Oración para pedir a Dios espíritu de Penitencia
(Antes del Examen de Conciencia)
Señor, que nos anunciaste por tus Profetas que destruirás a todos aquellos que no hagan penitencia, haz que yo crea enteramente sus palabras, que me abrase en una seria penitencia como los Ninivitas, y que a ejemplo de su Rey renuncie al lujo, a la pompa y a la vanidad. Convierte, Señor, tu indignación en misericordia, y perdóname, en lugar de dejarme perecer, como lo merezco.
Señor, que no exceptuaste al Rey Profeta de las humillaciones, y austeridades de la penitencia, haz que yo imite su humildad y su fervor. Haz que una santa tristeza ocupe mi corazón, y no sea yo más delicado en el ejercicio de la penitencia, que lo han sido los Reyes penitentes, cuya penitencia está referida en tu divina palabra. Hazme padecer en esta vida, para librarme de padecer en la eternidad.
Señor, he imitado la impiedad de los que renunciaron a tu culto por ser idólatras, resplandeciendo en mi corazón los ídolos de mis pasiones, que tu gracia había arrojado de él en mi Bautismo. He erigido en mi alma altares al demonio, y al mundo tus enemigos: Les he consagrado la mejor porción de mi tiempo y de mis afectos, he estado sujeto a la avaricia, que es una especie de idolatría, y he vivido como si tributara honores divinos a las criaturas que amaba.
He profanado en mí tu Templo, y esta morada, que tú habías elegido y santificado. Tengo, pues, justísimo motivo de temer que me castigues; pero, Señor, ¿no he sido yo bastante castigado por mis pecados mismos, a los que tus tan terribles juicios me han abandonado? Llena mi corazón de un profundo arrepentimiento, y purifícalo de todas sus profanaciones, y de todas sus manchas.
Señor, que no desechas a nadie, sino que perdonas a todos los pecadores sin distinción alguna, cuando se convierten a ti, por medio de una sincera penitencia, dígnate atender a las oraciones que te hacemos en nuestra miseria y nuestro dolor, para que podamos cumplir tus Mandamientos.
Señor, que haces justos, cuando es tu voluntad, a los pecadores, y que no quieres su perdición, suplicamos con toda instancia a tu Divina Majestad, que nos asista con tu gracia, según la confianza que tenemos en tu misericordia, y que nos conserve mediante una continua protección, para que perseveremos en tu servicio, y para que ninguna tentación sea capaz de separarnos de ti.
Señor, que no quieres la muerte, sino la penitencia y la conversión de los pecadores, dígnate atender por tu bondad a mis fragilidades y a mis flaquezas, y favorece los esfuerzos que empiezo a hacer por tu asistencia; para que alcance por tu misericordia infinita el perdón de mis pecados, la constancia en tu servicio, y finalmente el premio que has prometido a los que perseveraren. Por N. S. Jesucristo. Amen.
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Fuente: "Oraciones para recibir dignamente los Sacramentos", P. Francisco Amado Pouget, 1792
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