EL ESPEJO DE LA SAGRADA ESCRITURA
Traductor: Manuel A. Marcos Casquero
¿Quién ignora que en las Sagradas Escrituras (es decir, las acordes con la ley, proféticas evangélicas, apostólicas y sancionadas por la autoridad canónica) existen pasajes expresados de modo que se conozcan y se crea en ellos - por ejemplo, "en el principio creó Dios el cielo y la tierra" 1 y "en el principio era el Verbo" 2-; otro que narran los hechos divinos y los humanos con la única finalidad de que sean conocidos; y otros, en fin, que se recogen como mandamientos para que sean observados y cumplidos, o como prohibiciones para no realizar determinados actos -por ejemplo, "honra al padre y a la madre" 3; y "no cometerás adulterio" 4?
Pues bien: de aquellos pasajes que fueron escritos para ordenar o prohibir, hay algunos que se presentan envueltos en el velo del misterio. Así, muchos de los mandatos del Antiguo Testamento formulados para que aquel pueblo los cumpliera, pero que hoy día no son observados por el pueblo cristiano, sino que únicamente se examinan y se analizan para ser comprendidos; por ejemplo, que el sábado sea día de descanso que hay que observar 5; o la prescripción de los ázimos en el pan sin levadura 6; o la pascua, en que se sacrifica un cordero 7; en fin, tantos tipos de sacrificios y de alimentos que hay que evitar; las celebraciones de la luna nueva y las festividades anuales, que todavía hoy observan los judíos; aquellas "justificaciones" que no pertenecen propiamente a obras de justicia, pero que se las considera portadoras de algún significado. En efecto, ¿qué cristiano se siente obligado a conceder la libertad a un siervo al cabo de siete años, y en el caso de que éste no quiera ser libre lo arrima a la jamba de su puerta y le perfora la oreja con un punzón 8, y demás prescripciones de este tipo?
En cambio, hay otras prescripciones que también hoy día deben observarse, cumpliéndolas, si se trata de mandamientos que hay que realizar, o absteniéndose de algo, si se trata de prohibiciones; por ejemplo, los que antes he mencionado: "honra al padre y a la madre" y "no cometerás adulterio".
Pues bien: acerca de esos pasajes que se encuentran en las Sagradas Escrituras y que ordenan, prohíben o permiten algo. que atañen al ejercicio de la vida piadosa y de las buenas costumbres, y que deben observarse también hoy día, en tiempos del Nuevo Testamento, es por lo que he comenzado a componer esta obra que tengo entre manos, para reunir, con la ayuda de Dios, todos esos preceptos entresacándolos de los libros canónicos y agrupándolos para que puedan fácilmente ser observados, como en un espejo. En efecto, es conveniente que se expongan de la forma que han sido expuestos por nuestros autores, para que en las exposiciones o en las controversias los preceptos figurados se mezclen con los auténticos y los auténticos con los figurados, mientras se observa el orden narrativo de los hechos, o se responde a los adversarios, o se instruye a quienes hay que enseñar, o con el descubrimiento de lo encubierto en cierto modo se renueva la atención de quienes sienten aversión hacia lo sencillo y evidente.
Nosotros en esta obra ni intentamos llevar hasta la fe o infundírsela a quien no la tiene, ni pretendemos ejercitar, mediante algunas dificultades provechosas, el ingenio y la atención de los instruidos, sino que aconsejamos que aquí se mire aquel que, creyendo ya, no quiere obedecer a Dios, y que se dé cuenta de cuánto le aprovecha mantenerse en las buenas costumbres y en las buenas obras, y cuánto le hace falta. Así puede dar las gracias por lo que tiene y actuar convenientemente para poseer lo que no tiene, y, por conservarlo o por alcanzarlo, mostrar la preocupación y elevar las plegarias propias de una piedad sincera.
Entre todos estos preceptos que he decidido reunir aquí para tenerlos a la vista, aquellos que parezcan mostrarse contrarios entre sí deberán ser expuestos y desentrañados más adelante, tras plantear las cuestiones.
Realmente, ¿quién ignora que en el Nuevo Testamento los castigos por las malas acciones y los premios por las buenas obras (si bien he considerado oportuno no hacerme eco de ninguno) son muy distintos a los castigos y premios antiguos?
Partiendo de la Ley misma dictada por medio de Moisés, vamos a comenzar el exordio de los preceptos divinos qué hemos prometido registrar.
I. Del libro de la Ley titulado Éxodo
"No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás escultura ni imagen alguna de cuanto hay arriba, en el cielo, ni de lo que hay abajo, en la tierra, ni de lo que existe en las aguas, bajo la tierra. No las adorarás ni rendirás culto 9. Y asimismo: "No emplearás en falso el nombre de tu Dios, porque el Señor no dejará sin castigo a aquel que emplee en falso el nombre del Señor, su Dios" 10. Y un poco más adelante: "Honra a tu padre y a tu madre para que llegues a ser viejo sobre la tierra que te entregará el Señor, tu Dios. No matarás. No cometerás adulterio. No robarás. No prestarás falso testimonio contra tu prójimo. No desearás la casa de tu prójimo, ni codiciarás a su mujer, ni a su siervo, ni a su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada de cuanto le pertenece" 11.
Asimismo, después del Decálogo, en otros pasajes de este mismo libro se encuentran las siguientes normas de conducta: "no os hagáis conmigo dioses de plata, ni os hagáis dioses de oro" 12. Y un poco más adelante: "El que hiera a un hombre con la intención de matarlo, pénesele con la muerte. Pero el que no le tendió asechanzas, sino que Dios se lo puso a mano para herido, yo le indicaré un lugar en el que pueda refugiarse. Si alguien intencionadamente matara a su prójimo tendiéndole asechanzas, lo arrancarás de mi mismo altar para matarlo. Al que hiera a su padre o a su madre, pénesele con la muerte. Al que secuestrare a un hombre o lo vendiere, convicto de su delito, pénesele con la muerte. Al que maldijere a su padre o a su madre, pénesele con la muerte. Si dos hombres se pelean y uno de ellos hiere al otro con una piedra o con el puño, y no muere, pero debe guardar cama, si se levantara y pudiera salir a la calle apoyado en un bastón, el que lo golpeó será inocente, pero deberá abonarle los días que no pudo trabajar y lo que se gastó en médicos. Quien azotara a su siervo o a su esclava con una vara y muriera bajo sus manos, será reo de delito; pero si sobreviviere uno o dos días, estará libre de culpa, porque la víctima pertenecía a su hacienda. Si pelearan dos hombres y alguno de ellos golpeara a una mujer preñada y le provocara un aborto, pero no se produjera muerte, será sancionado con una indemnización que determine el marido de la mujer y establezcan los jueces; pero si se produjera su muerte, pagará vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida, cardenal por cardenal. Si alguien golpeare en un ojo a su siervo o a su esclava y los dejara tuertos, les concederá la libertad en compensación por el ojo que les ha saltado. Asimismo, si provoca la caída de un diente a su siervo o a su esclava, los dejará igualmente libres. Si un buey corneara a un hombre o a una mujer y murieran, lapídese al animal; no se comerá su carne, y el dueño del buey será inocente. Pero si el buey tiraba cornadas desde ayer o antesdeayer, y advirtieron a su dueño, pero éste no lo mantuvo encerrado: si matara a un hombre o a una mujer, el buey será lapidado y matarán también a su dueño. Si se le impusiera un rescate pagará por su vida lo que se le reclame. Si el buey cornea a un niño o a una niña, se aplicará idéntico criterio. Si atacara a un siervo o a una esclava, pagará al amo de éstos treinta siclos de plata, y el buey será lapidado. Si uno descubriera un pozo o lo cavara y no lo tapase, y un buey o un asno cayera en él, el dueño del pozo abonará el precio de los animales; pero el animal muerto pasará a pertenecerle. Si el buey de una persona hiriese y provocase la muerte al buey de otro propietario, venderán el buey vivo y repartirán lo obtenido; asimismo, se repartirán el animal muerto. Ahora bien: si se sabía que el buey tiraba cornadas desde ayer o antesdeayer, y su dueño no lo tuvo vigilado, entregará su buey por el otro buey, y el animal muerto será entero de su propiedad. Si alguien robare un buey o una oveja, y lo matare o vendiere, restituirá cinco bueyes por buey y cuatro ovejas por oveja" 13.
"Si un ladrón fuera descubierto forzando una casa o perforando una pared, y, después de herírsele, muriera, su homicida no será reo de sangre. Pero si ello sucediese después de amanecer, el causante del homicidio será penado también con la muerte. Si un ladrón no tuviera con qué restituir lo robado, será vendido. Si en su poder se hallase aún vivo lo que robó -trátese de un buey, un asno o una oveja-, restituirá el doble. Si alguien causara daño en un campo o en una viña por dejar suelto su ganado para que paste en propiedad ajena, restituirá, por el daño estimado, lo mejor que tuviera en su campo o en su viña. Si al prender fuego éste se extiende a zarzales y alcanza la mies amontonada o aún sin cosechar en los campos, el que encendió el fuego abonará los daños. Si uno confiara a un amigo dinero o enseres para que se los guarde, y son sustraídos por robo de la casa del receptor, si el ladrón fuera descubierto, restituirá el doble; si no apareciera, el dueño de la casa se presentará ante los dioses (sic) y jurará que no ha puesto su mano sobre las pertenencias de su prójimo para perpetrar un fraude, ya se trate de un buey, como de un asno, una oveja o un vestido, o de algo a lo que pueda causarse daño; los afectados acudirán ante los dioses (sic), y si éstos emiten su veredicto, el culpable restituirá el doble a su prójimo. Si uno encomienda a su prójimo la custodia de un asno, un buey, una oveja o cualquier otro animal, y dicho animal muriera, resultara inválido o fuera robado por cuatreros sin que nadie se diera cuenta de ello se interpondrá juramento de que no ha puesto su mano sobre las pertenencias de su prójimo; el dueño aceptará el juramento, y el otro no se verá obligado a restituir. Pero si se le sustrajeran por hurto, pagaría una indemnización al dueño. Si el animal es devorado por una fiera, preséntele los restos y no deberá restituir. Quien pidiere prestado a su prójimo una cualquiera de aquellos animales, y resultare inválido o muerte sin estar presente su dueño, se verá obligado a restituir. Ahora bien: si el dueño estuviere presente, no deberá restituir excepto el precio del alquiler, si es que se había alquilado el animal. Si alguien sedujera a una doncella aún no desposada y yaciera con ella, le entregará una dote y la tomará por esposa. Si el padre de la doncella se negará a entregársela, el seductor pagará la cantidad que se acostumbra a pagar por las doncellas. No consentirás que las hechiceras sigan con vida. Pénese con la muerte a quienquiera que tuviere ayuntamiento carnal con animales. Quien realice sacrificios en honor de los dioses -salvo sólo el Señor-, mátesele. No entristecerás ni afligirás a ningún extranjero, pues también vosotros fuisteis extranjeros en la tierra de Egipto. No causaréis daño a la viuda ni al huérfano: si llegarais a dañarlos, clamarán ante mí y yo escucharé su clamor, se inflamará mi cólera y os golpearé con la espada; vuestras mujeres se quedarán viudas, y vuestros hijos, huérfanos. Si le prestaras dinero a uno de mi pueblo, a un pobre que vive junto a ti, no se lo reclamarás como un acreedor ni lo exprimirás con usuras. Si a tu prójimo le tomaras en prenda el vestido, devuélveselo antes de la puesta del sol, pues es el único vestido con que cubre su cuerpo y no tiene otra cosa con que dormir. Si clamara ante mí, lo escucharía, porque soy misericordioso. No blasfemarás contra los dioses (sic) ni maldecirás al dirigente de tu pueblo. No retrasarás el ofrecimiento de tus diezmos y de tus primicias. Me entregarás al primogénito de tus hijos" 14.
Y un poco más adelante: "No escuches falsos rumores, no ofrecerás tu colaboración para prestar falso testimonio en favor de un impío. No seguirás a la chusma para hacer el mal, ni en un juicio te plegarás al parecer de la mayoría apartándote de la verdad. Tampoco en los pleitos te compadecerás de los pobres. Si encuentras perdidos el buey o el asno de un enemigo tuyo, devuélveselos. Si vieras que el asno de una persona a la que odias se encuentra caído bajo su carga, no pasarás de largo, sino que le ayudarás a levantarlo. En un juicio, no desatenderás los derechos del pobre. Rehúye la mentira. No matarás al inocente y al justo, porque yo desprecio al impío. No recibas regalos, que ciegan incluso a los prudentes y pervierten las opiniones de los justos. No mostrarás animosidad hacia el extranjero, pues vosotros conocéis bien los sentimientos de un forastero, porque también vosotros fuisteis extranjeros en la tierra de Egipto" 15.
Y unas líneas más abajo, cuando se refiere a los extranjeros: "No adorarás a sus dioses ni les rendirás culto. No imitarás sus obras, sino que las destruirás, y demolerás sus estatuas. Serviréis a Dios, vuestro Señor" 16.
Mucho después, en el mismo libro, hablando de los dioses de los gentiles: "Y destruye sus altares, demuele sus estatuas y tala sus bosques sagrados. No adores a un dios ajeno. El Señor, cuyo nombre es Zelotes ("celoso"), Dios celoso es. No establezcas pactos con hombres de otros países, no sea que, cuando se prostituyan ante sus dioses y adoren sus estatuas, alguien te invite a comer de lo que han sacrificado. Tampoco elijas de entre sus hijas esposa para tus hijos, no sea que, cuando ellas se prostituyan ante sus dioses, te hagan prostituir a ti y a tus hijos ante los mismos. No te fabricarás dioses de metal" 17.
Y un poco más adelante: "Ofrecerás a la casa del Señor, tu Dios, las primicias de los frutos de tu tierra" 18.
He considerado oportuno reunir estas sentencias del libro de la Ley que se titula Éxodo. Examinemos ahora del mismo modo lo que tenemos en el siguiente, el Levítico.
II. Del Levítico
"Ningún varón -dice- se acercara a una mujer próxima en parentesco para descubrir su desnudez. Yo, el Señor. No descubrirás la desnudez de tu padre ni la de tu madre; es tu madre: no descubrirás su desnudez. No descubrirás la desnudez de la esposa de tu padre, pues es la desnudez de tu padre. No descubrirás la desnudez de una hermana tuya, por línea paterna o materna, nacida en casa o fuera de ella: no descubrirás su desnudez. No descubrirás la desnudez de una hija de tu hijo o de una nieta tuya, hija de tu hija, porque es tu propia desnudez. No descubrirás la desnudez de la hija de la esposa de tu padre, por tu padre engendrada: es tu hermana, y no descubrirás su desnudez. No descubrirás la desnudez de la hermana de tu padre, porque es carne de tu padre. No descubrirás la desnudez de la hermana de tu madre, porque es carne de tu madre. No descubrirás la desnudez de tu tío paterno, ni te acercarás a tu esposa, relacionada contigo por su parentesco. No descubrirás la desnudez de tu nuera, porque es la esposa de tu hijo; no descubrirás su desnudez. No descubrirás la desnudez de la esposa de tu hermano, porque es la desnudez de tu hermano. No descubrirás la desnudez de tu esposa ni la de su hija. No tomarás a la hija de su hijo, ni a la hija de su hija para descubrir su desnudez, porque son su carne, y tal coito es un incesto. No tomarás a la hermana de tu mujer para convertida en rival suya, ni descubrirás su desnudez mientras tu esposa aún vive. No te acercarás a una mujer que esté con el período menstrual, ni descubrirás su desnudez. No tendrás comercio carnal con la esposa de tu prójimo, ni la mancillarás con la emulsión de tu semen. No entregarás a ninguno de tus descendientes para ser ofrendado al ídolo Moloch , ni profanarás el nombre de tu Dios. Yo, el Señor. No te ayuntarás con hombre como si de coito con mujer se tratara: es una abominación. No te ayuntarás con bestia alguna, ni te mancillarás con ella. La mujer no se prostituirá con ninguna bestia, ni se ayuntará con ella, porque es una depravación. No os mancilléis con ninguno de estos actos" 19.
Y un poco más adelante: "Respete cada uno a su padre y a su madre" 20. Y un versículo después: "No os volváis hacia los ídolos ni os fabriquéis dioses forjados en metal. Yo soy el Señor, vuestro Dios" 21.
Y un poco más abajo: "(Cuando recolectes tus cosechas) no rebuscarás -dice- las espigas que han quedado, ni recogerás los racimos que se te hayan olvidado en tu viña, ni la fruta caída de tus árboles, sino que lo dejarás a los pobres y extranjeros para que los recojan. Yo soy el Señor, vuestro Dios. No cometeréis hurto. No mentiréis, ni ninguno de vosotros engañará a su prójimo. No cometerás perjurio utilizando mi nombre: no mancillarás el nombre de tu Dios. Yo soy el Señor. No calumniarás a tu prójimo, ni le causarás violencia. No retengas hasta el día siguiente el salario de tu jornalero. No maldigas al sordo, ni pongas ante el ciego tropiezo alguno. Temerás al Señor, tu Dios, porque yo soy el Señor. No cometerás injusticia, ni juzgarás de manera injusta. No muestres consideración hacia la persona del pobre, ni rindas homenaje a la figura del poderoso: juzga con justicia a tu prójimo. No siembres la maledicencia y la murmuración entre tu gente. No te pondrás en contra de la vida de tu prójimo. Yo soy el Señor. No guardes en tu corazón odio hacia tu hermano, sino recrimínalo públicamente, para que, por su causa, no te hagas merecedor de pecado. No busques la venganza, ni guardes el recuerdo de las afrentas que te hayan causado tus conciudadanos. Ama a tu amigo como a ti mismo. Yo soy el Señor. Cumple mis mandamientos" 22.
Un poco después: "No comáis carne con sangre. No practiquéis el arte augural ni interpretéis los sueños. No os rapéis en redondo vuestra cabellera ni eliminéis el borde de vuestra barba. No arañéis vuestra carne a causa de una defunción, ni imprimáis en ella tatuajes ni señales de ningún tipo. Yo soy el Señor. No empujes a tu hija a la prostitución, para que no se contamine la tierra y se llene de maldad" 23.
Un versículo más adelante: "Yo soy el Señor. No consultéis a los adivinos, ni preguntéis nada a los videntes, para no mancillaros por ellos. Yo soy el Señor, vuestro Dios. Ponte en pie ante una cabeza cana y honra la persona del anciano. Teme a tu Dios. Yo soy el Señor. Si un extranjero habitara en vuestra tierra y morara entre vosotros, no se lo echéis encara, sino portaos con él como si de un paisano se tratara. Y amadlo como a vosotros mismos, porque también vosotros fuisteis extranjeros en tierra de Egipto. Yo soy el Señor, vuestro Dios. No cometáis injusticia alguna en los juicios, ni en las medidas de longitud, ni en los pesos, ni en las medidas de capacidad. Que vuestras balanzas estén equilibradas y vuestras pesas sean correctas; equilibrado el modio, correcto el sextario. Yo soy el Señor, vuestro Dios, que os sacó de la tierra de Egipto. Guardad todos mis preceptos y todos mis mandamientos, y ponedlos en práctica. Yo soy el Señor" 24.
"Habló el Señor a Moisés diciéndole: "Les comunicarás a los hijos de Israel lo siguiente: a cualquier varón de los hijos de Israel o de los extranjeros que en Israel habitan que ofrendare al ídolo Moloch algún miembro de su descendencia, pénesele con la muerte: la gente de esta tierra lo lapidará, yo me enfrentaré a él y lo extirparé de entre su pueblo por haber ofrendado a Moloch un miembro de su descendencia, por haber profanado mi santuario y por haber mancillado mi santo nombre. Porque si la gente de esta tierra, despreocupándose y como despreciando mi mandato, dejara libre a la persona que ofrendó a Moloch un miembro de su descendencia, y no quisiera matarlo, yo me enfrentaré a él y a su familia, y extirparé de entre su pueblo a él y a todos cuantos estuvieron de acuerdo con él para prostituirse delante de Moloch. La persona que se confiare a magos y adivinos, y se prostituyese en su compañía, yo me enfrentaré a ella y la exterminaré de entre su pueblo. Santificaos y sed santos, porque yo soy el Señor, vuestro Dios. Salvaguardad mis mandamientos y cumplidlos. Yo, el Señor, soy el que os santifico. A quien maldijere a su padre o a su madre, pénesele con la muerte. Caiga su sangre sobre quien maldijere a su padre o a su madre. Si un hombre se amancebase con la esposa de otro y cometiera adulterio con la mujer de su prójimo, pénese con la muerte tanto al adúltero como a la adúltera. Si uno yaciera con su madrastra y descubriera así la desnudez de su padre, los dos serán penados con la muerte: que la sangre de ambos caiga sobre ellos. Si uno se acostara con su nuera, que mueran los dos, porque han cometido delito: que la sangre de ambos caiga sobre ellos. Quien se ayuntara con un hombre como si de coito con mujer se tratara, uno y otro han cometido una abominación: péneseles con la muerte; que la sangre de ambos caiga sobre ellos. Quien tomare por mujer a madre e hija ha cometido delito: será quemado vivo junto con ellas, para que entre vosotros no se dé abominación semejante. A quien se ayuntase con bestia, con animal, pénesele con la muerte: matad también al animal. La mujer que se prostituyere con cualquier tipo de bestia sea matada junto con ésta: que la sangre de ambos caiga sobre ellos. Si uno poseyere a una hermana suya -hija de su padre o hija de su madre- y descubriera su desnudez, y ella descubriera la desnudez de su hermano, ambos han cometido un hecho abominable: máteselos en presencia del pueblo por haberse descubierto mutuamente su desnudez; pagarán su iniquidad. Si uno copulase con mujer en período menstrual y descubriera su desnudez, y ella le enseñara el flujo de su sangre, que ambos sean exterminados de entre su pueblo. No descubrirás la desnudez de tu tía materna ni de tu tía paterna. Quien tal hiciera, descubriría la desnudez de su propia carne: ambos portarán sobre sí su iniquidad. Si uno copulara con la esposa de su tío paterno o de su tío materno, y descubriera la desnudez de su parentesco, ambos se harán acreedores de su pecado: morirán sin hijos. Si uno tomare a la esposa de su hermano, está cometiendo un acto ilícito, pues ha descubierto la desnudez de su hermano: no tendrán hijos" 25.
Y en otro pasaje: "El hombre o la mujer dotados de espíritu oracular o adivinador sean penados con la muerte: lapídeselos, y que la sangre de ambos caiga sobre ellos" 26.
Asimismo, en otro pasaje, cuando se está hablando del sumo sacerdote, dice: "Tomará por esposa a una doncella; no tomará a una viuda, o repudiada, o desflorada, o ramera, sino a una doncella de su pueblo. Y no deshonrará su linaje con gente de baja extracción. Porque yo, el Señor, soy quien le santifico" 27.
Y bastante después: "El hombre que maldijere a su Dios se hará reo de su pecado. Quien blasfemare el nombre del Señor, sea penado con la muerte: el pueblo entero lo abatirá a pedradas, trátese de un ciudadano o de un extranjero. Quien blasfemare el nombre del Señor, sea penado con la muerte. A quien hiriere a otro hombre o lo matare, pénesele con la muerte. Quien hiriere mortalmente a un animal, entregue otro a cambio: es decir, vida por vida. A quien causare a cualquiera de sus conciudadanos una lesión, hágasele lo mismo que él hizo: restituirá fractura por fractura, ojo por ojo, diente por diente. La misma lesión que causare será la que él deba sufrir. Quien hiriere mortalmente a una bestia, entregue otra a cambio; pero a quien hiriere mortalmente a un hombre, mátesele. Haya entre vosotros un único criterio, tanto si quien ha delinquido es un extranjero como si es un ciudadano. Porque yo soy el Señor, vuestro Dios" 28.
Y un poco después: "No os fabriquéis ídolos, ni imágenes, ni erijáis cipos, ni pongáis en vuestra tierra piedra pintada para adorarla. Pues yo soy el Señor, vuestro Dios" 29.
Esto, sobre el Levítico. Ahora recogeremos lo que parece digno de recordarse del libro titulado Números.
III. De los Números
"Cuando un hombre muera sin dejar descendencia masculina, que la herencia pase a su hija. Si no tuviera tampoco hija, los sucesores serán sus hermanos. Y si tampoco tuviera hermanos, entregaréis la herencia a los hermanos de su padre. Ahora bien, si tampoco tuviera tíos paternos, la herencia se les dará a los parientes más próximos. Para los hijos de Israel esto será un principio sagrado por ley inalterable, según el Señor prescribió a Moisés" 30.
Bastante más adelante: "A nadie se le condenará por el testimonio de una sola persona. No aceptaréis el rescate de una persona que es reo de muerte" 31.
Esto es lo que hemos encontrado en los Números considerado digno de registrar. Pasemos ahora al Deuteronomio.
IV. Del Deuteronomio
"No establezcáis discriminaciones entre las personas: escucharéis lo mismo al humilde que al poderoso; no os acobardéis ante la personalidad de nadie, porque el juicio es de Dios" 32.
Y después de múltiples pasajes, en donde aparece repetido el Decálogo: "Guardad, pues, solícitamente vuestras almas. El día en que el Señor os habló en Horeb en medio del fuego no visteis figura ninguna. Por ello, no vayáis, sumidos en el error, a fabricaros esculturas o imágenes de hombre o de mujer, o representaciones de cualquier clase de animal existente sobre la tierra, o de ave que vuele bajo el cielo, o de reptil que se desliza por tierra, o de pez que mora en las aguas bajo la tierra. Guárdate, asimismo, de que, al elevar los ojos hacia el cielo, contemples el Sol, la Luna y todos los astros celestes, e, inducido por el error, los adores, y rindas culto a lo que creó el Señor, tu Dios, para servicio de todos los pueblos que se hallan bajo el cielo" 33.
Y un poco más adelante dice: "Guárdate de no olvidarte en ningún momento del pacto que el Señor, tu Dios, estableció contigo, y vayas a fabricarte alguna imagen esculpida de todo eso que el Señor ha prohibido que se haga. Porque el Señor, tu Dios, es fuego devorador; es un Dios celoso" 34.
En otro pasaje: "No tendrás dioses extraños en mi presencia. No te fabricarás imágenes, ni representación alguna de cuanto hay arriba, en el cielo; ni de cuanto hay abajo, en la tierra; ni de cuanto se mueve en el agua, bajo la tierra. No las adorarás ni les rendirás culto. Pues yo, el Señor, tu Dios, soy un Dios celoso, que castiga la iniquidad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de quienes me aborrecieron, y que en cambio se muestra misericordioso hasta miles de generaciones sobre los que me aman y observan mis mandamientos. No tomarás en vano el nombre del Señor, tu Dios, porque quien utilice su nombre inútilmente no quedará sin castigo" 35.
Y un poquitín después dice: "Honra a tu padre y a tu madre como te lo ha ordenado el Señor, tu Dios, para que vivas largo tiempo y con felicidad en la tierra que el Señor, tu Dios, va a entregarte. No matarás. No cometerás adulterio. No hurtarás. No levantarás falso testimonio contra tu prójimo. No desearás la mujer de tu prójimo, ni su casa, ni su campo, ni su siervo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada que le pertenezca" 36.
En otro pasaje de este mismo libro: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas" 37.
Y un poco después: "Cuando comas y estés saciado, guárdate mucho de no olvidarte del Señor, que te sacó de la cierra de Egipto, de la casa de la servidumbre. Temerás al Señor, tu Dios: a Él solo servirás y jurarás por su nombre. No andaréis en pos de los dioses extraños de los otros pueblos que os rodean, porque el Dios que está en medio de ti es el Señor, tu Dios, un Dios celoso; y si la cólera del Señor, tu Dios, se desatara en algún momento contra ti, te borraría de sobre la faz de la tierra. No tentarás al Señor, tu Dios" 38.
Asimismo, un poco más adelante, cuando se habla de los extranjeros: "No establecerás pactos con ellos. No les entregarás tu hija para un hijo suyo, ni recibirás a una hija suya para tu hijo, porque pervertirá a tu hijo para que no me siga a mí y adore, en cambio, a dioses extraños; y entonces la cólera del Señor se inflamará y te exterminará al punto. Mejor haréis con ello lo siguiente: derribad sus altares, despedazad sus estatuas, talad sus bosques sagrados y prended fuego a sus imágenes" 39.
Poco después: "Pégale fuego a sus imágenes. No desearás la plata y el oro con que fueron fabricadas, ni tomarás para ti lo más mínimo de esos metales, para no cometer delito, porque aquello sería una abominación del Señor, tu Dios; no introducirás en tu casa nada procedente de un ídolo, para no hacerte anatema, como lo es también aquél. Lo detestarás como inmundicia, y lo considerarás como corrupción y basura propia de la abominación, porque es anatema" 40.
Y en otro pasaje: "Atiende y procura no olvidarte en ningún momento del Señor, tu Dios, y dejes de cumplir sus mandatos, y los preceptos y rituales que hoy te prescribo yo; no vaya a ser que, después de que hayas comido y te encuentres saciado, de que hayas edificado hermosas casas y habites en ellas, de que poseas boyadas y rebaños de ovejas y abundancia de plata, de oro y de toda riqueza, tu corazón se ensoberbezca y no te acuerdes del Señor, tu Dios" 41.
Y unos pocos versículos después dice: "Finalmente se apiadó de ti, para que no dijeras en tu corazón: mi fuerza y el vigor de mi mano es lo que me ha proporcionado todo esto, sino para que te acordaras del Señor, tu Dios, porque Él fue quien te dotó de esas fuerzas" 42.
Un poquito después: "... para que vosotros comáis y os saciéis. Guardaos de que vuestro corazón no os induzca a error, y os alejéis del Señor, vuestro Dios, y rindáis culto a dioses extraños, y los adoréis, y el Señor, airado, cierre los cielos..." 43.
Y más abajo: "Arrasad todos los lugares en los que los pueblos, de cuyas posesiones vais a haceros los dueños, rindieron culto a sus dioses, en la cima de los montes, sobre las colinas o bajo cualquier frondoso árbol. Haced añicos sus altares, despedazad sus estatuas, prended fuego a sus bosques sagrados y destrozad sus ídolos: extirpad sus nombres de los lugares que fueron suyos" 44.
Tras algunos versículos, cuando habla de los extranjeros, dice: "Guárdate de imitados, después de que, al invadidos tú, fueron exterminados; y no indagues sus ceremonias diciendo: del mismo modo que estos pueblos rindieron culto a sus dioses, así lo haré yo. No te portes así con el Señor, tu Dios: todas las abominaciones que aborrece el Señor las practicaron aquéllos ante sus dioses al ofrendarles sus hijos y sus hijas, abrasándolos en el fuego en su honor. Lo que te ordeno, eso es lo único que harás para tu Señor: ni añadirás ni quitarás nada" 45.
"Si en medio de vosotros se levanta un profeta o alguien que diga que tiene sueños de vidente, y predijera un signo o un prodigio, y se produjera su predicción, y dijera: vamos y sigamos a dioses extraños -que tú desconoces- y rindámosles culto, no escuches las palabras de ese profeta o de ese soñador, porque el Señor, vuestro Dios, os está probando para que se ponga de manifiesto si lo amáis o no con todo vuestro corazón y toda vuestra alma. Seguid al Señor, vuestro Dios, y a Él solo temed; guardad sus mandamientos y escuchad su voz; a Él solo serviréis y sólo a Él os vincularéis. En cuanto a ese profeta o vidente de sueños, condénesele a muerte, porque os aconsejó apartaros del Señor, vuestro Dios -que os sacó de la tierra de Egipto y os liberó de la casa de la servidumbre-, para alejaros del camino que te había señalado el Señor, tu Dios. Y así apartará el mal de tu lado. Si tu hermano, hijo de tu madre, o tu hijo o tu hija, o la esposa que descansa en tu regazo, o un amigo a quien amas como a tu propia vida, quisiera persuadirte diciéndote en secreto: vamos y sigamos a dioses extraños -desconocidos por ti y por tus padres- de los pueblos que nos rodean, cercanos o lejanos, de un extremo a otro de la tierra, no le complazcas ni lo escuches, ni tu ojo se apiade de él para mostrarle compasión y encubrirlo. Al contrario: mátalo inmediatamente. Que tu mano sea la primera que sobre él se abata, y que después de ti, todo el pueblo levante sobre él sus manos. Que perezca lapidado, porque te quiso apartar del Señor, tu Dios" 46.
Un poco después: "No os hagáis incisiones, ni os rapéis el cabello en señal de duelo por un muerto, porque eres un pueblo consagrado al Señor, tu Dios" 47.
Y en otro pasaje dice: "Si uno de tus hermanos que mora en tu ciudad, en la tierra que el Señor, tu Dios, va a entregarte, se encontrara en la indigencia, no endurezcas tu corazón ni le cierres tu mano. Al contrario: ábrela para el pobre y préstale lo que veas que necesita. Guárdate de que no se te infiltre un impío pensamiento y para tus adentros te digas: se aproxima al séptimo año, el de la remisión, y apartes tus ojos de tu hermano pobre negándote a prestarle lo que te pide, no sea que él clame contra ti ante el Señor y te hagas reo de pecado. Deberás darle, y al subvenir a sus necesidades no lo hagas con malicia alguna, para que el Señor, tu Dios, te bendiga en todo momento y en todas las empresas que acometas. No faltarán pobres en la tierra en que mores. Por eso te dicto este mandamiento: que abras tu mano a tu hermano pobre y necesitado que vive contigo en la tierra" 48.
Un poco después: "Nombrarás jueces y árbitros en todas las ciudades que el Señor, tu Dios, te conceda, de acuerdo con cada una de tus tribus, para que juzguen a la gente con juicio justo, y no se muestren proclives a alguna de las partes. No des oído a ninguna persona, ni aceptes regalos, porque los regalos ciegan los ojos de los sabios y alteran las palabras de los justos. Seguirás con justicia lo que es justo, para que así vivas y poseas la tierra que te entregará el Señor, tu Dios" 49.
Tras un versículo: "No construirás ni erigirás estatuas, cosa que odia el Señor, tu Dios" 50.
Asimismo, un poquitín después: "Cuando cerca de ti, en una de las ciudades que te conceda el Señor, tu Dios, se descubra a hombre o mujer que obren mal a los ojos del Señor, tu Dios, y transgredan su pacto yendo tras dioses extraños para rendirles culto y adorarlos -al Sol, a la Luna, o a todo el ejército de astros celestes-, cosa que yo no he ordenado, y se te anuncie que tal sucede, al enterarte investigarás atentamente el caso, y si descubres que el hecho es cierto y que se ha cometido abominación en Israel, sacarás a las puertas de la ciudad al hombre o a la mujer que hayan perpetrado tan grandísima iniquidad, y allí serán lapidados. El condenado a muerte lo será sólo cuando testimonien contra él dos o tres testigos: nadie será condenado a muerte cuando sólo testifique contra él un solo testigo. Las manos de los testigos serán las primeras que se alcen para matado; y después lo harán las del resto del pueblo, para extirpar el mal de en medio de vosotros" 51.
Un poquito más adelante: "Ahora bien, quien se mostrare soberbio negándose a obedecer las órdenes del sacerdote que en ese momento atiende al culto del Señor, tu Dios, o hace caso omiso de los decretos del juez, que ese hombre tal muera. Al enterarse de ello, todo el pueblo temerá, de manera que en lo sucesivo no se desarrolle la soberbia" 52.
Después de algunos pasajes, cuando llama la atención sobre los extranjeros, dice: "Guárdate de imitar las abominaciones de aquellos pueblos; no se encuentre en ti quien purifique a su hijo o a su hija lIevándolos a través del fuego, o quien consulte a los adivinos, y observe los sueños y los augurios no vaya a ser mago, encantador; no consultes a pitonisas ni agoreros; ni trates de conocer la verdad por los muertos. El Señor abomina todas esas prácticas" 53.
Un poco más abajo: "No será suficiente un solo testigo contra una persona, cualquiera que fuese su falta o delito. Toda sentencia se basará en la palabra de dos o tres testigos. Si se levantara contra un hombre un testigo falso acusándolo de prevaricación, las dos partes implicadas en la causa se presentarán ante el Señor, en presencia de los sacerdotes y de los jueces que en ese momento estuvieran en funciones, quiénes, si después de una escrupulosísima investigación descubrieren que el falso testigo ha dicho mentira contra su hermano, le impondrán el castigo que pensó que se le impusiera a su hermano; y así apartarás el mal de tu lado. Los demás, al enterarse, tendrán miedo y no se atreverán a cometer semejante delito. No tendrás compasión de él. Le exigirás vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie" 54.
En otro lugar, en este mismo libro: "Si un hombre tuviere un hijo indócil y rebelde que no acatara las órdenes de su padre y de su madre, y se negare a obedecer incluso a la fuerza, lo aprehenderán y lo llevarán ante los ancianos de su ciudad y a la puerta de la misma, donde se celebran los juicios, y les dirán: este hijo nuestro es indócil y rebelde; se niega a escuchar nuestros consejos; se pasa el día en francachelas, libertinajes y comilonas; y la gente de la ciudad lo lapidará, y morirá, para que así se erradique el mal de entre vosotros; y todo Israel, al enterarse, sienta temor" 55.
Poco después: "Si ves que un buey o una oveja de tu hermano andan perdidos, no pasarás de largo, sino que se los devolverás a tu hermano; y si es que tu hermano no vive cerca o no lo conoces, llevarás a los animales a tu casa y en ella permanecerán hasta que tu hermano venga a buscarlos y los recoja. Lo mismo harás cuando se trate del asno, o de un vestido, o de cualquier pertenencia de tu hermano que haya perdido: si lo encuentras, no te desentiendas de ello como de cosa ajena. Si vieras que el asno de tu hermano, o su buey han caído en el camino, no te desentiendas, sino ayúdale a levantarlos. La mujer no se vestirá con vestido masculino ni el hombre empleará vestimenta femenina. Quien tal hace es abominable ante el Señor" 56.
Un poco más abajo: "Cuando construyas una casa nueva, en torno a tu terraza levantarás un antepecho, para que en tu casa no se derrame sangre y seas culpable de que alguien resbale y se caiga de cabeza desde arriba" 57.
Líneas después: "Si un hombre tomare esposa y luego la aborreciere y buscare motivos por lo que librarse de ella llenándola de calumnias, y dijere: he tomado esta mujer, y al ayuntarme con ella he descubierto que no era virgen, su padre y su madre la tomarán y llevarán consigo la prueba de su virginidad ante los ancianos de la ciudad que se hallan a las puertas, y el padre dirá: entregué mi hija a este hombre como esposa y él, por aborrecerla, la calumnia diciendo: he descubierto que tu hija no era virgen; pero aquí están las pruebas de la virginidad de mi hija. Y extenderán la sábana ante los ancianos de la ciudad. Los ancianos de la ciudad prenderán al hombre y lo harán azotar, condenándolo, además, a cien siclos de plata, que entregará al padre de la joven, porque lanzó una infamia contra una doncella de Israel; deberá tomarla por esposa y no podrá repudiarla en toda su vida. Ahora bien: si la acusación que le imputa resulta verdadera y se descubre que la muchacha no es virgen, la arrojarán a la puerta de la casa de su padre, y los varones de la ciudad la lapidarán, y morirá, porque cometió un acto infame en Israel a fornicar en casa de su padre. Así extirparás el mal de junto a ti. Si un hombre se acostara con la esposa de otro, que ambos mueran, esto es, el adúltero y la adúltera; y arrancarás así el mal de Israel. Si un hombre desposara a una joven doncella y alguien la encontrara en la ciudad y yaciera con ella, sacarás a ambos hasta la puerta de la ciudad y serán lapidados: la joven, porque no gritó, estando en la ciudad; el hombre, porque deshonró a la esposa de su prójimo; y así arrancarás el mal de entre vosotros. Ahora bien: si un hombre encontrara en el campo a una joven que está desposada y, tomándola, yaciera con ella, sólo a él pénesele con la muerte; nada sufra la joven, que no es rea de muerte, porque del mismo modo que un ladrón cae sobre su prójimo y lo mata, así ella sufrió la violencia: sola se encontraba en el campo, gritó y nadie acudió en su socorro. Si un hombre se encontrara a una joven doncella, aún no desposada, y, tomándola, yaciera con ella, y el hecho terminara ante los tribunales, el que se acostó con ella pagará al padre de la joven cien siclos de plata y la tomará por esposa, porque la deshonró. No podrá repudiada en todos los días de su vida. Ningún hombre tomará a la esposa de su padre ni levantará la manta del lecho paterno" 58.
Un poquito más abajo: "No haya prostituta entre las hijas de Israel, ni prostituto entre los hijos de Israel" 59.
Versículos después: "No cobres a tu hermano interés usurero alguno por dinero, ni por alimento, ni por cualquier otra cosa; hazlo con el extraño" 60.
Y unas cuantas líneas más abajo: "Cuando formules un voto al Señor, tu Dios, no te retrases en cumplido, porque el Señor, tu Dios, te lo reclamará, y si te demoras, te lo consideraría un pecado. Si no quisieras jurar, estarías libre de pecado. En cambio, una vez que la palabra ha salido de tus labios deberás cumplirla y hacer como prometiste al Señor, tu Dios, y por propia voluntad dijiste" 61.
Poco después: "No tomarás en prenda ni la muela inferior ni la superior de un molino, porque es como tomarle (al deudor) en prenda su propia vida. Si se descubriera que una persona que, tras secuestrar a un hermano. Suyo de entre lo hijos de Israel, y lo hubiera vendido recibiendo a cambio una cantidad de dinero, pénesele con la muerte. Así alejarás el mal de tu lado" 62.
Y unos versículos después dice: "Cuando le reclames a tu prójimo algo que te debe, no entrarás en su casa para reclamar la prenda, sino que permanecerás a la puerta y él te sacará lo que tuviere. Ahora bien: si es pobre, la prenda no pasará la noche en tu casa, sino que se la devolverás inmediatamente antes de la puesta del sol para que duerma sobre su ropa y te bendiga y así halles justicia ante el Señor tu Dios. No negarás su paga al indigente y al pobre ya se trate de tu hermano, ya sea un extranjero que mora contigo en tu tierra y en tu ciudad; antes bien, le pagarás cada día su salario antes de la puesta del sol, porque es pobre" y así es como sustenta a su vida, no vaya a ser que clame contra ti ante el Señor y se te impute como pecado. Que los padres no sufran la pena capital en lugar de los hijos, ni los hijos en lugar de sus padres, sino que cada uno muera por su propio delito" 63.
Unos versículos más abajo: "Cuando siegues la mies en tu campo y te dejes olvidada alguna gavilla, no retornes a recogerla, sino deja que se la lleve algún extranjero, algún huérfano o alguna viuda, para que el Señor, tu Dios, te bendiga en todas las empresas que pongas en práctica. Cuando recolectes el fruto de tus olivos y se quede algo en las ramas, no retornes a recogerlo, sino déjalo para el extranjero, el huérfano y la viuda. Cuando vendimies tu viña, no rebusques los racimos olvidados, sino que queden para el extranjero, para el huérfano y la viuda. Acuérdate de que también tú fuiste esclavo en Egipto. Por eso te mando que obres así" 64.
"Cuando entre diferentes personas surja un pleito y los jueces tengan que intervenir, darán la palma de la justicia al que consideren justo, y condenarán por impiedad al injusto. Si consideraran al delincuente merecedor de azotes, prostérnenlo en tierra y háganlo azotar en su presencia. La cantidad de azotes estará en relación con el delito. En cualquier caso, no superarán la cifra de cuarenta, para que tu hermano no marche ignominiosamente afrentado en tu presencia" 65.
Un poquito después: "Si surge una disputa entre hombres y comenzaran a pelear uno con otro, y la esposa de uno de ellos, queriendo apartar a su marido de las manos del contrincante, que es más fuerte, agarrara a éste por sus genitales, le cortarás la mano y no tendrás con ella misericordia. No tendrás en tu bolsa dos tipos de pesas, una mayor y otra menor. Tendrás un peso equilibrado y cabal, y tu modio será preciso y correcto" 66.
Bastante más adelante: "Maldito sea el hombre que esculpe o funde una imagen, abominación del Señor, obra de manos de artífices, y la pone en lugar oculto. Todo el pueblo responderá y dirá "amén". Maldito quien no honra a su padre y a su madre. Y todo el pueblo dirá "amén" Maldito quien altera los lindes de su prójimo Y todo el pueblo dirá "amén " Maldito quien hace andar a un ciego por fuera del camino. Y todo el pueblo dirá "amén Maldito el que quebranta los derechos del extranjero, del huérfano y de la viuda. Y todo el pueblo dirá "amén". Maldito todo aquel que duerme con la esposa de su padre y levanta la manta del lecho paterno. Y todo el pueblo dirá "amén" Maldito el que tiene ayuntamiento carnal con un animal. Y todo el pueblo dirá "amén". Maldito quien se acuesta con su hermana, hija de su padre o de su madre. Y todo el pueblo dirá "amén". Maldito el que yace con su suegra. Y todo el pueblo dirá "amén". Maldito quien a escondidas hiere a su prójimo. Y todo el pueblo dirá "amén". Maldito el que recibe dádivas para acabar con la vida de un inocente. Y todo el pueblo dirá"amén"" 67.
Hasta aquí los pasajes que, de los libros de Moisés, hemos recogido como dignos de tener en cuenta. En los libros que siguen -y que se titulan De Josué, De los jueces, De los reinos (sic) y Paralipómenos- se registra más la historia de los acontecimientos que normas de vida. Hay, sin embargo, en el Libro de Josué unas cuantas que he considerado oportuno no pasar por alto en este trabajo nuestro.
V. Del libro de Josué
"Volveos y regresad a vuestras tiendas y a la tierra que os pertenece, la que os entregó Moisés, siervo del Señor, al otro lado del Jordán. Únicamente, que guardéis con atención r pongáis por obra los mandamientos y leyes que os dictó Moisés, el siervo del Señor, para que améis al Señor, vuestro Dios, y caminéis por todos sus senderos, observéis sus mandatos, los cumpláis y acatéis con todo vuestro corazón y toda vuestra alma" 68.
Y en otro pasaje dice: "Cuando os acerquéis a esas gentes que van a estar entre vosotros, no juréis en nombre de sus dioses, ni los adoréis ni rindáis culto, sino permaneced fieles al Señor, vuestro Dios, como lo habéis estado haciendo hasta el día de hoy" 69.
Sin embargo, del Libro de los Salmos deben recogerse numerosos pasajes, aunque a menudo se repitan. Pero en la medida de mis posibilidades pondré atención para que esta obra destinada sobre todo a conservar en la memoria, no alcance una extensión excesiva.
VI. De los Salmos
En el salmo 1: "Bienaventurado el varón que no participó en consejo de impíos, ni se detuvo en el camino de los pecadores, ni se sentó en tertulia de burladores, sino que su voluntad se mantiene en la ley del Señor, y en esa ley medita día y noche" 70.
En el salmo 2: "Ahora, pues, ¡oh reyes!, mostraos inteligentes: dejaos enseñar, jueces de la tierra. Servid al Señor con temor y regocijaos temblorosos en su honor. Adoradle con pureza, no sea que se encolerice y sucumbáis en el camino Cuando su furor se ha inflamado un poco, bienaventurados los que esperan en él" 71.
En el salmo 4: "¿Hasta cuándo, hijos de varón, ínclitos míos, amaréis ignominiosamente la vanidad buscando la mentira?" 72.
Y un poco después: "Desahogaos y no pequéis. Tumbados en vuestras camas, meditad dentro de vuestros corazones y guardad silencio. Sacrificad un sacrificio de justicia, y confiad en el Señor" 73.
En el salmo 5: "Porque no eres tú un Dios que quiera la iniquidad; tampoco el maligno habitará a tu lado; los inicuos no se mantendrán ante la presencia de tus ojos. Sientes odio hacia todos cuantos practican la injusticia; causas la perdición a quienes hablan mentira. El Señor abomina al hombre sanguinario y mendaz" 74.
En el salmo 14: "Señor, ¿quién puede residir en tu tabernáculo? ¿Quién puede habitar en tu monte santo? El que camina sin mancha, pone en obra la justicia y habla la verdad de corazón; el que no es un lenguaraz, ni hace el mal a su amigo, ni causa oprobio a su vecino; aquel al que el ímprobo resulta despreciable a sus ojos y en cambio glorifica a los que temen al Señor; el que hace un juramento y, aunque es en detrimento suyo, no se retracta; el que no entrega dinero en usura, ni acepta dádivas en perjuicio de un inocente. Quien así se comporta, jamás nada lo hará vacilar" 75.
En el salmo 23: "¿Quién ascenderá al monte del Señor? ¿ Quién se mantendrá en su santo lugar? El que conserva limpias sus manos y su corazón; el que no levantó su espíritu a cosas vanas y no juró falazmente. Ese recibirá la bendición del Señor y la justificación de Dios, su salvador" 76.
En el salmo 26: "El Señor es mi luz y mi salvación; ¿a quién voy a temer? El Señor es el baluarte de mi vida; ¿ante quién voy a temblar?" 77.
Y cuatro versículos después: "Aunque planten campamentos contra mí, no temerá mi corazón. Aunque se me declare la guerra, yo seguiré confiando en Él. Una sola cosa le pido al Señor, y esto anhelo: habitar en la casa del Señor en todos los días de mi vida para contemplar la hermosura del Señor y admirar su santuario" 78.
En otro versículo: "Mi corazón te ha dicho: he buscado tu rostro; tu rostro, Señor, buscaré" 79. Y luego: "Espera en el Señor, esfuérzate; robustece tu corazón y confía en el Señor" 80.
En el salmo 27: "No me mezcles con los malvados y con quienes practican la iniquidad, que hablan de paz con sus amigos, pero la maldad está en su corazón" 81.
En e salmo 30: "Esforzaos y robusteced vuestro corazón todos cuantos esperáis al Señor" 82.
En el salmo 31: "No te comportes como el caballo o el mulo, que carecen de inteligencia. Sujeta sus quijadas con la brida y el freno si quieres que se te acerquen. Muchos son los dolores del impío; en cambio, la misericordia circundará al que confía en el Señor. Alegraos en el Señor y saltad de gozo, hombres justos. Regocijaos todos los puros de corazón" 83.
En el salmo 32: "Justos: alabad al Señor; la alabanza es oportuna para los hombres rectos" 84. Y en otro pasaje: "Bienaventurado el pueblo cuyo Dios es el Señor, y a nación a la que el Señor eligió como heredad" 85.
En el salmo 33: "Bendeciré al Señor en todo momento: su alabanza estará siempre en mi boca. Mi alma se gloria en el Señor: óiganlo los humildes y alégrense. Ensalzad conmigo al Señor y exaltemos a una su nombre" 86.
Y unos versículos después: "Probad y ved qué bueno es el Señor. Bienaventurado el varón que en Él pone sus esperanzas. Temed al Señor vosotros, sus santos, porque nada les falta a quienes lo temen. Los leones sufrieron calamidades y pasaron hambre; en cambio, a quienes buscan al Señor no les faltará bien ninguno. Venid, hijos, y escuchadme: os enseñaré el temor hacia el Señor. ¿ Quién es el varón que desea la vida ansiando contemplar días felices? Preserva del mal tu lengua y tus labios, para que no hablen mentira. Apártate del mal y haz el bien; busca la paz y persevera en ella" 87.
Siete versículos más adelante: "El Señor se encuentra al lado de los contritos de corazón, y salvará a los abatidos de espíritu" 88.
En el salmo 36: "No rivalices con los malvados ni emules a los que practican la iniquidad, porque, al igual que la hierba, rápidamente se agostarán, y como el pasto verde se marchitarán. Pon tu esperanza en el Señor y haz el bien. Considérate peregrino en la tierra y aliméntate de fe. Deléitate en el Señor y atenderá los anhelos de tu corazón. Pon tu camino en manos del Señor y confía en Él, y Él obrará. Exhibirá tu justicia como una luz, y tus derechos como el medio día. Mantente silencioso ante el Señor y espera en Él: no te enfrentes contra quien avanza en su camino ni contra el hombre que hace lo que piensa. Aplaca tu ira y depón tu cólera: no te excites, ya que obrarías el mal. Porque los que obran el mal perecerán; en cambio, quienes esperan al Señor heredarán a tierra. Un poquito más aún, y desaparecerá el impío: lo buscarás en el lugar en que estaba, y no aparecen. Son embargo, los humildes heredarán la tierra y se deleitarán en una paz abundante" 89.
Y un poco después: "Mejor le conviene al justo la penuria que las abundantes riquezas de los impíos. Porque los brazos de los impíos serán quebrantados, mientras que e; Señor sostiene a los justos" 90.
Algo después: "Apártate del mal y haz el bien" 91. Y en otro lugar: "Espera al Señor y guarda su camino. Y te exaltará para que poseas la tierra" 92. Observa la. sencillez y practica la rectitud, porque al final al hombre encontrará la paz" 93.
En el salmo 39: "Bienaventurado el varón que puso en e; Señor su confianza y no se ha vuelto hacia las soberbias ostentaciones del mentiroso" 94.
En el salmo 43: "En el Señor nos alegraremos todos los días, y confesaremos eternamente tu nombre" 95.
Y un poco más abajo: "Todo esto se precipitó sobre nosotros, pero no te olvidamos ni rompimos tu pacto. No se ha vuelto atrás nuestro corazón, ni nuestros pasos se apartaron de tu camino. Porque Tú nos arrojaste a un lugar plagado de serpientes y nos cubriste con la sombra de la muerte. Si nos hubiéramos olvidado del nombre de nuestro Dios y hubiéramos tendido nuestras manos a un dios extraño, ¿no se habría enterado de ello el Señor? El conoce los pensamientos secretos del corazón. Por tu causa somos masacrados a diario y considerados como rebaños destinados al matadero" 96.
En el salmo 46: "¡Cantad a Dios, cantadle! ¡Cantad a nuestro Rey, cantadle! Porque Dios es el Rey de toda la tierra, cantadle con maestría" 97.
En el salmo 49: "Haz sacrificios de alabanza a Dios, y dirige tus votos al Altísimo. Invócame cuando estés atribulado: yo te libraré y tú me glorificarás. En cambio, Dios le dice al impío: ¿Qué tienes tú que ver con la exposición de mis mandamientos y para que pongas en tu boca mi alianza? Tú, que despreciaste mis enseñanzas y das de lado a mis palabras. Cuando veías a un ladrón, te ponías de acuerdo con él; y tomabas parte con los adúlteros. Entregaste tu boca al mal, y tu lengua celebró el engaño. Sentado, hablabas contra tu hermano y maquinabas el oprobio contra el hijo de tu madre. Eso hiciste, y yo me callé. Creíste que yo iba a ser semejante a ti. Te denunciaré y te pondré todo ante tus ojos. Recobrad el seso los que os olvidáis de Dios, no sea que me apodere de vosotros y no haya quien pueda liberaros. El que sacrifica en reconocimiento mío, me glorifica. Al que camina de acuerdo con mis palabras, yo le mostraré la salvación de Dios" 98.
En el salmo 50: "Límpiame de mi iniquidad y de mi pecado, porque yo he reconocido mi iniquidad, y mi pecado está constantemente ante mí" 99.
Y en otro pasaje: "Mi sacrificio a Dios es el de un espíritu atribulado. ¡Oh Dios!, no desprecies un corazón contrito y humillado" 100.
En el salmo 51: "¿Por qué te ufanas en la maldad, hombre poderoso? La misericordia de Dios es permanente. Tu lengua maquina asechanzas como una afilada navaja, urdiendo el engaño. Has amado el mal más que el bien; y has pretendo hablar la mentira más que la justicia. Has apreciado toda palabra devoradora, lengua engañosa. Pero Dios te destruirá; para siempre: te asolará y expulsará de su tienda, y te exterminará de la tierra de los vivos. Los justos lo verán, tendrán temor y se reirán de él: Ahí tenéis al hombre que no puso a Dios como baluarte suyo, sino que colocó su confianza en sus grandes riquezas: se hizo fuerte en sus maldades. En cambio yo, como olivo verde plantado en la casa de Dios. Basé mi esperanza en la misericordia del Señor por los siglos de los siglos. Te alabaré siempre por lo que hiciste; y esperaré en tu nombre, porque es bueno ante la presencia de tus santos" 101.
En el salmo 61: "Pueblos, poned en Él siempre vuestra confianza; derramad ante Él vuestro corazón: Dios es nuestra esperanza. Verdaderamente, pura vanidad son los hijos de Adán, mera mentira son los hijos del hombre. Colocados juntos en una balanza, pesan menos que la nada. No confiéis en la calumnia, ni os burléis en la rapiña. Si abundaran las riquezas, no pongáis en ellas vuestro corazón" 102.
En el salmo 63: "El justo se alegrará en el Señor, y en Él tendrá puesta la esperanza" 103.
En el salmo 68: "Porque por causa tuya he soportado el oprobio: la vergüenza cubrió mi rostro. Me he convertido en un extranjero para mis hermanos y en un extraño para los hijos de mi madre. Porque el celo por tu casa me devora y las injurias de los que te vituperan han caído sobre mí. He llorado por mi alma durante el ayuno y ello me ha servido de oprobio. Por vestido me puse cilicio, y me convertí para ellos en tema de comidilla. Contra mí hablaban los que se sentaban a la puerta, y cantaban los bebedores de vino" 104.
Y un poco después: "En mis cánticos alabaré el nombre de Dios y lo ensalzaré con mis alabanzas. Y ello le complacerá al Señor más que un novillo que está echando los cuernos y las pezuñas. Los pacíficos de corazón que lo vean se alegrarán. Que viva vuestra alma, vosotros, los que buscáis al Señor. Porque el Señor ha oído a los humildes" 105.
En el salmo 72: "Porque aquellos que se alejan de ti perecerán: hiciste perecer a todo el que de ti abominó. En cambio, mi felicidad consiste en acercarme a Dios: en Dios, mi Señor, he puesto mi esperanza para contar todos tus mensajes" 106.
En el salmo 75: "Haced votos al Señor, vuestro Dios, y cumplidlos. Todos cuantos están cercanos a Él, ofrezcan sus dones al Terrible; Él abate la altivez de los gobernantes, y es motivo de pavor para los reyes de la tierra 107.
En el salmo 77: "Pueblo mío escucha mi ley; inclinad vuestros oídos a las palabras de mi boca. Abriré mis labios, sirviéndome de parábolas, y hablaré, antiguos enigmas" 108.
Y en otro pasaje: "Y se los contarán a sus hijos para que pongan en Dios su esperanza, no se olviden de sus pensamientos y guarden sus preceptos" 109.
En el salmo 80: "Alabad a Dios; que es nuestro baluarte aclamad al Dios de Jacob" 110.
Y en otro pasaje: "¡Oh Israel, Si me escucharas!.No tengas un dios extraño y no adores a una divinidad extrajera. Yo soy el Señor, tu Dios" 111.
En el salmo 81: "¿Hasta cuándo vais a juzgar sin equidad y vais a tener en cuenta la categoría social de los impíos? Haced justicia al pobre y al huérfano; tratad con imparcialidad al menesteroso y al desvalido" 112.
En el salmo 83: "Bienaventurados. Los que habitan en tu casa y continuamente te alaban. Bienaventurado el hombre que tiene en ti su baluarte y guarda en su corazón tus preceptos; los que cruzan por este valle de lágrimas encontrarán aquella fuente. También el sabio se cubrirá de bendiciones: irán de baluarte en baluarte; se presentarán ante Dios en Sión" 113.
Y un poco después: "Porque mejor es vivir un solo día en tus atrios que mil lejos de ellos. Prefiero hallarme a la puerta de la casa de mi Dios que morar en las tiendas donde se practica la impiedad" 114.
En el salmo 91: "Bueno es alabar al Señor y cantar tu nombre, ¡oh Altísimo!" 115.
En el salmo 93: "Recuperad vuestra inteligencia, estúpidos del pueblo; y vosotros, necios, aprended algún día" 116.
Y algo más abajo: "Bienaventurado el hombre al que tú enseñes, Señor, y al que instruyas en tu ley, para que encuentre descanso en épocas de aflicción, mientras que para el impío se cava la fosa" 117.
En el salmo 94: "Venid, adoremos y postrémonos: doblemos nuestras rodillas ante el rostro del Señor, nuestro Hacedor" 118.
Dos versículos más adelante: "Si hoy escucharais su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como lo hicisteis el día de la querella y el día de la tentación en el desierto" 119.
En el salmo 95: "Cantad al Señor un canto nuevo; que la tierra entera cante al Señor. Cantad al. Seño y bendecid su nombre. Anunciad de día en día su salvación. Proclamad entre los pueblos su gloria, y entre todas las naciones sus maravillas" 120.
Seis versículos más adelante: Atribuid al Señor, familias de los pueblos, atribuid al Señor la gloria y el poderío. Atribuid al Señor la gloria de su nombre; portad vuestras ofrendas y penetrad en sus atrios. Adorad... Seño: en la hermosura de su santuario" 121.
En el salmo 96: "Los que amáis al Señor, odiad el mal" 122.
Y tres versículos después: Justos: alegraos en el Señor y confesad su santo recuerdo" 123.
En el salmo 97: "Que toda la tierra se alegre en el Señor: dejad oír vuestras voces, alabadle y cantadle" 124.
En el salmo 98: "Ensalzad al Señor, Dios nuestro y postraos ante el escabel de sus pies, porque el es Santo" 125.
En el salmo 99: "Alabad al Señor toda la tierra; servid al Señor en la alegría. Acudid alegres ante su presencia. Sabed que el Señor es Dios mismo: Él nos creó y suyos somos" 126.
Un versículo después: "Entrad por sus puertas en acción de gracias, y por sus atrios entonando sus alabanzas: bendecid su nombre" 127.
En el salmo 100: "Caminaré con sencillez de corazón por medio de mi casa. No pondré ante mis ojos la doctrina de Belial. Odio al que practica la traición: no me contagiaré. El corazón depravado se apartará de mí: desconozco al malvado. Obligaré a guardar silencio a quien, conspirando, hable contra su prójimo. Al de mirada altanera y engreído corazón no lo soportaré a mi lado. Mis ojos se dirigirán hacia los fieles de la tierra, para que convivan conmigo. Aquel que camine por la vida con sencillez, ése será mi colaborador. No habitará en mi casa el que practica el fraude: el mentiroso no hallará gracia en mi presencia. Cuando amanezca, exterminaré a todos los impíos de la tierra, y erradicaré de la ciudad del Señor a cuantos practican la iniquidad" 128.
En el salmo 102: "Sin embargo, la misericordia del Señor desde siempre y para siempre alcanza a quienes lo temen. Y lo mismo su justicia sobre los hijos de los hijos para aquellos que guardan su alianza y recuerdan sus mandamientos para ponerlos en práctica" 129.
En el salmo 104: "Alabad al Señor e invocad su nombre; dad a conocer a los pueblos su doctrina. Cantadle y ensalzadle con salmos: hablad de todas sus maravillas. Alegraos en su santo nombre: alégrese el corazón de los que buscan al Señor. Buscad al Señor y su poderío; buscad en todo momento su rostro. Recordad las maravillas que ha obrado, las señales y sentencias de su boca" 130.
En el salmo 107: "Dispuesto está mi corazón: entonaré canciones y salmos. Pero también en gloria mía. Despierta salterio y cítara: me despertaré al amanecer Te alabaré entre los pueblos, Señor; te cantaré entre las naciones" 131.
En el salmo 110: "Te cantaré, Señor, con todo mi corazón en la asamblea y reunión de los justos" 132.
Y en otro pasaje: "El principio de la sabiduría es el temor hacia el Señor: buena sabiduría tienen aquellos que la practican Su gloria permanece inalterable" 133.
En el salmo 111: "Bienaventurado el varón que teme al Señor, y en sus mandamientos encuentra el mayor deleite" 134.
Y cinco versículos después: "El hombre bueno es clemente y hace préstamos y hace préstamos, y sabrá emplear sus palabras de acuerdo con el derecho; por ello, nunca jamás se sentirá turbado. El hombre justo dejará un recuerdo eterno: no temerá la mala fama Su corazón está siempre dispuesto, confiando en el Señor: su firme corazón no sentirá temor, mientras que sí lo verá en su enemigo. Esparce sus limosnas y se las da a los pobres: su justicia permanece eternamente; su poder será exaltado en la gloria. El impío lo verá y se inflamará de ira; rechinará sus dientes y se consumirá: el deseo de los impíos se frustrará" 135.
En el salmo 112: "Alabad al Señor, siervos; alabad el nombre del Señor. Que el nombre del Señor sea bendito desde ahora y hasta la eternidad. Desde el orto del sol hasta su ocaso, sea alabado el nombre del Señor" 136.
En el salmo 113: "Los ídolos de los gentiles son plata y oro, obra de las manos de los hombres. Tienen boca y no hablan; tienen ojos y no ven; tienen oídos y no oyen", etc 137.
Y poco después: "Semejante a ellos serán quienes los fabrican y todos los que en ellos ponen su confianza. Israel confía en el Señor: Él es su ayuda y su protector. La casa de Aarón confía en el Señor: Él es su ayuda y su protector. Quienes temen al Señor, en el Señor confían: Él es su ayuda y su protector" 138.
En el salmo 115: "Creí, y por eso dije: Estoy profundamente afligido" 139.
Y dos versículos después: "¿Qué le devolveré al Señor por todos los beneficios que me ha hecho? Tomaré el cáliz de la salvación e invocaré el nombre del Señor" 140. "A los ojos del Señor, gloriosa resulta la muerte de sus santos" 141.
Y tres versículos más adelante: "Te inmolaré una víctima en señal de alabanza e invocaré en el nombre del Señor. En presencia de todo su pueblo cumpliré los votos hechos al Señor: en los atrios de la casa del Señor, en medio de ti, ¡oh Jerusalén!" 142.
En el salmo 116: "Alabad al Señor todas las naciones; alabadlo, pueblos todos" 143.
En el salmo 117: "Ensalzad al Señor porque es bueno, porque su misericordia dura eternamente. Que lo diga ahora Israel: eterna es su misericordia. Que lo diga la casa de Aarón: eterna es su misericordia. Que lo digan quienes temen al Señor: eterna es su misericordia. Cuando me encontraba atribulado, invoqué al Señor, y el Señor me escuchó en toda la amplitud" 144.
Después de cinco versículos: "Mejor es confiar en el Señor que confiar en los príncipes" 145.
Y ocho versículos después: "Mi baluarte y mi gloria es el Señor, y Él me ha servido de salvación. Voces de alabanza y de salvación se oyen en las tiendas de los justos" 146.
En el salmo 118: "Bienaventurados los que se mantienen incólumes en el camino; los que caminan en la ley del Señor. Bienaventurados quienes observan sus mandamientos y lo buscan con todo su corazón" 147.
Y en otro pasaje: "Y caminaré sin estrecheces porque he observado tus mandamientos. Daré testimonio de ti ante los reyes y no sentiré vergüenza. Me deleitaré en tus preceptos, que es lo que amo. Levantaré mis manos a tus mandamientos, que es lo que amo, y hablaré de tus preceptos" 148.
Cuatro versículos más adelante: "No me he apartado de tu ley. He recordado los juicios que pronunciaste hace tiempo, Señor, y he hallado consuelo. El horror se apoderó de mí por los impíos que se apartaron de tu ley. Tus mandamientos me sirvieron de canciones en la morada de mi vida errante. Durante la noche recordé tu nombre, y observé tu ley. Y me sucedió esto por observar tus preceptos. Mi destino, ¡oh Señor! -me dije-, es cumplir tu mandato. En mi corazón elevé mi plegaria hasta tu rostro: apiádate de mí según tu palabra. He meditado en mis caminos y he vuelto los pies hacia tu testimonio. Me he apresurado y no me he mostrado negligente en el cumplimiento de tus mandatos. Las ligaduras de los impíos me atenazaron, pero yo no me olvidé de tu ley. Me levantaré en medio de la noche para alabarte por la justicia de tu justificación. Amigo soy de cuantos te temen y observan tus mandamientos" 149.
Unos versículos más adelante: "Y, sin embargo, yo guardaba en mi corazón tus mandamientos. Mi corazón está espeso como el sebo, y yo meditaba en tu ley. Me alegro por haber sido humillado, para aprender tus enseñanzas. Mejor es la ley de tu boca que montones de oro y de plata" 150.
Unos cuantos versículos después: "Porque tu ley es mi deleite" 151. Y un poquito después: "Sin embargo, yo hablaré de acuerdo con tus preceptos" 152. Y un poco más adelante: "No he olvidado tus mandamientos 153. Y dos versículos después: "Los soberbios me cavaron la fosa, lo que no estaba de acuerdo con tu ley" 154. Tras otros dos versículos: "Casi me abatieron en tierra, pero yo no abandoné tus mandamientos 155.Y después de siete versículos: "A no ser porque tu ley era deleite, quizá hubiera perecido en mi aflicción. Nunca jamás me olvidaré de tus preceptos, porque por ellos me has dado la vida. Tuyo soy, ¡sálvame!, porque he guardado tus mandamientos. Me acecharon los impíos para perderme: yo seguiré prestando atención a tus palabras. He visto que toda perfección tiene un límite. Tus mandamientos, en cambio, son enormemente: dilatados. ¡Cuánto amo tu ley! En ella medito durante todo el día" 156.
Un poco más abajo: "Aparté mis pies de todo mal camino, para guardar tus palabras. No me alejé de tus preceptos, porque tú me has iluminado. ¡Qué dulces para mi garganta son tus preceptos! ¡Más que la miel para boca! Meditaba en tus mandamientos; por eso odio todo camino de falsedad Tus palabras son faro para mis pies y luz para mi sendero" 157.
Cinco versículos después: "Mi alma esta siempre en mi mano, y yo no me he olvido de tu ley. Los impíos me tendieron lazos, y no me aparté de tus mandamientos. Tus preceptos serán mi herencia por los siglos de los siglos, pues ellos son la alegría de mi corazón. He inclinado mi corazón para cumplir tus decretos, para lograr la recompensa eterna. Odio a los alborotadores y amo tu ley. Tú eres mi baluarte y mi escudo: tengo esperanza en tu promesa. Apartaos de mi los malvados: yo cumpliré los mandamientos de mi Dios" 158.
Siete versículos después: "Consideraste como escoria a todos los impíos de la tierra; por eso amo tus testimonios. Mi carne se estremeció por temor a ti, y de tus juicios tuve miedo. He practicado el juicio y la justicia: no me abandones en manos de quienes me calumnian" 159.
Tras unos cuantos versículos: "Por eso amo tus mandamientos más que al oro y al topacio. Por eso he caminado siempre conforme a tus preceptos: odio todo camino de falsedad. Tus testimonios son admirables; por eso mi alma los ha guardado" 160.
Dos versículos después: "Abrí mi boca y suspiré, porque anhelaba tus mandamientos" 161. Y en otro pasaje: "Mi celo me consumió, porque mis enemigos se olvidaron de tus palabras. Tu palabra es sobremanera sin tacha, y tu siervo la ama. Pequeño soy y despreciable, pero no he olvidado tus preceptos" 162. Tres versículos después: "Tus mandamientos son mi voluntad" 163. Y poco después: "Observa mi aflicción y sálvame, porque no me he olvidado de tu ley" 164. Seis versículos después: "Muchos son los que me persiguen y me acosan, pero yo no me he apartado de tus testimonios. Vi a tus prevaricadores y me entristecía, porque no guardaron tus palabras. Observa, Señor, que yo he amado tus mandamientos: dame vida de acuerdo con tu misericordia" 165. Cuatro versículos después: "Siento alegría en tus palabras como quien encuentra un espléndido botín. Odio y detesto al mentiroso; yo, en cambio, amo tu ley. Siete veces al día te amo por la rectitud de tu justicia. Mucha paz tienen quienes aman tu ley y no sufren tropiezo. Tenía esperanza en tu salvación, Señor y cumplí tus mandamientos. Mi alma ha observado tus preceptos y los amo sobremanera. He guardado tus mandamientos y tus preceptos, porque todos mis caminos están ante ti" 166.
Tras ocho versículos: "Sea tu mano la que me auxilie porque he elegido tus preceptos. Anhelo tu salvación, Señor, y tu ley es mi voluntad" 167. Dos versículos después: "He andado errante como oveja perdida: busca a tu siervo, porque no me he olvidado de tus mandamientos" 168.
En el salmo 119: "Yo hablaba palabras pacíficas, pero ellos las combatían" 169.
En el salmo 121: "Rogad la paz para Jerusalén. ¡Gocen de felicidad quienes la aman!" 170. Dos versículos después: "Por mis hermanos y mis amigos te deseare la paz. Por amor a la casa del Señor, nuestro Dios, te desearé el bien" 171.
En el salmo 122: "He levantado mis ojos hacia ti que habitas en los cielos. Igual que los ojos de los siervos están: atentos a las manos de sus señores, igual que los ojos de las esclavas están atentos a las manos de sus señoras, así están nuestros ojos atentos al Señor, nuestro Dios, hasta que se apiade de nosotros" 172.
En el salmo 124: "Los que confían en el Señor son como el monte Sión: eternamente inmóvil, asentado en Jerusalén" 173.
En el salmo 127: "Bienaventurado el que teme al Señor; el que sigue sus caminos" 174.
En el salmo 129: "He puesto mi esperanza en el Señor; en Él espera también mi alma; en su palabra confío" 175.
En el salmo 130: "Señor, mi corazón no se ha ensoberbecido ni mis ojos se han mostrado altaneros; no he andado tras de grandezas ni tras cosas demasiado altas para mí. No he destacado, e hice que mi alma guardara silencio como un niño destetado de su madre: de igual modo, destetada de mi está mi alma. Espera en el Señor, Israel, desde ahora y por los siglos de los siglos" 176.
En el salmo 132: "Ahí tenéis cuán bueno y cuán hermoso s que los hermanos convivan entrañablemente unidos" 177.
En el salmo 133: "Bendecid al Señor todos los siervos del Señor; los que os encontráis en casa del Señor durante la noche. Levantad vuestras manos hacia el santuario y bendecid al Señor" 178.
En el salmo 134: "Alabad el nombre del Señor; siervos, alabad al Señor. Y vosotros, los que os encontráis en la casa del Señor y en los atrios de la morada de nuestro Dios. Alabad al Señor, porque el Señor es bueno; cantad en honor de su nombre, porque es amable" 179. Y un poco después: "Los ídolos de los gentiles son plata y oro obra de las manos de los hombres. Tienen boca y no hablan: tienen ojos y no ven no ven", etc 180. Y un poro después: "Semejantes a ellos serán quienes los fabrican y todos los que en ellos ponen su confianza. Casa de Israel, bendecid al Señor; casa de Aarón, bendecid al Señor; temerosos del Señor, bendecid al Señor" 181.
En el salmo 135: "Alabad al Señor porque es bueno, porque su misericordia dura eternamente. Alabad al Dios de dioses porque su misericordia dura eternamente Alabad al Señor de los señores, porque su misericordia dura eternamente" 182. Y al final del salmo: "Alabad a Dios del cielo porque su misericordia dura eternamente" 183.
En el salmo 136: "Si llegar a olvidarme de ti, Jerusalén, que mi diestra caiga en el olvido. Que mi lengua se me pegue a la garganta si llegara a olvidarme de ti, Jerusalén si no colocara a Jerusalén en el origen de mi alegría" 184.
En el salmo 138: "¿Acaso no he podido por menos de odiar a los que te odian, Señor, y de plantarme frente a tus adversarios? Concebí contra ellos un odio absoluto: se convirtieron en enemigos míos" 185.
En el salmo 139: "No cumplas, Señor, los deseos de los impíos: que sus crímenes no se difundan, para que no se ensoberbezcan" 186. Y tres versículos después: "El hombre lenguaraz no tendrá nada que hacer en la tierra" 187.
En el salmo 140: "Que el justo me corrija benévolamente y que me reproche: no será un bálsamo de amargura derramado sobre mi cabeza" 188. Después de cinco versículos: "Porque hacia ti, Señor, están dirigidos mis ojos; en ti he puesto mi esperanza: no desampares mi alma" 189.
En el salmo 141: "Con mi voz he clamado ante el Señor; ante el Señor he suplicado con mi voz. En su presencia dejaré oír mis palabras; ante Él proclamaré mi tribulación" 190. Y siete versículos después: "Clamé ante ti, Señor, y dije: Tú eres mi esperanza y mi parcela en la tierra de los vivientes" 191.
En el salmo 142: "Meditaba en todas tus obras y hablaba de lo que tus manos han llevado a cabo. Hacia ti tengo tendidas mis manos: mi alma se levanta hacia ti como tierra sedienta" 192. Tres versículos después: "Al amanecer hazme oír tu misericordia, porque en ti confío. Dame a conocer el sendero por el que camino, porque hacia ti tengo levantada mi alma. Líbrame de mis enemigos, Señor: junto a ti busco protección" 193.
En el salmo 143: "Líbrame y sálvame de la mano de hijos extraños, cuya boca habla vanidad; y de la diestra de quienes tienen diestra de perfidia. Que nuestros hijos sean como una plantación que crece en su lozanía; y nuestras hilas como pilares engalanados, semejantes a los del templo. Que nuestros graneros estén llenos y rebosantes de toda clase de granos. Que nuestros rebaños se cuenten por millares y resulten innumerables en los cruces de nuestros caminos. Que nuestros toros sean rollizos. No hay derrumbamientos en (las murallas), ni salidas de ataque, ni gritos de terror en nuestras plazas: Feliz el pueblo que disfruta de tales cosas. Feliz el pueblo que tiene por Señor a su Dios" 194.
En el salmo 144: "Te ensalzaré, Señor, Dios mío, mi Rey, y bendeciré tu nombre por los siglos de los siglos. Todo el día te bendeciré y alabaré tu nombre eternamente sin interrupción" 195. Dos versículos más adelante: "Una generación le ensalzará tus obras a la generación siguiente y proclamarán tu poderío. Narraré el esplendor de la gloria de grandeza y proclamaré tus maravillas. Se harán eco del poderío de tus prodigios y contarán tus grandezas. Recordarán tu inmensa bondad y ensalzarán tu justicia 196 Tres versículos después: "Tus santos te bendecirán. Proclamarán la gloria de tu reino y hablarán de tu poderío Que presenten a los hijos de los hombres su poderío y la gloria del esplendor de tu reino" 197. Y un poco mas adelante: "Cerca está el Señor de todos los que lo invocan, de todos los que lo invocan de verdad. Se mostrará placentero con los que lo temen, escuchará su clamor y los salvará. El Señor custodia a todos los que lo aman, y extermina a todos los impíos. Mi boca entonará la gloria del Señor, y toda mi carne bendecirá su santo nombre eternamente sin interrupción" 198.
En el salmo 145: "Alaba, alma mía, al Señor. Alabaré al Señor durante toda mi vida; cantaré a mi Dios mientras viva. No confiéis en los príncipes, ni en hijo de hombre en cuyas manos no está la salvación" 199. Dos versículos después: "Bienaventurado aquel cuyo auxilio es el Dios de Jacob y cuya esperanza está puesta en el Señor, su Dios" 200.
En el salmo 146: "Alabad al Señor, porque es bueno elevar nuestro cántico a nuestro Dios, pues honrosa es la bella alabanza" 201. Siete versículos después: "El Señor levanta a los humildes, y abate por tierra a los impíos. Cantad en agradecimiento al Señor, cantad a nuestro Dios" 202. Tras otros siete versículos: "No se complace en la fogosidad del caballo ni en las piernas del hombre. El Señor se complace en aquellos que lo temen y esperan su misericordia" 203.
En el salmo 148: "Los reyes de la tierra y los pueblos todos, todos los príncipes y jueces de la tierra, jóvenes y doncellas, ancianos y niños alaben el nombre del Señor" 204.
En el salmo 149: "Cantad al Señor un cántico nuevo; que se oiga su alabanza en la asamblea de los santos. Alégrese Israel en su Hacedor; salten de gozo por su rey los hijos de Sión" 205. Tres versículos después: "Exaltará a los humildes en Jesús. Los santos gozarán en la gloria. Cantarán sobre sus lechos. Las alabanzas hacia Dios sonarán en sus gargantas" 206.
En el salmo 150: "Alabad al Señor en su santuario, alabadlo en el poderío de su potestad. Alabadlo en sus hazañas, alabadlo de acuerdo con la inmensidad de su magnificencia" 207. Y al final del salmo: "Todo cuanto respira alabe al Señor" 208.
Esto es lo que hemos recopilado del Libro de los Salmos, en los que cada uno puede sopesar su vida si es que aspira a perfeccionarse. Advertimos al lector que los pasajes que hemos tomado de los Salmos los lea encadenadamente, como si de un salmo único se tratara, pasando por alto los incisos que hemos incluido entre los versículos por si quisiera consultarse el lugar en que se halla lo que hemos tomado, es decir, el pasaje concreto y la extensión del salmo en cuestión. El que omitiendo esos incisos, leyere únicamente y seguidas. Las palabras de los Salmos, lo hallará mucho más gratificante y por ello, sacará mayor utilidad de las palabras sagradas.
A continuación recogeremos de los Libros de Salomón aquellos pasajes que parezcan convenientes a esta obra. En primer lugar, de los Proverbios, libro que, Si se comprende bien, servirá prácticamente entero para instruirse en las piadosas costumbres. Pasaremos por alto aquellos pasajes que resultan oscuros: ocúpense de ellos los lectores y amantes de la literatura religiosa que en tales menesteres se ejercitan. Por nuestra parte, establecimos que en esta obra sólo recogeríamos aquellos pasajes que, fácilmente comprensibles, ayudan a llevar una vida recta. No obstante, podría parecerles a muchos que hemos omitido pasajes muy transparentes. Pero la verdad es que existe a menudo oscuridad en determinados pasajes que se consideran claros. En efecto, ¿existe algo que parezca tan comprensible, pero que tan torpemente resulte si se trata de aplicarlo al pie de la letra, como este pasaje: "abstente del agua ajena; de la fuente ajena no bebas"? Y ¿para qué sirve con vistas a corregir las costumbres -si no se le busca una interpretación más profunda- un pasaje como éste: "La pobreza humilla al hombre; en cambio, la mano de los poderosos enriquece" 209. Y es que no ser pobre y ser poderoso por las manos no depende de la voluntad de los hombres buenos, y en cambio se les concede a los hombres depravados; y este proverbio, mal interpretado, podría provocar a los pobres dotados de fuerzas físicas a que creyeran que deben hacerse ricos por medio de las rapiñas. ¿Quién no se echaría a reír si considerara al pie de la letra el siguiente pasaje: "los malvados no tendrán hijos"? 210.
Dejaremos, pues, de lado semejantes pasajes. Recojamos en este Espejo aquellos otros en los que bastante a menudo se aconseja algo, cuando eso que se aconseja y se enseña no resulta oscuro. Así, en este Espejo podrán mirarse aquellos que ya están persuadidos a vivir honrada y loablemente, pero que, para llevarlo a cabo, buscan qué deben escoger y qué han de observar. De acuerdo con ello, creo que, de los Proverbios de Salomón, hay que reseñar los siguientes.
VII. De los Proverbios
"El temor hacia el Señor es el principio de la sabiduría. Los necios desprecian la sabiduría y la enseñanza. Escucha, hijo mío, la doctrina de tu padre y no desdeñes los consejos de tu madre" 211. Catorce versículos después, cuando se habla de los homicidios, dice: "Contra su propia sangre tienden asechanzas, y fraudes maquinan contra su propia vida. Así, la práctica de la avaricia se apodera de todos los ricos" 212. Cuatro versículos más adelante: "¿Hasta cuándo, hombres simples, seguís amando la simpleza? ¿Hasta cuándo los estúpidos seguirán deseando lo que les es nocivo, y los necios aborrecerán la ciencia?" 213.
Después de once versículos: "Entonces me invocarán y yo no les prestaré oídos; se levantarán por la mañana y no me encontrarán, por haber tenido a la sabiduría como algo odioso y no haber concebido temor hacia el Señor, ni haberse ajustado a mis consejos, y por haber despreciado todas mis advertencias. Comerán, pues, el fruto de su comportamiento y se saciarán de sus propios criterios. Su descarrío aniquilará a los simples y su prosperidad echará a perder a los necios. En cambio, aquel que me escuche se encontrará libre de terror y disfrutará de la abundancia, al margen del miedo a la desgracia" 214.
Cuatro versículos después: "Si invocaras a la inteligencia e inclinaras tu corazón hacia la prudencia; si la buscaras como si de la riqueza se tratase o como si excavaras un tesoro, entonces comprenderías el temor del Señor y descubrirías la ciencia de Dios. Porque el Señor da la sabiduría y de su boca brota la ciencia y la prudencia. Vigilará la salvación de los justos y protegerá a los que caminan en la sencillez: guarda las sendas de la justicia y custodia los caminos de sus santos. Entonces comprenderías la justicia, el juicio, la equidad y todo buen camino. Si la sabiduría entrara en tu corazón y la ciencia le fuera grata a tu alma, la cordura te guardaría y la prudencia te mantendría a salvo, para apartarte del mal camino y del hombre que habla perversidades: de aquellos que abandonan el buen camino y echan a andar por senderos tenebrosos; los que se alegran cuando hacen el mal y se complacen en las corrupciones; de aquellos cuyas sendas son perversas, y los pasos que dan, infames; para apartarte de la mujer ajena y de la extraña, que pronuncia tiernas palabras que abandonó al prometido que tuvo desde su mocedad y se olvidó de los juramentos hechos a su Dios" 215.
Tres versículos más adelante: "Que no te abandonen la misericordia y la verdad: átatelas al cuello y escríbelas en las tablillas de tu corazón, y encontrarás gracia y buena opinión ante Dios y ante los hombres. Deposita tu confianza en el Señor con todo tu corazón y no te apoyes en tu prudencia. En todas tus empresas piensa en Él y Él dirigirá tus pasos. No te consideres un sabio. Teme al Señor y apártate del mal" 216. Tras un versículo: "Honra al Señor con parte de tu hacienda y con las primicias de todos tus frutos" 217. Y dos versículos después: "No menosprecies, hijo mío, las observaciones del Señor, y no te sientas abatido cuando te corrija, pues el Señor corrige a quien Él ama y en él se complace como un padre con su hijo. Bienaventurado el hombre que descubre la sabiduría y abunda en inteligencia. Tal adquisición es mejor que una transacción de plata, y su beneficio mejor que el oro puro. Resulta más precioso que todas las riquezas, y todo cuanto se desea no alcanza a compararse con ello" 218.
Diez versículos después: "Hijo mío, que estos consejos no se aparten jamás de tus ojos: observa la ley y la prudencia" 219. Y al cabo de nueve versículos: "No impidas hacer el bien a quien puede hacerlo: si tienes ocasión, haz lo tú también. No le digas a tu amigo: vete y vuelve, que mañana te lo daré, si es que en ese momento pudieras dárselo. No maquines la desgracia contra tu amigo si éste ha depositado en ti su confianza. No pleitees contra una persona sin motive alguno" 220. Y tras siete versículos: "Él se burlará de los burladores y mostrará su simpatía a los humildes" 221.
Cuarenta y cuatro versículos después: "Guarda tu corazón con la mayor cautela, porque de él brota la vida. Aleja de ti la boca depravada y mantén lejos de ti los labios difamadores. Que tus ojos miren lo que es justo y tus párpados dirijan rectamente tus pasos. Lleva tus pies por el camino recto y que todos tus caminos sean seguros. No te desvíes ni a derecha ni a izquierda. Aleja tus pies del mal. En efecto, el Señor conoce los caminos que están a la derecha; los que están, en cambio, a la izquierda son perversos. Él hace que tus senderos sean rectos. Él tenderá en paz tus caminos" 222.
"Hijo mío, atiende a mi sabiduría y da oídos a mi inteligencia, para que mantengas a salvo mis consejos y tus labios guarden mi doctrina. Los labios de la meretriz son un panal que destila miel y su garganta es más radiante que el óleo. Sin embargo, su final es amargo como el ajenjo y punzante como una espada de doble filo. Sus pies encaminan a la muerte y sus pasos conducen al sepulcro" 223.
Noventa y siete versículos más adelante: "Que tu corazón no codicie su hermosura, para no verte cazado por sus guiños. El salario de una ramera es apenas un pan; en cambio, la mujer casada se apodera de una vida preciosa. ¿Puede acaso el hombre esconder el fuego en su regazo sin que sus vestidos echen a arder? ¿O caminar sobre brasas sin que las plantas de sus pies se quemen? Así, el que se acerque a la mujer de su prójimo no estará incólume si llegara a tocarla. No es grande el delito cuando alguien roba para saciar su hambre; pero, si lo sorprenden, devolverá el séptuplo y entregará toda la hacienda de su casa. Ahora bien, el adúltero lo que hace es perder su alma por escasez de inteligencia" 224.
Cinco versículos después: "Hijo mío, guarda mis palabras y conserva en tu corazón mis mandamientos. Observa mis mandamientos y vivirás; que mi ley sea para ti como la niña de tus ojos" 225.
Cincuenta y siete versículos más adelante. "Vosotros, hombres simples, proveeros de sensatez; y vosotros, necios, recuperad el juicio" 226. Dos versículos después: "Mi garganta expresará la verdad y mis labios detestarán al impío 227. Y pasados tres versículos: "Recibid mis enseñanzas, que no dinero: amad mi doctrina más que al oro. Mi sabiduría es mejor que todas las riquezas juntas y no puede compararse con ella todo cuanto es deseable" 228. Y después de dos versículos: "Temer al Señor es odiar el mal: yo detesto la arrogancia, la soberbia, el camino depravado y la lengua mentirosa" 229. Y al cabo de seis versículos: "Yo amo a quienes me aman; y los que desde por la mañana me buscan, me encontrarán. Junto a mí se hallan las riquezas y la gloria, la fortuna opulenta y la justicia. Mi fruto es mejor que el oro puro y que la piedra preciosa, y mis beneficios mejores que la plata escogida. Camino por senderos de justicia, por medio de sendas de equidad, para enriquecer a los que me aman, y colmar sus tesoros" 230. Y veintitrés versículos después: "Bienaventurado el hombre que me oye que a diario monta guardia ante mis puertas y vigila las jambas de mi entrada Quien me encuentre, encontrará la vida y alcanzará del Señor la salvación. En cambio quien pecare contra mí lesionara su alma Todos los que me tienen odio aman la muerte" 231.
Nueve versículos más adelante :"Abandonad la simpleza y vivid y caminad por los senderos de la prudencia. El que intenta enseñar a un burlador se causa a sí mismo una afrenta; a: el que corrige a un impío se echa encima una mancha. No corrijas a un burlador, para que no te aborrezca; corrige al Sabio, y te amará. Da al sabio, y se le acrecentará la sabiduría. Enseña al justo, y se apresurará a escucharte. El principio de la sabiduría es el temor hacia el Señor; y la ciencia de los santos es la prudencia" 232.
Dieciocho versículos después: "No aprovechan los tesoros producto de la iniquidad: es la justicia lo que liberará de la muerte 233. Cuatro versículos más adelante: "Quien recoge en tiempo de cosecha, hijo inteligente es. En cambio quien durante la siega estival se duerme, es hijo del desorden" 234. Después de cuatro versículos: "El sabio guarda los mandamientos en su corazón; el necio se perderá por lenguaraz. Quien va por la vida con sencillez, camina con confianza en cambio, quien pervierte sus caminos, será puesto en evidencia. El que guiña los ojos ocasionará la desgracia; el estúpido lenguaraz sufrirá el castigo. Fuente de vida es la boca del justo; la boca de los impíos oculta la iniquidad. El odio suscita enfrentamientos; el amor encubre todas las faltas. En los labios del sabio se encuentra la sabiduría; los palos, sobre las espaldas de aquel que carece de cordura. Los sabios esconden su sapiencia; pero la boca del necio está al lado de la ruina" 235.
Cuatro versículos después: "Quienes observan la doctrina se hallan en el camino de la vida; en cambio, el que deja a un lado las advertencias que se le hacen, anda extraviado. Los labios mentirosos esconden odio. El que esparce la difamación es un necio. No falta pecado en la charlatanería: el que modera sus labios, ése es e más prudente. Plata escogida es la lengua del justo; el corazón de los impíos carece de valor alguno. Los labios del justo enseñan a muchos; los necios. en cambio, mueren por falta de cordura. La bendición del Señor hace ricos, y a ellos no se les arrimará la tristeza. El necio hace el mal como por entretenimiento; en cambio, para el sabio, la prudencia es sabiduría. Lo que el impío teme, caerá sobre él; a los justos se les colmarán sus deseos" 236.
Dos versos más adelante: "Como el vinagre para los dientes y el humo para los ojos, así es el vago para quienes lo envían. El temor hacia el Señor alarga los días de la vida; los años de los impíos serán abreviados. La esperanza de los justos les es motivo de alegría; en cambio, la esperanza de los impíos se desvanecerá. El baluarte del hombre sencillo es el camino del Señor; pero es el terror para quienes obran el mal. El justo no se verá alterado en el jamás de los jamases; en cambio, los impíos no habitarán la tierra. La boca del justo alumbrará sabiduría; la lengua de los depravados perecerá. Los labios del justo tienen en cuenta lo que resulta amable; la boca de los impíos, lo perverso" 237.
"La balanza trucada es una abominación a los ojos de Dios; el peso justo es lo que le place. Donde halla soberbia, allí habrá afrenta. En cambio, donde se encuentre la modestia, allí estará también la sabiduría. La sencillez de los justos es lo que dirige sus pasos; la doblez de los perversos es la que pierde a éstos. No servirán de nada las riquezas el día del castigo final, pero la justicia liberará de la muerte. La justicia del hombre sencillo orienta su camino; el impío se verá arrastrado en su propia impiedad. La justicia de los hombres rectos los liberará; los inicuos caerán en sus propias trampas. Ninguna esperanza futura tendrá el hombre impío una vez muerto; y las expectativas de los llenos de preocupaciones se desvanecerán" 238.
Siete versículos después: "El que desprecia a su amigo está falto de inteligencia; en cambio, el hombre prudente sabrá guardar silencio. El que se mueve en medio de mentiras, termina por revelar los secretos; el que posee un espíritu fiel, sabe guardar lo que se le confía. Cuando no hay dirigente, el pueblo se precipita en la ruina; la salvación, en cambio, se halla donde los consejos abundan. El que saca la cara por un extraño se verá afligido por la desgracia; quien toma precauciones ante las trampas, estará seguro" 239.
Tras dos versículos: "El hombre misericordioso le hace bien a su alma; en cambio, el que es cruel aflige incluso a sus allegados" 240. Cuatro versículos después: "El corazón depravado resulta abominable al Señor; su simpatía la pone en quienes van por la vida con sencillez. El malvado no se quedará sin castigo, mano sobre mano; la descendencia de los justos se salvará" 241. Dos versículos después: "El deseo de los justos es todo él bueno; la esperanza de los impíos es la ira. Algunos reparten sus pertenencias y se hacen ricos; otros se apoderan de lo que nos les pertenece, v siempre se hallan en la indigencia. El alma que expande el bien se verá satisfecha; y el que da de beber, también él se verá saciado. Maldito es entre la gente el que acapara el trigo; la bendición cae, en cambio, sobre la cabeza de quienes lo venden. Mucho madruga el que busca el bien; pero quien anda en busca de maldades, por ellas se verá aplastado. El que confía en sus riquezas, se derrumbará; sin embargo, los justos prosperarán como las hojas verdes" 242.
Cuatro versículos más adelante: "Si el justo recibe en la tierra su recompensa, ¡cuánto más el impío y el pecador!" 243. "El que ama las correcciones, ama la ciencia; en cambio, el que odia las reprensiones es un necio. El bueno alcanzará del Señor la gracia; quien confía en sus propias ideas, se comporta impíamente. No arraigará sólidamente el hombre que parte de la impiedad, pero la raíz de los justos será inamovible" 244.
Dieciséis versículos después: "El deseo del impío es un fortín de maldades; la raíz de los justos dará fruto. A causa de los pecados salidos de sus labios la ruina se arrima al malvado; el justo escapará de la tribulación. Cada hombre se saciará con los frutos que, como bienes, brotan de su propia boca, y se le retribuirá de acuerdo con las obras que salen de sus manos. A los ojos del necio le parece recto su camino; el sabio, en cambio, escucha los consejos" 245.
Al cabo de cuatro versículos: "Hay quien habla, y como con una espada se causa una herida al sentimiento; la lengua de los sabios es medicina. Los sabios que dicen la verdad se mantienen en todo momento firmes; en cambio, el testigo de ocasión emplea una lengua mentirosa. En el corazón de los que maquinan maldades se asienta el engaño; a quienes conciben ideas de paz los sigue la alegría. Al justo no le entristecerá nada de lo que le suceda; los impíos se verán desbordados por la desgracia. El Señor aborrece los labios mentirosos; le complacen, en cambio, quienes se portan con fidelidad. El hombre prudente oculta su ciencia; el corazón de los necios proclamará a los vientos su estupidez" 246.
Dos versículos después: "La tristeza que llena el corazón del hombre lo deprime, pero se alegra con la palabra amable. Quien, por amistad, disimula el daño, es hombre justo; el camino de los impíos les tiende trampas. El hombre fraudulento no encontrará provecho: el carácter del hombre valdrá su peso en oro. En el sendero de la justicia se encuentra la vida: cuando el camino se desvía, conduce a la muerte" 247.
"El hijo sabio sigue las enseñanzas del padre; el estúpido, en cambio, no tiene en cuenta cuando se le corrige. Cada hombre se saciará con los frutos que, como bienes, brotan de la propia boca: el alma de los prevaricadores es inicua. Quien su boca guarda, guarda su vida; quien sin tino habla, su ruina busca. El vago quiere, pero no quiere; el alma de los que trabajan medrará. El justo despreciará la palabra del mendaz; impío confunde y es confundido. La justicia custodia el camino del inocente; la impiedad abate a los pecadores. Hay quien es como rico, aunque nada tenga, y hay quien es como pobre, a pesar de que posea abundantes riquezas. Sus riquezas sirven para rescatar la vida de un hombre; pero el que es pobre no tiene que soportar reproches. La luz de los justos produce alegría; la lámpara de los impíos se extinguirá. Entre los soberbios siempre hay enfrentamientos; pero quienes todo lo hacen pidiendo consejos son dirigidos por la sabiduría. La riqueza pronto amasada se dilapidará; en cambio, aquella que fue acumulada poco a poco se multiplicará. La esperanza que se demora aflige al alma; el deseo que se ve cumplido es árbol de vida. Quien se sustrae a alguna obligación se compromete para el futuro; quien respeta lo que se le manda vivirá en paz. La ley es fuente de vida para el sabio, para escapar de la ruina de la muerte. La buena educación os granjeará simpatías; en la vida de los altaneros sólo hay torbellinos" 248.
Doce versículos más adelante: "El que no emplea su vergajo, odia a su hijo; el que lo ama, se apresura a corregirlo El justo come y sacia su alma; en cambio, el estómago de los impíos es insaciable" 249.
Dos versículos después: "El que camina por el recto sendero y teme a Dios es despreciado por quien avanza por camino tortuoso. En la boca del necio está el látigo de la soberbia: a los sabios los custodian sus propios labios" 250. Tras dos versículos más: "El testigo fiel no miente: el testigo mendaz declara mentiras. El chancero busca la sabiduría y no la encuentra; la ciencia es fácil de alcanzar para los prudentes. Enfréntate al hombre necio e ignora los labios de la necedad. La sabiduría del sabio radica en comprender su camino, equivocándose en él la insensatez de los necios. El necio se burlará del pecado; la del pecado; la benevolencia convivirá entre los justos. Porque el corazón conoce la amargura de su alma, no dejará que en su alegría participe ningún extraño. La casa de los impíos será arrasada; las viviendas de los justos florecerán. Hay caminos que le parecen rectos al hombre: pero cuyo final desemboca en la muerte. La risa se mezclará con el dolor y al final de la alegría sobreviene la angustia 251.
Al cabo de tres versículos: "El sabio siente temor y se aparta del mal; el necio se exalta y se muestra confiado. El impaciente cometerá tonterías y el hombre taimado resulta odioso" 252. Cuatro versículos después: "Peca quien a su prójimo desprecia; en cambio, el que se apiada de los pobres será bienaventurado. Yerran quienes hacen el mal; la misericordia y la verdad traerán bienes. En todo esfuerzo habrá recompensa; pero cuando sólo hay abundante palabrería, a menudo lo que hay es pobreza" 253. Tras cuatro versículos: "En el temor hacia el Señor se halla la confianza del hombre fuerte, y sus hijos tendrán esperanza. El temor hacia el Señor es fuente de vida para escapar de la ruina de la muerte" 254. Dos versículos más adelante: "El que es paciente se conduce con gran prudencia; sin embargo, el impaciente pone de manifiesto su estupidez. La pureza de corazón es la vida del cuerpo; la envidia es el cáncer de los huesos. Quien calumnia al necesitado desprecia a su Hacedor; en cambio, lo honra quien se apiada del pobre" 255.
Siete versículos después: "Una respuesta amable aplaca la ira; una palabra dura suscita el furor. La lengua del sabio hace atractiva la ciencia; la boca de los fatuos esparce insensatez" 256. Diecisiete versículos más adelante: "El hombre funesto no aprecia a quien lo corrige, y no se acerca a los sabios" 257. Tras cinco versículos: "Es mejor poseer poco con el temor del Señor que grandes e insaciables tesoros. Es mejor ser invitado a comer legumbres, cuando se hace con amor, que a comer ternero cebado, cuando se hace con odio. El hombre colérico provoca enfrentamientos; el paciente aplaca las cóleras desatadas. El camino de los vagos es como un seto de espinas; el sendero de los justos está libre de obstáculos. El hijo sabio causa alegría a su padre; el hombre necio desprecia a su madre" 258.
Dos versículos después: "Donde no hay consejo, los planes se vienen abajo; en cambio, se afianzan cuando los consejeros son muchos. Se alegra el hombre cuando su boca encuentra respuesta, y una palabra oportuna es magnífica. El camino de la vida siempre conduce al erudito hacia arriba para apartarlos del sepulcro postrero" 259. Cuatro versículos después: El que camina tras la avaricia perturba su casa; el que odia la recompensa, ése vivirá. La mente del justo tendrá en cuenta la obediencia; la boca de los impíos rebosa maldades. Lejos de los impíos se halla el Señor, pero escucha las oraciones de los justos. La luz de los ojos alegra al alma; la: buenas noticias vigorizan los huesos. La oreja que escucha las correcciones saludables tendrá un puesto en medio de los sabios. Quien menosprecia las censuras, menosprecia su alma, pero quien se atiene a las correcciones posee inteligencia. El temor hacia el Señor es enseñanza de sabiduría; la humildad va por delante de la gloria" 260.
"Al hombre le compete disponer el corazón, y a Dios gobernarle la lengua. A los ojos del hombre todos los caminos son practicables, pero es el Señor quien sopesa los espíritus. Revela al Señor todas tus obras, y tus proyectos serán llevados a cabo. El Señor lo ha realizado todo siendo Él mismo su finalidad, dando vida incluso al impío para su desgracia. El Señor abomina a todo hombre arrogante; aunque estuviera mano sobre mano, no será considerado inocente. Con misericordia y verdad se lava el pecado; con el temor hacia el Señor, el hombre aleja el mal Cuando los caminos del hombre resultan gratos al Señor, incluso a sus enemigos se los reconcilia. Mejor es tener poco, pero con honradez, que abundantes ingresos, pero con injusticia. El corazón del hombre elige su camino, mas al Señor le compete dirigirle sus pasos. El destino está en los labios del rey: que su boca no yerre al emitir su juicio. Peso y balanza están fijados por el Señor, y obra suya son todas las pesas de la bolsa. Abominables son los reyes que actúan impíamente, pues el trono se impíamente, pues el trono se consolida mediante la justicia. Los labios justos son gratos a los reyes: el que habla la verdad, ése será amado. La cólera del rey es mensajero de muerte: el hombre sabio la aplacará. En la alegría del rostro del rey está la vida, y su clemencia es como lluvia tardía. Aprópiate de sabiduría, porque es mejor que el oro; y adquiere prudencia, porque es más preciosa que la plata. La senda de los justos está lejos del mal; quien custodia su alma vigila su camino. La soberbia va por delante de la catástrofe; y antes de la ruina el alma se ensoberbece. Mejor es humillarse con los humildes que repartirse el botín con los soberbios. El experto en la palabra encontrará el bien; y quien pone su esperanza en el Señor es bienaventurado. El sabio de corazón será calificado de prudente; y quien habla con dulzura obtendrá mayores resultados" 261.
Diecisiete versículos después: "El hombre paciente es mejor que el esforzado; quien sabe dominar el espíritu vale más que el conquistador de ciudades. Las suertes se depositan en el regazo, pero es el Señor quien las administra" 262.
"Mejor es un mendrugo seco comido con alegría que una casa llena de carne de víctimas en la que reina la discordia. El siervo prudente se impondrá sobre los hijos estúpidos y se repartirá la herencia con los hermanos. Como la plata se prueba en el fuego, y el oro en el crisol, así prueba el Señor los corazones. El malvado obedece a la lengua inicua y el mentiroso se somete a los labios mendaces. El que desprecia a un pobre, desdeña a su Hacedor; quien se alegra en la desgracia de otro no escapará al castigo. Corona de los ancianos son los hijos de sus hijos, y gloria de los hijos son los padres. No convienen al necio las palabras grandilocuentes ni al príncipe un labio mentiroso. Piedra preciosa es la esperanza de tener un fiador: adondequiera que se dirija, sus proyectos serán prudentes. Quien disimula las faltas ajenas, hace amistades; quien se hace eco de sus chismorreos, aleja a los amigos. Más aprovecha una corrección al hombre sensato que cien azotes a un necio. El malvado siempre anda buscando pendencia; contra él será enviado un mensajero cruel. Es preferible toparse con una osa a la que acaban de arrebatarle sus cachorros que con un insensato pagado de sí mismo en su necedad. Quien devuelve mal por bien no alejará la desgracia de su casa. Quien inicia una querella es como el que abre una compuerta de agua y abandona el pleito antes de sufrir una afrenta. Quien disculpa a un impío y quien condena a un inocente, ambos dos son abominables a los ojos del Señor" 263.
Dieciséis versículos después: "El impío acepta regalos de bolsa ajena para alterar los caminos de la justicia. En el rostro del hombre prudente luce la sabiduría; los ojos de los necios se encuentran en los confines de la tierra" 264. Cuatro versículos más adelante: "Quien modera sus palabras es sabio y prudente; el hombre inteligente posee un alma preciosa" 265.
Dos versículos después: "El que quiere alejarse de un amigo busca pretextos: en cualquier circunstancia será reprensible" 266. Seis versículos más adelante: "No es bueno favorecer a la persona de un impío para apartarte de la rectitud de un juicio" 267. Al cabo de otros cuatro versículos: "El que en su trabajo es blandengue e indolente es hermano del que dilapida su fortuna. Torre inquebrantable es el nombre del Señor: a ella se acoge el justo, y será exaltado" 268. Dos versículos después: "Antes de sucumbir en la ruina, el corazón del hombre se ensoberbece; antes de ser alabado, sufre humillación" 269.
Siete versículos más adelante: "Quien primero defiende su causa tiene la razón; pero luego llega su oponente y lo somete a análisis. La suerte dirime los pleitos y emite también su veredicto entre los poderosos. El hermano que es ayudado por su hermano es como una ciudad inexpugnable, y sus criterios son como los cerrojos de las fortalezas" 270. Dos versículos después: "La muerte y la vida dependen de la lengua: los que en ella ponen su predilección se alimentarán de sus frutos. Quien encuentra una mujer buena, encuentra el bien y recibe del Señor la alegría. El pobre habla con ruegos; el rico se expresa con dureza. Un hombre ligada por los vínculos de la amistad resultará más entrañable que un hermano".
"Es preferible un pobre que vive sencillamente que el necio que crispa sus labios. Cuando el alma carece de ciencia, no existe el bien; el apresurado tropieza. La necedad dci hombre le impide progresar, y dentro de su corazón se subleva contra Dios. Las riquezas hacen ganar abundantes amigos, mientras que del pobre se apartan incluso aquellos amigos que antes tenía. El testigo falso no quedará sin castigo; quien habla mentiras no escapará. Muchos rinden pleitesía a la personalidad del poderoso y se muestran amigos del que distribuye dádivas. Al hombre pobre lo odian incluso sus hermanos; con mayor motivo, de él se apartan también los amigos. El que solamente va detrás de las palabras no tendrá nada; pero el que posee inteligencia, ése aprecia la vida" 271.
Nueve versículos más adelante: "La pereza invita al sueño, y el alma holgazana pasará hambre. Quien cumple lo ordenado salvaguarda su vida; quien desdeña sus caminos sufrirá la muerte. Hace un préstamo al Señor el que se apiada de los pobres, y Él a su vez se lo recompensará. Corrige a tu hijo y no esperes para hacerlo más adelante" 272. Seis versículos después: "El hombre indigente es misericordioso: mejor es ser pobre que mentiroso. El temor hacia el Señor conduce a la vida, y se vivirá en la abundancia y libres de recibir la visita de la desgracia" 273. Tras dos versículos: "Cuando se castiga al hombre funesto, el necio se vuelve más cuerdo; pero cuando se corrige al sabio, gana en sabiduría. Quien aflige a su padre y ahuyenta a su madre es persona indigna y nefasta. No dejes, hijo mío, de escuchar las enseñanzas, para que no ignores las palabras de la sapiencia. El testigo inicuo se burlará de la justicia; la boca de los impíos devora iniquidad. Dispuestas están las sentencias para los burladores, y vergajos que sacudan los cuerpos de los necios" 274.
"Cosa alborotadora es el vino, y la embriaguez, amiga de altercados: quien en ello se deleita, no es sabio" 275. Diecinueve versículos después: "Dobles pesos y dobles medidas, cosas son ambas abominables a los ojos de Dios. Por las aficiones de un niño puede colegirse si su comportamiento futuro será limpio y recto" 276. Tras otros dos versículos: "No te aficiones al sueño, para que no te oprima la pobreza: mantén abiertos tus ojos, y te hartarás de pan" 277. Diecisiete versículos más adelante: "El doble peso es abominable a los ojos de Dios; la balanza trucada no es buena" 278.
Después de veinticinco versículos: "Quien cierra sus oídos ante el clamor del pobre, cuando también él clame no será escuchado. La dádiva disimulada aplaca la ira, y el regalo que se recibe en el regazo extingue la mayor indignación. Al justo le produce alegría que se haga justicia, pero les causa pavor a quienes obran la iniquidad. El hombre que se apartare del camino de la doctrina será considerado como integrante de la pandilla de los monstruos" 279. Nueve versículos más tarde: "Quien vigila su boca y su lengua, preserva su alma de las asechanzas. El soberbio y arrogante es calificado de necio que en su ira manifiesta su soberbia. Los deseos matan al holgazán: sus manos no quieren trabajar en nada. Hay quien durante todo el día codicia y ambiciona; pero el justo lo regalará todo y no cesará de hacerlo. Las víctimas que ofrendan los impíos son abominables, porque son ofrecidas desde la maldad. El testigo falso perecerá; el hombre que habla bien proclama la victoria" 280.
Cinco versículos después: "Vale más un buen nombre que abundantes riquezas" 281. Y quince versículos después: "Quien es proclive a la misericordia es bendecido, pues de su pan da al pobre. Expulsa al depravado y con él se marchará la discordia y cesarán los pleitos y las afrentas" 282. Tras otros cuatro versículos: "Dice el vago: ahí fuera hay un león; voy a ser devorado en medio de la plaza" 283. Al cabo de tres versículos: "El que oprima al pobre para aumentar sus propias riquezas, pero por su parte dé al rico, también él empobrecerá" 284. Y ocho versículos más adelante: "No causes violencia al pobre por el hecho de ser pobre, ni atropelles a tu puerta al necesitado, porque el Señor asumirá su defensa y aherrojará a quienes lo aherrojaron. No tengas amistad con un hombre iracundo, ni vayas en compañía de una persona colérica, no sea que aprendas sus comportamientos y sumerjas tu vida en el escándalo. No te relaciones con quienes ofrecen su mano y salen fiadores de deudas" 285.
Y un poquito más adelante: "No eludas castigar a tu hijo, pues, aunque lo zurres con la vara, no morirá. Con la vara lo golpeas, y estarás librando su alma de. Infierno" 286. Ocho versículos después: "No participes en francachelas de bebedores, ni en banquetes de quienes se reúnen para comer carne" 287. Al cabo de veinte versículos: "No te quedes prendado mirando vino cuando rojea, cuando su color resplandece en el vaso. Entra suavemente, pero a la postre morderá como una serpiente y expandirá su veneno como el basilisco" 288.
Siete versículos más adelante dice: "No emules a los malvados ni desees estar en su compañía, porque su corazón maquina rapiñas y sus labios hablan mentiras" 289. Asimismo, dieciséis versículos después: "Libera a aquellos que son conducidos a la muerte, y no dejes de procurar la libertad a quienes son arrastrados a la ejecución. Si dijeras: no nos alcanzan las fuerzas; aquel que examina los corazones bien lo sabe: nada se le oculta al que vela por tu vida y dará a cada hombre de acuerdo con sus obras" 290. Asimismo, nueve versículos más adelante: "Cuando sucumba tu enemigo, no te alegres; ni salte de gozo tu corazón cuando lo veas en la ruina, no sea que el Señor se dé cuenta de ello, le desagrade y aleje de él su cólera. No rivalices con los perversos, ni emules a los impíos" 291.
Dos versículos después: "Hijo mío, teme al Señor y al rey, y no te mezcles con sus detractores, porque su perdición se desencadenará repentinamente, y ¿quién conoce la ruina de ambos? También son propias de los sabios las siguientes máximas. No es bueno tener en cuenta en un juicio el rango de una persona. Quien dice al impío: eres justo, la gente lo maldecirá y las naciones lo detestarán. Quienes lo reprenden serán alabados y sobre ellos vendrá la bendición. Recibirá un beso en los labios quien responde palabras justas" 292. Dos versículos después: "No seas testigo falaz contra tu prójimo, ni con tus palabras adules a nadie. No digas: le haré a él lo mismo que él me hizo; le pagaré a cada uno según sus obras. Crucé por el campo del hombre holgazán y por la viña del necio, y las ortigas lo habían llenado todo; los cardos habían ocultado su superficie, y su cerca de piedra había sido destruida. Al contemplarlo, medité en mi corazón, y ante su ejemplo aprendí una lección" 293.
Veinte versículos más adelante: "No emitas un juicio apresurado sobre lo que tus ojos han visto, no sea que no puedas luego dar marcha atrás cuando hayas infamado a tu amigo. Cuando tengas alguna diferencia con un amigo tuyo, dirímela con él y no reveles el secreto a un extraño, no vaya a ser que te llene de insultos cuando lo oiga y no cese de reprochártelo. Manzanas de oro en lechos de plata es quien pronuncia su palabra en el momento oportuno. Pendientes de oro y perla refulgente es el que corrige al oído sabio y obediente" 294. Diecisiete versículos después: "Quien canta canciones a un corazón afligido es como vinagre derramado sobre el nitro". Si tu enemigo tuviera hambre, dale de comer; si tuviese sed, dale de beber, pues así echas ascuas sobre su cabeza y el Señor te lo recompensará" 295. Diez versículos después: "Como ciudad abierta y sin muros en su entorno es e hombre que al hablar no sabe dominar su carácter" 296.
Dos versículos después: "Como ave que emigra a otro lugar o pájaro que marcha de donde le place, así resultará la maldición lanzada contra alguien sin motivo. El látigo, para el caballo; el cabestro, para el asno; y el vergajo, para la. espalda de los necios. No respondas al estúpido rebajándote a su estupidez, para no equipararte a él. Responde al estúpida como merece su estupidez, para que no se considere un sabio" 297.
Al cabo de diez versículos: "Como el perro que retorna a su vómito, así es el necio que reitera su necedad. ¿Has visto un hombre que se considera sabio? Un necio ofrecerá más confianza que él. Dice el vago: en la calle hay una leona; en los caminos hay un león. Del mismo modo que la puerta gira sobre sus goznes, lo hace el vago en su cama. El vago esconde su mano bajo las axilas y se fatiga si tiene que llevárselas hasta la boca. El vago se considera más sabio que siete personas juntas que le hagan saber sus opiniones. El que al pasar se inmiscuye, apasionado, en querellas que ni le van ni le vienen, es como el que pasa y agarra a un perro por las orejas. Como el cretino que comienza a disparar lanzas, flechas y muerte es el hombre que dolosamente causa daño a su amigo y, al ser prendido, dice: lo hice por broma. Cuando la leña falta, se apaga el fuego; cuando cesa la murmuración, se aquietan las querellas. Como el carbón es a la brasa y la leña al fuego, así el hombre colérico que desata las riñas. Las palabras del murmurador son como minucias y llegan hasta lo más íntimo del vientre" 298. Tres versículos más adelante: "El enemigo habla con sus labios, pero en su corazón actúa el engaño. Cuando suavice su voz, recela de él, porque en su corazón hay siete maldades. Quien dolosamente trata de ocultar su odio, pondrá de manifiesto su malicia en la asamblea. Quien cava la fosa, en ella cae; quien rueda una piedra, ésta se precipita sobre él. Una lengua falaz no ama la verdad; la boca engañosa provoca ruinas" 299.
"No te vanagloríes cuando ignoras el mañana, no sabiendo lo que va a depararte el día venidero. Alábete el extraño v no tu propia boca; la persona ajena, y no tus labios" 300. Cuatro versículos después: "Mejor es una abierta corrección que un amor mantenido secreto. Son preferibles heridas que te causa el que te ama a los mentirosos besos de quien te odia" 301. Tras seis versículos: "No abandones a tu amigo ni al amigo de tu padre" 302. Dieciocho versículos más adelante: "El infierno y la perdición: no se colman nunca; del mismo modo, los ojos de los hombres son insaciables. Igual que la plata se prueba en el crisol v el oro en el horno, así se prueba al hombre en la boca de quien lo alaba. Aunque estrujaras al necio en una prensa como si fuera cebada machacándolo con un mortero, no se desprendería de él la necedad" 303.
Veinte versículos más adelante: "El pobre que oprime a los pobres es semejante a una lluvia torrencial que acarrea el hambre. Quienes viven al margen de la ley alaban al impío; quienes la observan, se enardecen contra él. Los malvados no tienen en cuenta la justicia; en cambio, quienes buscan al Señor, todo lo tienen presente. Preferible es un pobre que vive honradamente que un rico que sigue caminos tortuosos" 304. Dos versículos después: "Quien acumula riquezas mediante usura e intereses, las amontona para el que se muestra dadivoso con los pobres. Execrable es la oración dé quien aparta sus oídos para no escuchar la ley. El que extravía a los justos por el mal camino, se precipitará en su ruina, y los humildes poseerán sus bienes" 305.
Cuatro versículos después: "Quien oculta sus pecados no prosperará; pero quien los confesare y renegare de ellos alcanzará el perdón. Bienaventurado el hombre que siempre se muestra temeroso; en cambio, el que tiene duro el corazón se precipitará en la desgracia" 306. Asimismo, al cabo de doce versículos: "El hombre fiel será muy alabado: no puede ser inocente el que se hace rico muy deprisa. Quien en un juicio tiene en cuenta la categoría de las personas, no obra bien: por un pedazo de pan dejará de lado la verdad. El hombre que se apresura a enriquecerse y siente envidia de los demás, ignora que le sobrevendrá la pobreza. Quien corrige a un hombre, encontrará luego en él más reconocimiento que en aquel otro que lo engaña llenándolo de lisonjas. El que roba algo a su padre y a su madre, y dice: esto no es pecado, es equiparable a un criminal. El jactancioso y engreído suscita discordias; quien tiene puestas sus esperanzas en el Señor, tendrá salud. Quien sólo en sí confía, es un necio; en cambio, quien vive prudentemente, ése se salvará. Quien da al pobre, no sufrirá la pobreza; quien menosprecia al que le suplica, padecerá penuria" 307.
Diez versículos más adelante: "El hombre que habla a su amigo con palabras aduladoras y falsas, está tendiendo, una trampa bajo sus pies" 308. Veinticinco versículos después: "Al siervo no puede corregírsele sólo con palabras, porque comprende lo que dice, pero rehúsa obedecer. ¿Has visto a un hombre ligero para hablar? Más esperanzas hay de corregir la necedad que corregido a él" 309. Después de cuatro versículos: "La humillación va detrás del soberbio; la honra levanta al humilde de corazón. El que participa con un ladrón odia su alma: escucha al que maldice y no lo anuncia. Quien teme al hombre, pronto se arruina; quien en el Señor pone sus esperanzas, se mantendrá seguro. Muchos están pendientes del rostro del príncipe; pero el juicio que cada uno merece proviene del Señor. El hombre impío siente abominación hacia los justos; los impíos son abominados por quienes se hallan en el recto camino" 310.
Catorce versículos más adelante: "Te he suplicado dos cosas; no me las niegues antes de morirme: haz que se mantengan lejos de mí la vanidad y la mentira. No me concedas ni pobreza ni riqueza: proporción ame simplemente lo necesario para alimentarme, no sea que, bien repleto, me sienta arrastrado a negarte, y diga: ¿quién es el Señor?, y empujado por la necesidad me entregue al robo y reniegue del nombre de mi Dios. No acuses al siervo delante de su señor, no sea que te maldiga y sufras castigo" 311.
Y un poco más adelante: "Abre tu boca, discierne bien lo que es justo y haz justicia al necesitado y al pobre" 312.
Ya es suficiente esto del libro de los Proverbios. Ahora examinando del mismo modo el otro libro de Salomón, titulado Eclesiastés, vamos a mostrar lo que en él consideramos apropiado para recogerlo aquí.
VIII. Del Eclesiastés
Escuchad unas pocas ideas. "Y vi que la sabiduría aventajaba a la necedad tanto cuanto la luz se diferenciaba de las tinieblas. Los ojos del sabio están en su cabeza; el necio camina en tinieblas" 313.
Y poco después: "Presta atención a tu pie cuando entres en la casa de Dios. Es mucho más apreciada la obediencia que las víctimas de los necios, que ignoran que hacen el mal" 314.
"No hables nada temerariamente, ni tu corazón se precipite a expresar sus palabras delante de Dios, pues Dios está en el cielo y tú sobre la tierra: que sean, por eso, pocas tus palabras. El sueño sigue a las múltiples ocupaciones, y en la mucha palabrería se encuentra la necedad. Si hiciste a Dios algún voto, no te demores en cumplirlo, pues a Él le desagradan los incumplidores de su palabra y las promesas insensatas. Lo que prometas, cúmplelo: es preferible no formular ningún voto a no cumplir lo prometido después de formulario. No des ocasión a tu boca para que hagas pecar a tu carne, y no digas ante el ángel: lo hice sin querer, no sea que Dios, irritado contra tus palabras, destruya todas las obras de tus manos. Donde mucho se duerme, abundantes son las vanidades, y la charlatanería, incontable: tú, por tú, parte, teme a Dios" 315. Y seis versículos más adelante: "El avaro no se sacia de dinero, y el que ama las riquezas no sacará provecho de ellas" 316.
Un poco más adelante: "Mejor es acudir a una casa afligida por el luto que a una casa en que se celebra un banquete, pues en aquélla se recuerda el fin de todos los hombres, y el vivo puede meditar en lo que va a ocurrirle. Mejor es la tristeza que la risa, porque mediante la tristeza el rostro se corrige el carácter del que delinque. El corazón de los sabios se halla donde hay tristeza; el corazón de los necios, donde hay alegría. Mejor es ser corregido por el sabio que ser engañado por la adulación de los necios; porque igual que el crepitar de las espinas ardiendo, así es la risa del necio" 317. Y cuatro versículos más adelante: "Es mejor el paciente que el arrogante. No seas propenso a encolerizarte, porque la cólera reposa en el regazo del necio. No digas: ¿cuáles son los motivos por los que crees que los tiempos pasados fueron mejores que los presentes? ; una pregunta semejante resulta estúpida" 318. Y tres versículos después: "La erudición y la sapiencia tienen esta ventaja: que dan la vida a quien la posee" 319.
Poco más adelante: "Yo presto atención a la boca del rey y a los compromisos del juramento hecho a Dios. No te apresures a alejarte de su presencia ni persistas en las malas acciones" 320. Y un poco después dice: "Por aquello de que el pecador comete cien veces su maldad y pervive gracias a la paciencia (divina), yo he llegado a saber que quienes temen a Dios alcanzarán el bien: los que respetan temerosamente su presencia. Que el impío no alcance el bien ni se prolonguen sus días, sino que caminen como en tinieblas quienes no temen la presencia de Dios" 321.
Un poco más adelante: "Decía yo que era mejor la sabiduría que la fuerza" 322 Y tras cuatro versículos: "Es mejor la sabiduría que las armas bélicas; quien en una cosa se equivocare, muchos bienes perderá" 323.
Dos versículos después: "En un momento determinado, una pequeña locura es más evidente que la sabiduría y la gloria" 324. Y al cabo de trece versículos: "El que cava una fosa, en ella caerá; al que destruye un seto lo morderá una serpiente. El que traslade piedras, en ellas sufrirá la fatiga; el que corta leña, con ella se causará una herida. Si un filo se empezara a embotar y no se afila antes de que se haya embotado por completo, costará luego mayor trabajo afilado; pero tras e esfuerzo viene la sabiduría" 325. "Si una serpiente agazapada te muerde, no te causa mayor daño que quien te difama en secreto. Una bendición son las palabras de la boca del sabio; al necio le causan la ruina sus propios labios" 326.
Un poco más adelante: "Alégrate, pues, joven, en tu adolescencia, y que tu corazón goce en los días de tu juventud; sigue los dictados de tu corazón y las miradas a que te arrastran tus ojos. Pero entérate de que por todo ello tu Dios te invocará a juicio. Ahuyenta la tristeza de tu corazón y aparta de tu carne la malicia, pues la juventud y el placer son cosas vanas" 327.
"Acuérdate de tu creador en los días de tu juventud" 328. Y treinta y tres versículos más adelante: "Teme a Dios y observa sus mandamientos" 329.
Resta sólo el libro de Salomón titulado Cantar de los cantares. Pero ¿qué podemos recoger de él cuando todo él recomienda, bajo expresión figurada, el puro amor a Cristo y a la Iglesia, y cuando declama con elevación profética? Sin embargo, aunque sea muy difícil de comprender, podemos, no obstante, damos cuenta fácilmente de cuán divino es ese amor; de cómo, divinamente inspirado, debe anhelarse; y de cuánto; hay que estimarlo.
IX. Del Cantar de los cantares
"Yo os conjuro, hijas de Jerusalén, por las gacelas y los ciervos de los campos, que no despertéis ni desveléis a mi amada hasta que ella quiera" 330. "Os conjuro, hijas de Jerusalén, a las pujanzas y fuerzas de los campos si despertáis a mi amor antes de que él lo quiera" 331. La Iglesia, en la que estamos integrados, exhorta con esta palabras a sus hijas, es decir, a sí misma constituida en múltiples personas. También ella es el ubérrimo campo de Dios cuyas pujanzas y fuerzas son enormes, y a las cuales han llegado los mártires amando a Cristo. ¿Hasta cuándo quiere despertar el amor de su amada mientras se halla en esta vida, sino hasta cuando Él mismo nos lo enseñó con su palabra y nos lo predicó con su ejemplo, al decir: "Nadie tiene mayor amor que quien entrega su vida por sus amigos" 332, haciendo lo que dijo? De donde se desprende que esto no parece atañerle sólo a Él, por lo que Juan dice en su epístola: "Del mismo modo que Cristo entregó su vida por nosotros, así también nosotros debemos entregar nuestra vida por los hermanos" 333. Eso es lo que significa "hasta que quiera".
Se lee también en el Cantar: "Aparejad hacia mí el amor" 334. También el propio Cristo dice allí: "Hermosa eres, amiga mía; suave y encantadora como Jerusalén" 335. Y en otro pasaje: "¡Qué hermosa eres y qué encantadora, queridísima mía, en tus delicias!" 336. Y en otro lugar: "Colócame como una etiqueta sobre tu corazón, como una etiqueta sobre tu brazo; porque el amor es fuerte como la muerte; y los celos, crueles como el infierno" 337. Y un versículo después: "Copiosas aguas no han podido apagar el amor, ni ahogarlo los ríos. Aunque un hombre ofreciera toda la hacienda familiar a cambio de ese amor, la despreciarían como cosa sin valor" 338.
X. Del libro de Job
"Quienes lo conocen, ignoran sus días. Otros han traspasado las lindes, han salteado los rebaños y se los han llevado. Han robado el asno del huérfano y han tomado en prenda el buey de la viuda" 339. Y cinco versículos después: "Cosechan un campo que no es suyo y vendimian la viña de aquel a quien han oprimido por la fuerza. Abandonan a los hombres desnudos después de despojarles de los vestidos, sin abrigo alguno contra el frío" 340. Y pasados tres versículos: "Practicaron la violencia saqueando al huérfano y espoliaron masivamente al pobre. Les robaron las espigas a quienes estaban desnudos, iban sin vestidos y harapientos" 341. Dos versículos después: "Hicieron que los hombres gimieran desde la ciudad, y el alma de los heridos levantó su clamor, y Dios no permitió que marcharan impunemente. Fueron rebeldes a la luz: desconocieron sus caminos y no retornaron por sus senderos" 342. Y ventiún versículos más adelante: "Es arrancado como árbol sin fruto, pues maltrató a la mujer estéril y a la que no tiene hijos, y no ayudó a la viuda. Derribó al poderoso en su poderío" 343.
Un poco después: "El oído que me oía me bendecía, y el ojo que me veía prestaba testimonio a mi favor, porque había liberado al pobre que clamaba y al huérfano que no tenía quien le ayudase. Sobre mi descendencia, la bendición de quien estaba a punto de perecer, y consolé al corazón de la viuda. Me investí de justicia y me vestí como con un vestido y un manto con lo que era mi derecho. Fui ojo para el ciego y pie para el cojo. Era el padre de los pobres; y, cuando no conocía bien un pleito, me informaba de él diligentemente. Quebrantaba las muelas del inicuo y le arrancaba de sus dientes la presa" 344.
Un poco más adelante: "Si caminé en la vanidad y mi pie se apresuró en el engaño, péseme en la balanza justa y sepa Dios mi integridad. También si mi marcha se apartó del camino y si mi ojo se fue tras mi corazón, y en mis manos se me pegó alguna mancha" 345. Y dos versículos después: "Y si mi corazón se dejó seducir por una mujer y estuve al acecho a la puerta de un amigo mío" 346. Dos versículos más adelante: "Pues perversidad es esto y enorme iniquidad. Es fuego que devora hasta la perdición y consume de raíz toda mi hacienda. Si desprecié someterme a juicio cae mi siervo y mi esclavo cuando litigaron contra mí" 347.
Seis versículos después: "Si le negué a los pobres lo que querían e hice concebir esperanzas vanas a los ojos de la viuda; si comí yo solo mi bocado y el huérfano no participó de él (porque desde mi infancia creció conmigo la compasión y ésta nació conmigo desde el seno de mi madre); si desprecié al desfallecido porque carecía de vestido, y al pobre privado de cobertura; si sus costados no me bendijeron, y no se calentó con los vellones de mis ovejas; si levanté mi mano sobre el huérfano al ver que en la puerta yo era superior..." 348. Cinco versículos después: "Si consideré al oro como mi vigor y le dije al oro cobrizo: Tú eres mi seguridad; si me alegré por mis abundantes riquezas, y porque mi mano encontró grandes caudales" 349. Seis versículos después: "Si me alegré por la ruina de quien me odiaba y salté de gozo porque había caído sobre él la desgracia" 350.
Cuatro versículos más adelante: "El extranjero no se quedó en la calle; mi puerta estuvo abierta al viajero. Si escondí, como los hombres, mi pecado, y oculté en mi pecho la iniquidad; si me aterré ante una gran multitud y me atemoricé ante el desprecio de mis allegados, y no me callé más ni salí a la puerta. ¿Quién me daría un oyente para que el todopoderoso escuche mi deseo, y redacte mi acusación el mismo que me juzga, para llevarla yo sobre mis hombros y ceñírmela como una corona? Le daré cuenta de cada uno de mis pasos v me presentaré ante él como un príncipe. Si mi tierra clamó contra mí y si con ella lloraban sus surcos; si comí sus frutos sin pagarlos, y afligí el alma de sus cautivadores... " 351.
Pasemos ahora ya a recoger aquello que de los libros de los Profetas resulta apropiado para esta obra. Y, de los profetas, en primer lugar aquellos que por la poca extensión les son calificados de "menores". Pues bien, en el profeta Oseas hemos recogido lo siguiente.
XI. Del libro de Oseas
Aquí tenéis unas pocas cosas. "Escuchad la palabra del Señor, hijos de Israel, porque el Señor llama a juicio a los habitantes de este país, pues en este país no hay verdad, ni misericordia, ni conocimiento de Dios. Lo han inundado la maledicencia, la mentira, el homicidio, el robo y el adulterio; y la sangre arrastró la sangre" 352. Y doce versículos después: "Porque rechazaste el conocimiento, yo te rechacé a ti, para que no desempeñes el sacerdocio en servicio mío" 353. Y quince versículos más adelante: "Porque abandonaron al Señor no atendiendo su culto; y la fornicación, el vino y la embriaguez arrastraron su corazón" 354. Y dieciséis versículos más adelante: "Porque ellos se relacionaban con prostitutas y sacrificaban en compañía de afeminados; y el pueblo incauto irá a la ruina. Si tú, Israel, eres una ramera, ¡que al menos Judá no caiga en el vicio!: Y no entréis en el Guilgal, ni subáis a Betavén, y no pronunciéis como juramento "vive el Señor"" 355.
Dieciocho versículos después: "Sus preocupaciones no estarán dirigidas hacia el Señor, su Dios, porque el espíritu de fornicación está en medio de ellos y no conocieron al Señor" 356.
Sesenta y un versículos más adelante: "Tus sentencias emergen como luz. Porque quise misericordia y no sacrificio; conocimiento de Dios más que holocaustos" 357.
Y un poco más adelante: "Sembrad de acuerdo con la justicia y cosechad con misericordia; arad vuestro barbecho: es el momento de buscar al Señor mientras llega el que os enseñó la justicia" 358.
Después de setenta y ocho versículos: "Y tú conviértete al Señor, tu Dios; practica la misericordia y la justicia, y en todo momento ten puestas tus esperanzas en el Señor, tu Dios" 359.
Cuarenta y un versículos más adelante: "Sin embargo, yo, el Señor, te saqué de la tierra de Egipto: no conocerás a otro: Señor más que a mí, a ningún Salvador excepto a mí" 360.
Y tras treinta y nueve versículos: "Conviértete, Israel al Señor, tu Dios, porque en tu iniquidad te has arruinado. Preparad vuestro discurso y convertíos al Señor; decidle: aparta de nosotros toda iniquidad, y recibe nuestros dones, y ofreceremos los becerros de nuestros labios" 361.
XII. Del libro de Joel
"Espabilaos, borrachos, y llorad; y vosotros todos, los: que bebéis vino, aullad por el mosto, porque os lo quitan de vuestra boca: un pueblo fuerte e incontable viene sobre mi país" 362.
Y un poco más adelante: "Por eso ahora dice el Señor: convertíos a mí con todo vuestro corazón mediante el ayuno, el llanto y el luto; desgarraos vuestros corazones, no vuestros vestidos; y convertíos al Señor, vuestro Dios, porque es benigno y misericordioso" 363.
XIII. Del libro de Amós
"Así dice el Señor: por tres delitos he perdonado a Judá, pero no lo haré por el cuarto, porque rechazaron la ley del Señor y no observaron sus mandamientos, pues los han extraviado aquellos ídolos suyos tras los cuales sus padres se alejaron de mí" 364. Dos versículos después: "Así dice el Señor: por tres delitos he perdonado a Israel, pero no lo haré por el cuarto, porque han vendido al inocente por dinero y al pobre por unas sandalias; esos que arrastran por el polvo de la tierra la cabeza de los pobres y tuercen el camino de los humildes. El hijo y su padre han acudido juntos a casa de una muchacha para profanar mi santo nombre" 365. Un versículo más adelante dice: "y en la casa del Señor, su Dios, bebían el vino producto de las multas" 366.
Y un poco más adelante: "Porque así dice el Señor a la casa de Israel: buscadme, y viviréis" 367. Y tres versículos después: "Buscad al Señor, y viviréis" 368. Y después de ocho versículos: "Odiaron a quien los censuraba ante los tribunales, y abominaron a quien exponía los hechos el toda su integridad. Precisamente porque saqueabais al pobre y le arrebatabais el lote que le correspondía" 369. Y tres versículos después: "Porque conozco bien vuestros muchos delitos y vuestros desmedidos pecados: considerando inocentes a los culpables, aceptáis sobornos y atropelláis a los pobres ante los tribunales" 370. Dos versículos después:"Buscad el bien y no el mal, para que tengáis vida; y el Señor, Dios de los ejércitos, estará con vosotros, como decís Odiad el mal y obrad el bien, y asentad la justicia en los tribunales, por ver si el Señor, Dios de los ejércitos, se apiada de lo que resta de José" 371.
Cincuenta versículos más adelante: "Vosotros, los que dormís en lechos de marfil y disfrutáis en vuestros sitiales: los que coméis cordero de hato y ternera escogida de entre el rebaño; los que cantáis acompañados de salterio (como David, han inventado instrumentos musicales), mientras bebéis vinos en fíalos, ungidos con el más fragante perfume, en tanto que nada os condolíais por el desastre de José" 372.
Y un poquito después: "Escuchad esto, vosotros los que oprimís al pobre y hacéis extenuar a los indigentes de la tierra diciendo: ¿cuándo terminará el mes y venderemos la mercadería; cuándo pasará el sábado y daremos salida al trigo; para acortar la medida, aumentar el precio y trucar las balanzas; para poder comprar con dinero al indigente y al pobre por unas sandalias; y para vender incluso las barreduras del trigo?" 373.
XIV. Del libro de Miqueas
"¡Ay de los que meditáis la iniquidad y maquináis el mal en vuestras camas! Al amanecer lo ponen en práctica, porque sus manos se levantan contra Dios. Han codiciado los campos y los han saqueado violentamente; y han salteado las casas. Llenaban de oprobio al varón y su casa, al varón y su heredad" 374.
Y un poco más adelante: "Escuchad, príncipes de la casa de Jacob y jueces de la casa de Israel, vosotros, que abomináis la justicia y pervertís todo derecho; vosotros, que edificáis Sión sobre sangre y a Jerusalén sobre iniquidad. Sus príncipes ejercían la justicia por soborno; sus sacerdotes predicaban por dádivas, y sus profetas practicaban la adivinación por dinero. Y se apoyaban en el Señor diciendo: ¿Es que no está Dios en medio de nosotros? No nos sobrevendrá ninguna desgracia" 375.
Asimismo, un poco después: "Yo te explicaré, hombre, que es el bien y qué desea de ti el Señor: que practiques la justicia, estimes la misericordia y camines temeroso en compañía de tu Dios" 376. Y tres versículos después: "¿Arde aún el hogar en casa del impío, tesoro de iniquidad, y conserva la medida trucada, causa de indignación? ¿Es que voy a disculpar la balanza manipulada y las pesas de la bolsa amañadas? En esas trampas los ricos se llenaron de iniquidad; la gente hablaba mentira contra ellos, y en su boca su lengua era embustera" 377.
Doce versos más adelante: "¡Ay de mí! Me pasa como que en otoño rebusca los racimos después de la vendimia: no queda racimo alguno para comer. Mi alma deseó las brevas de la higuera. De la tierra ha desaparecido todo hombre justo, y no hay entre los hombres una persona honrada: todos tienden trampas mortales, y el hombre da caza a su hermano hasta causarle la muerte. Llaman "bien" a la maldad salida de sus manos: el príncipe es exigente; el juez actúa por soborno. y el poderoso pone de manifiesto la ambición de su alma" 378.
XV. Del libro de Habacuc
"Contra mí se ha llevado a cabo el juicio y la más poderosa oposición. Por eso, la ley ha sido vulnerada y la justicia no llega a triunfar; y porque el impío prevalece frente al justo, el derecho resulta conculcado" 379.
Y un poco después: "Sin embargo, el justo que se mantiene fiel vivirá. De mismo modo que el vino echa a perder a quien lo bebe, así le ocurrirá al hombre soberbio: no triunfará" 380. Y un poquito más adelante: "¿De qué le sirve al ídolo esculpido que su escultor lo esculpiese? ¿Ya la estatua -imagen falsa- que su modelador pusiera su esperanza en su obra para fabricar ídolos mudos? ¡Ay del que dice a un leño: despierta, y a una piedra: levántate! ¿Podrá ese ídolo enseñar? Ahí lo tienes, recubierto de oro y plata, pero en sus miembros no existe alma alguna. En cambio, el Señor está en su santo templo: ¡qué la tierra entera guarde silencio en su presencia!" 381.
XVI. Del libro de Sofonías
Dice: "Erradicaré de este lugar lo que queda de Baal y el nombre de los guardianes de sus templos junto con sus sacerdotes; y aquellos que adoran por encima de las azoteas al ejército del cielo; y a quienes, rindiendo culto al Señor y jurando en su nombre, juran también en nombre de Moloch; a quienes, yendo tras las huellas del Señor, se dan la vuelta; a quienes no han buscado al Señor ni han tratado de encontrado. ¡Guardad silencio en presencia del Señor porque el día del Señor está próximo!" 382. Y diecisiete versículos después: "y será en aquel momento cuando yo registre a Israel con linternas y cuando venga a visitar a los hombres que están sentados sobre sus propias heces y dicen para sus adentros: Dios no hará ni el bien ni el mal" 383.
Dieciocho versículos más adelante: "Reuníos, congregas, pueblo despreciable, antes de que mi orden haga nacer aquel día semejante al polvo volandero, y antes de que venga sobre vosotros la cólera del furor del Señor. Buscad al Señor todos los humildes de la tierra que ponéis en práctica sus mandamientos. Buscad la justicia, buscad la humildad, si queréis encontrar algún refugio en el día de la ira del Señor" 384.
Y un poco más adelante: "y dejaré en medio de ti un pueblo pobre y necesitado; y lo que resta de Israel pondrá su esperanza en el nombre del Señor: no practicarán la iniquidad, ni hablarán mentira; y en su boca no se encontrará una lengua embustera" 385.
XVII. Del libro de Zacarías
Cuando se refiere al rollo que vio en su espíritu: "y me dijo: Esta es la maldición que sobreviene sobre la faz de la cierra; porque -como en él está escrito- todo ladrón será juzgado; y todo el que jura -escrito igualmente en él está- también será juzgado. Yo lo sacaré -dice el Señor de los ejércitos- y vendrá a la casa del ladrón, y a la casa del que jura falsamente en mi nombre; y plantará su residencia en medio de su casa y la consumirá, así como sus maderas y sus piedras" 386.
Y un poco más adelante: "y el Señor dirigió su palabra a Zacarías diciéndole: Así habla el Señor de los ejércitos: Emitid vuestro juicio de acuerdo con la justicia, y que cada uno de vosotros practique la misericordia y la compasión con su hermano; no oprimáis a la viuda, ni al huérfano, ni al pobre; ni que el hombre maquine en su corazón maldad contra su hermano" 387.
Asimismo, un poquito después: "Que cada uno de vosotros hable la verdad a su prójimo; en vuestros tribunales; actuad de acuerdo con la verdad y la justicia. Que ninguno de vosotros maquine en su corazón maldad alguna contra su amigo. No os aficionéis al perjurio. Todo eso es lo que odio, dice el Señor" 388.
XVIII. Del libro de Malaquías
"Honra el hijo a su padre y el siervo a su señor. Pues bien, si yo soy el padre, ¿ dónde está mi honor? Y si yo soy el Señor, ¿dónde está el respeto que se me debe? Así dice el Señor de los ejércitos" 389.
Y un poco después: "Yo os volveré despreciables y viles ante todos los pueblos, del mismo modo que vosotros no seguisteis mis caminos, y en la práctica del derecho tuvisteis en cuenta la categoría de las personas. ¿Es que no tenemos todos un mismo padre? ¿No nos creó un mismo Dios? ¿Por qué, entonces, alguno de nosotros menosprecia a su hermano, violando la alianza de nuestros padres? Judá prevaricó, y en Israel y en Jerusalén se cometió abominación; porque Judá profanó la santificación del Señor -aquella que Él amó-, y tomó por esposa a la hija de un dios extranjero. Que el Señor erradique de los tabernáculos de Jacob al varón que tal cosa hiciere, al que enseña tal práctica y al que aprende tal enseñanza y que trae su ofrenda al Señor de los ejércitos. Y además hicisteis otra cosa: cubríais de lágrimas el altar del Señor, con llantos y lamentos, de manera que no me fijaré más en vuestro sacrificio, ni aceptaré cualquier ofrenda venida de vuestra mano para aplacarme. Y dijisteis: ¿por qué motivo? Porque el Señor estuvo presente como testigo entre tú y la esposa tomada en tu juventud y a la que has sido infiel; ella era tu compañera y tu esposa según lo que tú habías pactado. ¿No los ha creado acaso Aquel que es Uno, y lo que permanece es el espíritu? ¿Y qué busca ese Uno sino descendencia divina? Guardad, pues, vuestro espíritu, y no desprecies a la esposa de tu juventud. Cuando la odies, repúdiala, dice el Señor, Dios de Israel; pero el que tal haga, la iniquidad le cubrirá su vestido, dice el Señor de los ejércitos. Guardad vuestro espíritu y no la despreciéis. Con vuestras palabras habéis cansado al señor. Y dijisteis: ¿en qué lo hemos hecho cansar? Cada vez que decís: todo el que obra mal es bueno a los ojos del Señor, y a Él le placen tales personas; o bien: ¿dónde está el día del juicio?" 390.
Quince versículos más adelante dice: "Me presentaré ante vosotros en el juicio y seré agresivo contra los hechiceros, los adúlteros, los perjuros, los que estafan su salario al obrero, los que oprimen a viudas, huérfanos y extranjeros, y no han mostrado temor hacia mí, dice el Señor de los ejércitos. Pues Yo soy el Señor y no cambio; y vosotros, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos. Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis preceptos y no los habéis observado. Retornad a mí, y yo retornaré a vosotros, dice el Señor de los ejércitos" 391. Y después de otros quince versículos: "Vuestras palabras se han levantado contra mí. Y dijisteis: ¿qué es lo que hemos hablado? Pues habéis dicho: Pierde el tiempo quien sirve a Dios. ¿Qué recompensa hemos obtenido por observar sus preceptos y mostramos austeros ante el Señor de los ejércitos? Así que ahora calificamos de bienaventurados a los arrogantes, puesto que han prosperado practicando la iniquidad: han tentado a Dios y se hallan impunes. Entonces los temerosos de Dios hablaron cada uno con su prójimo, y el Señor prestó atención y lo oyó, y ante Él se escribió un libro de memorias para quienes temen al Señor y tienen en cuenta su nombre. El día en que yo actúe -dice el Señor de los ejércitos-, ellos serán contados en mi haber; y los perdonaré como el hombre que perdona al hijo que le sirve. Entonces os volveréis y veréis qué diferencia hay entre un justo y un impío, entre quien sirve a Dios y quien no le sirve" 392.
"Pues he aquí que se acerca el día abrasador como un horno, y todos los soberbios y todos cuantos practican la iniquidad serán como paja; y ese día que se acerca los abrasará y no quedará de ellos raíz ni tallo, dice el Señor de los ejércitos. Para vosotros, los que me teméis, alumbrará el sol de la justicia, y en sus alas se hallará la salud. Y saldréis y comenzaréis a saltar como los terneros del rebaño. Y pisotearéis a los impíos que ese día, cuando yo actúe, se habrán convertido en ceniza bajo la planta de vuestros pies, dice el Señor de los ejércitos" 393.
XIX. Del libro del profeta Isaías
"Lavaos, purificaos. Alejad de mis ojos la maldad de vuestros pensamientos. Cesad de obrar perversamente. Aprended a practicar el bien. Buscad la justicia, ayudad al oprimido, proteged los derechos del huérfano, defended a la viuda. Venid luego y encaraos a mí, dice el Señor" 394. Y ocho versículos más adelante: "Tu plata se ha convertido en escoria; tu vino se ha aguado. Tus príncipes son aliados de ladrones: todos aprecian las dádivas y van detrás de recompensas; no tienen en cuenta los derechos del huérfano; ni la causa de una viuda llega hasta ellos" 395.
Y un poco después: "Venid, casa de Jacob: caminemos a la luz del Señor. Has rechazado a tu pueblo, la casa de Jacob, porque, como en otro tiempo, se ha llenado (de agoreros) y tienen adivinos como los filisteos, y se han vinculado en alianza a hijos extranjeros" 396. Tres versículos más adelante: "Su país está lleno de ídolos: han adorado las obras salidas de sus manos, aquello que fabricaron sus dedos" 397. Y cinco versículos después: "Porque el día del Señor de los ejércitos vendrá sobre todo soberbio, sobre todo orgulloso y sobre todo arrogante, y lo humillará" 398.
Un poco más adelante: "A mi pueblo lo han expoliado sus recaudadores y lo gobiernan mujeres. Pueblo mío: los que te llaman "feliz", ésos son quienes te engañan y desvían el camino de tus pasos" 399. Cuatro versículos después: "Vosotros sois los que habéis devorado mi viña; en vuestra casa tenéis lo que robasteis al pobre. ¿Por qué trituráis a mi pueblo y moléis las caras de los pobres? -dice el Señor de los ejércitos-. Y dijo el Señor: Porque se mostraron soberbias las hijas de Sión y caminaron con el cuello erguido: iban guiñando los ojos, chascaban los dedos, se paseaban y se movían con un caminar de pies estudiado previamente" 400.
Y un poco después: "¡Ay de los que sumáis casa tras casa y unís campo tras campo hasta el último confín de la comarca! ¿Es que sois vosotros los únicos que vivís en medio del país? Estas son las palabras que, del Señor de los ejércitos, resuenan en mis oídos" 401. Tres versículos más adelante: "¡Ay de los que os levantáis por la mañana para ir en busca de la embriaguez y de beber hasta el atardecer, cuando ya el vino os ha puesto calientes! En vuestros banquetes resuena la cítara, la lira, la pandereta y la flauta, y corre el vino; pero no os fijáis en la obra del Señor, ni tenéis en cuenta las obras salidas de sus manos" 402. Diecisiete versículos después: "¡Ay de los que llamáis mal al bien, y al bien mal; los que tenéis a las tinieblas por luz, y a la luz por tinieblas; los que encontráis lo amargo en lo dulce, y lo dulce en lo amargo! ¡Ay de los que os consideráis sabios ante vuestros ojos, y previsores ante vosotros mismos! ¡Ay de los que sois esforzados para beber vino, y hombres intrépidos para mezclar licores! ¡Los que por soborno absolvéis al culpable y priváis de justicia al inocente!" 403.
Un poco más adelante: "¡Ay de los que dictan leyes injustas y las redactan para oprimir en los tribunales a los pobres y para presionar en las causas de los humildes de mi pueblo; para que las viudas sean presa suya; y para esquilmar a los huérfanos!" 404.
Un poquito después: "Sobre él descansará el espíritu del Señor; espíritu de sabiduría y de inteligencia; espíritu de sensatez y de prudencia; espíritu de ciencia y de piedad; y lo colmará el espíritu del temor hacia el Señor. No emitirá su juicio basándose en lo que sus ojos contemplen, ni sentenciará por lo que sus oídos oigan, sino que juzgará a los pobres de acuerdo con la justicia, y su sentencia, dentro de la equidad, mirará por los humildes de la tierra. Fustigará a la tierra con la vara de su boca, y con el aliento de sus labios dará muerte al impío. La justicia será el cinto de sus lomos, y la verdad el ceñidor de sus riñones" 405.
Sesenta versículos más adelante: "He aquí que Dios es mi salvador. Actuaré con confianza y no tendré miedo, porque mi fortaleza y mi gloria es el Señor, Dios; y Él me llevó a la salvación. En tu alegría extraerás agua de los manantiales del Salvador. Y ese día diréis: Cantad al Señor e invocad su nombre: dad a conocer entre los pueblos sus hazañas; recordad que su nombre es excelso. Cantad al Señor, porque obró magníficamente; anunciadlo por toda la tierra. Salta de alegría y entona tus alabanzas, casa de Sión, porque grande es en medio de ti el Santo de Israel" 406.
Y cuarenta versículos más adelante: "Aplacaré la soberbia de los orgullosos y humillaré la arrogancia de los poderosos" 407.
Asimismo, un poco después: "Dice el Señor, Dios de Israel: Aquel día el hombre se inclinará ante su Hacedor y sus ojos estarán dirigidos hacia el Santo de Israel. Y no se inclinará ante altares que fabricaron sus manos; y no mirará obras salidas de sus dedos, ni bosques ni santuarios" 408.
Algo más adelante dice: "El Señor, Dios de los ejércitos, os llamará aquel día al llanto y al lamento, a raparos la cabeza y a ceñiros cilicio. Y vosotros, ¡venga gozo y alegría, a sacrificar terneros, a degollar corderos, a comer carne y a beber vino! Comamos y bebamos, pues que habremos de morir mañana. Y esto es lo que se ha revelado a mis oídos por parte del Señor de los ejércitos: no quedaréis libres de esta iniquidad hasta que muráis, dice el Señor, Dios de los ejércitos" 409.
Asimismo, un poco después: "Abrid las puertas y que entre la gente justa, observante de la verdad. El antiguo error ha desaparecido: velarás por su paz, por, su paz, porque hemos puesto en ti nuestra confianza; mantened la confianza en el Señor por los siglos de los siglos, en el Señor, Dios, poderoso eternamente" 410. Seis versículos más adelante: "En la senda de tus juicios, Señor, te hemos estado esperando: tu nombre y tu recuerdo se hallan en la añoranza íntima que siente mi alma. Mi alma te ha añorado de noche; pero también en mis entrañas, desde el amanecer, con mi espíritu mi preocupación estará dirigida hacia ti. Cuando en la tierra hayas realizado tus juicios, los moradores del orbe aprenderán la justicia. Si nos compadecemos del impío, no aprenderá a practicar la justicia. En tierra de justos se comportará inicuamente y no mirará la gloria del Señor" 411.
Un poco más adelante: "Se agotó el que antes era poderoso; se consumió el que de todo se burlaba; y derribados han sido todos cuantos se desvelaban por cometer iniquidades, los que hacían blasfemar a los hombres" 412.
Diez versículos después: "¡Ay de los hijos rebeldes -dice el Señor-, que buscáis consejo, y no de mí; y urdís la tela, pero no de acuerdo con mis dictados, de forma que añadís pecado sobre pecado!" 413. Y un poco después: "Esto dice el Señor, Dios, el Santo de Israel: Si retornáis y os mantenéis en paz, os encontraréis a salvo: vuestra fortaleza se hallará en el silencio y en la esperanza. Pero no lo quisisteis" 414. Y veinte versículos después: "Considerarás impuras las láminas de tu plata procedente de ídolos esculpidos, y el revestimiento de oro de estatuas fundidas, y te desharás de ello como de la compresa de una menstruante" 415.
Un poco después: "Hijos de Israel, retornad lo mismo que antes os retirasteis a las profundidades. Aquel día el hombre repudiará los ídolos de plata y los ídolos de oro que, para vuestro pecado, os fabricaron vuestras manos" 416.
Asimismo, un poco después: "Y en tus tiempos existirá la lealtad: la sabiduría y la ciencia serán riquezas de salvación: y su auténtico tesoro el respeto hacia el Señor" 417. Algo más adelante: "¿Quién de vosotros podrá vivir con un fuego devorador? ¿Quién de entre vosotros habitará junto a hogueras eternas? Quien se comporta con justicia y dice la verdad; quien rechaza la avaricia que procede de la calumnia y sacude de sus manos cualquier soborno; quien tapa sus oídos para no escuchar la incitación a la sangre; quien cierra sus ojos para no ver ninguna maldad. Ese tal habitará en las alturas, y baluartes de rocas serán su fortaleza. Se le han dado provisiones y tiene asegurada el agua" 418.
Un poco más adelante: "Acordaos de estas cosas, Jacob, y tú, Israel, pues tú eres mi siervo. Yo te formé, y mi siervo eres tú, Israel: no me olvides. Como a una nube he disipado tus iniquidades; y como a niebla tus pecados; retorna a mí, puesto que te he redimido" 419.
Asimismo, algo más adelante: "Acordaos de esto y avergonzaos: recobrad la sensatez, prevaricadores; recordad tiempos pasados, porque yo soy Dios, y no hay otro Dios más allá, ni semejante a mí" 420.
Y más adelante: "¿Quién caminó en tinieblas y no tuvo luz?. Espere en el nombre del Señor y busque apoyo sobre su Dios" 421.
Asimismo, un poco después: "Escuchadme vosotros, quienes conocéis lo que es justo; tú, pueblo, en cuyo corazón está mi ley. No temáis la afrenta de los hombres, ni os amilanéis ante sus denuestos. Pues del mismo modo que lo hace con la ropa, así los devorará la polilla; e igual que lo hace con la lana, así los corroerá la tiña. Pero mi salvación durará eternamente y mi justicia se mantendrá generación tras generación" 422.
Más adelante: "Buscad al Señor mientras pueda ser encontrado; invocadlo mientras está cerca. Que el impío abandone su camino y el hombre inicuo sus planes, y vuélvase hacia el Señor, y se apiadará de él; retorne hacia nuestro Dios, porque su capacidad para perdonar es infinita" 423.
Veinte versículos más adelante: "Esto dice el Señor: Respetad el derecho y practicad la justicia, porque mi salvación está cercana, a punto de llegar, y mi justicia próxima a revelarse. Bienaventurado el varón que obra así, y el hijo del hombre que tal practica: que observa el sábado para no quebrantarlo, y vigila sus manos para no cometer maldad alguna" 424.
Y un poco después: "Vosotros, los que buscáis consuelo en los dioses bajo cualquier árbol frondoso; los que inmoláis niños en las torrenteras y al pie de riscos escarpados. Tu destino participará del destino del torrente. Esa será tu suerte: en su honor ofreciste las libaciones, en su honor realizaste los sacrificios. ¿No voy a sentirme indignado por ello?" 425.
Asimismo, un poco más adelante: "A diario me consultan y desean conocer mis caminos como pueblo que practicara la justicia y no descuidara el cumplimiento del mandato de su Dios. Me solicitan sentencias justas: quieren acercarse a Dios. ¿Para qué estuvimos ayunando, si no volviste hacia nosotros tu mirada? ¿Para qué hemos mortificado nuestra alma, si tú lo has ignorado? Reparad que el día de vuestro ayuno era vuestro interés lo que se buscaba y, mientras, todos reclamabais premiosamente a vuestros deudores. Daos cuenta de que ayunabais entre riñas y altercados, y golpeabais sin piedad con vuestros puños. No ayunéis como lo habéis hecho hasta ahora, para que vuestro clamor se escuche en el cielo. ¿Es acaso ése el ayuno que yo escogí: que el hombre mortifique su alma durante el día, que combe su cabeza como un junco y duerma sobre saco y ceniza? ¿Llamaréis a eso ayuno y día grato al Señor? El ayuno que yo escogí, ¿no es precisamente este otro: pon fin a las detenciones injustas; termina con los azotes vejatorios; pon en libertad a quienes se encuentran oprimidos; rompe cualquier opresión; comparte tu pan con el y recoge en tu casa a los indigentes y vagabundos; cuando veas a alguien desnudo vístelo y no desprecies a tu propia carne?" 426.
Y cuatro versículos más adelante: "Si apartaras de tu presencia las cadenas, y dejaras de señalar con el dedo y de decir lo que no conviene; si le ofrecieras tu alimento al que tiene hambre y saciaras alma afligida, tu luz surgiría entre las tinieblas y tu oscuridad se convertiría como en un mediodía. Y el Señor te dará siempre la tranquilidad" 427.
Mucho más adelante: "Gente que me provoca de continuo a la cólera delante de mi cara: los que inmolan en los jardines y sacrifican sobre ladrillos; que habitan en sepulcros y duermen en los templos de los ídolos" 428. Y dos versículos después: "Que dicen: apártate de mí, no te me acerques, porque eres inmundo. En mi cólera, ésos serán humo, un fuego que arde todo el día. Reparad en que escrito está ante mí: no me callaré, sino que regresaré y en vuestro regazo depositaré el pago de vuestras iniquidades y de las iniquidades de vuestros padres, todas juntas -dice el Señor-; porque ellos realizaron sacrificios en las cimas de las montañas v me afrentaron en lo alto de las colinas; y yo tasaré el precio de aquella antigua obra suya depositándoselo en su regazo" 429. Y diez versículos después dice: "Y vosotros, los que abandonasteis al Señor; que os olvidasteis de mi Monte Santo; que preparasteis la mesa para la Fortuna y sobre ella efectuasteis libaciones; yo os iré contabilizando bajo la espada, y todos sucumbiréis en la matanza; porque os llamé, y no respondisteis; os hablé, y no escuchasteis; practicabais la maldad ante mis ojos, y escogisteis lo que yo no quería" 430.
Y un poco después: "Así dice el Señor: El cielo es mi trono y la tierra el escabel de mis pies. ¿Qué morada es la que podréis construirme? ¿Qué lugar para mi descanse? Todo eso lo realizaron mis manos, y con ellas fue hecho todo cuanto existe -dice el Señor- ¿En quién pondré yo mis ojos sino en el más humilde, en el de corazón contrito y que siente temor ante mis palabras?" 431. Y siete versículos más adelante: "Yo escogeré sus afrentas y les proporcionan: precisamente lo que temían; porque llamé, y no había nadie que respondiera; hablé, y no me escucharon; practicaron la maldad ante mis ojos, y escogieron lo que yo no quería. Escuchad los mandatos del Señor, vosotros los que tembláis ante su palabra: vuestros hermanos, los que os odian y os rechazan por mi nombre, dijeron: Que el Señor manifieste su gloria y lo veremos en vuestra alegría. Ellos serán los confundidos" 432.
XX. Del libro de Jeremías
"Escuchad la palabra del Señor, casa de Jacob y tribus todas de la casa de Israel. Así dice el Señor: ¿Qué injusticia encontraron en mí vuestros padres para alejarse de mí y caminar en pos de la vanidad y volverse sanos?" 433. Diez versículos más adelante: "Convertisteis mi heredad en una abominación. Los sacerdotes no dijeron: ¿Dónde está Dios? Los depositarios de la ley me ignoraron, y los pastores; .Se rebelaron contra mí; los profetas profetizaron en nombre de Baal y se hicieron seguidores de ídolos" 434. Y algo más adelante: "¿Acaso una muchacha se olvida de sus joyas, y una novia de su justillo? En cambio, mi pueblo me ha olvidado durante incontables días. ¿Por qué te esfuerzas en presentar como bueno tu camino para buscar el amor, tú que, además, esas maldades tuyas las enseñaste como caminos tuyos, y en el reborde de tus vestidos se descubrió sangre de personas pobres e inocentes? Y a esas personas no las encontré practicando boquetes, sino en todos esos otros menesteres que más atrás he mencionado. Y dijiste: Estoy libre de pecado y soy inocente; por eso, ¡aléjese de mí tú cólera! Pero he aquí que yo me enfrentaré contigo en el juicio, porque dices: No he pecado. ¡Qué despreciable has llegado a ser cambiando tanto tus caminos! Te verás abandonada por Egipto, lo mismo que antes lo fuiste por Asiria . También saldrás de allí y te llevarás las manos a la cabeza, porque el Señor ha destrozado tu confianza" 435.
Y un poco más adelante: "Convertíos, hijos rebeldes -dice el Señor-, porque yo soy vuestro dueño" 436.
Asimismo, un poco más adelante: "Si vas a convertirte, Israel, conviértete -dice el Señor-, pero conviértete a mí. Si apartaras tus abominaciones de delante de mi rostro, no andarías de un sitio para otro. Y entonces, cuando jures diciendo: ¡Vive el Señor!, lo harás con verdad, con derecho, con justicia; y las gentes entonarán en su honor cantos de alabanza y a ti te alabarán" 437. Y un poco después: "Mi estúpido pueblo no me ha conocido: sus hijos son necios e insensatos; son diestros para cometer maldades, pero ignorantes para practicar el bien" 438.
Al cabo de treinta versículos: "Recorred las calles de Jerusalén y mirad, indagad y buscad por las plazas si podéis encontrar un hombre que practique la justicia y cultive la lealtad, y yo le seré propicio. Si dijeran: ¡Vive el Señor!, jurarán en falso. Señor, tus ojos buscan la lealtad. Los golpeaste y no sintieron dolor; los machacaste, y se resistieron a admitir la corrección: hicieron sus rostros más duros que roca y no quisieron convertirse. Sin embargo, yo dije: Quizá es que son pobres y estúpidos, ignorantes del camino del Señor y de los mandamientos de su Dios. Me presentaré, pues, ante sus jefes y les hablaré, pues ellos sí conocen el camino del Señor y los mandamientos de su Dios. Pero he aquí que todos ellos, juntos, rompieron el yugo e hicieron saltar las cadenas" 439. Seis versículos después: "Tus hijos me han abandonado y juran por divinidades que no son tales. Los sacié, pero ellos se dieron al adulterio y acudían en masa a los prostíbulos. Se convirtieron en caballos fogosos y sementales, y cada uno de ellos relinchaba ante la mujer de su prójimo. ¿No voy a visitarlos para tomarles cuenta de todo ello -dice el Señor-, y no va mi mano a tomar venganza sobre un pueblo semejante?" 440. Y cuarenta versículos más adelante: "Puse la arena como frontera del mar, que no traspasará; se embravecerán las olas, pero no podrán lograrlo; se hinchará su oleaje, pero no será capaz de cruzar esa frontera. Sin embargo, este pueblo está dotado de un corazón descreído y rebelde: se alejaron, me abandonaron, y no se dijeron para sus adentros: Temamos al Señor, nuestro Dios" 441. Y siete versículos después dice: "Se ha encontrado en mi pueblo gente impía que tiende trampas como cazadores, que urde lazos y cepos para cazar hombres. Como una red llena de pájaros, así está su casa llena de fraudes. Así es como se han engrandecido y progresado, han engordado y se han puesto lustrosos, y transgredieron vilmente mis preceptos. No defendieron los intereses del huérfano ni respetaron el derecho de los pobres. ¿No voy a visitarlos para tomarles cuenta de todo ello -dice el Señor-, y sobre un pueblo de esta calaña no va a tomar venganza mi alma? El estupor y el pasmo sobrevinieron en la tierra. Los profetas profetizaban la mentira; los sacerdotes los aplaudían con sus propias manos; y mi pueblo se aficionó a tales cosas. ¿ Qué puede suceder, pues, en su último momento?" 442.
Treinta versículos más adelante: "¿A quién dirigiré mi palabra? ¿A quién le contestaré para que me escuche? Reparad en que sus oídos están incircuncisos y no pueden oír. Reparad en que para ellos la palabra del Señor se ha convertido en algo desagradable y no la acatan" 443.
Y un poco después: "Vosotros todos, pueblo de Judá, que cruzáis por esas puertas para adorar al Señor, escuchad la palabra del Señor. Esto es lo que dice el Señor de los ejércitos, Dios de Israel: enderezad vuestros caminos y vuestras inclinaciones, y habitaré con vosotros en este lugar. No confiéis en las palabras del mentiroso, diciendo: ¡El templo del Señor; es el templo del Señor! Porque si enderezáis vuestros caminos y vuestras inclinaciones; si practicáis la justicia entre el hombres y su prójimo; si no oprimierais al extranjero, al huérfano y a la viuda; si no derramarais sangre- inocente en este lugar, y si no caminarais, para vuestra propia desgracia tras dioses extraños, entonces habitaré con vosotros aquí, en la tierra que, por los siglos de los siglos, les di a vuestros padres. Pero hete aquí que ponéis vuestra confianza en las palabras del mentiroso, que en nada os han beneficiado: robar, asesinar, cometer adulterio, jurar en falso, hacer libaciones en honor de Baal y marchar en pos de dioses extranjeros que desconocéis. Y luego vinisteis y os presentasteis ante mi en esta casa, en la que se invoca mi nombre, y dijisteis: estamos salvados por aquello de que hayamos cometido todas abominaciones. ¿Así que a vuestros ojos se ha convertido en cueva de ladrones esta morada mía en la que se invoca mi nombre? Yo, soy yo, yo el que lo he visto -dice el Señor- Id a mi templo en Siló, donde desde un principio habitó :ni nombre, y observad lo que hice a causa de la malicia de Israel, mi pueblo. Y ahora, porque habéis cometido todas esas acciones -dice el Señor-; porque os hablé levantándome al amanecer y, a pesar de que os hablaba, no me escuchasteis; y os llamé y no me respondisteis; haré con esta .sa (en la que se invoca mi nombre y en la que vosotros tenéis puestas vuestras esperanzas) y con este lugar (que di a vuestros padres) lo mismo que hice con Siló: os arrojaré de mi presencia igual que arrojé a todos vuestros hermanos, a toda la descendencia de Efraím. Así que tú no intercedas en favor de este pueblo, ni asumas por ellos la tarea de disculparlos y de suplicar; no acudas ante mí, porque no te escucharé. ¿No ves lo que están haciendo ellos en las ciudades de Judá y en las plazas de Jerusalén? Los hijos van en busca de leña; los padres encienden el fuego, y las mujeres hiñen la masa para hacer tortas en ofrenda de la reina del cielo; para hacer libaciones en honor de dioses extranjeros y para empujarme a la cólera. ¿Es que no me empujan a la cólera? -dice el Señor- ¿No obran para causar vergüenza a sus propios rostros?" 444.
Un poco después: "¿No vuelve a levantarse quien se cae? ¿No regresa el que ser marchó? ¿Por qué entonces este pueblo de Jerusalén se ha alejado de mí con un alejamiento obstinado? Abrazaron la mentira y no quieren convertirse. He prestado atención y los he oído: nadie dice la verdad; no hay nadie que se arrepienta de su pecado diciendo: ¿Qué he hecho?" 445. Y nueve versículos más adelante: "¿Cómo es que decís: Nosotros somos los sabios, y la ley del Señor está con nosotros, cuando lo cierto es que ha sido la pluma mentirosa de los escribas la que ha fraguado la mentira? Esos sabios se han visto avergonzados, espantados y hechos prisioneros, pues despreciaron la palabra del Señor, y en ellos no hay sabiduría alguna" 446.
Algo más adelante: "¿Quién me ofrecerá en el desierto albergue de caminantes, para abandonar a mi pueblo y alejarme de ellos? Porque todos ellos son unos adúlteros, un hatajo de malhechores. Y tensaron su lengua como un arco que dispara la mentira, no la verdad: se sienten poderosos en la tierra, porque han ido de maldad en maldad y se olvidaron de mí -dice el Señor- Guárdese cada uno de su prójimo y no ponga su confianza en ninguno de sus hermanos. Porque todo hermano, falaz como es, pondrá zancadillas, y todo amigo se portará engañosamente. El hombre se burlará de su hermano, y nadie dirá la verdad, pues enseñaron a sus lenguas a decir la mentira; se esforzaron en practicar la injusticia. Tu morada está en medio del engaño: en ese engaño renunciaron a conocerme -dice el Señor- Por todo ello, dice el Señor de los ejércitos: He aquí que yo los fundiré en el crisol y probaré su calidad; pues ¿qué otra cosa puedo hacer ante los ojos de la hija de mi pueblo? Su lengua es una saeta punzante; en su boca habla la mentira: desea la paz a su amigo, y a escondidas le tiende asechanzas. ¿No voy a visitarlos para tomarles cuenta de todo ello -dice el Señor-, y sobre un pueblo de esta calaña no va a tomar venganza mi alma?" 447. Y un poco después: "No se enorgullezca el sabio de su sabiduría, ni se enorgullezca el valiente de su valentía, ni se enorgullezca el rico de su riqueza: quien quiera enorgullecerse, que se enorgullezca de saber y conocer quién soy yo; porque yo soy el Señor, que establezco la misericordia, el derecho y la justicia en la tierra, pues eso es lo que a :mí me resulta grato, dice el Señor" 448.
Y después de dieciséis versículos: "Así dice el Señor: No aprendáis según las doctrinas de los paganos, ni temáis, como los paganos temen, los signos astrales, porque las enseñanzas de esos pueblos son vanas. Y así, la mano del artista, con su azuela, trabaja el leño cortado en un bosque; lo reviste de plata y oro, y lo consolida con clavos y martillo para que no se desmorone. Su hechura es semejante a la de una palmera: no hablan; hay que transportarlos a cuestas, pues son incapaces de andar. No los temáis, porque no pueden causar el mal ni el bien. No hay como tú, Señor: grande eres tú y poderosamente grande es tu nombre. ¿Quién no te temerá, Rey de las naciones? Tuya es la gloria. Entre todos los sabios de las naciones y entre todos sus países nadie hay semejante a ti. Se comprobará que todos ellos, por un igual, son necios y fatuos, y que su sabiduría de ficción es un madero. Se trae plata laminada desde Tarsis y oro desde Ofir: obra es salida de manos de orfebres. Grana y púrpura serán sus galas: obras de artesanos son también ellas. Sin embargo, el Señor es Dios verdadero: Él es el Dios vivo y el Rey eterno. Por su cólera temblará la tierra, y las naciones no resistirán sus amenazas. Por eso les diréis así: que los dioses que no crearon los cielos ni la tierra desaparezcan de la tierra y de cuanto bajo el sol existe" 449.
Un poco más adelante: "Así dice el Señor: ¡Maldito el hombre que confía en el hombre y busca su apoyo en la carne, apartando su corazón del Señor! Pues será como el tamarindo en el desierto, y no verá cuándo llega el buen tiempo, sino que vivirá en el secarral, en tierra salobre e inhóspita. Bienaventurado el hombre que pone su confianza en el Señor y el Señor es su seguridad. Será como un árbol plantado a la vera del agua que hunde sus raíces en la humedad: no temerá cuando lleguen los calores; su follaje se mantendrá verde, y no tendrá preocupación alguna en tiempo de sequía, ni dejará de tener fruto en momento alguno" 450.
Y un poco después: "Así dice el Señor: Practicad el derecho y la justicia, y liberad de mano de su opresor a quien está oprimido por la fuerza; no causéis tristeza ni explotéis inicuamente al extranjero, al huérfano y a la viuda; no derraméis en este lugar sangre inocente" 451.
Un poco más adelante: "¡Ay de los pastores que dispersan y destrozan el rebaño de mi majada! -dice el Señor- Pues esto es lo que el Señor, Dios de Israel, les dice a los pastores: Vosotros dispersasteis mi rebaño, espantasteis mis ovejas y no os preocupasteis de vigilarlas. Por eso yo os pasaré la cuenta por la maldad de vuestras inclinaciones, dice el Señor" 452. Y algo más adelante: "Así dice el Señor de los ejércitos: No escuchéis las palabras de los profetas que os exponen sus profecías y se burlan de vosotros. Os transmiten la visión de su propia fantasía, no la que brota de la boca del Señor. A quienes blasfeman contra mí les dicen: El Señor lo ha dicho: tendréis la paz; y a todo el que actúa siguiendo la depravación de sus sentimientos le dijeron: Nada malo os sobrevendrá. Pues ¿quién está al tanto de los secretos del Señor?" 453. Y once versículos más adelante: "Yo no enviaba profetas, y ellos corrían; yo les hablaba, y ellos profetizaban. Si hubieran estado al tanto de mis secretos y hubieran transmitido a mi pueblo palabras mías auténticas, los hubiera apartado de su mal camino y de sus pésimas inclinaciones" 454. Cuatro versículos después: "He escuchado lo que han dicho los profetas que profetizaban la mentira sirviéndose de mi nombre y diciendo: He tenido un sueño, he tenido un sueño. ¿Hasta cuándo va a persistir esto en el corazón de los profetas que vaticinan la mentira y en el de quienes profetizan las fantasías de su propia mente, que lo hacen a sabiendas, para que mi pueblo se olvide de mi nombre a causa de esos sueños de su fantasía que cada uno le cuenta a su prójimo, del mismo modo que también sus padres se olvidaron de mi nombre a causa de Baal? El profeta que tenga un sueño, que cuente ese sueño; y el que tenga mi palabra, que transmita mi palabra con toda autenticidad ¿Qué tiene que ver la paja con el grano limpio? -dice el Señor- ¿Acaso no son mis palabras como e fuego -dice el Señor-, y como la maza que desmenuza una piedra? Por eso, he aquí que yo me levanto contra los profetas -dice el Señor-, que se roban mis palabras unos a otros. He aquí que yo me levanto contra los profetas -dice el Señor-, que utilizan sus lenguas para afirmar: lo dice el Señor. He aquí que yo me levanto contra los profetas, que sueñan la mentira -dice el Señor-, y la cuentan, y con su mentira y sus embelecos han seducido a mi pueblo, cuando yo no los había enviado ni los había mandado: de ningún provecho le ha sido a mi pueblo, dice el Señor" 455.
Un poco más adelante: "y el Señor, levantándose temprano, os envió a todos vosotros a sus siervos, los profetas mandándooslos, y no los escuchasteis; ni aprestasteis vuestros oídos para oír cuando se decía: Que cada uno se convierta de su mala conducta y abandone sus malvados sentimientos. y así habitaréis en la tierra que os entregó el Señor a vosotros y a vuestros padres por los siglos de los siglos. No vayáis tras dioses extranjeros para servirlos y adorarlos, y no me empujéis a la cólera por las obras que salen de vuestras manos, y no os afligiré. Pero no me escuchasteis, dice el Señor" 456.
Y algo después: "Maldito el que cumple engañosamente los mandatos del Señor" 457.
Asimismo, un poco más adelante: "Bueno es el Señor con quienes en Él ponen su esperanza, con el alma que lo busca. Bueno es esperar en silencio la salvación proveniente del Señor. Bueno es para el hombre que haya llevado el yugo desde la adolescencia. Se sentará solitario y guardará silencio, porque se lo quitó de encima. Pondrá su boca sobre el polvo, por si acaso hubiera esperanza. Presentará su mejilla al que le abofetea, y se hartará de oprobios, porque el Señor no lo rechaza para siempre" 458.
XXI. Del libro de Ezequiel
"Al cabo de siete días se dio a conocer la palabra del Señor en estos términos: Hijo de hombre, te he puesto de vigía de la casa de Israel: escucharás la palabra que sale de mi boca y les darás a conocer lo que te manifieste. Si yo le dijera al impío: serás reo de muerte, y tú no se lo transmitieras ni se lo comunicaras para que se aparte de su depravado camino y conserve la vida, el impío perecerá en su depravación, pero yo te reclamaré a ti la culpabilidad de su muerte. Si, por el contrario, advirtieras al impío y él no se apartara de su impiedad y de su depravado camino, perecerá en su depravación, pero tú habrás salvado tu vida. Si un justo, apartándose de la justicia, cometiera maldad, tenderé ante él un obstáculo y perecerá, porque no le advertiste. Morirá en su pecado y no le serán tenidas en cuenta las buenas acciones que llevó a cabo; pero a ti te pediré responsabilidad por su muerte. Ahora bien, si hubieras advertido al justo para que, como justo que es, no peque, y él efectivamente no peca, conservará la vida, porque tú le advertiste, y tú habrá salvado tu vida" 459.
Algo más adelante: "y le dijo el Señor: Cruza por medio de la ciudad a través de Jerusalén y pon la señal de la tau sobre la frente de los hombres que se lamentan y deploran todas las abominaciones que en ella se comenten. Y a los otros, oyéndolo yo, les dijo: Atravesad la ciudad en su persecución y golpeadlo; que vuestro ojo no se compadezca ni sintáis piedad: matad hasta el exterminio a todo anciano y joven, doncella y adolescente, y a las mujeres. Ahora bien, respetad a todo aquel que veáis marcado con una tau. Empezad por mi santuario" 460.
Poco después: "Porque hicisteis entristecer con vuestros embustes el corazón del justo, a quien yo no había afligido, ayudasteis al impío para que no se apartara de su depravado camino y conservara la vida" 461.
Asimismo, algo más adelante: "Reparad en que ésa fue la iniquidad de Sodoma, tu hermana: soberbia, hartura de pan, opulencia y ociosidad tuvieron ella y sus hijas; pero no tendían su mano al menesteroso y al pobre. Se ensoberbecieron y cometieron abominaciones ante mí. Y las quité de en medio, como tú has visto" 462.
Un poquito después: "El hombre que es justo y practica la equidad y la justicia; que no celebra banquetes en los montes ni levanta sus ojos hacia los ídolos de la casa de Israel; que no mancilla a la mujer de su prójimo ni tiene relación sexual con mujer menstruante; que no causa tribulación a otra persona; que devuelve al deudor lo que le ha dejado en prenda; que no emplea la fuerza para robar algo; que da su pan al hambriento y cubre con su vestido al desnudo; que no presta para practicar la usura ni reclama más de lo prestado; que aparta de la maldad su mano; que emite un juicio imparcial entre dos personas; que camina de acuerdo con mis preceptos y observa mis mandamientos para practicar la verdad, ese hombre es justo y conservará su vida -dice el Señor Dios-. Porque si engendrara un hijo ladrón v criminal; si practicara alguna de esas prohibiciones o no las observara todas ellas, sino que celebrara banquetes en los montes, mancillara a la mujer de su prójimo, atribulase a. necesitado y al pobre, practicase el robo, no devolviese lo dejado en prenda, levantase sus ojos hacia los ídolos, cometiese abominación ejerciendo la usura y cobrando más de prestado, ¿conservará su vida? No vivirá, no: por haber cometido todas esas detestables abominaciones será penado con la muerte, y de esa muerte él será el único responsable. Si engendrara un hijo que, viendo todos los pecados que su padre ha cometido, siente temor y no los imita; que no celebra banquetes en los montes ni levanta sus ojos hacia los ídolos de la casa de Israel; que no mancilla a la mujer de su prójimo ni causa tribulación a otra persona; que no retiene lo que le ha dejado en prenda; que no practica el robo; que da pan al hambriento y cubre con un vestido al desnudo; que aparta su mano de la injusticia contra el pobre; que no cobra usura ni intereses desorbitados; que observa mis mandamientos y camina de acuerdo con mis preceptos, ese hombre no perecerá por la iniquidad de su padre, sino que conservará su vida. En cambio, su padre, por haber practicado el falso testimonio y haber hecho violencia a su hermano, por obrar maldad en medio de su gente, pereció por su propia culpa. Pero decís: ¿Por qué ese hijo no cargó con la culpa de su padre? Pues está claro que porque el hijo practicó la equidad y la justicia, observó todos mis preceptos y los cumplió. Por eso conservará la vida. La persona que peca, ésa es la que perecerá. El hijo no cargará con la culpa de su padre, como tampoco el padre cargará con la culpa de su hijo. Sobre el justo recaerá su justicia; su impiedad recaerá sobre el impío. Ahora bien, si el impío se arrepintiera de todos los pecados que ha cometido, observara todos mis preceptos y practicara la equidad y la justicia, conservará su vida y no perecerá. Toda la maldad que cometió no se le tendrá en cuenta: conservará la vida por la justicia que hizo. ¿Acaso deseo yo la muerte del impío -dice el Señor-, y no que se convierta de su mala conducta y viva? Sin embargo, si el justo se aparta de su justicia y practica la maldad imitando todas las iniquidades que suele cometer el malvado, ¿conservará su vida? Todas las acciones justas que llevó a cabo no le serán tenidas en cuenta. Morirá en la prevaricación que perpetró y en el pecado que cometió. Pero decís: Este criterio del Señor no es justo. Escucha, casa de Israel: ¿que mi criterio no es justo? ¿No será más bien que son vuestros criterios los equivocados? Cuando un justo se aparta de la justicia y practica la maldad, perecerá por ello: perecerá por la maldad que ha cometido. Pero cuando un malvado se arrepiente de la iniquidad que realizó y se atiene a la equidad y a la justicia, ése dará vida a su alma, pues recapacitó y repudió todas las maldades que había cometido: conservará su vida y no perecerá. Pero dicen los hijos de Israel: Este criterio del Señor no es justo. ¿Que mi criterio no es justo, casa de Israel? ¿No será más bien que son vuestros criterios los equivocados? Así que cada uno será juzgado de acuerdo con su comportamiento, casa de Israel -dice el Señor, Dios-. Convertíos y haced penitencia de todas vuestras iniquidades, y la maldad no os acarreará la ruina. Arrojad de vosotros todas vuestras prevaricaciones, en las que hayáis incurrido, y renovad vuestro corazón y vuestro espíritu: ¿Por qué vais a morir, casa de Israel? y es que yo no deseo la muerte del moribundo -dice el Señor-: arrepentíos y viviréis" 463.
Algo más adelante: "Ahí tenéis a cada uno de los príncipes de Israel cómo se mostraron a porfía contra ti para derramar sangre. Contra ti va dirigido el desprecio que hicieron al padre y a la madre; en tu presencia atropellaron al extranjero; ante ti causaron oprobio a huérfano y viuda. Habéis menospreciado mis santuarios y profanado mis sábados. En ti hubo hombres calumniadores dispuestos a derramar sangre. Contra ti celebraron banquetes en lo alto de los montes; en tu presencia han cometido infamias. Contra ti descubrieron la desnudez de su padre; contra ti despreciaron la suciedad de la mujer menstruante. Cada uno cometió abominación con la mujer de su prójimo; el suegro mancilló infamemente a su nuera; el hermano violentó ante ti a su hermana, hija de su padre. En tu presencia aceptaron sobornos para derramar sangre; cobraste usura e interés desmedidos; oprimiste avaramente a tus prójimos; y de mí te has olvidado, dice el Señor, Dios" 464.
Un poquito después: "Se me dio a conocer la palabra del Señor en estos términos: Hijo de hombre, dile: tú eres tierra inmunda y no lavada por la lluvia en el día de mi furor. En medio de ti se conjuraron los profetas. Como león rugiente que ha capturado una presa te devoraron el alma; se apoderaron de tus riquezas y de tu tesoro, y multiplicaron dentro de ti el número de las viudas. Sus sacerdotes menospreciaron la ley y profanaron mis santuarios. No establecieron diferencias entre lo santo y lo profano, ni distinguieron entre lo puro y lo impuro" 465. Dos versículos después: "En medio de ella sus príncipes se portaron como lobos que se han ponderado de una presa para derramar sangre, para destruir vidas, para enriquecerse avaramente. Sin embargo, sus profetas los enlodaban presentándoles las vanas visiones de su imaginación y vaticinándoles embustes asegurándoles que esto es que dice el Señor, Dios, siendo así que el Señor no les había hablado. Los pueblos de la tierra cometían atropellos y se dedicaban violentamente a la rapiña; atropellaban al necesitado y al pobre: oprimían al extranjero contra todo derecho con falsas acusaciones. Busqué entre ellos un hombre que levantase una cerca, que en defensa de su tierra se mantuviera firme, enfrentándose a mí para que yo no la destruyera: y no lo encontré. Y descargué sobre ellos mi cólera, los consumí en el fuego de mi ira. Sobre la cabeza de cada uno hice sentir su propio comportamiento, dice el Señor, Dios" 466.
Asimismo, un poco después: "Se me dio a conocer la palabra del Señor en estos términos: Hijo de hombre, háblales a los hijos de tu pueblo y diles: cuando yo desenvaine la espada sobre esta tierra y el pueblo de esta tierra escoja a su hombre de entre sus pobladores y lo coloque de vigía, y él vea venir la espada sobre la tierra y haga sonar la trompeta para darle al pueblo la señal de alerta, cualquiera que, al escuchar el sonido de la trompeta, no tomare precauciones y la espada llega y lo mata, él será el responsable de su propia muerte, porque oyó el sonido de la trompeta y no tomó precauciones. Él será el culpable de su muerte. En cambio, si se pone en guardia, salvará la vida. Pero si el vigía viera venir la espada y no hiciera sonar la trompeta, y el pueblo no pone en guardia, y llega la espada y mata a la gente, ésta muere ciertamente por su propia iniquidad, pero la responsabilidad de tales muertes se le reclamará al vigía. A ti, hijo de hombre, te he designado como vigía de la casa de Israel de modo que, cuando escuches la palabra que sale de la boca, se la anunciarás de mi parte. Si yo le dijera el impío: impío, serás castigado con la muerte, y tú no se lo comunicarás para que el impío cambie de conducta, ese impío morirá por su propia iniquidad, pero la responsabilidad de su muerte se te reclamará a ti. En cambio, si tú adviertes al impío para que cambie de conducta, y él no se convirtiera, morirá por su propia iniquidad, y tú a tu vez salvarás tu vida. Así que, hijo de hombre, dile a la casa de Israel: vosotros andáis diciendo así: nuestras iniquidades y nuestros pecados gravitan sobre nosotros y en ellos nos consumimos. ¿Cómo, pues, podremos vivir? Diles: por vida mía -dice el Señor-, que no quiero la muerte del impío, sino que éste cambie de conducta y viva. Convertíos de vuestra malvada conducta. ¿Porqué vais a morir, casa de Israel? Hijo de hombre, diles también así a los hijos de tu pueblo: su justicia no le salvará al justo si un día comete pecado; tampoco su impiedad le dañará al impío si un día se convirtiera de su maldad. El justo no podrá vivir a expensas de su justicia si un día delinquiera. Si yo le dijera al justo que conservaría su vida, y él, confiado en su justicia, cometiera iniquidad, todas sus acciones justas caerían en el olvido, y perecería en esa iniquidad que cometió. Pero si yo le dijera al impío: serás condenado a muerte, y él hiciera penitencia por su pecado y practicara la equidad y la justicia; si ese impío restituyera lo que se le ha entregado m prenda; si devolviera lo que ha robado; si siguiera los preceptos de vida y no cometiera iniquidad ninguna, conservaría la vida y no perecería. Todos los pecados en que incurrió no le serán tenidos en cuenta. Practicó la equidad y la justicia, así que conservará la vida. Los hijos de tu pueblo argumentaron: el criterio que aplica el Señor no es justo. Lo que no es justo es su comportamiento. Pues cuando el justo se aparta de su justicia y comete iniquidades, por ellas perecerá. Y cuando el impío abandone su impiedad y practique la equidad y la justicia, por ellas conservará la vida. Y replicáis: no es justo el criterio del Señor, yo os juzgaré a cada uno de vosotros, casa de Israel, de acuerdo con su comportamiento 467. Y cuarenta y nueve versículos después: "Y tú, hijo de hombre: los hijos de tu pueblo andan murmurando de ti a la vera de los muros y a la puerta de las casas, y se dicen unos a otros: venid y escuchemos qué palabra nos transmite el Señor. Acudirán ante ti como pueblo que emigra; se sientan delante de ti, escuchan tus palabras, pero no las ponen en práctica. Porque las transforman en un canto de alabanza emanado de su boca, mientras su corazón va en pos de la avaricia. Eres para ellos como un cantor de: coplas que entona sus canciones con suave y dulce voz. Escuchan tus palabras, pero no las ponen en práctica. Pero cuando suceda lo que se vaticina -y su suceso está a punto de producirse-, se darán cuenta entonces de que entre ello había un profeta" 468.
"Se me dio a conocer la palabra del Señor en estos términos: Hijo de hombre, anuncia tu profecía sobre los pastores de Israel; anuncia tu profecía y diles a los pastores Esto es lo que dice el Señor, Dios: ¡ay de los pastores de Israel que se apacentaban a sí mismos! ¿No son los rebaño lo que apacientan los pastores? Consumíais su leche, os vestíais con su lana y sacrificabais a los animales gordos: no apacentabais verdaderamente mi rebaño. No procurasteis que la res débil cobrase fuerza, ni curasteis a la que estaba enferma, ni entablillasteis a la que tenía una fractura, ni fuisteis en busca de la extraviada, ni rastreasteis a la perdida. Al contrario, las conducíais con rigor y violencia. Mis ovejas se desperdigaron porque no había pastor, y se convirtieron en presa fácil para ser devorada por todas las bestias salvajes; y se desperdigaron mis rebaños y anduvieron errantes por todos los montes y por todos los altos cerros; por toda la superficie de la tierra se vieron desperdigados mis rebaños. Y no había nadie que marchara en su búsqueda; no había nadie -repito- que marchara en su búsqueda. Por eso, pastores, escuchad la palabra del Señor. ¡Por vida mía! -dice el Señor, Dios-, que mis rebaños fueron expuestos a la rapiña y mis ovejas a servir de presa para ser devorada por todas las bestias salvajes, porque no había pastor; y los pastores no se preocuparon de mi rebaño, sino que esos pastores se apacentaban a sí mismos, pero no apacentaban a mi rebaño. Por eso, pastores, escuchad la palabra del Señor. Así dice el Señor, Dios: He aquí que yo voy a enfrentarme a los pastores; les pediré que me devuelvan mi rebaño y haré que dejen de ser pastores, para que en el futuro ni apacienten mi rebaño ni se apacienten más a sí mismos. Liberaré a su ganado de su boca y no les servirá más de alimento" 469.
Treinta y cuatro versículos más adelante: "Esto es lo que a vosotras, ovejas mías, os dice el Señor, Dios: Soy yo quien va a dirimir el pleito entre oveja y oveja, entre carnero y macho cabrío. ¿No os resulta suficiente pastar el mejor pasto? Es que además teníais que pisotear con vuestras pezuñas el resto del pasturaje. Y aunque bebíais el agua más cristalina, enturbiabais la demás con vuestras pezuñas. Y mis ovejas se apacentaban con lo que había sido pisoteado por vuestras pezuñas, y bebían el agua que vuestras pezuñas habían enturbiado. Por eso el Señor, Dios, os dice así: He aquí que yo dirimo el pleito entre el ganado lustroso y el macilento, porque vosotros, con vuestros costados y vuestras tabadillas, empujabais a todas las reses que eran débiles, y las espantabais tirándoles cornadas, hasta que se desperdigaban lejos del rebaño" 470.
Un poco más adelante: "Así dice el Señor, Dios: Ya es suficiente, príncipes de Israel. Poned punto final a vuestra maldad y a vuestras rapiñas; practicad la equidad y la justicia, y demarcad claramente los límites entre vuestros campos y los de mi pueblo -dice el Señor, Dios-. Balanzas precisas, epha justa y bato justo" 471.
Esto es lo que hemos recopilado de los libros que también los judíos consideran "canónicos", y en los que hemos espigado aquellos pasajes que convenían a esta obra. No hay, empero, que omitir aquellos otros libros que tenemos constancia de que fueron escritos antes de la venida del Salvador, y que, si bien no son admitidos por los judíos, sí que lo son, en cambio, por la Iglesia del Salvador. Entre ellos hay dos que muchos llaman "de Salomón" a causa, según creo, de una cierta semejanza en la expresión. En cambio, otros eruditos están absolutamente convencidos de que no son de Salomón. Se ignora quién es el autor del que se titula Libro de la Sabiduría: En cambio, del otro que denominamos Eclesiástico, parece fuera de dudas, entre quienes han examinado a fondo el libro, que su autor es un tal Jesús, apellidado Sirach Pues bien, del Libro de la Sabiduría nos ha parecido oportuno entresacar para esta obra los siguientes pasajes.
XXII. Del Libro de la Sabiduría
"Amad la justicia vosotros, los que gobernáis la tierra. Tened sobre el Señor pensamientos basados en la bondad, y buscadlo con sencillez de corazón. Porque lo encuentran quienes no lo tientan y se manifiesta a quienes depositan en Él su confianza. Los pensamientos perversos alejan de Dios; la virtud puesta a prueba sirve de correctivo a los necios; porque en un alma malévola no entrará la sabiduría, ni pondrá su morada en un cuerpo dominado por las pasiones. El sagrado aliento de la sabiduría rehúye la mentira y se mantiene lejos de los pensamientos irracionales: se disipa cuando sobreviene la maldad. El aliento de la sabiduría es amable, pero no dejará sin castigo al maldito por sus labios. Porque Dios es testigo de sus interioridades, escrutador auténtico de su corazón y oidor de su lengua. Porque el espíritu del Señor ha llenado el orbe de las tierras, y aquello que todo lo engloba conoce muy bien cuanto se dice. Por eso, el que habla maldades no puede permanecer oculto, sino que la justicia acusadora no lo dejará en el olvido. Al impío se le someterá a examen teniendo en cuenta sus pensamientos: hasta el Señor llegará el contenido de sus palabras para castigo de: sus maldades. Porque su oído de celoso lo escucha todo, y el rumor de las murmuraciones no le pasará inadvertido. Guardaos, pues, de la murmuración, que nada aprovecha, y apartaos de la lengua maldiciente, porque ni una palabra secreta quedará sin castigo. La boca que miente mata al alma" 472.
Y un poco después: "Quienes en Él ponen su confianza, entienden la verdad; los que se mantienen fieles en su amor, en Él encontrarán descanso. Porque la benevolencia y la paz las reserva para sus elegidos. En cambio, los malvados, que menospreciaron la justicia y se alejaron del Señor, recibirán: el castigo acorde con sus pensamientos. ¡Desdichado quien desprecia la sabiduría de sus preceptos!" 473. Seis versículos después: "Porque feliz la mujer estéril, pero no mancillada, que desconoce un lecho pecaminoso. Cuando Sé juzgue a las almas, tendrá su recompensa. Dichoso también el hombre estéril que no puso en obra la iniquidad, ni concibió malvados pensamientos contra el Señor" 474.
Un poco más adelante: "Escuchad vosotros, reyes, y enteraos; y vosotros, gobernantes, aprended la justicia de los territorios de la tierra. Aprestad vuestros oídos vosotros los que domináis sobre la gente y os ufanáis sobre la multitud de naciones. Porque ese poderío os ha sido dado por el Señor, y esa soberanía os ha sido concedida por el Altísimo, que os interrogará por vuestras acciones e indagará vuestros pensamientos. Porque, siendo administradores de su reino, no juzgasteis con rectitud, ni observasteis los dictados de la justicia, ni os comportasteis de acuerdo con la voluntad de Dios. Su aparición ante vosotros será terrible y repentina: porque el juicio al que se someterá a los gobernantes será rigurosísimo. Al humilde se le tendrá compasión, mientras que a los poderosos se les aplicarán poderosamente los tormentos. El Señor no tendrá en cuenta la alta personalidad de nadie ni de nadie temerá la grandeza. Porque Él ha creado por igual al pequeño y al grande, y su preocupación por todos es la misma. Pero las reclamaciones más poderosas irán dirigidas a los más poderosos. Hacia vosotros apuntan estas palabras mías, reyes pervertidos, para que aprendáis la sabiduría y no delincáis. Aquellos que observaron justamente la justicia serán justificados; y quienes la aprendieren hallarán respuesta que ofrecer. Anhelad, pues, mis palabras; amadlas, y poseeréis sapiencia. La sabiduría es resplandeciente; es algo que nunca se marchita; quienes la aman, la ven fácilmente; quienes la buscan, la encuentran. Sale al encuentro de quienes la ansían, ya que se apresura a presentarse ante ellos. Quien desde temprana hora se levantare para ir tras ella, no sentirá la fatiga: la encontrará sentada a su puerta. Inteligencia consumada es meditar en ella; quien por ella se mantuviere en vela, pronto se encontrará libre de preocupaciones. Porque es ella la que ronda de un lado a otro buscando a quienes merecen; les sale alegremente al paso, y en todos sus pensamientos se les hace la encontradiza. El punto de partida de la sabiduría es el sincero deseo de alcanzarla. Anhelar la sabiduría equivale a amarla; amarla equivale a observar sus preceptos; observar sus preceptos equivale a una innegable integridad moral; y la integridad moral acerca a Dios. En consecuencia, anhelar la sabiduría conduce a la gloria eterna. Así que, si vosotros, reyes de la tierra, os complacéis en tronos y cetros, amad la sabiduría para que reinéis eternamente" 475.
Y un poco más adelante: "Si alguno ama la justicia, sus desvelos tendrán grandes recompensas, pues enseña la templanza y la sensatez, la equidad y la prudencia; en la vida de: hombre nada hay más útil que esto" 476.
Voy a recoger a continuación lo que parezca oportuno de: libro titulado Eclesiástico. Respecto a él, también aquí aplicaré las mismas observaciones que hice al referirme a los Proverbios, aunque en el Eclesiástico he encontrado muchos mili pasajes válidos para la obra que traemos entre manos.
XXIII. Del Eclesiástico
"La plenitud religiosa de la sabiduría consiste en temer a Dios. Esa religiosidad custodiará y justificará al corazón; le proporcionará gozo Y alegría. El que teme al Señor alcanzará A felicidad, y será bendecido cuando llegue su último día. La plenitud de la sabiduría es temer a Dios; y esa plenitud emana de sus frutos" 477. Dos versículos después: "La corona de la sabiduría es temer al Señor" 478. Y cuatro versículos más adelante: "La raíz de la sabiduría es temer a Dios: sus ramas son largamente duraderas. En los tesoros de la sapiencia se halla la inteligencia y la plenitud religiosa de la sabiduría. Sapiencia es la maldición contra los pecadores. El temor hacia el Señor aleja el pecado; el que carece de temor no puede justificarse. El arrebato de un espíritu iracundo es motivo de ruina. El hombre sabio resistirá pacientemente hasta el momento oportuno, tras el cual recobra la alegría. El hombre inteligente guarda silencio hasta el momento oportuno; los labios de las gentes se harán eco de su inteligencia" 479. "Si anhelas la sabiduría, respeta la justicia, y Dios te la concederá. Pues la sabiduría y la ciencia consisten en temer al Señor; la fe y la mansedumbre es lo que le agrada: de este modo llenará tus tesoros. No seas reacio al temor hacia el Señor, y no te acerques a Él con doblez de corazón. No te muestres hipócrita ante los hombres, y no causes escándalo con tus palabras: pon tu cuidado en ellas, no sea que caigas y lleves la confusión a tu alma, no vaya a ser que Dios ponga de manifiesto tus secretos y te aniquile en medio de la asamblea, porque te acercaste lleno de maldad ante el Señor y tu corazón está lleno de mentira y engaño" 480.
"Hijo mío, si te dispones a dedicarte al servicio de Dios mantente en la justicia y el temor, y dispón tu alma para las tentaciones. Domina tu corazón y resiste con entereza. Presta atención y escucha los dictados de la inteligencia; y no te precipites en la calamidad. Resiste la resistencia de Dios; únete a Él y resiste, para que tu vida se incremente en tus postrimerías. Acepta todo cuanto te ocurra; resiste en el dolor y ten paciencia cuando se te humille. Porque en el fuego se prueba el oro y la plata; y a los hombres dignos, en el horno de la humillación. Confía en Dios, y Él te rescatará. Endereza tus caminos y deposita en Él tu confianza. Conserva el temor hacia Él y en Él pasa tu vida" 481.
"Los que teméis al Señor, aguardad su misericordia; no os alejéis de Él, no sea que sucumbáis. Los que teméis al Señor, poned en Él vuestra confianza, y vuestra recompensa no será defraudada. Los que teméis al Señor, depositad en Él la confianza, y en el momento de la recompensa os alcanzará su misericordia. Los que teméis al Señor, amadlo, y vuestros corazones se verán iluminados. Mirad, hijos míos, las generaciones que os han precedido, y daos cuenta de esto: ¿Quién puso su confianza en el Señor y resultó engañado? ¿Quién cumplió sus mandatos y fue abandonado? ¿Quién lo invocó y se vio defraudado? Porque Dios es compasivo y misericordioso, y en el tiempo de la tribulación perdona sus pecados a todos los que lo buscan con sinceridad" 482.
"¡Ay de aquel de doble corazón, labios criminales y manos malhechoras; y del pecador que va por la tierra siguiendo dos caminos! ¡Ay de los disolutos de corazón, que no confían en Dios, y por eso Él no los protege! ¡Ay de aquellos que han perdido su perseverancia y, abandonando el recto camino, se han metido por senderos tortuosos! ¿Qué vais a hacer cuando Dios comience a pasaros la cuenta? Quienes remen al Señor no se mostrarán remisos a su palabra; quienes lo aman seguirán su camino. Los que sienten temor del Señor indagarán cuáles son sus deseos. Los que lo aman se sentirán satisfechos con su ley. Aquellos que temen al Señor le dispondrán sus corazones y, ante su presencia, procurarán que sus almas se muestren limpias. Los que temen al Señor observan sus mandamientos; tendrán paciencia hasta el día del juicio, diciendo: Si no practicamos la penitencia, caeremos en manos de Dios y no en manos de los hombres. Porque, lo mismo que es su grandeza, así es la misericordia que con él mostrará" 483.
"Hijos de la sabiduría integran la asamblea de los justo e hijos suyos son la obediencia y el afecto. Escuchad el consejo de vuestro padre, queridos hijos, y obrad según el mismo para que podáis salvaros" 484. Dos versículos más adelante: "El que ama a Dios rogará por sus pecados y se apartará de ellos; cada vez que eleve su oración, será escuchado. El que honra a su madre es como el que acumula un tesoro. El que honra a su padre encontrará la alegría entre sus hijos. El que honra a su padre gozará de larga vida. La que honra a su padre servirá de consuelo a su madre. El que teme a Dios honra a sus padres: servirá como a señores a quienes lo engendraron. En toda circunstancia honra a tu padre, de palabra y de obra, para que venga sobre ti la bendición del Señor" 485. Tres versículos después: "No te alegres de la deshonra de tu padre" 486. Y otros tres más adelante: "Hijo, acoge a tu padre en su vejez y no le des disgustos en su vida. Y si llegara a perder la razón, sé comprensivo con él y no lo desprecies por estar tú en plenitud de fuerzas" 487. Cuatro versículos después "¡Qué infame es el que abandona a su padre! Maldito de Dios es el que irrita a su madre. Hijo mío, realiza tus obras con modestia, y tu gloria superará a la de los demás. Cuanto más grande seas, humíllate más ante todos y hallarás gracia ante Dios. Porque el trono de Dios es poderoso y es honrado en los humildes. No busques comprender lo que está por encima de ti ni pretendas escudriñar lo que supera tus fuerzas: a lo que en todo momento debes atender es a lo que Dios te ha proporcionado; no muestres curiosidad por lo demás. No tienes necesidad de lo que está escondido" 488. Tres versículos después: "A muchos los perdió su temeridad, y su inteligencia se trastornó en su vanidad. Un corazón malvado recibirá su castigo al final de su vida: el que ama el peligro, en él perecerá. El corazón que sigue los caminos no tendrá éxito: en ellos se perderá el corazón depravado. El corazón infame se verá agobiado en medio de calamidades, y el pecador se hundirá más aún en sus pecados" 489. Dos versículos después: "El corazón sencillo medita en su sabiduría; el oído discreto escuchará con el mayor afán la sabiduría. El corazón inteligente y sabio se apartará de los pecados y tendrá éxito en sus obras de justicia. El agua extingue el fuego ardiente, y la limosna sirve de defensa ante los pecados: Dios tiene en cuenta para el futuro a aquel que se muestra agradecido, y en el momento de tu desgracia encontrarás apoyo" 490.
"Hijo, no le niegues tu limosna al pobre ni apartes del pobre tus ojos. No menosprecies al alma hambrienta ni exasperes al pobre en su indigencia. No aflijas al corazón del necesitado y no demores tu dádiva al menesteroso. No pases por alto la súplica atribulada ni vuelvas tu rostro apartándolo del necesitado. No apartes tus ojos del necesitado, no sea que provoques su enojo, Y no dejes que los suplicantes se alejen de ti maldiciéndote: la plegaria de quien maldice en su amargura será atendida, y Dios escuchará a quien la pronunció. Muéstrate amable con el grupo humano de los pobres; humilla tu alma ante el anciano; humilla tu cabeza ante el poderoso. Presta oídos al pobre; dirígele con sencillez palabras amables. Libera a quien sufre injusticia de manos del soberbio y no te muestres amargado de espíritu. En el momento de juzgar, sé misericordioso con los huérfanos, como si fueras su padre, y pórtate con su madre como un marido, y serás como obediente hijo del Altísimo, y Él tendrá hacia ti más comprensión que una madre" 491.
"La sabiduría infundió vida a sus hijos, acoge a quienes la buscan, y los mantendrá en el camino de la justicia. Quien la ama, ama la vida. Quienes madrugaren para ir a su encuentro, encontrarán la paz que ella proporciona. Quienes la poseyeren, heredarán la vida; y adondequiera que llegue, Dios lo bendecirá. Quienes le sirven, serán gratos al Santo; a quienes la aman, Dios los ama. El que la escucha se convierte en juez de las gentes. El que pone en ella su atención, podrá mostrarse confiado. Si alguno deposita en ella su confianza, será su heredero, y sus descendientes mantendrán esa herencia. En medio de la tentación caminará en su compañía, y lo elegirá entre los primeros. Traerá sobre él el temor, el miedo y las pruebas, y lo atormentará en las exigencias de su doctrina, hasta que lo vea fortalecido en sus principios doctrinales y pueda confiar en su alma. Y le devolverá el vigor, y de nuevo se llegará directamente a él, le revelará sus secretos y. acumulará sobre él el tesoro de la ciencia y el conocimiento Fe la justicia. En cambio, si se mostrare remiso, lo abandonará a su suerte y lo entregará en manos de su enemigo" 492.
"Hijo, espera el momento oportuno y evita el mal. No te avergüences de decir la verdad: es a favor de tu alma. Hay una vergüenza que redunda en recado, y una vergüenza que redunda en gloria y en gracia. No aceptes el prestigio que va contra tu auténtico prestigio, ni admitas la mentira que redunda en perjuicio de tu alma. Cuando tengas una desgracia, no sientas vergüenza ante tu prójimo, ni guardes silencio cuando tienes la oportunidad de hacer un favor. Pues la sabiduría se pone de manifiesto al hablar; la inteligencia, la ciencia y el saber se muestran en las palabras de la verdad, y la firmeza, en la práctica de la justicia. No te opongas en modo alguno a la verdad, pero avergüénzate de tu falta de erudición. No te dé vergüenza de arrepentirte de tus pecados, pero no te sometas a un hombre por el pecado. No te enfrentes a la personalidad del poderoso, ni intentes ir contra la fuerza de la corriente. Lucha valientemente por la justicia en defensa de tu alma, y pelea hasta la muerte en favor de la justicia; y Dios combatirá por ti a tus enemigos. No seas de lengua fácil, e indolente y remiso en tus obras. No seas en tu casa como un león que espanta a tu servidumbre; no oprimas a tus servidores. No tengas mano extendida para recibir y cerrada para dar" 493.
"No pongas tu confianza en riquezas mal logradas, ni digas: Mi vida me es suficiente, porque de nada va a servirte en el día del juicio y de la rendición de cuentas. No sigas la concupiscencia de tu corazón y no digas: ¿Cómo he podido hacerlo? o ¿quién va a exigirme responsabilidades por mis actos?, pues cuando Dios exija responsabilidades, te exigirá las tuyas. No digas: He pecado, ¿qué desgracia puede sucederme?, pues el Altísimo es un pagador paciente. Aunque hayas purgado tus pecados, no dejes de sentir temor por ellos, y no añadas culpa sobre culpa. Y no digas: La misericordia de Dios es grande, y se compadecerá de mis muchos pecados, pues de Él emana al punto la misericordia y la ira y su cólera descarga sobre los pecadores. No retrases el convertirte al Señor, y no lo dejes de un día para otro, porque su ira se desencadena de repente y te aniquilará el día del juicio. No te afanes por sentirte seguro en las riquezas mal logradas, pues de nada van a servirte en el día del juicio y de la rendición de cuentas" 494.
"No te expongas al soplo de todos los vientos ni eches a andar por todos los caminos: así es como el pecador es puesto en evidencia por su doble lengua. Mantente firme en el camino de Dios, en la sinceridad de tus sentimientos y en tus convicciones, y tras de ti irá palabra de paz y de justicia. Muéstrate humilde para escuchar la palabra de Dios, de modo que puedas comprenderla; y con esa sabiduría, ofrece respuestas verdaderas. Si sabes la solución, preséntasela a tu prójimo; de lo contrario, ponte la mano sobre la boca, no vaya a ser que seas puesto en evidencia por tu insensata palabra y recriminado por ello. En las palabras del hombre prudente están el honor y la gloria; en cambio, en la lengua del imprudente se halla su propia ruina. Que no te llamen "chismoso", ni seas puesto en evidencia por tu propia lengua y se te recrimine por ello. Sobre el ladrón recae la vergüenza y el castigo; sobre el hombre de doble lengua, la peor reputación: ,al chismoso lo acompañan el odio, la enemistad y el desprecio. Disculpa por igual al humilde y al poderoso" 495.
"No te conviertas en enemigo de tu prójimo, en vez de ser amigo suyo: el malvado se hará acreedor de la crítica y del desprecio; todo pecador es envidioso y de doble lengua. No te enorgullezcas cuando consideres lo que es tu vida, fuerte como un toro, no sea que por tu necedad tu propia fuerza te destroce" 496.
Siete versículos después: "Ten abundantes amigos, pero sólo uno entre mil sea tu confidente. Cuando consigas un amigo, hazlo sometiéndolo a una prueba, y no te apresures a confiarte a él. Hay amigos que lo son según las circunstancias, y su amistad se desvanece en el momento de la desgracia. También hay amigos que se convierten en enemigos, y amigos que te dejarán inerme cuando sobrevenga una disputa, una riña, un pleito. Hay amigos que te acompañan a la mesa pero que no permanecerán a tu lado el día en que se presente la necesidad. Si el amigo mantuviera fielmente su lealtad, ser para ti como otro tú, y se comportará entre los miembros de tu familia con toda confianza. Si ante ti se mostrara humilde y se ocultara de tu presencia, tendrás una amistad cordial y buena. Mantente alejado de tus enemigos y guárdate de tus amigos. Un amigo fiel es una poderosa defensa: quien lo encuentra, encuentra un tesoro. Nada es comparable a un amigo fiel; y frente al valor de su fidelidad, nada valen ni el oro ni la plata. El amigo fiel es una medicina de vida y de inmortalidad: quienes temen al Señor, lo encuentran. El que teme a Dios poseerá también una buena amistad; porque según se comporta él, así será su amigo" 497.
"Hijo, desde tu juventud busca la sabiduría, y encontrarás la sapiencia hasta tu ancianidad. Acércate a ella como quien ara y siembra, y espera sus buenos frutos. Tendrás que esforzarte un poco en su trabajo, pero pronto comerás de sus productos. ¡Cuán excesivamente agotadora resulta la sapiencia para los hombres incultos: el insensato no permanece en ella! ¡Pesará sobre ellos como una piedra agobiante, y no tardarán en desembarazarse de ella!" 498. Dos versículos después: "Sin embargo, para quienes conozcan la sabiduría, ésta permanecerá con ellos hasta llegar a presencia de Dios. Escucha, hijo; oye mi sabio consejo y no lo rechaces. Introduce tu pie en sus cepos y tu cuello en su argolla. Ponla encima de tus hombres, carga con ella y no te incomodes por sus ataduras. Acércate a ella con todo tu entusiasmo y observa con todas tus fuerzas sus caminos. Síguela tras sus huellas y se te manifestará, y cuando la hayas atrapado no la dejes escapar: al fin encontrarás en ella el descanso y se te transformará en gozo. Sus cepos se te volverán defensa de tu fortaleza y fundamento de virtud, y sus argollas ornamento de gloria" 499. Y cuatro versículos después: "Hijo, si me escucharas, aprenderías; y si acomodaras tu vida a mis palabras, serías sabio. Si me prestaras oídos, recibirías mis enseñanzas; y si te gustara oír, serías sabio. Asiste a las reuniones de los ancianos prudentes y participa cordialmente de su sabiduría, para que puedas oír toda conversación que tenga a Dios por tema, y no se te escapen los proverbios que aluden a su gloria. Si vieras a algún hombre prudente, no lo pierdas de vista, y que tu pie desgaste el umbral de su puerta. Medita en los preceptos de Dios y, sobre todo, ejercítate en sus mandamientos, y Él te proporcionará un corazón animoso, y se te dará el ansia de saber" 500.
"No hagas el mal, y el mal no te alcanzará. Aléjate de lo inicuo, y la maldad estará lejos de ti. No siembres el mal en los surcos de la injusticia y no lo cosecharás septuplicado. No pidas al hombre un puesto de gobierno ni al rey un sitial de honor. No te disculpes ante Dios, porque Él conoce tu corazón; ni quieras ante el rey aparecer como sabio. No pretendas que se te nombre juez si no tienes fuerzas suficientes para reprimir las injusticias, no sea que te atemorices ante la mirada del poderoso y, en tu ligereza, provoques el escándalo. No cometas el mal entre la muchedumbre de la ciudad y no te enfrentes al pueblo: no te ates a un doble pecado, pues ni con uno solo resultarás inmune. No Seas apocado en tu vida. No desdeñes orar y hacer limosna. No digas: Dios me tendrá en cuenta mis muchas dádivas y aceptará mis ofrendas cuando se las presente al Dios altísimo. No te burles del hombre sumido en la amargura, porque quien humilla y enaltece es Dios. No tiendas trampas contra tu hermano, ni hagas eso mismo contra tu amigo. No acumules mentira sobre mentira: esa persistencia acarrea desgracia. No seas parlanchín en la asamblea de los ancianos" 501. Doce versículos después: "No maltrates al siervo que trabaja con sinceridad, ni al asalariado que deja su vida en el trabajo Ama al siervo prudente como a tu propia vida: no le niegues la libertad ni lo dejes sin recursos" 502. Dos versículos después: "¿Tienes hijos? Instrúyelos" 503. "¿Tienes rebaños? Cuida de ellos" 504. "¿Tienes hijas? : Vela por sus cuerpos. No muestres ante ellas un rostro risueño. Casa a tu hija, y habrás hecho una obra importante; pero cásala con un hombre prudente. Si tienes una mujer conforme a tus sentimientos, no la repudies; pero si te resulta odiosa: no te confíes a ella con todo tu corazón. Honra a tu padre y no te olvides de los lamentos de tu madre. Recuerda que, de no haber sido por ellos, no existirías. Págales teniendo en cuenta cuánto han hecho por ti" 505.
"Teme a Dios con toda tu alma y venera a sus sacerdotes. Ama a Dios con todas tus fuerzas y no te olvides de sus ministros. Honra a Dios con toda tu alma y venera a sus sacerdotes" 506. Seis versículos después: "Tiende tu mano al pobre, para que tu bendición sea completa. Muéstrate dadivoso con todo viviente, y tampoco niegues tu dádiva a los muertos. No niegues tu ayuda a los que lloran mientras suplican; acompaña en su pena a los afligidos. No te avergüence visitar a los enfermos: por ello te harás más entrañable en su afecto. En todas tus acciones acuérdate del día de su muerte, y jamás pecarás" 507.
"No pleitees contra un hombre poderoso, no sea que caigas en sus manos. No te enfrentes a un hombre rico, no vaya a ser que el pleito se vuelva contra ti. El oro ha echado a perder a muchos: alcanza hasta el corazón de los reyes y lo transforma. No disputes con un hombre lenguaraz: estarías echándole leña a su fuego" 508. Dos versículos después: "No desprecies al hombre que se arrepiente de su pecado ni le dirijas reproches: recuerda que todos somos culpables. No desprecies al hombre que ha llegado a su ancianidad, porque también nosotros envejeceremos. No te alegres porque alguien haya muerto, teniendo en cuenta que todos moriremos y no nos gustaría que ello causara alegría. No desprecies las enseñanzas de los ancianos sabios, sino procura prestar atención a sus sentencias, pues de ellos aprenderás la ciencia y podrás, con todo derecho, colaborar con los poderosos. No se te pasen por alto las tradiciones de los ancianos, pues también ellos las aprendieron de sus padres: de ellas aprenderás la sabiduría y la respuesta apropiada en el momento necesario" 509. Dieciséis versículos después "No confíes tu secreto a los estúpidos, pues no sabrán apreciar más que lo que les complace. No reveles tu secreto delante de un extraño, pues no sabes qué consecuencias desencadenara" 510.
Dos versículos más adelante: "No sientas celos de la mujer que amas" 511. Siete versículos después: "No desees lujuriosamente a una virgen, no sea que incurras en los castigos que velan por su decoro. No expongas tu alma en prostíbulo alguno entregándote a las prostitutas, no sea que te pierdas tú y tu hacienda" 512. Dos versículos después: "Aparta tu mirada de la mujer acicalada y no mires una beldad que pertenece a otro" 513. Doce versículos después: "No abandones a un amigo de siempre, porque el nuevo no será semejante a aquél. El amigo nuevo es como el vino nuevo: envejecerá y entonces lo beberás con gusto. No sientas envidia de la fama y de las riquezas del pecador, pues no sabes cuál será la suerte que le aguarda. No te sientas atraído por la injusticia de los injustos" 514. Dos versículos después: "Mantente lejos del hombre que tiene potestad para matar y no te asaltará el temor a la muerte. Y si te acercaras a él, no lo ofendas en nada, no sea que te quite la vida" 515. Cuatro versículos más adelante: "Ten trato con los sabios y los prudentes. Que tus invitados sean hombres justos y que tu gloria se base en el temor de Dios" 516.
Después de cincuenta y cuatro versículos: "Una generación de hombres será gloriosa si teme a Dios; en cambio, una generación de hombres será despreciable si hace caso omiso de los mandatos de Dios. En medio de los hermanos, el jefe ocupa el lugar de honor; a los ojos del Señor, el honor lo reciben quienes le temen. La gloria de los ricos, de los hombres ilustres y de los pobres es el temor de Dios. No hay que despreciar al hombre justo, pero pobre, ni hay que ensalzar al pecador rico. Grande es el juez, y honorable resulta d poderoso; pero no es mayor que aquel que teme a Dios. los hombres libres sirven al siervo prudente. El varón prudente y disciplinado no murmurará cuando se le corrige" 517. Cinco versículos después: "Hijo, conserva tu alma en la humildad y tribútale el honor que se merece" 518.
Seis versículos más adelante: "La sabiduría del hombre pobre es la que le hace levantar la cabeza y lo lleva a sentarse en medio de los poderosos. No alabes a nadie por su hermosura ni desprecies a ninguno por su fealdad. Entre los volátiles, la abeja es un animal pequeñito, pero fabrica el producto más dulce de todos. Jamás bases la gloria en el vestido ni te ensoberbezcas el día en que triunfes" 519. Seis versículos después: "No censures a nadie antes de haber recabado de él información; no te entremetas a hablar en medie de los ancianos. No pleitees por asunto que a ti no te incumba ni te inmiscuyas en litigio de pecadores. Hijo mío no te metas en demasiadas controversias: aunque fueras rico, no estarías libre de culpabilidad. Por mucho que corrieras no los alcanzarías; ni tampoco podrías escapar, por mucho que huyeras" 520. Veinte versículos después: "No pongas tu confianza en obras de pecadores: confía en Dios y persevera en tu deber" 521. Catorce versículos después: "No consideres feliz a ningún hombre antes de que haya muerto" 522. Tras un versículo más: "No introduzcas en tu casa a cualquier persona, pues las maquinaciones del tramposo son abundantes. Igual que los vientres de los niños eructan; igual que la perdiz es atraída a la trampa y la cabra al lazo, así es también el corazón de los soberbios: como el espectador que contempla la desgracia de su prójimo. El insidioso convierte lo bueno en malo, y provoca defectos en lo que se considera intachable. De una sola chispa se origina un gran incendio; de un solo insidioso se incrementa el derramamiento de sangre, pues el hombre vil está al acecho de la sangre. Apártate del malvado, pues maquina maldades, no sea que haga caer sobre ti un escarnio imperecedero. Acoge en tu casa al forastero, y te perturbará con sus alborotos y te hará extraño a tus propios familiares" 523.
"Si haces el bien, ten en cuenta a quién se lo haces, y en tu haber se contabilizará una buena recompensa. Haz bien al justo, y hallarás una gran retribución, si no de él, al menos de Dios. No existe provecho para quienes practican asiduamente el mal y no dan limosna, porque el Altísimo odia al pecador y se muestra misericordioso con quien practica la penitencia. Da al misericordioso y no ayudes al pecador" 524. "Haz el bien al humilde y no des al impío. Impide que le proporcionen recursos, no sea que en ellos llegue a ser más poderoso que tú. Descubrirás que, a todos los bienes que hayas hecho, se te corresponderá con males duplicados, porque también el Altísimo odia a los pecadores, v a los impíos les hace sentir su venganza" 525.
Cuatro versículos más adelante: "No te fíes jamás de tu enemigo, pues del mismo modo que al bronce, su maldad lo cubre de herrumbre. Y aunque camine encorvado y lleno de humildad, mantén despierta tu atención y guárdate de él. No lo coloques cerca de ti, y no se siente a tu diestra, no sea que, cambiando, ocupe tu lugar, y poniéndose en tu puesto se apodere de tu asiento, y a la postre descubras la verdad de mis palabras, y sientas congoja al recordar mis advertencias ¿Quién se compadecerá del encantador de serpientes mordido por una de ellas, o de quienes se acercan a todo tipo de fieras? De igual modo, el que anda en compañía del hombre inicuo se ve envuelto en sus maldades. Permanecerá contigo una hora: si ve que vacilas, no te sostendrá. El enemigo muestra dulzura en sus labios, pero en su corazón urde maquinaciones para atraerte a la trampa. El enemigo deja ver lágrimas en sus ojos, pero si se presentara la ocasión, no se vería saciado de sangre. Si te sobrevienen desgracias, allí lo encontrarás el primero. El enemigo dejará ver lágrimas en sus ojos y, fingiendo ayudarte, te echará la zancadilla. Moverá su cabeza y aplaudirá, y con muchos murmullos cambiará de semblante" 526.
Sesenta y un versículos después: "Buena es la riqueza de cuya conciencia no existe pecado; muy mala es la pobreza en boca del impío" 527. Tres versículos más adelante: "Dichoso el varón que no se deja arrastrar por las palabras; que salen de su boca y no se ve empujado al remordimiento del pecado. Feliz el que no sintió tristeza de alma y no perdió su esperanza. Para el hombre tacaño y avaro la riqueza carece de sentido. ¿De qué sirve el oro al hombre envidioso? 528. Tras catorce versículos más: "Hijo mío, si puedes hazte el bien a ti mismo, y preséntale a Dios ofrendas dignas. Ten en cuenta que la muerte no tarda en llegar, y que lo que entonces ha contado para ti es el testamento que se haga en la otra vida; pues el testamento de este mundo de existir en el momento de la muerte, Antes de morir haz el bien a tu amigo y, según tus posibilidades, extiende tu mano dadivosa al pobre" 529, Dieciséis versículos más adelante: "Dichoso el varón que muera en la sabiduría, que medite en su justicia y reflexione en la prudencia de Dios: el que observa en su corazón los caminos del Señor y trata de penetrar sus secretos" 530.
Veinticinco versículos más adelante: "Los hombres necios no la alcanzarán; pero los sensatos se encontrarán con ella. No la verán los necios, pues ella está lejos de la soberbia de la mentira, Los mentirosos no se acordarán de ella; pero los hombres veraces se hallarán en ella y tendrán la suerte de contemplar a Dios. No resulta decorosa la alabanza en la boca del pecador, porque la sabiduría emana de Dios. La alabanza corre pareja a la sabiduría de Dios: será abundante en la boca del fiel, y el Poderoso se la concederá" 531.
"No digas: de Dios procede mi culpa; no hagas lo que Él odia. No digas: Él me ha inducido, pues no tiene necesidad de hombres impíos. Dios aborrece toda abominación, y ésta no resultará grata a quienes los temen. Dios creó al hombre desde el comienzo y lo dejó en manos de sus propias decisiones. Le dictó sus mandamientos y sus preceptos: si quisieras, sus mandamientos te mantendrán a salvo, y el considerar que su fidelidad es grata para siempre. Te proporcionó el agua y el fuego: extiende tu mano hacia lo que quieras. Ante el hombre está la vida y la muerte: lo que a uno le plazca, se le concederá. Porque grande es la sabiduría de Dios, y fuerte es en su poderío viendo a todos sin excepción. Los ojos de Dios están dirigidos a quien lo teme: Él juzga todas las obras del hombre. Él no ha ordenado a nadie que obre impíamente, y a nadie le ha dado permiso para pecar. No desea tener una muchedumbre de hijos infieles e inútiles" 532.
"No te alegres de tener muchos hijos, si es que éstos son impíos. No te ufanes de ellos si carecen de temor de Dios. No pongas tu confianza en su vida ni des crédito a sus trabajos, pues mejor es un único hijo temeroso de Dios que mil hijos impíos. Es preferible morir sin descendencia a dejar tras de sí hijos impíos" 533.
Veintiún versículos más adelante: "No digas: Me esconderé de Dios; ¿quién se acordará de mí allá, en el cielo? 534. Un poco después: "No están ocultas las acciones que cometieron por su iniquidad, y todas sus iniquidades se hallan a la vista de Dios. La limosna del hombre es como un aval firmado con él; como a la niña de sus ojos cuidará los favores hechos por el hombre; más adelante se levantará, y a cada uno en particular le asignará su recompensa, y llegará hasta lo más recóndito de la tierra. Sin embargo, a quienes se arrepienten les ofrece siempre la oportunidad de justificarse; ayuda a mantener su firmeza a los que vacilan, y les procura la ocasión de encontrar la verdad. Vuélvete a Dios y abandona tus pecados. Póstrate suplicante ante su presencia y trata de disminuir tu falta. Conviértete a Dios, aléjate de tu injusticia y odia profundamente la abominación" 535. Nueve versículos después: "¡Cuán grande es la misericordia de Dios y el perdón para quienes retornan a Él! No todo es posible entre los hombres, porque el hijo de hombre no es inmortal" 536.
Treinta versículos más adelante: "Se apiadará de los que practican la doctrina de la misericordia y de quienes se apresuran a cumplir sus preceptos. Hijo mío, al hacer favores no ofendas, y al hacer cualquier donativo no digas palabra que pueda causar aflicción. ¿Acaso el rocío no refresca el calor? Del mismo modo, mejor es una palabra amable que un buen donativo. Pues ¿no es preferible una palabra amable a un buen obsequio? El hombre santo compagina ambas cosas. El necio lanza humillantes reproches, y el donativo del orgulloso hace daño a los ojos. Antes de un juicio pertréchate de justicia, y antes de hablar aprende. Antes de enfermar, procura la medicina; antes de un juicio, interrógate a ti mismo, y encontrarás compasión a los ojos de Dios. Antes de caer enfermo, humíllate, y en el tiempo de tu enfermedad demuestra que te has arrepentido. No difieras tu ofrenda un día tras otro, ni esperes a arrepentirte hasta el día de la muerte, porque la recompensa de Dios perdura eternamente. Antes de hacer tu ofrenda, dispón tu alma, y no seas como el hombre que tienta a Dios" 537. Al cabo de seis versículos: "El hombre sabio en todas las cosas vive con temor, y en el día del pecado se preservará de la culpa" 538. Cinco versículos después: "No vayas detrás de tus pasiones, e imponte a tu voluntad, pues si permites a tu alma cumplir sus deseos concupiscentes, te convertirá en el hazmerreír de tus enemigos. No te sumerjas en los placeres mundanos ni te deleites con los inmoderados" 539.
Cinco versículos más adelante: "El que menosprecia las cosas pequeñas, poco a poco se arruina. El vino y las mujeres; hacen que los sabios se extravíen, y dejan en evidencia a los sensatos" 540. Cuatro versículos después: "Quien al punto cree, es débil de corazón y se verá amenazado; quien defrauda a su alma, a sí mismo se hace daño" 541. Dos versículos después: "El que odia la murmuración erradica la maldad" 542. Ocho versículos más adelante: "Si he escuchado alguna habladuría contra tu prójimo, quede sepultada en ti; seguro de que no te destrozará. El necio, por la presencia palabra, siente dolores de parto, como la parturienta ante e llanto de la criatura. Una flecha clavada en el muslo carnoso: así es la palabra en la boca del necio. Pregunta a tu amigo no sea que no te haya entendido y te diga: No lo he hecho, y si lo ha hecho, para que no lo repita. Pregunta a tu amigo aunque no lo haya dicho; y si lo ha dicho, para que no lo repita. Pregunta a tu amigo, pues a menudo se comete calumnia. Y no des crédito a cualquier palabra. Hay quien con su lengua comete un desliz, aunque sin intención, pues ¿quién no ha pecado jamás con su lengua? Pregunta a tu prójimo antes de amenazarlo. Dale su oportunidad al temor de Dios, porque toda sabiduría temor de Dios es, y en ella se halla el temor a Dios" 543. Cinco versículos después: "Es mejor el hombre que carece de sabiduría, y careciendo de ella vive en temor de Dios, que aquel otro que es profundamente inteligente y transgrede la ley del Altísimo" 544.
Dieciséis versículos después: "¡Cuánto mejor es persuadir con argumentos que imponerse por la ira!" 545. Doce versículos después: "El que detenta injustamente el poder se hace odioso" 546. Ocho versículos después: "Quien se muestra sabio en sus palabras se hace amable" 547. Trece versículos después: "El desliz de una lengua falsa es como el que se da un batacazo en el suelo: así de veloz llega la desgracia de los malos. Un hombre sin gracia es como un chascarrillo insulso repetido en boca de gente mentecata. Un chascarrillo salido de la boca de un necio resulta molesto, porque lo dice en momento inoportuno" 548. Dos versículos después: "Hay quien, por timidez, pierde su alma, y quien, ante la presencia de un necio, es también capaz de perderla: se perderá por respetos humanos. Hay quien, por vergüenza, hace promesas a un amigo, y quien, por cosa sin importancia, se crea un enemigo. Oprobio nefando es en el hombre la mentira, y estará continuamente en la boca de la gente mentecata. Preferible es un ladrón a un mentiroso habitual, aunque ambos heredarán la perdición. Las costumbres de las personas mentirosas carecen de honor, y la vergüenza los acompañará en todo momento. El sabio se acredita a sí mismo con sus palabras" 549. Cuatro versículos después: "Regalos y dones ciegan los ojos de los jueces, y, como si su boca estuviera muda, no les hace censuras. Sabiduría escondida y tesoro oculto, ¿qué utilidad tiene una y otro? Es mejor el hombre que oculta su estupidez que el que oculta su sabiduría" 550.
"Hijo, has pecado: no vuelvas a hacerlo; pero ruega también por los pecados anteriores, para que te sean perdonados. Huye de los pecados como de la presencia de una serpiente, porque si te acercas a ellos te morderán. Sus dientes de león son dientes que matan las almas de los hombres. Toda iniquidad es como un hacha de doble filo: su herida no tiene remedio" 551. Cuatro versículos después: "El que odia la represión sigue las huellas del pecador; quien teme a Dios, se arrepiente de todo corazón" 552. Cinco versículos después: "El camino de los pecadores está sembrado de piedras, y su final son los infiernos, las tinieblas y los castigos. Quien observa la ley, dominará sus pasiones. El cumplimiento del temor de Dios es la sabiduría y la inteligencia" 553. "Cuando el sabio escucha alguna palabra prudente, la alabará y la asimilará; la escucha un disoluto, y le desagradará y la echará a sus espaldas. La explicación de un necio es como un fardo cuando se va de viaje; pero en los labios del inteligente resulta grata. En la asamblea se solicita la opinión del hombre prudente, y los oyentes sopesarán en sus corazones las palabras que diga" 554. Dos versículos después: "Para el estúpido, la sapiencia resulta como grilletes en sus pies y como esposas colocadas en su mano derecha. El necio, al reír, levanta la voz; en cambio, el hombre prudente sonríe apenas en silencio. Un ornamento de oro resulta para el prudente la sapiencia, y como brazalete en su brazo derecho" 555. Ocho versículos después: "En la boca de los necios está su corazón; en el corazón de los sabios está su boca. Cada vez que el impío maldice al diablo, maldice a su propia alma. El murmurador mancha su propia alma, y resulta odioso para todos; quien persista en la murmuración, se hará odioso; el hombre callado y prudente será honrado" 556.
"El vago es apedreado con pellas de barro, y todos se mofarán de su infamia" 557. Cuatro versículos después: "Una hija prudente será una herencia para el marido que tenga; en cambio, la que provoca escándalos es motivo de afrenta para su padre. La desvergonzada deshonra al padre y al marido; no se verá amenazada por los impíos; en cambio, será despreciada por aquellos dos. La música en un duelo es como una narración en un momento inoportuno; pero los azotes y las enseñanzas son en todo momento sabiduría. El que intenta enseñar a un estúpido es como quien intenta arreglar un cacharro de barro que se ha roto. Quien habla al que no entiende es como el que trata de despertar a un durmiente sumido en profundo sueño; como quien habla a un tonto que dice a la postre: ¿Quién anda ahí? Llora por un muerto pues su luz se extinguió; y llora por un necio, pues se extinguió su inteligencia. Llora poco por un muerto, porque alcanzó el reposo; para el fatuo, en cambio, su inútil vida es peor que la muerte. Siete días dura el duelo por un muerto; en cambio, el de un necio y el de un impío dura todos días de su vida" 558. Veintiún versículos después: "Quien lanza una piedra contra los pájaros, los espanta; del mismo modo, quien agravia a un amigo disuelve la amistad. Aunque hayas desenvainado tu espada ante el amigo, no desesperes, pues hay posibilidad de volver de nuevo. Si has abierto contra el amigo tu boca desabrida, no temas, pues posibilidad de reconciliación, excepto si ha habido escarnio, dicterio, soberbia, revelación de secretos, o golpes traicioneros: un amigo se pierde por todo ello" 559. Diez versículos después: "¡Quién pusiera un centinela a mi puerta y un sello seguro sobre mis labios, para no sucumbir por ellos y para que mi lengua no me pierda!" 560.
"Señor, padre y dueño de mi vida: no me abandones ni me dejes caer en sus manos. ¿Quién aplicará el látigo a mi forma de pensar, y a mi corazón la disciplina de la sabiduría, para que su ignorancia no me perdone ni le pasen inadvertidos mis pecados, con el fin de que mi ignorancia no se incremente, ni se multipliquen mis culpas, ni se desborden mis pecados, y no caiga en presencia de mis adversarios y se alegre mi enemigo? Señor, padre y Dios de mi vida: no me abandones a su capricho. No me permitas tener ojos altaneros; aparta de mí toda concupiscencia. Aleja de mí la gula; y que la lujuria no se apodere de mí; no me dejes caer en una vida irreverente e insulsa" 561. "Escuchad, hijos, las enseñanzas que se refieren a la boca; aquel que las observare, no perecerá por sus labios ni será motivo de escándalo en depravadas situaciones. El pecador se ve sorprendido en su propia vanidad; el soberbio y el murmurador se ven escandalizados en sus propias palabras. No se acostumbre tu boca al juramento; mucha desgracia hay en ello. No se acostumbre tampoco tu boca a pronunciar el nombre de Dios, ni se habitúe a emplear los nombres de los santos, porque no escaparás inmune de ellos. Del mismo modo que un esclavo sometido habitualmente a interrogatorio no se ve libre de cardenales, así tampoco estará exento de pecado cualquiera que está dispuesto en todo momento a jurar y a invocar el nombre de Dios. El hombre habituado a jurar se verá lleno de iniquidad, y el azote no se apartará de su casa. Si dejara de cumplir su juramento, su delito caerá sobre él; y si jurara a la ligera, su pecado será doble; y si jurara en vano, no tendrá disculpa: su casa se verá llena de penas" 562.
Cuatro versículos después: "Que tu boca no se acostumbre a la torpeza, pues en ella hay palabras pecaminosas. Acuérdate de tu padre y de tu madre, pues te encuentras en medio de poderosos, no sea que Dios se olvide de ti en presencia de éstos y, entontecido por tu forma habitual de ser, recibas desprecios, y hubieras preferido no haber nacido y maldigas el día de tu nacimiento. El hombre acostumbrado a pronunciar improperios no se corregirá en todos los días de su vida. Dos tipos de personas abundan en pecados, y un tercero se hace acreedor de mi ira y de su perdición. Un alma apasionada es como fuego ardiente que no se extingue hasta que devora completamente algo; el hombre lujurioso dominado por su carne no parará hasta que extinga su fuego" 563. "Todo hombre que mancilla su lecho muestra desprecio hacia su propia alma al decirse: ¿Quién me ve? Me envuelve la oscuridad, me ocultan las paredes y nadie me observa. ¿A quién puedo temer? El Altísimo no se acordará de mis pecados. Y no se da cuenta de que el ojo de Dios lo contempla, porque el temor hacia el hombre desplazará de su alma el temor de Dios, siendo los ojos de los hombres los que lo atemorizan. Y no comprende que los ojos del Señor son, con mucho, más brillantes que el sol, y que otean todos los caminos humanos y la profundidad del abismo, penetrando hasta los rincones más recónditos en el corazón de los hombres" 564.
Un poco después: "Si no has cosechado en tu juventud, ¿cómo puedes encontrar en tu vejez? ¡Qué bien le cuadra el juicio a las canas y a los ancianos el saber aconsejar! ¡Qué bien les cuadra la sapiencia a las personas mayores y a los nobles la inteligencia y el discernimiento! Corona de los ancianos es su mucha experiencia; y su gloria, el temor de Dios" 565. Diez versículos después: "El temor de Dios lo recupera todo. Dichoso a quien se le concedió poseer temor de Dios. Aquel que lo posee, ¿a quién compararlo?" 566. Veinte versículos después: "No te pares a observar la belleza de una mujer, ni desees a la mujer sólo por su belleza" 567.
Veintiocho versículos más adelante: "Motivo de profundo enfado es una mujer borracha: no se ocultará su vergüenza y su torpeza. La lujuria de la mujer se manifiesta en el descaro de su mirada y en su pestañeo. Tú vigila sin descanso a una hija indócil, no sea que, a la menor ocasión que encuentre, la aproveche. Guárdate de toda mirada descarada, y no te extrañes si te menosprecia" 568. Cuatro versículos después: "El encanto de una mujer solícita complacerá a su marido, y su prudencia le vigorizará los huesos. Don de Dios es una mujer sensata y silenciosa; el alma discreta no tiene precio. Gracia sobre gracia es una mujer honesta y pudorosa. Cualquier ponderación que se haga de un alma reservada, se queda corta" 569. Doce versículos después: "El que de una vida honrada se pasa al pecado, Dios lo tiene destinado a la espada" 570.
Después de cuatro versículos: "Quien busca enriquecerse tuerce el ojo" 571. Tres versículos después: "Abandona el pecado. Si no te asientas firmemente en el temor del Señor, pronto verás tu casa derribada. Del mismo modo que al zarandear la criba queda el desecho, así quedan los defectos del hombre cuando se criban sus pensamientos. El horno somete a prueba los cacharros del alfarero; a los hombres justos los pone a prueba la desgracia. Igual que el cultivo de un árbol se manifiesta por sus frutos, así la palabra del hombre es manifestación de las ideas que su corazón guarda. No alabes a un hombre antes de oírlo hablar: ésa es su prueba. Si buscas la justicia, la alcanzarás y te vestirás con ella como con un manto de gloria. Vivirás con ella y te protegerá eternamente, y el día del juicio alcanzarás el cielo. Los pájaros se reúnen con los de su especie; la verdad acude a quienes la practican. El león se mantiene siempre al acecho de su presa: lo mismo que hace el pecado con quienes practican la iniquidad. Como el sol, inalterable se mantiene en la sabiduría el hombre piadoso; el necio cambia como la luna. En medio de los insensatos habla según las circunstancias; en medio de la gente sensata mantén tu forma de pensar. La conversación de los pecadores resulta odiosa; su risa se escucha en circunstancias pecaminosas. La verborrea del habituado a jurar pone los pelos de punta, y sus excesos obligan a taparse los oídos. En las reyertas de los soberbios siempre hay derramamiento de sangre, y las maldiciones que se oyen son terribles. Quien revela los secretos de un amigo, pierde fiabilidad y no encontrará un amigo en su vida. Ama a tu amigo y únete a él con fidelidad; pero si has aireado sus secretos, no vuelvas en su busca. Como un hombre que ha matado a su amigo es quien ha matado la amistad de su prójimo. Como quien deja escapar un ave de su mano, así has perdido a tu prójimo, y no lo recuperarás. No vayas tras él, porque se halla lejos. Ha huido como gacela escapada del lazo, porque has herido sus sentimientos y ya no podrás nunca más apresarlo. Una injuria tiene reparación; pero el revelar los secretos de un amigo acarrea la desesperación para la vida del infeliz. Males está maquinando quien hace señas con los ojos, y nadie escapará de él. En presencia tuya su boca se volverá amable, y mostrará admiración ante tus palabras; pero a la postre cambiará de forma de hablar y tergiversará tus palabras para hacerte motivo de escándalo. Muchas cosas me son objeto de odio, pero ninguna como él; y el Señor también lo odiará" 572. Dos versículos después: "Quien cava una fosa, caerá en ella; quien le pone a su prójimo una piedra, en ella tropezará; quien a otro tiende un lazo, en él quedará preso. Las decisiones malvadas se volverán contra quien las maquina, y no sabrá de dónde le vienen. El desprecio y la maldición son patrimonio de los soberbios, y la venganza estará a su acecho como un león. En la trampa caerán quienes disfrutan con la desgracia de los justos" 573.
Tres versículos después: "Quien desea vengarse, venganza encontrará por parte de Dios, y manteniendo sus pecados le pedirá cuenta de ellos. Perdona al prójimo que te causa mal, y se te perdonarán los pecados cuando supliques. ¡El hombre le guarda rencor a otro hombre y suplica al Señor la curación! ¡No siente compasión hacia su semejante y viene a suplicar por sus pecados! ¿Quién lo escuchará cuando implore por sus pecados? Acuérdate del día de la muerte y deja de odiar. La putrefacción y la muerte penden sobre los mandamientos. Recuerda el temor de Dios y no te aíres contra tu prójimo. Ten presente la alianza del Altísimo, y pasa por alto la ignorancia de tu prójimo. Mantente al margen de los pleitos y lograrás disminuir tus pecados. Pues un hombre iracundo aviva la discordia; el pecador fomentará la turbación entre los amigos y siembra la enemistad en medio de quienes disfrutan de la paz" 574. Cuatro versículos después: "Un súbito altercado provoca el fuego, y un conflicto excitado hace correr la sangre: la lengua que testifica lleva a la muerte. Si soplaras, es como si el fuego se espabilara; pero si escupieras sobre él, se apagaría: y una y otra cosa proceden de la boca. Maldito el murmurador y el de doble lengua, pues ha causado la ruina a muchos que disfrutaban de paz. La tercera lengua ha perdido a muchos, y los ha dispersado de nación en nación. Ha destruido amuralladas ciudades de gente poderosa y arruinado moradas de grandes hombres. Derribó el poderío de pueblos, y asoló naciones poderosas. La tercera lengua hizo repudiar a esforzadas mujeres, y las privó del fruto de sus fatigas. Quien le presta atención, ni encontrará descanso ni tendrá amigo en quien descansar" 575. Veintitrés versículos después: "Utiliza una balanza para tus palabras, y un freno seguro para tu boca: mantente en guardia, para que no cometas desliz con tu lengua y vayas a caer en presencia de enemigos que te tienden trampas, y tu caída mortal te lleve a la muerte" 576.
"Quien practica la misericordia da prestado a su prójimo; quien le tiende la mano observa los mandamientos. Da prestado a tu prójimo cuando éste se halla necesitado, y devuélvele a tiempo a tu prójimo lo que él te prestó. Cumple tu palabra, y compórtate fielmente con él, y en todo momento encontrarás lo que necesitas. Muchos consideran el préstamo como algo que se encuentran, y provocan problemas a quienes le ayudaron" 577. Trece versículos después: "Muéstrate magnánimo con el necesitado, y no lo obligues a ir tras tu limosna. Toma a tu cargo al pobre, de acuerdo con la ley, y, teniendo en cuenta su indigencia, no lo dejes ir con las manos vacías. Pierde tu dinero ayudando a tu hermano y a tu amigo, y no lo escondas bajo una piedra para echarlo a perder. Pon tu riqueza en los preceptos del Altísimo, y te aprovechará más que el oro. Encierra tu limosna en el corazón del pobre, y ella intercederá por ti en toda desgracia. Más poderosa que un escudo y que una lanza, luchará por ti contra tu enemigo" 578. "El hombre bueno sale fiador por su prójimo; pero el que ha perdido la vergüenza, lo abandona a su suerte. No olvides el favor que te ha hecho tu fiador, pues puso en juego su vida en favor tuyo. El pecador y el sinvergüenza abandonan a quien se hizo garante suyo. El pecador se apropia de los bienes del garante, y el ingrato borra de su memoria a quien lo salvó. El hombre sale fiador de su prójimo, y éste, cuando ha perdido la vergüenza, lo abandona. Una nefasta fianza ha perdido a muchos que prosperaban, y los zarandeó como olas del mar. En su torbellino obligó a emigrar a muchos hombres poderosos, y anduvieron errabundo s por naciones extranjeras. El pecador que incumple los mandamientos del Señor caerá en las redes de una nefasta fianza" 579. Un versículo después: "Ayuda a tu prójimo según tus posibilidades, y mantente en guardia, no vayas a caer" 580.
Dieciséis versículos más adelante: "El que ama a su hijo lo acostumbra a los azotes para poder alegrarse el día de su muerte" 581. "Quien educa a su hijo, en él hallará alegría" 582. Diez versículos después: "Un caballo sin domar resulta ingobernable, un hijo dejado a su aire resulta indócil. Mima a tu hijo, y te causará sobresaltos; juega con y te producirá tristeza. No bromees con él, para que no tengas que sufrir ni tengas que rechinar los dientes el día de tu muerte. No le des libertades en su juventud y no le pases por alto su forma de pensar. Doblega su cuello mientras es joven y túndele las costillas mientras es niño, no sea que se haga terco y no te obedezca, y ello cause dolor a tu alma. Educa a tu hijo y pon en él tu dedicación, para que no tengas que avergonzarte por su torpeza" 583. "Mejor es ser pobre, pero sano y robusto, que rico, pero débil o azotado por la enfermedad. La salud del alma en la santidad de la justicia es mejor que todo el oro y la plata; y un cuerpo sano es preferible a una inmensa fortuna. No hay fortuna superior a la fortuna de la salud del cuerpo, ni hay alegría superior a la del gozo del corazón. Preferible es la muerte a la vida amargada, y el descanso eterno a un dolor persistente. Bienes escondidos en una boca cerrada son como ofrendas de manjares colocadas en torno a su sepulcro" 584. Cinco versículos después: "No causes tristeza a tu alma y no te aflijas en tus reflexiones. La alegría del corazón es vida y un tesoro inagotable de santidad; el optimismo del hombre prolonga sus años. Apiádate de tu alma complaciendo a Dios y domínate: concentra tu corazón en su santidad y arroja de ti la tristeza. Porque a muchos mató la tristeza y en ella no hay utilidad. Los celos y la cólera acortan la vida, y las preocupaciones traen la vejez antes de tiempo" 585.
Diez versículos después: "Quien ama el oro no se atendrá a la justicia; quien va tras su perdición se verá colmado por ella. Muchos han perecido por el oro, y ante su vista se produjo su desgracia. Leño de tropiezo es el oro de los que le rinden culto. ¡Ay de aquellos que van en pos de él, y en todo incauto que cae en sus redes! Dichoso el rico que se halla sin mancha, y que no marcha tras el oro ni pone en su esperanza en el dinero ni en las riquezas. ¿Quién es ese tal, para que podamos alabarlo? Porque hizo maravillas en su vida. ¿Quién fue sometido a semejante prueba y resultó perfecto? Ello le redundará en gloria eterna, porque pudo delinquir y no delinquió, cometer maldades y no las cometió. Por eso sus cualidades serán muy tenidas en cuenta por Dios, y su liberalidad será pregonada en la asamblea de los santos" 586. Diez versículos después: "Como hombre frugal, come lo que te sirvan, para que no te desprecien por comer en exceso. Por educación, sé el primero en dejar de comer, y no te muestres insaciable, para no desagradar a nadie. Si te sentaste en medio de muchas personas, no extiendas tu mano el primero, ni pidas el primero de beber. ¡Qué poco vino le basta al hombre educado!" 587. Diecisiete versículos después: "No provoques a quienes les gusta el vino, pues el vino perdió a muchos" 588.
Veinticinco versículos después: "Anciano, toma la palabra: cumple que tú hables el primero, como amante de la sabiduría; pero no interrumpas la música. Donde se te preste atención, no alargues tu discurso; ni quieras en momento oportuno hacer ostentación de sapiencia" 589. Cinco versículos después: "Joven, cuando tengas ocasión, habla, pero poco. Si se te pregunta dos veces, que tu cabeza tenga preparada su respuesta. Cuando haya mucha gente, muéstrate como ignorante; escucha, callando y preguntando a un tiempo. No hagas ostentación en medio de gente importante; y cuando haya ancianos, no hables demasiado. Antes de que descargue el granizo se deja ver el rayo; así, antes que la simpatía general, por delante va la sencillez. Apresúrate a ir a tu casa el primero: que vayan allí a buscarte; diviértete allí, celebra allí tus reuniones, sin caer en pecados ni en palabras soberbias. Después de todo ello, bendice a Dios, que te creó y te ha colmado de todos sus bienes" 590. "El que teme a Dios acepta sus enseñanzas; quienes se desviven por cumplirlas, encontrarán su bendición. Quien cumple la ley se verá colmado por ella; quien actúa malévolamente, en ella se verá sorprendido. Los que temen al Señor descubrirán que su juicio es justo, y harán que su justicia brille como una luz. El hombre pecador eludirá que se le corrija, y encontrará disculpas acordes con sus intereses. El hombre prudente no echa a perder su inteligencia" 591. Cuatro versículos después: "Hijo, no hagas nada irreflexivamente, y no tendrás después que arrepentirte 592. Seis versículos después: "Quien confía en Dios observa sus mandamientos; quien deposita en Él su confianza no sufrirá menoscabo" 593.
"A quien teme al Señor, las maldades no le saldrán al paso; al contrario, en medio de la tentación, Dios lo sostendrá y lo librará del mal. El sabio no odia la ley y los mandamientos, y no se verá zarandeado como una nave en plena tempestad. El hombre prudente confía en la ley de Dios, y la ley es para él norma segura. Quien plantea una cuestión preparará sus argumentos" 594.
Un poco más adelante: "La vana esperanza y la mentira son propias del hombre insensato; los sueños exaltan a los necios. Como quien intenta apresar una sombra y persigue al viento, así es también quien da crédito a los sueños vanos Una cosa frente a otra es la visión de los sueños, como la imagen de una persona frente al rostro auténtico de esa persona. ¿Qué cosa pura puede resultar de lo impuro? ¿Qué verdad puede derivar de la mentira? La adivinación es propia del error, los augurios son mentiras y los sueños son vanidades de quienes obran mal: tu corazón imagina esas fantasías como lo hace la mujer embarazada. Si tales visiones no te fueran enviadas por el Altísimo, no les des cabida en tu corazón. A muchos los extraviaron sus sueños, y cayeron quienes pusieron en ellos sus esperanzas. La ley debe cumplirse sin engaño, y la sabiduría estará plantada en la boca del fiel" 595. Cinco versículos más adelante: "Muchas cosas he visto en mis narraciones, y abundantes son las experiencias de mis palabras. A menudo, a causa de ello he llegado a estar en peligro de muerte, y me libré gracias a Dios. Se salvará el espíritu de los que temen a Dios, y ante sus ojos serán benditos; pues su esperanza está puesta en quien los salva, lo mismo que los ojos de Dios lo están en quienes lo aman. Quien teme al Señor no tendrá nada que temer, porque Él es su esperanza. Dichosa el alma de quien teme al Señor. ¿En quién confía? ¿Quién es su defensa? Los ojos del Señor están puestos sobre quienes lo temen: Él es el protector de su poderío, el fundamento de su valor, abrigo de su solanera, sombra en el mediodía, refugio en el peligro, ayuda en la desgracia; Él consuela al alma, da luz a los ojos, proporciona salud, vida y felicidad. Quien hace una ofrenda procedente de la injusticia, tal oblación es indigna: las ofrendas de los injustos no son gratas. El Señor sólo acepta las de quienes se mantienen en el camino de la verdad y de la justicia. El Altísimo no admite las ofrendas de los injustos, ni tiene en cuenta las oblaciones de los inicuos, ni perdonará sus pecados por muchos sacrificios que se le hagan. Quien ofrece un sacrificio con lo que les ha robado a los pobres es como quien inmola a un hijo en presencia de su padre. Pan de indigentes es la vida del pobre: hombre sanguinario es quien de él los priva. Quien quita el pan ganado con sudor es como el que asesina a su prójimo. Hermanos son el que derrama sangre ajena y el que defrauda al obrero su salario Uno construye y otro destruye: ¿qué obtienen sino trabajar en vano? Uno suplica y otro maldice: ¿de quién oirá Dios la voz? A quien se lava para purificarse del contacto con un muerto y luego lo toca de nuevo, ¿de qué le aprovecha haberse lavado? Asimismo, al hombre que ayuna por sus pecados y comete luego los mismos, ¿de qué le sirve haberse humillado? ¿Quién escuchará su plegaria?" 596.
"Quien cumple la ley, multiplica su oración. Sacrificio saludable es observar los mandamientos y apartarse de toda iniquidad" 597. "El perdón de los pecados se consigue abandonando la injusticia" 598. "No te presentes ante Dios con las manos vacías. Todo se hace acorde con el mandato del Señor. La ofrenda del justo colma de grasa el altar, y su suave olor llega a presencia del Altísimo. El sacrificio del justo es aceptado, y su recuerdo no lo olvidará el Señor. Da gloria a Dios de todo corazón y no escatimes las primicias de tus manos. En todas tus ofrendas muestra alegre tu rostro, y consagra tus diezmos con regocijo. Dale al Altísimo de acuerdo con lo que Él te ha dado y muéstrate generoso cuando eches cuentas de tus bienes, porque el Señor sabe recompensar, y te devolverá el séptuplo. No le hagas ofrendas depravadas, porque no las aceptará. No confíes en sacrificios injustos, porque el Señor es juez y El no tiene en cuenta la categoría de las personas. El Señor no prefiere a nadie en detrimento del pobre, y escucha la súplica del desdichado. No desdeñará las plegarias del huérfano ni de la viuda cuando deja oír sus palabras lastimeras. ¿No descienden las lágrimas por sus mejillas, y desde sus mejillas se eleva el lamento a causa de la desgracia que se abatió sobre ella?" 599. Cuatro versículos después: "La súplica del humilde llegará hasta las nubes" 600.
Un poco más adelante: "Relaciónate estrechamente con el hombre santo, con todo el que sepas que siente temor de Dios y cuya alma armoniza con tu alma" 601. "En todas estas circunstancias suplica al Altísimo para que te dirija por el camino de la verdad" 602. Veintiún versículos después: "Hijo, en tu vida pon a prueba tu alma, y si fuera de malas inclinaciones, no permitas que te domine. No a todos les conviene todo ni a toda alma le complace todo. No te muestres ávido ante todo manjar, y no te precipites sobre cualquier alimento" 603.
Cuatro versículos después: "Honra a tu médico, pues lo necesitas: también a él lo creó el Altísimo. De Dios le viene su habilidad, y del rey recibe recompensas. La ciencia del médico le hará ir con la cabeza erguida; y en presencia de los grandes será ensalzado. De la tierra creó el Altísimo las medicinas, y el hombre prudente no las desdeña. ¿No endulzó con un leño el agua amarga para dar a conocer a los hombres sus poderes? El Altísimo concedió al hombre esta ciencia para que se le honrase en sus maravillas. Curando con las medicinas mitigó el dolor de los hombres" 604. Cuatro versículos más adelante: "Hijo mío, en tu enfermedad no desesperes, sino suplica al Señor y Él te curará. Aléjate del pecado, domina tus manos y limpia tu corazón de toda maldad" 605. Un versículo después: "Ofrece una pingüe oblación y haz participar de ella al médico, pues también a él lo creó Dios: que no esté lejos de ti, porque su ayuda es necesaria. Hay ocasiones en que depositas tu suerte en sus manos. También ellos suplicarán al Señor, para que procure el alivio a sus enfermos y la curación mediante su diagnóstico" 606. Un versículo después: "Hijo mío, derrama lágrimas por el difunto y comienza a llorar como si hubieras sufrido cosas terribles. Entierra su cuerpo como conviene y no dejes de darle sepultura. Por tan amarga pérdida lleva luto por él durante un día, y consuélate de la tristeza" 607. "Pues a partir de la tristeza se apresura a llegar la muerte, y consume el vigor: la tristeza del corazón abate el coraje" 608. Un versículo después: "La sabiduría del escriba se incrementa en los períodos de ocio: quien no se ve invadido de trabajo, adquiere sabiduría" 609.
Un poco después: "Decid en vuestras palabras: obedecedme, divinos frutos de las aguas, y fructificad como rosales plantados en sus riberas. Emanad, como el Líbano, suaves fragancias. Floreced como el lirio, exhalad perfumado olor, frondosead en gracia, entonad vuestro cántico y bendecid al Señor por todas sus obras. Ensalzad su nombre y confesadle en las palabras que brotan de vuestro labio, en vuestros cánticos y con vuestras cítaras. Y decid así en vuestra manifestación: Las obras del Señor son todas sobremanera buenas. En una palabra suya se detienen las aguas como en un montón, y a una orden de su boca se forman como depósitos de agua. Porque a un mandato suyo se produce la calma y no hay retraso alguno en su ejecución. Las obras de todo hombre están ante Él y nada permanece escondido a sus ojos. Desde el principio hasta el final de los tiempos lo verá todo, y a su mirada nada hay admirable. No hay ocasión de decir: ¿Qué esto? o ¿qué es aquello?, pues todas las cosas se crearon en su momento" 610.
Un poco después: "La gracia es como un paraíso colmado de bendiciones, y las obras de misericordia perviven eternamente" 611. Doce versículos después: "Los hermanos sirven de auxilio en los momentos de angustia; pero por encima de ellos lo que salvará será la misericordia" 612.
Apenas un poco más adelante: "La sabiduría escondida y el tesoro oculto, ¿qué utilidad hay en una y otro? Mejor es el hombre que oculta su estupidez que el que oculta su sabiduría" 613.
Algo después: "Los que bendecís al Señor, exaltadle todo lo que podáis: Él es superior a toda alabanza. Por mucho que lo exaltéis, no abarcaréis toda su grandeza" 614. Mucho más adelante: "Acercaos a mí los que no sabéis y acudid a la escuela. ¿ Hasta cuándo vais aún a esperar ¿Qué diréis aún a esto? Vuestras almas están angustiosamente sedientas. Abrí mi boca y hablé así: comprad sin dinero y someted vuestro cuello bajo el yugo, y que vuestra alma adquiera sabiduría. Cercana está para poder encontrarla. Ved con vuestros ojos que apenas me he esforzado y mucho descanso he hallado en ella. Adquirid sabiduría que vale dinero abundante, y poseed en ella oro en abundancia. Vuestra alma se alegrará en su misericordia, y no os avergonzaréis de alabarle. Poned a tiempo vuestro esfuerzo, y en el momento oportuno Él os dará vuestra recompensa" 615.
Del Libro de Tobías hemos creído oportuno recoger los siguientes pasajes.
XXIV. DEL LIBRO DE TOBÍAS
"Honrarás a tu madre todos los días de tu vida. Deberás recordar cuáles y cuán grandes peligros sufrió por ti cuando te llevaba en su seno" 616. Dos versículos después: "En todos los días de tu vida ten presente a Dios, y ten cuidado en consentir en el pecado en ninguna ocasión, y de no pasar por alto los mandamientos de tu Dios. Practica la limosna con tus bienes y no vuelvas la mirada ante ningún pobre. Hazlo así para que tampoco el Señor aparte de ti su mirada. En la medida de tus posibilidades, muéstrate misericordioso. Si posees mucho, ayuda en abundancia; si posees poco, esfuérzate por ayudar magnánimamente, aunque sea poco, pues así es como atesoras un buen premio para ti para el día de la necesidad, porque la limosna libera de todo pecado y de la muerte, y no permite que el alma se precipite en las tinieblas. Aval importante a los ojos del Dios supremo es la limosna para todos aquellos que la practican. Guárdate, hijo mío, de toda fornicación, y no consientas nunca en cometer delito semejante contra tu mujer. No permitas nunca que la soberbia domine tus sentimientos o tus palabras: toda perdición toma en ella su origen. A cualquiera que te haya hecho un trabajo, dale inmediatamente su salario: que la paga del asalariado no quede en absoluto retenida entre tus manos. Lo que odias que otro te haga a ti, procura no hacérselo jamás a otro. Come tu pan con los necesitados hambrientos, y cubre con tus vestidos a los desnudos" 617. Dos versículos después: "Busca siempre el consejo del sabio. Bendice a Dios en todo momento, y pídele que dirija todos tus caminos, y que todas tus decisiones permanezcan en Él" 618. Seis versículos después: "No temas, hijo mío, llevamos verdaderamente una vida pobre, pero poseemos abundantes bienes; si nos mantenemos temerosos de Dios, nos conservamos lejos de todo pecado y practicamos el bien" 619.
Mucho más adelante: "Entonces Rafael les dijo en particular: Bendecid al Dios del cielo y confesadle ante todos los vivientes, porque practicó con vosotros su misericordia. Bueno es guardar el secreto del rey, pero honroso es revelar y. confesar las obras de Dios. Buena es la oración acompañada del ayuno; pero la limosna es mejor que almacenar tesoros de oro. Porque la limosna libera de la muerte: ella es la que purga los pecados y hace encontrar la vida eterna. En cambio, quienes practican el pecado y la iniquidad, son enemigos de su alma" 620.
Un poco después: "Escuchad, pues, a vuestro padre, hijos míos, servid al Señor en la verdad y procurad hacer lo que le complace; encargad a vuestros hijos que practiquen la justicia y la limosna, para que se acuerden de Dios y lo bendigan en todo momento en la verdad y en toda su fuerza" 621.
Ahora que ya todos los libros canónicos y antiguos nos han proporcionado las citas oportunas para nuestra obra (y los que nos las han proporcionado no convenía que nos las facilitaran de todos sus pasajes, sino sólo de aquellos en que hemos encontrado preceptos claros de buenas costumbres, ya sea por ordenar cosas útiles o por prohibir las que no lo son), vamos a pasar a las obras sagradas, evangélicas y apostólicas. En el canon del Nuevo Testamento la cabeza la ocupan los cuatro conocidísimos y preclarísimos evangelios. En el primero de ellos -"Según Mateo"-, éstas son las Ideas que consideramos oportunas para la obra que hemos emprendido.
XXV. DEL EVANGELIO SEGÚN MATEO
"Cuando el Señor se dio cuenta de la muchedumbre, subió a un monte. Habiéndose sentado, se le acercaron sus discípulos. Él, tomando la palabra, les enseñaba diciendo: Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados los apacibles, porque ellos poseerán la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos se verán hartos. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos se harán dignos de la misericordia. Bienaventurados los de corazón limpio, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los pacíficos, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los que padecen persecución por la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando os maldijeren y os denigraren echándoos dolosamente en cara todo tipo de acusaciones por causa mía: alegraos y saltad de gozo, porque vuestra recompensa en los cielos será abundante; porque as: es como persiguieron a los profetas antes que a vosotros" 622.
" Vosotros sois la sal de la tierra; y si la sal pierde sus propiedades, ¿con qué se salará? No servirá ya para nada, sino para tirarla a la calle y que la pise la gente. Vosotros, sois la luz del mundo. No puede camuflarse una ciudad levantada sobre un monte. Nadie enciende una lámpara y coloca debajo de un cubo, sino que la cuelga de un candelabro para que dé luz a cuantos se hallan dentro de casa. Así ilumine vuestra luz delante de los hombres, para que todos vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos" 623.
"No creáis que he venido a abolir la ley o los profetas. No he venido a abolirla, sino a cumplirla. En verdad os digo que mientras perduren el cielo y la tierra, ni una yota ni una tilde será suprimida de la ley, hasta que todo se haya cumplido De manera que quien dejare de observar el más mínimo de esos mandamientos y enseñare a hacer lo mismo a los demás, será considerado como el más pequeño en el reino de los cielos. En cambio, aquel que los observare y enseñare a observarlos, ése será considerado grande en el reino de los cielos. Pues os aseguro que si vuestra justicia no superase a la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos" 624.
"Habéis oído que se ha dicho a los antiguos: No matarás, pues el que mate se hará reo de juicio 625. Pero yo os digo que todo aquel que se encoleriza contra su hermano se hará reo de juicio; y quien a su hermano llamare racha se hará reo ante la asamblea; y quien le calificare de "loco" se hará reo del fuego del infierno. Si en el momento de ir a presentar tu ofrenda sobre el altar recordaras que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí mismo, ante el altar, y vete antes de nada a reconciliarte con tu hermano, y luego regresa y presenta tu ofrenda. Muéstrate inmediatamente conciliador con tu adversario mientras vas con él por el camino, no vaya a suceder que tu adversario te entregue al juez, el juez te entregue al alguacil y seas arrojado a la cárcel. En verdad te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último céntimo" 626.
"Habéis oído que se ha dicho a los antiguos: No cometerás adulterio 627. Pero yo os digo que todo el que mirare a una mujer codiciándola, ya ha cometido adulterio en su corazón. Por tanto, si tu ojo derecho te sirve como motivo de escándalo, arráncatelo y arrójalo lejos de ti. Más provechoso te será que perezca uno de tus miembros que tu cuerpo entero sea arrojado al infierno. Y si tu mano derecha te es motivo de escándalo, córtatela y arrójala lejos de ti. Más provechoso te será que perezca uno de tus miembros que tu cuerpo entero acabe en el infierno. También se ha dicho: Quienquiera que repudiare a su esposa, entréguele el certificado del divorcio 628. Sin embargo, yo os digo que todo el que repudiare a su esposa -a no ser que el motivo sea la fornicación- la empuja al adulterio. Y quien se case con mujer repudiada, comete adulterio" 629.
"Asimismo habéis oído que se ha dicho a los antiguos No perjurarás, antes bien, cumplirás los juramentos que le has formulado al Señor 630. Sin embargo, yo os digo: no juréis en modo alguno, ni por el cielo -porque es el trono de Dios-, ni por la tierra -porque es el escabel de sus pies-, ni por Jerusalén -porque es la ciudad del gran Rey-. No jures tampoco por tu cabeza porque no tienes poder para convertir uno solo de tus cabellos en blanco o en negro. Que vuestra forma de hablar sea "sí, sí", "no, no". Cuanto se añada de más a eso, del mal procede" 631.
"Habéis oído que se ha dicho: Ojo por ojo y diente por diente 632. En cambio, yo os digo: no presentéis resistencia al malvado; antes bien, si alguien te abofetea en la mejilla derecha, preséntale también la otra; y al que quiera litigar contigo y tomarte la ropa, entrégale también el manto. Y si uno te obliga a cargar con él durante una milla, vete con él otras dos. Dale a quien te pida; y no rechaces a quien te solicita un préstamo" 633.
"Habéis oído que se ha dicho: Amarás a tu prójimo, y odiarás a tu enemigo En cambio, yo os digo: amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odian, orad por los que os persiguen y os calumnian, para que seáis hijos de vuestro Padre, que está en los cielos, que hace que su sol salga sobre malos y buenos, y envía su lluvia sobre justos e injustos. Pues si amáis a quienes os aman, ¿a qué recompensa os haréis acreedores? ¿No hacen también eso los publicanos? Y si solamente saludáis a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también eso los gentiles? Sed, pues, perfectos, como perfecto es vuestro Padre celestial" 634.
"Procurad que no cumpláis vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos. De lo contrario, no os haréis merecedores de la recompensa de vuestro Padre, que está en los cielos. Cuando des limosna no toques la trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa. En cambio, cuando des limosna, que tu mano izquierda no se entere de lo que hace la derecha, para que tu limosna pase inadvertida. Y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará" 635.
"Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, quienes gustan de orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas para que la gente los vea. En verdad os digo que ya recibieron su recompensa. En cambio, tú, cuando ores, entra en tu habitación y, con la puerta cerrada, ora en secreto a tu Padre; y tu Padre, que ve lo escondido, te recompensará.. Ahora bien, cuando hagáis oración, no seáis habladores como los gentiles, que piensan que van a ser escuchados por su verborrea. No os asemejéis, pues, a ellos, porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de que formuléis vuestra petición. Por tanto, orad así: Padre nuestro, que estás en el cielo; santificado sea tu nombre; venga tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo; danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Pues si perdonarais a los hombres sus ofensas, así también vuestro Padre celestial os perdonará vuestros delitos; ahora bien, si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras faltas" 636.
"Cuando ayunéis, no os mostréis tristes, como hacen los hipócritas, que desencajan su rostro para que la gente se dé cuenta de que están ayunando. En verdad os digo que ésos han recibido ya su recompensa. En cambio, tú, cuando practiques el ayuno, unge tu cabeza y lávate la cara para que la gente no se entere de que estás ayunando, sino sólo tu Padre, que está en el secreto; y tu Padre, que ve lo oculto, te recompensará" 637.
"No atesoréis tesoros en la tierra, donde los ataca el orín y la polilla, y donde los ladrones pueden abrir un boquete y robarlo. Atesorad tesoros en el cielo, donde ni el orín ni la polilla los ataca, y donde los ladrones no pueden abrir un boquete y robarlo. Pues donde esté tu tesoro, allí está también tu corazón. Tu ojo es la lámpara de tu cuerpo: si tu ojo fuera perfecto, todo tu cuerpo sería luminoso; pero si tu ojo estuviera defectuoso, tu cuerpo todo estaría envuelto en tinieblas. De modo que, si la luz que hay en ti es oscuridad, ¿hasta qué punto resultará tenebrosa la oscuridad?" 638.
"Nadie puede servir a dos señores, pues odiará a uno y amará al otro, o apoyará a uno y combatirá al otro. No podéis servir a Dios y a Mammon. Por eso os digo: no andéis preocupados por vuestra vida, por lo que comeréis o con qué recubriréis vuestro cuerpo. ¿No importa acaso el alma más que la comida y el cuerpo más que el vestido? Daos cuenta de las aves del cielo, cómo no siembran, ni cosechan, ni recolectan en graneros, y sin embargo vuestro Padre celestial las alimenta. ¿Y no sois vosotros más importantes que ellas? ¿Quién de vosotros, a fuerza de meditar, es capaz de añadir un simple codo a su estatura? Y del vestido, ¿por qué vais a preocuparos? Considerad cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan, ni hilan; y yo os digo que, sin embargo, ni Salomón con toda su gloria estuvo vestido como uno de ellos. Pues si Dios viste así a la hierba del campo, que hoy existe y mañana es arrojada al horno, ¿cuánto más os vestirá a vosotros, hombres de poca fe? Así que no os preocupéis diciendo: ¿qué comeremos?, ¿qué beberemos? o ¿con qué nos vestiremos? Los gentiles se afanan por todo eso; pero vuestro Padre sabe que de todo ello tenéis necesidad. Buscad, por tanto, primero el reino de Dios y su justicia, y todo aquello otro se os dará por añadidura. No os preocupéis, pues, por el día de mañana; el día de mañana tendrá sus propias preocupaciones: bástele a cada día su problema" 639.
"No juzguéis para que no seáis juzgados, pues con el criterio que juzguéis seréis juzgados, y con la medida que midiereis seréis medidos. ¿Por qué ves la paja en el ojo de tu hermano y no ves la viga en el tuyo? O ¿ cómo le dices a tu hermano: deja que te saque la paja de tu ojo, cuando en el tuyo propio hay una viga? ¡Hipócrita! Sácate antes la viga de tu ojo, y ya intentarás luego sacar la paja del ojo de tu hermano. No arrojéis nada santo a los perros, ni les echéis vuestras perlas a los cerdos, para que no las pisoteen con sus patas y, volviéndose contra vosotros, os despedacen" 640.
"Pedid y se os dará; buscad y encontraréis; llamad y se os abrirá. Pues todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre. ¿Quién de vosotros, si su hijo le pidiera pan, él le entregaría una piedra? Y si le pidiera un pez, ¿le ofrecería acaso una serpiente? Pues si vosotros, aun siendo malos, sabéis darles a vuestros hijos cosas buenas, ¡cuánto más vuestro Padre, que está en los cielos, dará buenas cosas a quienes se las piden!" 641.
"Todo aquello que deseáis que los hombres os hagan a vosotros, hacédselo también vosotros a ellos, porque ésa es la ley y los profetas. Entrad por la puerta estrecha, pues ancha es la puerta y espacioso el camino que conduce a la perdición; y muchos son los que por él caminan. ¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que conduce a la vida, y cuán pocos son los que lo encuentran!" 642.
"Precaveos de los falsos profetas que se acercan a vosotros vestidos de ovejas y, sin embargo, por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se vendimian las uvas en los espinos y los higos se cogen de los abrojos? Todo árbol bueno proporciona buenos frutos; mientras que el árbol malo son malos frutos lo que proporciona. Un árbol bueno no puede producir malos frutos, ni un árbol malo producirlos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, arránquesele y arrójesele al fuego. Por sus frutos, pues, los conoceréis" 643.
"No todo el que dice "Señor, Señor" entrará en el reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre, que está en los cielos: ése entrará en el reino de los cielos. Muchos me dirán aquel día: Señor, Señor, ¿acaso no profetizamos en tu nombre; en tu nombre arrojamos los demonios, y fueron muchos los milagros que en tu nombre hicimos? Y entonces les responderé: Nunca os he conocido; apartaos de mí, porque vosotros practicabais la iniquidad. Todo el que escucha estas palabras mías y las pone en práctica será comparado a un hombre prudente que edificó su casa encima de roca; y cayó la lluvia, y vinieron las torrenteras y soplaron los vientos y arremetieron contra su casa; pero ésta no se derrumbó porque estaba cimentada sobre roca. Pero todo el que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica será equiparado a un estúpido que edificó su casa sobre la arena; y cayó la lluvia, y vinieron las tormentas y soplaron los vientos y arremetieron contra su casa; y ésta se derrumbó, y su ruina fue enorme" 644.
Y un poco más adelante: "Gratis lo habéis recibido; dadlo gratis. No guardéis ni oro, ni plata, ni dinero alguno en vuestras faltriqueras. No os procuréis alforja para el camino, ni dos túnicas, ni calzado, ni bastón, porque el obrero se hace acreedor de su sustento. Cuando entréis en cualquier ciudad o plaza fuerte, preguntad quién hay en ella que sea persona digna, y permaneced allí hasta que partáis. Entrando en la casa, saludad la. Si aquella casa fuera digna, descienda sobre ella vuestra paz; pero si no lo fuera, que vuestra paz retorne a vosotros. Si no hubiera nadie que os recibiese y escuchase vuestras palabras, en el momento de abandonar la casa o la ciudad sacudíos el polvo de vuestros pies. En verdad os digo que, en el día del juicio, la tierra de Sodoma y de Gomorra correrá una suerte más llevadera que aquella ciudad" 645.
"Daos cuenta de que os envío como ovejas en medio de lobos; sed, pues, precavidos como serpientes y sencillos como palomas. Guardaos de los hombres, porque os entregarán a los tribunales y os flagelarán en las sinagogas. Os conducirán ante sus gobernantes y sus reyes por causa mía, para ofrecerles vuestro testimonio a ellos y a los gentiles. Ahora bien, cuando os entreguen, no andéis meditando cómo y qué hablaréis, porque ya se os proporcionará qué habéis de decir en aquel momento. No seréis vosotros quienes habléis, sino el Espíritu de vuestro Padre será el que hable en vosotros. El hermano entregará al hermano a la muerte, y el padre al hijo; los hijos se levantarán contra sus padres y les causarán la muerte. Para todos seréis motivo de odio a causa de mi nombre. Sin embargo, el que perseverare hasta el final, ése estará salvo. Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra. En verdad os digo que no acabaréis de recorrer las ciudades de Israel antes de que venga el Hijo del hombre. No está el discípulo por encima del maestro ni el siervo por encima de su señor. Bástele al discípulo llegar a ser como su maestro y al siervo como su señor. Si al cabeza de familia lo calificaron de Beelzebub, ¡cuánto más a los miembros de su casa! No los temáis, pues, porque nada hay tan oculto que no sea descubierto, ni tan secreto que no acabe por conocerse. Lo que yo os digo en la oscuridad, decidlo a la luz; lo que os susurre al oído, predicadlo desde los tejados. No temáis a quienes matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; temed mas bien a quienes pueden hacer perecer alma y cuerpo en los infiernos. ¿No se venden dos pajarillos por un as? Y, sin embargo, ninguno de ellos cae a tierra sin que vuestro Padre lo sepa. Todos y cada uno de los cabellos de vuestra cabeza están contados. No temáis, pues: vosotros valéis más que muchos pajarillos. Todo el que se manifieste defensor mío ante los hombres, yo también lo defenderé ante mi Padre que está en los cielos. Al que me niegue delante de los hombres, también yo lo negaré ante mi Padre, que está en los cielos. No creáis que he venido a traer la paz a la tierra; no he venido a traer la paz, sino la espada, pues he venido a separar al hombre frente a su padre, a la hija frente a su madre y a la nuera frente a su suegra: los enemigos del hombre serán sus propios familiares. Quien ama a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí; quien ama a su hijo o a su hija por encima de mí no es digno de mí. El que no toma su cruz y me sigue no es digno de mí. Quien encuentra su vida, la perderá; el que perdiera su vida por mi causa, la encontrará. Quien a vosotros recibe, a mí me recibe, y quien a mí me recibe, recibe a Aquel que me envió. Quien recibe a un profeta por su condición de profeta, tendrá recompensa del profeta; quien recibe a un justo por su condición de justo, tendrá recompensa del justo; cualquiera que diere de beber a uno solo de estos pequeños un simple vaso de agua fría por el hecho de ser mi discípulo, en verdad os digo que no quedará sin su recompensa" 646.
Y un poco después: "¿Con quién compararé la generación actual? Se asemeja a niños sentados en la plaza y que, gritándoles a sus camaradas, dicen: Os hemos tocado la flauta y no habéis bailado; hemos entonado lamentos y no habéis llorado. Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dijeron: Está endemoniado. Viene el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: Ahí tenéis a un hombre tragón y bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadores. Pero su sabiduría es puesta de manifiesto por sus hijos" 647.
Algo más adelante: "Acudid a mí cuando estáis fatigados y llenos de cargas, y yo os aliviaré. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy pacífico y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana" 648.
Un poco más adelante: "Si supierais qué significa "misericordia quiero y no sacrificio", nunca condenaríais a inocentes" 649.
Algo después: "Quien no está conmigo, está contra mí; quien conmigo no recoge, desparrama. Por eso os digo: al hombre se le perdonará cualquier pecado y blasfemia; pero la blasfemia contra el Espíritu no le será perdonada. Quien hablara contra el Hijo del hombre podrá ser perdonado; pero quien hablara contra el Espíritu Santo no tendrá perdón ni en este mundo ni en el venidero. Plantad un árbol bueno, y bueno será su fruto; plantad un árbol malo, y malo será su fruto, porque por su fruto se conoce al árbol. ¡Raza de víboras! ¿ Cómo podéis decir cosas buenas cuando sois malvados? De la abundancia del corazón habla la lengua. El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca cosas buenas; el hombre malvado, de su malvado tesoro saca cosas malas. Yo os digo que en el día del juicio los hombres darán cuenta de toda palabra inútil que hubieren pronunciado. Pues por tus palabras serás declarado inocente y por tus palabras serás condenado" 650.
Un poco después: "Escuchad y comprended. Lo que mancilla al hombre no es lo que entra por su boca; lo que procede de su boca, eso es lo que al hombre mancilla" 651.
Algo más adelante: "Pedro, respondiendo, le dijo: Explícanos esa palabra. Pero Él dijo: ¿También vosotros carecéis aún de entendimiento? ¿No os dais cuenta de que todo lo que entra por la boca va al vientre y evacua en el retrete? En cambio, lo que sale de la boca procede del corazón; y es eso lo que mancilla al hombre. Porque del corazón emanan los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias. Todo eso es lo que mancilla al hombre; en cambio, el comer sin lavarse las manos no mancilla al hombre" 652.
Asimismo, un poco más adelante: "Entonces les dijo Jesús a sus discípulos: Si alguno quiere seguirme, niéguese a sí mismo, tome su cruz y venga tras de mí. Pues quien quiera salvar su vida, la perderá; en cambio, quien perdiere su vida por mi causa, la encontrará. ¿Qué le aprovecha al hombre ganar el mundo entero si ello redunda en perjuicio de su alma? ¿Qué podrá dar el hombre a cambio de su alma? Pues el Hijo del hombre vendrá en medio de la gloria de su Padre en compañía de sus ángeles, y entonces recompensará a cada uno de acuerdo con sus obras" 653.
Algo después: "En verdad os digo que si no os volvierais como niños y os comportarais como ellos, no entraréis en el reino de los cielos. Pues cualquiera que se hiciere humilde con este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos. Y el que acogiera a un pequeñuelo como éste en atención a mí, es a mí a quien acoge. En cambio, el que causare escándalo a uno de estos pequeños que creen en mí, más cuenta le tendría que le colgasen al cuello una piedra de molino 164 y lo tirasen al fondo del mar. ¡Ay del mundo por causa de los escándalos! Porque, si bien necesariamente se producirán escándalos, ¡ay, sin embargo, del hombre por el que aquel escándalo se produce! Si tu mano o tu pie es motivo de escándalo, córtatelo y arrójalo de ti. Más te vale entrar en la vida mutilado que ser arrojado al fuego eterno conservando tus dos manos o tus dos pies. Y si tu ojo te es motivo de escándalo, arráncatelo y arrójalo de ti. Más te vale entrar en la vida con un solo ojo que ser arrojado al fuego del infierno conservando tus dos ojos. Guardaos de menospreciar a uno solo de estos pequeñuelos, porque yo os digo que sus ángeles en el cielo están siempre contemplando la faz de mi Padre, que está en los cielos. Pues el Hijo del hombre ha venido a salvar lo que estaba perdido" 654.
Y un poco más adelante: "Si tu hermano te ofendiera, ve y repréndele encontrándote a. solas con él. Si te presta oídos, habrás ganado a tu hermano; si, por el contrario, no te escucha, llévate contigo a una o dos personas, para que todo el pleito se apoye en el testimonio de dos o tres testigos. Si a éstos no se les hace caso, dirígete a la asamblea. Y si tampoco la asamblea te atiende, considera a tu hermano como gentil o publicano. En verdad os digo que cuanto atareis en la tierra será atado en el cielo; y que cuando desatareis en la tierra, desatado será también en el cielo. Y aún os digo algo más: que si dos de vosotros estuvieran perfectamente de acuerdo en algo aquí, en la tierra, cualquier cosa que pidieran, mi Padre, que está en los cielos, se la concedería. Pues cuando dos o tres personas os reunís en mi nombre, allí, en medio de vosotros, estoy yo" 655.
"Entonces, acercándosele Pedro, le dijo: Señor, ¿cuántas veces puede ofenderme mi hermano y yo perdonarle? ¿ Hasta siete veces? Y Jesús le responde: No te digo que hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Por eso el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso pedirles cuentas a sus siervos. Cuando había comenzado a pedirlas se le presentó uno que le debía diez mil talentos. Como no tuviera con qué pagarle, el señor ordenó que fueran vendidos él, su esposa y sus hijos, y todo cuanto poseía, y con ello se saldase la deuda. Entonces el siervo, postrándose de rodillas ante él, le dice: Ten un poco de paciencia conmigo, y te pagaré todo lo que te debo. Compadeciéndose el señor de su siervo, lo dejó marchar y le perdonó la deuda. Pero el siervo, apenas marcharse, se encontró con uno de sus compañeros de servidumbre que le adeudaba cien denarios, agarrándolo, intentaba ahogarlo mientras le decía: Págame lo que me debes. Su compañero, hincándose de hinojos, le suplicaba diciendo: Ten un poco de paciencia, y te pagaré todo lo que te debo. Pero el otro se negó a escucharlo, y lo envió a la cárcel hasta que le abonara la deuda. Viendo sus compañeros lo que sucedía, se sintieron profundamente apenados y acudieron a su señor, y le contaron lo que había acontecido. Entonces el señor lo llamó a su presencia y le dijo: Siervo infame, yo te perdoné toda tu deuda porque me suplicaste. ¿No era, pues, oportuno que tú te apiadases de tu compañero, lo mismo que yo me apiadé de ti? E irritado su señor lo entregó a los verdugos hasta que abonase toda su deuda. Del mismo modo actuará mi Padre celestial con vosotros si cada uno no perdonara a su hermano de todo corazón" 656.
Y un poco más adelante: "Se acercaron a Él unos fariseos con la intención de tentarle y le preguntaron: ¿ Le es lícito ¿ un hombre repudiar a su esposa por cualquier motivo? Él, respondiéndoles, les dijo: ¿No habéis leído que en un principio el Hacedor los hizo varón y hembra 657 y dijo: por esto el hombre abandonará a su padre y a su madre y se unirá a su esposa, y serán dos en una sola carne? 658. De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Así que. lo que Dios unió, no lo separe el hombre. Le replican ellos: Entonces, ¿por qué Moisés ordenó dar libelo de repudio yo enviarla a su casa? 659. Y Él les responde: Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres por la dureza de vuestro corazón; pero en un principio no fue así. Sin embargo, yo os digo que cualquiera que repudiare a su esposa (excepto en caso de adulterio) y se casase con otra, está cometiendo adulterio; y quien se casase con la repudiada, también está cometiendo adulterio" 660.
"Y le dicen sus discípulos: Si ésas son las condiciones del hombre respecto a la esposa, no conviene casarse. Y Él les respondió: No todos son capaces de entender esto, sino aquellos a quienes se les ha concedido. Pues hay eunucos que han nacido del vientre de su madre con semejante condición; hay eunucos convertidos en tal por obra de los hombres, y hay eunucos con vistas al reino de los cielos. El que pueda entender, que entienda" 661.
"Entonces le presentaron unos pequeñuelos para que impusiera las manos sobre ellos y orase; pero los discípulos les reñían. Entonces Jesús les dijo: Dejad a los niños y no impidáis que se acerquen a mí, pues de quienes son como ellos es el reino de los cielos. Y después de imponerles las manos, se alejó de allí" 662.
"He aquí que acercándosele uno le dijo: Maestro bueno, ¿qué buena obra debo realizar para poseer la vida eterna? Él le respondió: ¿Por qué me preguntas sobre lo bueno? Uno solo es bueno: Dios. Ahora bien, si quieres entrar en la vida, observa los mandamientos. Y el otro le pregunta: ¿Cuáles? A su vez, Jesús le contesta: No matarás; no cometerás adulterio; no hurtarás; no dirás falso testimonio; honra a tu padre y a tu madre, y ama al prójimo como a ti mismo 663. Y el joven le replica: Todos esos mandamientos los he observado. ¿Qué me queda todavía? Jesús le dice: Si quieres ser perfecto, vende cuanto posees y dáselo a los pobres; luego, ven y sígueme. Al escuchar el joven semejante respuesta se marchó triste, porque poseía abundantes bienes. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: En verdad os digo, ¡qué difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos! Y os lo repito: le resultará más sencillo a un camello penetrar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el reino de los cielos. Al escucharlo, sus discípulos se quedaron sobremanera consternados, comentando: ¿Quién podrá entonces salvarse? Jesús, dándose cuenta de ello, les dice: Para los hombres ello es imposible, pero para Dios todo es posible" 664.
"Tomando entonces Pedro la palabra, le dijo: Date cuenta de que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. ¿Cuál va a ser, por ello, nuestra recompensa? Jesús les dijo: En verdad os digo que vosotros, los que me habéis seguido, el día de la resurrección, cuando el Hijo del hombre se siente en el trono de su majestad, también vosotros os sentaréis sobre doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. Y todo aquel que por mi nombre abandone su casa, a sus hermanos o hermanas, a su padre o a su madre, a su esposa, a sus hijos y sus campos, recibirá el céntuplo y poseerá la vida eterna. Muchos que son los primeros, pasarán a ser los últimos, y los últimos serán los primeros" 665.
Y un poco más adelante: "Del mismo modo que el Hijo del hombre no vino a ser servido, sino a servir y a dar su vida para la redención de muchos" 666.
Algo después: "Dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios" 667.
Yen otro pasaje: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el más importante mandato, y el primero de todos. Y el segundo, semejante a éste, es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. En estos mandamientos se resume toda la ley y los profetas" 668.
Y unos versículos más adelante: "Entonces Jesús habló a la muchedumbre y a sus discípulos en estos términos: Sobre la silla de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos. Por tanto, observad y cumplid cuanto os digan, pero no hagáis lo mismo que ellos hacen: pues ellos predican, pero no ponen en práctica. Ellos preparan pesados fardos y cargas, y las colocan sobre las espaldas de los hombres, pero no quieren emplear ni un solo dedo para moverlas. Todas las obras que practican tienen por finalidad el que los hombres los vean. Ensanchan sus filacterias y alargan las orlas de sus vestidos 669; les gustan los primeros asientos en los banquetes y las primeras sillas en las sinagogas; el que se les salude en la plaza; y que los hombres se dirijan a ellos llamándoles rabbi (maestro). Vosotros, en cambio, no deseéis que os llamen rabbi, porque uno solo es vuestro Maestro y todos vosotros sois hermanos. Tampoco llaméis "padre" a nadie en la tierra, pues uno solo es vuestro Padre, que está en los cielos. Ni os hagáis llamar "maestros", porque vuestro Maestro sólo es uno, Cristo. Aquel de vosotros que sea el más grande, conviértase en vuestro servidor. Pues el que se ensalzare será humillado, y el que se humillare será ensalzado" 670.
Y un poco después: "¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que contabilizáis el diezmo hasta la menta, el anís y el comino, y dejáis en cambio de lado lo que es fundamental en la ley: la justicia, la misericordia y la lealtad! Convenía atender a aquello, pero sin omitir esto otro. Guías ciegos, que coláis el mosquito y, sin embargo os tragáis el camello. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas que limpiáis el exterior de la copa y del plato, mientras que en el interior estáis llenos de rapiña y de toda clase de inmundicia! Fariseo ciego: limpia primero el interior de tu copa y de tu plato para que también el exterior esté limpio. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que os parecéis a sepulcros blanqueados, que por de fuera se muestran hermosos a la gente, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de todo tipo de porquería! Así también vosotros, por fuera les parecéis justos la gente pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de iniquidad ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que levantáis sepulcros a los profetas y adornáis los monumentos de los justos, y decía: Si hubiéramos vivido en tiempo de nuestros padres, no hubiéramos sido cómplices suyos en la muerte de los profetas! Y con semejante afirmación os confesáis hijos de aquellos que mataron a los profetas. ¡Colmad vosotros la medida de vuestros padres! Serpientes, raza de víboras, ¿cómo podréis escapar al castigo del infierno? Por eso os envío yo profetas, sabios y escribas, y a unos los mataréis y crucificaréis, y a otros los flagelaréis en vuestras sinagogas, y los perseguiréis de ciudad en ciudad: para que caiga sobre vosotros la sangre inocente que se ha derramado sobre la tierra, desde la sangre del justo Abel hasta la sangre de Zacarías, hijo de Baraquías, a quien matasteis entre el templo y el altar. En verdad os digo que todo esto descargará sobre esta generación" 671.
Algo después: "Y por la abundancia de maldad se enfriará el amor de muchos; pero aquel que se mantenga fiel hasta el final, ése se salvará" 672. Y un poquito después: "Estad preparados, porque no sabéis a qué hora va a venir el Hijo del hombre. ¿Quién consideras que es el siervo fiel y prudente a quien su señor colocó al frente de la servidumbre para que les reparta la comida en el momento oportuno? Dichoso el siervo a quien el amo, al presentarse, lo encuentra cumpliendo así con su deber. En verdad os digo que lo colocará al frente de toda su hacienda. En cambio, si el mal siervo se dijera para sus adentros: mi amo se retrasa en regresar, y comenzara a vapulear a sus compañeros de servidumbre, y a comer y beber con borrachos, el amo se presentará en el momento más inesperado y a una hora que él no sabe, y lo apartará de su cargo, colocándolo al lado de los hipócritas: y allí habrá llanto y chirriar de dientes" 673.
Un poquito más adelante: "Estad, pues, vigilantes, porque no sabéis ni el día ni la hora" 674. Y algo después: "Cuando venga el Hijo del hombre en toda su majestad y acompañado de sus ángeles, se sentará en el trono de su gloria, y todos los pueblos se reunirán ante su presencia, y comenzará a separar a unos de otros, del mismo modo que ci pastor separa a las ovejas de los cabritos, y colocará a las ovejas a su derecha, y a los cabritos a su izquierda. Y entonces el Rey dirá a los que están a su derecha: Venid, benditos de mi Padre, y tomad posesión del reino que, desde la creación del mundo, estaba destinado para vosotros. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era peregrino, y me acogisteis en vuestra casa; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me curasteis; en la cárcel, y acudisteis a mi lado. Entonces los justos replicarán: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te alimentamos; sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos peregrino, y te acogimos en casa; o desnudo, y te vestimos? ¿O cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y acudimos a visitarte? Y el Rey, respondiéndoles, les dirá: En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos hermanos míos pequeñuelos, conmigo lo hicisteis. Y luego les dirá a los que están colocados a la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno, que fue dispuesto para el diablo y para sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; era peregrino, y no me acogisteis en vuestra casa; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis. También ellos le replicarán entonces diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, peregrino, o desnudo, o enfermo, o en la cárcel, y no te prestamos atención? Y Él les responderá diciendo: En verdad os digo que cada vez que no lo hicisteis con uno de estos pequeñuelos, tampoco conmigo lo hicisteis. E irán al suplicio eterno, mientras que los justos amarán en la vida eterna" 675. Y un poco después: "Velad y orad para no caer en la tentación" 676.
XXVI. Del Evangelio según Marcos
"Llamando de nuevo a la muchedumbre, les decía: Escuchadme todos y entended lo que os digo: nada existe de fuera del hombre que, entrando en él, pueda inficionarle; lo que contamina al hombre es aquello que del hombre procede. El que tenga oídos para oír, que oiga. Habiéndose apartado de la multitud y entrado en casa, sus discípulos le preguntaban por el significado de sus palabras. Y Él les dice: Así que ¿también vosotros sois cortos de entendimiento? ¿No os dais cuenta de que todo lo que de fuera entra en el hombre no puede inficionarle porque no penetra en su corazón, sino en su vientre, y, cuando va al retrete, expulsa todo alimento, quedando limpio? Lo que decía era que lo que emana del hombre es lo que al hombre contamina, pues es del interior del corazón humano de donde brotan los malos pensamientos y de donde proceden los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, la avaricia, la maldad, el engaño, la impudicia, la envidia, la blasfemia, la soberbia, la necedad. Esas son las maldades que proceden del interior del hombre y lo contaminan" 677.
Y en otro pasaje: "Después de congregar a la muchedumbre junto con sus discípulos, les dijo: Si alguno desea venir tras mí, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz y me siga. Quien quiera salvar su vida, la perderá; en cambio. quien pierda su vida por mi causa y por el Evangelio, ése la salvará. Pues ¿qué le aprovecha al hombre ganar el mundo entero si ello redunda en detrimento de su alma? Porque ¿qué puede dar el hombre a cambio de su alma? Si alguno se avergonzara de mí y de mis palabras ante esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él en la gloria de su Padre junto con sus santos ángeles" 678.
Y en otro lugar: "Cogiendo a un niño, lo colocó en medio de ellos, y abrazándolo les dijo: Quienquiera que acoja en mi nombre a uno de estos niños, a mí me acoge; y quien a mí me acoge, no es a mí a quien acoge, sino a Aquel que me ha enviado" 679. Un poco después: "Quienquiera que os dé a beber un vaso de agua en mi nombre por el hecho de ser discípulos de Cristo, en verdad os digo que no quedará sin recompensa. Cualquiera que escandalizare a uno solo de estos pequeñuelos que creen en mí, mucho más le convendría que se atase al cuello una rueda de molino y se arrojase al mar" 680. Y un poquito más adelante: Mantened en vosotros la sal, y guardad entre vosotros la paz" 681.
Algo después: "Acercándosele dos fariseos le preguntaban, con la intención de tentarle, si le era lícito al marido repudiar a su mujer. Pero Él, respondiéndoles, les dijo: ¿Qué precepto os dio Moisés? Ellos contestaron: Moisés permitió que se redactase certificado de divorcio y se la repudiara 682. Dirigiéndose a ellos Jesús, les dijo: Por la dureza de vuestro corazón redactó Moisés ese precepto; sin embargo, en el principio de la creación Dios los hizo varón y hembra. Por esto, el hombre abandonará a su padre y a su madre y se unirá a su esposa, y serán dos en una sola carne 683. De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Así que, lo que Dios unió, no lo separe el hombre. Al regresar a casa, nuevamente los discípulos le preguntaron sobre el mismo tema. Y Él les dice: Quienquiera que repudiare a su esposa y se casare con otra, contra aquélla está cometiendo adulterio; y si una mujer repudiare a su marido y se casare con otro, se está comportando como adúltera" 684.
Cuatro versículos después: "Dejad que los niños se acerquen a mí y no se lo impidáis, pues de los que son como ellos es el reino de Dios. En verdad os digo, quien no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él. Y abrazándolos y colocando sus manos sobre ellos, los bendecía" 685.
"Habiéndose puesto en camino, una persona que corrió a su encuentro, arrodillada ante Él, le preguntaba: Maestro bueno, ¿qué he de hacer para alcanzar la vida eterna? Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, excepto Dios. Ya conoces los mandamientos: no cometas adulterio, no mates, no robes, no levantes falso testimonio, no cometas fraude, honra a tu padre y a tu madre 686. El otro, respondiéndole, le dice: Maestro, todo eso lo he observado desde mi juventud. Jesús, poniendo en él su mirada, sintió afecto por él, y le dijo: Sólo te falta una cosa: vete, vende cuanto tengas y dalo a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo. Luego, ven y sígueme. Entristecido por estas palabras, se marchó apesadumbrado, porque tenía mucha hacienda. Jesús, mirando a su alrededor, les dijo a sus discípulos: ¡Qué difícilmente entrarán en el reino de Dios aquellos que tienen riquezas! Los discípulos estaban estupefactos ante sus sentencias. Pero Jesús, dirigiéndoles de nuevo la palabra, les dijo: Hijitos míos, ¡cuán difícil es que entren en el reino de Dios aquellos que ponen sus esperanzas en la riqueza! Resulta más sencillo que un camello pase por el ojo de una aguja que el que un rico entre en el reino de Dios. Ellos se mostraban aún más asombrados y comentaban entre sí: Entonces, ¿quién puede salvarse? Y Jesús, poniendo en ellos su mirada, le dijo: Para los hombres sí resulta imposible, pero no para Dios, porque para Dios todo es posible" 687.
"Pedro comenzó a decirle: Date cuenta de que nosotros lo hemos abandonado todo y te hemos seguido. Jesús le respondió diciéndole: En verdad os digo que no habrá nadie: que, habiendo abandonado su casa, o a sus hermanos o hermanas, o a su madre o padre o hijo, o sus campos, por causa mía y del Evangelio, se quede sin recibir en esta vida el céntuplo en casas, hermanas, hermanos, madres, hijos y campos, sufriendo persecuciones, pero también la vida eterna en el siglo venidero. Pues muchos que ahora son los primeros serán los últimos, y los últimos serán los primeros" 688.
Y un poco después: "Sabéis que aquellos que parecen seros dirigentes de los pueblos son quienes los gobiernan, y sus gobernantes son dueños del poder sobre los pueblos. En cambio, entre vosotros no rige esta norma. Al contrario, aquel que quiera ser el jefe, rebájese a ser sirviente; y el que desee ser entre vosotros el primero, sea esclavo de todos, porque tampoco el Hijo del hombre vino a ser servido, sino a servir y entregar su vida por la salvación de muchos" 689.
Algo más adelante: "Y Jesús, respondiendo, les dijo: ¡Tened fe en Dios! En verdad os digo que si alguno le dijera a ese monte: Quítate de ahí y precipítate en el mar, y en su corazón no hubiese la menor duda de ello, sino que tuviera pleno convencimiento cuando dijera: ¡Que eso suceda!, eso sucedería. Por eso os digo: convenceos de que todo lo que pidáis en vuestras oraciones se os concederá y llegará a vosotros. Cuando os dispongáis a orar, si tenéis alguna cosa contra alguien, perdonádsela, para que también vuestro Padre, que está en los cielos, os perdone vuestros pecados. Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre, que está en los cielos, os perdonará vuestros pecados" 690.
Igualmente, un poco después: "Sin embargo, Jesús, respondiéndoles, les dijo: Dad, pues, al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios" 691.
Y en otro pasaje: "Se le acercó uno de los escribas que los había oído disputar, y viendo lo bien que les había respondido, le preguntó cuál era el primer mandamiento de todos. Y Jesús le contestó: De todos los mandamientos, el primero es: Escucha, Israel: el Señor, nuestro Dios, es el único Señor; y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todas tus fuerzas 692. Ese es el primer mandamiento, y el segundo, semejante a éste, es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo 693. No hay otro mandamiento mayor que éstos. Y el escriba le dijo: Muy bien, Maestro. En verdad has dicho que Él es único, y fuera de Él no existe otro; y que amarle con todo el corazón, con todo el entendimiento, con toda el alma y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo es superior a todos los holocaustos y sacrificios. Viendo Jesús que le había replicado con tanta agudeza, le dijo Tú no andas lejos del reino de Dios. Y ya nadie se atrevía; formularle preguntas" 694.
Un poco después: "Guardaos de los escribas, que gustan de pasearse vestidos con sus estolas, ser saludados en la plaza sentarse en las primeras sillas de las sinagogas y ocupar lo; primeros asientos en los banquetes; esos que devoran la hacienda de las viudas con el pretexto de largas oraciones. Ellos sufrirán un severo juicio. Sentándose Jesús frente al gazofilacio observaba cómo la gente echaba sus monedas en aquel gazofilacio. Y eran numerosos los ricos que depositaban muchas monedas. En esto, acercándose una pobre viuda, echó dos moneditas por el valor de un cuadrante. Jesús, reuniendo a sus discípulos, les dijo: En verdad os digo que esa pobre viuda ha depositado más que todos los que han echado dinero en el gazofilacio. Porque todos ellos han entregado de lo que les sobraba, pero ella, en su pobreza, ha dado todo lo que tenía para vivir" 695.
Algo más adelante: "Cuando os lleven para ser entregados, no os preocupéis de lo que vais a decir: ya se os proporcionará en el momento preciso qué es lo que tenéis que hablar, porque no seréis vosotros quienes habléis, sino el Espíritu Santo" 696. Y un poquito después: "Para todos seréis motivo de odio por mi nombre. Pero aquel que se mantenga firme hasta el final, ése estará a salvo" 697. Y en otro pasaje: "Manteneos alerta y velad haciendo oración, porque no sabéis cuándo será el tiempo. Es como un hombre que, al partir de viaje, dejó su casa, después de encargar a sus siervos determinados servicios y de recomendar al portero que se mantenga vigilante. Vigilad, pues, porque ignoráis el momento en que regresará el amo de la casa, si al atardecer, a media noche, al canto del gallo, o de madrugada, no vaya a ser que se presente de improviso y os encuentre dormidos y lo que os digo a vosotros, a todos se lo digo: manteneos, alerta" 698.
XXVII. Del Evangelio según Lucas
"Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad" 699.
Un poco después: "Las gentes le preguntaban: ¿Qué hemos de hacer? Él, respondiendo, les decía: Quien tenga dos túnicas, dé una a quien no tiene; quien tenga comida, obre del mismo modo. Se acercaron también publicanos para ser bautizados, y le preguntaron: Maestro, ¿qué hemos de hacer? Y Él les contestó: No exijáis más de lo que os ha sido fijado. Le preguntaban también los soldados diciendo: Y nosotros, ¿qué hemos de hacer? Y Él les respondía: No extorsionéis a nadie; ni le acuséis en falso: daos por satisfechos con vuestra paga" 700.
Un poquito más adelante: "Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque habréis de hartaros. Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis. Bienaventurados seréis cuando la gente os odie, se aparte de vosotros, os maldiga y desprecie vuestro nombre como algo infecto a causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, pues grande será vuestra recompensa en el cielo. Del mismo modo obraban sus padres con los profetas" 701.
"Pero ¡ay de vosotros, ricos, porque ya habéis recibido vuestro consuelo! ¡Ay de vosotros, los que ya estáis saciados, porque entonces pasaréis hambre! ¡Ay de vosotros, los que ahora reís, porque habréis de gemir y de llorar! ¡Ay cuando todos los hombres hablaren bien de vosotros, porque del mismo modo obraban sus padres con los profetas!" 702.
"Mas yo os digo a los que me estáis escuchando: amad a vuestros enemigos, y haced el bien a quienes os tienen odio. Bendecid a los que os maldicen. Orad por los que os calumnian. Si uno te abofetea en una mejilla, preséntale también la otra; y si alguno te sustrae el manto, no le impidas que se lleve también la túnica. A todo el que te pida algo, dáselo; y no reclames al que se ha llevado lo que era tuyo. Haced con los demás lo mismo que queréis que los demás os hagan a vosotros. Si amáis a los que os aman, ¿a qué recompensa os hacéis merecedores? También los pecadores aman a quien los aman. Y si hicierais el bien solamente a aquellos que os lo hacen a vosotros, ¿qué mérito tenéis en ello? También los pecadores se portan así. Y si sólo prestarais a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué merecimiento ganáis? También los pecadores prestan a los pecadores para recibir otro tanto. Muy al contrario: amad a vuestros enemigos; haced el bien prestad sin esperar nada a cambio. Así, vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo, porque Él es misericordioso con los ingratos y malvados. Sed, pues, misericordiosos, como misericordioso es también vuestro Padre. No juzguéis, y no seréis juzgados. No condenéis, y no seréis condenados. Perdonad, y seréis perdonados. Dad, y se os dará. Sobre vuestro regazo depositarán una buena medida, apretada, colmada, rebosante; porque con la misma medida que midiereis, se os medirá a vosotros" 703.
"Y les ponía una comparación: ¿puede acaso un ciego guiar a otro ciego? ¿No terminarán ambos cayendo en un hoyo? No es el discípulo superior al maestro; ahora bien, todo aquel que sea como su maestro, será perfecto. ¿Por qué andas mirando la paja en el ojo de tu hermano y, en cambio, no reparas en la viga que hay en tu propio ojo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: hermano, déjame que te saque paja que tienes en el ojo, mientras que tú no te das cuenta de la viga que tienes en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y luego intentarás el modo de sacar la paja del ojo de tu hermano. No es el árbol bueno el que produce malos frutos; ni es el árbol malo el que da frutos buenos Cada árbol se conoce por su fruto. No se cosechan higos en los espinos ni se vendimian uvas en los zarzales. El hombre bueno ofrece la bondad que se extrae del buen tesoro de su corazón. El hombre malo, de su malignidad hace salir el mal. De la abundancia del corazón habla la lengua. ¿Por qué me llamáis "Señor, Señor", y no hacéis lo que os digo? Todo el que se acerca a mí, escucha mis palabras y las pone en práctica, os diré a quién se parece. Se parece a un hombre que construyó una casa, cavó profundamente y asentó los cimientos sobre roca. Y cuando sobrevino una inundación, el río se abatió sobre su casa, pero no pudo moverla porque estaba asentada sobre roca. En cambio, el que escucha y no practica lo que oye se parece a un hombre que edificó su casa sobre tierra sin cimiento alguno: el río se precipitó sobre ella, y al punto la derribó; y la casa se arruinó completamente" 704.
Un poco más adelante: "¿A qué os diré que se parecen los hombres de esta generación? ¿ A qué se parecen? A niños sentados en la plaza que juegan con otros diciéndose: Os hemos cantado acompañándonos con flautas, y no habéis bailado; hemos entonado lamentos, y no habéis llorado. Porque vino Juan, el Bautista, que ni comía pan ni bebía vino, y dijisteis: está endemoniado. Y vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: ahí tenéis a un tragón y bebedor de vino, amigo de los publicanos y de los pecadores. Pero la sabiduría es testimoniada por todos sus hijos" 705.
Asimismo, un poco más adelante: "La parábola se interpreta así: la semilla es la palabra de Dios. Quienes se hallan cerca del camino son los que escuchan, pero luego viene el diablo y arranca de sus corazones esa palabra para que no crean y, en consecuencia, no se salven. Quienes están sobre roca son los que, habiendo escuchado, aceptan gustosamente la palabra, mas no echan raíces: de momento creen, pero en cuanto surge la tentación, se apartan. Lo que cayó entre las espinas, ésos son los que escucharon, pero cuando comienzan a germinar se ven ahogados por las preocupaciones, por la: riquezas y por los placeres de la vida, y no producen frutos. Lo que cayó en buena tierra, ésos son los que guardan las enseñanzas en un corazón bueno y perfecto y, en su paciencia, proporcionan fruto" 706.
"Nadie enciende un candil y lo tapa con una vasija o la coloca debajo de la cama, sino que lo pone en un candelabro para que quienes entran vean la luz. No hay cosa oculta que no termine poniéndose de manifiesto; ni nada escondido que no acabe por conocerse y hacerse público. Atended, pues, a lo que estáis oyendo: al que tiene se la dará; y al que no tiene se le quitará incluso lo que cree tener" 707.
Algo después: "Reuniendo a los doce apóstoles, les confié la virtud y la potestad sobre todos los demonios, y la de sanar las enfermedades. Y los envió a predicar el reino de Dios y a sanar a los enfermos. Y les dijo: No toméis nada para el camino, ni bestia, ni alforja, ni pan, ni dinero; no tengáis dos vestidos; en cualquier casa que entréis, en ella albergaos y no salgáis de ella. Cuando en algún lugar no os reciban, alejándoos de la ciudad sacudíos incluso el polvo de vuestros pies en testimonio contra aquella gente" 708.
Un poco más adelante: "Y les decía a todos: El que quiera venir tras de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Quien quiera salvar su vida, la perderá. En cambio, quien pierda su vida por mi causa, ése la salvará. Pues ¿de qué le aprovecha a un hombre ganar todo el mundo si se pierde a sí mismo o se expone al peligro? El que se avergonzare de mí o de mis palabras, de él se avergonzará también el Hijo del hombre cuando se presente en medio de su gloria, de la del Padre y de la de los santos ángeles" 709.
En otro pasaje: "Surgió entre ellos la discusión de quién sería el más grande. Pero Jesús, dándose cuenta de los pensamientos de sus corazones, tomando a un niño lo colocó a su lado y les dijo: Cualquiera que recibiere a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y quien a mí me recibiera, recibe a Aquel que me ha enviado. Aquel que de entre vosotros sea el más pequeño, ése es el más grande" 710.
Un poco después: "y le dijo a otro: Sígueme. Y aquél le respondió: Señor, permíteme primero ir a enterrar a mi padre. Y Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve y anuncia el reino de Dios. Y el otro añadió: Te seguiré, Señor; pero déjame antes ir a despedirme de los que están en mi casa. Y Jesús le dice: Nadie que ponga la mano en el arado y vuelva la vista atrás es apto para el reino de Dios" 711.
Algo más adelante: "Daos cuenta de que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni calzado; no saludéis a nadie por el camino. En cualquier casa en que entréis, decid primero: Paz para esta casa. Y si allí hubiera un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre aquella casa; en caso contrario, retornará a vosotros. Albergaos en esa casa comiendo y bebiendo lo que en ella hubiere; pues el trabajador se hace acreedor a su salario. No paséis de casa en casa. En cualquier ciudad a la que lleguéis y os reciban, comed lo que os ofrezcan. Sanad a los enfermos que en ella hubiere, y decidles: El reino de Dios se ha acercado a vosotros. Cuando lleguéis a alguna ciudad y no os reciban, salid por sus plazas y decid: Sacudimos sobre vosotros incluso el polvo que se nos ha pegado de vuestra ciudad; pero enteraos, no obstante, de que se os ha acercado el reino de Dios. Y os digo que en aquel día Sodoma obtendrá mayor benevolencia que aquella ciudad" 712.
Un poquito después: "Sin embargo, no os alegréis por el hecho de que los espíritus se os sometan; alegraos, más bien, porque vuestros nombres están escritos en los cielos" 713.
Algo más adelante: "He aquí que un doctor de la Ley se levantó tratándolo de ponerlo a prueba y diciéndole: Maestro, ¿qué he de hacer para poseer la vida eterna? Pero Él le contestó: ¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees en ella el otro le respondió: Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas, con toda tu mente, y al prójimo como a ti mismo" 714.
Y un poco después: "¿Quién de estos tres te parece que fue el prójimo de aquel que cayó en manos de los ladrones? Y el otro respondió: Él que se mostró misericordioso con él. Y Jesús le dijo: Ve y obra tú de igual manera" 715. Y un poquito más adelante: "Marta, Marta; te muestras afanosa y te preocupas por demasiadas cosas, cuando sólo una es necesaria. María supo elegir la mejor parte, que no le será quitada" 716.
Asimismo, un poco más adelante: "Cuando oréis -afirma-, decid así: Padre, santificado sea tu nombre; venga tu reino; proporciónanos también hoy nuestro pan cotidiano; perdónanos nuestros pecados, igual que nosotros perdonamos a todos los que nos ofenden; y no nos expongas a la tentación. Les dijo también: Quién de vosotros tiene un amigo, y acude a media noche hasta su casa y le dice: Amigo, préstame tres panes, porque se me ha presentado un amigo mío que venía de viaje y no tengo qué ofrecerle de comer; y el de dentro le respondiera diciéndole: No me molestes; la puerta está ya cerrada y los niños están conmigo en la cama: no puedo levantarme y dártelo. Os digo que, aunque no se los diera por el hecho de ser amigo suyo, al menos por su inoportunidad se levantaría de la cama y le daría lo que necesitase. Y yo os digo: pedid, y se os dará; buscad, y encontraréis; llamad, y se os abrirá. Pues todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre. Si alguno de vosotros le pide a su padre pan, ¿acaso le dará éste una piedra? O si le pide un pez, ¿le dará tal vez una serpiente en vez de un pez? O si le pide un huevo, ¿le ofrecerá quizá un escorpión? Pues bien, si vosotros, que sois malos, sabéis entregarles a vuestros hijos cosas buenas, ¿cuánto más vuestro Padre, que está en el cielo, dejará de daros bienes espirituales a quienes le pidan?" 717.
Algo después: "y sucedió que, mientras estaba hablando, una mujer entre la muchedumbre, levantando la voz, le dijo: Bendito el vientre que te llevó y los pechos que mamaste. Pero Él replicó: Al contrario: benditos quienes escuchan la palabra de Dios y la cumplen" 718. Y un poco más adelante: "Al terminar de hablar, un fariseo le rogó que comiera en su casa. Entrando en ella, ocupó un asiento. El fariseo, entonces, comenzó a decirse para sus adentros por qué Jesús no había bendecido antes el alimento. Pero el Señor le dijo: Vosotros, fariseos, limpiáis el exterior de la copa y del plato, pero vuestro interior está lleno de rapiña y de iniquidad. Necios, ¿acaso quien hizo el exterior no hizo también el interior? Dad en limosna lo que os sobra y todo se os limpiará. Pero ¡ay de vosotros, fariseos, que contabilizáis el diezmo de la menta, de la ruda y de todas las hortalizas, pero os despreocupáis de la justicia y del amor de Dios! Eso es lo que conviene practicar, sin dejar de lado aquello otro. ¡Ay de vosotros, fariseos, que ansiáis los primeros asientos en las sinagogas y los saludos en la plaza! ¡Ay de vosotros, que sois como sepulturas que no se ven, y los hombres que pasan por encima de ellas las ignoran! Interviniendo en la conversación un doctor en la Ley le dijo: Maestro, con eso que estás diciendo nos ofendes también a nosotros. Y Él le contestó: ¡Ay también de vosotros, doctores en la Ley, que cargáis a los hombres con pesados fardos que no pueden ser acarreados, y vosotros no tocáis la carga ni con un solo dedo!" 719.
En otro pasaje: "Precaveos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía" 720. Y un poco más abajo: "Sin embargo, yo os digo, amigos míos, que no os aterroricen quienes matan el cuerpo, pero, aparte de ello, no pueden hacer nada más. Os indicaré a quién debéis temer: temed a Aquel que, después de matar, tiene la potestad de enviaros al infierno. Eso es lo que os digo: temed a ése. ¿No se venden cinco pajarillos por dos monedas? Y, sin embargo, ni uno solo de ellos es olvidado por Dios. Incluso todos los cabellos de vuestra cabeza están contados. No tengáis, pues, miedo: vosotros valéis más que todos los pajarillos. Y yo os digo: todo aquel que se confesare discípulo mío delante de los hombres, también el Hijo del hombre testificará en favor suyo delante de los ángeles de Dios. A todo aquel que hable contra el Hijo del hombre se le perdonará; ahora bien, si alguien blasfemare contra el Espíritu Santo, no se le perdonará. Cuando os conduzcan a las sinagogas, ante los magistrados y ante las autoridades, no andéis preocupándoos de cómo y qué tenéis que responder, ni de lo que habréis de decir: el Espíritu Santo os inspirará en ese momento qué es lo que conviene decir" 721.
"Uno de entre la gente le dijo: Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia. Pero Él replicó. Hombre, ¿quién me ha designado juez o repartidor entre vosotros? Y dirigiéndose a ellos, les dijo: Mirad y precaveos de toda avaricia, pues no es en la abundancia de riquezas en donde se fundamenta la vida de quien las posee. Y les puso una comparación diciéndoles: El campo de cierto hombre rico produjo pingües frutos, y él cavilaba para sus adentros preguntándose: ¿Qué haré, pues no tengo dónde almacenar mis cosechas? Y se dijo: Lo que haré será destruir mis graneros y levantar otros mayores; en ellos almacenaré todos los bienes que he acumulado; y le diré a mi alma: alma mía, tienes riquezas abundantes para muchos años; descansa, come, bebe, banquetea. Pero Dios le dijo: ¡Necio! Esta noche irán a reclamarte la vida. ¿De quién será todo cuanto has almacenado? Así se comporta todo el que acumula tesoros para sí mismo, pero no es rico a los ojos de Dios" 722.
"Y dijo a sus discípulos: Por eso os digo: no os andéis preocupando de vuestra vida, de qué comeréis, ni con qué cubriréis vuestro cuerpo. La vida importa más que la comida y el cuerpo es más importante que el vestido. Fijaos en los cuervos, que no siembran, ni cosechan, ni poseen despenseros ni hórreos, y sin embargo Dios los alimenta. ¡Cuánto más importantes sois vosotros que esas aves! ¿Quién de vosotros por mucho que cavile, es capaz de añadir un simple centímetro a su estatura? Y si no sois capaces de hacer algo tan sin importancia, ¿para qué os preocupáis de lo demás? Fijaos en cómo crecen los lirios: no trabajan ni hilan; y yo os digo que Salomón, a pesar de toda su magnificencia, no estuvo, sin embargo, vestido como uno solo de ellos. Si Dios viste a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se arroja al horno, ¿ cuánto más no va a hacerlo con vosotros, hombres de poca fe? No andéis buscando qué vais a comer o a beber, ni os dejéis sumir en las preocupaciones. Por todo eso es por lo que se afanan las gentes del mundo; sin embargo, vuestro Padre sabe que vosotros tenéis necesidad de ello. Procurad, más bien, buscar el reino de Dios, y todo lo demás se os dará por añadidura. No tengáis miedo, rebañito, porque a vuestro Padre le ha parecido bien daros el reino. Vended lo que poseáis y dadlo como limosna. Fabricaos bolsas que no envejecen, un tesoro que habrá de seros valioso en los cielos, al que no llega el ladrón, ni la polilla lo deteriora. Pues donde está vuestro tesoro, allí está también vuestro corazón" 723.
Un poco más adelante: "Vosotros estad preparados, porque a la hora que no esperáis vendrá el Hijo del hombre. Pedro le pregunta: Señor, ¿esa parábola nos la aplicas a nosotros, o también a todos los demás? Y el Señor le respondió: ¿Quién crees tú que es el siervo fiel y prudente al que su señor colocará al frente de toda la servidumbre para que les reparta su ración en el momento oportuno? Bienaventurado el siervo a quien su señor, al llegar, lo encuentra cumpliendo con su deber. En verdad os digo que le encomendará la administración de todo cuanto posee. Pero si el siervo se dijera para sus adentros: Mi amo tardará en venir, y comenzara a vapulear a los criados y a las criadas, a comer, a beber y a embriagarse, el señor de aquel siervo se presentará en el día que no lo espera y a una hora que no sabe; lo apartará de su cargo y colocará su suerte entre la de los infieles. Pues el siervo que conocía la voluntad de su amo y no lo preparó todo y obró de acuerdo con tales deseos, recibirá numerosos azotes; en cambio, el que no la conocía y se hizo acreedor a los golpes, recibirá pocos azotes. Pues a todo el que se le da mucho, mucho será lo que se le reclame; y al que mucho se le encargó, más será lo que se le exija" 724.
Asimismo, un poco después: "Hipócritas: sabéis escudriñar la faz de la tierra y del cielo, ¿ cómo es que no supisteis reconocer este tiempo? ¿Por qué incluso no sois capaces de determinar lo que de vosotros mismos es justo?" 725. Algo después: "Esforzaos por entrar por la puerta estrecha; porque yo os digo que muchos que pretenden entrar no podrán hacerlo" 726.
Y en otro pasaje: "Dándose cuenta de cómo los invitados elegían los primeros asientos, les decía esta parábola: Cuando se te invite a una boda, no ocupes el lugar más importante, no sea que se haya invitado a alguien más eminente que tú y, acercándose aquel que os invitó a ambos, te diga: Cédele tu lugar; y lleno de vergüenza tengas que ocupar el lugar más humilde. Muy al contrario; cuando te inviten, ve y ocupa el lugar más humilde, para que, cuando se te acerque el que te invitó, te diga: Amigo, colócate en este sitio más digno; y entonces ganes reputación ante todos los comensales. Porque todo el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado. Le decía también a la persona que lo había invitado: Cuando prepares una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes o vecinos ricos, no sea que también ellos te cursen una invitación y resultes recompensado. Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los débiles, a los cojos, a los ciegos, y serás bienaventurado, porque no tienen posibilidad de recompensarte; pero se te recompensará cuando se recompense a los justos" 727.
Y un poquito después: "Si alguno viene a mí y no aborrece a su padre y a su madre, a su esposa e hijos, a sus hermanos y hermanas, e incluso a su propia vida, no puede ser discípulo mío. Quien no carga con su cruz y viene detrás de mí, no puede ser mi discípulo. Porque ¿quién de vosotros, deseando construir una torre, no se sienta primero a presupuestar los gastos y ver si tiene lo necesario para llevar a cabo su proyecto, no vaya a ser que después de echar los cimientos no pudiera concluirla y todos los que lo vieran comenzaran a reírse de él, diciendo: Ahí tienes a un tipo que comenzó a construir y no pudo culminar la obra? ¿O qué rey, al ir a hacer la guerra contra otro rey, no se sienta primero a sopesar si puede con diez mil hombres salir al encuentro de quien viene en su busca con veinte mil? En caso negativo, mientras aún se halla lejos su enemigo, le envía una embajada y le hace propuestas de paz. Así, pues, todo aquel de vosotros que no renuncie a cuanto posea no puede ser discípulo mío" 728.
Algo más adelante: "Y yo os digo: Con las riquezas terrenales, que son inicuas, ganaos amigos, para que, cuando muráis, se os reciba en las moradas eternas. Quien es leal en lo intrascendente, también es leal en lo importante. Y quien es inicuo en cosa sin importancia, inicuo es también en lo trascendental. Pues bien: si no os mostrasteis fieles a las riquezas en la iniquidad, ¿quién os confiará lo verdadero? Y si en lo ajeno no fuisteis leales, ¿quién os dará lo que es vuestro? Nadie puede servir a dos señores, pues o aborrecerá a uno y amará al otro, o se aliará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y a la riqueza. Estaban los fariseos escuchando todas estas palabras y, como eran avaros, se reían de Él. Y díjoles: Vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos delante de los hombres; pero Dios conoce vuestros corazones. Porque aquello que los hombres consideran sublime, a los ojos de Dios sólo es abominación" 729. Y unos versículos después: "Todo el que repudia a su esposa y se casa con otra, comete adulterio" 730.
Y un poco más tarde: "No pueden por menos de sobrevenir escándalos. Pero ¡ay de aquel por el que sobrevienen! Más le valiera que le pusieran una rueda de molino en torno al cuello y lo arrojasen al mar antes de escandalizar a uno de estos pequeñuelos míos. Velad por vuestros intereses: si tu hermano te ofendiera, amonéstalo; y si se arrepintiese, perdónalo. Y si te ofendiera siete veces al día, y siete veces al día se dirigiera a ti diciéndote "perdóname", concédele tu perdón" 731.
Y en otro pasaje: "A unos que se ufanaban de justos y despreciaban a los demás, les dijo esta parábola: Dos hombres -el uno fariseo, el otro publicano- subieron al templo a orar. El fariseo, puesto en pie, oraba consigo de esta manera: Gracias te doy, Señor, porque no soy como los demás hombres, ladrones, injustos, adúlteros; ni siquiera como ese publicano. Yo ayuno dos veces por semana y entrego el diezmo de todo lo que poseo. En cambio, el publicano, situado en un rincón, no osaba siquiera elevar sus ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: Dios mío, ten benevolencia conmigo, que soy un pecador. Yo os aseguro que éste regresó a su casa justificado antes que el otro. Porque todo el que se ensalza será humillado, y todo el que se humilla será ensalzado" 732.
"También traían niños ante Él para que los tocase. Viéndolo los discípulos, les reñían. Pero Jesús, reuniéndolos, les dijo: Dejad que los niños se acerquen a mí y no se lo impidáis. El reino de Dios es de quienes son como ellos. En verdad os digo que quien no recibiere el reino de Dios como un niño, no entrará en él" 733.
"Un personaje importante le preguntó: Maestro bueno, ¿qué debo hacer para poseer la vida eterna? Y Jesús le respondió: ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, sino solo Dios. Ya conoces los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no dirás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre 734. El otro replicó: Todo eso lo he observado desde mi juventud. Al oírlo, Jesús le dijo: Aún te falta una cosa: vende todo cuanto tienes y dáselo a los pobres, y poseerás un tesoro en el cielo; luego ven y sígueme. El otro, al escucharlo, se puso triste, porque era muy rico. Y viendo Jesús que se había entristecido, añadió: ¡Qué difícil es que quienes poseen riquezas entren en el reino de Dios! Resulta más sencillo que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de Dios. Los que le escuchaban comentaron: ¿Quién puede, entonces, salvarse? Y Él les respondió: Lo que les resulta imposible a los hombres, le es posible a Dios. Pero Pedro dijo: Date cuenta de que nosotros lo hemos abandonando todo y te hemos seguido. Y Él afirmó: En verdad os digo que no habrá nadie que deje su casa o sus padres, hermanos, esposa e hijos a causa del reino de Dios, que no reciba mucho más en esta tierra y la vida eterna en el siglo venidero" 735.
Y en otro lugar: Entonces Zaqueo, poniéndose en pie, le dijo al Señor: Mira, Señor: entrego a los pobres la mitad de mis bienes; y si en algo he defraudado a alguien, le restituyo el cuádruple. Jesús le contestó: Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también éste es hijo de Abraham. Pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se había perdido" 736.
Un poco después: "Por lo tanto, devolved al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios" 737. Y en otro pasaje: "Oyéndolo todo el pueblo, dijo a sus discípulos: Guardaos de los escribas, que gustan pasearse vistiendo estolas y ansían los saludos en las plazas, los primeros asientos en las sinagogas y los lugares de honor en los banquetes; que devoran las haciendas de las viudas con la disculpa de hacer larga oración: ésos recibirán una condena más severa" 738.
"Mirando, observó que los ricos depositaban sus ofrendas en el gazofilacio; observó, sin embargo, que una pobrecita viuda depositaba dos pequeñas monedas. Y dijo: En verdad os digo que esa pobre viuda ha entregado más que todos. Porque todos aquellos dieron a Dios como ofrenda lo que les sobraba, pero ella, en su pobreza, ha entregado lo único que tenía para su sustento" 739. Asimismo, en otro pasaje: "Convenceos en vuestro corazón de que no andéis pensando lo que habréis de responder. Yo os daré boca y sabiduría, a la que no podrán resistir ni contradecir todos vuestros adversarios. Sin embargo, seréis entregados por vuestros padres y hermanos, por vuestros parientes y amigos; y a algunos de vosotros os castigarán con la muerte; y para todo el mundo seréis motivo de odio por mi nombre. Pero no perecerá ni un pelo de vuestra cabeza. En vuestra paciencia, conservaréis vuestras almas" 740.
Algo más adelante: "Mirad por vuestros intereses, no vaya a ser que vuestros corazones se vean agravados por la glotonería y la embriaguez, y por las preocupaciones de esta vida; y venga sobre vosotros repentinamente aquel día. Porque como un lazo caerá sobre todos cuantos habitan sobre la superficie de la tierra toda. Manteneos, pues, en vela, orando en todo momento, para que seáis considerados dignos de escapar a todas aquellas calamidades que han de suceder, y de estar en pie delante del Hijo del hombre" 741.
Asimismo, un poquito después: "Surgió entre ellos la discusión de cuál parecía el mayor. Y Él les dijo: Los reyes de las naciones dominan sobre ellas, y se califica de bienhechores a quienes tienen potestad sobre ellas. No seáis vosotros así. Al contrario; el que entre vosotros es mayor, sea como el más joven; el que es superior, sea como el sirviente. Pero ¿quién es más importante: el que se sienta a la mesa o el que sirve? ¿No lo es el que está sentado a la mesa? Sin embargo, entre vosotros yo soy como el que sirve" 742. Y en otro pasaje: "Orad, para que no sucumbáis a la tentación" 743.
XXVIII. Del Evangelio según Juan
"¿Cómo podéis creer vosotros, que recibís la gloria que proviene de unos y de otros, y no buscáis la gloria que de solo Dios emana?" 744. Y un poco después: "Sin embargo, Jesús dijo: Tampoco yo te condenaré. Vete y no peques ya más" 745. Y algo más adelante: "Si vosotros permanecierais fieles a mi palabra, seríais verdaderamente discípulos míos y conoceríais la verdad, y la verdad os haría libres" 746. Y un poquito después: "En verdad, en verdad os digo que todo el que peca se convierte en esclavo del pecado" 747. Y en otro pasaje: "En verdad, en verdad os digo que si alguno observare mi palabra, no morirá eternamente" 748.
Algo más adelante: "Quien ama su vida, la perderá; quien odia su vida en este mundo, la mantendrá a salvo para la vida eterna. Si alguno quiere ser siervo mío, que me siga. Y donde yo esté, allí estará también mi siervo. Si alguien me sirviera, mi Padre lo honrará" 749. Y en otro pasaje: "Pues tuvieron en mayor estima la gloria de los hombres que la gloria de Dios" 750.
Y en otro lugar: "Vosotros me llamáis Maestro y Señor, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, que soy el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, también vosotros debéis lavaros los pies los unos a los otros. Os he dado ejemplo para que, del mismo modo que yo he hecho con vosotros, también vosotros lo hagáis" 751. Un poco después: "Un nuevo mandamiento os doy: que os améis los unos a los otros; que del mismo modo que yo os he amado, también vosotros os améis los unos a. los otros. En esto conocerán que sois discípulos míos, si os amarais unos a otros" 752.
Algo más adelante: "Si me amáis, cumpliréis mis mandamientos" 753. Y un poquito después: "Quien conoce mis mandamientos y los cumple; ése es quien me ama. Y el que me ama es amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él" 754. Tres versículos después: "Si alguien me ama, guardará mi palabra; y mi Padre lo amará, y vendremos a él, y pondremos en él nuestra morada. El que no me ama, no guarda mis palabras" 755.
Un poco después: "Permaneced en mí y yo en vosotros. Del mismo modo que el sarmiento no puede tener fruto si no permanece unido a la parra, así os pasará a vosotros si no permanecéis unidos a mí. Yo soy la parra, vosotros los sarmientos: el que permanece unido a mí y yo a él, producirá abundante fruto, porque sin mí nada podéis lograr. Si alguno no permanece unido a mí, será como sarmiento que se poda y se seca; los recogerán, los echarán al fuego y arderán. Si permanecierais unidos a mí, mis palabras permanecerán en vosotros: pedid lo que queráis, y se os concederá. En esto es glorificado mi Padre: en que produzcáis abundante fruto y os convirtáis en discípulos míos. Como mi Padre me amó, así yo os he amado: permaneced en mi amor. Si cumplierais mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, igual que yo cumplí los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he dicho todo esto para que mi gozo esté en vosotros y vuestro gozo se vea satisfecho. Este es mi mandamiento: que os améis los unos a los otros como yo os he amado. No existe mayor amor que el de quien da su vida por sus amigos" 756. Y un poco después: "Esto es lo que os encargo: que os améis los unos a los otros" 757.
Todos estos pasajes son los que, tomados de los cuatro evangelios, hemos considerado oportuno recoger en esta obra. Como puede advertirse, tres evangelistas -Mateo, Marcos y Lucas- son los que nos han proporcionado mayor cantidad de normas de vida, porque reflejan aquella faceta que se califica de "activa". En cambio, Juan se atuvo más a la faceta "contemplativa", de modo que, si bien su evangelio es superior a los otros, sin embargo encontramos en él pocos preceptos morales.
Apuntemos que son también poquísimos los pasajes que extraemos del libro que titularon Hechos de los Apóstoles. Ello se explica porque su contenido es la historia de los acontecimientos sobre los que se edificó la fe, y recoge, por tanto, más ejemplos que preceptos.
XXIX. Del libro de los Hechos de los Apóstoles
Hablando Santiago, dice: "Por eso pienso que no debe inquietarse a aquellos de entre los gentiles que se conviertan al Señor, sino escribirles que se aparten del pecaminoso culto de los ídolos, de la fornicación, de lo ahogado y de la sangre" 758. Y un poco después: "Nos ha parecido oportuno al Espíritu Santo y a nosotros no imponeros más carga que la necesaria: que os abstengáis de los sacrificios de los ídolos, de la sangre, de lo ahogado y de la fornicación. Haréis bien en guardaros de tales prácticas. Adiós" 759.
Mucho más adelante, cuando el apóstol Pablo habla a los jefes de la Iglesia, a quienes había reunido, dice: "Mirad por vosotros y por todo vuestro rebaño, a cuyo frente os ha colocado el Espíritu Santo como obispos para pastorear la Iglesia de Dios, la cual ganó con su sangre" 760. Y un poco después, dirigiéndose a las mismas personas: "No he codiciado ni el oro, ni la plata, ni el vestido de nadie. Vosotros sabéis que cuando algo he necesitado para mí y para los que conmigo estaban, estas manos mías son las que me han servido. En todo os he mostrado que, trabajando así, es como conviene hacerse cargo de los enfermos y tener presentes las palabras del Señor Jesús, cuando dijo: Mayor bienaventuranza es dar que recibir" 761.
En otro pasaje, cuando Santiago y sus acompañantes están hablando con el apóstol Pablo, le dijeron: "Ya ves, hermano, cuántos miles son, entre los judíos, los que han creído, y todos se muestran observantes de la ley. Sin embargo, han tenido noticias sobre ti de que enseñas a alejarse de Moisés a los judíos que viven entre los gentiles, diciéndoles que no deben circuncidar a sus hijos ni andar según la costumbre. ¿Qué sucede, pues? Lógicamente, la multitud vendrá a reunirse, pues se ha enterado de que has llegado. Haz lo que te decimos. Hay entre nosotros cuatro hombres que tienen formulado un voto. Tómalos contigo, purifícate con ellos y págales para que te rasuren la cabeza 762, y sepan todos que es falso lo que de ti han oído. Al contrario, verán que tú también andas guardando la ley. En cuanto a quienes, de entre los gentiles, se han convertido a nuestra fe, les hemos escrito diciéndoles que hemos acordado que se abstengan de lo que se sacrifica de los ídolos, de la sangre, de lo ahogado y de la fornicación" 763.
Esto es lo que del libro de los Hechos de los Apóstoles hemos encontrado oportuno recoger aquí como pasajes apropiados para esta obra nuestra. En ellos vemos a los apóstoles no queriendo imponer ninguna carga de la antigua ley por lo que se refiere a la abstinencia del placer corporal, excepto la observancia de tres preceptos: que se abstengan de lo que se inmola a los ídolos, que se aparten de la sangre y que eviten la fornicación. De ahí que algunos consideren que sólo estos tres delitos son capitales: la idolatría, el homicidio y la fornicación. (En este último se incluye tanto el adulterio como todo comercio carnal que no sea con la esposa.) ¡Como si no fueran también capitales todos los demás pecados -aparte de estos tres- que alejan del reino de Dios; y como si se hubiese dicho vana y caprichosamente que "ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los robado res poseerán el reino de Dios"! 764.
Pero lo que interesa es que, retomando el hilo de nuestro argumento, abordemos las epístolas apostólicas y veamos también en ellas qué cuadra convenientemente a esta obra.
XXX. De la epístola del apóstol Pablo a los Romanos
"No me avergüenzo del Evangelio, pues es poder de Dios para la salvación de todo el que cree; en primer lugar, la del judío, pero también la del griego, pues en éste se pone de manifiesto la justicia de Dios al apartarlo de una fe y llevarlo a otra, según está escrito: El justo vivirá de mi fe 765. La ira de Dios se manifiesta desde el cielo sobre la impiedad y la injusticia de aquellos hombres que detienen la verdad arrastrándola a la injusticia. Porque lo que de Dios puede ser conocido se ha puesto de manifiesto en ellos, porque Dios se lo ha manifestado. Desde la creación del mundo, lo invisible de Dios, así como su eterno poder y su divinidad, pueden observarse a través de aquellas obras que se conocen, de manera que no tendrán excusa alguna, dado que, habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni se le mostraron agradecidos, sino que se disiparon en sus propios pensamientos, y su necio corazón se tiñó de tinieblas. Ufanándose de sabios, se volvieron estúpidos, y cambiaron la gloria de Dios inmortal por representaciones que, en imagen, figuraban al hombre mortal, o aves, o cuadrúpedos, o serpientes" 766.
"Por eso Dios los dejó expuestos al capricho de las pasiones de su corazón para que se hundieran en la inmundicia, y con sus ultrajes deshonraran entre sí sus propios cuerpos, pues trocaron la verdad de Dios por mentira, y adoraron y rindieron pleitesía a la criatura prefiriéndola al Criador, que es bendito por los siglos. Amén. Por eso Dios los dejó expuestos a pasiones ignominiosas. Sus mujeres cambiaron la práctica natural del sexo por otras relaciones contra natura, y lo mismo hicieron los varones: dejando de lado el contacto sexual natural con la mujer, se abrasaron en la pasión de unos por otros, practicando la infamia varones con varones, y haciéndose acreedores en sí mismos de la recompensa que convenía a su extravío. Y como demostraron que no tenían preocupación alguna de conocer a Dios, Dios los dejó en manos de una mentalidad condenable para que hicieran lo que no convenía; repletos de toda iniquidad, de malicia, de fornicación, de avaricia, de perversidad; llenos de envidia, de homicidios, de pleitos, de mentira, de malignidad; murmuradores, detractores, abominables de Dios, difamadores, soberbios, altaneros, maquinadores de males, desobedientes a sus padres, insensatos, desordenados, sin afecto, sin lealtad, sin misericordia. Ellos, conociendo cómo actúa la justicia de Dios, no quisieron comprender que quienes se comportan de aquella forma se hacen merecedores de la muerte; más aún, no sólo quienes lo llevan a cabo, sino también quienes están de acuerdo con los que lo realizan" 767.
"Por eso, no tienes disculpa tú, hombre que juzgas, quienquiera que seas; pues en aquello mismo que a otro juzgas te estás tú mismo condenando, ya que practicas precisamente aquello que juzgas. Pero sabemos que el juicio de Dios sobre quienes tales cosas hacen se atiene a la verdad. ¿Y piensas tú -hombre que juzgas a los que hacen esas cosas y que tú mismo haces también- que vas a escapar al juicio de Dios? ¿Acaso desprecias las riquezas de su bondad, de su paciencia, de su longanimidad, ignorando que la benignidad de Dios te conduce al arrepentimiento? Consecuente con tu obcecación y con tu corazón impenitente, vas acumulando contra ti la ira de la cólera y de la manifestación del justo juicio de Dios, que recompensa a cada uno según sus obras: gloria, honor e inmortalidad a quienes buscan la vida eterna mediante la perseverancia en el bien obrar; ira y desesperación para quienes, en su obcecación, no se atienen a la verdad y se confían a la iniquidad. Tribulación y angustia sobre toda alma del hombre que practica el mal, tanto del judío, primeramente, como del griego. En cambio, gloria, honor y paz para todo el que practica el bien, tanto para el judío, primeramente, como para el griego" 768. Y un poco después: "Pues ante Dios, los justos no son los auditores de la ley, sino que quienes la practican serán los considerados justos" 769. Asimismo, un poco después: "¿Cómo es que tú, que enseñas a los demás, no te enseñas a ti mismo? Tú, que predicas que no hay que robar, ¿robas? Tú, que dices que no hay que fornicar, ¿fornicas? Tú, que abominas los ídolos, ¿cometes sacrilegio? Tú, que te ufanas en la ley, ¿deshonras a Dios transgrediendo esa ley? Pues, según está escrito 770, el nombre de Dios es, entre los pueblos, motivo de blasfemia por culpa vuestra" 771.
Un poco más adelante: "Justificados, pues, por la fe, mantengamos la paz con Dios mediante nuestro Señor Jesucristo. Por Él, merced a la fe, hemos tenido acceso a esta gracia en que nos mantenemos, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de los hijos de Dios. Más aún: nos gloriamos también en las tribulaciones, conscientes de que la tribulación engendra perseverancia; la perseverancia, a su vez, acrisola; y este crisol alienta la esperanza; y la esperanza a nadie frustra, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado" 772.
Y en otro pasaje: "Que en vuestro cuerpo mortal no reine el pecado hasta el punto de que obedezcáis a sus concupiscencias. No ofrezcáis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad; antes bien, presentaos ante Dios como vivos resucitados de entre los muertos, y vuestros miembros como instrumentos de justicia al servicio de Dios" 773. Y un poquito después: "Lo califico de humano teniendo en cuenta la debilidad de vuestra carne. Del mismo modo que ofrecisteis vuestros miembros al servicio de la impureza y de la iniquidad para la iniquidad, así ahora ofreced vuestros miembros al servicio de la justicia para la santificación" 774.
"Así, pues, hermanos, el que vivamos según la carne no se lo debemos a la carne; pues si vivierais según la carne, según la carne moriréis; pero si con el Espíritu reprimís las obras de la carne, viviréis. Quienes son conducidos por el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios" 775. Unos cuantos versículos después: "Herederos de Dios y, por lo tanto, coherederos de Cristo: si juntamente hemos sufrido, también conjuntamente recibiremos la gloria" 776. Algo después: "Si esperamos lo que no vemos, lo aguardamos gracias a la paciencia" 777. Unos versículos más adelante: "Sabemos que Dios lo dirige todo con vistas al bien de quienes lo aman" 778. Y un poco después: "¿Quién nos alejará del amor a Cristo? ¿La tribulación? ¿La angustia? ¿La persecución? ¿El hambre? ¿La desnudez? ¿El peligro? ¿La espada? Según está escrito: Por ti nos vemos mortificados todo el día, y hemos sido considerados como ovejas destinadas al matadero 779. Pero en todas estas adversidades mantenemos las esperanzas gracias a Aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni principados, ni cosas presentes ni futuras, ni poderíos, ni altura, ni profundidad , ni criatura alguna podrá apartamos del amor de Dios que está en Jesucristo, nuestro Señor" 780.
Yen otro pasaje: "Pues con el corazón se cree atendiendo a la justicia; pero con la boca se hace la confesión de fe atendiendo a la salvación. Dice la Escritura: Todo el que crea en Él no se verá confundido 781. No hay, pues, distinción entre judíos y griegos (=gentiles): uno mismo es el Señor de todos, rico para cuantos lo invocan; porque "todo el que invocare el nombre del Señor será salvo"" 782.
En otro lugar: "Mantente firme en tu fe: no te ensoberbezcas; al contrario, muéstrate temeroso. Pues si Dios no perdonó a las ramas naturales, cuida no sea que tampoco a ti te perdone. Considera, pues, la bondad y la severidad de Dios: la severidad hacia aquellos que sucumbieron; la bondad hacia ti, si permaneces en la bondad" 783.
Un poco después: "Por eso, hermanos, os exhorto, por la misericordia de Dios, a que ofrezcáis vuestros cuerpos como ofrenda viva, santa y grata a Dios, como obsequio espiritual de vosotros mismos. No os amoldéis a las hechuras de este mundo; al contrario, transformaos en la renovación de vuestro espíritu, para que comprobéis cuán buena, placentera y perfecta es la voluntad de Dios. En virtud de la gracia que me fue concedida, os digo a todos los que se hallan entre vosotros que nadie se precie más de lo que conviene preciarse, sino préciese con mesura, según Dios le repartió a cada uno la medida de la fe. Del mismo modo que en un solo cuerpo tenemos múltiples miembros y esos miembros no tienen todos idéntica función, así nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo en Cristo, sin dejar de ser cada une de nosotros un miembro distinto del otro. Y así, cada une posee un don diferente según la gracia que se nos ha otorgado: ya sea profecía, manteniendo el equilibrio con la fe; y sea el ministerio, en el cumplimiento de sus funciones; ya sea el que enseña, en la enseñanza; o el que exhorta, en la exhortación; o el que tiene alguna responsabilidad, en su solicitud; el que practica la misericordia, haciéndolo con alegría" 784.
"El amor, sin fingimientos. Rechazando el mal, practicando el bien. Practicando el amor fraternal queriéndonos unos a. otros, concediéndonos mutuamente el primer puesto; no siendo perezosos en la solicitud; fervientes en el espíritu; sumisos al Señor; alegres en la esperanza; pacientes en la tribulación; constantes en la oración; compartid en las necesidades de los fieles; practicad asiduamente la hospitalidad. Bendecid a los que os persiguen: bendecidlos y no los maldigáis. Alegraos con los que se alegran; llorad con quienes lloran. Concebid los mismos sentimientos unos hacia otros. No os ensoberbezcáis, sino mostraos afines a los humildes. No os consideréis sabios ante vuestra propia opinión. No le devolváis a nadie mal por mal, procurando el bien no sólo a los ojos de Dios, sino también delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto de vosotros dependa, mantened la paz con todos los hombres. No os defendáis a vosotros mismos, queridos míos: dad oportunidad a la ira de Dios. Pues escrito está: Mía es la venganza; yo le daré su merecido, dice el Señor 785. Al contrario: Si tu enemigo tuviera hambre, dale de comer; si tuviera sed, dale de beber; pues haciéndolo amontonarás sobre su cabeza carbones encendidos 786. No permitas que el mal te venza; antes bien, vence tú al mal con el bien" 787.
"Sométase toda alma a las autoridades superiores, pues ninguna autoridad existe sino emanada de Dios. Aquellas que existen, por Dios han sido establecidas. Y así, quien resiste a la autoridad, a Dios, su instaurador, es a quien resiste. Y quienes se resisten, su propio castigo están buscando. Los gobernantes no son motivo de temor para quien obra bien, sino para quien obra mal. ¿Deseas, pues, no temer a la autoridad? Haz el bien, y alcanzarás de ella el elogio, pues Dios te lo ha colocado como ministro suyo con vistas a bien. En cambio, si haces el mal, teme, porque no sin motivo porta la espada: es ministro de Dios, vengador en su ira para quien obra el mal. Por eso, necesario es que os sometáis no sólo por el castigo, sino también por propio convencimiento. Además, también por ello les pagáis tributos, pues son funcionarios de Dios, puestos precisamente para ese servicio. Pagad a todos sus deudas; el tributo, a quienes debáis el tributo; al que el impuesto, el impuesto; a quien el respeto, el respeto. y el honor a quien debáis rendir honor" 788.
"No debáis nada a nadie, sino el amaros los unos a los otros, ya que quien ama a su prójimo está cumpliendo la Ley. Pues aquello de "no cometerás adulterio, no matarás. no robarás, no levantarás falso testimonio, no codiciarás", y cualquier otro mandamiento que exista, se resume en estas palabras: Amarás al prójimo como a ti mismo 789. El amor al prójimo evita causarle el mal. Por tanto, el amor es la plenitud de la Ley. Y esto, sobre todo teniendo en cuenta el tiempo en que vivimos, porque hora es ya de despertar de nuestro sueño. Ahora nuestra salvación está más cercana que cuando abrazamos nuestra fe. La noche toca a su fin: el día se aproxima. Despojémonos. pues, de las obras de las tinieblas y revistámonos las armas de la luz. Comportémonos decorosamente como en pleno día, no en comilonas y borracheras, ni en casas de lenocinio y de indecencia, ni en rivalidades ni envidias: revestíos del Señor Jesucristo. Y no atendáis a las exigencias de la carne para someteros a sus pasiones" 790.
"Haceos cargo de que es débil en la fe, sin pararos a discutir sobre criterios distintos. Hay quien cree que puede comer cualquier alimento, mientras que el enfermo sólo se alimentará de verduras; pero el que come, que no menosprecie a quien no come; y quien no come, no juzgue al que sí come: Dios los ha aceptado así. ¿Quién eres tú para juzgar al siervo ajeno? Para su señor se mantiene en pie o se cae; sin embargo, se mantendrá en pie, pues poderoso es Dios para sostenerlo. Hay quien diferencia un día de otro, y hay quien considera iguales todos los días. Que cada cual se muestre rico en su propia forma de pensar. Quien sienta simpatía por un día determinado, para el Señor la siente; el que come, para el Señor come, pues da gracias a Dios; y quien no come, para el Señor no come, y también da gracias a Dios. Porque ninguno de nosotros vive sólo para sí, ni para sí sólo muere. Si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. De modo que, tanto si vivimos como si morimos, somos del Señor. Pues para esto murió Cristo y resucitó: para el Señor de los muertos y de los vivos. Y tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? ¿O por qué desprecias tú a tu hermano? Todos hemos de presentamos ante el tribunal de Dios. Pues escrito está: Vivo yo -dice el Señor-, que ante mí se doblará toda rodilla, y toda lengua ensalzará a Dios 791. Así que cada uno de nosotros dará personalmente cuenta de sí mismo a Dios" 792.
"Por tanto, no nos juzguemos jamás los unos a los otros. Antes bien, convenceos de que no tenéis que ponerle a vuestro hermano tropiezos, ni causarle escándalos. Sé -y tengo plena confianza de ello en el Señor Jesús- que nada, por sí mismo, es impuro, sino que para aquel que considera que una cosa es impura, para él es impura. Pues si por un alimento se le causa tristeza a tu hermano, ya no estás comportándote de acuerdo con la caridad. No hagas que, por tu alimento, se pierda aquel por quien Cristo murió. Así que no se exponga a la crítica lo que es nuestro bien. El reino de Dios no consiste en la comida y en la bebida, sino en la justicia, la paz y la alegría en el Espíritu Santo. Quien en esto sirve a Cristo, se hace grato a Dios y es estimado por los hombres. Así pues, seamos partidarios de lo que fomenta la paz y la edificación mutua. No destruyas la obra de Dios a causa de un manjar. Todo es, ciertamente, puro; pero resulta maligno para el hombre que come provocando el escándalo. Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni practicar algo en lo que tu hermano se sienta ofendido, o escandalizado, o vacilante. La fe que posees dentro de tu corazón, mantenla ante Dios. Dichoso aquel que no se juzga a sí mismo en las decisiones que adopta. En cambio, el que no tiene claras las ideas, si come, se condena, porque su actuación no emana de la fe. Y todo lo que no procede de la fe es pecado" 793.
"Los que somos fuertes debemos de soportar las debilidades de quienes carecen de fuerza, y no complacemos en nosotros mismos. Que cada uno de nosotros complazca a su prójimo atendiendo al bien y con vistas a su edificación. Cristo no se complugo a sí mismo, sino que, como está escrito, "las injurias de quienes te injuriaban cayeron sobre mí" 794. Todo cuanto se ha escrito, se ha escrito para nuestra enseñanza, con el fin de que, mediante la paciencia y el consuelo de las Escrituras, mantengamos la esperanza. Que el Dios de la paciencia y el consuelo os conceda un mutuo sentimiento según Jesucristo, para que, unánimes, a una voz alabéis al Dios y Padre nuestro Señor Jesucristo. Por eso, aceptaos unos a otros, como también Cristo os aceptó para gloria de Dios" 795. Y un poco después: "Macedonia y Acaya acordaron realizar alguna colecta en favor de los pobres que, entre los fieles, hay en Jerusalén. Les pareció oportuno y les son deudores de ello; pues si aquéllos han hecho a los gentiles partícipes de sus bienes espirituales, justo es que éstos les atiendan en sus necesidades terrenales" 796. Y apenas unas líneas después: "Por eso os recomiendo, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por la caridad del Espíritu, que me ayudéis implorando en favor mío en vuestras oraciones a Dios" 797.
Y un poco más adelante: "Os ruego, hermanos, que os mantengáis sobre aviso acerca de aquellos que provocan disensiones y escándalos transgrediendo la doctrina que habéis aprendido: apartaos de ellos, pues tales personas no sirven a Cristo nuestro Señor, sino a su propio vientre; y con dulces palabras y halagos seducen los corazones de los inocentes. Vuestra fidelidad se ha divulgado por doquier. Me alegro, pues, en vosotros; pero deseo que os mostréis prudentes en el bien y sencillos en el mal" 798.
XXXI. De la primera epístola a los Corintios
"Os suplico, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que todos manifestéis lo mismo, y que no existan escisiones entre vosotros; que logréis todos tener el mismo pensamiento y la misma opinión. Pues se me he hecho saber por los de Cloe que entre vosotros, hermanos, existen rivalidades. Quiero decir que cada uno de vosotros afirma: Yo soy de Pablo; en cambio, yo de Apolo; pues yo de Cefas; yo, por mi parte, de Cristo. ¿Está dividido Cristo? ¿Es que Pablo fue crucificado en provecho vuestro? ¿O fuisteis bautizados en nombre de Pablo?" 799. Un poco después: "Él emana lo que vosotros sois en Jesucristo, a quien Dios convirtió para nosotros en sabiduría, justicia, santificación y redención, para que -como está escrito- "el que se gloría, gloríese en el Señor"" 800.
Y en otro pasaje: "Mientras entre vosotros haya celos y rencillas, ¿no significa eso que sois carnales y os comportáis con criterios humanos? Pues cuando alguien dice: Yo soy de Pablo; y otro, por su parte, Yo de Apolo, ¿no estáis actuando como hombres?" 801. Y un poquito después: "¿No os dais cuenta de que sois templo de Dios, y el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno mancillara el templo de Dios, Dios lo destruiría a él. Santo es el templo Dios, que sois vosotros. Nadie se engañe: si alguno de entre vosotros cree ser sabio en este mundo, hágase necio para que pueda ser sabio. Pues la sabiduría de este mundo es necedad a los ojos de Dios" 802.
Unos versículos más adelante: "Así que no os convirtáis en jueces antes de tiempo, hasta que el Señor venga: Él sacará a la luz los secretos de las tinieblas y revelará los pensamientos íntimos de los corazones. Entonces cada uno recibirá de Dios su alabanza. Estas ideas, hermanos, las he ejemplificado en mí y en Apolo, pensando en vosotros, para que aprendáis con nuestro ejemplo con el fin de que nadie, enfrentándose a otro, vaya a ir mucho más allá de lo que está escrito, tomando partido por alguien. Pues ¿quién te considera a ti distinto? ¿Qué tienes tú que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te ufanas como si no lo hubieras recibido?" 803. Un poco más adelante: "Hasta el momento actual pasamos hambre, tenemos sed y nos hallamos desnudos; recibimos bofetadas, carecemos de seguridad y nos extenuamos trabajando con nuestras propias manos. Somos maldecidos, y nosotros bendecimos; sufrimos persecución, y resistimos; se nos ultraja, y suplicamos. Hemos venido a convertimos como en la escoria de este mundo, el detrito de todos, hasta ahora. No escribo esto para avergonzaros, sino que os amonesto como a queridísimos hijos míos" 804.
Asimismo, un poquito después: "Abiertamente se escucha el comentario de que entre vosotros existe fornicación, y una fornicación tal que ni siquiera se da entre los gentiles, hasta el punto de que alguien posee la mujer de su padre. ¿Y vosotros estáis tan satisfechos, en lugar de vestiros de luto, pan que sea erradicado de entre vosotros aquel que cometió acción semejante? Por mi parte, yo, ausente con el cuerpo, pero presente con el espíritu, he tomado ya la decisión -como si ahí mismo me hallara- de que a quien así ha obrado, y en nombre de nuestro Señor Jesucristo -tras congregarnos vosotros y mi espíritu-, con el poder del Señor Jesús, se exponga a ese tal a la muerte de la carne, para que su espíritu se salve en el día del Señor Jesús. No es buena vuestra jactancia. ¿No sabéis que un trocito de levadura hace fermentar toda la masa? Desprendeos de la vieja levadura para que seáis una masa nueva, igual que sois ázimos. Puesto que nuestro cordero pascual, Cristo, fue inmolado. Así que, celebremos el banquete, no con la levadura vieja, ni la levadura de la malicia y la iniquidad, sino con ázimos de sinceridad y de verdad. Os escribí en mi carta que no os mezclaseis con fornicadores; entiéndase que no quiero decir con los fornicadores de este mundo, o con los avaros y ladrones, o con los que rinden culto a los ídolos; si así fuera, deberíais abandonar este mundo. No. Lo que quiero decir al escribiros que no os mezcléis es que no lo hagáis con aquel que, llamándose hermano, resulta ser un fornicador, o un avaro, o un idólatra, o un calumniador, o un borracho, o un ladrón: con semejante persona, ni siquiera comáis. Pues ¿qué interés tengo en juzgar a los de fuera? ¿No es a los de dentro a los que vosotros juzgáis? A los de fuera los juzgará Dios. Apartad de entre vosotros al malvado" 805.
"¿Se atreve alguno de vosotros, si tiene diferencias con otra persona, a llevar el pleito ante los injustos, y no ante los santos? ¿Ignoráis acaso que los santos juzgarán al mundo? Y si sois vosotros quienes juzgaréis al mundo, ¿no sois entonces dignos de juzgar a niveles más inferiores? ¿No sabéis que juzgaremos a los ángeles? ¡Cuánto más los asuntos de la vida diaria! Pues bien, si celebrarais juicios sobre asuntos de la vida diaria, nombrad como jueces a quienes en la Iglesia son considerados como irrelevantes. Os lo digo para vergüenza vuestra. ¿De modo que no hay entre vosotros alguna persona sensata que pueda dirimir un pleito entre hermanos? ¡Y el hermano se enfrenta en juicio a su hermano, yeso ante infieles! La verdad es que resulta bochornoso para vosotros que existan pleitos en vuestro seno. ¿Por qué mejor no dejáis que os atropellen? ¿ Por qué mejor no permitís los abusos? Al contrario: sois vosotros quienes cometéis el atropello y quienes abusáis; y eso, a hermanos. ¿Ignoráis que los inicuos no poseerán el reino de Dios? No os equivoquéis: ni fornicadores, ni idólatras, ni adúlteros, ni afeminados, ni sodomitas, ni ladrones, ni avaros, ni borrachos, ni calumniadores, ni salteadores poseerán el reino de Dios" 806.
Un poco después: "¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿Sirviéndome, pues, de los miembros de Cristo, voy a convertirlos en miembros de ramera? ¡De ninguna manera! ¿No sabéis que quien se une a una ramera se convierte en un solo cuerpo con ella? Serán -dice- dos en una sola carne 807. En cambio, quien se une al Señor se convertirá en un solo espíritu con Él. Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que comete el hombre queda fuera de su cuerpo. Sin embargo, el que fornica contra su propio cuerpo peca. ¿No sabéis que vuestros miembros son templo del Espíritu Santo, que está en vosotros, que tenéis dado por Dios, y que no os pertenecéis a vosotros mismos? Habéis sido comprados a elevado precio: glorificad a Dios y portadlo en vuestro cuerpo" 808.
"Respecto a lo que me escribisteis, bueno es para el hombre abstenerse de la mujer; sin embargo, debido a las fornicaciones, que cada uno tenga su propia mujer, y cada mujer tenga su propio marido. El marido cumpla con su esposa el débito conyugal; y lo mismo haga también la esposa con su; marido. La mujer no es dueña de su cuerpo, sino el marido: del mismo modo, el marido no es dueño de su propio cuerpo, sino la mujer. No dejéis de cumplir mutuamente el débito, excepto si de común acuerdo dejáis de hacerlo por un tiempo para entregaros libremente a la oración; pero luego retorna a uniros, no sea que Satanás os tiente debido a vuestra incontinencia. No obstante, esto lo digo atendiendo a las circunstancias, no como una norma obligatoria. Me gustaría que todos los hombres fueran como yo; pero cada uno ha recibido de Dios su propio don, y uno es así y el otro es asá. Sin embargo, a los solteros y a las viudas les digo que bien están si permanecen así, como también lo estoy yo. Pero si no pueden guardar continencia, cásense. Pues mejor es casarse que abrasarse" 809.
"Sin embargo, a los que ya están casados les ordeno -no yo, sino el Señor- que la mujer no se separe del marido (y en caso de separación, que no vuelva a casarse, o se reconcilie con su marido); y al marido, que no despida a la mujer. A los demás les digo yo -no el Señor- que si un hermano tiene por esposa a una mujer no cristiana y ella está de acuerdo en vivir con él, que no la despida; y si una mujer tiene por marido a uno que no es cristiano y éste está de acuerdo en vivir con ella, que no despida al marido, pues santificado queda el marido no cristiano en la mujer cristiana, y santificada queda la mujer no cristiana en su marido cristiano. De no ser por esto, vuestros hijos serían impuros, mientras que ahora son santos. Ahora bien, si el que no es cristiano se separa, que se separe: el hermano o la hermana no están, en casos semejantes, sujetos a la servidumbre; al contrario: Dios nos ha llamado para vivir en paz. Pues ¿ cómo puedes saber tú, mujer, si podrás salvar al marido? ¿Y cómo puedes tú, marido, saber si podrás salvar a tu mujer?" 810.
"Que cada uno se comporte según los dones que el Señor le ha otorgado, y para lo que Dios lo ha llamado. Y así lo enseño en todas las iglesias. ¿Que un circunciso ha sido llamado a la fe? Pues no disimule su circuncisión. ¿Que el llamado ha sido un incircunciso? Pues no se circuncide. Ni la circuncisión ni la in circuncisión significan nada; lo que importa es la observancia de los mandamientos de Dios. Que cada uno permanezca fiel en la vocación a la que fue llamado. ¿Se te llamó a la fe siendo siervo? No te preocupes: aunque puedas ser libre, aprovecha especialmente tu condición; pues quien siendo esclavo ha sido llamado en el Señor, liberto es del Señor; del mismo modo, quien, siendo libre, ha sido llamado a la fe, esclavo es de Cristo. Habéis sido comprados a precio: no os convirtáis en esclavos de los hombres. Que cualquier hermano permanezca ante Dios en aquella condición en la que fue llamado a la fe" 811.
"Respecto a las vírgenes, no tengo ningún precepto do Señor; sin embargo, os ofrezco mi consejo como quien ha alcanzado del Señor la misericordia para ser fiel. Pues bien: creo que, a causa de la apremiante necesidad, resulta bueno para el hombre mantener su estado. ¿Que está casado? No busque la disolución del matrimonio. ¿Que está soltero? No busque mujer. Si ya habías tomado esposa, no has cometido pecado; como tampoco lo cometió la doncella que se casó. No obstante, quienes se hallan en esta situación, sufrirán tribulación en su carne. Sin embargo, yo os la trato de ahorrar. Esto es, pues, lo que os digo, hermanos: que el tiempo es breve; en definitiva, los que estén casados, que se comporten como si no lo estuviesen; los que lloran, como si no lloraran; los que gozan, como si no gozasen; y los que se sirven de este mundo, como si no se sirviesen. Porque la figura de este mundo es pasajera, y yo deseo que no tengáis preocupaciones. El que está soltero atiende a los intereses del Señor. E casado, en cambio, se preocupa de las cosas de este mundo de la manera de complacer a su mujer, y está dividido. También la mujer soltera y la doncella piensan en las cosas del Señor, en cómo alcanzar la santidad de cuerpo y de espíritu. En cambio, la que está casada se preocupa de las cosas de este mundo, de la manera de complacer a su marido. Y esto lo digo pensando en vuestro provecho, no para tenderos una trampa, sino teniendo en cuenta lo que es honesto y la manera de tener la posibilidad de atender al culto del Señor sin ninguna traba. Pero si alguno piensa que se le mira con malos ojos por tener sin casar a una hija doncella ya adulta y considera oportuno hacerlo, hágalo si así lo quiere. No por ello comete pecado. Quien, plenamente convencido, toma una decisión firme, sin que nada le fuerce a ello, y tiene potestad absoluta de su voluntad, y decide en su corazón no casar a su hija doncella, hace bien. Resumiendo: quien casa a una hija doncella, hace bien; quien no la casa, hace mejor. La mujer está ligada al vínculo matrimonial todo el tiempo que viva su marido; si su marido muriera, queda libre: cásese con quien quiera, con tal de que lo haga en el Señor. No obstante, será más feliz si permanece como está, siguiendo mi consejo. Pienso que también yo estoy inspirado por el Espíritu de Dios" 812.
"Respecto a las víctimas que se sacrifican a los ídolos, todos sabemos que tenemos ciencia. La ciencia hincha; pero la caridad proporciona consistencia. Si uno considera que sabe algo, ignora aún de qué manera conviene tener esa sapiencia. Si uno ama a Dios, ése es conocido por Él. Pues bien, acerca de consumir como alimento los animales inmolados a los ídolos, sabemos que en el mundo un ídolo no es nada" 813. Y un poco después: "Pero no en todos se da esta sapiencia. Algunos, por el escrúpulo de su conciencia hacia el ídolo, que aún persiste, comen la carne como sacrificada al ídolo; y su conciencia, débil como es, se mancilla. Este alimento no nos hará gratos a Dios. No vamos a ser menos porque no lo comamos; ni vamos a ser más porque lo comamos. Prestad, no obstante, atención, no vaya a ser que esa libertad vuestra vaya a ser motivo de escándalo para los débiles. Pues si alguno viera que una persona dotada de ciencia participa en un banquete idolátrico, ¿no lo empujará su conciencia, débil como es, a consumir carne sacrificada a los ídolos? ¡Y por tu ciencia se echa a perder un hermano débil, por quien murió Cristo! Pecando así contra los hermanos y machacando así su débil conciencia pecáis contra Cristo. Resumiendo: si ese alimento escandaliza a mi hermano, no comeré jamás esa carne, para no escandalizar a mi hermano" 814.
Después de unos cuantos versículos: "¿No tenemos acaso derecho a comer y a beber? ¿No tenemos acaso derecho a llevar en nuestra compañía a una mujer hermana, como los demás apóstoles y los hermanos del Señor y de Cefas? ¿O sólo yo y Bernabé no tenemos derecho a obrar así? ¿Quién milita jamás a sus propias expensas? ¿Quién planta la viña y no come de sus frutos? ¿Quién apacienta un hato y no se alimenta de la leche del rebaño? ¿ Hago estas afirmaciones con criterio humano? ¿O no se expresa la ley en los mismos términos? Escrito está en la ley de Moisés: No le atarás la boca al buey que trilla 815. ¿Acaso se preocupa Dios de los bueyes? ¿No dice tal cosa refiriéndose a nosotros? Por nosotros se escribió que debe poner su esperanza en el arar el que ara; y su esperanza en obtener fruto aquel que trilla. Si lo que nosotros sembramos en vosotros son bienes espirituales, ¿resulta excesivo que cosechemos vuestros bienes materiales? Si otros participan de ese derecho sobre vosotros, ¿no lo haremos nosotros con mayores motivos? Pero no hemos hecho uso de ese derecho. Al contrario, lo hemos aguantado todo para no poner traba alguna al Evangelio de Cristo. ¿No os dais cuenta de que quienes trabajan en el templo, del templo comen, y que quienes sirven al altar, del altar participan? Del mismo modo, el Señor encargó que del Evangelio viviesen quienes el Evangelio predican. Sin embargo, yo no he hecho valer ninguno de esos privilegios. Prefiero morir a que alguien me prive de mi gloria. Pues si predico el Evangelio, ello no me supone gloria alguna, ya que es la obligación la que a ello me empuja. ¡Ay de mí si no predicara el Evangelio! Ahora bien: si ello lo hiciera por decisión personal, recibiría mi paga; pero desde el momento en que lo hago al margen de mi voluntad, se trata de una misión que se me ha confiado. ¿Cuál puede ser, pues, mi paga? Pues que la predicación del Evangelio, sin recibir a cambio un salario, vaya en beneficio del Evangelio de Cristo, para no reclamar mis derechos en la predicación evangélica" 816.
"Y es que, estando yo libre de todos, de todos me hice esclavo para ganarme a cuantos más pudiera. Con los judíos me hice judío; con quienes observaban la ley me comporté como quien observa la ley para atraerme a quienes son observantes de la ley (a pesar de que yo no estoy bajo la ley, sino bajo la gracia de Cristo); con quienes no están sujetos a la ley actué como quien no está sujeto a la ley, para atraerme a quienes no están sujetos a la ley (no estaba yo sin ley de Dios, sino con la ley de Cristo). Me hice débil con los débiles, para atraerme a los débiles. Me hice todo para todos, para atraérmelos a todos. Y todo esto lo hago por el Evangelio, para hacerme partícipe de él. ¿No os dais cuenta de que quienes corren en un estadio participan todos en la carrera, pero sólo uno de ellos es el que obtiene el premio? Corre, pues, de tal modo que lo obtengáis vosotros. Todos cuantos participan en una competición se abstienen de todo; y lo que van a recibir como premio es una corona que se marchita; nosotros, en cambio, lo hacemos por una corona inmarcesible. De modo que yo no corro como a la aventura; y lucho no como quien golpea el aire; al contrario, castigo mi cuerpo y lo someto a la esclavitud, no vaya a ser que, después de anunciar el premio a los demás, vaya yo a quedar descalificado" 817.
"No quiero que ignoréis, hermanos, que todos nuestros padres estuvieron debajo de la nube" 818. Y apenas unos versículos después: "Pero en la mayoría de ellos no se mostró el beneplácito divino, pues quedaron tendidos en el desierto. Todo ello se realizó para que nos sirviera de ejemplo, a fin de que no ansiemos lo malo, como aquéllos lo ansiaron; para que no nos hagamos idólatras, como algunos de aquéllos, según está escrito: El pueblo se sentó a comer y a beber, y se levantaron a jugar 819; para que no forniquemos como fornicaron algunos de aquéllos, y perecieron veintitrés mil en un solo día 820; ni tentemos a Cristo como tentaron al Señor algunos de aquéllos, y perecieron mordidos por las serpientes; para que no murmuréis como murmuraron algunos de aquéllos, y perecieron a manos del Exterminador. Todo esto les sucedía ejemplarmente, pero fue escrito para advertencia nuestra, que hemos alcanzado las postrimerías de los siglos. De modo que si alguno considera que está seguro tenga, cuidado no caiga. No se os presenta tentación que no sea humana. Pero fiel es Dios que no permite que se os tiente por encima de vuestras fuerzas, sino que, junto a la tentación, os proporciona los recursos para que podáis resistir. Por eso, queridísimos míos, huid del culto de los ídolos" 821.
Y un poco después: "Pero lo que inmolan los gentiles, se lo inmolan a los demonios, no a Dios. Y yo no quiero que vosotros os convirtáis en fieles de los demonios. No podéis beber el cáliz del Señor y el cáliz de los demonios. No podéis compartir la mesa del Señor y la mesa de los demonios. ¿Queremos acaso dar celos al Señor? ¿Nos consideramos tal vez más fuertes que Él? Todo es lícito, pero no todo resulta conveniente. Todo es lícito, pero no todo es constructivo. Que nadie busque sus propios intereses, sino los del prójimo. Comed todo lo que provenga del mercado, sin andar planteándoos preguntas por escrúpulo de conciencia" 822. "Si alguno os dijera: Eso procede de una inmolación hecha a los ídolos, no lo comáis en atención de aquel que os ha hecho la indicación y a causa de la conciencia. Y cuando digo conciencia estoy refiriéndome no a la tuya, sino a la de aquel otro. Pues ¿por qué mi libertad es juzgada por una conciencia ajena? Si yo hago algo con mi acción de gracias, ¿por qué se me censura por dar las gracias? De modo que, sea que comáis, sea que bebáis o realicéis cualquier otra acción, hacedlo todo para gloria de Dios. No sirváis de escándalo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la Iglesia de Dios. Del mismo modo, también yo intento complacer a todos en todo, no buscando mi propio interés, sino el de la mayoría, para que se salven" 823.
"Sed imitadores míos, como yo lo soy de Cristo" 824. Un poco más adelante: "Todo varón que mantenga cubierta su cabeza mientras ora o profetiza está afrentando su cabeza. Toda mujer que no mantiene cubierta su cabeza mientras ora o profetiza está afrentando su cabeza" 825. Un poquito después: "Os comunico también otra cosa, y no para alabaros: que os reunís no para lo mejor, sino para lo peor. Llega a mis oídos la noticia de que, cuando os reunís en la iglesia, hay entre vosotros escisiones; y en parte, lo creo. Resulta conveniente que existan bandos para que se demuestre entre vosotros quiénes han sometido a prueba su personalidad. Cuando os reunís conjuntamente no es para celebrar la cena del Señor, pues cada cual se afana por ingerir su propia cena, de modo que, mientras unos pasan hambre, otros se embriagan. ¿Es que no tenéis vuestras propias casas para comer y beber? ¿O es que pretendéis menospreciar a la Iglesia de Dios, y sonrojar a quienes no tienen? ¿Qué puedo deciros? ¿Os alabo? En esto no os alabo" 826. Unos pocos versículos después: "y así, quien indignamente comiera el pan y bebiera el cáliz del Señor, se convertirá en reo del cuerpo y de la sangre del Señor. Examine cada uno su propia conciencia, y después coma de aquel pan y beba de aquel cáliz. Pues quien come y bebe indignamente, lo que está comiendo y bebiendo es su propia condenación si no tiene en cuenta que se trata del Cuerpo del Señor. Por eso hay entre vosotros muchos enfermos débiles, y mueren muchos. Si nos juzgáramos a nosotros mismos, no seríamos juzgados. Cuando se nos juzga, es el Señor quien nos corrige, para que no seamos condenamos junto con este mundo. De modo que, hermanos míos, cuando os reunáis para comer, respetaos los unos a los otros. Si alguno tiene hambre, coma en su casa, a fin de que no os reunáis para la condenación. En cuanto a lo demás, adoptaré medidas cuando vaya" 827.
Y en otro pasaje: "Pero Dios organizó el cuerpo, confiriendo un mayor honor a quien más lo precisaba, para que no haya separatismos en el cuerpo, sino que todos los miembros se muestren solícitos unos con otros. Si un miembro sufre, todos los demás miembros padecen junto con él. Si uno de los miembros goza, junto con él gozan todos los demás miembros. Pues bien: vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada uno, a su vez, miembro de sus miembros. Dios os puso en su Iglesia según un rango: en el primero, a unos los hizo apóstoles; en el segundo colocó a los profetas; en el tercero, a los doctores; luego, quienes tienen la virtud de hacer milagros; a continuación, los dotados de poderes curativos, los que proporcionan ayuda, los que hablan múltiples lenguas. ¿Acaso son todos apóstoles? ¿Acaso son todos profetas? ¿Acaso son todos doctores? ¿Acaso son todos capaces de hacer milagros? ¿Acaso todos tienen poderes curativos? ¿Acaso todos hablan múltiples lenguas? Codiciad, no obstante, los carismas más sobresalientes. Pero os voy a apuntar todavía un camino que sobresale de los demás" 828.
"Si hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, pero no tuviera caridad, sería como un bronce sonoro o un címbalo tintineante. Si poseyera el don de la profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, y tuviera una fe tan grande que trasladara de su emplazamiento las montañas, pero no tuviera caridad, no sería nada. Si distribuyera todas mis riquezas para alimentar a los pobres, y entregara mi cuerpo para que lo abrasaran, pero no tuviera caridad, de nada me aprovecharía. La caridad es paciente, es benigna. La caridad no siente envidia, no es falaz, no se enorgullece, no es ambiciosa, no busca su propio provecho, no se irrita, no maquina maldades, no se alegra con la injusticia, sino que goza con la verdad. Lo aguanta todo, lo cree todo, todo lo espera, todo lo soporta. La caridad jamás flaquea" 829. Algunos versículos después: "Ahora lo que queda es la fe, la esperanza y la caridad: esas tres; pero la mayor de ellas es la caridad" 830.
"Id en pos de la caridad" 831. Y un poco más adelante: "Puesto que estáis ansiosos de poseer carismas espirituales, procurad tenerlos en abundancia para desarrollo de la Iglesia" 832. Asimismo, algo después: "Hermanos, no os hagáis niños en vuestra inteligencia; comportaos como niños en la malicia; pero en la inteligencia sed hombres maduros" 833. Y en otro pasaje: "En resumen, hermanos, ¿qué hacer? Cuando os reunís, uno de vosotros aporta un salmo, otro una enseñanza, otro una revelación, otro una lengua, otro una interpretación: que todo se haga para edificación mutua" 834. Unos poquitos versículos después: "Que en las iglesias las mujeres guarden silencio, pues no les está permitido hablar, sino mostrarse sumisas, como dice la ley 835. Si quieren aprender algo, que pregunten en casa a sus maridos, pues resulta indecoroso que una mujer hable en la iglesia. ¿O es que la palabra de Dios emanó de vosotros o a vosotros solos llegó?" 836.
Y un poco después: "No os dejéis engañar: las malas compañías corrompen las buenas costumbres. Despertad justamente y no pequéis; pues lo que algunos tienen es ignorancia de Dios. Y os lo digo para vergüenza vuestra" 837. Y un poco después: "Así, pues, hermanos míos queridos, manteneos firmes e inamovibles, desviviéndoos continuamente en el servicio al Señor, conscientes de que vuestro esfuerzo no resulta vano a los ojos del Señor" 838.
"Por lo que atañe a las colectas que se hacen para los fieles, ateneos también vosotros a las directrices que marqué a las iglesias de Galacia. Cada sábado, uno cualquiera de vosotros guarde en su casa, poniéndolo a buen recaudo, lo que haya recogido, con el fin de que las colectas no deban hacerse cuando llegue yo. Cuando me encuentre ahí, a aquellos que vosotros deis el visto bueno los enviaré con cartas para que lleven vuestro donativo a Jerusalén. Y si parece oportuno que vaya yo, irán conmigo. Llegaré hasta vosotros después de cruzar por Macedonia, ya que por Macedonia me limitaré a pasar. En cambio, me demoraré quizás entre vosotros, e incluso es posible que pase ahí el invierno, para que dispongáis mi viaje adondequiera que deba ir. No quiero en esta ocasión veros de paso, pues espero permanecer una temporada entre vosotros, si el Señor me lo permitiere. Estaré en Éfeso hasta Pentecostés, pues se me ha abierto una puerta grande y manifiesta, aunque los adversarios son numerosos. Si llegara hasta vosotros Timoteo, procurad que esté sin temor en vuestra compañía" 839. Un poquito después: "Mostraos vigilantes, manteneos firmes en la fe, comportaos animosamente y confortaos. Que todas vuestras cosas se hagan en caridad" 840.
XXXII. De la segunda epístola a los Corintios
"Pues ésta es nuestra gloria, testimonio de nuestra conciencia: que hemos actuado en este mundo en la humildad y sinceridad de Dios, no con la sabiduría humana, sino con la gracia de Dios" 841. Un poco después: "Si alguno causó tristeza, no me la causó a mí, sino (al menos en parte, para no exagerar) a todos vosotros. Al que tal hizo, séale suficiente esta corrección hecha por la mayoría de vosotros, de manera que, al contrario, os apresuréis a perdonarlo y a consolarlo, no vaya a ser que la excesiva tristeza consuma a una persona de semejante carácter. Por eso os suplico que dirijáis hacia él vuestro amor. Pues por eso os escribo, para comprobar vuestra valía y si sois obedientes en todo. A quien le perdonéis algo, también yo se lo perdono. Pues lo que yo perdoné, si es que he perdonado algo, lo hice por vosotros en la persona de Cristo, para no vemos atrapados por Satanás, pues no desconocemos sus artimañas" 842.
Y en otro pasaje: "Por ello, encargados de esta misión -de acuerdo con la magnanimidad de que hemos sido objeto-, no desfallecemos; al contrario, rechazamos los tapujos de la ignominia, no actuando con astucia ni manipulando la palabra de Dios, sino con la manifestación de la verdad, recomendándonos a nosotros mismos ante toda conciencia de los hombres a los ojos de Dios" 843. Un poco después: "Sin embargo, tenemos este tesoro en vasos de barro para que se evidencie que su grandeza es obra de Dios, no nuestra. En todo sufrimos tribulación, pero no nos sentimos angustiados; estamos perplejos, pero no desconcertados; padecemos persecución, pero no nos vemos abandonados; estamos abatidos, pero no aniquilados; continuamente y en todo lugar portamos en nuestro cuerpo la mortificación de Jesús, pero también la vida de Jesús se manifiesta en nuestros cuerpos. Porque nosotros, que vivimos, somos continuamente entregados a la muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. En consecuencia, en nosotros opera la muerte; la vida, en cambio, lo hace en vosotros. Poseedores del mismo espíritu de la fe, de acuerdo con lo que fue escrito: Creí, y por eso he hablado 844" 845.
Seis versículos después: "Por eso no desfallecemos. Al contrario: aunque se desmorone el hombre que exteriormente somos, en cambio ese otro que interiormente somos se renueva de día en día. Pues eso que, en un momento determinado, es un momentáneo y pasajero reflejo de nuestra tribulación, opera en cambio en nosotros sobremanera, siempre en aumento, una ganancia eterna de gloria. Y no fijamos nuestra atención en cosas que se ven, sino en las que no se ven; porque las que se ven son pasajeras, mientras que las que no e ven son eternas" 846.
Un poco más adelante: "Poniendo nuestro esfuerzo, os exhortamos también a que no recibáis en vano la gracia de Dios. Porque dice: En tiempo favorable te escuché, y en día le salud te presté mi ayuda 847. Daos cuenta de que ahora es tiempo favorable; daos cuenta de que ahora es día le salud. Procuramos no causar ofensa a nadie, para que nuestro ministerio no sea vituperado; queremos mostramos en todo momento como ministros de Dios, con mucha paciencia en las tribulaciones, en las necesidades, en las estrecheces, en los golpes, en las cárceles, en las sediciones, en los trabajos, en las vigilias, en los ayunos, en la castidad, en la ciencia, en la longanimidad, en la amabilidad, en el Espíritu Santo, en la caridad sin fingimiento, en la palabra de verdad, en la fuerza de Dios; sirviéndonos de las armas de la justicia a derecha y a izquierda, por la gloria y la deshonra, por la infamia y la buena fama; como seductores, aunque veraces; como desconocidos, aunque bien conocidos; como moribundos, pero a la vista está que vivimos; como castigados, aunque no ejecutados; como tristes, aunque siempre alegres; como pobres, aunque a muchos hacemos ricos; como quienes nada poseen, pero lo tienen todo" 848. Unos cuantos versículos después: "Dilatad vuestro corazón también vosotros. No ponéis el mismo yugo con los infieles. ¿En qué participa la justicia con la iniquidad? ¿ Qué relación tiene la luz con las tinieblas? ¿Qué afinidad hay entre Cristo y Belial? ¿Qué parte tiene el fiel con el infiel? ¿En qué coinciden el templo de Dios y los ídolos? Pues vosotros sois templo de Dios vivo, como dice el Señor: Yo moraré en ellos y entre ellos caminaré, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo 849. Por eso, salid de en medio de ellos y separaos, dice el Señor; cosa inmunda no toquéis, y yo os acogeré 850; Y seré para vosotros un padre, y vosotros seréis mis hijos y mis hijas, dice el Señor todopoderoso" 851" 852.
"Por lo tanto, queridos míos, teniendo semejantes promesas, limpiémonos de toda suciedad de carne y de espíritu, esforzándonos en alcanzar la santidad en el temor de Dios 853. Un poquito después: "Porque si os causé tristeza con mi carta, ello no me pesa. Aunque me pesara, viendo que aquella carta os entristeció -si bien por poco tiempo-, ahora me alegro, no porque vosotros os entristecierais, sino porque vuestra tristeza os llevó a la penitencia. Pues os entristecisteis según Dios, de modo que por nuestra parte no os causamos ningún perjuicio. Y es que la tristeza según Dios actúa como penitencia para la salvación eterna; y la tristeza del mundo, en cambio, engendra muerte. Ahí tenéis cómo ese mismo que a vosotros os entristeció según Dios, ¡cuánta solicitud desarrolló en vosotros" 854.
Unos pocos versículos después: "Os hago saber, hermanos, la gracia de Dios que les ha sido dada a las iglesias de Macedonia, porque en medio de la gran tribulación que han experimentado, su gozo es inmenso, y su profunda pobreza se desbordó en la riqueza de su generosidad. Porque -y de ello soy testigo- según sus posibilidades, e incluso por encima de sus posibilidades, se han mostrado dadivosos, pidiéndonos con la mayor insistencia la gracia de participar en esta colecta que se hace con destino a los fieles. Hicieron su ofrenda no sólo según esperábamos, sino que se ofrendaron ellos mismos, primero al Señor y luego a nosotros por voluntad de Dios. Así que le pediremos a Tito que, tal y como ha comenzado a hacerlo, lleve también a cabo entre vosotros esta obra de caridad. Del mismo modo que por todo sobresalís en la fe, en la palabra, en la ciencia, en toda solicitud y en caridad hacia nosotros, así también destaquéis en esta obra de caridad. Y no lo digo con exigencias, sino que, fijándome en la solicitud mostrada por otros, intento comprobar la honda raigambre de vuestra caridad. Pues ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo: Él, siendo rico, se convirtió en pobre por vosotros, para que con su pobreza vosotros os enriquecierais. En ese sentido os aconsejo, pues vosotros sois los más indicados, ya que no sólo en ponerlo en obra, sino en tomar la decisión, fuisteis los primeros desde el año pasado. Realizad también ahora igual empresa, de forma que, así como el deseo de querer se mostró dispuesto, del mismo modo su realización sea un hecho, según vuestras posibilidades. Cuando la voluntad está dispuesta, se la acepta de acuerdo con lo que se tiene. No se trata de que otros tengan holgura y vosotros paséis necesidades. No. Se busca el equilibrio. Que actualmente vuestra abundancia supla las estrecheces que ellos sufren; y en otro momento su abundancia pueda remediar vuestras necesidades: que así se logre el equilibrio. Según está escrito: El que mucho tenía, no nadó en la abundancia; el que tenía poco, no tuvo menos 855. Doy gracias a Dios, que ha puesto en el corazón de Tito la misma solicitud por vosotros. Porque cierto es que asimiló la recomendación que le hice, pero también es verdad que, siendo enorme su solicitud, marchó hacia vosotros por propia voluntad. Con él enviamos a otro hermano, cuyo prestigio en la predicación del Evangelio es enorme por todas las iglesias; y no sólo eso: fue además designado por las iglesias como compañero de nuestro viaje en esta empresa de solidaridad que nosotros administramos para gloria del Señor, y puesta en marcha a instancias nuestras. Tratamos de evitar que en esta cuestión que realizamos nadie pueda criticamos. Nos esforzamos en hacer el bien no sólo ante Dios, sino también ante los hombres" 856.
Nueve versículos después: "Por lo que respecta a la labor que se realiza en favor de los fieles, me resulta superfluo escribiros. Conozco vuestra pronta disposición, por lo que me ufano de vosotros ante los macedonios, pues Acaya está enterada de ello desde el año pasado, y vuestro ejemplo ha estimulado a mucha gente. No obstante, he enviado a los hermanos para que la satisfacción que sentimos por vosotros no resulte estéril en esta empresa; para que -como he dicho- estéis preparados, no vaya a ser que, cuando los macedonios lleguen conmigo, os encuentren sin preparar, y nosotros -por no decir vosotros- tengamos que sonrojamos en esta colecta. Así que consideré oportuno pedirle a los hermanos que acudieran a vosotros y procuraran que estuviera dispuesta la aportación que habíais prometido, pero como auténtica aportación, no como tacañería" 857. "Os digo esto: quien poco siembra, también poco cosecha; y el que siembra con bendiciones, con bendiciones cosecha. Cada uno, pues, obre como le dicta su corazón, sin pesadumbre y sin sentirse obligado, pues Dios ama al que da con alegría. Poderoso es Dios para hacer que entre vosotros abunde todo género de gracia, a fin de que, disponiendo en todo momento de cuanto se necesita, abundéis también para llevar a cabo toda buena obra, según está escrito: Repartió por doquier a los pobres; su justicia pervivirá eternamente 858. El que proporciona la simiente a quien siembra, suministrará también el pan para comer, multiplicará vuestra sementera y hará que crezcan los frutos de vuestra justicia para que, enriquecidos en todo, abundéis en alcanzar la inocencia que, a través de nosotros, lleva a la acción de gracias a Dios. Porque la realización de esta empresa no sólo remedia las necesidades que padecen los fieles, sino también desemboca en abundantes acciones de gracias al Señor: al experimentar los beneficios de esta labor, glorifican a Dios por la forma que cumplís con vuestras creencias, por la sencillez de compartir con ellos y con todos, y por las oraciones que ellos elevan en favor de vosotros, a quienes aprecian por la gracia de Dios que tan manifiesta resulta en vosotros. Gracias le doy a Dios por su inefable don" 859.
En otro pasaje: "Quien se gloría, gloríese en el Señor Pues a quien se acepta no es al que se alaba a sí mismo, sino aquel a quien Dios alaba" 860.
Un poco más adelante: "¿Son ministros de Cristo? Pues -hablando con menos cordura- yo más. En trabajos, mucho más; en cárceles, muchas más veces; en palizas, un número incalculable; en peligros de muerte, muy a menudo. Por parte de los judíos he recibido en cinco ocasiones cuarenta azotes menos uno. Tres veces fui vapuleado con varas. En una ocasión fue apedreado. He sufrido tres naufragios, y estuve una noche y un día en la profundidad del mar. Viajando a menudo, me expuse a los peligros de los ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi raza, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en los descampados, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos, en el trabajo y en la fatiga, en las muchas noches en vela, en el hambre y en la sed, en prolongados ayunos, en el frío y en la desnudez. Y eso, sin contar otras cosas que me afectan; mis preocupaciones diarias, mi inquietud por todas las iglesias. ¿Quién enferma sin que con él no me sienta también enfermo yo? ¿Quién se escandaliza sin que yo no me abrase? Si conviene gloriarse en algo, me gloriaré en aquello que es mi debilidad" 861.
Un poco después: "Por tanto, me gloriaré muy gustosamente en mis debilidades, para que more en mí la fuerza de Cristo. Por eso me siento contento en mis debilidades, en las afrentas que se me hacen, en mis necesidades, en las persecuciones que sufro, en mis angustias por Cristo. Pues cuanto más débil, más poderoso soy" 862. Once versículos después: "He aquí que por tercera vez me dispongo a viajar hasta vosotros. Pero no os resultaré oneroso, pues no busco vuestros bienes, sino a vosotros. No deben los hijos acumular riquezas para sus padres, sino los padres para sus hijos. Y así yo con sumo agrado me gastaré y me desgastaré por vuestras almas, aunque mi amor hacia vosotros sea superior al que vosotros sentís por mí" 863. Unos versículos después: "Porque me temo que quizá, cuando llegue a vosotros, no os encuentre como yo deseo, y tal vez vosotros no me encontréis a mí como queréis. Mucho me temo que haya entre vosotros enfrentamientos, envidias, animosidades, disensiones, difamaciones, murmuraciones, insolencias, banderías; que cuando de nuevo llegue allí, Dios me humille ante vosotros y deba llorar por muchos de los que antes pecaron y no hicieron penitencia por la indecencia y el libertinaje que practicaron" 864.
Y en otro pasaje: "Rogamos a Dios que no cometáis mal alguno, pero no para que nos encuentren justos, sino para que vosotros practiquéis el bien" 865. Seis versículos después: "Por lo demás, hermanos, alegraos, buscad la perfección, animaos mutuamente, que vuestros sentimientos sean los mismos; vivid en paz, y el Dios del amor y de la paz estará con vosotros" 866.
XXXIII. De la epístola a los Gálatas
"Si aún me interesara agradar a los hombres, no sería siervo de Cristo" 867. Y un poco después: "Porque en Cristo Jesús ninguna importancia tiene la circuncisión ni en prepucio, sino la fe que se pone de manifiesto a través del amor" 868. Y en otro pasaje: "Vosotros, hermanos, habéis sido llamados a la libertad; ahora bien, no empleéis esa libertad para dar pábulo a la carne; al contrario: ayudaos mutuamente con profundo amor. Porque toda la ley se resume en una sola palabra: Amarás al prójimo como a ti misma 869. Pero si os mordéis y os devoráis unos a otros, mirad no sea que os consumáis entre vosotros. Por eso os digo: que el espíritu conduzca vuestros pasos, y no os sometáis a las pasiones de la carne. Pues los deseos de la carne son contrarios al espíritu, igual que los del espíritu son contrarios a la carne. Ambas cosas se oponen mutuamente, de forma que no hagáis cuanto deseáis. Por ello, si sois gobernados por el espíritu, no os encontraréis bajo la ley. No obstante, las obras de la carne son patentes: indecencia, fornicación, lujuria, idolatría, hechicerías, enemistades, celos, iras, pleitos, disensiones, envidias, homicidios, borracheras, comilonas, y cosas semejantes a éstas. Os pongo en guardia sobre tales cosas -como ya antes os había puesto- porque quienes las practican no poseerán el reino de Dios. En cambio, el fruto del espíritu es la caridad, la alegría, la paz la longanimidad, la bondad, la benignidad, la fidelidad, la mansedumbre, la templanza. Contra cosas semejantes no hay ley. Sin embargo, los que son de Cristo han crucificado su carne junto con sus vicios y sus pasiones. Si vivimos según el espíritu, caminemos también según el espíritu. No seamos codiciosos de vanagloria provocándonos unos a otros y envidiándonos mutuamente" 870.
"Hermanos, si alguna persona fuera sorprendida en alguna falta, vosotros, que seguís los dictados del espíritu, corregidla con ánimo de benignidad, considerándote a ti mismo, no vayas también a ser tentado. Ayudaos a llevaros unos a otros vuestras cargas, y así cumpliréis la ley de Cristo. Pues si alguno se considera que es algo, sin ser nada, se está engañando a sí mismo. Ahora bien, que cada uno sopese sus obras, y así descubrirá la gloria que hay sencillamente en él y no en otro. Pues cada uno deberá llevar su propio bagaje. Aquel que reciba enseñanzas en la doctrina, comparta todos sus bienes con quien le enseña. No os engañéis: de Dios nadie se burla. Lo que siembre el hombre, eso también cosechará: quien siembra en su carne, de su carne también cosechara corrupción; en cambio, quien siembra en su espíritu, de su espíritu cosechará la vida eterna. Por ello, no nos cansemos de practicar el bien, pues si no nos cansamos, a su debido tiempo cosecharemos. Así que, mientras tenemos tiempo, hagamos el bien a todos, especialmente a quienes comparten nuestra fe" 871.
XXXIV. De la epístola a los Efesios
"Por ello, hermanos, yo -encarcelado por el Señor- os ruego que os portéis dignamente en la vocación a la que habéis sido llamados, con toda humildad de espíritu y mansedumbre, soportándoos mutuamente con paciencia en el amor, esforzándoos en guardar la unión del espíritu gracias al vínculo de la paz" 872. "Por eso os digo y proclamo en el Señor que no viváis como viven los gentiles, en la vanidad de sus sentidos, con la inteligencia oscurecida por las tinieblas, apartados de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay a causa de la ceguera de sus corazones: sin esperanzas trascendentales, se entregaron a la concupiscencia practicando todo tipo de obscenidades y de avaricia. Sin embargo, vosotros no habéis aprendido así de Cristo: si lo habéis oído y habéis sido instruidos en su doctrina, dado que la verdad está en Jesús, despojaos del hombre viejo que se atenía al antiguo comportamiento y que se deprava al seguir los caprichos del error. Renovaos en el espíritu de vuestra mente y revestíos del hombre nuevo, que fue creado según Dios en la justicia y en la santidad de la verdad" 873.
"Por eso, dejando la mentira, que cada uno hable la verdad con su prójimo, porque todos somos miembros unos de otros. No deis oportunidad al diablo. El que hurtaba, ya no hurte; al contrario, esfuércese trabajando con sus manos en algo útil para tener con qué subvenir a las necesidades de quien las padece. No salga de vuestra boca ninguna palabra torpe, sino cualquier expresión conveniente que sirva para aleccionar y ayudar a quienes escuchan. No entristezcáis al Espíritu Santo de Dios, cuya señal lleváis en el día de la redención. Alejad de vosotros toda amargura, ira, indignación, protesta y blasfemia, junto con toda maldad. Al contrario, sed benignos los unos con los otros, compasivos, perdonándoos unos a otros, como también Dios os ha perdonado a vosotros en Cristo" 874.
"Así que sed imitadores de Dios, como queridísimos hijos suyos; comportaos con amor, del mismo modo que Cristo nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros como ofrenda y víctima ofrecida a Dios en olor de suavidad. Que la fornicación, toda inmoralidad y avaricia, ni siquiera se mencione entre vosotros, como conviene a personas santas; y lo mismo la torpeza, las palabras necias, las tonterías, que en nada aprovechan; en cambio, practicad sobre todo la acción de gracias. Pues enteraos bien de que ningún fornicador, inmoral o avaro -lo que equivale a ser adorador de ídolos- tendrá herencia en el reino de Cristo. Que nadie os encandile con vanas palabras: pues por semejantes prácticas viene la ira de Dios sobre los hijos faltos de fe. No seáis, pues, partícipes de ellos" 875.
"Antaño erais tinieblas; ahora, en cambio, sois luz en el Señor: comportaos como hijos de la luz (y el fruto de la luz se halla en toda bondad, justicia y verdad) practicando lo que resulta grato a Dios. No participéis en las infructuosas obras de las tinieblas; al contrario, denunciadlas; pues incluso torpe resulta mencionar lo que ellos practican en secreto. Todo cuanto se denuncia es puesto de manifiesto por la luz. Y todo lo que se pone de manifiesto es luz. Por ello dice: Tú, el que estás dormido, despiértate y levántate de entre los muertos, y Cristo te iluminará. Por eso, hermanos, mirad cómo os comportáis cautamente, no como necios, sino avisados de cuál es la voluntad del Señor. No os embriaguéis de vino, en lo que hay intemperancia; llenaos más bien del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, himnos y cánticos espirituales, entonando en vuestros corazones cantos y salmos al Señor, dándole en todo momento gracias por todo a Dios Padre en nombre de nuestro Señor Jesucristo, mostrándoos vinculados unos a otros en el temor de Cristo" 876.
"Que las mujeres se sometan a sus maridos como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, del mismo modo que Cristo es cabeza de la Iglesia, Él, que es salvador de su cuerpo. Igual que la Iglesia esta sujeta a Cristo, así lo estén también las mujeres a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres, igual que también Cristo amó a su Iglesia y se entregó a sí mismo por ella para santificarla, purificándola con el lavado del agua en la palabra, a fin de presentar ante sus ojos a una Iglesia gloriosa, sin mancha, ni arruga, ni defecto semejante, sino santa e inmaculada. Así también los maridos deben amar a sus esposas como a sus propios cuerpos: quien ama a su esposa, a sí mismo se ama, pues nadie odia jamás a su propia carne, sino que la alimenta y abriga, como Cristo hace con su Iglesia; porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos. Por eso el hombre abandonará a su padre y a su madre, y se unirá a su esposa, y serán dos en una sola carne 877. Gran misterio es éste, pero yo lo aplico a Cristo y a su Iglesia. Resumiendo: que cada uno de vosotros ame a su esposa como se ama a sí mismo; y a su vez, que la esposa respete a su marido" 878.
"Hijos, obedeced a vuestros padres en el Señor, pues eso es lo justo. Honra a tu padre y a tu madre 879, tal es el primer mandamiento, que lleva aparejado esta promesa: para que seas feliz y tengas larga vida en la tierra. Y vosotros, padres, no empujéis a vuestros hijos a la irritación; antes bien, educadlos en la enseñanza y doctrina del Señor" 880.
"Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, en la sencillez de vuestro corazón, como a Cristo, no sirviendo para que os vean, como buscando complacer a los hombres, sino como siervos de Cristo que cumplen de todo corazón la voluntad de Dios, sirviendo de buena gana como quien sirve al Señor, no a los hombres, persuadidos de que cada uno recibirá del Señor el bien que haya hecho, sea siervo o sea libre. Y vosotros, amos, obrad con ellos del mismo modo, dejando de lado las amenazas, conscientes de que el Señor suyo y vuestro está en los cielos, y a sus ojos no tiene importancia la categoría de las personas" 881.
"Por lo demás, hermanos, confortaos en el Señor y en la potencia de sus fuerzas. Revestíos la armadura de Dios, para que podáis mostraras firmes frente a las asechanzas del diablo; porque nuestro combate no es contra la carne y la sangre, sino contra principados y potestades, contra los que rigen este mundo de tinieblas, y contra los espíritus de maldad que viven en los aires. Por eso, revestíos la armadura de Dios, para que podáis resistir el día nefasto, y en todo momento mantengáis vuestra integridad. Estad, pues, con vuestros lomos bien fajados en la verdad 882, pertrechados con la coraza de la justicia 883, y los pies calzados, en la preparación del evangelio de la paz 884: embrazad en todo momento el escudo de la fe, con el que podáis sofocar todos los dardos encendidos del maligno. Encasquetaos el yelmo de la salvación, y empuñad la espada del espíritu 885 -que es la palabra de Dios- mediante la oración y la plegaria continua, suplicando constantemente en el espíritu, mostrándoos en él vigilantes con toda perseverancia, e implorando por todos los fieles -y también por mí-, para que en mis palabras, al abrir la boca, se me permita dar a conocer con sinceridad el misterio del Evangelio -tarea a cuyo cumplimiento estoy encadenado-, de modo que en ello me atreva a hablar como conviene" 886.
XXXV. De la epístola a los Filipenses.
"... que en ningún momento me sentiré desamparado, sino que, manteniendo toda mi confianza, como siempre, también ahora Cristo será glorificado en mi cuerpo, ya sea por mi vida, ya sea por mi muerte. Pues para mí, vivir es Cristo; y morir, una ganancia. Vivir en la carne redunda en beneficio de mi misión, y no sé qué escoger. Me siento constreñido por dos lados: por uno, el deseo que tengo de morir y estar con Cristo (lo que, con mucho, es lo mejor); y por otro, seguir viviendo (lo que considero necesario para vosotros)" 887. Seis versículos después: "Simplemente comportaos como corresponde al Evangelio de Cristo, para que, ya sea que viaje hasta vosotros y os vea, ya sea que, lejos de ahí, oiga hablar de vosotros, sepa que os mantenéis firmes en un mismo espíritu, esforzándoos juntos en la fe del Evangelio, sin sentir temor alguno ante los adversarios, lo que para ellos es señal de derrota, mientras que para vosotros lo es de salvación: y ello procede de Dios. Porque a vosotros se os ha concedido por Cristo no sólo que creáis en Él, sino también que por Él padezcáis, viéndoos envueltos en el mismo combate que visteis en mí, y ahora de mí sabéis" 888.
"Pues si en Cristo hay algún consuelo, algún alivio de amor, alguna coparticipación de Espíritu, entrañas y compasión, llenadme de alegría teniendo todos un mismo sentir, una misma caridad, mostrándoos unánimes y de un mismo sentimiento. No hagáis nada por rivalidad ni por vanagloria; al contrario, mostraos humildes considerando que los demás son superiores a uno mismo. No mire nadie por su interés personal, sino por el interés de los otros" 889. "Tened en vosotros el mismo sentimiento que hubo en Cristo Jesús, quien, aunque tenía la forma de Dios, no ambicionó ser igual a Dios. Antes bien, se anonadó a sí mismo adoptando la forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres y revistiendo la apariencia de hombre: se humilló haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por eso Dios lo exaltó y le compensó con un nombre sobre todo nombre, de forma que ante el nombre de Jesús doble su rodilla todo cuanto hay en los cielos, en la tierra y en los infiernos, y que toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor en la gloria de Dios Padre" 890.
"Así, pues, queridísimos míos, igual que siempre habéis obedecido -no sólo cuando yo me encontraba presente, sino sobre todo ahora, en mi ausencia-, esforzaos con temor y temblor por vuestra salvación. Pues es Dios quien en vosotros lleva a cabo el querer y el obrar según su buena voluntad. Hacedlo todo sin murmuraciones ni rencillas, para que no haya en vosotros tacha alguna, y seáis sencillos hijos de Dios, sin reproche en medio de esa generación depravada y perversa, en la cual resplandecéis como faros en el mundo guardando la palabra de vida para gloria mía en el día de Cristo, porque no corrí en vano ni en vano me esforcé. Y aunque me inmolo por el sacrificio y el servicio de vuestra fe, me alegro y congratulo por todos vosotros. Alegraos también vosotros y congratulaos conmigo" 891.
"Espero en el Señor Jesús que pronto pueda enviaros a Timoteo, para que también yo me anime al conocer vuestra situación. No tengo a ninguna otra persona que confraternice tanto conmigo y que se preocupe por vosotros con afecto más sincero, pues todos buscan sus propios intereses, no los de Cristo Jesús. Conoced por experiencia propia que, como un hijo a su padre, me ayudó en la predicación evangélica. Espero, pues, enviároslo tan pronto como vea qué sesgo toma mi situación. No obstante, confío en el Señor que pronto pueda viajar hasta vosotros. He creído, empero, oportuno enviaros a Epafrodito, hermano, cooperador y camarada mío, así como enviado y comisionado vuestro en mis necesidades, porque siente por todos vosotros cierta añoranza, y está triste porque os habéis enterado de que estuvo enfermo. La verdad es que ha estado enfermo de muerte, pero Dios se compadeció de él; y no sólo de él, sino también de mí, para que no acumulara tristeza sobre tristeza. Así que me he apresurado a enviároslo para que, viéndolo de nuevo, os alegréis y yo no esté triste. Recibidle, pues, con toda alegría en el Señor, y tened en estima a los que son como él, pues por servir a Cristo estuvo a punto de morir, exponiendo su vida para suplir en provecho mío lo que vosotros podíais hacer" 892.
Un poco después: "Hermanos, yo no creo haber alcanzado (sc. la perfección): sencillamente, olvidándome de lo pasado y lanzándome es pos de lo que tengo delante, tiendo hacia la meta, hacia el galardón de la suprema llamada de Dios en Cristo Jesús. Cuantos aspiramos a la perfección, tengamos este sentimiento; y si sentís alguna otra cosa diferente, Dios os lo pondrá de manifiesto. No obstante, cualquiera que sea el punto al que hemos llegado, mantengamos el mismo sentimiento y sigamos la misma línea. Hermanos, sed imitadores míos y fijaos en aquellos que actúan según el modelo que tenéis en nosotros. Pues muchos son los que -a menudo os lo decía- actúan como enemigos de la cruz de Cristo: su meta es la perdición; su dios, el vientre; y la gloria de quienes atienden sólo a las cosas terrenas se hallará en la ignominia. En cambio, nuestra morada está en los cielos" 893.
Trece versículos después: "Alegraos siempre en el Señor; os lo digo de nuevo: alegraos. Que vuestra mesura sea conocida por todos los hombres. El Señor está cerca. No os preocupéis por nada, sino que todas vuestras peticiones se presenten ante Dios, en toda oración y plegaria, acompañadas de acción de gracias. Y que la paz de Dios, que supera todo entendimiento, guarde vuestros corazones y vuestros entendimientos en Cristo Jesús. Por lo demás, hermanos, prestad atención a cuanto es verdadero, a cuanto es honesto, a cuanto es justo, a cuanto es santo, a cuanto es digno de amor, a cuanto entraña buena fama, a toda virtud y gloria; y practicad lo que habéis aprendido, recibido, oído y visto en mí. Y el Dios de la paz estará con vosotros" 894.
"Profunda fue mi alegría en el Señor al darme cuenta de que el afecto que sentíais por mí se ha reavivado; simplemente, estabais ocupados en otras cosas. Y no lo digo por la penuria en que me encuentro, pues he aprendido a bastarme con lo que tengo. Sé vivir en la pobreza y sé vivir en la abundancia -estoy bien enseñado en todo lugar y en todo tipo de situaciones-, a estar harto, a pasar hambre, a tener prosperidad y a sufrir estrecheces: todo lo puedo en Aquel que me conforta. Sin embargo, habéis hecho muy bien en tomar parte en mi adversidad. Bien sabéis vosotros, filipenses, que al comienzo de la predicación del Evangelio, cuando salí de Macedonia, con ninguna Iglesia tuve que hacer cuentas de lo dado y de lo recibido, sino únicamente con vosotros; porque incluso una y otra vez me enviasteis a Tesalónica lo que necesitaba. Y no es que yo busque donativos; lo que pretendo es un fruto que redunde en beneficio de vuestra cuenta. Tengo de todo, incluso en abundancia. He sido colmado después de recibir de Epafrodito lo que me enviasteis: olor de suavidad, ofrenda grata y placentera para el Señor" 895.
XXXVI. De la epístola a los Tesalonicenses
"Vosotros mismos, hermanos, sabéis que nuestra llegada hasta ahí no resultó baldía: después de haber sufrido y soportado antes afrentas en Filipos -como sabéis-, tuvimos el coraje, confiados en nuestro Dios, de predicar ante vosotros el Evangelio de Dios, en medio de grandes preocupaciones. Porque nuestra predicación no procedía de error, ni de la inmoralidad, ni de la mentira, sino que, tal y como fuimos probados por Dios, para encomendamos al Evangelio, así lo predicamos, no para complacer a los hombres, sino a Dios, que es quien prueba nuestros corazones. Pues bien sabéis que nunca empleamos un lenguaje lisonjero, ni nos movió la avaricia. Dios es testigo de ello. Ni tampoco pretendimos de los hombres -ni de vosotros ni de otros cualesquiera- la alabanza, a pesar de que podíamos ser personas de peso como apóstoles de Cristo. Al contrario, en medio de vosotros nos convertimos en pequeñuelos, como nodriza que alimentara a sus niños. Y así, encariñados de vosotros, queríamos confiaros no sólo el Evangelio de Dios, sino incluso nuestras propias almas. ¡Tan entrañables os hicisteis para nosotros! Acordaos, pues, hermanos, de nuestros desvelos y fatigas, y de cómo día y noche, esforzándonos para no resultar gravosos a ninguno de vosotros, os predicábamos el Evangelio de Dios. Vosotros y Dios sois testigos de cuán santa, justa e irreprensiblemente nos comportamos con quienes abrazasteis la fe. Del mismo modo sabéis cómo, igual que un padre a sus hijos, exhortábamos a cada uno de vosotros y os alentábamos conjurándoos a comportaros dignamente con Dios, ,que os llamó a su reino y a su gloria. Por eso, también nosotros damos incesantemente gracias a Dios porque, cuando recibisteis de nosotros la palabra de Dios, la escuchasteis no como palabra de hombre, sino como auténtica palabra de Dios, que obra en vosotros, los que creéis. Pues vosotros, hermanos, os habéis convertido en imitadores de las iglesias de Dios, en Cristo Jesús, existentes en Judea, porque también vosotros habéis sufrido de vuestros conciudadanos las mismas persecuciones que ellos por parte de los judíos" 896.
Y en otro pasaje: "Por lo demás, hermanos, os rogamos y exhortamos en el Señor Jesús a que os comportéis del modo que habéis oído de nosotros, como conviene comportaros y agradar a Dios -tal como estáis comportándoos-, para que progreséis en vuestra perfección. Pues ya sabéis los preceptos que os hemos dictado en nombre del Señor Jesús. Porque la voluntad de Dios es vuestra santificación: que os abstengáis de la fornicación; que cada uno de vosotros sepa guardar el vaso de su cuerpo con santidad y honra, no con pasión libidinosa, como gentiles que desconocen a Dios; que nadie se propase ni tienda asechanzas a su hermano en nada, porque Dios es vengador de todos estos pecados, como ya os hemos dicho y testimoniado. Pues no nos ha llamado Dios a la liviandad, sino a la santificación. Por lo tanto, quien desprecia estos preceptos no está despreciando al hombre, sino a Dios, que también os concedió su Espíritu Santo. Respecto a la caridad, no es preciso que os escribamos, pues Dios os ha enseñado que os améis los unos a los otros; por otro lado, así lo estáis practicando con todos los hermanos que viven por toda Macedonia. Sin embargo, hermanos, os encarecemos que abundéis en ello y os esforcéis más; que seáis afables; que desempeñéis vuestras labores y trabajéis con vuestras manos, como os hemos enseñado, para que os comportéis honradamente ante quienes nos son extraños y no necesitéis nada de nadie. Tampoco deseamos, hermanos, que ignoréis la suerte de quienes han muerto, para que no os entristezcáis como quienes no tienen esperanza" 897.
Unos versículos después: "Por tanto, no nos durmamos como los otros, sino mantengámonos vigilantes y sobrios. Pues quienes duermen, de noche duermen; y quienes se embriagan, de noche de embriagan. Ahora bien, nosotros, que somos hijos del día, mantengámonos sobrios, revestidos con la coraza de la fe y de la caridad, y con el yelmo que es la esperanza en la salvación. Porque Dios no nos ha destinado a la ira, sino a alcanzar la salvación mediante nuestro Señor Jesucristo, que murió por nosotros, de modo que, ya velemos, ya durmamos, vivamos unidos a Él. Por eso, consolaos unos a otros, y daos mutuamente ejemplo, como lo estáis haciendo" 898. "Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a quienes se afanan entre vosotros, están al frente vuestro en nombre del Señor y os aconsejan, para que los tengáis en el mayor aprecio por la labor que desarrollan. Vivid en paz con ellos. Asimismo, os rogamos, hermanos, que amonestéis a los impacientes, consoléis a los desalentados, sostengáis a los débiles, mostrándoos pacientes con todos. Procurad que ninguno devuelva a nadie mal por mal; al contrario, en todo momento practicad el bien mutuamente y hacia todos. Estad siempre contentos; orad sin interrupción; dad gracias en toda circunstancia. Tal es la voluntad de Dios en Cristo Jesús para todos vosotros. No apaguéis el Espíritu. No menospreciéis las profecías. Catad lo todo, pero quedaos sólo con lo bueno. Alejaos incluso de toda apariencia de mal" 899.
XXXVII. De la segunda epístola a los Tesalonicenses.
"Debemos en todo momento dar gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es digno, porque vuestra fe se acrecienta, y porque el amor de cada uno de vosotros hacia el prójimo se hace desbordante. Y ello hasta tal punto que nos gloriamos de vosotros en las iglesias de Dios por vuestro aguante y vuestra fe en todas las persecuciones y tribulaciones que padecéis, soportándolas como prueba del justo juicio de Dios, para ser considerados dignos del reino de Dios, por el cual os sometéis a prueba, si realmente resulta justo a los ojos de Dios recompensar con tribulaciones a quienes os atribulan; mientras que a vosotros, que estáis atribulados, se os recompensa con el descanso en compañía nuestra el día en que tenga lugar la manifestación del Señor Jesús descendiendo del cielo acompañado de los ángeles de su poderío y con las llamas de su fuego, tomando venganza sobre aquellos que desconocen a Dios y no obedecen al Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Esos recibirán su castigo en la perdición eterna alejados de la presencia del Señor y de la gloria de su majestad, cuando venga para ser glorificado en sus santos y para ser admirado en todos aquellos que creyeron, porque nuestro testimonio en aquel día recibió crédito entre vosotros. En esta confianza oramos siempre por vosotros, para que nuestro Dios os considere dignos de su llamada y, en su poder, llene de bondad toda voluntad y de fe todo esfuerzo; y para que el nombre del Señor nuestro, Jesucristo, sea glorificado en vosotros, y vosotros en Él, por la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo" 900.
En otro pasaje: "En nombre del Señor nuestro, Jesucristo, os animamos, hermanos, a que os apartéis de todo hermano que viva desordenadamente y al margen de la normativa que ha recibido de nosotros. Ya sabéis cómo conviene que me imitéis, pues entre vosotros nunca hemos sido desordenados ni hemos comido de balde el pan de nadie, sino esforzándonos día y noche en el trabajo y la fatiga para no resultar gravoso a ninguno de vosotros. Y ello, no porque no tuviéramos derecho, sino para ofrecemos a nosotros mismos como ejemplo a imitar por parte vuestra. Cuando nos encontrábamos entre vosotros os manifestábamos que si alguno no quiere trabajar, que no coma. Y es que nos hemos enterado de que, entre vosotros, hay algunos que viven desordenadamente, sin trabajar en nada, sino ocupados en fisgonear. A esos tales les recomendamos y les suplicamos en el Señor Jesucristo que, trabajando discretamente, coman su pan. Por vuestra parte, hermanos, no ceséis de practicar el bien. Y si alguno no obedeciera el consejo que le damos con esta carta, a ése señalad lo para que no os relacionéis con él a fin de que sienta vergüenza. Pero no lo consideréis como a un enemigo, sino corregid lo como a un hermano" 901.
XXXVIII. De la epístola a los Colosenses
"Pues bien, si habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde se halla Cristo sentado a la diestra de Dios: preocupaos de las cosas de arriba, no de las terrenas. Pues habéis muerto y vuestra vida está enterrada con Cristo en Dios. Con Cristo se manifestará vuestra vida, y en el momento en que Cristo se manifieste en la gloria, también lo haréis vosotros junto con Él. Mortificad, pues, vuestros miembros terrenos, la fornicación, la liviandad, la lujuria, la concupiscencia malvada y la avaricia, que es idolatría. Por todo ello, la ira de Dios se abate sobre los hijos de la impiedad. En esos pecados anduvisteis también vosotros antaño, cuando en ellos vivisteis. Ahora alejad de vosotros también todos estos otros: ira, indignación, maldad, blasfemia; no dejéis salir de vuestra boca palabras torpes. No os engañéis unos a otros; despojaos del hombre viejo con su modo de obrar y revestíos del nuevo, aquel que se renueva para alcanzar el conocimiento a imagen de su Creador, a cuyos ojos no hay diferencia entre gentil y judío, circuncisión e incircuncisión, bárbaro y escita, siervo y esclavo: Cristo es el todo y está en todos. Por eso vosotros, como elegidos de Dios, santos y predilectos, revestíos de sentimientos de misericordia, benignidad, humildad, modestia y paciencia, soportándoos unos a otros y perdonándoos si alguno tuviera motivo de queja contra alguien. Del mismo modo que os perdonó el Señor, hacedlo también vosotros. Pero, por encima de cuanto acabo de mencionar, tened caridad, que es lo que afianza la perfección. Y que la paz de Cristo bulla de alegría en vuestros corazones, pues también en ella habéis sido llamados a formar un solo cuerpo. Y mostraos agradecidos. Que la palabra de Cristo habite en vosotros abundantemente con toda su sabiduría, enseñándoos y aconsejándoos unos a otros con salmos, himnos y cánticos espirituales, entonando en vuestros corazones cantos de gracias a Dios. Todo cuanto hagáis de palabra o de obra, hacedlo en nombre del Señor Jesús, dando gracias por Él a Dios, también Padre" 902.
"Mujeres, sed sumisas a vuestros maridos, como conviene serio en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres y no os portéis desabridos con ellas. Hijos, obedeced en todo a vuestros padres, pues ello resulta grato en el Señor. Padres, no empujéis a vuestros hijos a la irritación, para que no se vuelvan apocados. Siervos, obedeced en todo a vuestros amos terrenales, no sirviendo para que os vean, como buscando complacer a los hombres, sino con sencillez de corazón, temerosos del Señor. Todo cuanto hagáis, realizadlo de todo corazón, como quien sirve al Señor la recompensa de la herencia. Servir al Señor Cristo, pues quien obra injustamente recibe el pago de lo que injustamente hizo; y para Dios no hay discriminación de personas" 903.
"Amos, proporcionad a los siervos lo que es justo y equitativo, conscientes de que también vosotros tenéis un Amo en el cielo. Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias, orando al mismo tiempo también por nosotros, para que Dios nos abra la puerta de la palabra a fin de predicar el misterio de Cristo -motivo por el que estoy preso-, para que sepa expresarlo cual conviene que lo predique. Comportaos sensatamente ante los extraños, aprovechando las oportunidades. Que vuestra conversación sea siempre graciosa, con su chispa de sal, para saber cómo conviene responder a cada uno" 904.
XXXIX. De la epístola a Timoteo
"Sin embargo, la finalidad de la recomendación que te hago es la caridad que emana de un corazón puro, de una buena conciencia y de una fe sincera. Algunos, desviándose de tales principios, se han entregado a la palabrería vana, pretendiendo ser doctores de la ley, cuando en realidad no entienden ni lo que dicen ni lo que afirman. Sabemos, ciertamente, que la ley es buena si uno se sirve legítimamente de ella, conscientes de que la ley no se ha dictado para el justo, sino para los injustos y pecadores, para los criminales y corrompidos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, para los fornicadores, para los sodomitas, para los ladrones de esclavos, para los embusteros, para los perjuros y cualquier otra cosa que se oponga a la saludable doctrina que se conforma al Evangelio de la gloria de Dios bendito que me ha sido encomendado" 905.
Un poco después: "Lo primero de todo que te ruego es que se eleven plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos los hombres, por los reyes y por todos los que están en el poder, para que disfrutemos de una vida sosegada y tranquila, con toda piedad y honestidad" 906. Asimismo, un poco después: "Deseo, pues, que los hombres oren en todo lugar, elevando sus manos puras, libres de ira y de disensiones. Y lo mismo hagan las mujeres, ataviadas con vestido decoroso, engalanándose con recato y sencillez, no con cabellos rizados, sin oro, ni perlas, ni costosos vestidos, sino como conviene a mujeres que profesan la piedad, mediante buenas obras. Que la mujer aprenda en silencio, con toda sumisión: no permito a la mujer que enseñe ni domine al marido, sino que se mantenga en silencio" 907.
Después de algunos versículos: "Es preciso que el obispo sea persona irreprochable, marido de una sola mujer, sabio, prudente, bien vestido, hospitalario, capaz de enseñar; no inclinado al vino ni pendenciero, sino moderado; no amante de pleitos ni avaricioso, sino buen gobernante de su casa; que tenga a sus hijos sometidos a él con toda honestidad. Pues si uno no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo va a tener solicitud por la Iglesia de Dios? Que no sea un neófito, no vaya a ser que, ensoberbecido, venga a parar en manos del diablo. Es preciso que goce de buena fama entre los extraños para no caer en el oprobio y en el lazo del diablo. Asimismo, conviene que los diáconos sean modestos, no hipócritas ni dados al mucho vino; ni perseguidores de torpes ganancias, y que conserven el misterio de la fe en una conciencia pura. Sométaseles primero a prueba, y confíeseles luego el ministerio si se les halla irreprensibles. Igualmente, las mujeres deben ser modestas, no calumniadoras, sobrias, fieles en todo. Que los diáconos sean maridos de una sola mujer, y sepan gobernar bien a sus hijos y a su casa. Quienes desempeñen bien su ministerio, lograrán buena reputación y mucha confianza en la fe que está puesta en Cristo Jesús" 908.
"Sin embargo, el Espíritu dice claramente que al final de los tiempos algunos se apartarán de la fe, prestando atención a los espíritus del error y a las enseñanzas de los demonios, actuando con la hipocresía de quienes predican mentiras, de quienes tienen encallecida la conciencia y prohíben casarse, y prescriben abstenerse de alimentos que Dios creó para que, dándole gracias, los consuman tanto los fieles como quienes han llegado a conocer la verdad. Porque toda creatura de Dios es buena y no hay por qué abstenerse de alimento alguno con tal de que se dé gracias a Dios, pues mediante la palabra de Dios y la oración es santificado. Buen ministro de Jesucristo serás si enseñas tales cosas a los hermanos, alimentado con las palabras de la fe y de la buena doctrina que has abrazado. Deja de lado esos cuentos estúpidos y propios de viejas. Estrénate para la piedad, pues la gimnasia corporal para poco sirve, mientras que la piedad para todo aprovecha, ya que entraña promesas para la vida presente y para la futura. Doctrina auténtica y digna de toda aprobación, pues en esa creencia nos afanamos y somos criticados, porque hemos puesto nuestra confianza en Dios vivo, que es el Salvador de todos los hombres, especialmente de los creyentes. Manda y enseña estos principios. Nadie desdeñe tu juventud; al contrario, que ella sirva de ejemplo en la predicación, en la conversión, en la caridad, en la fe, en la castidad. Hasta que yo llegue, dedícate a la enseñanza, a la exhortación, al adoctrinamiento. No descuides la cualidad que tienes y que te fue conferida mediante la profecía al imponerte las manos los presbíteros. Medita en estas ideas; mantente firme en ellas, para que tus progresos resulten patentes para todos. Mira por ti y por la doctrina; persevera en ello. Obrando así te salvarás a ti mismo y a quienes te escuchan" 909.
"No reprendas al anciano, sino suplícale como a un padre; a los jóvenes, como a hermanos; a las ancianas, como a madres; a las jovencitas, como a hermanas. Honra a las viudas que sean verdaderamente viudas. Si alguna viuda tiene hijos o nietos, que aprendan ante todo a gobernar su casa y a mostrarse agradecidos a sus padres, pues tal resulta grato a los ojos de Dios. La que verdaderamente sea viuda y desamparada, ponga su esperanza en Dios y persevere noche y día en las plegarias y en las oraciones. La que se entrega al deleite, aunque viva, está muerta. Enséñales esto para que sean irreprochables. Si alguno no se preocupa de los suyos y sobre todo de los de su familia, reniega de su fe y es peor que un infiel. Desígnese a una viuda no menor de sesenta años que haya sido mujer de un solo marido, que haya dado ejemplo en sus buenas obras, como la crianza de los hijos, la práctica de la hospitalidad, el lavatorio de pies a los fieles, la ayuda a quienes padecen tribulaciones, la práctica, en fin, de toda buena obra. Evita, en cambio, designar a viudas demasiado jóvenes, pues cuando las domina la lujuria, aunque dedicadas a Cristo, desean casarse, haciéndose reprensibles por hacer ineficaz su primera fe. Además, aprenden también a ser ociosas, y a ir de casa en casa; y no sólo a ser ociosas, sino también chismosas y murmuradoras de lo que no deben. Por ello deseo que las jóvenes se casen, tengan hijos, sean madres de familia y no den al enemigo ninguna ocasión para criticar. Porque algunas se han descarriado ya siguiendo a Satanás. Si algún fiel tiene viudas en su familia, manténgalas a sus expensas para no gravar a la Iglesia, a fin de que ésta pueda atender a las que son viudas de verdad" 910.
"Los presbíteros que desempeñan bien su cargo sean considerados doblemente dignos de honra, especialmente los que se dedican a la predicación y a la enseñanza. Pues dice la Escritura: No le pondrás bozal al buey que trilla 911; y digno es el obrero de su jornal 912. No admitas acusación contra un presbítero si no viene avalada por dos o tres testigos 913. A quienes pecan, corrígelos delante de todos para que los demás conciban temor. Te conjuro ante Dios, ante Cristo Jesús y ante sus ángeles elegidos que practiques estas normas sin prejuicio alguno, sin hacer nada por simpatía hacia alguna de las partes. No te precipites en la imposición de manos a nadie, no vaya a ser que compartas los pecados ajenos. Consérvate puro. No bebas agua sola, sino mezclada con un poquito de vino, en beneficio de tu estómago y de tus frecuentes enfermedades. Los delitos de algunos hombres se ponen de manifiesto antes de ser juzgados; otros, en cambio, después del juicio. Del mismo modo, las buenas obras, unas se manifiestan antes; y las que no lo han sido, no podrán a la postre permanecer ocultas 914.
"Quienes se hallan bajo el yugo de la servidumbre consideren a sus amos dignos de todo honor, para que no sea ultrajado el nombre del Señor y su doctrina. Quienes tengan amos cristianos, no los desprecien, pues son hermanos; al contrario, sírvanles con mayor celo, porque son también fieles y amados que participan del beneficio. Esto es lo que tienes que enseñar y aconsejar. Si alguien enseña otra cosa y no se acomoda a las saludables palabras de nuestro Señor Jesucristo y a la doctrina que conviene a la piedad, es un engreído que nada sabe, sino que se consume en disputas y controversias verbales de las que nacen envidias, enfrentamientos, blasfemias, malignas suspicacias, porfías de personas de mente corrompida y probados de la vedad, que consideran la piedad como un lucro. Ahora bien, la piedad es un gran negocio cuando uno se da por satisfecho con lo que posee. Nada hemos traído a este mundo, y no cabe duda de que nada podemos llevamos de él. Con tal de tener con qué alimentamos y con qué cubrimos, démonos con ello por satisfechos. Pues quienes desean hacerse ricos caen en la tentación y lazo que les tiende el diablo, en muchos deseos inútiles y nocivos que sumergen a los hombres en la ruina y en la perdición. Porque la avaricia es la raíz de todos los males. Algunos, arrastrados por ella, se desviaron de la fe y se vieron atormentados por muchos dolores. Tú, hombre de Dios, huye de estos vicios; marcha en pos de la justicia, de la piedad, de la fe, de la caridad, de la paciencia, de la mansedumbre. Pelea la buena pelea de la fe, aprópiate de la vida eterna, a la cual has sido llamado y de la que diste un hermoso testimonio ante numerosos testigos. Te encarezco ante Dios, que todo lo vivifica, y ante Cristo Jesús, que prestó su testimonio ante Poncio Pilato -buen testimonio el suyo-, que conserves sin mancha el mandato, de manera irreprochable, hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo" 915.
Unos versículos después: "A los ricos de este mundo recomiéndales que no se comporten soberbiamente ni pongan sus esperanzas en la incertidumbre de las riquezas, sino en Dios, que nos lo proporciona todo en abundancia para que disfrutemos de ello; que practiquen el bien, haciéndose ricos en buenas obras; que repartan con liberalidad y compartan sus riquezas, atesorando una buena base para el futuro, para conseguir la verdadera vida. ¡Oh, Timoteo! Guarda lo que se te ha confiado, evitando las vanidades profanas de la palabrería y las contradicciones de la falsamente llamada ciencia que algunos profesan apartándose de la fe. Que la gracia sea contigo. Amén" 916.
XL. De la segunda epístola a Timoteo
"No nos ha dado Dios espíritu de temor, sino de valor, de amor y de sobriedad. Así que no te avergüences del testimonio de nuestro Señor, ni de mí, su prisionero; al contrario, pon tu colaboración en el Evangelio según el poder de Dios" 917. Unos poquitos versículos después: "Conserva la forma de los saludables discursos que de mí has oído, inspirados en la fe y el amor en Cristo Jesús. Guarda ese buen acopio mediante el Espíritu Santo, que habita en nosotros" 918.
"Por tanto, tú, hijo mío, busca robustecerte en la gracia que hay en Cristo Jesús. Y las enseñanzas que de mí recibiste ante muchos testigos, transmíteselas a hombres fieles que sean idóneos a su vez para enseñar a otros. Esfuérzate como buen soldado de Cristo Jesús. Nadie que combata por Dios se deja envolver por preocupaciones terrenales, para complacer a Aquel que lo alistó. Y cualquiera que compite en un certamen no es coronado si no ha competido ateniéndose a las reglas. Es lógico que el campesino trabaje antes de recoger los frutos. Comprende bien lo que te digo, pues el Señor te dará la inteligencia en todo. Recuerda por Jesucristo, del linaje de David, resucitó de entre los muertos, según mi Evangelio, por el que sufro hasta el punto de verme encadenado como un malhechor; pero la palabra de Dios no está encadenada. Ahora bien, todas mis adversidades las sobrellevo por amor de los elegidos, para que también ellos alcancen la salvación que hay en Cristo Jesús, junto con la gloria celestial. Palabra verdadera es ésta: que si hemos muerto, viviremos; si resistimos, reinaremos con Él; si le negamos, también Él nos negará; aunque no confiemos en Él, El se mantendrá fiel, pues no puede negarse a sí mismo. Recuérdales estas verdades dando testimonio ante Dios. No te entregues a discusiones verbales, para nada útiles más que para trastorno de los oyentes. Procura con todo empeño presentarte ante Dios como persona probada, como trabajador irreprensible, que maneja rectamente la palabra en verdad. Evita, sin embargo, las palabrerías profanas y hueras, pues arrastran sobremanera a la impiedad, y su conversación se extiende como la gangrena" 919.
Cinco versículos después: "El Señor conoce a quienes son suyos; y apártese de la iniquidad todo el que invoca el nombre del Señor. En una casa importante no hay sólo vasos de oro y de plata, sino también de madera y de barro; aquéllos, para circunstancias señaladas; éstos, para usos viles. Quien se mantuviera limpio de estos vicios, será un vaso consagrado para usos honorables y apto para el Señor, dispuesto para toda buena obra. Aléjate también de las pasiones propias de la juventud; vete, en cambio, en pos de la justicia, de la fe, de la caridad, de la paz junto a quienes invocan al Señor con corazón puro. Evita las discusiones estúpidas y necias convencido de que engendran litigios. No resulta conveniente que un siervo del Señor ande metido en pleitos, sino que sea apacible con todos, dispuesto a enseñar, paciente y presto a corregir con mesura a quienes se le enfrentan, por si en algún momento Dios les concede el arrepentimiento preciso para conocer la verdad y recobrar el seso, escapando de los lazos del diablo, que los tenía cautivos, atados a su voluntad" 920.
"Sabrás que en los días postreros sobrevendrán tiempos difíciles y aparecerán hombres pagados de sí mismos, avaros, engreídos, soberbios, blasfemos, indóciles a sus padres, ingratos, criminales, sin afecto, sin tranquilidad, facinerosos, disolutos, insensibles, sin compasión, traicioneros, protervos, hinchados, más amantes de los placeres que de Dios, que muestran una apariencia de piedad, pero que niegan su eficacia. Evita también a ésos. Pues a su número pertenecen los que entran en las casas y se llevan cautivas a las mujerzuelas cargadas de pecados, esas que se dejan arrastrar por las más variadas pasiones; siempre intentando aprender, pero sin llegar nunca al conocimiento de la verdad" 921.
Ocho versículos después: "Sin embargo, tú has seguido de cerca mis enseñanzas, mi instrucción, mis planes, mi fe, mi entereza de ánimo, mi caridad, mi paciencia, las persecuciones y padecimientos que tuve que soportar en Antioquía, en Icono, en Listra; todas esas persecuciones las soporté y de todas ellas me libró Dios. Todos cuantos desean piadosamente vivir en Cristo Jesús padecerán persecuciones. Los hombres malvados y seductores terminarán en lo peor, engañando y arrastrando al engaño. Tú mantente fiel a las enseñanzas que has aprendido y que se te han confiado, teniendo presente de quién lo has aprendido, y que desde la infancia conociste las Sagradas Escrituras, que pueden instruirte para alcanzar la salvación mediante la fe que se basa en Cristo Jesús. Toda la Escritura, inspirada por Dios, es útil para enseñar, para argumentar, para corregir, para educar en la justicia, para que el hombre de Dios sea perfecto, instruido para toda buena obra" 922.
"Te conjuro ante Dios y ante Cristo Jesús, que juzgará a vivos y muertos, por su llegada y por su reino: predica la palabra, insiste tempestiva e intempestivamente; arguye, suplica, reprende con toda paciencia y doctrina. Pues vendrá una época en que no soportarán la saludable doctrina. Al contrario, siguiendo sus pasiones, y ansiosos de oír, se buscarán montones de maestros y apartarán sus oídos de la verdad para prestar atención a fábulas. Tú mantente vigilante, esfuérzate en todo, lleva a cabo tu labor de evangelista cumple tu ministerio. Yo estoy a punto ya de ser ofrendado, y el tiempo de mi partida se acerca. He combatido un buen combate, he concluido mi carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está preparada la corona de la justicia que aquel día me otorgará el Señor, justo juez; y no sólo a mí, sino también a aquellos que ansían su llegada" 923.
XLI. De la epístola a Tito
"Te dejé en Creta con el fin de que revises lo que falta y establezcas presbíteros en las ciudades, tal como te ordené: quien sea irreprochable, marido de una sola esposa, que tenga unos hijos respetuosos, no se le acuse de lujuria o de sedición. Pues resulta necesario que el obispo esté libre de vicios, como administrador de Dios; que no sea soberbio, ni iracundo, ni bebedor, ni camorrista, ni ambicioso de ganancias ilegales, sino hospitalario, benigno, sobrio, justo, santo, honesto, cumplidor de la palabra que es fiel según la doctrina, de manera que pueda exhortar en la saludable doctrina y argüir a quienes la contradicen" 924. Y unos pocos versículos después: "Por eso, repréndelos duramente, para que se mantengan íntegros en la fe, sin prestar atención a las patrañas judaicas y a las normas que dictan los hombres que se han apartado de la verdad. Para los limpios todo es limpio; en cambio, nada hay limpio para los inmundos e infieles, sino que su mente y su conciencia son inmundas. Proclaman que conocen a Dios, pero con sus actos lo niegan, ya que son abominables, incrédulos e incapaces para toda buena obra" 925.
"Por tu parte, predica lo que conviene a la sana doctrina: que los ancianos sean sobrios, moderados, prudentes, íntegros en la fe, en la caridad, en la paciencia. Y otro tanto las ancianas: muéstrense con un atuendo recatado; no sean calumniadoras, ni inclinadas al mucho vino; buenas maestras, para que enseñen la prudencia a las jovencitas, de forma que amen a sus maridos, quieran entrañablemente a sus hijos, sean prudentes, honestas, preocupadas por su casa, bondadosas, sumisas a sus maridos, para que no se mancille la palabra de Dios. Exhorta igualmente a los jóvenes a que sean sobrios. Muéstrate a ti mismo en todo como ejemplo de buenas acciones: en la doctrina, con tu integridad y gravedad; palabra sana, irreprensible, de forma que cualquier adversario se avergüence de no encontrar ningún defecto que decir de nosotros. Que los siervos sean obedientes a sus señores, complaciéndolos en todo, no contradiciéndolos ni defraudándolos, sino mostrando en todo una buena fidelidad para que honren en todo la doctrina del Salvador, nuestro Dios. Pues la gracia de Dios Salvador se ha manifestado a todos los hombres enseñándonos a renunciar a la impiedad y deseos mundanos, para vivir con justicia y piedad en este mundo, aguardando la esperanza bienaventurada y la venida del gran Dios y de nuestro Salvador Jesucristo, que se entregó a sí mismo por nosotros, para redimimos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo digno y seguidor de las buenas obras. Predica estas ideas, exhorta y reprende con toda autoridad. Que nadie te desprecie" 926.
"Adviérteles que sean sumisos a sus príncipes y autoridades; que obedezcan sus ordenanzas; que estén dispuestos a toda buena obra; que no mancillen a nadie, ni sean pendencieros, sino moderados y presentando ante todos los hombres una perfecta mansedumbre" 927.
Unos cuantos versículos después: "Doctrina auténtica es ésta. Quiero que tú des testimonio de estas creencias, para que quienes creen en Dios procuren progresar en sus buenas obras. Creencias son éstas buenas y provechosas para los hombres. Evita las discusiones estúpidas, las genealogías, los debates y controversias sobre la ley, pues son inútiles y vanas. Al herético, evítalo después de haberlo amonestado dos veces, convencido de que está echado a perder quien es tal: peca, y su propio juicio lo condena" 928.
XLII. De la epístola a Filemón
"He recibido una gran alegría y consuelo por tu caridad, hermano, porque los corazones de los fieles han encontrado alivio gracias a ti" 929. Y un poco después: "Hubiera querido yo retenerlo conmigo para que, por ti, me ayudara en mi prisión por el Evangelio; pero no he querido hacer nada sin tu consentimiento, a fin de que este servicio tuyo no pareciese proceder de una obligación, sino que resultase voluntario" 930.
LXIII. De la epístola a los Hebreos
"Mirad, hermanos, no sea que en algunos de vosotros exista un corazón enfermo de incredulidad que lo aleje de Dios vivo; exhortaos unos a otros a diario, mientras aún se hable del "hoy", para que ninguno de vosotros se embote con los engaños del pecado. Porque hemos sido hechos partícipes de Cristo, con tal de que mantengamos firme hasta el final la confianza que en Él pusimos al principio. Entre tanto, se dice: Si hoy oyerais su voz, no endurezcáis vuestros corazones como en un arrebato de cólera" 931.
Unos pocos versículos después: "Sintamos, pues, temor, no vaya a ser que alguno de vosotros crea haber llegado tarde, cuando lo cierto es que aún se mantiene en pie la promesa de entrar en su reposo. Porque también a nosotros se nos hizo el mismo anuncio que a ellos, si bien no les sirvió de nada el haber oído el mensaje, por cuanto quienes lo escucharon carecían de fe" 932. Y en otro pasaje: "Por tanto, dado que tenemos un gran Pontífice que entró en los cielos -Jesús, hijo de Dios-, mantengamos la fe" 933. Cuatro versículos después: "Acerquémonos, pues, con confianza hasta el trono de la gracia para alcanzar la misericordia y encontrar gracia para e momento en que precisemos auxilio" 934.
Un poco más adelante: "Pues no es Dios injusto como para olvidarse de nuestro esfuerzo y del amor que habéis mostrado en su nombre, en los servicios que habéis prestado -y estáis prestando- a los fieles. Ansiamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin en la realización efectiva de su esperanza; que no os mostréis perezosos, sino imitadores de aquellos que, por su fe y su paciencia, heredarán las promesas" 935. Y siete versículos después: "Pues los hombres suelen jurar por algo superior a ellos, y el juramento que les sirve de garantía pone fin a toda controversia" 936.
"Mantengamos inquebrantable la profesión de nuestra esperanza -pues fiel es quien nos ha hecho la promesa-, y animémonos unos a otros en la práctica de la caridad y de las buenas obras, no abandonando nuestra congregación -como algunos acostumbran a hacer-, sino exhortándonos, y tanto más cuanto que veis que el día está cerca. Pues si pecamos voluntariamente después de haber recibido el mensaje de la verdad, entonces ya no hay lugar para el sacrificio de nuestros pecados, sino sólo una terrible expectativa de juicio y el fuego devorador que consumirá a los adversarios. Si uno quebranta la ley de Moisés, es condenado sin piedad alguna a la muerte con el testimonio de dos o tres testigos 937; ¿de cuántos más terribles suplicios consideráis que se hace merecedor quien pisotea al Hijo de Dios, estima como impía la sangre de la alianza en la que fue santificado, y ultraja al Espíritu de la gracia? Sabemos quién dijo: Mía es la venganza; yo estableceré la revancha 938. Y luego: Que el Señor juzgará a su pueblo 939. Terrible es caer en manos del Dios vivo" 940.
"Acordaos, empero, de los primeros días en los que, recién recibida la luz de la revelación, tuvisteis que soportar una amplia ofensiva de padecimientos. Por un lado, se os convirtió en espectáculo de oprobios y tribulaciones; por otro, acabasteis siendo partícipes de los que tales ignominias padecían. Y es que os compadecisteis de los encarcelados y soportasteis con alegría el despojo de vuestros bienes, persuadidos de que teníais una riqueza mayor y perdurable. No perdáis, pues, vuestra esperanza, que entraña una enorme recompensa. Necesitáis paciencia, para que, cumpliendo la voluntad de Dios, os hagáis acreedores de la promesa. Pues un momentito aún, y el que ha de venir vendrá, y no tardará mucho. Mi justo vivirá de la fe; porque si se apartara de mí, no agradará a mi alma" 941.
Un poco después: "Teniendo, pues, sobre nosotros una nube tan grande de testigos, dejando a un lado todo este enorme peso del pecado que nos asedia, llenos de paciencia corramos al combate que se nos plantea con la mirada puesta en el promotor y consumador de la fe, Jesús. Él, a pesar de que era gozo lo que se le ofrecía, prefirió soportar la cruz, sin tener en cuenta la vergüenza que ello suponía; y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Meditad, pues, en Aquel que soportó semejante contradicción por parte de los pecadores contra ellos mismos, para que no os desfondéis porque vuestros ánimos flaqueen. En vuestro enfrentamiento contra el pecado no habéis resistido hasta el derramamiento de sangre, y os habéis olvidado de la exhortación que os hizo hablándoos como a hijos en estos términos: Hijo mío, no menosprecies la doctrina del Señor, y no te desanimes cuando Él te corrija; pues el Señor castiga a quien ama, y fustiga a todo el que acepta como hijo 942. Perseverad cuando os corrija: Dios os trata como a hijos. ¿Hay algún hijo a quien no corrija su padre? Porque si aún no habéis experimentado la corrección de la que ha hecho partícipes a todos, es señal de que sois bastardos y no hijos legítimos. Además, hemos tenido a nuestros padres carnales como correctores nuestros, y los hemos respetado. ¿No vamos a obedecer mucho más al padre de los espíritus, y así viviremos eternamente? La verdad es que aquéllos nos corregían, según su dictado, para una vida de escasa duración; éste, en cambio, con vistas a lo que es provechoso para alcanzar su santificación. Ninguna corrección parece, de momento, ser motivo de gozo, sino de tristeza; sin embargo, a quienes se ejercitan en ella les proporciona a la postre un apacible fruto de justicia Por eso, levantad vuestras manos caídas y vuestras rodillas flojas, y haced que vuestros pies caminen rectos, para que el que cojea no equivoque su camino, sino más bien se cure. Procurad con todos la paz y la santidad, sin la cual nadie verá a Dios. Mirad que a nadie le falta la gracia de Dios, que ninguna raíz de amargura, al brotar, sirva de impedimento, y por ella se contaminen muchos; que no haya ningún fornicador o profano como Esaú, que vendió su primogenitura por un plato de comida" 943.
Y en otro pasaje: "Manténgase entre vosotros el amor fraternal. Y no os olvidéis de la fraternidad. Por ella, algunos ignoraron que eran ángeles a quienes habían acogido 944. Acordaos de los presos como si también presos estuvierais vosotros; y de aquellos que padecen, como si también estuvierais en su cuerpo. Respétese entre todos vosotros el matrimonio, y que no se mancille el lecho conyugal, pues Dios juzgará a los fornicadores y a los adúlteros. Que vuestras costumbres estén al margen de la avaricia, dándoos por satisfechos con lo que tenéis; pues Él mismo ha dicho: No te abandonaré, ni te dejaré desamparado 945, de manera que con toda confianza podamos decir: El Señor es mi valedor; no temeré. ¿Qué pueden hacerme los hombres? 946. Acordaos de quienes están al frente de vosotros, que os predicaron la palabra de Dios; y teniendo en cuenta cuál es el devenir de su conducta, imitad su fe. Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos de los siglos. No os dejéis arrastrar por doctrinas diversas y extrañas. Mejor es afirmar el corazón con la gracia, que no con los alimentos, que en nada aprovecharon a quienes en ellos anduvieron. Tenemos un altar del que no tienen posibilidad de comer quienes sirven al tabernáculo. La sangre de aquellos animales es introducida en el santuario por el pontífice como ofrenda por los pecados, mientras que los cuerpos son incinerados fuera del campamento. Por eso también Jesús, para santificar al pueblo con su sangre, padeció fuera de la puerta de la ciudad. Salgamos, pues, al encuentro suyo fuera del campamento, cargando con su vituperio. Pues no tenemos aquí una ciudad permanente, sino que vamos en busca de la futura. Por ello, mediante Él, ofrezcamos en todo momento a Dios el sacrificio de la alabanza, es decir, el fruto de los labios que ensalzan su nombre. No os olvidéis de la beneficencia y de la coparticipación de bienes, pues con tales sacrificios se agrada a Dios. Obedeced a vuestras autoridades y acatadlas, pues ellas se mantienen también en vela como quienes han de dar cuenta por vuestras almas, para que lo hagan con gozo y no con lágrimas: esto no os aprovecharía. Rogad por nosotros. Pues confiamos en que la conciencia que tenemos es buena, pretendiendo comportamos bien en todo momento 947.
XLIV. De la epístola de Pedro.
"Aunque ahora sea necesario que os afecten un poco diferentes tentaciones, para que sirva de prueba a vuestra fe, que es, con mucho, más preciosa que el oro que se destruye con el fuego" 948. Y en otro pasaje: "Por ello, teniendo bien fijados los redaños de vuestro entendimiento, con absoluta templanza, poned vuestra esperanza en la gracia que se os ofrece en la revelación de Jesucristo. Como hijos obedientes, no es amoldéis a las pasiones que antes teníais, propias de vuestra ignorancia, sino que, del mismo modo que santo es Aquel que nos ha llamado, así también sed vosotros santos en todo vuestro comportamiento. Porque escrito está: Seréis santos porque también santo soy Yo 949. Y si llamáis Padre a Aquel que, sin tener en cuenta el rango de las personas, juzga a cada cual según sus obras, comportaos con temor todo el tiempo que dure vuestra peregrinación terrena" 950. Y algunos versículos después: "Purificando vuestras almas en las exigencias de la caridad, en la sencillez del amor fraterno, amaos unos a otros profundamente de todo corazón: renacidos..." 951.
Unos cuantos versículos después: "Por lo tanto, dejando a un lado toda malicia, todo engaño, la hipocresía, las envidias y las maledicencias todas, anhelad -como niños recién nacidos- la leche espiritual no adulterada" 952. Y unos versículos más adelante: "Os ruego, queridísimos míos, que, como extranjeros y peregrinos, os abstengáis de las concupiscencias carnales que combaten contra el alma. Seguid entre los gentiles un buen comportamiento, de manera que, en aquello mismo que os echan en cara como malhechores, puedan, considerando vuestras buenas obras, glorificar a nuestro Dios el día de su venida. Acatad, por respeto a Dios, toda autoridad humana, ya sea el rey -como soberano-, ya sean los gobernadores -como delegados suyos designados para castigo de los malhechores y encomio de los buenos- Porque tal es la voluntad de Dios: que, practicando el bien, hagáis enmudecer la ignorancia de las personas insensatas. Como hombres libres, y no como quien emplea la libertad como careta de su malicia, sino como siervos de Dios. Respetad a todos, amad la fraternidad, temed a Dios, honrad al rey. Los que sois siervos, acatad con todo temor a vuestro amo, no sólo a los buenos y benévolos, sino también a los severos. Pues es agradable a Dios el que, por amor a Él, uno sufra ofensas, padeciéndolas injustamente. Pues ¿qué gloria podéis tener si sois castigados por haber delinquido y lo aguantáis? En cambio, si sufrís aunque practicáis el bien, eso sí que resulta grato a los ojos de Dios. Pues para esto fuisteis llamados, ya que también Cristo padeció por nosotros dejándoos el ejemplo para que sigáis sus pasos" 953.
Y en otro pasaje: "Igualmente, que las mujeres sean sumisas a sus maridos, de forma que si alguno no da crédito a la palabra, alcance la fe gracias al comportamiento de la esposa, sin necesidad de palabras, al fijarse en vuestro honrado comportamiento basado en el respeto. Su apariencia externa no presente rizados los cabellos o atavíos de oro o una preocupación desmedida por el vestido; al contrario, cual persona de corazón, que es recatada, en la incorruptibilidad de un espíritu pacífico y moderado, que es rico a los ojos de Dios. Así es como se adornaban antaño las santas mujeres que tenían puesta en Dios su confianza y eran sumisas a sus propios maridos. Igual que Sara obedecía a Abraham llamándolo "señor"; hijas de ella habéis venido a ser vosotras, que hacéis el bien sin sentir temor hacia amenaza alguna. Asimismo, vosotros, maridos, convivid con ellas con sensatez, tratándolas como a un vaso delicado, honrando a la esposa como a coheredera de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no encuentren obstáculo. En fin, que todos tengáis un mismo sentimiento, experimentéis el mismo espíritu de fraternidad, seáis amables, misericordiosos, moderados, humildes; no devolváis mal por mal, ni maldición por maldición; al contrario: bendecid, porque para eso habéis sido llamados, para que poseáis en herencia la bendición. Porque quien quiere amar la vida y ver días felices, refrene su lengua apartándola del mal y sus labios no hablen el mal. Aléjese del mal y practique el bien; busque la paz y vaya tras ella; porque los ojos del Señor se posan sobre los justos y sus oídos atienden a sus súplicas. Pero el rostro del Señor se levanta sobre quienes obran el mal 954. Y ¿quién es el que puede haceros daños si fuerais celosos practicantes del bien? No obstante, si sufrís por ajustaros a la justicia, felices de vosotros. No os causen temor las amenazas, ni os sintáis turbados. Al contrario, ensalzad al Señor Jesucristo en vuestros corazones, dispuestos en todo momento a dar satisfacción a todo el que os pida testimonio de la esperanza que hay en vosotros. Pero hacedlo con modestia y con respeto, teniendo buena conciencia, para que, en aquello mismo que os echan en cara, queden confundidos quienes difaman vuestra conducta en Cristo. Pues mejor es sufrir (si tal es la voluntad de Dios) haciendo el bien que haciendo el mal" 955.
"Puesto que Cristo padeció en la carne, estad vosotros pertrechados también de idéntico pensamiento: que el que padeció en la carne se apartó de los pecados, de manera que el resto de su vida viva en la carne, ero no sujeto ya a las pasiones humanas, sino a la voluntad de Dios. Séanos suficiente el tiempo pasado que hemos perdido atendiendo a la voluntad de los gentiles, entregados al desenfreno, a las pasiones, a las borracheras, a las comilonas, a las embriagueces y a abominables cultos idolátricos" 956.
"Sed, pues, prudentes, y manteneos vigilantes en oración. Sobre todo practicad entre vosotros una constante caridad mutua, porque la caridad borra multitud de pecados. Sed hospitalarios unos con otros, sin murmuraciones. Según el don que cada uno haya recibido, póngalo al servicio de los demás, empleándolo como buenos administradores de la gracia de Dios, que se manifiesta de múltiples formas. Si uno tiene el don de la palabra, hable conforme a la palabra de Dios; si ejerce algún ministerio, ejérzalo con el poder que Dios le otorga, de manera que en todo sea Dios glorificado mediante Jesucristo, que posee la gloria y el poder por los siglos de los siglos" 957.
"Queridísimos míos, no os admiréis de que se os someta ahora al fuego, porque ello se hace para prueba vuestra. No os asustéis como si os sucediese cosa extraña; al contrario, alegraos de participar de los sufrimientos de Cristo, para que el día de su venida os regocijéis saltando de gozo. Felices de vosotros si sois ultrajados en nombre de Cristo, porque el espíritu de la gloria y de poder de Dios reposa sobre vosotros. Él es afrentado por ellos, pero glorificado, en cambio, por vosotros. Ninguno de vosotros padezca como homicida, o ladrón, o detractor, o entremetido en negocios ajenos; ahora bien, si padeciera como cristiano, que no se avergüence, sino que glorifique a Dios en este nombre. Porque tiempo es ya de que se inicie el juicio sobre la casa de Dios. Y si se inicia en vosotros, ¿cuál será el fin de quienes no creen en el Evangelio de Dios? Si a duras penas se salvará el justo, ¿adónde irán a parar el impío y el pecador? De modo que quienes padecen según la voluntad de Dios están poniendo en manos del Creador fiel sus almas en la práctica del bien" 958.
"A los ancianos que hay entre vosotros, yo -anciano también y testigo de los sufrimientos de Cristo, así como participante de su gloria que habrá de revelarse en el futuro- les formulo esta petición: apacentad la grey de Dios que se ha puesto en vuestras manos, cuidando de ella no obligados, sino espontáneamente; no como dueños del patrimonio, sino convirtiéndoos, de todo corazón, en el ejemplo de la grey. Y cuando se presente el mayoral de los pastores recibiréis la inmarchitable corona de gloria. También vosotros, jóvenes, mostraos sumisos a los ancianos. Inspiraos todos sencillez unos a otros, porque Dios no soporta a los soberbios, mientras que a los humildes les otorga su gracia. Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios para que os exalte del día de su venida, depositando en Él todas vuestras preocupaciones, porque Él se preocupa de vosotros. Sed mesurados, manteneos alerta, porque el diablo, vuestro adversario como león rugiente anda rondando en busca de a quién devorar. Hacedle frente afianzados en la fe, conscientes de que esos mismos sufrimientos los están padeciendo vuestras congregaciones hermanas existentes en el mundo. Sin embargo, el Dios de toda la gracia, que nos ha llamado a su eterna gloria en Cristo Jesús, después de que padezcamos un poco, nos hará perfectos, nos afirmará y consolidará. Suyo es el poder por los siglos de los siglos. Amén" 959.
XLV. De la segunda epístola del mismo (Pedro)
"Por ellas nos ha otorgado las promesas mayores y más preciosas, para que, mediante ellas, os convirtáis en partícipes de la naturaleza divina, huyendo de la corrupción de la concupiscencia existente en el mundo. Vosotros, por vuestra parte, poniendo todo vuestro celo, mostrad virtud en vuestra fe, ciencia en la virtud, templanza en la ciencia, paciencia en la templanza, piedad en la paciencia, amor fraterno en la piedad, caridad en el amor fraterno. Si estas virtudes están en vosotros -y lo están en abundancia-, no os dejarán vacíos ni sin fruto en el reconocimiento del Señor nuestro, Jesucristo. Quien carece de ellas es ciego y camina a tientas, olvidado de purgar sus antiguos pecados. Por eso, hermanos, poned todo vuestro empeño en hacer firme vuestra vocación y vuestra elección mediante las buenas obras; pues practicándolas, no pecaréis nunca" 960.
Un poquito más adelante: "También del mismo modo habrá entre vosotros falsos maestros que promoverán herejías de perdición que niegan al Señor que los rescató, desencadenando sobre sus cabezas una fulminante ruina. Y muchos seguirán sus seducciones, y por ellos será ultrajado el camino de la verdad: en su avaricia, con sus mentirosas palabras os convertirán a vosotros en objeto de negocio. Desde hace tiempo pende sobre ellos el juicio, y su castigo no está adormecido" 961. Y en otro pasaje: "El Señor sabe librar de la tentación a los piadosos, y reservar a los malvados para su perdición el día del juicio. Sobre todo, a aquellos que siguen los dictados de la carne sumidos en las pasiones de la lujuria y desprecian su potestad. Atrevidos, engreídos, no respetan las normas de conducta, mostrándose despectivos; a pesar de que los ángeles son superiores en poder e influencia, no manifiestan ante el Señor una opinión que les resulte perniciosa. En cambio, éstos, como bestias irracionales, destinadas por la naturaleza para presa y exterminio, ultrajando lo que ignoran, se precipitarán en su propia ruina, recibiendo la recompensa de su iniquidad: consideran que la felicidad consiste en los placeres de cada día; suciedades y corrupciones manan en abundancia de esos placeres; en sus banquetes, junto a vosotros, se entregan a los excesos; tienen sus ojos llenos de adulterio y son insaciables de pecado; seducen a las almas inseguras; poseen un corazón perito en la avaricia; son hijos de maldición: abandonando el camino recto, se han extraviado" 962.
Unos cuantos versículos después: "Poniendo de manifiesto la soberbia de su vanidad, seducen, arrastrándolos a las pasiones del placer carnal, a quienes poco antes habían logrado apartarse de lo que vivían en el error, prometiéndoles la libertad, cuando precisamente ellos son esclavos de la corrupción: quien es vencido por otro se convierte en esclavo suyo. Pues si después de huir de la impudicia del mundo gracias al conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, se ven de nuevo derrotados, enredados por esos mismos vicios; sus pecados últimos se convierten en peores que los primeros. Más les hubiese valido no conocer el camino de la justicia que apartarse de él después de conocerlo, abandonando el santo mandamiento que les fue dado. En ellos se constata aquello de este verdadero proverbio: Retorna el perro a su vómito y la cerda recién lavada vuelve a revolcarse en el lodo" 963.
Algo más adelante: "Dado que todo ha de aniquilarse, ¿cómo debéis ser vosotros en vuestras devotas conversaciones y en vuestra piedad, aguardando y adelantándoos al advenimiento del día de Dios?" 964. Y un poco después: "Queridos míos, a la espera de estos acontecimientos, portaos diligentemente, de forma que podáis ser hallados puros e inmaculados, en paz" 965. Y en otro pasaje: "Por lo tanto, vosotros, que estáis sobre aviso, manteneos alerta no vaya a ser que, arrastrados por el yerro de los insensatos, decaigáis de vuestra propia firmeza. Al contrario, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Para Él la gloria, ahora y en el día de la eternidad. Amén" 966.
XLVI. De la epístola de Santiago
"Hermanos míos, consideraos plenamente dichosos cuando os sobrevienen diferentes tentaciones, sabedores de que la prueba de vuestra fe desarrolla vuestra perseverancia. Pero esa perseverancia debe tener una realización perfecta, para que perfectos e íntegros seáis vosotros, sin falta alguna. Si alguno de vosotros precisa sabiduría, pídasela a Dios, que a todos da con largueza y no hace reproches, y se la concederá. Pero pídala con fe, sin vacilación alguna, pues quien vacila se parece a las olas del mar, que el viento mueve y arrastra de un lado a otro. El hombre que sea así no espere recibir nada del Señor: es varón voluble del espíritu, inconstante en su comportamiento. El hermano pobre gloríese en su exaltación y el rico en su humillación, porque pasará como la flor del heno 967. Salió el sol con todos sus ardores, se secó el heno, se marchitó la flor y desapareció la belleza de su aspecto: así también se marchitará el rico en sus empresas. Bienaventurado el varón que soporta la tentación, porque después de probado recibirá la corona de la vida que Dios prometió a quienes lo aman" 968. Y un poco después: "No os equivoquéis, queridísimos hermanos: toda dádiva intachable y todo don perfecto de arriba proviene, procedente del Padre de las luces" 969.
Y unos versículos después: "Ya lo sabéis, hermanos míos queridos: que todo hombre esté presto para escuchar, pero tardo para hablar y tardo para la iracundia pues la ira no produce justicia de Dios. Por ello, rechazando toda impudicia y toda reliquia de maldad, acoged con sencillez la palabra sembrada en vosotros y que puede salvar almas. Poned en práctica esa palabra, y no os limitéis a escucharla, engañándoos a vosotros mismos. Porque si uno se limita a escuchar la palabra y no la practica, será comparable a un hombre que contempla en un espejo su rostro natural, y tras contemplarlo se marcha y olvida al punto cómo era. En cambio, quien dirige su mirada hacia la ley perfecta, la de la libertad, y persevera en ella (no como oyente olvidadizo, sino como practicante de la misma), ése será bienaventurado por sus obras. Si alguno se considera religioso, pero no refrena su lengua, sino que engaña a su corazón, vana es su religión. Una religión pura e inmaculada ante Dios Padre es ésta: visitar a los huérfanos y a las viudas en su tribulación, y guardarse sin mancha de este mundo" 970.
"Hermanos míos, no practiquéis la fe de la gloria de nuestro Señor Jesucristo teniendo en cuenta la categoría de las personas" 971. Y algunos versículos después: "Escuchad, hermanos míos queridísimos: ¿no eligió Dios a los pobres de este mundo para hacerlos ricos en la fe y herederos del reino que prometió Dios a quienes lo aman? Y, sin embargo, vosotros deshonrasteis al pobre. ¿No son los ricos quienes os oprimen con su prepotencia y quienes os arrastran ante los tribunales? ¿No son ellos los que ultrajan el buen nombre invocado sobre vosotros? No obstante, si estáis cumpliendo el soberano precepto acorde con las Escrituras que dice: Amarás al prójimo como a ti mismo 972, estáis obrando bien; pero si actuáis teniendo en cuenta la categoría de las personas, cometéis pecado y la ley os señalará como a transgresores" 973. Y unos versículos después: "Sin misericordia se juzgará a quien no practica la misericordia. La misericordia supera en gloria al juicio" 974.
No mucho más adelante: "Hermanos míos, no pretendáis muchos ser maestros, sabedores de que os exponéis a un juicio más riguroso. Todos nos equivocamos en muchas cosas. Si uno no yerra en sus palabras, ése es un hombre perfecto, y puede también dominar con freno todo su cuerpo" 975. Y en otro pasaje: "Sin embargo, ninguna persona puede domar la lengua: es un mal incansable y está llena de mortal veneno. Con ella bendecimos al Dios y Padre nuestro, y con ella maldecimos a los hombres que han sido creados a semejanza de Dios. De la misma boca brotan la bendición y la maldición. Y esto, hermanos míos, no es oportuno" 976. Y unos versículos después: "¿Quién es entre vosotros sabio e instruido? Que con su buena conducta muestre su forma de obrar en la sencillez de su sabiduría. Pero, si en vuestros corazones albergáis amarga envidia y rivalidades, no os ufanéis ni seáis mentirosos contra la verdad; que no es ésta la sabiduría que procede de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica. Pues donde hay envidia y rivalidad, allí hay volubilidad y todo tipo de depravación. En cambio, la sabiduría que procede de lo alto es, ante todo, recatada; y luego pacífica, moderada, persuasiva, simpatizante con los buenos, llena de misericordia y de buenas obras, nada dada a prejuzgar, libre de hipocresía: el fruto de la justicia se cultiva en la paz para quienes practican la paz" 977.
"¿De dónde proceden entre vosotros las guerras y los litigios? ¿No lo es, acaso, de vuestras pasiones, esas que porfían en vuestros miembros?" 978. Asimismo, unos versículos más adelante: "Pedís, y no recibís, precisamente porque pedís mal, para dar pábulo a vuestras pasiones. Adúlteros, ¿no sabéis que la amistad hacia el mundo es enemistad hacia Dios? Pues cualquiera que prefiera ser amigo de este mundo, se convierte en enemigo de Dios" 979. Y un poco después: "Por eso se dice: Dios resiste a los soberbios; en cambio, a los humildes les concede la gracia 980. Así que mostraos sumisos a Dios, y resistid al diablo, que huirá de vosotros. Aproximaos a Dios, y El se aproximará a vosotros. Lavad vuestras manos, pecadores; purificad vuestros corazones, hipócritas. Sentíos abatidos e implorad. Llorad: que vuestra risa se trueque en llanto y vuestro gozo en tristeza. Humillaos ante el Señor, y Él os ensalzará. No os desacreditéis unos a otros, hermanos" 981. Unos versículos después: "Uno solo es el legislador y el juez, el que puede condenar o dejar libre. En cambio, ¿quién eres tú para juzgar a tu prójimo? Ahí tenéis ahora; decís: Hoyo mañana iremos a tal ciudad, permaneceremos en ella un año, comerciaremos y obtendremos ganancias, sin saber qué pasará mañana; porque ¿qué es vuestra vida? Es simplemente humo que se ve un momento, y luego se disipa. En vez de eso, decid: Si Dios quisiera, y si viviéramos, haremos esto o aquello. Sin embargo, ahora os fundáis en vuestras jactancias: semejante fatuidad es siempre perniciosa. Quien sabe practicar el bien y no lo practica comete pecado" 982.
"¡Ea, ricos! Llorad ahora aullando por las desgracias que os sobrevendrán. Vuestras riquezas están putrefactas, y vuestros vestidos han sido devorados por la polilla. Vuestro oro y vuestra plata están oxidados, y esa herrumbre servirá de testimonio contra vosotros, y devorará vuestras carnes como el fuego. Estáis amontonando tesoros para los últimos días. Los salarios de los jornaleros que segaron vuestros campos, y que fueron estafados por vosotros, dejan oír su protesta, y esa protesta ha llegado a oídos del Señor de los ejércitos. Habéis banqueteado en la tierra y habéis cebado en los placeres vuestros corazones para el día de la destrucción. Apresasteis y matasteis al justo, y no os opuso resistencia. Por eso, hermanos, tened paciencia hasta la llegada del Señor" 983. Un poco después: "Mostrad paciencia también vosotros; templad vuestros corazones, porque la llegada del Señor será muy pronto. No os quejéis unos de otros, hermanos, para que no se os juzgue" 984. Y en otro pasaje: "Pero sobre todo, hermanos míos, no juréis por el cielo, ni por la tierra, ni por cualquier otro juramento. Que vuestro "esto es así" sea "esto es así", y vuestro "no" sea "no", para que no incurráis en juicio. ¿Alguno de vosotros está triste? Que haga oración con ecuanimidad y entone salmos. ¿Hay algún enfermo entre vosotros? Haga venir a los ancianos de la Iglesia y que oren por él, ungiéndolo con el óleo en nombre del Señor, y la oración de la fe sanará al enfermo. Y el Señor lo levantará y se le perdonarán los pecados que haya cometido. Confesaos, pues, mutuamente vuestros pecados y orad los unos por los otros, para que alcancéis la salvación. De mucho vale la asidua súplica del justo" 985. Unos versículos después: "Hermanos míos, si alguno de vosotros se desvía de la verdad, y algún otro lo hace retornar al recto camino, cabe saber que quien convierte a un pecador de su error salvará su alma de la muerte y borrará multitud de pecados" 986.
XLVII. De la epístola de Juan
"Si dijéramos que tenemos comunión con Él, pero andamos en tinieblas, estamos mintiendo y no nos ajustamos a la verdad. En cambio, si andamos en la luz -igual que también Él está en la luz- es cuando realmente estamos en comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo, su Hijo, nos limpia de todo pecado. Si afirmáramos que estamos libres de pecado, nos engañaríamos a nosotros mismos y la verdad no estaría en nosotros. Si confesáramos nuestros pecados, fiel es Él para perdonamos nuestras culpas y dejamos limpios de toda iniquidad. Si afirmáramos que no hemos pecado, lo estaríamos calificando de mentiroso y su palabra no estaría en nosotros" 987.
"Hijitos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero si alguno de vosotros peca, como defensor ante el Padre tenemos a Jesucristo, el justo. Él es la propiciación por nuestros pecados; y no sólo por los nuestros, sino también por los de todo el mundo. Y sabemos que lo conocemos en esto: en que guardamos su mandamientos. Pues quien dice que lo conoce, pero no cumple sus mandamientos, es un mentiroso y en él no hay verdad. En cambio, quien practica sus enseñanzas, en ése la caridad de Dios es verdaderamente perfecta. En eso sabemos que estamos en Él. Quien dice que permanece en Él, debe comportarse como Él se comportó" 988. Y unos versículos después: "Quien afirma que vive en la luz, pero odia a su hermano, vive todavía en las tinieblas. Quien ama a su hermano permanece en la luz, y no hay en él motivo de escándalo. En cambio, quien odia a su hermano, vive en tinieblas, en tinieblas camina, y no sabe adónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos" 989. Un poco después: "No améis al mundo ni a lo que en el mundo existe, porque todo cuanto en el mundo hay es concupiscencia de la carne, concupiscencia de los ojos y soberbia de la vida: no procede del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y con él su concupiscencia; en cambio, quien cumple la voluntad de Dios, vive eternamente" 990. Y en otro pasaje: "De la verdad no emana ninguna mentira" 991.
Un poco después: "Queridísimos míos, ahora somos hijos de Dios y todavía no se ha hecho patente lo que seremos. Sabemos que cuando ello tenga lugar seremos semejantes a Él, porque lo veremos tal cual es. Todo el que tenga esta esperanza en Él, se santifica, como santo es Él. Todo el que comete pecado realiza una injusticia, porque injusticia es el pecado. Y sabemos que Él se presentó para borrar el pecado. Todo el que en Él permanece no peca; en cambio, el que peca es que ni lo ha visto ni lo ha conocido. Hijitos míos, que nadie os engañe. Quien practica la justicia es justo, como también justo es Él. Quien comete pecado, del diablo procede, porque el diablo comete pecado desde el principio. Para esto se presentó el Hijo de Dios, para aniquilar las obras del diablo. Todo el que ha nacido de Dios no comete pecado, porque su semilla permanece en él; y no puede cometer pecado porque ha nacido de Dios. En esto se reconocen los que son hijos de Dios o hijos del diablo. Todo el que no es justo no procede de Dios, como tampoco el que no ama a su hermano. Porque éste es el mensaje que estáis recibiendo desde el comienzo: que nos amemos los unos a los otros" 992.
Unos cuantos versículos después: "No os extrañéis, hermanos, si os odia el mundo. Sabemos que hemos sido pasados de la muerte a la vida porque amamos a nuestros hermanos; quien no los ama, permanece en la muerte. Todo el que odia a su hermano es un homicida, y sabéis que ningún homicida poseerá la vida eterna. Hemos conocido la caridad en que E entregó su vida por nosotros; también nosotros debemos entregar la vida por los hermanos. Si uno tuviera riquezas terrenales y viera a su hermano pasar necesidades y le cerrara sus entrañas, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios? Hijitos míos, no hablemos de palabra ni de boquilla, sino de obra y de verdad. En esto reconoceremos que procedemos de la verdad y que tenemos seguros nuestros corazones en su presencia. Porque si nuestro corazón nos reprendiera, mayor que nuestro corazón es Dios, y Ello sabe todo. Queridísimos míos, si el corazón no nos reprendiera, podemos presentamos con confianza ante Dios; de Él recibiremos cuanto le pidamos, porque observamos sus mandamientos y realizamos lo que le resulta grato a sus ojos. Y su mandamiento es éste: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo y nos amemos los unos a los otros, de acuerdo con el mandamiento que nos hizo. Quien observa sus preceptos permanece en Dios y Dios en él. Y sabemos que permanece en nosotros gracias al Espíritu Santo que nos ha dado" 993.
"Queridísimos míos, no deis crédito a cualquier espíritu, sino examinad primero si son espíritus procedentes de Dios. Porque muchos falsos profetas han hecho su aparición en el mundo. En esto reconoceréis a un espíritu de Dios: todo aquel espíritu que confiese que Jesucristo ha venido en carne, de Dios procede; en cambio, todo aquel otro espíritu que rechaza a Jesús, no procede de Dios: ése es el Anticristo que habéis oído que está llegando y que ahora se encuentra en el mundo. Vosotros procedéis de Dios, hijitos, y los habéis derrotado, porque mayor es el que está en vosotros que el que está en e mundo. Ellos son del mundo, y por eso del mundo hablan y el mundo los escucha. Nosotros venimos de Dios: quien a Dios conoce, nos presta oídos; quien no viene de Dios, no nos escucha. En eso reconocemos el espíritu de la verdad y el espíritu del error. Queridísimos, amémonos los unos a los otros, porque el amor procede de Dios, y todo el que ama, de Dios ha nacido y conoce a Dios. Quien no ama, no conoce a Dios, porque Dios es amor" 994. Algo después: "Queridísimos míos, si Dios nos amó así, también nosotros debemos amamos los unos a los otros. Nadie vio jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor alcanzará en nosotros su realización" 995.
Asimismo, un poco más adelante: "El que confesare que Jesús es Hijo de Dios, Dios permanecerá en él y él en Dios. Y nosotros hemos conocido y creído en el amor que Dios nos profesa. Dios es amor, y quien permanece en el amor, en Dios permanece y Dios en él. La plasmación de su amor hacia nosotros se manifiesta en que mantengamos la confianza el día del juicio; porque como Él es, así también somos nosotros en este mundo. En el amor no hay recelo: el amor auténtico echa fuera todo temor. Dado que el temor entraña pesadumbre, aquel que teme no es perfecto en su amor. Amemos, pues, a Dios, puesto que Dios nos amó primero. Si alguien dijera: Yo amo a Dios, pero odia a su hermano, es un mentiroso. Pues quien no ama a su hermano -al que sí ve-, ¿cómo puede amar a Dios -al que no ve-? Y tal es el precepto que de Él hemos recibido: que quien ama a Dios, ame también a su hermano" 996.
"Todo el que crea que Jesús es el Cristo, de Dios ha nacido; y todo el que ama a Aquel que ha engendrado, ama también a aquel que de Él ha nacido. Conocemos que amamos a los hijos de Dios cuando amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos. Pues el amor de Dios consiste en que cumplamos sus mandamientos; y sus mandamientos no son pesados. Porque todo cuanto procede de Dios vence al mundo" 997. Y algo después: "Pues ésta es la confianza que tenemos depositada en Él: que cualquier cosa que pidamos conforme a su voluntad, Él nos atiende. Y sabemos que nos atiende..." 998. Tres versículos después: "Quien sepa que su hermano comete un pecado que no conduce a la muerte, suplique por él, y se le concederá la vida para quienes no pecan haciéndose dignos de la muerte. Pues hay un pecado digno de muerte, y no es a ese al que me refiero cuando digo que se suplique. Toda la iniquidad es pecado, pero hay pecados que no son mortales. Sabemos que todo el que ha nacido de Dios no comete pecado; al contrario, Dios protege a su descendencia, y el maligno no los toca" 999. Y en otro pasaje: "Hijitos, guardaos de los ídolos" 1000.
XLVIII. De la segunda epístola del mismo (Juan)
"No estoy como escribiéndote un mandato nuevo, sino el que tenemos desde el principio: que nos amemos los unos a los otros. Y en esto consiste el amor: en que nos comportemos de acuerdo con sus mandamientos. Este es el mandamiento: que actuéis de acuerdo con él como habéis escuchado desde el principio" 1001. Unos versículos después: "Todo el que se descarría y no permanece en la doctrina de Cristo, no posee a Dios. Quien permanece en la doctrina, ése es el que posee al Hijo y al Padre. Si uno llega hasta vosotros y no aporta esa doctrina, no la acojáis en vuestra casa ni le dirijáis el saludo. Pues quien le saluda se hace partícipe de sus malas obras" 1002.
XLIX. De la tercera epístola del mismo (Juan)
"Querido mío, en práctica pones la fe cuando te comportas así con los hermanos, así como con los peregrinos. Ellos han dado testimonio de tu caridad delante de la asamblea. Bien harás ayudándolos como Dios merece, pues en su nombre emprendieron el viaje sin recibir nada de los gentiles. Por eso debemos hacemos cargo de ellos, para convertimos en cooperadores de la verdad" 1003. Y un poco después: "Querido mío, no imites lo malo, sino lo bueno. El que practica el bien, de Dios procede; quien obra el mal, no ve a Dios" 1004.
L. De la epístola de Judas
"Pues se han infiltrado algunas personas, ya desde hace tiempo designadas para esa tarea; impíos que intentan convertir la gracia de nuestro Dios en lujuria, y que niegan que Jesús sea el único dueño y señor nuestro" 1005. Un poco después: "En vuestros ágapes, ésos son motivo de desprestigio al banquetear sin mesura alguna, cebándose a sí mismos" 1006. Y en otro pasaje: "Esos son murmuradores, querellosos, que se comportan según sus caprichos, y cuya boca habla blasfemia. En cambio, vosotros, queridísimos míos, tened presentes las palabras que os han comunicado los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo. Ellos os decían que al final de los tiempos aparecerán burladores que se comportarán según las pasiones de su impiedad. Esos son los que forman banderías; animales carentes de espíritu. Sin embargo, vosotros, queridísimos míos, dándoos mutuamente ejemplo de vuestra santísima fe y orando en el Espíritu Santo, manteneos firmes en el amor de Dios. A unos, convencedlos de su culpa después de juzgados; salvad a otros, arrancándolos del fuego; compadeceos de aquellos otros con temor, odiando incluso la túnica contaminada por sus carnes" 1007.
LI. Del libro titulado "Apocalipsis" de Juan
Si los hombres... o, mejor, porque se entiende que se aconseja a los hombres cuando los ángeles se ponen en actividad, en todos aquellos preceptos aprendemos a soportar a los falsos hermanos, sirviéndonos de la paciencia por amor al nombre de Dios; a retornar, mediante la penitencia, a la práctica de las antiguas buenas obras; a sufrir hasta la muerte las persecuciones por la fe; a ser fervientes en la caridad. Casi al final del libro, cuando se habla de la Ciudad Santa, se dice: "En ella no entrará nada impuro, ni que cometa abominación o mentira" 1008. Yen otro pasaje: "Bienaventurados quienes lavan sus vestidos para hacerse acreedores al árbol de la vida y poder entrar en la ciudad a través de sus puertas. Fuera se quedarán los perros, los envenenadores, los impúdicos, los homicidas, los idólatras, y todo el que ama o practica la mentira. Yo, Jesús, he enviado a mi ángel a comunicároslo" 1009.
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