miércoles, 26 de noviembre de 2008

Exégesis: ¿Quién asesinó a Nuestro Señor?


¿Quién asesinó a sangre fría a Cristo Jesús?


Recordemos que la asociación "Amigos de Israel" –de la que formaban parte incluso cardenales y obispos- fue disuelta por S.S. Pío XI, por conducto de la sagrada Congregación del Santo oficio, en el año de 1928, siendo reprimidos los simpatizantes de dentro de la Iglesia por el Papa.



Entre las novedades de las barbaridades escandalosas que dicha asociación divulgó, se encuentra la afirmación de que el pueblo judío no fue deicida; contradiciendo lo sostenido por la Santa Iglesia durante casi veinte siglos. Condenada implícitamente por la Iglesia, esta asociación fue disuelta por el decreto mencionado.


Nadie imaginaba que volvieran a resurgir sus aventuradas y hasta heréticas tesis hasta que, con gran sorpresa, se comprobó que más de treinta años después, los judíos las hicieron resucitar, siendo secundados por un grupo numeroso de clérigos que, desafiando la condenación implícita del Santo Oficio, comenzaron a asegurar que es completamente falso que Nuestro Señor Jesucristo haya sido muerto por los judíos, siendo los romanos los verdaderos responsables del asesinato; debido a lo cual, es injustificado llamar deicida al pueblo judío.




TESIS PRIMERA. – Cristo acusó a los judíos y no a los romanos de quererlo matar

PRUEBAS

En el Evangelio según San Juan (capítulo VIII, versículo 37), narra el apóstol que, discutiendo Jesús con unos judíos (nótese que en otras partes del Evangelio de San Juan se refiere a fariseos u otros grupos, pero en esa parte se señala contundentemente que se dirige a TODOS los judíos) les dijo:

" Yo sé que sois hijos de Abraham: mas me queréis matar , porque mi palabra no cabe en vosotros".

Y después, según lo indica el apóstol, (capítulo VIII, versículo 40), Jesucristo Nuestro Señor vuelve a decir a los judíos:

" mas ahora me queréis matar , siendo hombre que os he dicho la verdad, que oí de Dios: Abraham no hizo esto"

Y en otro capítulo (VII) señala el discípulo amado que cierto día habiendo subido Jesús al templo a predicar, decía a los judíos:



"¿Por acaso no os dio Moisés la ley: y ninguno de vosotros hace la ley? ¿Por qué me queréis matar?..."



En ningún pasaje de los Santos Evangelios aparece que Cristo Nuestro Señor haya dicho que los romanos querían matarlo, sino por el contrario, acusa a los judíos de quererlo hacer. ¿Creen, pues, los clérigos que sostienen la novedosa tesis, que Cristo Nuestro Señor se equivocó y que ellos acaban de descubrir en este siglo lo que Nuestro Señor Jesucristo no pudo ni sospechar o sea, que eran los romanos y no los judíos los que lo querían matar?


TESIS SEGUNDA.- Fueron los judíos y no los romanos quienes repetidamente planearon e intentaron matar a Jesús, antes de su pasión y Muerte

PRUEBAS:

El Evangelio según San Mateo (capítulo XXI), nos narra que Cristo Nuestro Señor,

"Y habiendo ido al templo, los príncipes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo se llegaron a El a sazón que estaba enseñando, y le dijeron: ¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿Y quién te dio esta potestad?"


A continuación, el evangelista sigue narrando la discusión sostenida por Jesús con tan altos dirigentes del pueblo judío; para terminar el pasaje con estos dos versículos:

"Y cuando los príncipes de los sacerdotes, y los fariseos oyeron sus parábolas, entendieron que de ellos hablaba. Y queriéndole echar mano, temieron al pueblo: porque le miraba como un profeta".

Este pasaje muestra que los intentos de agresión no partían de gente irresponsable e ignorante, que no supiera lo que hacía, sino de los principales dirigentes del pueblo judío que eran entonces los príncipes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo, así como los fariseos (ANTECESORES DE LOS JUDÍOS ACTUALES) eran una secta que también era de influencia decisiva en el gobierno de esa nación.

En el Evangelio de San Marcos (capítulo III), se lee lo siguiente:

"Y entró Jesús de nuevo en la Sinagoga, y había allí un hombre que tenía una manos seca. Y le estaban acechando, si sanaría en día de sábado, para acusarle. Y mirándolos alrededor con indignación, condolido de la ceguedad de su corazón, dice al hombre: Extiende tu mano. Y la extendió, y le fue restablecida la mano. Mas los fariseos saliendo de allí, entraron luego en consejo contra El con los herodianos, buscando medios de hacerle perecer"


Se ve entonces, que los judíos habían tramado la muerte de Jesús mucho antes de que fuera llevado a Pilatos, sin que exista, en cambio, ningún pasaje de los Evangelios que indique alguna intención o plan de los romanos tendiente a realizarla.




San Juan consigna que habiendo sanado en sábado Jesús al paralítico, los judíos lo perseguían, diciendo (capítulo V, versículo 18):



"Y por esto los judíos tanto más procuraban matarlo: porque no solamente quebrantaba el sábado, sino porque también decía que era Dios su Padre, haciéndole igual a Dios..."


En el Evangelio de San Lucas, el apóstol nos relata cómo estando Cristo en Nazaret fue el sábado a la sinagoga y empezó a predicar, causando gran disgusto en muchos de los asistentes con sus prédicas. Dice el evangelista (capítulo IV, versículos 28 y 29):

"Y fueron en la sinagoga todos llenos de saña, oyendo esto. Y se levantaron, y lo echaron fuera de la ciudad: y lo llevaron hasta la cumbre del monte, sobre la cual estaba edificada su ciudad, para despeñarlo"


Si en el propio pueblo en que se crió intentaron matarlo, quiere decir que, los deseos de asesinarlo eran generales, no sólo confinados a los dirigentes judíos de Jerusalén.

Nuevamente San Juan señala (capítulo VII, versículo 1):

"Y después de esto andaba Jesús por la Galilea, porque no quería pasar a la Judea, por cuanto los judíos lo buscaban para matarlo"


Más claro no puede ser este pasaje. En toda Judea los judíos buscaban a Jesús para matarlo; mas no habiendo llegado su hora El prefería no entrar a esa región.


Fueron varios los intentos y conjuras previas para matar a Jesús; fueron los judíos también y no los romanos los que prepararon la conspiración final que dio como resultado su muerte.


TESIS TERCERA.- Fueron los judíos y no los romanos los instigadores y verdaderos responsables del crimen.


PRUEBAS:




En el Evangelio de San Lucas (capítulo XXII), dice el apóstol:




"Y estaba ya cerca la fiesta de los Azimos, que es llamada Pascua.Y los príncipes de los sacerdotes, y los Escribas, buscaban cómo harían morir a Jesús..."



A su vez, en el Evangelio según San Juan (capítulo XI), se encuentra lo que sigue.



" Y los príncipes de los sacerdotes, y los fariseos juntaron concilio , y decían: ¿Qué hacemos, porque Este hombre hace muchos milagros? Mas uno de ellos llamado Caifás, que era el sumo pontífice de aquel año, les dijo: Vosotros no sabéis nada. Ni pensáis que os conviene que muera un hombre por el pueblo, y no que toda la nación perezca.Y así desde aquel día pensaron cómo le darían la muerte. Por lo cual no se mostraba ya Jesús en público entre los judíos..."



San Lucas dice que fueron los judíos y no los romanos quienes sobornaron a Judas, para que entregara a Cristo (capítulo XXII):




"Y Satanás entró en Judas, que tenía por sobrenombre Iscariotes, uno de los Doce. Y fue, y trató con los príncipes de los sacerdotes, y con los magistrados, de cómo se lo entregaría. Y se holgaron, y concertaron de darle dinero. Y quedó con ellos de acuerdo. Y buscaba razón para entregarlo sin concurso de gentes"



Fueron, por tanto, los judíos y no los romanos, quienes tramaron el complot final para asesinar a Cristo Nuestro Señor y quienes además pusieron los medios para capturarlo, dando dinero a Judas Iscariote.



San Juan (capítulo XVIII) deja constancia en su Evangelio de cómo fue aprehendido Jesús:



"Cuando Jesús hubo dicho estas cosas, salió con sus discípulos de la otra parte del arroyo de cedrón, en donde había un huerto, en el cual entró El, y sus discípulos.Y Judas, que lo entregaba, sabía también aquel lugar: porque muchas veces concurría allí Jesús con sus discípulos. La cohorte pues, y el tribuno, y los ministros de los judíos prendieron a Jesús, y lo ataron.


Mientras la bestia permaneció encadenada –según los términos del Apocalipsis de San Juan- durante mil años, es decir, del siglo V al siglo XV, se redujo a crucificar niños indefensos, a escupir crucifijos e imágenes de maría Santísima, a ultrajar objetos sagrados, a intentar enlodar la santa memoria de Jesús y de María con blasfemias y calumnias horrendas; pero cuando la bestia se desató, a principios del siglo XVI, terminó por arrollar al mundo en los siglos XIX y XX.



Ya no se redujo entonces a escupir y ensuciar sacrílegamente a los crucifijos ni a las imágenes de maría Santísima, ni a calumniar horriblemente la memoria de Estos. A falta de otros objetivos, ya no fue necesario que reconcentrara todo su odio y toda su crueldad sobre niños inocentes. Libre el monstruo apocalíptico de sus cadenas, libre ya de las leyes eclesiásticas y civiles que mantenían a los judíos encerrados en los guettos, separados de los cristianos, sin la prohibición de ocupar puestos dirigentes en la sociedad una tras otra, desatando su odio diabólico sobre toda la Cristiandad, que en los países comunistas está siendo sistemáticamente destruida.






Confirma lo anterior incluso un escritor judío, Salvatore Jona, al decir:




"Los hebreos, salidos del Guetto, se lanzaron a la conquista de todas aquellas posiciones, materiales y espirituales, que les habían sido negadas en los siglos pasados..."



Sólo la mano que martirizó a Jesucristo puede ser capaz de organizar checas y policías secretas para cometer crímenes espantosos y en número escalofriante, que no tienen paralelo en la historia.



San Marcos en el capítulo XIV de su evangelio, nos dice:



"Y dos días después era la Pascua, y los Ázimos: y los príncipes de los sacerdotes, y los escribas andaban buscando cómo lo prenderían por engaño, y le harían morir.Y Judas Iscariotes uno de los Doce, fue a los príncipes de los sacerdotes, para entregárselo. Ellos, cuando lo oyeron, se holgaron: y prometieron darle dinero. Y buscaba ocasión oportuna para entregarle".



Es necesario hacer notar que Judas no intentó siquiera entregarlo a los romanos, sino a los judíos, porque eran ellos y no los romanos los interesados en matar a Cristo. Por otra parte, no fueron los romanos, sino los judíos los que pagaron a Judas por su traición.



Con un pasaje que demuestra cómo fueron los dirigentes espirituales y civiles del pueblo judío y no los romanos los que mandaron aprehender a Jesús, San Marcos, continúa:


"Y estando aún El hablando, llega Judas Iscariote, uno de los Doce, y con él grande tropel de gente, con espadas, y palos, de parte de los príncipes de los sacerdotes, y de los escribas y de los ancianos.Y el traidor les había dado una señal, diciendo: Aquel que yo besare, Aquel es: prendedle, y llevadle con cuidado.Entonces ellos le echaron las manos, y le prendieron. Y llevaron a Jesús a casa del sumo sacerdote: y se juntaron todos los sacerdotes, y los escribas, y los ancianos. (Es decir, los dirigentes del pueblo judío, la más amplia representación de Israel).Y los príncipes de los sacerdotes, y todo el concilio buscaban algún testimonio contra Jesús para hacerle morir, y no lo hallaban. Porque muchos decían testimonio falso contra El [..] Y no se concertaba el testimonio de ellos.Y levantándose en medio el sumo sacerdote, preguntó a Jesús, diciendo: ¿No respondes alguna cosa, a lo que estos atestiguan contra Ti? Mas El callaba, y nada respondió. Le volvió a preguntar el sumo sacerdote, y le dijo: ¿Eres ti el Cristo, el Hijo de Dios bendito?Y Jesús le dijo: Yo soy: y veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y venir con las nubes del cielo. Entonces el sumo sacerdote, rasgando sus vestiduras, dijo: ¿Qué necesitamos ya de testigos? Habéis oído la blasfemia: ¿Qué os parece? Y le condenaron todos ellos a que era reo de muerte. Y algunos comenzaron a escupirle, y cubriéndole las cara, le daban golpes, y le decían: Adivina: y los ministros le daban de bofetadas"



Y ni uno sólo de los judíos acudió a quejarse de injusticias en el "juicio", contrariamente a como muestra Gibson en la película "La Pasión".



Este pasaje, por sí solo, constituye una prueba de plena culpabilidad de los judíos en el asesinato de Cristo Nuestro Señor. Demuestra también, la responsabilidad que tuvo el pueblo judío en este crimen, pues, no obstante que sus dirigentes religiosos y civiles y sus representantes legales lo premeditaron, lo prepararon y lo consumaron, a última hora el pueblo en masa pudo haberlo salvado, pidiendo a Jesús en lugar de Barrabás, en vez de lo cual pidió que se dejara libre a este último y exigió que se crucificara a Jesús, aunque cayese sobre ellos y sus descendientes la sangre del Hijo de Dios, cosa que tampoco muestra la película La Pasión, pues esas frases aparecen sin traducir en la película.




TESIS CUARTA.- Los Apóstoles culparon a los judíos y no a los romanos de la muerte de Cristo.

PRUEBAS:

En el libro de la sagrada Biblia los Hechos de los Apóstoles (capítulo II), San Pedro, dirigiendo la palabra a los judíos de diversos países reunidos en Jerusalén, en donde cada cual (después de la venida del Espíritu Santo) entendía la palabra del apóstol en su propia lengua, les dijo:

"[....] Varones de Judea, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd con atención mis palabras.Varones de Israel, escuchad estas palabras: A Jesús Nazareno, Varón aprobado por Dios entre vosotros, como también vosotros sabéis. A Este que por determinado consejo y presciencia de Dios fue entregado, lo matasteis[...]"

San Pedro echa, pues, claramente la responsabilidad del asesinato de Cristo sobre todo el pueblo judío y no culpa a los romanos. ¿Supondrán los clérigos herejes que sostienen en forma tan increíble lo contrario, que San Pedro mintió cuando dice a los judíos venidos de otras tierras: "Varones de Israel, lo matasteis, crucificándolo ".

En el Capítulo III de los Hechos de los Apóstoles, encontramos el pasaje relativo a la curación del cojo de nacimiento:


"Y estando asido de Pedro, y de Juan, vino apresuradamente a ellos todo el pueblo al pórtico , que se llama de Salomón, atónitos. Y viendo esto Pedro, dijo al pueblo: Varones Israelitas, ¿por qué os maravilláis de esto, o por qué ponéis los ojos en nosotros, como si por nuestra virtud o poder hubiéramos hecho andar a éste? Dios [...] ha glorificado a su Hijo Jesús, a quien vosotros entregasteis, y negasteis al Santo, y al Justo, y pedísteis que se os diese un hombre homicida.Y matasteis al Autor de la vida, a quien Dios resucitó de entre los muertos, de lo cual nosotros somos testigos"

En este pasaje del Nuevo Testamento, estando reunido todo el pueblo, San Pedro echó en cara a los judíos el haber matado a Cristo.

Aún encontramos en los hechos de los Apóstoles (capítulo V), un pasaje en que no sólo San Pedro sino también los demás apóstoles acusan categóricamente de la muerte de Cristo al Concilio de Ancianos de Israel, convocado por los sacerdotes:

"Y respondiendo Pedro y los Apóstoles, dijeron: Es menester obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestro padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matásteis, poniéndole en un madero"


Tenemos aquí, un testimonio colectivo de los apóstoles acusando a los judíos y no a los romanos de haber dado muerte a Cristo.

Por si todo esto no fuera suficiente, citaremos los testimonios de San Pablo y de San Esteban, primer mártir del cristianismo.

San Pablo, en su Epístola Primera a los Tesalonicenses (capítulo II), refiriéndose a los judíos , dice:


"Los cuales también mataron al Señor Jesús,[...]y no son del agrado de Dios, y son enemigos de todos los hombre"

San Pablo, en este versículo, calificó contundentemente a los judíos como "enemigos de todos los hombres", realidad que no puede ser puesta en duda por quien haya estudiado a fondo la ideología y las actividades clandestinas del pueblo judío.

Pero es muy probable que si San Pablo hubiera vivido en nuestros días, habría sido condenado por antisemita al declarar públicamente una verdad que, según los judíos y sus cómplices dentro del clero, no debe jamás mencionarse.

Por su parte, el protomártir San Esteban, dirigiéndose a los judíos de la sinagoga de los libertinos, de los cireneos, de los alejandrinos y de aquellos que eran de Cilicia y del Asia, es decir, a judíos de distintas partes del mundo, les dijo en presencia del sumo sacerdote, jefe espiritual de Israel:

"vosotros resistís siempre al Espíritu Santo, como vuestros padres, así también vosotros.¿A cuál de los profetas no persiguieron vuestros padres? Ellos mataron a los que anunciaban la venida del Justo, del cual vosotros ahora habéis sido traidores, y homicidas"

El testimonio de San Esteban coincide, pues, con el de los apóstoles y el de San Pablo, al considerar a los judíos globalmente como pueblo, es decir, tanto a los de Jerusalén y demás lugares de Judea, como a los que vivían en otras partes del mundo, responsables del deicidio. Todo esto consta en los libros sagrados; donde no se encuentra un solo versículo que culpe a los romanos del asesinato.

En resumen, tanto las denuncias previas de Cristo Nuestro Señor, como los testimonios de los apóstoles, de los Santos Evangelios, de san Pablo y de San Esteban, constituyen una prueba irrefutable de que la Santa Iglesia, lejos de haber estado equivocada durante diecinueve siglos al considerar deicida al pueblo judío, ha estado en lo justo; y que al achacar a los romanos la responsabilidad del crimen, carece de todo fundamento.

En consecuencia, es de sorprender la postura de ciertos clérigos al pretender adulterar la verdad histórica en forma tan increíble, en un intento verdaderamente audaz y demente, consistente en tratar de realizar casi una nueva reforma en la Santa Iglesia, al pretender hacerla renegar de su pasado y contradecirse consigo misma.
Si Cristo Nuestro Señor condenó a los judíos que lo desconocieron, si los apóstoles tuvieron que combatir sus maldades, si San pablo y San Esteban lucharon constantemente en contra de ellos, si los Papas y los concilios ecuménicos y provinciales durante varios siglos les lanzaron las más tremendas condenaciones y lucharon en contra de la Sinagoga de Satanás, los modernistas pretenden, no obstante, contradiciendo la Doctrina tradicional de la Santa Iglesia, que ésta se alíe con la Sinagoga de Satanás y entre en arreglos con ella.

En estas circunstancias, no puede lograrse que un simple concilio pastoral anule lo establecido por 250 papas y absolutamente TODOS los concilios dogmáticos al respecto, sin antes establecer la creencia de que fueron los romanos y no los judíos los responsables del crimen deicida. Por ello, lo resuelto en el Concilio vaticano II a este respecto, donde los judíos metieron su zarpa, comoquiera que choca con la infalibilidad de 20 siglos e incluso de la propia escritura, es totalmente erróneo e insostenible.

Con el fin de anular las acusaciones de deicidio y destruir la Iglesia, realizaron durante mucho tiempo una activa propaganda tendiente a lograr sus objetivos. También proyectaron –de no haberles dado resultado culpar a los romanos de la muerte de Cristo- hacer recaer esa culpa en toda la humanidad, empleando el sofisma de confundir la causa eficiente con la causa final y afirmando que, puesto que Cristo murió con el fin de redimirnos, nosotros fuimos los asesinos y no los israelitas.

Este burdo sofisma equivaldría al que se utilizara diciendo que, puesto que muchos judíos han sido muertos por los árabes por defender a su criminal Estado de Israel, fue este último el que los mató y no los héroes árabes que en esas luchas les dieron muerte. Esto es el colmo. No sólo tratan de obligar a la Iglesia que les retire a los judíos su responsabilidad en la muerte del Señor, sino que pretenden hacernos creer a los fieles cristianos, que nosotros fuimos los asesinos. Los planes judíos para convertir a la Iglesia en un dócil instrumento a su servicio, llegan a los límites de la locura. Y, por lo que hemos visto después del Concilio, así ha sido: Han hecho recaer la culpa sobre los romanos, pero, en un sentido pseudoespiritual, ¡también sobre toda la humanidad y en especial incluso sobre los propios cristianos!

Y esto al mismo tiempo que hacen a la Iglesia p
edir perdón por cosas por las que no hay que pedir perdón a nadie: es decir, quieren ponernos de rodillas ante la Bestia judía.

Se sabe, además, que los judíos ya cantaban victoria antes del Concilio, asegurando que han logrado mover con todo éxito sus influencias para conseguir que en El Concilio se hiciera también una verdadera reforma en la liturgia católica, entre otras cosas de todos los ritos alusivos a las "supuestas" perfidias y maldades del pueblo judío. Y lo consiguieron.

Así pues, los pérfidos, los hijos del Demonio, el Cuerpo Místico del Anticristo, el pueblo judío, fue quien mató a Jesucristo.



"Y por esto los judíos tanto más procuraban matarlo: porque no solamente quebrantaba el sábado, sino porque también decía que era Dios su Padre, haciéndole igual a Dios..." (Jn. 5, 18)

"Y después de esto andaba Jesús por la Galilea, porque no quería pasar a la Judea, por cuanto los judíos lo buscaban para matarlo"(Jn. 7, 1)

"Y respondiendo Pedro y los Apóstoles, dijeron a los judíos: Es menester obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestro padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, poniéndole en un madero" (Act. 5, 29-30)


"Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen... "

Según San Agustín, esta afirmación se refiere a los romanos, porque los judíos SÍ sabían lo que estaban haciendo. Santo Tomás es de la misma opinión.

De lo contrario, Cristo no le habría dicho a Pilato:
"...los que me han entregado a ti tienen mayor pecado" (Jn. 19, 11)

¿Y quién entregó a Jesús a Pilato?


"Y dicho esto, de nuevo salió Pilato a los judíos y les dijo: Yo no hallo en éste ningún delito." (Jn. 18, 38)


"Los judíos...tenéis como padre al Diablo, y queréis hacer los deseos de vuestro padre. Él es homicida desde el principio y no se mantuvo en la Verdad, porque la Verdad no estaba en él. Cuando habla la mentira, habla de lo suyo propio, porque es mentiroso y padre de la mentira" (Jn. 8. 44)



"Es una realidad certísima que en el juicio final seremos juzgados SIN misericordia, sino con JUSTICIA"
San Juan María Vianney, Santo Cura de Ars, "Sermón sobre el Juicio Final".

"Los judíos son enemigos de Dios y los adversarios de Nuestra Santa Religión" SAN PÍO DE PIETRELCINA


"Y por esto los judíos tanto más procuraban matarlo: porque no solamente quebrantaba el sábado, sino porque también decía que era Dios su Padre, haciéndole igual a Dios..."
(Jn. 5, 18)

"Y después de esto andaba Jesús por la Galilea, porque no quería pasar a la Judea, por cuanto los judíos lo buscaban para matarlo"
(Jn. 7, 1)


·“Y comenzó a contar al pueblo esta parábola:
Un hombre plantó una viña y se la arrendó a unos labradores y salió de viaje por bastante tiempo. Y en el momento adecuado envió a los labradores un siervo para que le diesen del fruto de la viña. Pero los labradores, tras apalearlo, lo despidieron vacío.
Y volvió a enviar a otro siervo; pero ellos, apaleándolo y ultrajándolo, lo despidieron vacío. Y volvió a enviarles un tercero, pero ellos también a ese, tras herirlo, lo echaron.
Pero dijo el Señor de la viña: ‘¿qué voy a hacer? Enviaré a mí hijo el amado; quizás a él lo respetarán’. Sin embargo, al verle los labradores, razonaban entre sí diciendo: ‘Éste es el heredero; vamos a matarlo para que la herencia sea nuestra.’ Y arrojándolo fuera de la viña, lo mataron.
¿Qué hará, pues, con ellos, el Señor de la viña? Vendrá y hará perecer a esos labradores y entregará la viña a otros. ”
(Lc. 20, 9-16)

"Y respondiendo Pedro y los Apóstoles, dijeron a los judíos: Es menester obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestro padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, poniéndole en un madero"
(Act. 5, 29-30)

"Varones de Judea, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd con atención mis palabras. Varones de Israel, escuchad estas palabras: A Jesús Nazareno, Varón aprobado por Dios entre vosotros, como también vosotros sabéis. A Este que por determinado consejo y presciencia de Dios fue entregado, LO MATASTEIS"
(Hch. 12, 14;22-23)

“los judíos también mataron a Nuestro Señor Jesús y a los profetas, […]no agradan a Dios y son enemigos de todos los hombres”(1 Tes. 2, 15-16).

“Para la libertad nos libertó Cristo; así que permaneced firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no os sometáis otra vez al yugo de esclavitud. Mirad que yo Pablo os digo que, si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo.
(Gal.5, 1-3)

"Entonces le respondieron algunos escribas y fariseos: 'Maestro, queremos ver una señal de Ti'. Mas Él, respondiendo, les dijo: 'una raza malvada y fornicaria solicita una señal, y no le será dada una señal, sino la señal de Jonás el profeta"
Mt. 12, 38-39

"¡Estirpe de víboras!, ¿cómo podéis vosotros decir cosas buenas siendo malvados? Pues de la abundancia del corazón habla la boca"
Mt. 12, 34

"Y vosostros: haced rebosar la medida de vuestros padres. ¡Serpientes!, ¡estirpe de víboras!, ¿cómo podréis escapar al juicio de la gehenna?"
Mt. 23, 32-33

"Por eso he aquí que yo os envío a vosotros profetas y sabios y escribas; a unos los mataréis y los crucificaréis y a otros los azotaréis en vuestras sinagogas y perseguiréis de ciudad en ciudad: Para que venga SOBRE VOSOTROS toda la sangre justa derramada sobre la tierra, desde la sangre de Abel el justo hasta la sangre de Zacarías, hijo de Baraquías, a quien asesinasteis en medio del altar y del templo. En verdad os digo: todas estas cosas vendrán a recaer sobre esta raza"
Mt. 23, 34-36

"Habiendo estado en Jerusalén por Pascua, muchos creyeron en su nombre, contemplando los milagros que hacía; mas Jesús no se fiaba de ellos porque los conocía a todos"
Jn. 2, 23-24

"Mas a vosotros os conozco, que no tenéis en vosostros el amor de Dios"
Jn. 5, 42

"Y respondiendo todo el pueblo dijo: 'Caiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos' "
Mt. 27, 25

Artículo de Pinay corregido, aumentado y adaptado por G. Pérez


3 comentarios:

Luis dijo...

¿Qué no mando dios a su hijo a morir por nosotros?
Entonces, ¿porque culpar a los judios?

Anónimo dijo...

Excelente post, felicitaciones por vuestro trabajo

Anónimo dijo...

Jesús era judío como los apóstoles, como su madre y como casi todos los que en un principio lo siguieron en fe y amor fiel. Los judios que lo acusaron eran las autoridades religiosas y sus alcahuetes, con perdón del término. Los que dicen ser judios y no lo son y por cohecho estaban asociados a los romanos aunque eran unos traidores entre sí. Pero los que lo mataron aun despues de declararlo inocente fueron los romanos y su poder. Ni siquiera el rey judio se atrevió a eso. Por eso Juan dice que en Roma esta el trono de satanás y la madre de todas las rameras o los nicolaítas que aborrece el Señor. Vuestro Señor ya está aquí y a la verdad que los ha encontrado desnudos. Levantaron a una esclava como diosa y no siendo esposa la han hecho reina. Abusaron de sus vírgenes y de sus niños y ya saben que significa eso. El Señor es la cabeza, su Cuerpo es Santo, no comparte su Poder, y no acepta por papa a ningún hombre. Mintieron y lucraron y por cierto estan borrachos con la sangre de los justos que claman desde la tierra. Sepan que su nombre es Satyaiel , la Verdad de Dios, su Palabra.

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