¿Cuántas veces escuchamos que se ha de controlar los nacimientos para no disminuir el grado social y económico en que se vive, para no empobrecernos y colmarnos de inseguridad adquisitiva?
¿Hasta dónde llega nuestro amor a Nuestro Señor, de quien deseamos ser sus discípulos, si no estamos dispuestos a realizar su Santa y Eterna Voluntad?
"Creced y Multiplicaos" (Gn1, 28)
¿Acaso queremos seguirlo a Él sin abandonar al Otro señor de este mundo?
"No se puede servir a Dios y al dinero" (Mt 6, 24)
¿Y cómo seguirlo sin imitarlo?
"Las raposas tienen cuevas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del hombre no tiene donde recostar la cabeza" (Mt 8, 20)
Pues si el Maestro contesta así ante la pretensión de seguirlo, ¿nosotros preferiremos nuestro confort y nuestra confianza en el hombre antes que imitar su pobreza y dejar TODO por seguirlo?
Quien teme a la pobreza, no merece al Señor.
"FELICES USTEDES LOS POBRES, PORQUE EL REINO DE DIOS LES PERTENECE" (Lc 6, 20)
No hay comentarios:
Publicar un comentario