La Profecía y el don de lenguas son dones que nos "podría" dar el Espíritu Santo, regalos inmerecidos y en los que no hay que jactarse. Leyendo 1 Corintios 14 (y necesariamente el respectivo comentario de la Iglesia -en este caso el de Santo Tomás-) podremos entender el fuego de las primeras comunidades cristianas y el de muchos santos y beatos de Dios, que humildemente siempre prefirieron, sus dones, reservar sólo para la intimidad con Dios. Pero también podremos alejarnos, por sus prácticas y sus frutos, de las prácticas montanistas, protestantes y pentecostales que, farisaicamente, inundan a la Iglesia desde adentro.
Lección 1: 1Co 14,1-4
Primacia del don de Profecia sobre el don de lenguas.
1. Buscad la caridad; pero también desead con emulación los clones espirituales, especialmente la profecia.
2. Pues el que habla en lenguas no habla a los hombres sino a Dios. En efecto, nadie le entiende: dice verbalmente cosas misteriosas.
3. Por el contrario, el que profetiza habla a los hombres para su edificación, exhortación y consolación.
4. El que habla en lenguas, se edifica a si mismo; el que profetiza, edifica a toda la asamblea.
Una vez afirmada la excelencia de la caridad respecto de los demás dones, logicamente compara ahora el Apóstol los demás dones entre si, y muestra la excelencia de la profecia sobre el don de lenguas. Y para esto hace dos cosas. Primero muestra la excelencia de la profecia sobre el don de lenguas, y luego como se debe usar tanto del don de lenguas como del de profecia.
Por lo que ve a lo primero, hace dos cosas. Primeramente hace ver que el don de profecia es mas excelente que el don de lenguas, en primer término por razónes relativas a los infieles, y en segundo lugar por razónes de parte de los fieles.
La primera parte se divide a su vez en dos. Primero muestra como el don de profecia es mas excelente que el don de lenguas por el uso de aquél en las exhortaciones o predicaciones; en segundo término, por lo que ve al uso de las lenguas, que es para orar. En efecto, para estas dos cosas es el uso de las lenguas: Por eso el que habla en lenguas pida el poder interpretar (14,13). En cuanto a lo primero, todavía dos cosas. Desde luego antepone una, por la cual se asegura lo que sigue; y ella es esto: Dicho esta que la caridad excede a todos los dones. Luego si esto es así, buscad, esto es, esforzadamente, la caridad, que es dulce y provechoso vinculo de los espiritus. Ante todas las cosas la caridad, etc. (1P1P 4,7). Sobre todas las cosas tened caridad (Colos. 3,14).
En segundo término añade lo que liga con lo que sigue. Y esto es aquello de: desead con emulación, etc. Como si dijera: Aunque la caridad sea el mayor de todos los dones, sin embargo los demás no son desdenables, sino que aemulamini, desead con emulación, esto es, ardientemente amad los dones espirituales del Espíritu Santo. Y ¿quién os hara mal si os afanáis por el bien? (1P1P 3,13). Pues aunque la emulación a veces se toma por ferviente amor, a veces por envidia, sin embargo no hay equivoco: mas bien lo uno procede de lo otro, porque, en efecto, celar y desear con emulación designan un ferviente amor a determinada cosa.
Mas ocurre que la cosa amada de tan ferviente manera es amada por alguien que no soporta coparticipe, sino que la quiere para él solo y exclusivamente. Y esto es el celo, que según algunos es un intenso amor que no soporta coparticipe en la cosa amada. Mas en las cosas espirituales ocurre que muchos pueden participar de ellas perfectisimamente, y en cambio solo uno en las que no pueden participar muchos.
Así es que en la caridad no se da ese celo que no tolera coparticipe en lo que se ama y que solo se halla en cuanto a las cosas corporales, en las que sucede que si alguien tiene aquello que él mismo cela, sufre; de lo cual resulta un deseo con emulación que viene a ser envidia. De modo que si yo amo honor y riquezas, sufro si alguien las posee, y por lo tanto lo envidio. Y así es patente que del celo surge la envidia.
En consecuencia, cuando se dice: Desead con emulación los dones espirituales, no se trata de la envidia, porque las cosas espirituales pueden ser poseidas por muchos; y si se dice que se desean con emulación es solo para inducir a un ferviente amor de Dios.
Pero como en las cosas.espirituales hay ciertos grados, porque la profecia excede al don de lenguas, se dice: especialmente la profecia, como si se dijera: entre los dones espirituales desead con mayor emulación el don de profecia. No extingáis el Espiritu; no despreciéis la profecia (1Th 5,19-20).
Mas para la explicación de todo el capitulo débense tener desde luego en cuenta tres cosas, a saber, qué es la profecia, de cuantos modos se designa la profecia en la Sagrada Escritura, y qué es hablar en lenguas.
Acerca de lo primero se debe saber que profeta es algo así como el que ve a lo lejos, y en segundo lugar algunos lo entienden como hablar vaticinios, pero todavía mejor se toma por faro, fanal, que es tanto como ver.
Por lo cual en 1 Reg. 9,9 se dice que a quien ahora se le llama profeta en otro tiempo se le llamaba vidente. De aquí que la visión de aquellas cosas que están lejos, o que son futuros contingentes, o que están por encima de nuestra razón, se designa con el nombre de profecia.
Es, pues, la profecia la visión o manifestación de futuros contingentes o de lo que excede a la humana inteligencia. Mas para tal visión se requieren cuatro cosas.
En efecto, como nuestro conocimiento es mediante las cosas corporales y por fantasmas o imagenes tomadas de las cosas sensibles, primeramente se necesita que en la imaginación se formen semejanzas corporales de las cosas que se muestran, como enseña Dionisio, por lo cual es imposible que nos ilumine la divina iuz si no es mediante la diversidad de las cosas sagradas envueltas en velos.
Lo que en segundo lugar se necesita es una luz intelectual que ilumine el entendimiento sotare cosas que se deben conocer por encima de nuestra natural cognición. En efecto, como la luz intelectual no se da sino sobre las semejanzas sensibles formadas en la imaginación para ser entendidas, aquel a quien tales semejanzas se le muestren no puede ser llamado profeta, sino mas bien sonador, como el Faraon, que aunque vio espigas y vacas, las cuales indicaban ciertos hechos futuros, como no entendio lo que vio, no se le llama profeta, sino que lo es aquel, José, que hizo la interpretación. Y lo mismo hay que decir de Nabucodonosor, que vio la estatua pero no entendio. Por lo cual tampoco a él se le llama profeta, sino a Daniel. Por lo cual se dice en Daniel 10,1: Le fue dada en visión su inteligencia.
Lo que en tercer lugar se necesita es osadia para anunciar lo revelado. Pues para esto hace Dios sus revelaciones: para que se les manifiesten a los demás. Mira que he puesto mis palabras en tu boca (Jerem. 1.9).
Lo cuarto son los milagros, que son para la certeza de la profecia. Pues si no hicieren algunos, que excedan las fuerzas naturales, no se les creera en aquello que esta por encima de la natural cognición.
Por lo que mira a lo segundo, a los modos de la profecia, sabemos que hay diversos modos de ser profeta. En efecto, a veces se dice que alguien es profeta porque tiene estas cuatro cosas, a saber: que ve visiones imaginarias, y tiene la inteligencia de ellas, y osadamente las manifiesta a los demás y también obra milagros, y de uno como éste dice Numeros 12,6: Si hay entre vosotros un profeta, etc.
Se le llama también a veces profeta al que solo tiene las visiones imaginarias, pero impropiamente y muy de lejos.
También se le dice a veces profeta al que tiene la luz intelectual para explicar aun las visiones imaginarias, o hechas a él mismo, o a otros; o para exponer los dichos de los profetas o las Escrituras de los Apostoles.
Y así dicese profeta a todo el que discierne las escrituras de los doctores, porque se interpretan con el mismo Espíritu con que son declaradas. Por lo cual se les puede llamar profetas a Salomon y a David, en cuanto tuvieron luz intelectual para una clara y sútil penetración; mas la visión de David fue tan solo intelectual.
Se dice también que alguien es profeta por el solo hecho de que declare dichos de profetas, o los exponga, o los cante en la 1glesia, y de este modo se dice que Saul se contaba entre los profetas (I Reyes 19,23-24), o sea, entre quienes cantaban los dichos de los profetas.
Dicese también que alguien es profeta si obra milagros, según aquello de que el cuerpo muerto de Eliseo profetizo (Si 48,14), o sea, que hizo un milagro.
Mas lo que aquí dice el Apóstol en todo el capitulo sobre los profetas débese entender del segundo modo, esto es, del que se dice que profetiza aquel que explica en virtud de divina luz intelectual las visiones recibidas por él mismo o por otros. Es claro que aquí se trata de esta clase de profetas.
En cuanto al don de lenguas debemos saber que como en la 1glesia primitiva erán pocos los consagrados para predicar por el mundo la fe de Cristo, a fin de que mas facilmente y a muchos les anunciaren la palabra de Dios, el Señor les dio el don de lenguas, para que a todos les predicaran, no de modo que hablando una sola lengua fuesen entendidos por todos, como algunos dicen, sino mas bien literalmente, de manera que en las lenguas de las diversas gentes hablarán las de todos. Por lo cual dice el Apóstol: Doy gracias a Dios de que hablo las lenguas de todos vosotros (1Co 14,18). Y en Hechos 2,4, se dice: Hablaban en varias lenguas, etc. Y en la 1glesia primitiva muchos alcanzaron de Dios este don.
Pero los corintios, que erán de indiscreta curiosidad, preferian ese don que el de profecia. Y aquí por hablar en lengua el Apóstol entiende que en lengua desconocida, y no explicada: como si alguien le hablara en lengua teutonica a algún galo, sin explicarsela, ese tal habla en lengua. Y también es hablar en lengua el hablar de visiones tan solo, sin explicarlas. De modo que toda locución no entendida, no explicada, cualquiera que? sea, es propiamente hablar en lengua.
Vistas estas cosas, dediquémonos a la exposición de la carta, que es clara. Y para esto hace el Apóstol dos cosas. Primeramente prueba que el don de profecia es mas excelente que el don de lenguas; y en segundo lugar rechaza cualquier objeción: Volo autem vos...: Deseo que habléis todos en lenguas; prefiero, sin embargo, que profeticéis (1Co 14,5). Que el don de profecia exceda al don de lenguas lo prueba con dos razónes, de las cuales toma la primera de la comparación de Dios con la 1glesia; y la segunda razón la toma, de la comparación de los hombres con la 1glesia.
La primera razón es la siguiente: Aquello por lo cual hace el hombre las cosas que no solo son en honor de Dios sino también para útilidad de los prójimos es mejor que aquello que se hace tan solo en honor de Dios. Es así que la profecia es no solo en honor de Dios sino también para útilidad del prójimo, y por el don de lenguas se hace solo lo que es en honor de Dios. Luegoi etc.
Y esta razón la desentrana, primeramente en cuanto a que lo que se dice en lengua tan solo honra a Dios. Lo expresa con estas palabras: El que habla en lengua, se entiende que desconocida, no les habla a los hombreSi esto es, al entendimiento de los hombres, sino- a Dios» esto es, tan solo en honor de Dios (1Co 14,2). O a Dios, porque el mismo Dios entiende: El oído de Dios celoso lo escucha todo, etc. (Sg 1,10). Y lo que no se le dice al hombre, añade: Nadie lo oye, esto es, na.7 die lo entiende. Quien tenga oídos para oir, que oiga (Mt 13,9). Mas el que a solo Dios se le hable sobreentiende que el propio Dios habla. Por lo cual dice: Mas el Espíritu de Dios habla misterios, esto es, cosas ocultas (1Co 14,2). Porque no seréis vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu de vuestro Padre el que hablara en vosotros (Mt 10,20).
En segundo lugar prueba que la profecia es en honor de Dios y para útilidad de los prójimos. Por lo cual dice: Porque quien profetiza, etc. (1Co 14,3), esto es, el que explica visiones o escrituras, les habla a los hombres, quiere decir, al entendimiento de los hombres, y esto para edificación de los principiantes, y para exhor tación de los adelantados (Animad a los pusilanimes,1Ts 5,14. Enseñad y exhortad,Tt 2,15), y para consuelo de los afligidos.
Pero la edificación corresponde a una disposición espiritual. En Quien también vosotros estáis siendo junta-mente edificados (Efes. 2,22). Y la exhortación es para inducir a buenas acciones, porque si la disposición es buena, buena sera entonces la acción. Estas cosas enseña y exhorta (Tit. 2,1,4). La consolación induce a la paciencia ante los males. Todo cuanto ha sido escrito, para enseñanza nuestra se escribio (Rm 15,4).
Pues bien, a estas tres cosas inducen los predicadores de la divina escritura.
La segunda razón es ésta: lo que es útil tan solo para quien lo hace es menor que aquello que también a otros aprovecha. Es así que el hablar en lenguas es para la sola útilidad de quien las habla, y en cambio el profetizar aprovecha a otros; luego... etc.
Desentrana esta razón, y primeramente en cuanto a su primera parte, para lo cual dice: El que habla en lenguas se edifica a si mismo (1Co 14,4). (Dentro de mi mi corazón me ardia, Psal. 38,4). En segundo lugar en cuanto a su segunda parte, para lo cual dice: Mas el que profetiza edifica, instruyendo, a la 1glesia, esto es, a los fieles. Edificados sobre el cimiento de los Apostoles y de los Profetas (Efes. 2,20).
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(1Co 14,5-12)
1. Buscad la caridad; pero también desead con emulación los clones espirituales, especialmente la profecia.
2. Pues el que habla en lenguas no habla a los hombres sino a Dios. En efecto, nadie le entiende: dice verbalmente cosas misteriosas.
3. Por el contrario, el que profetiza habla a los hombres para su edificación, exhortación y consolación.
4. El que habla en lenguas, se edifica a si mismo; el que profetiza, edifica a toda la asamblea.
Una vez afirmada la excelencia de la caridad respecto de los demás dones, logicamente compara ahora el Apóstol los demás dones entre si, y muestra la excelencia de la profecia sobre el don de lenguas. Y para esto hace dos cosas. Primero muestra la excelencia de la profecia sobre el don de lenguas, y luego como se debe usar tanto del don de lenguas como del de profecia.
Por lo que ve a lo primero, hace dos cosas. Primeramente hace ver que el don de profecia es mas excelente que el don de lenguas, en primer término por razónes relativas a los infieles, y en segundo lugar por razónes de parte de los fieles.
La primera parte se divide a su vez en dos. Primero muestra como el don de profecia es mas excelente que el don de lenguas por el uso de aquél en las exhortaciones o predicaciones; en segundo término, por lo que ve al uso de las lenguas, que es para orar. En efecto, para estas dos cosas es el uso de las lenguas: Por eso el que habla en lenguas pida el poder interpretar (14,13). En cuanto a lo primero, todavía dos cosas. Desde luego antepone una, por la cual se asegura lo que sigue; y ella es esto: Dicho esta que la caridad excede a todos los dones. Luego si esto es así, buscad, esto es, esforzadamente, la caridad, que es dulce y provechoso vinculo de los espiritus. Ante todas las cosas la caridad, etc. (1P1P 4,7). Sobre todas las cosas tened caridad (Colos. 3,14).
En segundo término añade lo que liga con lo que sigue. Y esto es aquello de: desead con emulación, etc. Como si dijera: Aunque la caridad sea el mayor de todos los dones, sin embargo los demás no son desdenables, sino que aemulamini, desead con emulación, esto es, ardientemente amad los dones espirituales del Espíritu Santo. Y ¿quién os hara mal si os afanáis por el bien? (1P1P 3,13). Pues aunque la emulación a veces se toma por ferviente amor, a veces por envidia, sin embargo no hay equivoco: mas bien lo uno procede de lo otro, porque, en efecto, celar y desear con emulación designan un ferviente amor a determinada cosa.
Mas ocurre que la cosa amada de tan ferviente manera es amada por alguien que no soporta coparticipe, sino que la quiere para él solo y exclusivamente. Y esto es el celo, que según algunos es un intenso amor que no soporta coparticipe en la cosa amada. Mas en las cosas espirituales ocurre que muchos pueden participar de ellas perfectisimamente, y en cambio solo uno en las que no pueden participar muchos.
Así es que en la caridad no se da ese celo que no tolera coparticipe en lo que se ama y que solo se halla en cuanto a las cosas corporales, en las que sucede que si alguien tiene aquello que él mismo cela, sufre; de lo cual resulta un deseo con emulación que viene a ser envidia. De modo que si yo amo honor y riquezas, sufro si alguien las posee, y por lo tanto lo envidio. Y así es patente que del celo surge la envidia.
En consecuencia, cuando se dice: Desead con emulación los dones espirituales, no se trata de la envidia, porque las cosas espirituales pueden ser poseidas por muchos; y si se dice que se desean con emulación es solo para inducir a un ferviente amor de Dios.
Pero como en las cosas.espirituales hay ciertos grados, porque la profecia excede al don de lenguas, se dice: especialmente la profecia, como si se dijera: entre los dones espirituales desead con mayor emulación el don de profecia. No extingáis el Espiritu; no despreciéis la profecia (1Th 5,19-20).
Mas para la explicación de todo el capitulo débense tener desde luego en cuenta tres cosas, a saber, qué es la profecia, de cuantos modos se designa la profecia en la Sagrada Escritura, y qué es hablar en lenguas.
Acerca de lo primero se debe saber que profeta es algo así como el que ve a lo lejos, y en segundo lugar algunos lo entienden como hablar vaticinios, pero todavía mejor se toma por faro, fanal, que es tanto como ver.
Por lo cual en 1 Reg. 9,9 se dice que a quien ahora se le llama profeta en otro tiempo se le llamaba vidente. De aquí que la visión de aquellas cosas que están lejos, o que son futuros contingentes, o que están por encima de nuestra razón, se designa con el nombre de profecia.
Es, pues, la profecia la visión o manifestación de futuros contingentes o de lo que excede a la humana inteligencia. Mas para tal visión se requieren cuatro cosas.
En efecto, como nuestro conocimiento es mediante las cosas corporales y por fantasmas o imagenes tomadas de las cosas sensibles, primeramente se necesita que en la imaginación se formen semejanzas corporales de las cosas que se muestran, como enseña Dionisio, por lo cual es imposible que nos ilumine la divina iuz si no es mediante la diversidad de las cosas sagradas envueltas en velos.
Lo que en segundo lugar se necesita es una luz intelectual que ilumine el entendimiento sotare cosas que se deben conocer por encima de nuestra natural cognición. En efecto, como la luz intelectual no se da sino sobre las semejanzas sensibles formadas en la imaginación para ser entendidas, aquel a quien tales semejanzas se le muestren no puede ser llamado profeta, sino mas bien sonador, como el Faraon, que aunque vio espigas y vacas, las cuales indicaban ciertos hechos futuros, como no entendio lo que vio, no se le llama profeta, sino que lo es aquel, José, que hizo la interpretación. Y lo mismo hay que decir de Nabucodonosor, que vio la estatua pero no entendio. Por lo cual tampoco a él se le llama profeta, sino a Daniel. Por lo cual se dice en Daniel 10,1: Le fue dada en visión su inteligencia.
Lo que en tercer lugar se necesita es osadia para anunciar lo revelado. Pues para esto hace Dios sus revelaciones: para que se les manifiesten a los demás. Mira que he puesto mis palabras en tu boca (Jerem. 1.9).
Lo cuarto son los milagros, que son para la certeza de la profecia. Pues si no hicieren algunos, que excedan las fuerzas naturales, no se les creera en aquello que esta por encima de la natural cognición.
Por lo que mira a lo segundo, a los modos de la profecia, sabemos que hay diversos modos de ser profeta. En efecto, a veces se dice que alguien es profeta porque tiene estas cuatro cosas, a saber: que ve visiones imaginarias, y tiene la inteligencia de ellas, y osadamente las manifiesta a los demás y también obra milagros, y de uno como éste dice Numeros 12,6: Si hay entre vosotros un profeta, etc.
Se le llama también a veces profeta al que solo tiene las visiones imaginarias, pero impropiamente y muy de lejos.
También se le dice a veces profeta al que tiene la luz intelectual para explicar aun las visiones imaginarias, o hechas a él mismo, o a otros; o para exponer los dichos de los profetas o las Escrituras de los Apostoles.
Y así dicese profeta a todo el que discierne las escrituras de los doctores, porque se interpretan con el mismo Espíritu con que son declaradas. Por lo cual se les puede llamar profetas a Salomon y a David, en cuanto tuvieron luz intelectual para una clara y sútil penetración; mas la visión de David fue tan solo intelectual.
Se dice también que alguien es profeta por el solo hecho de que declare dichos de profetas, o los exponga, o los cante en la 1glesia, y de este modo se dice que Saul se contaba entre los profetas (I Reyes 19,23-24), o sea, entre quienes cantaban los dichos de los profetas.
Dicese también que alguien es profeta si obra milagros, según aquello de que el cuerpo muerto de Eliseo profetizo (Si 48,14), o sea, que hizo un milagro.
Mas lo que aquí dice el Apóstol en todo el capitulo sobre los profetas débese entender del segundo modo, esto es, del que se dice que profetiza aquel que explica en virtud de divina luz intelectual las visiones recibidas por él mismo o por otros. Es claro que aquí se trata de esta clase de profetas.
En cuanto al don de lenguas debemos saber que como en la 1glesia primitiva erán pocos los consagrados para predicar por el mundo la fe de Cristo, a fin de que mas facilmente y a muchos les anunciaren la palabra de Dios, el Señor les dio el don de lenguas, para que a todos les predicaran, no de modo que hablando una sola lengua fuesen entendidos por todos, como algunos dicen, sino mas bien literalmente, de manera que en las lenguas de las diversas gentes hablarán las de todos. Por lo cual dice el Apóstol: Doy gracias a Dios de que hablo las lenguas de todos vosotros (1Co 14,18). Y en Hechos 2,4, se dice: Hablaban en varias lenguas, etc. Y en la 1glesia primitiva muchos alcanzaron de Dios este don.
Pero los corintios, que erán de indiscreta curiosidad, preferian ese don que el de profecia. Y aquí por hablar en lengua el Apóstol entiende que en lengua desconocida, y no explicada: como si alguien le hablara en lengua teutonica a algún galo, sin explicarsela, ese tal habla en lengua. Y también es hablar en lengua el hablar de visiones tan solo, sin explicarlas. De modo que toda locución no entendida, no explicada, cualquiera que? sea, es propiamente hablar en lengua.
Vistas estas cosas, dediquémonos a la exposición de la carta, que es clara. Y para esto hace el Apóstol dos cosas. Primeramente prueba que el don de profecia es mas excelente que el don de lenguas; y en segundo lugar rechaza cualquier objeción: Volo autem vos...: Deseo que habléis todos en lenguas; prefiero, sin embargo, que profeticéis (1Co 14,5). Que el don de profecia exceda al don de lenguas lo prueba con dos razónes, de las cuales toma la primera de la comparación de Dios con la 1glesia; y la segunda razón la toma, de la comparación de los hombres con la 1glesia.
La primera razón es la siguiente: Aquello por lo cual hace el hombre las cosas que no solo son en honor de Dios sino también para útilidad de los prójimos es mejor que aquello que se hace tan solo en honor de Dios. Es así que la profecia es no solo en honor de Dios sino también para útilidad del prójimo, y por el don de lenguas se hace solo lo que es en honor de Dios. Luegoi etc.
Y esta razón la desentrana, primeramente en cuanto a que lo que se dice en lengua tan solo honra a Dios. Lo expresa con estas palabras: El que habla en lengua, se entiende que desconocida, no les habla a los hombreSi esto es, al entendimiento de los hombres, sino- a Dios» esto es, tan solo en honor de Dios (1Co 14,2). O a Dios, porque el mismo Dios entiende: El oído de Dios celoso lo escucha todo, etc. (Sg 1,10). Y lo que no se le dice al hombre, añade: Nadie lo oye, esto es, na.7 die lo entiende. Quien tenga oídos para oir, que oiga (Mt 13,9). Mas el que a solo Dios se le hable sobreentiende que el propio Dios habla. Por lo cual dice: Mas el Espíritu de Dios habla misterios, esto es, cosas ocultas (1Co 14,2). Porque no seréis vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu de vuestro Padre el que hablara en vosotros (Mt 10,20).
En segundo lugar prueba que la profecia es en honor de Dios y para útilidad de los prójimos. Por lo cual dice: Porque quien profetiza, etc. (1Co 14,3), esto es, el que explica visiones o escrituras, les habla a los hombres, quiere decir, al entendimiento de los hombres, y esto para edificación de los principiantes, y para exhor tación de los adelantados (Animad a los pusilanimes,1Ts 5,14. Enseñad y exhortad,Tt 2,15), y para consuelo de los afligidos.
Pero la edificación corresponde a una disposición espiritual. En Quien también vosotros estáis siendo junta-mente edificados (Efes. 2,22). Y la exhortación es para inducir a buenas acciones, porque si la disposición es buena, buena sera entonces la acción. Estas cosas enseña y exhorta (Tit. 2,1,4). La consolación induce a la paciencia ante los males. Todo cuanto ha sido escrito, para enseñanza nuestra se escribio (Rm 15,4).
Pues bien, a estas tres cosas inducen los predicadores de la divina escritura.
La segunda razón es ésta: lo que es útil tan solo para quien lo hace es menor que aquello que también a otros aprovecha. Es así que el hablar en lenguas es para la sola útilidad de quien las habla, y en cambio el profetizar aprovecha a otros; luego... etc.
Desentrana esta razón, y primeramente en cuanto a su primera parte, para lo cual dice: El que habla en lenguas se edifica a si mismo (1Co 14,4). (Dentro de mi mi corazón me ardia, Psal. 38,4). En segundo lugar en cuanto a su segunda parte, para lo cual dice: Mas el que profetiza edifica, instruyendo, a la 1glesia, esto es, a los fieles. Edificados sobre el cimiento de los Apostoles y de los Profetas (Efes. 2,20).
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(1Co 14,5-12)
Lección 2: 1Co 14,5-12
Por ejemplos, ya de las flautas, ya de los hombres, enseña que la profecia sobrepuja al don de lenguas.
5. Deseo que habléis todos en lenguas; prefiero, sin embargo, que profeticéis. Pues el que profetiza supera al que habla en lenguas, a no ser qwef éste también interprete, para que la asamblea toda reciba edificación.
6. Y ahora, hermanos, supongamos que yo vaya donde vosotros hablandoos en lenguas: ¿en qué os aprovecharia yo si mi palabra no os trajese ni revelación ni ciencia ni profecia ni enseñanza?
7. Así sucede con cosas inanimadas que dan voces tales como la flauta o la citara. Si no dan distintamente los sonidos, ¿como se conocera lo que toca la flauta o la citara?
8. Y si la trompeta no da sino un sonido confuso, ¿quién se preparara para la batalla?
9. Así también vosotros: si al hablar no pronunciáis palabras inteligibles, ¿como se entendera lo que decis? Es como si hablaráis al viento.
10. Hay en el mundo no sé cuantas variedades de lenguas, y ninguna carece de sentido.
11. Mas si yo desconozco el valor de los sonidos, seré un barbaro para el que me habla; y el que me habla, un barbaro para mi.
12. Así pues, ya que aspiráis a los dones espirituales, procurad abundar en ellos para edificación de la asamblea.
Aquí el Apóstol rechaza la objeción o falso entendimiento que pudiese haber acerca de lo previamente asentado: en efecto, podrian algunos creer que por preferir el Apóstol la profecia al don de lenguas deberia desdenarse el don de lenguas. Por lo cual, para excluir tal cosa, dice: Deseo que habléis, etc.
Donde primeramente se ve lo que trata de insinuar; y luego da la razón de ello: El que profetiza supera... a no ser que, etc. Así es que dice: Os digo, no obstante lo que ya dije arriba, que no deseo que desdenéis el don de lenguas, pues quiero que todos vosotros habléis en lenguas; pero mas deseo que profeticéis. ¿Quién me diera que todo el pueblo de Yahvéh profetizara. . ? (Nb 1 Nb 1,29)Nb 11, Y lo explica diciendo: mas supera, etc., como si dijera: deseo que mas bien profeticéis, porque el que profetiza supera, etc. Y la razón de esto es que a veces algunos son movidos por el Espíritu Santo a hablar algo mistico que ellos mismos no entienden; y así es como éstos tienen el don de lenguas. Mas a veces no solo hablan en lenguas sino que ademas interpretan lo que dicen. Por lo cual añade el Apóstol: A no ser que éste también interprete. Porque el don de lenguas con su interpretación es mejor que so!a profecia; porque, como ya se dijo, la interpretación de algo elevado pertenece a la profecia. Así es -que quien habla e interpreta profeta es, pues tiene tanto el don de lenguas como el de interpretación para edificación de la 1glesia de Dios; por lo cual dice el Apóstol: para que la asamblea toda reciba edificación, vD sea, que no solo se entienda é! sino que también edifique a la 1glesia: Procuremos lo que sea para mutua edificación (Rm 14,19). Y: Que cada quien agrade en lo bueno a su prójimo para su edificación (Rm (15,2).
Y ahora, hermanos, etc. Aquí prueba con ejemplos, y de tres clases, que el don de profecia supera al don de lenguas.
Primero con un ejemplo tomado de si mismo; luego mediante uno tomado de las cosas inanimadas: Así sucede con los instrumentos inanimados, etc.; y por ultimo con uno tomado de la diversidad de lenguas de los hombres: Hay en el mundo no sé cuantas variedades de lenguas, etc.
En cuanto a él mismo, argumenta de esta manera: Es patente que yo no poseo menos que vosotros el don de lenguas; pero si solo os hablara en lenguas, sin interpretarlas, de nada os aprovecharia. Luego tampoco os aprovecháis vosotros mutuamente. Lo dice con estas palabras: Supongamos que yo vaya donde vosotros habiéndoos en lenguas. Lo cual puede entenderse de dos maneras, esto es, o en lenguas desconocidas, o la letra con cualesquiera signos no entendidos. ¿En qué os aprovecharia yo si m! palabra no os trajese ni revelacion? etc. Y aquí debemos observar que estas cuatro cosas, a saber, ni revelación, ni ciencia, ni profecia, ni enseñanza, pueden diferenciarse de dos maneras.
I9 De un modo según en poder de quienes estén. Pues debemos saber que la ilustración de la mente mediante el conocimiento es de cuatro cosas, porque o es de las cosas divinas, y tal ilustración pertenece al don de sabiduría. Mas el conocimiento de las cosas divinas, como ya se dijo en el capítulo 2, es la revelación, porque las cosas que son de Dios nadie las conoce, etc. Por lo cual dice el Apóstol ni revelación, por la cual es iluminada la mente para conocer las cosas divinas.
O el conocimiento es de cosas terrenas, mas no de cualesquiera, sino solo de las que son para edificación de la fe, y tal conocimiento pertenece al don de ciencia, por lo cual dice: ni ciencia, no de geometria, ni de astrologia, porque éstas no tienen que ver con la edificación de la fe, sino la ciencia de las cosas santas. Le dio la ciencia de las cosas santas, etc. (Sg 10,10). O es conocimiento de cosas futuras, y éste pertenece al don de profecia, por lo cual dice: ni profecia. 1nterpreta les signos y los prodigios antes de que ocurran, y la sucesión de los tiempos y de los siglos (Sg 8,8). Mas es de notarse que aquí no se toma la profecia en sentido general, o sea, conforme a lo que se ha dicho, sino de manera particular tan solo en cuanto es la manifestación de cosas futuras. Y en cuanto a esto la define así Casiodoro: La profecia es la divina inspiración de cosas futuras para declarar la inmutable verdad. Quiero derramar mi doctrina como profecia, etc. (Si 24,46). O es del orden de la moral, lo cual pertenece a la enseñanza o doctrina, por lo cual dice el Apóstol: ni enseñanza. La enseñanza enseñando (Rm 12,7). La buena enseñanza da gracia (Pr 13,15).
2° De otro modo puédense distinguir las diversas maneras de adquirir el conocimiento. En efecto, es de saberse que todo conocimiento o proviene de un principio sobrenatural, esto es, de Dios, o de uno natural, o sea, de la luz natural de nuestro entendimiento. Mas lo primero puede ser de dos maneras: o infundiéndose la divina luz por subita aprehensión, y así tenemos la revelación; o se infunde sucesivamente, y así es la profecia, pues no la tuvieron subitamente los profetas, sino sucesivamente y por partes, como lo muestrán sus profecias.
Mas si la enseñanza se adquiere mediante un principio natural, esto ocurre o mediante estudio propio, y así pertenece a la ciencia; o se recibe de otro, y así pertenece a la doctrina. Y así sucede con cosas inanimadas, etc. Esto mismo se muestra con ejemplos tomados de cosas inanimadas, esto es, de instrumentos que parecen tener voz. Y primeramente por instrumentos de gozo; y en segundo por instrumentos de combate: Y si la trompeta no da sino un sonido, etc. Pues dice: no solo por lo que ya se dijo arriba, sino también por cuanto hay cosas que careciendo de alma dan voces, es evidente que el solo hablar en lenguas no aprovecha a los demás. Y así sucede con cosas inanimadas que dan voces. Por lo contrario, la voz es un sonido que sale de una boca animal, formado por organos naturales. Así es que las cosas que carecen de alma no dan voces.
Debemos decir que aun cuando la voz no pertenece sino a animales, sin embargo, se puede decir, por cierta semejanza, de ciertos instrumentos que tienen cierta consonancia y melodia, por lo que hace mención de ellos, esto es de la citara, que al tacto da voces, y de la flauta, soplando. Por lo tanto, si estas cosas dan voces confusas ¿como se entenderan?, etc.
En efecto, siendo que el hombre mediante instrumentos desea expresar algo, esto es, con algunas melodias, que se ordenan o al llanto o al gozo (Vosotros cantaréis como en la noche en que se celebra la fiesta, con alegria de corazón, como el que al son de la flauta va a entrar en el monte de Yahvéh,Is 30,29), o también a la lascivia, no se podria juzgar con qué finalidad se toca la flauta, o con cual la citara, si el sonido es confuso y oscuro.
De la misma manera, si el hombre habla en lenguas, y no las interpreta, es imposible saber qué quiere decir. Si no da sino un sonido confuso, etc. Eso mismo se ve por los ejemplos de las cosas inanimadas, el de los instrumentos propios para el combate. Y esta semejanza se toma del capítulo 10 del libro de los Numeros. Allí se lee que el Señor le ordeno a Moisés que hiciera dos trompetas de plata para convocar al pueblo, para poner en movimiento los campamentos y para el combate. Pero para cada uno de estos objetos tenían cierto modo de tocar, pues de una manera era la voz para juntarse en asamblea, otra era para mover el campamento, y otra cuando luchaban. Por lo cual arguye el Apóstol que así como si la trompeta no da sino un sonido confuso, esto es, ininteligible, no se sabe si se deben preparar para la guerra, así también vosotros, si habláis solo en lenguas, sin una clara exposición que interprete lo dicho, nadie sabra qué se dijo. Por trompeta se puede entender que se trata del predicador. Como trompeta clama a voz en grito, etc. (Is 58,1).
El porqué no se puede saber qué es lo que se dice es que hablaréis al viento, o sea, inútilmente. Y ejerzo el pugilato no como dando golpes en el vacio, etc. (1Co 9,26). Hay en el mundo no sé cuantas variedades de lenguas, etc. Aquí toma el ejemplo de las diversas lenguas que se hablan. Y acerca de esto procede de tres maneras.
Primero muestra la diversidad de las lenguas; luego, ia inútilidad de hablarse mutuamente en lenguas extranas: Mas si yo desconozco el valor de los sonidos, etc.; y finalmente concluye con lo que desea: Así pues, ya que nosotros aspiráis a los dones espirituales, etc.
En efecto, primeramente dice: Muchas y diversas lenguas hay en el mundo, y cada quien puede hablar la que quiera; pero si no habla una determinada, no se le entiende. Por lo cual dice: hay no sé cuantas variedades, etc. Puédese exponer esto de dos maneras, porque puede continuar con lo que precede, de modo que diga: Hablaréis al aire; y hay no sé cuantas variedades, etc., como si dijera: al aire, esto es, inútilmente habláis en todas las lenguas, porque habláis sin entenderlas, no obstante que para ser entendidas tienen las significaciones propias de las voces. Pues nada carece de voz.
O se puede puntuar de esta manera: Es como si ha-biaráis al viento. Pues tantos son les géneros de lenguas, esto es, de cada lengua. Mas si yo desconozco, etc. Con esto muestra su inútilidad. Lo dice con estas palabras: Si hablara todas las lenguas. Pero si desconozco el valor de los sonidos, o sea, ia significación de las voces, seré un barbaro para mi interlocuto
R. - He aquí que yo traigo sobre vosotros una nación de muy lejos, nación cuya lengua ignoras (Jerem. 5,15). Obsérvese que según algunos son barbaros aquellos cuyo idioma discorda totalmente del latino. Aunque otros dicen que todo extrano o extranjero es un barbaro para todo otro extrano cuando no es entendido por él. Pero esto no es así, porque según 1sidoro Barbaria es una cierta nación. En Cristo no hay barbaro ni escita, etc. (Colos. 3,2). Mas, según mas verdaderamente se dice, barbaros son propiamente aquellos que gozan de vigor corporal siendo deficientes en vigor de la razón, y estén como al margen de las leyes y sin régimen juridico. Y esto concuerda con lo que Aristoteles dice en su Politica. Consecuentemente, cuando el Apóstol dice: así como concluye lo que pretende, esto se puede construir de dos maneras. Primeramente para puntuar como si dijera: Tan barbaro seria yo para vosotros si hablara sin significación ni interpretación, como barbaros seriáis vosotros mutuamente; por lo cual procurad abundar, etc., y esto porque aspiráis a los dones espirituales.
O de otro modo, diciéndolo todo con claridad, como si dijera: No seais, pues, barbaros; sino que, tal como yo procedo, puesto que estáis ansiosos de las cosas del espiritu, esto es, de los dones del Espíritu Santo, pedidselos a Dios, para que abundéis. En abundante justicia esta la virtud maxima (Pr 15,5). La cual justicia es edificar a los demás. Pedid y se os dara; buscad y ha" Haréis; tocad y se os abrira (Mt 7,7).
5. Deseo que habléis todos en lenguas; prefiero, sin embargo, que profeticéis. Pues el que profetiza supera al que habla en lenguas, a no ser qwef éste también interprete, para que la asamblea toda reciba edificación.
6. Y ahora, hermanos, supongamos que yo vaya donde vosotros hablandoos en lenguas: ¿en qué os aprovecharia yo si mi palabra no os trajese ni revelación ni ciencia ni profecia ni enseñanza?
7. Así sucede con cosas inanimadas que dan voces tales como la flauta o la citara. Si no dan distintamente los sonidos, ¿como se conocera lo que toca la flauta o la citara?
8. Y si la trompeta no da sino un sonido confuso, ¿quién se preparara para la batalla?
9. Así también vosotros: si al hablar no pronunciáis palabras inteligibles, ¿como se entendera lo que decis? Es como si hablaráis al viento.
10. Hay en el mundo no sé cuantas variedades de lenguas, y ninguna carece de sentido.
11. Mas si yo desconozco el valor de los sonidos, seré un barbaro para el que me habla; y el que me habla, un barbaro para mi.
12. Así pues, ya que aspiráis a los dones espirituales, procurad abundar en ellos para edificación de la asamblea.
Aquí el Apóstol rechaza la objeción o falso entendimiento que pudiese haber acerca de lo previamente asentado: en efecto, podrian algunos creer que por preferir el Apóstol la profecia al don de lenguas deberia desdenarse el don de lenguas. Por lo cual, para excluir tal cosa, dice: Deseo que habléis, etc.
Donde primeramente se ve lo que trata de insinuar; y luego da la razón de ello: El que profetiza supera... a no ser que, etc. Así es que dice: Os digo, no obstante lo que ya dije arriba, que no deseo que desdenéis el don de lenguas, pues quiero que todos vosotros habléis en lenguas; pero mas deseo que profeticéis. ¿Quién me diera que todo el pueblo de Yahvéh profetizara. . ? (Nb 1 Nb 1,29)Nb 11, Y lo explica diciendo: mas supera, etc., como si dijera: deseo que mas bien profeticéis, porque el que profetiza supera, etc. Y la razón de esto es que a veces algunos son movidos por el Espíritu Santo a hablar algo mistico que ellos mismos no entienden; y así es como éstos tienen el don de lenguas. Mas a veces no solo hablan en lenguas sino que ademas interpretan lo que dicen. Por lo cual añade el Apóstol: A no ser que éste también interprete. Porque el don de lenguas con su interpretación es mejor que so!a profecia; porque, como ya se dijo, la interpretación de algo elevado pertenece a la profecia. Así es -que quien habla e interpreta profeta es, pues tiene tanto el don de lenguas como el de interpretación para edificación de la 1glesia de Dios; por lo cual dice el Apóstol: para que la asamblea toda reciba edificación, vD sea, que no solo se entienda é! sino que también edifique a la 1glesia: Procuremos lo que sea para mutua edificación (Rm 14,19). Y: Que cada quien agrade en lo bueno a su prójimo para su edificación (Rm (15,2).
Y ahora, hermanos, etc. Aquí prueba con ejemplos, y de tres clases, que el don de profecia supera al don de lenguas.
Primero con un ejemplo tomado de si mismo; luego mediante uno tomado de las cosas inanimadas: Así sucede con los instrumentos inanimados, etc.; y por ultimo con uno tomado de la diversidad de lenguas de los hombres: Hay en el mundo no sé cuantas variedades de lenguas, etc.
En cuanto a él mismo, argumenta de esta manera: Es patente que yo no poseo menos que vosotros el don de lenguas; pero si solo os hablara en lenguas, sin interpretarlas, de nada os aprovecharia. Luego tampoco os aprovecháis vosotros mutuamente. Lo dice con estas palabras: Supongamos que yo vaya donde vosotros habiéndoos en lenguas. Lo cual puede entenderse de dos maneras, esto es, o en lenguas desconocidas, o la letra con cualesquiera signos no entendidos. ¿En qué os aprovecharia yo si m! palabra no os trajese ni revelacion? etc. Y aquí debemos observar que estas cuatro cosas, a saber, ni revelación, ni ciencia, ni profecia, ni enseñanza, pueden diferenciarse de dos maneras.
I9 De un modo según en poder de quienes estén. Pues debemos saber que la ilustración de la mente mediante el conocimiento es de cuatro cosas, porque o es de las cosas divinas, y tal ilustración pertenece al don de sabiduría. Mas el conocimiento de las cosas divinas, como ya se dijo en el capítulo 2, es la revelación, porque las cosas que son de Dios nadie las conoce, etc. Por lo cual dice el Apóstol ni revelación, por la cual es iluminada la mente para conocer las cosas divinas.
O el conocimiento es de cosas terrenas, mas no de cualesquiera, sino solo de las que son para edificación de la fe, y tal conocimiento pertenece al don de ciencia, por lo cual dice: ni ciencia, no de geometria, ni de astrologia, porque éstas no tienen que ver con la edificación de la fe, sino la ciencia de las cosas santas. Le dio la ciencia de las cosas santas, etc. (Sg 10,10). O es conocimiento de cosas futuras, y éste pertenece al don de profecia, por lo cual dice: ni profecia. 1nterpreta les signos y los prodigios antes de que ocurran, y la sucesión de los tiempos y de los siglos (Sg 8,8). Mas es de notarse que aquí no se toma la profecia en sentido general, o sea, conforme a lo que se ha dicho, sino de manera particular tan solo en cuanto es la manifestación de cosas futuras. Y en cuanto a esto la define así Casiodoro: La profecia es la divina inspiración de cosas futuras para declarar la inmutable verdad. Quiero derramar mi doctrina como profecia, etc. (Si 24,46). O es del orden de la moral, lo cual pertenece a la enseñanza o doctrina, por lo cual dice el Apóstol: ni enseñanza. La enseñanza enseñando (Rm 12,7). La buena enseñanza da gracia (Pr 13,15).
2° De otro modo puédense distinguir las diversas maneras de adquirir el conocimiento. En efecto, es de saberse que todo conocimiento o proviene de un principio sobrenatural, esto es, de Dios, o de uno natural, o sea, de la luz natural de nuestro entendimiento. Mas lo primero puede ser de dos maneras: o infundiéndose la divina luz por subita aprehensión, y así tenemos la revelación; o se infunde sucesivamente, y así es la profecia, pues no la tuvieron subitamente los profetas, sino sucesivamente y por partes, como lo muestrán sus profecias.
Mas si la enseñanza se adquiere mediante un principio natural, esto ocurre o mediante estudio propio, y así pertenece a la ciencia; o se recibe de otro, y así pertenece a la doctrina. Y así sucede con cosas inanimadas, etc. Esto mismo se muestra con ejemplos tomados de cosas inanimadas, esto es, de instrumentos que parecen tener voz. Y primeramente por instrumentos de gozo; y en segundo por instrumentos de combate: Y si la trompeta no da sino un sonido, etc. Pues dice: no solo por lo que ya se dijo arriba, sino también por cuanto hay cosas que careciendo de alma dan voces, es evidente que el solo hablar en lenguas no aprovecha a los demás. Y así sucede con cosas inanimadas que dan voces. Por lo contrario, la voz es un sonido que sale de una boca animal, formado por organos naturales. Así es que las cosas que carecen de alma no dan voces.
Debemos decir que aun cuando la voz no pertenece sino a animales, sin embargo, se puede decir, por cierta semejanza, de ciertos instrumentos que tienen cierta consonancia y melodia, por lo que hace mención de ellos, esto es de la citara, que al tacto da voces, y de la flauta, soplando. Por lo tanto, si estas cosas dan voces confusas ¿como se entenderan?, etc.
En efecto, siendo que el hombre mediante instrumentos desea expresar algo, esto es, con algunas melodias, que se ordenan o al llanto o al gozo (Vosotros cantaréis como en la noche en que se celebra la fiesta, con alegria de corazón, como el que al son de la flauta va a entrar en el monte de Yahvéh,Is 30,29), o también a la lascivia, no se podria juzgar con qué finalidad se toca la flauta, o con cual la citara, si el sonido es confuso y oscuro.
De la misma manera, si el hombre habla en lenguas, y no las interpreta, es imposible saber qué quiere decir. Si no da sino un sonido confuso, etc. Eso mismo se ve por los ejemplos de las cosas inanimadas, el de los instrumentos propios para el combate. Y esta semejanza se toma del capítulo 10 del libro de los Numeros. Allí se lee que el Señor le ordeno a Moisés que hiciera dos trompetas de plata para convocar al pueblo, para poner en movimiento los campamentos y para el combate. Pero para cada uno de estos objetos tenían cierto modo de tocar, pues de una manera era la voz para juntarse en asamblea, otra era para mover el campamento, y otra cuando luchaban. Por lo cual arguye el Apóstol que así como si la trompeta no da sino un sonido confuso, esto es, ininteligible, no se sabe si se deben preparar para la guerra, así también vosotros, si habláis solo en lenguas, sin una clara exposición que interprete lo dicho, nadie sabra qué se dijo. Por trompeta se puede entender que se trata del predicador. Como trompeta clama a voz en grito, etc. (Is 58,1).
El porqué no se puede saber qué es lo que se dice es que hablaréis al viento, o sea, inútilmente. Y ejerzo el pugilato no como dando golpes en el vacio, etc. (1Co 9,26). Hay en el mundo no sé cuantas variedades de lenguas, etc. Aquí toma el ejemplo de las diversas lenguas que se hablan. Y acerca de esto procede de tres maneras.
Primero muestra la diversidad de las lenguas; luego, ia inútilidad de hablarse mutuamente en lenguas extranas: Mas si yo desconozco el valor de los sonidos, etc.; y finalmente concluye con lo que desea: Así pues, ya que nosotros aspiráis a los dones espirituales, etc.
En efecto, primeramente dice: Muchas y diversas lenguas hay en el mundo, y cada quien puede hablar la que quiera; pero si no habla una determinada, no se le entiende. Por lo cual dice: hay no sé cuantas variedades, etc. Puédese exponer esto de dos maneras, porque puede continuar con lo que precede, de modo que diga: Hablaréis al aire; y hay no sé cuantas variedades, etc., como si dijera: al aire, esto es, inútilmente habláis en todas las lenguas, porque habláis sin entenderlas, no obstante que para ser entendidas tienen las significaciones propias de las voces. Pues nada carece de voz.
O se puede puntuar de esta manera: Es como si ha-biaráis al viento. Pues tantos son les géneros de lenguas, esto es, de cada lengua. Mas si yo desconozco, etc. Con esto muestra su inútilidad. Lo dice con estas palabras: Si hablara todas las lenguas. Pero si desconozco el valor de los sonidos, o sea, ia significación de las voces, seré un barbaro para mi interlocuto
R. - He aquí que yo traigo sobre vosotros una nación de muy lejos, nación cuya lengua ignoras (Jerem. 5,15). Obsérvese que según algunos son barbaros aquellos cuyo idioma discorda totalmente del latino. Aunque otros dicen que todo extrano o extranjero es un barbaro para todo otro extrano cuando no es entendido por él. Pero esto no es así, porque según 1sidoro Barbaria es una cierta nación. En Cristo no hay barbaro ni escita, etc. (Colos. 3,2). Mas, según mas verdaderamente se dice, barbaros son propiamente aquellos que gozan de vigor corporal siendo deficientes en vigor de la razón, y estén como al margen de las leyes y sin régimen juridico. Y esto concuerda con lo que Aristoteles dice en su Politica. Consecuentemente, cuando el Apóstol dice: así como concluye lo que pretende, esto se puede construir de dos maneras. Primeramente para puntuar como si dijera: Tan barbaro seria yo para vosotros si hablara sin significación ni interpretación, como barbaros seriáis vosotros mutuamente; por lo cual procurad abundar, etc., y esto porque aspiráis a los dones espirituales.
O de otro modo, diciéndolo todo con claridad, como si dijera: No seais, pues, barbaros; sino que, tal como yo procedo, puesto que estáis ansiosos de las cosas del espiritu, esto es, de los dones del Espíritu Santo, pedidselos a Dios, para que abundéis. En abundante justicia esta la virtud maxima (Pr 15,5). La cual justicia es edificar a los demás. Pedid y se os dara; buscad y ha" Haréis; tocad y se os abrira (Mt 7,7).
Lección 3: 1Co 14,13-17
Tanto en la oración privada como en la publica se ve que la profecia es mas excelente que las lenguas.
13. Por tanto, el que habla én lenguas pida el don de interpretar.
14. Porque si oro en lenguas, mi respiración ora, pero mi mente queda sin fruto.
15. Entonces ¿qué hacer? Oraré con la boca, pero oraré también con la mente. Salmodiaré con la boca, pero salmodiaré también con la mente.
16. Porque si no alabas sino con palabras que exhalas, ¿quién suplira a los sencillos? ¿Como dirán amén a tu alabanza si no saben lo que dices?
17. Porque tu, ciertamente, bien que das gracias, pero el otro no se edifica.
Ya mostro arriba el Apóstol la excelencia del don de profecia sobre el don de lenguas, con razónes tomadas de parte de la exhortación, y ahora demuestra lo mismo con razónes tomadas de parte de la oración, pues, en efecto, estas dos cosas, la oración y la exhortación, las ejercitamos con la lengua.
Para esto procede de dos maneras. Primeramente prueba con razónes la excelencia de la profecia sobre el don de lenguas; y en segundo lugar con ejemplos, por lo cual dice: Doy gracias a mi Dios, etc.
Y en cuanto a lo primero procede también de dos modos. En primer término pone la necesidad de la oración; y luego hace ver que en la oración vale mas el don de profecia que el don de lenguas. Porque si oro en lenguas, etc.
Así es que primero dice: Dije que el don de lenguas sin el don de profecia carece de valor, y por lo mismo, como el interpretar es lo propio de la profecia, que es mas excelente que aquél, el que habla en lenguas desconocida o extrana, o de ocultos misterios, pida, es claro que a Dios, el don de interpretar, o sea, que se le dé la gracia de interpretarse. Orad para que Dios nos abra una puerta (Colos. 4,3).
La Glosa explica el pida de otra manera. En efecto, orar o pedir se entiende de dos maneras: o como suplicarle a Dios, o como persuadir, como si dijera: E! que habla en lenguas, pida, ore, o sea, de tal manera persuada que interprete, y en este sentido toma aquí la Glosa el orar, en todo el capitulo.
Pero no es esta la intención del Apóstol, sino que sea una insistente suplica a Dios. Porque si oro, etc. Aquí muestra que al orar mas vale la profecia que el don de lenguas, y esto de dos maneras. Primeramente por razón tomada de parte del mismo que ora; en segundo lugar, por razón tomada de parte del que oye: Porque si no bendices, etc.
En cuanto a lo primero, a la vez, procede doblemsn-te. Primeramente da la razón de lo que quiere demostrar; y luego rechaza la objeción: Entonces ¿qué hacer? Sobre lo primero es de saberse que de dos maneras es la oración. Tenemos la oración privada cuando uno ora. dentro de si mismo y por si mismo. Y la oración publica cuando se ora ante el pueblo y por los demás; y en ambas oraciones puede usarse del don de lenguas y del don de profecia. Y se trata de demostrar que en una y otra oración vale mas el don de profecia que el don de lenguas.
Y primeramente en la oración privada diciendo que si hay allí un sencillo o profano, quien haga su oración salmodiando o diciendo Pater noster pero no se entienda lo que dice, ese tal ora en lenguas y lo mismo le da orar con palabras que el Espíritu Santo le conceda a ét que con palabras de otros; pero si es otro el que ora y entiende lo que dice, éste ora y profetiza. Y es claro que mas gana el que ora y entiende que el que solo con la lengua ora, o sea, el que no entiende lo que dice.
Porque quien entiende se renueva en su mente y en su afecto; y en cambio la mente del que no entiende se queda sin fruto de renovación. De aquí que como es mejor el renovarse en mente y afecto que tan solo en el afecto, resulta claro que en la oración vale mas el don de profecia que el solo don de lenguas. Esto lo expresa diciendo: Digo que pida el don de interpretar. Porque si oro en lenguas, o sea, si para orar uso el don de lenguas, de modo que digo algo que no entiendo, entonces mi espiritu, esto es, el Espíritu Santo que se me da, pide que me incline y mueva a pedir. Y con tal oración no dejo de ganar, porque el hecho mismo de que me mueva por el Espíritu Santo es meritorio para mi. Pues nosotros no sabemos pedir lo que conviene; pero el propio Espíritu Santo nos hace suplicar (Rm 8,26). O también: Spiritus meus, mi espiritu, esto es, mi razón, me indica que hable cosas que son para bien, o con palabras propias mias, o de los otros santos. O también: Spiritus meus, mi espiritu, esto es, la facultad imaginativa, pide, en cuanto voces o semejanzas de las cosas corporales son tan solo en la imaginación sin aquello por lo que se entiendan por el entendimiento; y por eso añade: pero mi mente, esto es, mi entendimiento, queda sin fruto, porque no entiende. Por lo que en la oración es mejor la profecia o interpretación que el don de lenguas. Pero ¿es que cuando alguien ora y no entiende lo que dice se queda sin el fruto de la oracion?
Debemos decir que es doble el fruto de la oracion-Un fruto es el mérito que le resulta al hombre; el otro fruto es la espiritual consolación y la devoción que se alcanza por la oración. Ahora bien, en cuanto al fruto de la espiritual devoción se priva quien no atiende a lo que ora o que no lo entiende; mas en cuanto al fruto del mérito no se puede decir que se prive, porque si así fuera muchas oraciones quedarian sin mérito, pues con dificultad puede decir el hombre un Pater noster sin que sea reclamada la mente por las demás cosas. Por lo cual debemos decir que cuando el que ora se distrae a veces de lo que dice, o cuando alguien en una obra meritoria no piensa de continuo en cada uno de sus actos que la hace por Dios, no pierde la razón del mérito. Y así es porque en todos los actos meritorios que se ordenan a un fin recto no se requiere que la intención del agente se una al fin en cada acto, sino que la primera energia que mueve la intención permanezca en la obra entera aun cuando a veces en algo particular se distraiga; y esa primera energia hace meritoria toda la obra a no ser que se interrumpa por una afección contraria que del fin predicho lleve a un fin contrario.
Pero la atención es triple. Una es respecto de las palabras que dice el hombre, y ésta a veces dana en cuanto impide la devoción; otra es con relación al sentido de las palabras, y ésta dana, aunque no es muy nociva; y la tercera es con relación al fin, y ésta es la mejor y cuasi necesaria.
Sin embargo, estas palabras del Apóstol: la mente se queda sin fruto se entienden del fruto de renovación. Entonces ¿qué hacer?, etc. Porque puede alguien decir: Si orar con la lengua es algo sin fruto de la mente y sin embargo la boca ora, ¿por qué, en consecuencia, no hay que orar con la boca?
El Apóstol lo resuelve diciendo que se debe orar de las dos maneras, verbal y mentalmente, porque el hombre debe servir a Dios con todo lo que de Dios tiene; y como de Dios tiene respiración y mente, por lo mismo de una y otra manera debe orar. Con todo su corazón alabo al Señor, etc. (Si 47,10). Por lo cual dice: Oraré con la boca, pero oraré también con la mente; salmodiaré con la boca, pero, etc.
Y dice oraré y salmodiaré, porque la oración o es una deprecación, y a esto se refiere el oraré, o es para alabar a Dios, y a esto se refiere el salmodiaré. Sobre estas dos cosas dice Santiago (5,13): ¿Sufre alguno entre vosotros? Que ore. ¿Esta alguno alegre? Que cante salmos. Y en el Salmo 91,2: Bueno es salmodiar, etc. Así es que oraré verbalmente, esto es, con la imaginación, y con Sa mente, esto es, con la voluntad. Porque si no alabas sino con la respiración, etc. Esto muestra en segundo lugar que el don de profecia vale mas que el don de lenguas, aun en la oración publica, la cual se da cuando el sacerdote ora publicamente, y a veces dice cosas que no entiende, y a veces cosas que entiende. Y sobre esto procede el Apóstol de tres maneras.
Primeramente da la razón; luego ia pone a la vista: ¿Como dirán amén?, etc.; y por ultimo prueba lo que había supuesto: Si no saben lo que dices.
En efecto, dice así: Dije que el don de profecia en. la oración privada vale mas, porque si no alabas, etc., y también en la publica, porque si no alabas sino con la respiración, esto es, en una lengua que no se entienda, o con la imaginación, y movido por el Espíritu Santo, ¿quién suplira a los sencillos? Sencillo es propiamente aquel que no conoce sino la lengua materna: como si dijera: ¿quién dira aquello que debe decir allí el sencillo?, o sea: Amén. Y por eso dice: ¿como dira amén a tu alabanza?, lo que la Glosa explica así: ¿como se pondra en armonía con la alabanza hecha por ti en representación de la 1glesia? Quien sea bendecido en la tierra sera bendecido en Dios. Amén (Is 65,16). Amén es lo mismo que hagase, o así es; como si dijera: Si no entiende lo que dices, ¿como asentira a lo que dices? Puede alguien asentir, aun sin entender, pero tan solo en general, no en concreto o en especial, porque no puede entender qué cosas buenas dices ni qué es lo que tan solo bendices. Pero ¿por qué no se han de dar las bendiciones en lengua vulgar para que se entiendan por el pueblo y se adecue éste mejor a ellas?
Debemos decir que esto así fue felizmente en la 1glesia primitiva, pero estando ya instruidos los fieles y sabiendo qué es lo que oyen en el oficio comun, se dicen las alabanzas en latin.
Consiguientemente, prueba el Apóstol por qué no se puede decir Amén cuando dice: Porque, ciertamente, bien que tu das gracias, esto es, aunque tu des bien gracias a Dios en cuanto entiendes; pero otros, que oyen y no entienden, no se edifican, en cuanto no entienden en especia!, aunque en general entiendan y se edifiquen. No saiga de vuestra boca palabra danosa, sino la que sea conveniente para la edificación de la fe (Efes. 4,29). Y por lo mismo es mejor que no solo con la lengua se alabe, sino que también se interprete y se ponga a la vista, aunque tu que das gracias, bien lo hagas.
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(1Co 14,18-22)
13. Por tanto, el que habla én lenguas pida el don de interpretar.
14. Porque si oro en lenguas, mi respiración ora, pero mi mente queda sin fruto.
15. Entonces ¿qué hacer? Oraré con la boca, pero oraré también con la mente. Salmodiaré con la boca, pero salmodiaré también con la mente.
16. Porque si no alabas sino con palabras que exhalas, ¿quién suplira a los sencillos? ¿Como dirán amén a tu alabanza si no saben lo que dices?
17. Porque tu, ciertamente, bien que das gracias, pero el otro no se edifica.
Ya mostro arriba el Apóstol la excelencia del don de profecia sobre el don de lenguas, con razónes tomadas de parte de la exhortación, y ahora demuestra lo mismo con razónes tomadas de parte de la oración, pues, en efecto, estas dos cosas, la oración y la exhortación, las ejercitamos con la lengua.
Para esto procede de dos maneras. Primeramente prueba con razónes la excelencia de la profecia sobre el don de lenguas; y en segundo lugar con ejemplos, por lo cual dice: Doy gracias a mi Dios, etc.
Y en cuanto a lo primero procede también de dos modos. En primer término pone la necesidad de la oración; y luego hace ver que en la oración vale mas el don de profecia que el don de lenguas. Porque si oro en lenguas, etc.
Así es que primero dice: Dije que el don de lenguas sin el don de profecia carece de valor, y por lo mismo, como el interpretar es lo propio de la profecia, que es mas excelente que aquél, el que habla en lenguas desconocida o extrana, o de ocultos misterios, pida, es claro que a Dios, el don de interpretar, o sea, que se le dé la gracia de interpretarse. Orad para que Dios nos abra una puerta (Colos. 4,3).
La Glosa explica el pida de otra manera. En efecto, orar o pedir se entiende de dos maneras: o como suplicarle a Dios, o como persuadir, como si dijera: E! que habla en lenguas, pida, ore, o sea, de tal manera persuada que interprete, y en este sentido toma aquí la Glosa el orar, en todo el capitulo.
Pero no es esta la intención del Apóstol, sino que sea una insistente suplica a Dios. Porque si oro, etc. Aquí muestra que al orar mas vale la profecia que el don de lenguas, y esto de dos maneras. Primeramente por razón tomada de parte del mismo que ora; en segundo lugar, por razón tomada de parte del que oye: Porque si no bendices, etc.
En cuanto a lo primero, a la vez, procede doblemsn-te. Primeramente da la razón de lo que quiere demostrar; y luego rechaza la objeción: Entonces ¿qué hacer? Sobre lo primero es de saberse que de dos maneras es la oración. Tenemos la oración privada cuando uno ora. dentro de si mismo y por si mismo. Y la oración publica cuando se ora ante el pueblo y por los demás; y en ambas oraciones puede usarse del don de lenguas y del don de profecia. Y se trata de demostrar que en una y otra oración vale mas el don de profecia que el don de lenguas.
Y primeramente en la oración privada diciendo que si hay allí un sencillo o profano, quien haga su oración salmodiando o diciendo Pater noster pero no se entienda lo que dice, ese tal ora en lenguas y lo mismo le da orar con palabras que el Espíritu Santo le conceda a ét que con palabras de otros; pero si es otro el que ora y entiende lo que dice, éste ora y profetiza. Y es claro que mas gana el que ora y entiende que el que solo con la lengua ora, o sea, el que no entiende lo que dice.
Porque quien entiende se renueva en su mente y en su afecto; y en cambio la mente del que no entiende se queda sin fruto de renovación. De aquí que como es mejor el renovarse en mente y afecto que tan solo en el afecto, resulta claro que en la oración vale mas el don de profecia que el solo don de lenguas. Esto lo expresa diciendo: Digo que pida el don de interpretar. Porque si oro en lenguas, o sea, si para orar uso el don de lenguas, de modo que digo algo que no entiendo, entonces mi espiritu, esto es, el Espíritu Santo que se me da, pide que me incline y mueva a pedir. Y con tal oración no dejo de ganar, porque el hecho mismo de que me mueva por el Espíritu Santo es meritorio para mi. Pues nosotros no sabemos pedir lo que conviene; pero el propio Espíritu Santo nos hace suplicar (Rm 8,26). O también: Spiritus meus, mi espiritu, esto es, mi razón, me indica que hable cosas que son para bien, o con palabras propias mias, o de los otros santos. O también: Spiritus meus, mi espiritu, esto es, la facultad imaginativa, pide, en cuanto voces o semejanzas de las cosas corporales son tan solo en la imaginación sin aquello por lo que se entiendan por el entendimiento; y por eso añade: pero mi mente, esto es, mi entendimiento, queda sin fruto, porque no entiende. Por lo que en la oración es mejor la profecia o interpretación que el don de lenguas. Pero ¿es que cuando alguien ora y no entiende lo que dice se queda sin el fruto de la oracion?
Debemos decir que es doble el fruto de la oracion-Un fruto es el mérito que le resulta al hombre; el otro fruto es la espiritual consolación y la devoción que se alcanza por la oración. Ahora bien, en cuanto al fruto de la espiritual devoción se priva quien no atiende a lo que ora o que no lo entiende; mas en cuanto al fruto del mérito no se puede decir que se prive, porque si así fuera muchas oraciones quedarian sin mérito, pues con dificultad puede decir el hombre un Pater noster sin que sea reclamada la mente por las demás cosas. Por lo cual debemos decir que cuando el que ora se distrae a veces de lo que dice, o cuando alguien en una obra meritoria no piensa de continuo en cada uno de sus actos que la hace por Dios, no pierde la razón del mérito. Y así es porque en todos los actos meritorios que se ordenan a un fin recto no se requiere que la intención del agente se una al fin en cada acto, sino que la primera energia que mueve la intención permanezca en la obra entera aun cuando a veces en algo particular se distraiga; y esa primera energia hace meritoria toda la obra a no ser que se interrumpa por una afección contraria que del fin predicho lleve a un fin contrario.
Pero la atención es triple. Una es respecto de las palabras que dice el hombre, y ésta a veces dana en cuanto impide la devoción; otra es con relación al sentido de las palabras, y ésta dana, aunque no es muy nociva; y la tercera es con relación al fin, y ésta es la mejor y cuasi necesaria.
Sin embargo, estas palabras del Apóstol: la mente se queda sin fruto se entienden del fruto de renovación. Entonces ¿qué hacer?, etc. Porque puede alguien decir: Si orar con la lengua es algo sin fruto de la mente y sin embargo la boca ora, ¿por qué, en consecuencia, no hay que orar con la boca?
El Apóstol lo resuelve diciendo que se debe orar de las dos maneras, verbal y mentalmente, porque el hombre debe servir a Dios con todo lo que de Dios tiene; y como de Dios tiene respiración y mente, por lo mismo de una y otra manera debe orar. Con todo su corazón alabo al Señor, etc. (Si 47,10). Por lo cual dice: Oraré con la boca, pero oraré también con la mente; salmodiaré con la boca, pero, etc.
Y dice oraré y salmodiaré, porque la oración o es una deprecación, y a esto se refiere el oraré, o es para alabar a Dios, y a esto se refiere el salmodiaré. Sobre estas dos cosas dice Santiago (5,13): ¿Sufre alguno entre vosotros? Que ore. ¿Esta alguno alegre? Que cante salmos. Y en el Salmo 91,2: Bueno es salmodiar, etc. Así es que oraré verbalmente, esto es, con la imaginación, y con Sa mente, esto es, con la voluntad. Porque si no alabas sino con la respiración, etc. Esto muestra en segundo lugar que el don de profecia vale mas que el don de lenguas, aun en la oración publica, la cual se da cuando el sacerdote ora publicamente, y a veces dice cosas que no entiende, y a veces cosas que entiende. Y sobre esto procede el Apóstol de tres maneras.
Primeramente da la razón; luego ia pone a la vista: ¿Como dirán amén?, etc.; y por ultimo prueba lo que había supuesto: Si no saben lo que dices.
En efecto, dice así: Dije que el don de profecia en. la oración privada vale mas, porque si no alabas, etc., y también en la publica, porque si no alabas sino con la respiración, esto es, en una lengua que no se entienda, o con la imaginación, y movido por el Espíritu Santo, ¿quién suplira a los sencillos? Sencillo es propiamente aquel que no conoce sino la lengua materna: como si dijera: ¿quién dira aquello que debe decir allí el sencillo?, o sea: Amén. Y por eso dice: ¿como dira amén a tu alabanza?, lo que la Glosa explica así: ¿como se pondra en armonía con la alabanza hecha por ti en representación de la 1glesia? Quien sea bendecido en la tierra sera bendecido en Dios. Amén (Is 65,16). Amén es lo mismo que hagase, o así es; como si dijera: Si no entiende lo que dices, ¿como asentira a lo que dices? Puede alguien asentir, aun sin entender, pero tan solo en general, no en concreto o en especial, porque no puede entender qué cosas buenas dices ni qué es lo que tan solo bendices. Pero ¿por qué no se han de dar las bendiciones en lengua vulgar para que se entiendan por el pueblo y se adecue éste mejor a ellas?
Debemos decir que esto así fue felizmente en la 1glesia primitiva, pero estando ya instruidos los fieles y sabiendo qué es lo que oyen en el oficio comun, se dicen las alabanzas en latin.
Consiguientemente, prueba el Apóstol por qué no se puede decir Amén cuando dice: Porque, ciertamente, bien que tu das gracias, esto es, aunque tu des bien gracias a Dios en cuanto entiendes; pero otros, que oyen y no entienden, no se edifican, en cuanto no entienden en especia!, aunque en general entiendan y se edifiquen. No saiga de vuestra boca palabra danosa, sino la que sea conveniente para la edificación de la fe (Efes. 4,29). Y por lo mismo es mejor que no solo con la lengua se alabe, sino que también se interprete y se ponga a la vista, aunque tu que das gracias, bien lo hagas.
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(1Co 14,18-22)
Lección 4: 1Co 14,18-22
Da gracias por el don de lenguas que Dios le ha dado, proponiéndoseles como ejemplo.
18. Gracias doy a Dios porque hablo todas las lenguas de vosotros.
19. Pero prefiero hablar en la 1glesia cinco palabras con sentido para instruir a los demás que diez mil palabras en lenguas.
20. Hermanos, no seáis niños en los juicios; sed niños en cuanto a malicia, pero maduros en los juicios.
21. Esta escrito en la Ley: Hablaré a este pueblo en lenguas extranas y por labios extranjeros, y ni aun así me escucharan, dice el Señor.
22. Así pues, las lenguas sirven de señal no para los creyentes sino para los infieles; en cambio, la profecia, no para los infieles, sino para los creyentes.
Aquí muestra el Apóstol la excelencia del don de profecia respecto del don de lenguas por razónes tomadas de parte de él mismo. Y para esto procede de dos maneras.
Primeramente da gracias por el don de lenguas que Dios le ha dado; y luego se les propone él mismo como ejemplo: Pero en la 1glesia prefiero, etc. Así es que dice: Gracias doy, etc., como si dijera: No es que desprecie el don de lenguas con decir que el don de profecia sea mas excelente, sino que debe tenerse por de mucho precio. Por lo cual también yo gradas doy a Dios, etc. Pues débense dar gracias de todo. En todo dad gracias, etc. (1Th 5,18). Y: Gracias doy a Dios, etc.. Como si dijera: no menosprecio el don de lenguas como si de él careciera, pues también yo lo tengo, por lo cual dice: gracias doy a Dios. Y para que no se crea que todos hablaban una sola lengua, dice: porque hablo todas las lenguas de vosotros (Hablaban los Apostoles en varias lenguas, Hechos 2,6). Pero en la iglesia, etc. Aquí se pone él mismo como ejemplo, como si dijera: Si yo tengo también el don de lenguas como vosotros, debéis hacer lo que yo hago. Y yo quiero, esto es, prefiero, hablar en la 1glesia cinco palabras, o sea, muy pocas, pero con mi percepción, es decir, con mi inteligencia, de modo que yo entienda y sea entendido, y así instruya a los demás, que no diez mil palabras, a sea, una multitud de palabras en lenguas, lo cual, como quiera que sea, no es hablar al entendimiento, como quedo ya expuesto arriba.
Algunos opinan que el Apóstol dice cinco porque parece querer expresar que prefiere decir una sola oración para el entendimiento que muchas sin inteligencia. Pues la oración, según los gramaticos, para hacer sentido perfecto debe constar de cinco partes, a saber: sujeto, predicado, copula verbal, determinación del sujeto y determinación del predicado.
A otros les parece mejor que como hablar con la inteligencia es para enseñar a los demás, exige cinco cosas porque el doctor debe enseñar cinco cosas, a saber: lo que se debe creer (Así has de enseñar y exhortar, etc. Tito 2,15); lo que se debe obrar (Id, pues... enseñandoles a guardar todo lo que Yo os he mandado,Mt 28,19-20); lo que se debe evitar, esto es, los pecados (Como de serpiente huye del pecado,Si 21,2 Revela mi pueblo sus iniquidades,Is 58,1); lo que se debe esperar, esto es, la merced eterna (De esta -salvación investigaron e indagaron los profetas, que profetizaron sobre la gracia destinada a vosotros,1 Pedro 1,10); lo que se debe temer, esto es, las penas eternas (Id, malditos, al fuego eterno, etc.Mt 25,41).
Hermanos, no seáis niños, etc. Aquí muestra la excelencia del don de profecia sobre el don de lenguas, con razónes tomadas de parte de los infieles. Y para esto procede de dos maneras. Primero excita la atención, y los vuelve atentos; y luego argumenta a propósito: ¿Qué esta escrito en la ley?
Acerca de lo primero vemos que el Apóstol les quita ..el manto de excusa a quienes enseñan cosas vanas y superficiales queriendo hacerse pasar por inocentes, sin1 preocuparse por lo tanto de penetrar al fondo conforme a la verdad de las cosas, el cual no alcanzan, alegando para esto las palabras del Señor: Si no cambiáis y os hacéis como niños, no entraréis en el Reino de los Cielos (Mt 1 Mt 8,3). Tal cosa la excluye el Apóstol diciendo: No seáis niños en los juicios, o sea, no queráis hablar y enseñar cosas pueriles e inútiles y tontas. Cuando yo era niño, Hablaba como niño, etc. (1Co 13,1 1Co 1). Mas ¿como debéis haceros como niños? Con el afecto, no con el entendimiento. Por lo cual dice: Pero en cuanto a malicia. Porque ya sabemos que los niños no proyectan cosas malas, y así es como debemos hacernos niños; por lo cual dice: sed niños en cuanto a malicia. Pero les falta pensar en cosas buenas, y no es así como debemos ser niños, sino mas bien varones perfectos, por lo cual añade: pero maduros en los juicios, esto es, en cuanto a distinguir los bienes y los males, sed perfectos. Por eso dice en Hebreos 5,14: El manjar solido es para los perfectos o adultos. Así es que ho se alaba en vosotros la simplicidad que se oponga a la prudencia, sino la que se opone al engano. Por lo cual dice el Señor (Mt 10,16): Sed prudentes como la serpiente. Quiero que seáis ingeniosos para el bien e inocentes para el mal (Rm 16,19). Por lo cual, cuando dice: Esta escrito en ia Ley, argumenta a propósito, y debemos saber que su argumentación, como se ve por la Glosa, incluye muchas aplicaciones; pero según la intención del Apóstol no parece que en este lugar atienda sino a una razón. Y la razón que da para probar que el don de profecia es mas excelente que el don de lenguas es el siguiente: Todo lo que valga mas para aquello a lo que otra cosa principalmente se ordena es mejor que esta otra ordenada a lo dicho; y el don de profecia, como el don de lenguas, se ordena a la conversión de los infieles; pero mas eficaces son para esto las profecias que el don de lenguas; luego la profecia es mejor.
Mas en cuanto a esta razón procede el Apóstol de dos maneras. Primero muestra a qué se ordena el don de lenguas; y a qué se ordena el don de profecia; en segundo lugar, que vale mas el don de profecia: Si, pues, se reune tocia la asamblea, etc. (1Co 14,23). Dos cosas hace acerca de lo primero. Desde luego hace admitir la autoridad. Y luego, apoyado en la autoridad, arguye a propósito: Así pues, las lenguas, etc.
Por lo que ve a lo primero se debe saber que estas palabras: ¿Qué esta escrito en la Ley? se pueden leer o interrogativamente, como si dijera: no debéis haceros niños en los juicios, sino adultos, y esto es ver y conocer la ley. En consecuencia, si sois perfectos en los juicios, conoced la ley, y en la ley lo que esta escrito sobre las lenguas: que suelen ser inútiles para aquello para lo que se les ordena, porque aun cuando se hable en diversas lenguas, por ejemplo al pueblo judio, sin embargo no oye el hombre, etc.
Puédese leer también indulgentemente: Esta escrito en la Ley. Como si dijera: No os agitéis como niños apeteciendo algo sin discernir si es bueno o menos bueno lo que tratáis de alcanzar y lo prefiráis a un bien superior, sino sed perfectos en los juicios, discernid entre los bienes y los bienes mayores, para que así tratéis de alcanzarlos.
Y así es, si pensáis lo que esta escrito en la Ley: En lenguas extranas hablaré, etc. (Así es que meditandola el juicio es perfecto,Sg 6,16).* Y dice en la Ley, ha tomando Ley estrictamente por los cinco libros de Moisés tan solo, como se toma en Luc. 24,44: Es necesario que se cumpla todo lo que esta escrito acerca de mi en la Ley de Moisés, etc., sino por todo el Antiguo Testamento, como se toma en Jn 15,25: Para que se cumpla lo que esta escrito en su iey: me han odiado sin motivo. Y esto mismo esta escrito en el Salmo 1 19. Sin embargo, este sentido esta tomado de Is 28,1 1, donde nuestro texto dice: Si, con palabras extranas y con iengua extranjera se hablara a este pueblo.
Así es que esta escrito que en lenguas extranas, esto es, en diversos géneros de lenguas, y por labios extranjeros, o sea, en diversos idiomas y modos de pronunciar, le hablaré a este pueblo, es decir, al judio, porque esta señal se dio especialmente para la conversión del pueblo judio: Ni así escucharan, porque con signos manifiestos no creyeron. Endurece el corazón de este pueblo, etc. (Is 6,10).
Pero ¿para qué les dio señales Dios, si no habían de convertirse? Sobre esto hay dos razónes. Una de ellas es que aun cuando no todos se convertirian, sin embargo algunos si porque no rechaza el Señor a su pueblo. La otra razón es que mas justa se manifestara la condenación de ellos siendo mas manifiesta su iniquidad. Si yo hubiera venido y no les hubiera hablado, etc. (Jn 15,22). Por lo tanto, cuando dice: Así pues, tas lenguas, etc., partiendo de la autoridad asentada argumenta a propósito, como si dijera: que el don de lenguas no se ha dado para que los fieles crean es claro por el hecho
* Traduzco directamente del texto de la Vulgata que reproduce Santo Tomas, apartandome de las traducciones modernas, que dicen otra cosa muy distinta.
de que ya creen (Ya no creemos por tus palabras, etc., Juan 4,42), sino para que los infieles se conviertan.
Mas en la Glosa vemos en este lugar dos exposiciones de San Ambrosio que no son literales; de las cuales una es la siguiente: Así como en el Antiguo Testamento le hablé al pueblo judio en lenguas, esto es, por figuras y con labios, prometiendo bienes temporales, así ahora, en el Nuevo Testamento, le hablo a este pueblo en otras lenguas, esto es, abierta y claramente, y con otros labios, o sea, espirituales, aunque tampoco asime oigan en cuanto a la multitud de ellos. Así pues, las lenguas se dan no para los infieles sino para los fieles, para hacer patente la infidelidad de aquéllos.
La otra exposición es ésta: En lenguas extranas, esto es, oscura y parabolicamente les hablaré para que los indignos no escuchen, esto es, no entiendan.
Por lo tanto es patente que la profecia se ordena a la instrucción de los fieles, que ya creen. Y por lo mismo las profecias se dan no para los infieles, que no creen (Señor, ¿quién dio crédito a nuestra noticia?,Is 53,1), sino para los fieles, para que crean y se instruyan. Hijo del hombre, yo te he dado por centinela a la Casa de 1srael (Ez 3,17). Cuando no hay profecia el pueblo se pierde (Pr 29,18).
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(1Co 14,23-26)
18. Gracias doy a Dios porque hablo todas las lenguas de vosotros.
19. Pero prefiero hablar en la 1glesia cinco palabras con sentido para instruir a los demás que diez mil palabras en lenguas.
20. Hermanos, no seáis niños en los juicios; sed niños en cuanto a malicia, pero maduros en los juicios.
21. Esta escrito en la Ley: Hablaré a este pueblo en lenguas extranas y por labios extranjeros, y ni aun así me escucharan, dice el Señor.
22. Así pues, las lenguas sirven de señal no para los creyentes sino para los infieles; en cambio, la profecia, no para los infieles, sino para los creyentes.
Aquí muestra el Apóstol la excelencia del don de profecia respecto del don de lenguas por razónes tomadas de parte de él mismo. Y para esto procede de dos maneras.
Primeramente da gracias por el don de lenguas que Dios le ha dado; y luego se les propone él mismo como ejemplo: Pero en la 1glesia prefiero, etc. Así es que dice: Gracias doy, etc., como si dijera: No es que desprecie el don de lenguas con decir que el don de profecia sea mas excelente, sino que debe tenerse por de mucho precio. Por lo cual también yo gradas doy a Dios, etc. Pues débense dar gracias de todo. En todo dad gracias, etc. (1Th 5,18). Y: Gracias doy a Dios, etc.. Como si dijera: no menosprecio el don de lenguas como si de él careciera, pues también yo lo tengo, por lo cual dice: gracias doy a Dios. Y para que no se crea que todos hablaban una sola lengua, dice: porque hablo todas las lenguas de vosotros (Hablaban los Apostoles en varias lenguas, Hechos 2,6). Pero en la iglesia, etc. Aquí se pone él mismo como ejemplo, como si dijera: Si yo tengo también el don de lenguas como vosotros, debéis hacer lo que yo hago. Y yo quiero, esto es, prefiero, hablar en la 1glesia cinco palabras, o sea, muy pocas, pero con mi percepción, es decir, con mi inteligencia, de modo que yo entienda y sea entendido, y así instruya a los demás, que no diez mil palabras, a sea, una multitud de palabras en lenguas, lo cual, como quiera que sea, no es hablar al entendimiento, como quedo ya expuesto arriba.
Algunos opinan que el Apóstol dice cinco porque parece querer expresar que prefiere decir una sola oración para el entendimiento que muchas sin inteligencia. Pues la oración, según los gramaticos, para hacer sentido perfecto debe constar de cinco partes, a saber: sujeto, predicado, copula verbal, determinación del sujeto y determinación del predicado.
A otros les parece mejor que como hablar con la inteligencia es para enseñar a los demás, exige cinco cosas porque el doctor debe enseñar cinco cosas, a saber: lo que se debe creer (Así has de enseñar y exhortar, etc. Tito 2,15); lo que se debe obrar (Id, pues... enseñandoles a guardar todo lo que Yo os he mandado,Mt 28,19-20); lo que se debe evitar, esto es, los pecados (Como de serpiente huye del pecado,Si 21,2 Revela mi pueblo sus iniquidades,Is 58,1); lo que se debe esperar, esto es, la merced eterna (De esta -salvación investigaron e indagaron los profetas, que profetizaron sobre la gracia destinada a vosotros,1 Pedro 1,10); lo que se debe temer, esto es, las penas eternas (Id, malditos, al fuego eterno, etc.Mt 25,41).
Hermanos, no seáis niños, etc. Aquí muestra la excelencia del don de profecia sobre el don de lenguas, con razónes tomadas de parte de los infieles. Y para esto procede de dos maneras. Primero excita la atención, y los vuelve atentos; y luego argumenta a propósito: ¿Qué esta escrito en la ley?
Acerca de lo primero vemos que el Apóstol les quita ..el manto de excusa a quienes enseñan cosas vanas y superficiales queriendo hacerse pasar por inocentes, sin1 preocuparse por lo tanto de penetrar al fondo conforme a la verdad de las cosas, el cual no alcanzan, alegando para esto las palabras del Señor: Si no cambiáis y os hacéis como niños, no entraréis en el Reino de los Cielos (Mt 1 Mt 8,3). Tal cosa la excluye el Apóstol diciendo: No seáis niños en los juicios, o sea, no queráis hablar y enseñar cosas pueriles e inútiles y tontas. Cuando yo era niño, Hablaba como niño, etc. (1Co 13,1 1Co 1). Mas ¿como debéis haceros como niños? Con el afecto, no con el entendimiento. Por lo cual dice: Pero en cuanto a malicia. Porque ya sabemos que los niños no proyectan cosas malas, y así es como debemos hacernos niños; por lo cual dice: sed niños en cuanto a malicia. Pero les falta pensar en cosas buenas, y no es así como debemos ser niños, sino mas bien varones perfectos, por lo cual añade: pero maduros en los juicios, esto es, en cuanto a distinguir los bienes y los males, sed perfectos. Por eso dice en Hebreos 5,14: El manjar solido es para los perfectos o adultos. Así es que ho se alaba en vosotros la simplicidad que se oponga a la prudencia, sino la que se opone al engano. Por lo cual dice el Señor (Mt 10,16): Sed prudentes como la serpiente. Quiero que seáis ingeniosos para el bien e inocentes para el mal (Rm 16,19). Por lo cual, cuando dice: Esta escrito en ia Ley, argumenta a propósito, y debemos saber que su argumentación, como se ve por la Glosa, incluye muchas aplicaciones; pero según la intención del Apóstol no parece que en este lugar atienda sino a una razón. Y la razón que da para probar que el don de profecia es mas excelente que el don de lenguas es el siguiente: Todo lo que valga mas para aquello a lo que otra cosa principalmente se ordena es mejor que esta otra ordenada a lo dicho; y el don de profecia, como el don de lenguas, se ordena a la conversión de los infieles; pero mas eficaces son para esto las profecias que el don de lenguas; luego la profecia es mejor.
Mas en cuanto a esta razón procede el Apóstol de dos maneras. Primero muestra a qué se ordena el don de lenguas; y a qué se ordena el don de profecia; en segundo lugar, que vale mas el don de profecia: Si, pues, se reune tocia la asamblea, etc. (1Co 14,23). Dos cosas hace acerca de lo primero. Desde luego hace admitir la autoridad. Y luego, apoyado en la autoridad, arguye a propósito: Así pues, las lenguas, etc.
Por lo que ve a lo primero se debe saber que estas palabras: ¿Qué esta escrito en la Ley? se pueden leer o interrogativamente, como si dijera: no debéis haceros niños en los juicios, sino adultos, y esto es ver y conocer la ley. En consecuencia, si sois perfectos en los juicios, conoced la ley, y en la ley lo que esta escrito sobre las lenguas: que suelen ser inútiles para aquello para lo que se les ordena, porque aun cuando se hable en diversas lenguas, por ejemplo al pueblo judio, sin embargo no oye el hombre, etc.
Puédese leer también indulgentemente: Esta escrito en la Ley. Como si dijera: No os agitéis como niños apeteciendo algo sin discernir si es bueno o menos bueno lo que tratáis de alcanzar y lo prefiráis a un bien superior, sino sed perfectos en los juicios, discernid entre los bienes y los bienes mayores, para que así tratéis de alcanzarlos.
Y así es, si pensáis lo que esta escrito en la Ley: En lenguas extranas hablaré, etc. (Así es que meditandola el juicio es perfecto,Sg 6,16).* Y dice en la Ley, ha tomando Ley estrictamente por los cinco libros de Moisés tan solo, como se toma en Luc. 24,44: Es necesario que se cumpla todo lo que esta escrito acerca de mi en la Ley de Moisés, etc., sino por todo el Antiguo Testamento, como se toma en Jn 15,25: Para que se cumpla lo que esta escrito en su iey: me han odiado sin motivo. Y esto mismo esta escrito en el Salmo 1 19. Sin embargo, este sentido esta tomado de Is 28,1 1, donde nuestro texto dice: Si, con palabras extranas y con iengua extranjera se hablara a este pueblo.
Así es que esta escrito que en lenguas extranas, esto es, en diversos géneros de lenguas, y por labios extranjeros, o sea, en diversos idiomas y modos de pronunciar, le hablaré a este pueblo, es decir, al judio, porque esta señal se dio especialmente para la conversión del pueblo judio: Ni así escucharan, porque con signos manifiestos no creyeron. Endurece el corazón de este pueblo, etc. (Is 6,10).
Pero ¿para qué les dio señales Dios, si no habían de convertirse? Sobre esto hay dos razónes. Una de ellas es que aun cuando no todos se convertirian, sin embargo algunos si porque no rechaza el Señor a su pueblo. La otra razón es que mas justa se manifestara la condenación de ellos siendo mas manifiesta su iniquidad. Si yo hubiera venido y no les hubiera hablado, etc. (Jn 15,22). Por lo tanto, cuando dice: Así pues, tas lenguas, etc., partiendo de la autoridad asentada argumenta a propósito, como si dijera: que el don de lenguas no se ha dado para que los fieles crean es claro por el hecho
* Traduzco directamente del texto de la Vulgata que reproduce Santo Tomas, apartandome de las traducciones modernas, que dicen otra cosa muy distinta.
de que ya creen (Ya no creemos por tus palabras, etc., Juan 4,42), sino para que los infieles se conviertan.
Mas en la Glosa vemos en este lugar dos exposiciones de San Ambrosio que no son literales; de las cuales una es la siguiente: Así como en el Antiguo Testamento le hablé al pueblo judio en lenguas, esto es, por figuras y con labios, prometiendo bienes temporales, así ahora, en el Nuevo Testamento, le hablo a este pueblo en otras lenguas, esto es, abierta y claramente, y con otros labios, o sea, espirituales, aunque tampoco asime oigan en cuanto a la multitud de ellos. Así pues, las lenguas se dan no para los infieles sino para los fieles, para hacer patente la infidelidad de aquéllos.
La otra exposición es ésta: En lenguas extranas, esto es, oscura y parabolicamente les hablaré para que los indignos no escuchen, esto es, no entiendan.
Por lo tanto es patente que la profecia se ordena a la instrucción de los fieles, que ya creen. Y por lo mismo las profecias se dan no para los infieles, que no creen (Señor, ¿quién dio crédito a nuestra noticia?,Is 53,1), sino para los fieles, para que crean y se instruyan. Hijo del hombre, yo te he dado por centinela a la Casa de 1srael (Ez 3,17). Cuando no hay profecia el pueblo se pierde (Pr 29,18).
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(1Co 14,23-26)
Lección 5: 1Co 14,23-26
Muestra los inconvenientes que se siguen, en cuanto a los infieles, del don de lenguas y el bien del don de profecia en cuanto a ellos mismos.
23. Si pues se reune toda la 1glesia o asamblea y todos hablan en lenguas y entrán en ella ignorantes o infieles, ¿no dirán que estáis locos?
24. Por el contrario, si todos profetizan y entra un infiel o un ignorante, sera convencido por todos, juzgado por todos.
25. Los secretos de su corazón quedarán al descubierto y, postrado rostro en tierra, adorara a Dios confesando que verdaderamente Dios esta en vosotros.
26. ¿Qué concluir, pues, hermanos? Cuando os reunis, cada uno de vosotros puede tener un salmo, una instrucción, un apocalipsis, un discurso en lenguas, una interpretación; pero que todo sea para edificación.
Según la Glosa aquí empieza otra razón en prueba de la tesis. Mas, conforme a lo ya dicho, no se ha dado sino una sola razón y en cierto modo no se ha manifestado sino la mitad de esa misma razón, esto es, que la profecia es mas eficaz para aquello para lo que especialmente se ordena el don de lenguas. De aquí que para esto procede el Apóstol de dos maneras:
Primeramente muestra los inconvenientes que del don de lenguas se siguen para los infieles: Si todos hablan en lenguas. Luego muestra el bien .que del don de profecia se sigue aun para los infieles: Por el contrario, si todos profetizan. El inconveniente que del don de lenguas sin profecia se sigue aun para los infieles es que tienen por locos a quienes hablen en solo lenguas, no obstante que el don de lenguas se ordena a la conversión de los infieles, como ya se vio, y para esto dice así: Por el contrario, si todos profetizan. Como si dijera: Esto demuestra que las lenguas no se deben preferir a las profecias, porque: Si se reune toda la 1glesia, es decir, todos los fieles, no solo corporalmente sino con la mente (La multitud de los creyentes no tenía sino un solo corazón y una sola alma, Hechos 4,32), y todos, ya reunidos, hablan en lenguas, o sea, en idiomas extranos, o hablan cosas desconocidas y oscuras, y mientras así confusamente hablan entra algún ignorante, esto es, alguien que no entiende sino su idioma, o un infiel, por quien han sido dadas las lenguas, ¿no dirán que estáis locos? Porque lo que no se enriende se toma por locura. En efecto, si se entiende la lengua, las cosas que se dicen de ninguna manera son ocultas; pero lo malo esta en que no se expliquen, porque por hablar cosas ocultas pueden pensar de vosotros lo mismo que piensan de los gentiles: que lo que hacian en su rito propio lo ocultaban por su misma torpeza. Lo cual es también una cierta locura.
Objeción: En cuanto a los ignorantes es lo mismo hablar en lenguas que hablar en idioma culto; es así que en la 1glesia todos hablan en idioma culto, porque todo se dice en latin; luego parece que también esto es una locura.
Respondo: Por lo mismo era una locura en la primitiva 1glesia, porque erán rudos e ignorantes en materia de rito eclesiastico, puesto que no sabian lo que allí se hacia, si no se les explicaba. Pero en conveniente medida todos están instruidos, por lo cual, aun cuando todo se dice en latin, todos saben sin embargo lo que se hace en la 1glesia.
Consiguientemente, cuando dice: Por el contrario, si todos profetizan, muestra que se sigue el bien del don de profecia. Y para esto procede de tres maneras.
Primeramente muestra qué se sigue, en cuanto a los infieles, por el bien de la profecia; luego, muestra como se sigue eso: los secretos de su corazón, etc.; y en1 tercer lugar, añade qué efectos provienen de ello: Y, postrado rostro en tierra, etc.
Dice, pues: Consta que mediante el don de lenguas no se convence a los infieles. Por el contrario, o sea, pero si aquellos que se juntan profetizan, esto es, si hablan todos al entendimiento, o explican las Escrituras, o aun interpretan las revelaciones que han recibido; esto es, si todos, pero no simultaneamente, sino uno tras otro así profetizan; y entra, esto es, a la 1glesia, a la Asamblea, algún ignorante, o sea, quien no posea mas que la lengua materna, el bien que de ello se sigue es que sera convencido de algún error que se le muestra (Luego que me lo mostraste rne avergoncé, Jerem. 3 1,19), juzgado por todos los que profetizan, como si dijera que se muestra avergonzado de sus malas costumbres y de sus vicios.
El hombre espiritual, esto es, el maestro, lo juzga todo, etc. (1Co 2,15). Para estas dos cosas, en efecto, es la profecia: para confirmación de la fe y para corrección de las costumbres. Y de qué manera se sigue este bien del don de profecia lo añade al decir: Los secretos de su corazón. Lo cual se puede entender de tres maneras.
Un modo consistio, literalmente, en que algunos en la primitiva 1glesia tuvieron el don de saber los secretos de los corazónes y los pecados de los hombres. Por lo cual se lee que Pedro castigo a Ananias por fraude en el precio del campo (Ac 5,4-5). Y por esto se lee: los secretos de su corazón, etc. Como si dijera: se le convence porque los secretos, esto es, sus pecados secretos quedan al descubierto por aquellos que los revelan.
Otro modo ocurre cuando alguien toca en la predicación muchas cosas que los hombres llevan en su corazón, como se ve en los libros de San Gregorio, donde cada quien ordinariamente puede encontrar todos los movimientos de su corazón. Y conforme a esto se lee: Los secretos del corazón. Como si dijera: quedan convencidos porque los secretos de su corazón, esto es, los que llevan en el corazón (Así como en las aguas se refleja el rostro de quienes las ven, así se les manifiestan a los prudentes los corazónes de los hombres,Pr 27,19), se les manifiestan, o sea, son palpados por ellos.
Ocurre otro modo, porque a veces se dice que es secreto del corazón aquello en que uno duda y no puede por si mismo certificar. Y conforme a esto se lee: Los secretos de su corazón, esto es, aquellas cosas de las que en su corazón dudaba y que no creia se le manifiestan, pues yendo a la 1glesia se le hacen frecuentemente manifiestas, como de si mismo dice San Agustín (Conf., lib. 10, cap. 35): que iba a la iglesia unicamente por el canto, y sin embargo allí se le revelaban muchas de las cosas sobre las cuales dudaba y por las cuales no hubiera ido. Y de ello se seguia el saludable temor, pues completamente vencido le temia a Dios. Y el Apóstol dice esto así: Y postrado rostro en tierra, esto es, tan vencido quedaba, manifestandosele los secretos de su corazón, que postrado rostro en tierra adoraba a Dios (Y postrandose le adoraron,Mt 2,2), en señal de santo temor. De los reprobos se lee, en cambio, que caen hacia atras. La senda de los impios es tenebrosa y no saben donde se precipitan (Pr 4,19). Mas el elegido cae rostro en tierra porque sabe donde se prosterna y que es en señal de santo temor. Prorrumpieron en gritos de jubilo y cayeron rostro en tierra (Levit. 9,24 yMt 2,2). Ante él caerán en tierra los etiopes* (Ps 71,9). Y no solo mostrara santo temor de Dios, sino también a la 1glesia, confesando, dice el Apóstol, que verdaderamente Dios esta en vosotros, los que profetizáis en la 1glesia. Queremos ir con vosotros, porque hemos oído decir que Dios esta con vosotros (Zac. 8,23).
Esta claro, por lo tanto, que el don de profecia es mas útil en cuanto a los infieles.
¿Qué concluir, pues, hermanos? Aquí los instruye sobre el uso de los dichos dones. Y para esto procede de dos maneras.
Primeramente muestra como se deben portar en el uso de esos dones; y luego concluye con su principal propósito: Por lo tanto, hermanos, desead con emulación el profetizar, etc.
Y para lo primero procede de dos maneras. Primeramente enseña como se deben portar en el uso de los dichos dones; y luego expresa su importancia.
En cuanto a lo primero tres cosas hace. En primer término muestra en general como se deben portar respecto a todos los dones; en segundo término, como se han de portar en cuanto al don de lenguas: Si alguien habla en lenguas, etc.; en tercer lugar les dice como deben
* La Bestia^ o
(Nota del T.)
los Estados paganos, según la Biblia de Jerusalén.
portarse en cuanto al don de profecia: Profeticen dos o tres, etc.
Dice, pues: profetizar es mefor que hablar en lenguas. ¿Qué concluir, pues, hermanos? Esto es lo que debéis hacer. Porque cuando os reunis se ve que uno solo no tiene todos los dones; y por lo tanto ninguno de vosotros debe echar mano de todos los dones, sino de aquel que mas especialmente ha recibido de Dios y que sea el mejor para la edificación, Porqua cada uno de vosotros tiene algún don especial: alguno tiene un Salmo, esto es, un cantico en alabanza del nombre de Dios, o explica los Salmos. Por las alturas conduce mis pasos, etc. (Habac. 3,19). Otro tiene instrucción: predica para instrucción de las costumbres o para explicar un sentido espiritual. Por su doctrina se da a conocer ei varón (Pr 12,8). Otro tiene un Apocalipsis, esto es, una revelación, o en suenos o en alguna visión. Hay un Dios en el cielo que revela los misterios, etc. (Da 2,28). Otro tiene un discurso en lenguas, esto es, el don de lenguas o de leer las profecias. Y empezaron a hablar en otras lenguas (Ac 2,4). Otro, una interpretación. A otro la interpretación de las lenguas (1Co 12,10).
Estas cosas se jerarquizan así: o son de natural ingenio o vienen de solo Dios. Si del solo ingenio natural proceden, o son para alabanza de Dios, por lo cual se dice: Tiene un Salmo, o es para la instrucción del prójimo, por lo cual dice: Tiene una instrucción. Si provienen de solo Dios, son de dos maneras: o son algo oculto interiormente, por lo cual dice: tiene un Apocalipsis, o son cosas ocultas exteriormente, por lo cual dice: tiene un discurso en lenguas. Y para la manifestación de una y otra cosa es una tercera, esto es, una interpretación.
Y se debe proceder de modo que todo sea para edificación. Que cada uno de vosotros trate de agradar a su prójimo para el bien, buscando su edificación (Rm 15,2).
62
(1Co 14,27-33)
23. Si pues se reune toda la 1glesia o asamblea y todos hablan en lenguas y entrán en ella ignorantes o infieles, ¿no dirán que estáis locos?
24. Por el contrario, si todos profetizan y entra un infiel o un ignorante, sera convencido por todos, juzgado por todos.
25. Los secretos de su corazón quedarán al descubierto y, postrado rostro en tierra, adorara a Dios confesando que verdaderamente Dios esta en vosotros.
26. ¿Qué concluir, pues, hermanos? Cuando os reunis, cada uno de vosotros puede tener un salmo, una instrucción, un apocalipsis, un discurso en lenguas, una interpretación; pero que todo sea para edificación.
Según la Glosa aquí empieza otra razón en prueba de la tesis. Mas, conforme a lo ya dicho, no se ha dado sino una sola razón y en cierto modo no se ha manifestado sino la mitad de esa misma razón, esto es, que la profecia es mas eficaz para aquello para lo que especialmente se ordena el don de lenguas. De aquí que para esto procede el Apóstol de dos maneras:
Primeramente muestra los inconvenientes que del don de lenguas se siguen para los infieles: Si todos hablan en lenguas. Luego muestra el bien .que del don de profecia se sigue aun para los infieles: Por el contrario, si todos profetizan. El inconveniente que del don de lenguas sin profecia se sigue aun para los infieles es que tienen por locos a quienes hablen en solo lenguas, no obstante que el don de lenguas se ordena a la conversión de los infieles, como ya se vio, y para esto dice así: Por el contrario, si todos profetizan. Como si dijera: Esto demuestra que las lenguas no se deben preferir a las profecias, porque: Si se reune toda la 1glesia, es decir, todos los fieles, no solo corporalmente sino con la mente (La multitud de los creyentes no tenía sino un solo corazón y una sola alma, Hechos 4,32), y todos, ya reunidos, hablan en lenguas, o sea, en idiomas extranos, o hablan cosas desconocidas y oscuras, y mientras así confusamente hablan entra algún ignorante, esto es, alguien que no entiende sino su idioma, o un infiel, por quien han sido dadas las lenguas, ¿no dirán que estáis locos? Porque lo que no se enriende se toma por locura. En efecto, si se entiende la lengua, las cosas que se dicen de ninguna manera son ocultas; pero lo malo esta en que no se expliquen, porque por hablar cosas ocultas pueden pensar de vosotros lo mismo que piensan de los gentiles: que lo que hacian en su rito propio lo ocultaban por su misma torpeza. Lo cual es también una cierta locura.
Objeción: En cuanto a los ignorantes es lo mismo hablar en lenguas que hablar en idioma culto; es así que en la 1glesia todos hablan en idioma culto, porque todo se dice en latin; luego parece que también esto es una locura.
Respondo: Por lo mismo era una locura en la primitiva 1glesia, porque erán rudos e ignorantes en materia de rito eclesiastico, puesto que no sabian lo que allí se hacia, si no se les explicaba. Pero en conveniente medida todos están instruidos, por lo cual, aun cuando todo se dice en latin, todos saben sin embargo lo que se hace en la 1glesia.
Consiguientemente, cuando dice: Por el contrario, si todos profetizan, muestra que se sigue el bien del don de profecia. Y para esto procede de tres maneras.
Primeramente muestra qué se sigue, en cuanto a los infieles, por el bien de la profecia; luego, muestra como se sigue eso: los secretos de su corazón, etc.; y en1 tercer lugar, añade qué efectos provienen de ello: Y, postrado rostro en tierra, etc.
Dice, pues: Consta que mediante el don de lenguas no se convence a los infieles. Por el contrario, o sea, pero si aquellos que se juntan profetizan, esto es, si hablan todos al entendimiento, o explican las Escrituras, o aun interpretan las revelaciones que han recibido; esto es, si todos, pero no simultaneamente, sino uno tras otro así profetizan; y entra, esto es, a la 1glesia, a la Asamblea, algún ignorante, o sea, quien no posea mas que la lengua materna, el bien que de ello se sigue es que sera convencido de algún error que se le muestra (Luego que me lo mostraste rne avergoncé, Jerem. 3 1,19), juzgado por todos los que profetizan, como si dijera que se muestra avergonzado de sus malas costumbres y de sus vicios.
El hombre espiritual, esto es, el maestro, lo juzga todo, etc. (1Co 2,15). Para estas dos cosas, en efecto, es la profecia: para confirmación de la fe y para corrección de las costumbres. Y de qué manera se sigue este bien del don de profecia lo añade al decir: Los secretos de su corazón. Lo cual se puede entender de tres maneras.
Un modo consistio, literalmente, en que algunos en la primitiva 1glesia tuvieron el don de saber los secretos de los corazónes y los pecados de los hombres. Por lo cual se lee que Pedro castigo a Ananias por fraude en el precio del campo (Ac 5,4-5). Y por esto se lee: los secretos de su corazón, etc. Como si dijera: se le convence porque los secretos, esto es, sus pecados secretos quedan al descubierto por aquellos que los revelan.
Otro modo ocurre cuando alguien toca en la predicación muchas cosas que los hombres llevan en su corazón, como se ve en los libros de San Gregorio, donde cada quien ordinariamente puede encontrar todos los movimientos de su corazón. Y conforme a esto se lee: Los secretos del corazón. Como si dijera: quedan convencidos porque los secretos de su corazón, esto es, los que llevan en el corazón (Así como en las aguas se refleja el rostro de quienes las ven, así se les manifiestan a los prudentes los corazónes de los hombres,Pr 27,19), se les manifiestan, o sea, son palpados por ellos.
Ocurre otro modo, porque a veces se dice que es secreto del corazón aquello en que uno duda y no puede por si mismo certificar. Y conforme a esto se lee: Los secretos de su corazón, esto es, aquellas cosas de las que en su corazón dudaba y que no creia se le manifiestan, pues yendo a la 1glesia se le hacen frecuentemente manifiestas, como de si mismo dice San Agustín (Conf., lib. 10, cap. 35): que iba a la iglesia unicamente por el canto, y sin embargo allí se le revelaban muchas de las cosas sobre las cuales dudaba y por las cuales no hubiera ido. Y de ello se seguia el saludable temor, pues completamente vencido le temia a Dios. Y el Apóstol dice esto así: Y postrado rostro en tierra, esto es, tan vencido quedaba, manifestandosele los secretos de su corazón, que postrado rostro en tierra adoraba a Dios (Y postrandose le adoraron,Mt 2,2), en señal de santo temor. De los reprobos se lee, en cambio, que caen hacia atras. La senda de los impios es tenebrosa y no saben donde se precipitan (Pr 4,19). Mas el elegido cae rostro en tierra porque sabe donde se prosterna y que es en señal de santo temor. Prorrumpieron en gritos de jubilo y cayeron rostro en tierra (Levit. 9,24 yMt 2,2). Ante él caerán en tierra los etiopes* (Ps 71,9). Y no solo mostrara santo temor de Dios, sino también a la 1glesia, confesando, dice el Apóstol, que verdaderamente Dios esta en vosotros, los que profetizáis en la 1glesia. Queremos ir con vosotros, porque hemos oído decir que Dios esta con vosotros (Zac. 8,23).
Esta claro, por lo tanto, que el don de profecia es mas útil en cuanto a los infieles.
¿Qué concluir, pues, hermanos? Aquí los instruye sobre el uso de los dichos dones. Y para esto procede de dos maneras.
Primeramente muestra como se deben portar en el uso de esos dones; y luego concluye con su principal propósito: Por lo tanto, hermanos, desead con emulación el profetizar, etc.
Y para lo primero procede de dos maneras. Primeramente enseña como se deben portar en el uso de los dichos dones; y luego expresa su importancia.
En cuanto a lo primero tres cosas hace. En primer término muestra en general como se deben portar respecto a todos los dones; en segundo término, como se han de portar en cuanto al don de lenguas: Si alguien habla en lenguas, etc.; en tercer lugar les dice como deben
* La Bestia^ o
(Nota del T.)
los Estados paganos, según la Biblia de Jerusalén.
portarse en cuanto al don de profecia: Profeticen dos o tres, etc.
Dice, pues: profetizar es mefor que hablar en lenguas. ¿Qué concluir, pues, hermanos? Esto es lo que debéis hacer. Porque cuando os reunis se ve que uno solo no tiene todos los dones; y por lo tanto ninguno de vosotros debe echar mano de todos los dones, sino de aquel que mas especialmente ha recibido de Dios y que sea el mejor para la edificación, Porqua cada uno de vosotros tiene algún don especial: alguno tiene un Salmo, esto es, un cantico en alabanza del nombre de Dios, o explica los Salmos. Por las alturas conduce mis pasos, etc. (Habac. 3,19). Otro tiene instrucción: predica para instrucción de las costumbres o para explicar un sentido espiritual. Por su doctrina se da a conocer ei varón (Pr 12,8). Otro tiene un Apocalipsis, esto es, una revelación, o en suenos o en alguna visión. Hay un Dios en el cielo que revela los misterios, etc. (Da 2,28). Otro tiene un discurso en lenguas, esto es, el don de lenguas o de leer las profecias. Y empezaron a hablar en otras lenguas (Ac 2,4). Otro, una interpretación. A otro la interpretación de las lenguas (1Co 12,10).
Estas cosas se jerarquizan así: o son de natural ingenio o vienen de solo Dios. Si del solo ingenio natural proceden, o son para alabanza de Dios, por lo cual se dice: Tiene un Salmo, o es para la instrucción del prójimo, por lo cual dice: Tiene una instrucción. Si provienen de solo Dios, son de dos maneras: o son algo oculto interiormente, por lo cual dice: tiene un Apocalipsis, o son cosas ocultas exteriormente, por lo cual dice: tiene un discurso en lenguas. Y para la manifestación de una y otra cosa es una tercera, esto es, una interpretación.
Y se debe proceder de modo que todo sea para edificación. Que cada uno de vosotros trate de agradar a su prójimo para el bien, buscando su edificación (Rm 15,2).
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(1Co 14,27-33)
Lección 6: 1Co 14,27-33
Enseña como deben usar del don de lenguas y cuando no se ha de usar.
27. Si se habla en lenguas, que hablen dos, o a lo mas tres, y por turno; y que haya un intérprete.
28. Mas si no hay quien interpreté, guardese silencio en la asamblea; hable cada cual consigo mismo y con Dios.
29. En cuanto a los projetas, hablen dos o tres, y los demás juzguen,
30. Si algún otro asistente tiene una revelación, callese el primero.
31. Pues podéis profetizar todos por turno para que todos aprendan y se animen.
32. Y los espiritus de los projetas están sometidos a los profetas.
33. Pues Dios no es un Dios de disensión, sino de paz, como lo enseno en todas las iglesias de los santos.
Aquí les enseña el Apóstol como deben proceder para el uso del don de lenguas; y para esto hace dos cosas.
Primero muestra de qué manera deben usar del don de lenguas; y luego, cuando deben dejar de usarlo: SI no hay quien interprete. Dice, pues, primeramente que el modo de usar del don de lenguas debe ser de tal manera entre vosotros, que si se habla en lenguas, o sea, sobre visiones, o suenos, tal discurso no se haga por muchos, de modo que el empleo del tiempo en lenguas no les deje lugar a los profetas, y se engendre la confusión. Sino que hablen dos, y si fuere necesario a lo mas tres, de modo que sea suficiente con tres. Por declaración de dos o tres (Dt 17,6). Y es de notarse que esta costumbre hasta ahora en parte se conserva en la 1glesia. Porque lecciones, y epistolas y evangelios tenemos en lugar de lenguas, y por eso en la Misa ha-;blan dos, pues solo por dos se dicen las cosas que pertenecen al don de lenguas, esto es, epistola y evangelio. Los Maitines constan de muchas partes, o sea, de tres lecciones dichas en un Nocturno. En efecto, antiguamente los Nocturnos se decian separandolos conforme a las tres vigilias de la noche; pero ahora se dicen en una sola vez. Así es que no solamente se debe guardar el orden en cuanto al numero de los que hablen, sino también en cuanto al modo, y esto lo dice así San Pablo: y por turno, esto es, que los que hablen se sucedan alternativamente, o sea, que uno hable después de otro. O: por partes, esto es, por incisos, de modo que se diga una parte de la visión, o de instrucción, y se la explique, y luego otra y ésta sea explicada, y así sucesivamente. Y este modo acostumbrán guardarlo los predicadores cuando predican interpretando para hombres de lengua extrana, por lo cual dice: y que haya un intérprete.
Consiguientemente, cuando dice: Mas si no hay quien "interprete, etc., enseña cuando no se debe usar de las lenguas diciendo que se debe hablar por partes y que (.haya uno que interprete. Porque si no hay quien interprete, que quien tiene el don de lenguas guarde silencio en la asamblea, esto es, que no hable ni le predique a la gente en lengua desconocida, pues no sera entendido por nadie, y hable consigo mismo, porque él mismo si se entiende, pero esto en silencio, orando o meditando. Hablaré en la amargura de mi alma. Le diré a Dios, etc. (Job 10,1-2).
En cuanto a los profetas, hablen dos o tres, etc. Aquí les ordena como deben portarse respecto del uso de la profecia. Para esto, primeramente enseña de qué manera deben usar de ese don, tanto en cuanto al numero como en cuanto al orden; y en segundo lugar dice a quiénes se les prohibe el uso de la profecia: Las mujeres callense en las asambleas.
En cuanto a lo primero procede de tres maneras. Primeramente enseña el orden de usar del don de profecia; luego, da la razón de ello: Pues podéis profetizar todos, etc.; y en tercer lugar rechaza la objeción: los espiritus de los profetas están sometidos a los profetas.
En relación con lo primero, primeramente determina el numero de quienes han de usar del dicho don; y luego, enseña el modo u orden de usar de él: Si algún otro asistente, etc.
Acerca de lo primero debemos saber que el uso de la profecia conforme a lo que aquí parece que entiende el Apóstol es decirle a la gente unas palabras de exhortación explicando las Sagradas Escrituras; y como en la primitiva 1glesia había muchos que recibian de Dios este don, y aun no se habían multiplicado los fieles, para que no hubiera ni confusión ni cansancio, quiere el Apóstol que no todos los que saben explicar las profecias y la Sagrada Escritura profeticen, sino algunos pocos y determinados, lo cual dice así: En cuanto a los profetas, etc. Como si dijera: No quiero que todos los que se reunen, sino tan solo dos, o tres a lo sumo, en la medida que exige esta necesidad de hablar, hablen, esto es, exhorten. Y esto concuerda también con lo que ya decia la Escritura: Por declaración de dos o tres (Dt 17, o). Y los demás, o sea, los que no deben hablar, juzguen lo que aquéllos han expuesto, si ha sido bien o mal dicho, aprobando lo bien dicho, y haciendo que se corrija lo mal dicho. El hombre espiritual lo juzga todo (1Co 2,15).
En el uso de ese don se debe guardar también la regla de que si a algún otro de los asistentes que callaban y juzgaban se le revelara algo mejor que a quien se presenta y exhorta primero, entonces éste que esta de pie debe sentarse y aquel a quien algo mejor se le revelo debe levantarse y exhortar. Esto lo dice así el Apóstol: Si algún otro asistente tiene una revelación, se entiende que por el Espíritu Santo, el primero que se levanto callese y ceda el lugar a aquél (Estimando en mas cada uno a los demás,Rm 12,10).
Y la razón es que de esta manera podéis sucesivamente profetizar uno por uno, esto es, todos, y así todos, o sea los mayores, ensenen, y todos, o sea los menores, sean exhortados (Que atienda el sabio, etc.Pr 1,5).
Y si alguien dice: oh Apóstol: Yo no puedo callar mientras otro profetiza, o ceder y retirarme habiendo ya empezado, porque no puedo silenciar al Espíritu que en mi habla según aquello de Job 4,2: ¿Quién puede contener sus palabras?, contesta el Apóstol diciendo: Y los espiritus de los profetas están sometidos a los profetas. Como si dijera: Muy bien puedes callar o sentarte, porque los espiritus de los profetas, esto es, los; que dan las profecias -y los pone en plural por las muchas revelaciones que se les inspiran- están sometidos a los profetas, por cierto, en cuanto al conocimiento, porque, como dice San Gregorio (Moral., lib. 2, c. 14), no siempre actua en los profetas el Espíritu de profecia. De modo que no es un habito como la ciencia. Siguese por lo tanto de aquí que aun en cuanto al conocimiento les esta sujeto, y pueden usar de él cuando quieran, o no usarlo; porque es cierta fuerza o impulso de Dios, que ilumina y toca los corazónes de los profetas; pero no conocen sino cuando así son tocados. Luego de esta manera no les esta sujeto, ni se entiende así la palabra del Apóstol, pues los espiritus de los profetas les están sujetos a los profetas en cuanto a la elocución, porque cuando quieren pueden muy bien decir las cosas que se les revelan, y pueden no decirlas.
Así es que no vale el pretexto de que te impulsa el Espíritu sin que puedas callar. Y que esto sea la verdad lo prueba diciendo: Pues no es un Dios de disensión, etc. Y da de ello la razón. Jamas impulsa Dios para aquello de lo que resulte rina o disensión, porque no es un Dios de disensión sino de paz; y si el Espíritu de profecia impulsara a los hombres a hablar, seria entonces causa de disensión, porque así se querria siempre hablar, y no enseñar, ni callar hablando otro, para turbación de los demás. Luego el Espíritu Santo no impulsa a los hombres a hablar. El Dios de la paz y del amor estara con vosotros (1Co 13,2).
Sin embargo, como todavía podria objetarse que aquello no ocurriria porque solo a los Corintios les mandaba el Apóstol estas cosas y no a las demás 1glesias, por lo que hasta como algo molesto podria ser considerado, agrega que esto lo enseña no solo a ellos sino también en todas las 1glesias; y en efecto dice: Como lo enseno en todas las 1glesias de los Santos sobre el uso de las lenguas y de la profecia. Ya dijo arriba: Que tengáis todos un mismo sentir (1Co 1,10).
27. Si se habla en lenguas, que hablen dos, o a lo mas tres, y por turno; y que haya un intérprete.
28. Mas si no hay quien interpreté, guardese silencio en la asamblea; hable cada cual consigo mismo y con Dios.
29. En cuanto a los projetas, hablen dos o tres, y los demás juzguen,
30. Si algún otro asistente tiene una revelación, callese el primero.
31. Pues podéis profetizar todos por turno para que todos aprendan y se animen.
32. Y los espiritus de los projetas están sometidos a los profetas.
33. Pues Dios no es un Dios de disensión, sino de paz, como lo enseno en todas las iglesias de los santos.
Aquí les enseña el Apóstol como deben proceder para el uso del don de lenguas; y para esto hace dos cosas.
Primero muestra de qué manera deben usar del don de lenguas; y luego, cuando deben dejar de usarlo: SI no hay quien interprete. Dice, pues, primeramente que el modo de usar del don de lenguas debe ser de tal manera entre vosotros, que si se habla en lenguas, o sea, sobre visiones, o suenos, tal discurso no se haga por muchos, de modo que el empleo del tiempo en lenguas no les deje lugar a los profetas, y se engendre la confusión. Sino que hablen dos, y si fuere necesario a lo mas tres, de modo que sea suficiente con tres. Por declaración de dos o tres (Dt 17,6). Y es de notarse que esta costumbre hasta ahora en parte se conserva en la 1glesia. Porque lecciones, y epistolas y evangelios tenemos en lugar de lenguas, y por eso en la Misa ha-;blan dos, pues solo por dos se dicen las cosas que pertenecen al don de lenguas, esto es, epistola y evangelio. Los Maitines constan de muchas partes, o sea, de tres lecciones dichas en un Nocturno. En efecto, antiguamente los Nocturnos se decian separandolos conforme a las tres vigilias de la noche; pero ahora se dicen en una sola vez. Así es que no solamente se debe guardar el orden en cuanto al numero de los que hablen, sino también en cuanto al modo, y esto lo dice así San Pablo: y por turno, esto es, que los que hablen se sucedan alternativamente, o sea, que uno hable después de otro. O: por partes, esto es, por incisos, de modo que se diga una parte de la visión, o de instrucción, y se la explique, y luego otra y ésta sea explicada, y así sucesivamente. Y este modo acostumbrán guardarlo los predicadores cuando predican interpretando para hombres de lengua extrana, por lo cual dice: y que haya un intérprete.
Consiguientemente, cuando dice: Mas si no hay quien "interprete, etc., enseña cuando no se debe usar de las lenguas diciendo que se debe hablar por partes y que (.haya uno que interprete. Porque si no hay quien interprete, que quien tiene el don de lenguas guarde silencio en la asamblea, esto es, que no hable ni le predique a la gente en lengua desconocida, pues no sera entendido por nadie, y hable consigo mismo, porque él mismo si se entiende, pero esto en silencio, orando o meditando. Hablaré en la amargura de mi alma. Le diré a Dios, etc. (Job 10,1-2).
En cuanto a los profetas, hablen dos o tres, etc. Aquí les ordena como deben portarse respecto del uso de la profecia. Para esto, primeramente enseña de qué manera deben usar de ese don, tanto en cuanto al numero como en cuanto al orden; y en segundo lugar dice a quiénes se les prohibe el uso de la profecia: Las mujeres callense en las asambleas.
En cuanto a lo primero procede de tres maneras. Primeramente enseña el orden de usar del don de profecia; luego, da la razón de ello: Pues podéis profetizar todos, etc.; y en tercer lugar rechaza la objeción: los espiritus de los profetas están sometidos a los profetas.
En relación con lo primero, primeramente determina el numero de quienes han de usar del dicho don; y luego, enseña el modo u orden de usar de él: Si algún otro asistente, etc.
Acerca de lo primero debemos saber que el uso de la profecia conforme a lo que aquí parece que entiende el Apóstol es decirle a la gente unas palabras de exhortación explicando las Sagradas Escrituras; y como en la primitiva 1glesia había muchos que recibian de Dios este don, y aun no se habían multiplicado los fieles, para que no hubiera ni confusión ni cansancio, quiere el Apóstol que no todos los que saben explicar las profecias y la Sagrada Escritura profeticen, sino algunos pocos y determinados, lo cual dice así: En cuanto a los profetas, etc. Como si dijera: No quiero que todos los que se reunen, sino tan solo dos, o tres a lo sumo, en la medida que exige esta necesidad de hablar, hablen, esto es, exhorten. Y esto concuerda también con lo que ya decia la Escritura: Por declaración de dos o tres (Dt 17, o). Y los demás, o sea, los que no deben hablar, juzguen lo que aquéllos han expuesto, si ha sido bien o mal dicho, aprobando lo bien dicho, y haciendo que se corrija lo mal dicho. El hombre espiritual lo juzga todo (1Co 2,15).
En el uso de ese don se debe guardar también la regla de que si a algún otro de los asistentes que callaban y juzgaban se le revelara algo mejor que a quien se presenta y exhorta primero, entonces éste que esta de pie debe sentarse y aquel a quien algo mejor se le revelo debe levantarse y exhortar. Esto lo dice así el Apóstol: Si algún otro asistente tiene una revelación, se entiende que por el Espíritu Santo, el primero que se levanto callese y ceda el lugar a aquél (Estimando en mas cada uno a los demás,Rm 12,10).
Y la razón es que de esta manera podéis sucesivamente profetizar uno por uno, esto es, todos, y así todos, o sea los mayores, ensenen, y todos, o sea los menores, sean exhortados (Que atienda el sabio, etc.Pr 1,5).
Y si alguien dice: oh Apóstol: Yo no puedo callar mientras otro profetiza, o ceder y retirarme habiendo ya empezado, porque no puedo silenciar al Espíritu que en mi habla según aquello de Job 4,2: ¿Quién puede contener sus palabras?, contesta el Apóstol diciendo: Y los espiritus de los profetas están sometidos a los profetas. Como si dijera: Muy bien puedes callar o sentarte, porque los espiritus de los profetas, esto es, los; que dan las profecias -y los pone en plural por las muchas revelaciones que se les inspiran- están sometidos a los profetas, por cierto, en cuanto al conocimiento, porque, como dice San Gregorio (Moral., lib. 2, c. 14), no siempre actua en los profetas el Espíritu de profecia. De modo que no es un habito como la ciencia. Siguese por lo tanto de aquí que aun en cuanto al conocimiento les esta sujeto, y pueden usar de él cuando quieran, o no usarlo; porque es cierta fuerza o impulso de Dios, que ilumina y toca los corazónes de los profetas; pero no conocen sino cuando así son tocados. Luego de esta manera no les esta sujeto, ni se entiende así la palabra del Apóstol, pues los espiritus de los profetas les están sujetos a los profetas en cuanto a la elocución, porque cuando quieren pueden muy bien decir las cosas que se les revelan, y pueden no decirlas.
Así es que no vale el pretexto de que te impulsa el Espíritu sin que puedas callar. Y que esto sea la verdad lo prueba diciendo: Pues no es un Dios de disensión, etc. Y da de ello la razón. Jamas impulsa Dios para aquello de lo que resulte rina o disensión, porque no es un Dios de disensión sino de paz; y si el Espíritu de profecia impulsara a los hombres a hablar, seria entonces causa de disensión, porque así se querria siempre hablar, y no enseñar, ni callar hablando otro, para turbación de los demás. Luego el Espíritu Santo no impulsa a los hombres a hablar. El Dios de la paz y del amor estara con vosotros (1Co 13,2).
Sin embargo, como todavía podria objetarse que aquello no ocurriria porque solo a los Corintios les mandaba el Apóstol estas cosas y no a las demás 1glesias, por lo que hasta como algo molesto podria ser considerado, agrega que esto lo enseña no solo a ellos sino también en todas las 1glesias; y en efecto dice: Como lo enseno en todas las 1glesias de los Santos sobre el uso de las lenguas y de la profecia. Ya dijo arriba: Que tengáis todos un mismo sentir (1Co 1,10).
Lección 7: 1Co 14,34-40
Enseña a quiénes se les prohibe el uso de la profecia y contesta las objeciones.
34. Las mujeres callense en las asambleas. Pues no les esta permitido tomar la palabra; antes bien, estén sumisas, como también la ley lo dice.
35. Si quieren aprender algo, preguntenlo a sus propios maridos en casa, pues indecoroso es que la mujer hable en la asamblea.
36. ¿Acaso ha salido de vosotros la palabra de Dios? O ¿solamente a vosotros ha llegado?
37. Si alguien se cree profeta o inspirado por él Espiritu, reconozca en lo que os escribo un mandato del Señor.
38. Si no lo conoce, tampoco él es conocido.
39. Por tanto, hermanos, aspirad con emulación al don de profecia, y no estorbéis que se hable én lenguas.
40. Pero hagase todo con decoro y orden.
Aquí dice el Apóstol a qué personas se les prohibe el uso de la profecia. Y con este motivo hace dos cosas. Primeramente enseña a quiénes se les prohibe el uso de la profecia; en seguida contesta las objeciones: Si quiebren aprender algo, etc.
Para lo primero procede también de dos maneras. Desde luego ordena la prohibición; y luego da la razón correspondiente: Pues no les esta permitido, etc. Así es que dice: Quiero que de este modo usen los varones del don de profecia; pero no quiero que en la asamblea hablen las mujeres; sino que callen en las asambleas (No permito que la mujer ensene en la iglesia,1Tm 2,12). Y la razón de ello la da el Crisostomo (AdTm 1, c. 2. Him. 1X), diciendo que el hablar la mujer es lo mismo que trastornarse todo el mundo.
Objeción: En contra tenemos que de muchas mujeres se lee que profetizaron, como la Samaritana (Jn 4,29,42), Ana la viuda de Fanuel (Lc 2,36-38), Dé-bora (Jueces 4,4), Huida mujer de Seilum (4 Reyes 22,14-20), y las hijas de Felipe (Ac 21,9). También se dijo arriba: Toda mujer que ore o profetice, etc. (1Co 2,5).
Respondo: Se debe decir que en la profecia hay dos cosas, a saber: revelación y manifestación de la revelación; y que de la revelación no están excluidas las mujeres, pues muchas cosas se les revelan, al igual que a los varones. Pero su manifestación es doble. La una, publica, y de ésta son excluidas; la otra, privada, y ésta se les permite, por no ser predicación sino anuncio.
La razón de ello la da diciendo: Pues no les esta permitido tomar la palabra, esto es, por la autoridad de la 1glesia, pues el papel propio de ellas es que estén; sumisas a los varones. Por lo cual, como el enseñar significa preferencia y presidencia, no les cuadra a ellas,, que son subditas. Y la razón de que sean subditas y de> que no presidan es porque son débiles de razón, y la razón es de maxima necesidad para el gobierno. Por la cual dice el Filosofo (Polit. lib. 4, cap. 2) que el gobierno se relaja cuando sus riendas caen en manos de mujeres.
Consecuentemente, Cuando dice: Si quieren aprender algo, como algunas pueden decir que al menos sobre sus dudas pueden preguntar en la 1glesia, el Apóstol no lo acepta, y acerca de esto hace dos cosas. Primeramente contesta la objeción; y luego da la razón de ello: Pues indecoroso es, etc. Así es que dice: He dicho que las mujeres callen en la 1glesia, pero si algunas de las cosas en las que se sienten dudosas quieren aprenderlas bien, preguntenlas a sus maridos en casa. fLa mujer oiga la instrucción en silencio con toda sumisión,1Tm 2,2). Todo porque lo contrario es indecoroso, no solo inconveniente, pues no hay como la discreción en las mujeres. Gracia sobre gracia es la mujer honesta (Si 26,19). Así es que si en publico investigare y disputare, señal seria de desvergüenza, y esto es en ella indecoroso, por lo cual también se les prohibe legalmente a las mujeres la profesión de la abogacia.
Así es que cuando dice: ¿Acaso ha salido de vosotros ila palabra de Dios? refuta a los contradictorios, y como pueden todos a la vez contradecir, o al menos los sabios de entre ellos, acerca de esto hace dos cosas el Apóstol. Primeramente los refuta en cuanto a la Asamblea entera de ellos; en segundo lugar, en cuanto a los entendedores tan solo: Si alguien se cree profeta, etc. Por lo que ve a lo primero debe saberse que la causa por la que el pueblo se habituo a contradecir al Señor, o al jefe, es la singularidad. La singularidad, en efecto, puede provenir o de la prioridad en algún bien o de la excelencia. Por lo cual el Apóstol, queriendo refutar a los corintios contradictorios, primeramente excluye de -ellos la prioridad, diciendo: ¿Acaso ha salido de vosotros la palabra de Dios?, como si dijera: No, sino de los judíos (De Sión saldra la ley, etc.Is 2,3); como si dijera: Si en la 1glesia o Asamblea de los judíos diere yo algunas disposiciones contra las suyas, podrian contradecirme, porque fueron ellos los primeros en tener la palabra de Dios; pero vosotros no, pues no ha saiido de vosotros la palabra de Dios...
En segundo lugar, excluye de ellos la excelencia: ¿O solamente a vosotros ha llegado? Como si dijera: No solo vosotros habéis creido, sino también otros. Así es que vosotros no los aventajáis (Por toda la tierra corre la voz de ellos, Salmo 18,5), por lo cual debéis hacer como los demás hacen.
Consiguientemente, cuando dice: Si alguien se cree profeta, etc., en especial refuta a los mas encumbrados. Y para esto hace dos cosas. Primeramente los re-tufa; y luego responde a una tacita objeción: Si no lo conoce, etc. Dice, pues: Que la 1glesia entera no lo contradiga, pero si alguien se cree profeta, etc. Y dice se cree, porque si contradice no es verdaderamente profeta, ni sabio, ni tiene al Espiritu, porque de otra manera no contradiria. También dice que el profeta esta inspirado por el Espiritu, porque hay muchos inspirados por el Espíritu que no son profetas, aunque todos los profetas están inspirados por el Espiritu. Este, digo, que se cree profeta e inspirado por el Espíritu no contradiga, sino que conozca, esto es, sepa que lo que os escribo son mandatos de Dios y no simplemente mios. Como si dijera: puesto que nadie se atreve a contradecir los mandatos de Dios, y lo que escribo son mandatos de Dios, nadie se atreva a contradecirme. Si queréis una prueba de que habla en mi Cristo, etc. (2Co 13,3).
De todo lo cual podemos concluir que las palabras de los Apostoles provienen de una intima revelación del Espíritu Santo y de Cristo, y que por lo tanto se deben guardar como preceptos del propio Cristo.
De aquí que el Apóstol distinga claramente los que él por si mismo manda, cuando dice: Acerca de la virginidad no tengo precepto del Señor (1Co 7,25).
Pero se podria decir: Oh Apóstol, ¿como voy a conocer que estas cosas sean mandatos del Señor? No puedo saberlo.
Contesta el Apóstol diciendo: No te vale esta excusa, porque no debes ignorarlo. ¿Por qué? Porque si no lo conoce, tampoco él es conocido. En verdad, en verdad os digo: No os conozco (Mt 25,12). Es patente por lo tanto que todos están obligados a saber las cosas que son de necesidad para la salvación, cosas que El mismo manda con preferencia tanto al Apóstol como al Profeta. O de otra manera: Si alguien se cree profeta, etc. Para confirmación de lo anterior, como si dijera: Si, yo lo digo, pero como vosotros no podéis reconocer estas cosas por su dificultad, porque sois simples, para que sepáis que lo que escribo es lo justo y lo honesto, quiero aducir el testimonio de los Profetas y de los varones inspirados por el Espíritu que hay entre vosotros. Y por esto dice: Mas si no lo conoce, etc. Arriba se dijo (1Co 2,15): El varón espiritual lo juzga todo. Y para que no diga alguien: no nos interesa saber esas cosas, agrega que es obligatorio saberlas: Si no las conoce, tampoco él sera conocido. Por eso fue deportado mi pueblo, etc. (Is 5,13). Ni supieron ni comprendieron, etc. (Ps 81,5). Por tanto, hermanos, etc. Aquí concluye el Apóstol la admonición general.
Y para esto hace tres cosas. Primeramente los mueve a desear todos los dones, diciendo: Por lo dicho, bueno es tanto el hablar lenguas como el profetizar. Desead con emulación, esto es, desead ardientemente, profetizar, porque, como se dice en Pr 29,18, Cuando no hay profecia el pueblo se desbarata. Y por profetizar se entiende aquí lo explicado en todo el capitulo; y sin embargo, aun cuando deseéis ardientemente profetizar, no estorbéis que se hable en lenguas, no se produzca disensión alguna.
En segundo lugar lleva al modo debido diciendo: Pero hagase todo con decoro, de modo que mientras uno habla los demás callen, y no hablen las mujeres en la 1glesia, y cosas semejantes. Como en pleno dia, procedamos con decoro (Rm 13,13).
En tercer lugar los induce al conveniente orden, diciendo: y con orden, o sea, hable primeramente uno y luego otro, y por partes, y lo demás que se ha dicho. Permaneciendo en orden y en su orbita lucharon las estrellas contra Sisara (Jueces 5,20).
http://www.clerus.org/bibliaclerusonline/es/index.htm
34. Las mujeres callense en las asambleas. Pues no les esta permitido tomar la palabra; antes bien, estén sumisas, como también la ley lo dice.
35. Si quieren aprender algo, preguntenlo a sus propios maridos en casa, pues indecoroso es que la mujer hable en la asamblea.
36. ¿Acaso ha salido de vosotros la palabra de Dios? O ¿solamente a vosotros ha llegado?
37. Si alguien se cree profeta o inspirado por él Espiritu, reconozca en lo que os escribo un mandato del Señor.
38. Si no lo conoce, tampoco él es conocido.
39. Por tanto, hermanos, aspirad con emulación al don de profecia, y no estorbéis que se hable én lenguas.
40. Pero hagase todo con decoro y orden.
Aquí dice el Apóstol a qué personas se les prohibe el uso de la profecia. Y con este motivo hace dos cosas. Primeramente enseña a quiénes se les prohibe el uso de la profecia; en seguida contesta las objeciones: Si quiebren aprender algo, etc.
Para lo primero procede también de dos maneras. Desde luego ordena la prohibición; y luego da la razón correspondiente: Pues no les esta permitido, etc. Así es que dice: Quiero que de este modo usen los varones del don de profecia; pero no quiero que en la asamblea hablen las mujeres; sino que callen en las asambleas (No permito que la mujer ensene en la iglesia,1Tm 2,12). Y la razón de ello la da el Crisostomo (AdTm 1, c. 2. Him. 1X), diciendo que el hablar la mujer es lo mismo que trastornarse todo el mundo.
Objeción: En contra tenemos que de muchas mujeres se lee que profetizaron, como la Samaritana (Jn 4,29,42), Ana la viuda de Fanuel (Lc 2,36-38), Dé-bora (Jueces 4,4), Huida mujer de Seilum (4 Reyes 22,14-20), y las hijas de Felipe (Ac 21,9). También se dijo arriba: Toda mujer que ore o profetice, etc. (1Co 2,5).
Respondo: Se debe decir que en la profecia hay dos cosas, a saber: revelación y manifestación de la revelación; y que de la revelación no están excluidas las mujeres, pues muchas cosas se les revelan, al igual que a los varones. Pero su manifestación es doble. La una, publica, y de ésta son excluidas; la otra, privada, y ésta se les permite, por no ser predicación sino anuncio.
La razón de ello la da diciendo: Pues no les esta permitido tomar la palabra, esto es, por la autoridad de la 1glesia, pues el papel propio de ellas es que estén; sumisas a los varones. Por lo cual, como el enseñar significa preferencia y presidencia, no les cuadra a ellas,, que son subditas. Y la razón de que sean subditas y de> que no presidan es porque son débiles de razón, y la razón es de maxima necesidad para el gobierno. Por la cual dice el Filosofo (Polit. lib. 4, cap. 2) que el gobierno se relaja cuando sus riendas caen en manos de mujeres.
Consecuentemente, Cuando dice: Si quieren aprender algo, como algunas pueden decir que al menos sobre sus dudas pueden preguntar en la 1glesia, el Apóstol no lo acepta, y acerca de esto hace dos cosas. Primeramente contesta la objeción; y luego da la razón de ello: Pues indecoroso es, etc. Así es que dice: He dicho que las mujeres callen en la 1glesia, pero si algunas de las cosas en las que se sienten dudosas quieren aprenderlas bien, preguntenlas a sus maridos en casa. fLa mujer oiga la instrucción en silencio con toda sumisión,1Tm 2,2). Todo porque lo contrario es indecoroso, no solo inconveniente, pues no hay como la discreción en las mujeres. Gracia sobre gracia es la mujer honesta (Si 26,19). Así es que si en publico investigare y disputare, señal seria de desvergüenza, y esto es en ella indecoroso, por lo cual también se les prohibe legalmente a las mujeres la profesión de la abogacia.
Así es que cuando dice: ¿Acaso ha salido de vosotros ila palabra de Dios? refuta a los contradictorios, y como pueden todos a la vez contradecir, o al menos los sabios de entre ellos, acerca de esto hace dos cosas el Apóstol. Primeramente los refuta en cuanto a la Asamblea entera de ellos; en segundo lugar, en cuanto a los entendedores tan solo: Si alguien se cree profeta, etc. Por lo que ve a lo primero debe saberse que la causa por la que el pueblo se habituo a contradecir al Señor, o al jefe, es la singularidad. La singularidad, en efecto, puede provenir o de la prioridad en algún bien o de la excelencia. Por lo cual el Apóstol, queriendo refutar a los corintios contradictorios, primeramente excluye de -ellos la prioridad, diciendo: ¿Acaso ha salido de vosotros la palabra de Dios?, como si dijera: No, sino de los judíos (De Sión saldra la ley, etc.Is 2,3); como si dijera: Si en la 1glesia o Asamblea de los judíos diere yo algunas disposiciones contra las suyas, podrian contradecirme, porque fueron ellos los primeros en tener la palabra de Dios; pero vosotros no, pues no ha saiido de vosotros la palabra de Dios...
En segundo lugar, excluye de ellos la excelencia: ¿O solamente a vosotros ha llegado? Como si dijera: No solo vosotros habéis creido, sino también otros. Así es que vosotros no los aventajáis (Por toda la tierra corre la voz de ellos, Salmo 18,5), por lo cual debéis hacer como los demás hacen.
Consiguientemente, cuando dice: Si alguien se cree profeta, etc., en especial refuta a los mas encumbrados. Y para esto hace dos cosas. Primeramente los re-tufa; y luego responde a una tacita objeción: Si no lo conoce, etc. Dice, pues: Que la 1glesia entera no lo contradiga, pero si alguien se cree profeta, etc. Y dice se cree, porque si contradice no es verdaderamente profeta, ni sabio, ni tiene al Espiritu, porque de otra manera no contradiria. También dice que el profeta esta inspirado por el Espiritu, porque hay muchos inspirados por el Espíritu que no son profetas, aunque todos los profetas están inspirados por el Espiritu. Este, digo, que se cree profeta e inspirado por el Espíritu no contradiga, sino que conozca, esto es, sepa que lo que os escribo son mandatos de Dios y no simplemente mios. Como si dijera: puesto que nadie se atreve a contradecir los mandatos de Dios, y lo que escribo son mandatos de Dios, nadie se atreva a contradecirme. Si queréis una prueba de que habla en mi Cristo, etc. (2Co 13,3).
De todo lo cual podemos concluir que las palabras de los Apostoles provienen de una intima revelación del Espíritu Santo y de Cristo, y que por lo tanto se deben guardar como preceptos del propio Cristo.
De aquí que el Apóstol distinga claramente los que él por si mismo manda, cuando dice: Acerca de la virginidad no tengo precepto del Señor (1Co 7,25).
Pero se podria decir: Oh Apóstol, ¿como voy a conocer que estas cosas sean mandatos del Señor? No puedo saberlo.
Contesta el Apóstol diciendo: No te vale esta excusa, porque no debes ignorarlo. ¿Por qué? Porque si no lo conoce, tampoco él es conocido. En verdad, en verdad os digo: No os conozco (Mt 25,12). Es patente por lo tanto que todos están obligados a saber las cosas que son de necesidad para la salvación, cosas que El mismo manda con preferencia tanto al Apóstol como al Profeta. O de otra manera: Si alguien se cree profeta, etc. Para confirmación de lo anterior, como si dijera: Si, yo lo digo, pero como vosotros no podéis reconocer estas cosas por su dificultad, porque sois simples, para que sepáis que lo que escribo es lo justo y lo honesto, quiero aducir el testimonio de los Profetas y de los varones inspirados por el Espíritu que hay entre vosotros. Y por esto dice: Mas si no lo conoce, etc. Arriba se dijo (1Co 2,15): El varón espiritual lo juzga todo. Y para que no diga alguien: no nos interesa saber esas cosas, agrega que es obligatorio saberlas: Si no las conoce, tampoco él sera conocido. Por eso fue deportado mi pueblo, etc. (Is 5,13). Ni supieron ni comprendieron, etc. (Ps 81,5). Por tanto, hermanos, etc. Aquí concluye el Apóstol la admonición general.
Y para esto hace tres cosas. Primeramente los mueve a desear todos los dones, diciendo: Por lo dicho, bueno es tanto el hablar lenguas como el profetizar. Desead con emulación, esto es, desead ardientemente, profetizar, porque, como se dice en Pr 29,18, Cuando no hay profecia el pueblo se desbarata. Y por profetizar se entiende aquí lo explicado en todo el capitulo; y sin embargo, aun cuando deseéis ardientemente profetizar, no estorbéis que se hable en lenguas, no se produzca disensión alguna.
En segundo lugar lleva al modo debido diciendo: Pero hagase todo con decoro, de modo que mientras uno habla los demás callen, y no hablen las mujeres en la 1glesia, y cosas semejantes. Como en pleno dia, procedamos con decoro (Rm 13,13).
En tercer lugar los induce al conveniente orden, diciendo: y con orden, o sea, hable primeramente uno y luego otro, y por partes, y lo demás que se ha dicho. Permaneciendo en orden y en su orbita lucharon las estrellas contra Sisara (Jueces 5,20).
http://www.clerus.org/bibliaclerusonline/es/index.htm
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