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jueves, 26 de mayo de 2016

San Felipe Neri, fundador (26 de mayo)



San Felipe Neri, fundador. 

(† 1595)


El glorioso fundador de la Congregación del Oratorio san Felipe Neri nació en Florencia de padres nobles y temerosos de Dios. Mostró desde la infancia gran inclinación a la virtud, por lo cual le llamaban comúnmente Felipe el bueno. Tocado de Dios, se fue a Roma, y en aquella corte del mundo comenzó una vida tan penitente como si estuviera en el yermo. Unos mancebos atrevidos lo encerraron una vez con dos mujercillas livianas para que le provocasen al mal; mas él cuando se vio en tan gran peligro, no hizo sino hincarse de rodillas, orando con tal reverencia, que ni aun mirarlo a la cara se atrevieron. Terminados sus estudios de filosofía y teología, vendió hasta los libros para entregarse todo a Dios, del cual recibía tan grandes consuelos, que le decía amorosamente: "Señor, no puedo más, apartaos de mí, que siendo yo mortal, no puedo ya llevar esta avenida de vuestros celestiales deleites". Un día, poco antes de la fiesta de Pentecostés, vino sobre él un fuego de amor tan grande que lo derribó en el suelo con una gran palpitación del corazón que le duró toda su vida, quebrándosele dos costillas de encima del pecho; y sentía en aquella parte un calor tan excesivo, que por más frío que hiciese y siendo él ya un viejo, era fuerza desabrigarse el pecho para templar aquellos ardores. Conversaba con gente muy perdida y la ganaba para Jesucristo, visitaba los hospitales, y servía a los enfermos; fundó la cofradía de la santísima Trinidad de peregrinos y convalecientes, y por su ejemplo instituyó san Camilo de Lelis la religión de clérigos regulares, ministros de los enfermos. Habiendo mandado su confesor que se ordenase de sacerdote eran perpetuos los éxtasis y ardores de amor que sentía en la misa, y algunas veces le veían levantado en el aire muchos codos en alto. Era muy familiar de san Ignacio de Loyola, el cual le llamaba la campana, por los muchos que por su medio llamaba Dios a las religiones, y no lo quiso admitir en la Compañía, porque sabía que el Señor lo tenía guardado para fundador de la Congregación del Oratorio. Solía visitar las siete iglesias de Roma, y a veces pasaban de dos mil los que lo acompañaban. Obraba innumerables prodigios y parecía que tenía en la mano la vida y la muerte, la salud y la enfermedad. Finalmente, después de haber perpetuado su espíritu de piedad y celo de las almas en la Congregación del Oratorio, a los ochenta años de su vida preciosa y en el día de Corpus Christi, recibió del Señor la eterna recompensa de sus trabajos y virtudes. 


Reflexión: 

Llegándose a san Felipe una persona que había cometido un pecado grave, le dijo el santo: "¡Qué mala cara tenéis!" Ella se retiró e hizo algunos actos de contrición, y tornó a ponerse delante del siervo de Dios, el cual le dijo: "Desde que os apartasteis de mi habéis mudado de rostro". Era también cosa muy rara y notada que san Felipe Neri echaba de sí un olor suavísimo y celestial que confortaba a los que trataban con él, y que conocía a los que estaban en pecado por un hedor insoportable, y les avisaba que se confesasen y enmendasen. ¿Qué olor sintiera en ti el santo glorioso? ¿Había de avisarte también para que purificases tu alma? ¿Se alegraría percibiendo en ti el aroma de las virtudes y de la gracia de Dios? 


Oración: 

Oh Dios, que encumbraste a la gloria de tus santos a tu bienaventurado confesor Felipe, concédenos benignamente que los que celebramos su solemnidad, imitemos sus ejemplos y virtudes. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.




Fuente: Flos Sanctorum, P. Francisco de Paula Morell, 1890

lunes, 11 de junio de 2012

Sin Eucaristía No hay Verdadera Religión

San Jerónimo (Domenico Panetti)

Sin Eucaristía No hay Verdadera Religión

San Jerónimo: 

"Toda Religión debe tener un sacrificio, y toda Iglesia que no tiene ni Sacerdote, ni Hostia, ni Sacrificio, no es Iglesia de Dios." 

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(Tales palabras de San Jerónimo parecerían contradecir las del Profeta Daniel cuando se refiere a la "Abolición del Sacrificio Perpetuo"; cuando en realidad, las confirman. Confirman la Perpetuidad y Necesidad de la Santa Misa; y la gravedad y tremenda abominación al empañarla, prohibirla, perseguirla, reemplazarla, eclipsarla, adulterarla; etc. Esa destrucción aparente del Santo Sacrificio significa la aparente destrucción de la Religión Católica: He allí el engreimiento presuntuoso del diablo y los cimientos indestructibles de la Iglesia. ¡Daniel se cumple pero la Iglesia de Dios permanece!: Ella sigue y seguirá siendo sacerdotal, sacramental, eucarística, divina, visible, santa y pontifical. Algunos refutan el texto (Dn. 12, 11) desde el mismo texto, argumentando que si la Misa es perpetua, no puede ser abolida. Pero la Gran Apostasía que hoy les toca vivir a los católicos que no podrían afirmar ni señalar con certeza si en su religión católica (acorde a Lc. 18, 8; donde Cristo se pregunta si quedaría Fe sobre la tierra cuando Él vuelva) son posibles la confianza y abandono en todo sacerdote válidamente ordenado (que van quedando cada vez menos), en toda transustanciación y en toda Santa Misa (Sacrificio Perpetuo) que aparente no estar minada por la Herejía y el Sacrilegio. Como no se puede comulgar con ningún tipo de herejía ni apostasía; la Santísima Virgen nos proporciona un remdio seguro para salvarnos: La recitación completa del Santo Rosario Diario (conformado por los 15 misterios). El Santo Rosario no puede reemplazar de ninguna manera el Santo Sacrificio de la Misa; pero por un Don y Misterio divinos; puede unirnos espiritualmente, en el tiempo presente, a los gestos eternos (siempre actuales) de toda Santa Misa santamente celebrada, y podemos comulgar espiritualmente (a falta de posibilidad física) el Cuerpo y Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, transustanciado para siempre en cualquier hora o lugar. Sabe Dios el estado de riesgo, de necesidad y urgencia en los que su Grey católica se ve expuesta; y sabe Él cómo alimentarnos con Él mismo).

Vea también Mateo 24, 15 y el comentario del Santo Exégeta.



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