martes, 5 de enero de 2016

La Obligación del Primer Mandamiento


La Obligación del Primer Mandamiento

Éste es el título de la primera ópera de Mozart: Una Ópera Sacra. Más allá de la paradoja de que, el autor de muchas de las obras más bellas de la música religiosa, haya tenido el triste final de un masón castigado (castigo que parece advertirle la letra de éste, su inicial trabajo teatral); hemos querido traer aquí, sin embargo, el texto de dicho obra lírica, a modo de Auto Sacramental, para estremecimiento y reflexión de nuestros lectores. Sus personajes son más que elocuentes. El mensaje católico no se presta a ninguna ambigüedad.

La Obligación del Primer Mandamiento
(Die Schuldigkeit des ersten Gebotes, K. 35, 1767)

Música del niño de 11 años Wolfgang Amadeus Mozart (1756 - 1791)

Texto del Alcalde del Arzobispo de Salzburgo, Ignatz Anton von Weiser (1701 - 1785)


Sinfonía

(La escena representa un hermoso paraje con un jardín y un pequeño bosque. El cristiano tibio sueña dormido entre unos arbustos floridos)

Recitativo

LA JUSTICIA DIVINA
La loable y justa plegaria que me has dirigido,
afligido por la salvación de los mortales,
me resulta muy grata,
pero no tengo intención
de que se salven los siervos indolentes.
Sabes que me corresponde recompensar
al piadoso y castigar a aquél que no se libera
del pecado por medio de la expiación
y el arrepentimiento.
Todo eso se produce solamente
por una gracia inmerecida,
que únicamente la bondad del Altísimo
puede conceder según le plazca.

EL ESPÍRITU DE LA CRISTIANDAD
¡Sigamos adelante! Que mi reiterada súplica
del mismo modo se dirija a ti,
¡oh Misericordia Divina!

LA MISERICORDIA DIVINA
¿Qué es lo que esperas?

EL ESPÍRITU DE LA CRISTIANDAD
¡Oh, todo el favor
y el auxilio de tus manos!

LA MISERICORDIA
Y entonces, ¿qué es lo que te preocupa tanto?

EL ESPÍRITU DE LA CRISTIANDAD
¡Oh, el estado lastimoso,
la ceguera, el peligro de los indiferentes,
el reducido número de los que se esfuerzan
por recorrer el estrecho camino
de la verdadera virtud;
los muchos que hacia
las enormes fauces infernales
corren por floridos senderos;
el astuto espíritu mundano
que oculta pecados y peligros
bajo la apariencia de una ilusión
y seduce a multitudes enteras!

No. 1 -Aria

Con dolor tendré que ver
innumerables almas amadas
que caen perdidas
en las garras de mi enemigo,
a menos que tu poder milagroso
los salve y los libere.

Sus pasiones desenfrenadas,
como ríos que se desbordan incontrolables,
llenos de espuma,
los arrastra por miles.

Con dolor tendré que ver, etc.

Recitativo

LA MISERICORDIA
La caída de tantas almas se considera,
con toda razón, como algo deplorable,
pero es siempre su propia voluntad
la que los hace hundirse.
El primero,
el mayor y más importante mandamiento:
"Amarás al Señor tu Dios,
con toda tu alma, tu corazón y tus fuerzas",
es, para sus mentes indolentes, una pesada carga.

LA JUSTICIA
¿Pero la razón y la naturaleza,
no les inculcó esta obligación
desde que eran niños?
Al fin y al cabo, el Padre los ha creado de la nada,
los protege, los ama, los alimenta
y los recompensa eternamente.

LA MISERICORDIA
¿No es Él, el único Dios verdadero?
¿Y digno por lo tanto de un amor supremo?

LA JUSTICIA
El esplendor del mundo, el libertinaje, el egoísmo,
y el vano resplandor de la gloria
son los ídolos perversos
que pretenden ser iguales al Creador,
o incluso superiores a Él.

LA MISERICORDIA
Las palabras vanas se escuchan más atentamente
que la palabra divina.

LA JUSTICIA
Sólo ven ante sus ojos
los falsos resplandores
y no se ven a sí mismos, ni ven el cielo,
ni el infierno, ni la muerte, ni a sus jueces.

LA MISERICORDIA
Sí, les encanta ignorar
la doctrina de la salvación
y el cumplimiento de sus deberes.

LA JUSTICIA
Y tampoco ven
cómo se premia el buen ejemplo,
y se castiga el error...

LA MISERICORDIA
Así es, y mis recriminaciones y amonestaciones
no quieren ni oír, ni comprender...

LA JUSTICIA
La Justicia Divina no puede
absolverlos de sus pecados.

LA MISERICORDIA
La misericordia de Dios
no encuentra compasión para ellos.

No. 2 - Aria

Un león ruge enfurecido
llenando el bosque de temor,
y observa en derredor en busca de su presa.

Sin embargo, el cazador aún quiere dormir,
abandona el rastro de su presa y, dejando su arma,
desdeña toda protección y auxilio.

Un león ruge enfurecido… etc.

Recitativo

¿Crees que alguien lamentará
si ese cazador
sufre una muerte vil?

LA JUSTICIA
O que en vez de llorarlo,
se dirá simplemente que su obstinación
fue la causa de su deceso.

EL ESPÍRITU DE LA CRISTIANDAD
Es realmente cierto
que son despreocupados
y están como aturdidos,
pero ¿no hay ningún modo
de encontrar un remedio?
Quizás, la luz de la razón
llegaría pronto
a su mayor esplendor
y la errónea voluntad
rápidamente se redimiría
si tuvieran visible ante sus ojos
la imagen tenebrosa y horrenda
del abismo infernal.
Si resonaran los terribles aullidos
salidos de innumerables bocas.
Si un condenado se levantara
desde su tumba para mostrar
por medio de su funesta caída
el deber de respetar
el gran y supremo mandamiento,
el celo hacia él, la dedicación del aprendizaje
y la ciencia de la salvación.

LA MISERICORDIA
Por medio de la voz de los maestros
tu ejemplo y tus palabras
pueden contemplar, conocer
y oír suficientemente.

EL ESPÍRITU DE LA CRISTIANDAD
¡Ah, permite que al menos llegue una severa
exhortación a sus tibios corazones!

LA MISERICORDIA
Muy bien, se hará según tu deseo.

LA JUSTICIA
La justicia quiere concederte lo que pides,
sin embargo, para ello, la voluntad
de los hombres debe serme propicia.
Para poder aumentar
el número de los elegidos
no puedes reclamarme que me pliegue
a sus deseos incondicionalmente.
Sigue estando en sus manos oír mi llamada
o apresurarse por el camino
que conduce a las anchas fauces del infierno.
Mira, ahora voy a hacer la prueba
con ese mortal,
a quien la falsa seguridad
ha sumido en un profundo sueño.

EL ESPÍRITU DE LA CRISTIANDAD
¡Ojalá que tu terror curativo
pueda despertar de su sueño
a todos los espíritus inertes!

No. 3 - Aria

LA JUSTICIA
Despierta, siervo perezoso,
que durante mucho tiempo has perdido
la noble recompensa, cuando por otra parte,
naciste para el esfuerzo,
la diligencia y el trabajo
¡Despierta siervo indolente,
te aguarda un severo juicio!

¡El infierno y la muerte te están llamando!
¡De tu vida habrás de dar
cuenta precisa
al juez, tu Dios!

Despierta, siervo perezoso, etc.,

Recitativo

EL ESPÍRITU DE LA CRISTIANDAD
Se mueve.

LA MISERICORDIA
Parece despertar.

LA JUSTICIA
Ahora podrás observar escondido aquí
si mis palabras producen el efecto deseado.

(La Justicia y la Misericordia suben
al cielo, entre las nubes.)

EL ESPÍRITU DE LA CRISTIANDAD
Esperemos lo mejor.

(se esconde)

Recitativo

EL CRISTIANO
¿Qué? ¿Quién me despierta?
No veo a nadie por aquí.
¿Ha sido una ilusión?
¿Es realidad o fue una broma?
La muerte, el infierno, el juicio,
el espíritu, decidme..

EL ESPÍRITU MUNDANO
¿Qué juicio? ¿Qué muerte? ¿Qué infierno?
¡Tonterías!

EL CRISTIANO
¡Amigo! ¡Qué oportunamente llegas!

EL ESPÍRITU DE LA CRISTIANDAD
Ahora escucha a mi enemigo, ¡qué desgracia!

EL CRISTIANO
¡Oh, solaz! ¡Oh, consejo para mi alma angustiada!

EL ESPÍRITU MUNDANO
¿Qué ha sucedido?

EL CRISTIANO
Una extraña llamada,
perturbó mi sueño
amenazándome con el castigo infernal.
Me ha asustado de tal manera,
que estoy lleno de temor...

EL ESPÍRITU MUNDANO
Es suficiente, he comprendido.
No es más que un engaño
de nuestro enemigo,
sólo fue un sueño vano,
una idiotez que se desvanece
apenas nos despertamos,
una sombra insignificante.
¡Olvídala,
no hay de qué preocuparse!

EL CRISTIANO
Pero sin embargo, aún resuenan
en mi mente las palabras:
"Despierta, siervo indolente,
de tu vida habrás de dar precisa cuenta".

EL ESPÍRITU MUNDANO
No sé qué pensar ahora de ti.
¿Perdiste tu ingenio?
¿Acaso está fuera de ti mismo?
Por cierto, estás desconcertado.
Un sueño es sólo el miserable resultado
de la sangre que fluye
y golpea el cerebro.
Un hijo de la felicidad como tú,
que vive tan bien,
alejado hasta el momento
de de toda mentalidad siniestra,
no entiendo cómo puede ahora
asustarse por las imágenes
de un simple sueño.
Si yo hubiese creído mínimamente
en tantos sueños como he tenido,
hace mucho que habría perdido la vida,
por miedo y preocupación.
Mejor harías en creer en mí,
que en tus sueños.

No. 4 - Aria

Si el Creador nos puso
sobre esta tierra;
¡alégrate, ríe, bromea,
y deja que los sueños sean sólo sueños!

Que tu dicha y tu alegría vaguen
por los bosques, campos y praderas;
y que tu oprimido corazón
se abandone a la voluptuosidad.

Si el Creador nos puso... etc.

Recitativo

EL CRISTIANO
En que los sueños son sueños,
estoy de acuerdo;
sin embargo, hubo una voz
que me sacó
con fuerza de mi reposo
y es imposible que pudiera
ser un mero sueño.
¡Aún recuerdo claramente todas las palabras,
porque al despertar seguía oyéndolas!
¡Aún siento los latidos de mi angustiado corazón!
¡Cómo la sangre avanza a duras penas
y hace temblar mis abatidos miembros!
¡Siento como si sólo tuviese media vida!

No. 5 - Aria

EL CRISTIANO
La fuerza de las solemnes palabras
que penetraron en mi alma,
exige que rinda cuentas.

Sí. Y con su eco,
mi temeroso oído vuelve a oír
la llamada de las trompetas

La fuerza de las solemnes palabras... etc.

Recitativo

EL ESPÍRITU MUNDANO
Si esto es así, no lo dudes más:
te ha gastado una broma pesada
ese enemigo que en ningún momento olvida
atormentarte a ti y a mí.

EL CRISTIANO
¿Quién es el que me odia,
sin incurrir yo en culpa?
¡No lo conozco y ni siquiera sé su nombre!

EL ESPÍRITU MUNDANO
Te odia por mi causa,
pero no me pidas que te diga su nombre.
Ha de bastarte que con pocas palabras
te lo describa fielmente.

EL ESPÍRITU DE LA CRISTIANDAD
(aparte e indignado)
¿Es posible seguir callado más tiempo?

EL ESPÍRITU MUNDANO
Es un espantamoscas
que a los demás y a mí mismo
no concede apenas una sola dicha;
que huye de toda diversión y conversación
con la gente animosa de este mundo.
Que mide cada capricho de conciencia
según su propia longitud, ancho y profundidad.
Que busca imponer a todos su moral,
que está colmado de estúpidas simplezas,
y es al mismo tiempo
muy intransigente y riguroso.
Sus palabras, sus ideas y sus obras
son pura retórica clerical.
En una palabra:
es un tipo muy especial.

EL ESPÍRITU DE LA CRISTIANDAD
¡Oh, qué desfachatada mentira!

(Para sí mismo)

¡Cuán cierto es, en cambio, lo que dice
la boca de Dios, que no es capaz de engañarnos:
"Vosotros no sois de este mundo"!
¡Por eso los odia!
¿Qué voy a hacer ahora?
Si quiero lograr mis propósitos
debo disfrazarme

(Sale)

No. 6 - Aria

EL ESPÍRITU MUNDANO
Imagínate a un filósofo,
de mirada sombría, gestos parcos y tímidos,
con el rostro muy pálido...
Ése es el retrato
que solo a él
se le parece.

Recitativo

EL ESPÍRITU MUNDANO
¿A quién oigo por ahí?
Sin dudas es el mismo
que te ha jugado una mala pasada
aterrorizándote con sus palabras
y que ahora se esconde entre los arbustos.

(El Espíritu de la Cristiandad sale del bosque,
aparentando ser un médico)

Sin embargo, parece que no es así.
Es alguien que aparentemente
busca por aquí hierbas medicinales.

EL CRISTIANO
Si es un médico,
le preguntaré por un remedio mediante el cual
pueda mantener saludable mi querida vida
durante muchos años más.

EL ESPÍRITU MUNDANO
Mira, ahí va sumido en sus pensamientos.

EL CRISTIANO
Amigo desconocido,
permíteme una pregunta que no es ociosa.
¿Es tu ciencia acaso la medicina?

EL ESPÍRITU DE LA CRISTIANDAD
¡Sí, ésa es mi profesión!
Curo a los enfermos y sé mantener saludables
a las personas sanas.

CRISTIANO
Mi deseo es, después de muchos años,
poder envejecer
con alegría, salud y tranquilidad.
¡Ah, sé que la muerte no puede evitarse!
¿Conoces algún remedio
para prevenir los achaques venideros?

EL ESPÍRITU DE LA CRISTIANDAD
Del médico más grande
que haya conocido el mundo,
soy un familiar muy cercano.
Mi suerte es tan particular
que me dio la posibilidad
de encontrar y descubrir
en su mejor libro
el primero y más grande
de los medios de sanación.
Este medio de sanación,
además del cuerpo,
es capaz de curar el espíritu.

EL CRISTIANO
¡Oh, ojalá pudieras brindarme
la ayuda que deseo, para la preocupación,
el temor y la angustia que me torturan
más que cualquier enfermedad!
¡Con gusto te recompensaría si lo hicieras!

EL ESPÍRITU DE LA CRISTIANDAD
Nada fallará de mi parte,
sin embargo mucho es lo que depende de ti.

EL ESPÍRITU MUNDANO
¡Amigo mío! Tu cháchara sobre medicina
me resulta ya demasiado extensa,
porque no pienso por ahora para nada
en la muerte ni en la enfermedad,
sino en la hora que se acerca,
en que acostumbro a tomar el desayuno.
¡No querrás que me olvide de él!

EL CRISTIANO
Ve a preparártelo.

EL ESPÍRITU MUNDANO
Lo haré de prisa
y con la mayor diligencia.
Luego, tendré el honor
de acompañarte.

(para sí, mientras sale)

Conozco una medicina mucho mejor para él.
La dulce visión de su hermosa amada,
buenas comidas, bebidas, juego y cacería
lo liberarán de todas sus preocupaciones.

EL ESPÍRITU DE LA CRISTIANDAD
(para sí)
Agradezco al cielo,
que mi enemigo se aleje,
ahora puedo explayarme más libremente.

(en voz alta),

Te doy mi solemne palabra,
de concederte mi ayuda:
Salud y dicha...

(para sí)

... la salvación y la paz de tu alma,

(en voz alta),

Disfrutarás, a partir de ahora.
¿Te decides a seguir
fielmente mis consejos?
¿A huir del aire frío...

(para sí)

... del tibio espíritu mundano,

(en voz alta)

que tanto a pervertido tus ojos
y enfriado tu pecho?

EL CRISTIANO
¿Enfriado mi pecho
y pervertido mis ojos?
Te equivocas, ambos están bien,
Quizás ves en mi rostro
los enormes temores sufridos
que hace poco estremecieron mi corazón.

EL ESPÍRITU DE LA CRISTIANDAD
Créeme que cuanto más oculto
se mantiene el peligro del enfermo,
más tiene de qué preocuparse.

No. 7 - Aria

EL ESPÍRITU DE LA CRISTIANDAD
Algunas veces muchos males
antes de que el bálsamo pueda curarlos,
requieren cuchillo, tijeras y fuego.

Esa llamada que te despierta,
esa voz que te asustó,
te era necesaria, fue para tu bien.

Algunas veces, muchos males... etc.

Recitativo

EL CRISTIANO
(para sí)
Me compara con un enfermo
y sabe lo que me ha sucedido
¿qué debo que pensar de él?

(al Espíritu de la Cristiandad)

Quienquiera que seas
mantenme sano
si es que ya lo estoy,
y si estoy enfermo,
sáname.

EL ESPÍRITU DE LA CRISTIANDAD
Toma este sobre lacrado,
como un gran regalo.
Sí, con seguridad encontrarás en él
un remedio que no puede
compararse con ningún otro.

EL CRISTIANO
¿Es muy difícil de tomar?

EL ESPÍRITU DE LA CRISTIANDAD
Quienquiera que decida tomarlo
le resultará delicioso, dulce y fácil.

CRISTIANO
¿Y cuál es su propiedad?

EL ESPÍRITU DE LA CRISTIANDAD
Alienta y reconforta

(para sí)

al espíritu indolente,

(en voz alta)

regocija el entendimiento
y gracias a su milagroso poder,

(para sí)

para comprender el deber del cristiano,

(en voz alta)

aguza la vista,

(para sí)

para ver al astuto enemigo,

(en voz alta)

otorga una audición perfecta,

(para sí)

para oír la palabra de Dios,

(en voz alta)

y otorga valor y fuerza,

(para sí)

para resistirse al poder del infierno,

(en voz alta)

para acabar con el vértigo.

EL ESPÍRITU MUNDANO
¡Amigo, todo está ya listo!
Un grupo de espíritus felices,
de ambos sexos, te espera.

EL CRISTIANO
(al Espíritu de la Cristiandad)
Perdona,
pero el placer me obliga a apresurarme.
Si este remedio supera la prueba,
te recompensaré cuando volvamos a vernos.

(Se marcha)

EL ESPÍRITU MUNDANO
(reflexivo)
Así pongo fin a su conversación,
pues la verdad es que este médico
me resulta muy sospechoso.

EL ESPÍRITU DE LA CRISTIANDAD
(solo)
¡Oh, el vano deseo de los placeres mundanos
suspende la mejor de las reflexiones del espíritu!
¡Se apresuran, corren!... ¿Adónde?
¡Oh, al lugar donde sólo impera
el libertinaje de los sentidos!
Nadie oye mis palabras
virtuosas y sabias,
prefieren seguir a mi enemigo,
destructor de todo bien.

Recitativo

LA MISERICORDIA
Ya has comprobado
de qué le sirve al hombre
la ayuda de nuestro Dios,
si anda perdido... ¿de quién es
al fin y al cabo la responsabilidad?

EL ESPÍRITU DE LA CRISTIANDAD
¡Oh, sin duda sólo de él mismo,
pero ten paciencia con él!
¿Cómo podría un tibio corazón
que ha vivido cubierto de nieve
por el espíritu mundano,
arder de repente de amor por Dios?
Sin embargo, la meta me permite
vislumbrar un rayo de esperanza.

LA JUSTICIA
Aunque los seres humanos se preparan
para el castigo o la recompensa, el Altísimo
es siempre merecedor de alabanza y loa.
Si no te escuchan ¡oh, bondad!
sirve al menos a su honor.

EL ESPÍRITU DE LA CRISTIANDAD
Entonces me esforzaré
a fin de que se convierta
y sirva a la fama de las dos;
de este modo la Justicia Divina lo recompensará
y la Misericordia lo liberará.

Interludio

No. 8 - Trío

EL ESPÍRITU DE LA CRISTIANDAD
Permitid que el fulgor de la Misericordia
nunca me abandone,
para que me revista de un nuevo valor.

LA MISERICORDIA, LA JUSTICIA
Si el hombre cumple con su deber,
nunca deberá pensar
que la Gracia lo abandone.

EL ESPÍRITU DE LA CRISTIANDAD
Siempre me esforzaré y me preocuparé
por ganar almas para mi Creador;
¡ésta será mi tarea!

Permitid que el fulgor de la Misericordia... etc.

LA MISERICORDIA Y LA JUSTICIA,
Nunca deberá pensar... etc.,


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Texto Original en Alemán y Fuente de la Traducción en Castellano: Aquí.

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