de los escogidos es agitado por pensamientos de consternación aun cuando su constancia no se altere. El Señor comprendió ambas cosas en una sola sentencia. Vacilar en el pensamiento, es ya lo mismo que errar. Y añade: "si puede ser", porque no puede ser que los escogidos caigan en error.

Rábano
O no dice esto, porque la elección divina quede frustrada, sino porque los que según el juicio humano parecían escogidos, caerán en el error.

San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 35
Mas los dardos que se ven de antemano hieren menos, y por esto añade: "De antemano os lo dije", pues nuestro Señor denuncia los males precursores de la destrucción del mundo, para que, siendo sabidos de antemano, perturben menos cuando lleguen. Por lo cual concluye: "Luego si os dijeren: He aquí que está en el desierto, etc."

San Hilario, in Matthaeum, 25
Porque los falsos profetas (de los cuales había hablado antes), ora dirán que el Cristo está en los desiertos, para corromper a los hombres en el error, ora afirmarán que está en los lugares más recónditos de la casa, para aprisionarlos bajo el poder del Anticristo dominante. Mas el Señor declara que ni se ha de ocultar en lugar alguno, ni que ha de ser visto por algunos en particular, sino que declara terminantemente que ha de venir estando presente en todas partes y a vista de todos. Por esto sigue diciendo: Así como el relámpago sale del Oriente y se deja ver hasta el Occidente, así, etc.

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom.76, 3
Así como anteriormente predijo de qué manera ha de venir el Anticristo, así también por este pasaje manifiesta cómo ha de venir El. Así como el relámpago no necesita de anunciador o de pregonero, sino que se manifiesta en cualquier instante a todo el orbe, aun a aquéllos que están descansando en sus lechos, así también la venida de Jesucristo se manifestará a un mismo tiempo en todas partes por el brillo de su gloria. A continuación indica otra señal de su venida, cuando añade: "Donde quiera esté el cuerpo se congregarán las águilas, etc.," designando por las águilas a la multitud de ángeles, mártires y de todos los santos.

San Jerónimo
Por el ejemplo natural que vemos diariamente, somos instruidos en el sacramento de Cristo. Porque se dice que las águilas y los buitres, aun cuando estén al otro lado del mar, perciben el olor de los cadáveres y se congregan para comerlos. Si, pues, las aves que carecen de razón, por instinto natural (aun estando tan alejadas) perciben en qué lugar hay un pequeño cadáver, ¿con cuánta mayor razón la multitud de creyentes debe apresurarse a llegar a Jesucristo cuyo esplendor sale del Oriente y se deja ver hasta el Occidente? Mas por el cuerpo (esto es, swma ; o ptwma, lo cual en latín con más claridad se llama cadáver, por lo mismo que la muerte le hace caer), podemos entender la pasión de Jesucristo.

San Hilario
Para que no estuviésemos ignorantes siquiera del lugar a donde ha de venir, dice: "Donde quiera que se encuentre el cuerpo, allí se congregarán las águilas". Llamó águilas a los escogidos, a motivo del vuelo de su cuerpo espiritual, cuya reunión demuestra que ha de acontecer en el lugar de su pasión, cuando se congreguen los ángeles. Y con razón se ha de esperar la venida del esplendor, en el mismo lugar donde nos abrió la gloria de la eternidad por la pasión de su cuerpo abatido.

Orígenes, in Matthaeum, 30
Y téngase presente que no dijo: Donde quiera estuviere el cuerpo allí se congregarán los buitres o los cuervos, sino las águilas 1, queriendo demostrar que son como nobles y de estirpe regia, los que creyeron en la pasión del Señor.

San Jerónimo
Son llamados águilas, aquéllos cuya juventud se renueva, como la del águila ( Sal 102), y los que toman plumas, para llegar a la pasión de Cristo.

San Gregorio, Moralia 14, 31
Donde quiera estuviere el cuerpo se congregarán las águilas, puede entenderse también como diciendo: Porque presido, encarnado, a la corte celestial, cuando separare las almas de los escogidos con sus cuerpos, las elevaré a las regiones celestiales.

San Jerónimo
O de otro modo, lo que aquí se dice, puede entenderse de los falsos profetas, pues hubo muchos príncipes en tiempo de la conquista del pueblo judío que a sí mismos se daban el nombre de cristos. Tanto era así, que, cuando estaban sitiados por los romanos, estaban al mismo tiempo divididos en tres bandos. Pero como queda ya dicho anteriormente, mejor aplicado está a la consumación del mundo. Puede entenderse también, en tercer lugar, de la guerra de los herejes contra la Iglesia, y de esos Anticristos que, apoyándose en la opinión de una ciencia falsa, pelean contra Jesucristo.

Orígenes, in Matthaeum, 30
Hablando en general, uno solo es el Anticristo, mas sus variedades son muchas, como cuando decimos: una mentira en nada se diferencia de otra mentira. A la manera que los profetas santos fueron verdaderos cristos, debemos entender también que cada uno de los falsos cristos tiene muchos falsos profetas, los cuales publican como verdaderos los sermones falsos de algún Anticristo. Por consiguiente, cuando alguno diga: Ved aquí al Cristo, vedle allí, no se ha de mirar fuera de las Escrituras, porque de la Ley, de los profetas y de los apóstoles sacan los testimonios que parecen defender la mentira. O al decir: Mirad aquí al Cristo, miradle allí, demuestra, no al Cristo sino a alguno que finge su nombre, como aconteció, por ejemplo, con la doctrina de Marción, con la de Valentino y con la de Basilides.

San Jerónimo
Por tanto, si alguno afirmare que el Cristo mora en el desierto de los gentiles y filósofos, o en lo más recóndito de los antros de los herejes que prometen los misterios de Dios, no lo creáis, porque la fe católica brilla en todas las iglesias, desde el Oriente hasta el Occidente.

San Agustín, quaestiones evangeliorum. 1, 38
Bajo el nombre de Oriente y Occidente, quiso significar todo el mundo por el cual se había de extender la Iglesia. Y según el sentido en que dijo: "De aquí a poco veréis al Hijo del hombre venir en las nubes" ( Mt 26,64.); oportunamente hace ahora mención del relámpago, que suele resplandecer especialmente en las nubes. Constituida, pues, la autoridad de la Iglesia en toda la redondez de la tierra de una manera brillante y manifiesta, previene oportunamente a sus discípulos y a todos los fieles que no den crédito a los cismáticos y a los herejes. Porque cada cisma y cada herejía tiene su lugar en la redondez de la tierra, dominando en alguna parte, o engañando la curiosidad de los hombres en conciliábulos tenebrosos y ocultos. A esto se refiere cuando que dice: Si alguno os dijere: Mirad el Cristo está aquí o allí (lo cual indica las partes de la tierra o de las provincias), o en lo más retirado de la casa, o en el desierto; lo cual significa los conciliábulos secretos y oscuros de los herejes.

San Jerónimo
O por esto que dice: En el desierto y en lo más retirado de las casas, se da a conocer que los falsos profetas, en el tiempo de la persecución y de las angustias, siempre hallarán ocasión de engañar.

Orígenes, in Matthaeum, 29
O que cuando sacan a luz las Escrituras secretas y no divulgadas, en confirmación de su mentira, parecen decir: He aquí que la palabra de verdad está en el desierto. Mas cuantas veces mencionan las Escrituras canónicas a las cuales presta fe todo cristiano, parecen decir: He aquí que la palabra de verdad está en las casas. Pero nosotros no debemos abandonar la primitiva tradición eclesiástica. Quizá también, queriendo dar a conocer los razonamientos que no se hallan en las Escrituras, dijo: Si os dijeren: He aquí que está en la soledad, no queráis alejaros de la regla de fe. Mas queriendo dar a conocer a aquéllos que simulan las Escrituras divinas, dijo: Si os dijeren: He aquí que está en lo más recóndito de las casas, no lo creáis. Porque la verdad es semejante al relámpago que sale del Oriente y se deja ver hasta el Occidente. O dice esto porque la luz de la verdad es defendida en todos los lugares de la Escritura. Sale, pues, el relámpago de la verdad desde el Oriente, es decir, desde el nacimiento de Cristo, y se deja ver hasta su pasión en la cual tuvo lugar su muerte. O desde el primer principio de la creación del mundo hasta la novísima Escritura de los apóstoles. O también, el Oriente es la ley y el Occidente el fin de la ley y de la profecía de San Juan. Unicamente la Iglesia no quita la palabra ni el sentido de este relámpago, ni añade, a manera de profecía, ninguna otra cosa. O dice esto, porque no debemos prestar atención a aquéllos que dicen: mirad aquí al Cristo. Pues no lo dan a conocer en la Iglesia, a toda la cual ha llegado el Hijo del hombre, como El mismo lo dice: "Mirad que yo estoy con vosotros todos los días hasta la consumación de los siglos" ( Mt 28,20).

San Jerónimo
Somos invitados a tomar parte en la pasión de Jesucristo, para que nos congreguemos en donde quiera que se lea en las Escrituras, a fin de que por ella podamos llegar al Verbo de Dios.

Francisco evidentemente NO es Papa: NO CREE EN EL DIOS CATÓLICO


Francisco evidentemente NO es Papa: 
NO CREE EN EL DIOS CATÓLICO


Estas son algunas de las blasfemas, mentirosas y heréticas frases del Anticristo que usurpa la Sede Vacante de Pedro:

"Yo creo en Dios, pero no en un Dios católico. No existe un Dios católico".

“Cuando me encuentro frente a un clerical, me dan ganas de hacerme anticlerical”

“El proselitismo es una gran estupidez. No tiene sentido, lo que hay que hacer es conocerse y escucharse”

“Le he dicho que la Iglesia no se ocupa de política”

“La Iglesia no irá más allá de la difusión de sus valores. Por lo menos no lo hará mientras yo esté aquí”

“(La Iglesia) No lo ha sido casi nunca (como ahora). Con mucha frecuencia la Iglesia, como institución ha estado dominada por la temporalidad y muchos de sus miembros y altos exponentes católicos aún hoy piensan así”


Fuente Pública: http://internacional.elpais.com/internacional/2013/10/01/actualidad/1380654645_079306.html


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Papa Paulo IV, de la bula Cum ex Apostolatus Officio, 15 de febrero de 1559:

“1… dado que donde surge un peligro mayor, allí más decidida debe ser la providencia para impedir que falsos profetas y otros personajes que detentan jurisdicciones seculares no tiendan lamentables lazos a las almas simples y arrastren consigo hasta la perdición innumerables pueblos confiados a su cuidado y a su gobierno en las cosas espirituales o en las temporales; y para que no acontezca algún día que veamos en el lugar Santo la abominación de la desolación, predicha por el profeta Daniel; con la ayuda de Dios para Nuestro empeño pastoral, no sea que parezcamos perros mudos, ni mercenarios, o dañados los malos vinicultores, anhelamos capturar las zorras que tientan desolar la viña del Señor y rechazar los lobos lejos del rebaño…
6. Agregamos, [por esta Nuestra Constitución, que debe seguir siendo válida en perpetuidad, Nos promulgamos, determinamos, decretamos y definimos:] que si en algún tiempo aconteciese que un obispo, incluso en función de arzobispo, o de patriarca, o primado; o un cardenal, incluso en función de legado, o electo Pontífice Romano que antes de su promoción al cardenalato o asunción al pontificado, se hubiese desviado de la fe católica, o hubiese caído en herejía:
(i) o la hubiese suscitado o cometido, la promoción o la asunción, incluso si ésta hubiera ocurrido con el acuerdo unánime de todos los cardenales, es nula, inválida y sin ningún efecto (...)




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lunes, 30 de marzo de 2015

40 Principios Generales sobre Urbanidad y Buenas Maneras


40 Principios Generales sobre 
Urbanidad y Buenas Maneras

1 — Llámase urbanidad al conjunto de reglas que tenemos que observar para comunicar dignidad, decoro y elegancia a nuestras acciones y palabras, y para manifestar a los demás la benevolencia, atención y respeto que les son debidos. 

2 — La urbanidad es una emanación de los deberes morales, y como tal, sus prescripciones tienden todas a la conservación del orden y de la buena armonía que deben reinar entre los hombres, y a estrechar los lazos que los unen, por medio de impresiones agradables que produzcan los unos sobre los otros. 

3 — Las reglas de la urbanidad no se encuentran ni pueden encontrarse en los códigos de las naciones; y sin embargo, no podría conservarse ninguna sociedad en que estas reglas fuesen absolutamente desconocidas. Ellas nos enseñan a ser metódicos y exactos en el cumplimiento de nuestros deberes sociales; y a dirigir nuestra conducta de manera que a nadie causemos mortificación o disgusto; a tolerar los caprichos y debilidades de los hombres; a ser atentos, afables y complacientes, sacrificando, cada vez que sea necesario y posible, nuestros gustos y comodidades a los ajenos gustos y comodidades; a tener limpieza y compostura en nuestras personas, para fomentar nuestra propia estimación y merecer la de los demás; y a adquirir, en suma, aquel tacto fino y delicado que nos hace capaces de apreciar en sociedad todas las circunstancias y proceder con arreglo a lo que cada una exige. 

4 — Es claro, pues, que sin la observancia de estas reglas, más o menos perfectas, según el grado de civilización de cada país, los hombres no podrían inspirarse ninguna especie de amor ni estimación; no habría medio de cultivar la sociabilidad, que es el principio de la conservación y progreso de los pueblos; y la existencia de toda sociedad bien ordenada vendría por consiguiente a ser de todo punto imposible. 

5 — Por medio de un atento estudio de las reglas de la urbanidad, y por el contacto con las personas cultas y bien educadas, llegamos a adquirir lo que especialmente se llama buenas maneras o buenos modales, lo cual no es otra cosa que la decencia, moderación y oportunidad en nuestras acciones y palabras, y aquella delicadeza y gallardía que aparecen en todos nuestros movimientos exteriores, revelando la suavidad de las costumbres y la cultura del entendimiento. 

6 — La etiqueta es una parte esencialísima de la urbanidad. Se da este nombre al ceremonial de los usos, estilos y costumbres que se observan en las reuniones de carácter elevado y serio, y en aquellos actos cuya solemnidad excluye absolutamente todos los grados de la familiaridad y la confianza. 

7 — Por extensión se considera igualmente la etiqueta, como el conjunto de cumplidos y ceremonias que debemos emplear con todas las personas, en todas las situaciones de la vida. Esta especie de etiqueta comunica al trato en general, aun en medio de la más íntima confianza, cierto grado de circunspección que no excluye la pasión del alma ni los actos más afectuosos del corazón, pero que tampoco admite aquella familiaridad sin reserva y sin freno que relaja los resortes de la estimación y del respeto, base indispensable de todas las relaciones sociales. 

8— De lo dicho se deduce que las reglas generales de la etiqueta deben observarse en todas las cuatro secciones en que están divididas nuestras relaciones sociales, a saber: la familia o el círculo doméstico; las personas extrañas de confianza; las personas con quienes tenemos poca confianza; y aquellas con quienes no tenemos ninguna. 

9 — Sólo la etiqueta propiamente dicha admite la elevada gravedad en acciones y palabras, bien que siempre acompañada de la gracia y gentileza que son en todos casos el esmalte de la educación. En cuanto a las ceremonias (...), la naturalidad y la sencillez van mezclándose gradualmente en nuestros actos, hasta llegar a la plenitud del dominio que deben ejercer en el seno de nuestra propia familia. 

10 — Si bien la mal entendida confianza destruye como ya hemos dicho, la estimación y el respeto que deben presidir todas nuestras relaciones sociales, la falta de una discreta naturalidad puede convertir las ceremonias de la etiqueta, eminentemente conservadoras de estas relaciones, en una ridícula afectación que a su vez destruye la misma armonía que están llamadas a conservar. 

11 — Nada hay más repugnante que la exageración de la etiqueta, cuando debemos entregarnos a la más cordial efusión de nuestros sentimientos; y como por otra parte esta exageración viene a ser, según ya lo veremos, una regla de conducta para los casos en que nos importa cortar una relación, claro es que no podemos acostumbrarnos a ella sin alejar también de nosotros a las personas que tienen derecho a nuestra amistad. 

12 — Pero es tal el atractivo de la cortesía, y son tantas las conveniencias que de ella resultan a la sociedad, que nos sentimos siempre más dispuestos a tolerar la fatigante conducta del hombre excesivamente ceremonioso, que los desmanes del hombre incivil, y las indiscreciones y desacierto por ignorancia nos fastidia a cada paso con actos de extemporánea y ridícula familiaridad.

13 — Grande debe ser nuestro cuidado en limitarnos a usar, en cada uno de los grados de la amistad, de la suma de confianza que racionalmente admite. Con excepción del círculo de la familia en que nacimos y nos hemos formado, todas nuestras relaciones deben comenzar bajo la atmósfera de la más severa etiqueta; y para que ésta pueda llegar a convertirse en familiaridad, se necesita el transcurso del tiempo, y la conformidad de caracteres, cualidades e inclinaciones. Todo exceso de confianza es abusivo y propio de almas vulgares, y nada contribuye más eficazmente a relajar y aun a romper los lazos de la amistad, por más que ésta haya nacido y pudiera consolidarse. bajo los auspicios de una fuerte y recíproca simpatía. 

14 — Las leyes de la urbanidad, en cuanto se refieren a la dignidad y decoro personal y a las atenciones que debemos tributar a los demás, rigen en todos los tiempos y en todos los países civilizados de la tierra. Mas aquellas que forman el ceremonial de la etiqueta propiamente dicha, ofrecen gran variedad, según lo que está admitido en cada pueblo para comunicar gravedad y tono a los diversos actos de la vida social. Las primeras, como emanadas directamente de los principios morales, tienen un carácter fundamental e inmutable; las últimas no alteran en nada el deber que tenemos de ser bondadosos y complacientes, y pueden por lo tanto estar, como están en efecto, sujetas a la índole, a las inclinaciones y aun a los caprichos de cada pueblo. 

15 — Sin embargo, la proporción que en los actos de pura etiqueta puede reconocerse a un principio de afecto o benevolencia, y que de ellos resulta a la persona con quien se ejercen alguna comodidad o placer, o el ahorro de una molestia cualquiera, estos actos son más universales y admiten menos variedad. 

16 — La multitud de cumplidos que hacemos a cada paso, aun a las personas de nuestra más íntima confianza, con los cuales no les proporcionamos ninguna ventaja de importancia, y de cuya omisión no se les seguiría ninguna incomodidad notable, son otras tantas ceremonias de la etiqueta, usadas entre las personas cultas y civilizadas de todos los países. 

17 — Es una regla importante de urbanidad el someternos estrictamente a los usos de etiqueta que encontremos establecidos en los diferentes pueblos que visitemos, y aun en los diferentes círculos de un mismo pueblo donde se observen prácticas que le sean peculiares. 

18 — El imperio de la moda, a que debemos someternos en cuanto no se aparte de la moral y de las buenas costumbres, influye también en los usos y ceremonias pertenecientes a la etiqueta propiamente dicha, haciendo variar a veces en un mismo país la manera de proceder en ciertos actos y situaciones sociales. Debemos por tanto, adaptar en este punto nuestra conducta a lo que sucesivamente se fuere admitiendo en la sociedad en que vivimos, de la misma manera que tenemos que adaptarnos a lo que hallemos establecido en los diversos países en que nos encontremos. 

19 — Siempre que en sociedad ignoremos la manera de proceder en casos dados, sigamos el ejemplo de las personas más cultas que en ella se encuentren; y cuando esto no nos sea posible, por falta de oportunidad o por cualquier otro inconveniente, decidámonos por la conducta más seria y circunspecta; procurando al mismo tiempo, ya que no hemos de obrar con seguridad del acierto, llamar lo menos posible la atención de los demás. 

20 — Las circunstancias generales de lugar y de tiempo; la índole y el objeto de las diversas reuniones sociales; la edad, el sexo, el estado y el carácter público de las personas; y por último, el respeto que nos debemos a nosotros mismos, exigen de nosotros muchos miramientos si al obrar no proporcionamos a los demás ningún bien, ni les evitamos ninguna mortificación. 

21 — Estos miramientos, aunque no están precisamente fundados en la benevolencia, sí lo están en la misma naturaleza, la cual nos hace siempre ver con repugnancia lo que no es bello, lo que no es agradable, lo que es ajeno a las circunstancias, y en suma, lo que en alguna manera se aparta de la propiedad y el decoro; y por cuanto los hombres están tácitamente convenidos en guardarlos, nosotros los llamaremos convencionalismos sociales. 

22 — Es muy importante que cada individuo sepa tomar en sociedad el sitio que le corresponda por su edad, investidura, sexo, etc., etc. Se evitarían muchas situaciones ridículas si los jóvenes fueran jóvenes sin afectación y los viejos mantuvieran en sus actos cierta prudente dignidad que es siempre motivo de respeto y no de burla. 

23 — A poco que se medite, se comprenderá que los convencionalismos sociales que nos enseñan a armonizar con las prácticas y modas reinantes, y a hacer que nuestra conducta sea siempre la más propia de las circunstancias que nos rodean, son muchas veces el fundamento de los deberes de la misma civilidad y de la etiqueta. 

24 — El hábito de respetar los convencionalismos sociales contribuye también a formar en nosotros el tacto social, el cual consiste en aquella delicada mesura que empleamos en todas nuestras acciones y palabras, para evitar hasta las más leves faltas de dignidad y decoro, complacer siempre a todos y no desagradar jamás a nadie. 

25 — Las atenciones y miramientos que debemos a los demás no pueden usarse de una manera igual con todas las personas indistintamente. La urbanidad estima en mucho las categorías establecidas por la naturaleza, la sociedad y el mismo Dios: así es que obliga a dar preferencia a unas personas sobre otras, según es su edad, el predicamento de que gozan, el rango que ocupan, la autoridad que ejercen y el carácter de que están investidas. 

26 — Según esto, los padres y los hijos, los obispos y los demás sacerdotes, los magistrados y los particulares, los ancianos y los jóvenes, las señoras y las señoritas, la mujer y el hombre, el jefe y el subalterno, y en general, todas las personas entre las cuales existen desigualdades legítimas y racionales, exigen de nosotros actos diversos de civilidad y etiqueta (...), basados todos en dictados de la justicia y de la sana razón, y en las prácticas que rigen entre gentes cultas y bien educadas.

27 — Hay ciertas personas para con las cuales nuestras atenciones deben ser más exquisitas que para con el resto de la sociedad, y son los hombres virtuosos que han caído en desgracia. Su triste suerte reclama de nosotros no sólo el ejercicio de la beneficencia, sino un constante cuidado en complacerlos, y en manifestarles, con actos bien marcados de civilidad, que sus virtudes suplen en ellos las deficiencias de la fortuna, y que no los creemos por lo tanto indignos de nuestra consideración y nuestro respeto. 

28 — Pero cuidemos de que una afectada exageración en las formas no vaya a producir un efecto contrario al que realmente nos proponemos. El hombre que ha gozado de una buena posición social se hace más impresionable, y su sensibilidad y su amor propio se despiertan con más fuerza, a medida que se encuentra más deprimida bajo el peso del infortunio; y en esta situación no le son menos dolorosas las muestras de una conmiseración mal encubierta por actos de cortesía sin naturalidad ni oportunidad, que los desdenes del desprecia a de la indiferencia, con que el corazón humano suele manchar en tales casos sus nobles atributos. 

29 — La civilidad presta encantos a la virtud misma; y haciéndola de este modo agradable y comunicativa, le conquista partidarios e imitadores en bien de la moral y de las buenas costumbres. La virtud agreste y despojada de los atractivos de una fina educación, no podría brillar ni aun en medio de la vida austera y contemplativa de los monasterios, donde seres consagrados a Dios necesitan también de guardarse entre sí aquellos miramientos y atenciones que fomentan el espíritu de paz, de orden y de benevolencia que deben presidirlas. 

30 — La civilidad presta igualmente sus encantos a la sabiduría. Un hombre profundamente instruido en las ciencias divinas y humanas, pero que al mismo tiempo desconociese los medios de agradar en sociedad, sería como esos cuerpos celestes que no brillan a nuestra vista por girar en lo más encumbrado del espacio; y su saber no alcanzarla nunca a cautivar nuestra imaginación, ni atraer aquellas atenciones que sólo nos sentimos dispuestos a tributar a los hombres, en cambio de las que de ellos recibimos. 

31 — La urbanidad necesita a cada paso del ejercicio de una gran virtud, que es la paciencia. Y a la verdad, poco adelantaríamos con estar siempre dispuestos a hacer en sociedad todos los sacrificios necesarios para complacer a los demás, si en nuestros actos de condescendencia se descubriera la violencia que nos hacíamos, y el disgusto de renunciar a nuestras comodidades, a nuestros deseos, o a la idea ya consentida de disfrutar de un placer cualquiera. 

32 — La mujer es merecedora de todo nuestro respeto y simpatía, por su importantísimo papel en la humanidad como esposa y sobre todo como madre. Su misión no se limita a la gestación Y crianza física del ser humano, que por sí sola le importa tantos sacrificios, sino que su influencia mental y moral es decisiva en la vida del hombre. 

33 — Piensen pues las jóvenes que se educan, la gran responsabilidad que Dios ha puesto en su vida. Ellas serán las sembradoras de las preciosas semillas de la moral y los nobles sentimientos; ellas darán a sus hijos la maravillosa ambición del saber. Detrás de todo gran hombre hay casi siempre una gran mujer, llámese ésta madre o esposa. Dénse cuenta pues de la gran importancia que tiene la cultura en la mujer, no solamente como adorno, sino como necesidad. El mejoramiento de la humanidad puede estar en las manos de las madres futuras con una sólida educación e instrucción apropiadas. 

34 — La mujer debe ser esencialmente femenina y orgullosa de serlo. Su instrucción, educación y finos modales la ayudarán en la vida en familia tanto como en sociedad. 

35 — Para llegar a ser verdaderamente cultos y corteses, no nos basta conocer simplemente los preceptos de la moral y de la urbanidad; es además indispensable que vivamos poseídos de la firme intención de acomodar a ellos nuestra conducta, y que busquemos la sociedad de las personas virtuosas y bien educadas, e imitemos sus prácticas en acciones y palabras. 

36 — Pero esta intención y esta solución deben estar acompañadas de un especial cuidado en estudiar siempre el carácter, los sentimientos, las inclinaciones de los círculos que frecuentemos, a fin de que podamos conocer, de un modo inequívoco, los medios que tenemos que emplear para conseguir que los demás estén siempre satisfechos de nosotros. 

37 — A veces los malos se presentan en la sociedad con. cierta apariencia de bondad y buenas maneras, y aun llegan a fascinarla con la observancia de las reglas más generales de la urbanidad, porque la urbanidad es también una virtud, y la hipocresía remeda todas las virtudes. Pero jamás podrán engañar por mucho tiempo, a quien sepa medir con la escala de la moral los verdaderos sentimientos del corazón humano. No es dable, por otra parte, que los hábitos de los vicios dejen campear en toda su extensión la dulzura y elegante dignidad de la cortesía, la cual se aviene mal con la vulgaridad que presto se revela en las maneras del hombre corrompido. 

38 — Procuremos, pues, aprender a conocer el mérito real de la educación, para no tomar por modelo a personas indignas, no sólo de elección tan honorífica, sino de obtener nuestra amistad y las consideraciones especiales que tan sólo se deben a los hombres de bien. 

39 — Pero tengamos entendido que en ningún caso nos será lícito faltar a las reglas más generales de la civilidad, respecto de las personas que no gozan de buen concepto público, ni menos de aquellas que, gozándolo, no merezcan sin embargo nuestra personal consideración. La benevolencia, la generosidad y nuestra propia dignidad, nos prohíben mortificar jamás a nadie; y cuando estamos en sociedad, nos lo prohíbe también el respeto que debemos a las demás personas que la componen. 

40 — Pensemos, por último, que todos los hombres tienen defectos, y que no por esto debemos dejar de apreciar sus buenas cualidades. Aun respecto de aquellas prendas que no poseen, y de que sin embargo suelen envanecerse sin ofender a nadie, la civilidad nos prohíbe manifestarles directa ni indirectamente que no se las concedemos. Nada perdemos, cuando nuestra posición no nos llama a aconsejar o a responder, con dejar a cada cual en la. idea que de sí mismo tenga formada; al paso que muchas veces seremos nosotros mismos objeto de esta especie de consideraciones, pues todos tenemos caprichos y debilidades que necesitan de la tolerancia de los demás.

Manual de Urbanidad y Buenas Costumbres (Extracto), Manuel Antonio Carreño, 1853

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