"Sabes que te dije que sin luz nadie puede andar por el camino de la verdad, es decir sin la luz de la razón. Esta la recibís de mí, verdadera Luz, por el entendimiento y por la luz de la fe que os he dado en el santo bautismo, si no la quitáis por vuestros pecados. En el bautismo, mediante y en virtud de la sangre de mi Hijo unigénito, recibisteis la forma de esta fe. Ella, ejercitada en la virtud por la luz de la razón -la cual se haya iluminada por la luz de la fe-, os da vida y os hace andar por el camino de la verdad. Con ella me conseguís a mí, verdadera Luz, y sin ella conseguiréis las tinieblas".
(Obras de Santa Catalina de Siena. BAC, 2007; pág 235)
"El ser que se os ha dado por amor ha sido preparado por el santo bautismo, que recibís en virtud de la sangre del Verbo. De otro modo no podríais participar de esta luz, antes bien seríais como vela sin pabilo dentro: no puede arder sin recibir la luz. Eso ocurriría con vosotros si en vuestra alma no se hallase el pabilo que recibe esta luz, es decir, si no tuvierais la fe santísima y, a la vez, la gracia, que proviene del bautismo con el afecto de vuestra alma, creada en disposición de amar con tal capacidad, que sin amor no podéis vivir, pues también el amor es alimento.
¿En dónde se enciende esta alma? En el fuego de mi divina caridad, amándome, temiéndome y siguiendo la doctrina de mi Verdad. Se enciende más o menos según se lleve y se dé materia a ese fuego. Pero, aunque todos tengáis la misma materia, o sea, todos estéis creados a imagen y semejanza mía y los que sois cristianos tengáis la luz del bautismo, a pesar de todo, cada uno puede crecer en amor y virtud según me plazca a mí y a vosotros. No porque vosotros cambiéis la forma que yo os di, sino que acrecentáis y aumentáis las virtudes por el amor, por la práctica de las mismas y por el afecto a la caridad usando del libre albedrío mientras tenéis tiempo, porque, terminado éste, ya no podéis crecer". (Idem, pág. 259,260)
"Tú, pues, dulce Verbo, has fortalecido nuestra débil naturaleza por la unión que has hecho con nosotros. Por ella es fortalecida la nuestra, pues en virtud de tu sangre desaparece la debilidad en el santo bautismo, y, cuando llegamos a la edad de la discreción, somos fortalecidos con tu doctrina, si el hombre la sigue de veras".
(Idem, pág 470-471)
"Todo esto no es conocido ni comprendido por los hombres a no ser por medio de la luz con que iluminas la parte más noble del alma, es decir, el entendimiento. Esa luz es la de la fe y de tu gracia. La concedes a todos los cristianos cuando por el bautismo infundes en ellos la luz de la fe y de tu gracia, con las cuales se borra el pecado original que habíamos contraído. Se nos da luz suficiente para que consigamos el fin último, la bienaventuranza, si es que por la maldad de nuestro amor propio sensitivo no cerramos los ojos. Esa gracia ha dado luz a nuestros ojos en el santo bautismo".
(Idem, pág 493)
"Tu verdad muestra que como el hombre que lleva su vestido al revés se lo quita, así el alma debe despojarse de la propia voluntad totalmente, si es que quiere revestirse de la suya.
¿Cómo se despoja? Con la luz que se adquiere usando, con la mano del libre albedrío, la luz que hemos recibido en el bautismo, porque en la luz ha visto la luz. ¿De dónde recibe el alma esta luz? Sólo de ti, Luz".
¿Cómo se despoja? Con la luz que se adquiere usando, con la mano del libre albedrío, la luz que hemos recibido en el bautismo, porque en la luz ha visto la luz. ¿De dónde recibe el alma esta luz? Sólo de ti, Luz".
(Idem, pág 500)
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