jueves, 23 de julio de 2009

Profecía Parusíaca y Esperanzadora


"Él será árbitro entre las naciones, y juzgará a muchos pueblos; y de sus espadas forjarán rejas de harado, y de sus lanzas hoces. No alzará ya espada pueblo contra pueblo, ni aprenderán más la guerra". (Isaías 2, 4)


No se han cumplido todavía estos vaticinios sobre la paz perfecta. "La realización completa no tendrá lugar, sino en la consumación de los tiempos, porque en esta tierra, donde el mal subsistirá siempre al lado del bien, no se puede buscar un cumplimiento perfecto" (Fillion). Cfr. Mt. 13, 24-43. Entre tanto tenemos que esperar hasta que se cumpla el deseo del salmista: "Dispersa, oh Dios, a los pueblos que se gozan en las guerras" (S. 67, 31). La actual búsqueda excesiva de la paz entre las naciones y los continuos pactos de seguridad son una señal de que no hay paz, pues la tan deseada paz mundial no podrá realizarse sin la sumisión y obediencia a la ley divina. Así se explica que los paganos (de antes y de ahora) no sean capaces de este ideal, porque van tras sus ídolos (v. 5). En este sentido nada es más trágico que la Biblia en cuanto se refiere al destino de las naciones, que solemos mirar con ilusorio optimismo. Véase Mt. 24, 21-25; Lc. 8, 18; 17, 26 ss.; 21, 25 ss.; I Tes. 5, 3; II Tes. 2, 8 ss.; I Tim. 4, 1 ss.; I Tim 3, 1 ss.; II Pedro 3, 3; Apoc. 9, 20 ss.; 16, 9 ss.; 19, 15 ss; 20, 7 ss. , etc. Jeremías enseña que el vaticinar prosperidad es la característica de los falsos profetas (Jer. 4, 10; 6, 14, etc.). Después de dos guerras mundiales en un cuarto del siglo XX (Lc. 22, 10 s.) y con la energía atómica aplicada a destruir como una "anticreación", y el neomalthusianismo que ciega las fuentes de la vida, ¿en qué podría fundarse la esperanza de un mundo mejor? (Véase 1, 16 y nota). Sólo en el orgullo que cree en las fuerzas propias del hombre caído, del cual nos dice el mismo Dios por boca de Jeremías: "¡Maldito el hombre que pone su confianza en el hombre, y se apoya en un brazo de carne!" (Jer. 17, 5). Cfr. 11, 6 ss.; S. 45, 9 ss.; Os. 2, 18; Miq. 4, 3 ss. y notas.


Msr. Juan Straubinger

Profecía Vigente


"Porque todos ellos, desde el más pequeño hasta el más grande, se han entregado a la avaricia; todos, desde el profeta hasta el sacerdote, practican el fraude; curan la llaga de mi pueblo a la ligera, diciendo: ¡Paz, paz! cuando no hay paz". (Jeremías 6, 13-14).



"Paz, paz": Es el típico lenguaje de los falsos profetas (cf. 4, 10; 5, 31 y notas). Pretenden curar las heridas del pueblo, asegurando: todo está bien; en vez de explicarle la Ley de Dios y exhortarlo a enmendar la vida. De la misma manera los impíos adormecen su conciencia diciendo en su corazón no haber pecado y estar en paz con Dios. Sin embargo: "no hay paz", pues los impíos no tienen paz, como dice el Señor en Is. 48, 22. Reprobados en ciertos modos con anticipación, no encuentran el reposo que Dios tiene preparado a los hombres rectos (v.16). La tribulación y las angustias, dice San Pablo, son la dote de toda alma que obra mal (Rom. 2, 9). Hecha el alma razonable a imagen de Dios, nota San Bernardo, puede ocuparse de cosas diferentes de Dios; pero éstas no pueden satisfacerle.


Msr. Juan Straubinger

martes, 21 de julio de 2009

Los Historiadores


..."Habiendo y debiendo ser los historiadores puntuales, verdaderos y no nada apasionados, y que ni el interés ni el miedo, el rencor ni la afición, no les hagan torcer del camino de la verdad, cuya madre es la historia, émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo por venir."


Miguel de Cervantes, Don Quijote, Cap IX (I)

lunes, 20 de julio de 2009

DEMONOLOGÍA


Y abordaron a la tierra de los Gerasenos, que está enfrente de la Galilea. Y luego que saltó en tierra fue a El un hombre que tenía el demonio hacía largo tiempo, y no vestía ropa ninguna, ni habitaba su casa, sino en los sepulcros. Este, luego que vio a Jesús, se postró delante de El, y exclamando en alta voz, dijo: "¿Qué tienes que ver conmigo, Jesús Hijo del Dios Altísimo? Ruégote que no me atormentes". Pues mandaba al espíritu inmundo que saliese del hombre, que agitaba con violencia mucho tiempo hacía. Y aunque le tenían encerrado y atado con cadenas y con grillos, rompía las prisiones y era llevado por el demonio a los desiertos. Y Jesús le preguntó, diciendo: "¿Qué nombre tienes tú?" Y él respondió: "Legión": porque habían entrado en él muchos demonios. Y le rogaron, que no les mandase ir al abismo. Andaba allí una grande piara de cerdos paciendo en el monte, y le rogaban que les permitiese entrar en ellos. Y se lo permitió. Salieron, pues, los demonios del hombre y entraron en los cerdos, y luego los cerdos se arrojaron por un despeñadero impetuosamente en el lago y se ahogaron. Cuando esto vieron los pastores, huyeron y lo dijeron en la ciudad y por las granjas. Y salieron a ver lo que había sido, y vieron a Jesús, y hallaron sentado al hombre de quien habían salido los demonios, que estaba vestido, y en su juicio, a los pies de El y temieron. Y les contaron, los que lo habían visto, cómo había sido librado de la legión. Y le rogó toda la gente del territorio de los Gerasenos que se retirase de ellos, porque tenían grande miedo, y El subió en el barco y se volvió. Y el hombre de quien habían salido los demonios, le rogaba por estar con El. Mas Jesús le despidió, diciendo: "Vuelve a tu casa, y cuenta cuán grande merced ha hecho Dios contigo". Y fue diciendo por toda la ciudad cuánto bien le había hecho Jesús. (Lc8. 26-39)

Crisostomo.
Navegando el Salvador con sus discípulos, llegó al puerto. Y por esto dice: "Y navegaron a la tierra de los gerasenos, que está enfrente de la Galilea".

Tito Bostrense in Mat.
Los ejemplares más correctos no dicen ni gerasenos ni gádaros, sino gergesenos; en efecto, Gádara es una ciudad que hay en la Judea; no hay junto a ella lago ni mar alguno. Gerasa es una ciudad de la Arabia, que tampoco tiene lago ni mar. Pero Gérgesa, de donde proceden los gergesenos, es una ciudad antigua junto al lago de Tiberíades, cerca de la cual hay una roca próxima al lago, donde se muestra el lugar por el que los demonios precipitaron a los puercos. Sin embargo, como Gerasa y Gádara confinan con la tierra de los gergesenos, es verosímil que los puercos hubieran sido llevados desde el territorio de los primeros a los de éstos.

Beda.
Gerasa es una ciudad insigne de la Arabia a la otra parte del Jordán situada en la falda del monte Galaad, que ocupó la tribu de Manasés, no lejos del lago de Tiberíades, en el que fueron sumergidos los puercos.

Crisóstomo in Mat. hom. 29.
Habiendo salido el Señor del mar, le ocurrió otro milagro más terrible; pues un endemoniado, como un siervo en presencia de su Señor, confesó delante de El su sujeción. De donde sigue: "Y luego que saltó en tierra fue a El un hombre", etc.

San Agustín de cons Evang. 2, 24.
Aunque San Mateo dice que fueron dos endemoniados y San Marcos y San Lucas hacen mención solo de uno, debe entenderse que uno de ellos fue persona más considerable y conocida, a quien toda aquella comarca compadecía más, y por cuya curación rogaba mucho. Queriendo los dos Evangelistas dar esto a conocer, creyeron oportuno hacer mención de este suceso cuya fama se había extendido mucho y de una manera evidente.

Crisóstomo ut sup.
Acaso San Lucas escogió el más furioso de aquellos dos endemoniados. Por eso cuenta más tristemente su infortunio, cuando añade: "Y no vestía ropa alguna, ni habitaba en casa, sino en los sepulcros", etc. Los demonios frecuentan los sepulcros de los muertos para inspirar a los hombres doctrinas peligrosas, a saber, que las almas de los muertos se hacen demonios.

San Cirilo.
Como andaba desnudo por los sepulcros de los muertos, representaba la fiereza de los demonios. Dios permite, pues, que algunos estén sometidos a los demonios, para que conozcamos lo que éstos son respecto de nosotros y evitemos someternos a ellos, escarmentando muchos con el ejemplo de uno.


Crisóstomo ut sup.
Como los pueblos le confesaban un hombre, vinieron los demonios a publicar su divinidad, que el mar apaciguándose había proclamado también. Por esto sigue: "Este, luego que vio a Jesús, se postró delante de El, y exclamó en alta voz", etc.

San Cirilo.
Nótese aquí el temor, unido al atrevimiento y a una desesperación grande. El signo de la desesperación diabólica consiste en atreverse a decir: "¿Qué hay entre tú y yo, Jesús, Hijo del Altísimo?". Y de temor, cuando ruega diciendo: "Ruégote que no me atormentes". Pero si has conocido que es el Hijo de Dios Altísimo, confiesas también que es Dios del cielo y de la tierra y de todas las cosas que en ellos se contienen. ¿Cómo, pues, usurpas lo que no es tuyo sino suyo, y dices: "¿Qué hay entre ti y mí?". ¿Y quién de los reyes de la tierra podrá permitir que los súbditos de su imperio sean mortificados por los bárbaros? Por esto sigue: "Porque mandaba al espíritu inmundo que saliese del hombre". Y manifestaba la necesidad de este precepto, añadiendo: "Porque mucho tiempo había que le atormentaba", etc.

Crisóstomo ut sup.
De aquí que como ninguno se atrevía a sujetar al endemoniado, el mismo Jesucristo se acercó a él hablándole.

Prosigue: "Y Jesucristo preguntó y le dijo: ¿Qué nombre tienes tú?"

Beda.
No le preguntó esto como ignorando su nombre, sino para que confesase la malicia que encerraba y brillase mejor la virtud del que curaba. También los sacerdotes de nuestra época, que pueden arrojar a los demonios en virtud del exorcismo, suelen decir a los poseídos que no pueden curarse sino después de haberse confesado claramente de todo lo que han sufrido de los espíritus inmundos, ya velando, ya durmiendo; sobre todo cuando tratan de introducirse entre varios al cuerpo humano y lo logran. De donde aquí se añade la confesión: "Y respondió, diciendo: Legión, porque habían entrado en él muchos demonios".

San Gregorio Niceno.
Imitando los demonios las milicias celestes y las legiones de los ángeles, se llaman algunas veces legiones, así como su jefe decía que pondría su trono sobre los astros para hacerse semejante al Altísimo.

Crisóstomo ut sup.
Después que Jesucristo vino al mundo, perturbaban a los demonios a las criaturas de Dios, creyendo, por la importancia de los acontecimientos que sucedían, que no debía tardar el tiempo de su humillación, y como no podían confesar su culpa, instaban para que no se les impusiese la pena. Por esto sigue: "Y le rogaban que no les mandase ir al abismo".

Teofilacto.
Esto lo pedían los demonios, queriendo habitar en el hombre todavía.

San Cirilo.
Aquí nos hace ver que las tropas enemigas de la Majestad Divina eran arrojadas al infierno por el poder inefable del Salvador.

Máximo.
Dios ha establecido ya una pena acomodada a la naturaleza de cada pecado. El fuego del infierno para el ardor de la carne; el rechinar de dientes para la risa lasciva; la sed intolerable para la voluptuosidad y la crápula; el gusano que siempre roe para el corazón torcido y maligno; las tinieblas perpetuas para la ignorancia y el engaño; la profundidad del abismo para la soberbia. Por esto el abismo está destinado a los demonios soberbios.

Prosigue: "Andaba allí una gran piara de cerdos", etc.

San Agustín de cons. Evang. 2, 24.
San Marcos dijo que esta piara estaba cerca del monte, y San Lucas que estaba en el monte, y en ello no hay contradicción. La piara de cerdos era tan grande, que parte de ellos estaba en el monte y parte cerca del monte; eran como unos dos mil puercos, según dice San Marcos (Mc 5)

San Ambrosio.
Los demonios no podían resistir el resplandor de la luz celestial, como los que tienen enferma la vista no pueden tolerar los rayos solares.

San Cirilo.
Por eso la multitud de aquellos espíritus inmundos pidió introducirse en el rebaño de aquellos puercos inmundos, semejantes a ellos. Prosigue, pues: "Y le rogaban que les permitiese entrar en ellos".

San Atanasio in vita antonii.
Si los demonios no tienen poder sobre los puercos, mucho menos pueden tenerlo sobre los hombres formados a imagen de Dios. Conviene, pues, temer sólo a Dios y despreciar los demonios.

San Cirilo.
El Señor, pues, les concedió lo que pedían para que entre otras cosas fuese un motivo de felicidad, de esperanza y de valor para nosotros. Prosigue: "Y se lo permitió". Conviene, pues, considerar que los demonios son malos y que ofenden a los que les están subordinados. Puede conocerse esto en el mero hecho de haber precipitado a los puercos y haberlos ahogado en las aguas. De donde sigue: "Salieron, pues, los demonios del hombre y entraron en los cerdos, y el rebaño se arrojó con ímpetu por un despeñadero en el lago", etc. Jesucristo concedió esto a los que se lo pedían, para que se conozca por medio de este suceso cuán crueles eran. También era necesario demostrar que el Hijo de Dios no tiene menos poder que el Padre en todas las cosas, para que aparezca igual resplandor en ambos.

Tito Bostrense.
Los pastores huyeron precipitadamente, temerosos de sucumbir con los puercos. Por esto sigue: "Cuando esto vieron los pastores, huyeron y lo dijeron en la ciudad y por las granjas", y sembraron este temor entre aquellos habitantes. El perjuicio que habían experimentado, los llevó a ver al Salvador. Prosigue: "Y salieron a ver lo que había sucedido, y vinieron a Jesús". En lo cual debemos considerar que cuando Dios castiga a los hombres en las cosas materiales, hace beneficios a sus almas. Y habiendo venido, vieron curado a aquel a quien los demonios maltrataban. Prosigue: "Y hallaron sentado al hombre, de quien habían salido los demonios, que estaba vestido (porque antes estaba desnudo), y teniendo ya su juicio sano, estaba sentado a sus pies ". No se separaba de los pies de Aquel que lo había curado, y así a la vista de aquel signo admiraron el remedio del mal y se llenaron de asombro por lo que había sucedido. Sigue pues: "Y temieron". Esto lo vieron en parte por sus propios ojos y en parte lo habían oído de palabra. Sigue: "Y les contaron los que lo habían visto, cómo había sido librado de la legión". Convenía, pues, que ellos rogasen al Señor que no se marchase de allí, para que defendiese aquella región y evitase que los demonios volviesen a entrar en ella. Pero por el temor perdieron su propia felicidad, rogando al Salvador que se marchase.

Prosigue: "Y le rogó toda la multitud del territorio de los gerasenos que se retirase de ellos; porque tenían grande miedo".

Teofilacto.
Ellos temían que les sobreviniese un nuevo daño, como les había sucedido en la sumersión de los puercos.

Crisóstomo ut sup.
Veamos aquí la humildad del Señor. Después que les ha concedido tan grandes beneficios, lo despiden, y no se opone, sino que se marcha, dejando a aquellos que se habían declarado indignos de su doctrina.

Prosigue: "Y El subió al barco y se volvió".

Tito Bostrense.
Pero cuando El se marchaba, aquel que había estado poseído del demonio no se separaba del Salvador. Sigue pues: "Y el hombre de quien habían salido los demonios le rogaba que le dejase estar con El".

Teofilacto.
Así, el que fue curado, temía que, al alejarse Jesús, podría otra vez caer en poder de los demonios. Pero el Señor le manifestó que, aunque no estuviese con él personalmente, lo podía proteger con su gracia. Sigue pues: "Mas Jesús le despidió, y le dijo: Vuélvete a tu casa, y cuenta cuán grande merced ha hecho Dios contigo". No dijo, pues, cuánto he hecho contigo, enseñándole a ser humilde, para que nosotros dirijamos a Dios todas nuestras buenas acciones.

Tito Bostrense.
Y en ello no peca contra la ley de la verdad, porque lo que hace el Hijo, lo hace el Padre. Mas ¿por qué el que antes decía a todos los que libraba que no se lo dijeren a nadie, después de haber librado de la legión a este hombre, le dice: "Cuenta cuán grande merced ha hecho Dios contigo"? Porque toda aquella región ignoraba a Dios y daba culto a los demonios. O mejor, cuando refiere un milagro al eterno Padre, dice: "Cuenta"; pero cuando habla de sí mismo, manda que no se diga a nadie. Mas aquel que había sido librado de los demonios, había conocido que Jesús era Dios, y por eso publicó todo lo que Jesús había hecho con él. Sigue pues: "Y fue diciendo por toda la ciudad", etc.

Crisóstomo ut sup.
Y así al abandonar a todos aquellos que se habían manifestado indignos de su celestial doctrina, les dejó, como maestro, al que El había librado de los demonios.

Beda.
Gerasa representa las naciones de los gentiles, hablando en sentido espiritual, a quienes el Señor visitó después de su pasión y resurrección por medio de sus predicadores. Por esto Gerasa o Gergesa como algunos leen, significa arrojar al habitante, esto es, al diablo, por quien había sido ocupada antes; o también forasteros que se acercan y que antes estaban lejos.

San Ambrosio.
Aún cuando no hay conformidad respecto del número de los curados por Jesucristo entre San Lucas y San Mateo, sin embargo, están conformes en el misterio. Pues del mismo modo que éste, que tenía el demonio, es figura del pueblo gentil; del mismo modo también los dos eran figura de dos pueblos gentiles porque, aunque Noé engendró tres hijos, Sem, Cam y Jafet, sola la familia de Sem fue llamada a la posesión de Dios, y de los otros dos salieron los pueblos de diversas naciones. El pueblo tenía desde mucho tiempo el demonio, puesto que desde el diluvio hasta la venida del Señor era cruelmente atormentado. Estaba también desnudo, porque había perdido el manto de su naturaleza y de la virtud.

San Agustín, de quaest. evang. 2, 13.
No habitaba en la casa, esto es, no descansaba en su conciencia; residía en los sepulcros, porque se gozaba en las obras muertas (esto es, en los pecados)

San Ambrosio.
¿O qué son los cuerpos de los malos, sino ciertos sepulcros, en donde no mora la palabra de Dios?

San Agustín ut sup.
Los grillos y las cadenas de hierro que ligaban sus miembros, representan las leyes duras y pesadas de los gentiles, que reprimen también el crimen en sus repúblicas. Que, rotos tales vínculos, era llevado por los demonios al desierto, significa que, traspasadas también aquellas leyes, era llevado por la pasión a tales crímenes que ya excedían la costumbre vulgar. La legión de demonios que había en él es figura de los gentiles, que adoraban a muchos demonios. Y el permiso que se concedió a los demonios para que entrasen en los cuerpos de los puercos, que pacían en el monte, representa a los hombres inmundos y soberbios, a quienes domina el diablo por medio del culto de los ídolos.

San Ambrosio.
Son puercos todos aquellos que, parecidos a animales inmundos, privados de razón y de la palabra, manchan el brillo de sus virtudes naturales con los actos impuros de su vida.

San Agustín ut sup.
Fueron precipitados en el lago para significar que la Iglesia está ya purificada y que, librado el pueblo gentil de la dominación de los demonios, los que no quisieron creer en Cristo, sumergidos en una ciega y profunda necedad, se van a los abismos a celebrar sus ritos sacrílegos.

San Ambrosio.
Se precipitan con ímpetu, porque no son retenidos por la consideración de ningún mérito; sino que como arrojados de lo alto por la pendiente de la iniquidad, perecen ahogados en las olas de este mundo. Ni puede haber comercio vital de espíritu alguno en aquellos que son llevados de aquí para allá por las agitadas olas de la voluptuosidad. Vemos, pues, que el hombre es el autor de su desgracia; porque si no viviese como los puercos, nunca el demonio recibiría poder sobre él; y si le recibiera, no sería para perderle sino para probarle. Y acaso el demonio que, después de la venida del Señor, no puede seducir a los buenos, no busca ya la ruina de todos los hombres, sino tan sólo la de los más débiles, así como el ladrón no ataca a los armados, sino a los inermes. Los pastores de aquellos, rebaños apenas, vieron esto huyeron. Ni los filósofos, ni los príncipes de la sinagoga pueden traer remedio a los pueblos que perecen. Sólo Jesucristo es quien puede librar a los pueblos del pecado.

San Agustín ut sup.
O los pastores de los puercos, que huyendo anunciaron todo esto, representan ciertos jefes de los impíos que, aunque no observan la ley del cristianismo admiran, sin embargo, y anuncian con asombro su poder entre los gentiles. Los gerasenos que, conociendo lo que había pasado, sobrecogidos de espanto, ruegan a Jesús que se aleje de ellos, representan a la multitud encenegada en sus inveteradas pasiones, que honra la ley cristiana, pero que no quiere abrazarla, diciendo que no la puede cumplir, admirando, no obstante, al pueblo fiel, curado en su perdido estado antiguo.

San Ambrosio.
O la ciudad de los gerasenos representa la sinagoga, que le rogaba se alejase, porque era grande su temor; pues el espíritu enfermo no comprende la palabra de Dios, ni puede resistir el peso de la sabiduría. Y por lo tanto el Señor no molestó por más tiempo, sino que subió de las cosas inferiores a las superiores; esto es, de la sinagoga a la Iglesia. Se volvió por el lago, porque ninguno pasa sin peligro de condenación de la Iglesia a la sinagoga; mas el que quiera pasar de la sinagoga a la Iglesia, que lleve su cruz para evitar el peligro.

San Agustín ut sup.
Por aquel hombre curado, que quería permanecer con Cristo, y a quien se dice: "Vuélvete a tu casa, y cuenta cuán grande merced ha hecho Dios contigo", hay que entender que cada uno, después del perdón de los pecados, debe volver a entrar en la buena conciencia como en una casa y servir al Evangelio para la salvación de los demás a fin de descansar un día con Cristo, no sea que, queriendo estar con El antes de tiempo, descuide el ministerio de la predicación, acomodado a la salvación de sus hermanos.
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fuente: Catena Aurea Sto Tomás

lunes, 13 de julio de 2009

La Escuela de Frankfurt



Interaccionando en lo principal, categorías idealistas, materialistas y existencialistas e inserto en el proceso de renovación del marxismo occidental, en 1924 se creó, adherido a la Universidad de Frankfurt, el “Instituto para el Nuevo Marxismo”, el cual por razones estratégicas luego es denominado “Instituto para la Investigación Social”. Se adopta ante el marxismo una postura crítica para depurarlo, perfeccionarlo y adaptarlo a las nuevas condiciones objetivas y subjetivas existentes en Occidente, condición necesaria para asegurar el triunfo de la revolución comunista en este campo histórico – cultural. El proceso de reinterpretación del marxismo, realizado a partir de una nueva lectura de Hegel, más la incorporación de las aportaciones de Max Weber y Sigmund Freud entre otros, sin más origina el estructuralismo marxista o neomarxismo, el cual es formalizado bajo el nombre de “Escuela de Frankfurt”. De esta forma, siguiendo al leninista Georg Lukács (1885 – 1971) y su visión trágica de la vida fundada en que la alienación y el extrañamiento como un destino inevitable del hombre, de modo decisivo intervienen en el proceso de renovación y proyección del marxismo en el siglo XX, Max Horkheimer (1895-1973), Theodor Adorno (1903-1969), Herbert Marcuse (1898-1980), Erich Fromm (1900-1980), Wilhelm Reich (1897 - 1957), Louis Althusser (1918 - 1990) y Jürgen Habermas (1929).


Siendo su objetivo la investigación social para la intervención ideológica y transformación político revolucionaria de la sociedad, la “Escuela de Frankfurt” formalmente se centra en problemas teóricos y en la metodología de las ciencias sociales. Así, imputando a la teoría tradicional la condición de racionalidad que corresponde a una mera contemplación desinteresada, separada de cualquier tipo de praxis, que opera por derivación a partir de principios generales y últimos, y que presupone tanto la relación de sujeto y objeto, de lo racional con lo real, como la adecuación entre concepto y cosa, los frankfurtianos criticaron las principales formas de la “teoría clásica” y configuran una “teoría crítica”.


Entonces, si bien la “Escuela de Frankfurt”, es decir, el marxismo estructuralista o neomarxismo, reconoció la presencia de la irracionalidad en la historia, de hecho rechazó tanto el idealismo de la razón de Hegel como el “irracionalismo” al estilo de Kierkegaard, Nietzsche o Bergson. Se mantuvo firme en el recurso a los procedimientos racionales de acceso a la realidad pero concibió una “racionalidad crítica” como saber racional que denuncia lo que hay de irracionalidad en la historia y en la sociedad. Rechazó asimismo las pretensiones del positivismo (neopositivismo, empirismo o fenomenismo) de identificar el conocimiento con la ciencia (cientifismo), y considerar a ésta como un conocimiento objetivo (objetivismo). Se trata de un rechazo a todo intento de reducir cualquier forma de conocimiento a conocimiento sólo de hechos, absteniéndose de cualquier tipo de valoración –positiva o negativa– de los mismos. Esto por cuanto, el identificar lo real con lo racional y el absolutizar los hechos, conducen a una misma conclusión: la aceptación y no la crítica de la realidad, actitud tenida por común entre todas las formas de la teoría clásica y cuestión que la causa revolucionaria no admite por ningún motivo. De esta forma, siguiendo la idea del “comunismo crítico” de Karl Marx, la “teoría crítica” o neomarxismo afirmó los principios de negatividad, mediación y praxis.


Theodor Adorno. Sin más, Theodor Adorno negó que fuera posible una total conceptualización de la realidad. Sostuvo Adorno: “Quien elija hoy por oficio el trabajo filosófico ha de renunciar desde el comienzo mismo a la ilusión... de que sería posible aferrar la totalidad de lo real por la fuerza del pensamiento. Ninguna razón legitimadora sabría volver a dar consigo misma en una realidad cuyo orden y configuración derrote cualquier pretensión de la razón... La filosofía que a tal fin se expende hoy no sirve más que para velar la realidad y eternizar su situación actual... La crisis del idealismo equivale a una crisis de la pretensión filosófica de totalidad. La ratio autónoma –tal fue la tesis de todo sistema idealista– debía ser capaz de desplegar a partir de sí misma el concepto de la realidad y toda la realidad... (pero) el texto que la filosofía ha de leer es incompleto, contra­dictorio y fragmentario, y buena parte de él pudiera estar a merced de ciegos demonios; sí, quizá nuestra tarea es precisamente le lectura, para que leyendo aprendamos a conocer mejor y a desterrar esos poderes demoníacos”.


Hegel incorporó en su dialéctica el elemento negativo (la contradicción), pero sólo para superarlo en la síntesis final, de tal manera que la identidad se recupera, y la realidad queda justificada en cuanto que es racional. Pues bien, frente a la dialéctica hegeliana –que se entiende “positiva”–, Adorno propone una “dialéctica negativa” que afirma que “lo real no es (totalmente) racional”: “El nombre de dialéctica comienza diciendo sólo que los objetos son más que su concepto, que contradicen la norma tradicional de la adaequatio (conformidad o iden­tidad entre la mente y su objeto). La contradicción... es índice de lo que hay de falso en la identidad... Dialéctica es la conciencia consecuente de la diferencia”.


La dialéctica positiva, dice Adorno, “no ha hecho más que interpretar el mundo y mutilarse a sí misma de pura resignación ante la realidad”, con lo que se ha convertido en ideología. En efecto, ya que el sujeto se adecua a la realidad (por el conocimiento), se afirma que también debe someterse a ella en la práctica. Y así, la dialéctica positiva eterniza el estado presente y bloquea cualquier acción transformadora o revolucionaria. En cambio, para la dialéctica negativa la realidad (social, histórica) no es algo en absoluto racional, sino que requiere una profunda transformación racionalizadora. Es también “negativa” por decir “no” a la realidad. En este mismo sentido, Marcuse prefiere hablar de un “pensamiento negativo”, definido “como poder subversivo, poder de lo negativo”.


La misma carga de negatividad posee la concepción de la utopía. Los frankfurtianos o neomarxistas rechazan la posibilidad de construir una “utopía positiva”. No es posible determinar cómo debería ser el futuro, únicamente es posible determinar cómo no debe ser, lo cual ya es suficiente para poder criticar el presente. Se afirma así: “La teoría crítica de la sociedad no posee conceptos que pueden tender un puente sobre el abismo entre el presente y el futuro; sin sostener ninguna promesa, sin tener ningún éxito, sigue siendo negativa. Así, quiere permanecer leal a aquellos que, sin esperanza, han dado y dan su vida por el Gran Rechazo”.


Además, contra la pretendida relación entre sujeto–objeto, o bien observador–hechos, presupuesta por la teoría clásica, la teoría crítica afirma que todo conocimiento está determinado por “mediaciones”. La actividad teórica no es independiente de los procesos sociales, históricos y económicos en medio de los cuales ha aparecido, sino que éstos determinan el objeto y finalidad de la investigación. Además, ninguna teoría es “imparcial”, sino que está sustentada por intereses, y con frecuencia su aparente objetividad no hace sino ocultar su carácter “ideológico”. Igualmente, la dicotomía sujeto–objeto no se puede mantener radicalmente; el investigador es siempre parte del objeto social investigado. De ahí la insistencia en el concepto de “totalidad” (tomado de Lukács). La investigación social es la “teoría de la sociedad como un todo” (Horkheimer), en la que hay que poner en interrelación los ámbitos económico, histórico, psicológico, etc. La especialización de la ciencia convierte a su objeto en algo “abstracto” y conduce a ocultar, de hecho, la realidad. Sólo desde esta visión totalizadora la teoría puede convertirse en “crítica”, y desvelar los aspectos ideológicos y represivos de la sociedad y la cultura. Marcuse señala: “La totalidad parece tener el aspecto mismo de la razón. Y, sin embargo, esta sociedad es irracional como totalidad”.

Con todo, Weber defendió el principio de la “no–valoración” como criterio de objetividad teórica. Esta pretensión es rechazada por la teoría crítica. Indica Marcuse: “El pro­blema de la objetividad histórica implica juicios de valor", es decir, estar al servicio de la emancipación del hombre, y derivar en una praxis libe­radora. De este modo, los dos polos de la teoría crítica son razón y praxis. Pero la praxis no se reduce al ámbito individual: en el siglo XX la política se había convertido en el ámbito propio de la acción moral, recuperándose así la gran tradición del pensamiento griego, que nunca desvinculó la moral de la política.


En conclusión, la “teoría crítica” se niega a justificar la realidad socio–histórica presente por considerarla irracional, es decir, injusta y opresora. Y, por ello mismo, se propone hacerla más racional y humana.


Max Horkheimer y Theodor Adorno. La “teoría crítica” establece un fundamento filosófico, esbozado por Max Horkheimer y Theodor Adorno en la obra conjunta, “Dialéctica de la Ilustración” (1947). Se investiga aquí “por qué la humanidad, en lugar de entrar en un estado verdade­ramente humano, desembocó en un nuevo género de barbarie”. La respuesta se encuentra en el triunfo de una forma de racionalidad –ya estudiada por Max Weber– que recibe diversas denominaciones: razón subjetiva o instrumental (Horkheimer), subjetiva o identificadora (Adorno), unidimensional (Marcu­se), instrumental o estratégica (Habermas). Todo el proceso recibe el nombre de “Ilus­tración”, término que engloba, en realidad, toda la historia de Occidente, y no sólo el siglo XVIII: “La Ilustración, en el sentido más amplio de pensamiento en continuo progreso, ha perseguido siempre el objetivo de quitar el miedo a los hombres y convertirlos en amos”.


La historia de la Ilustración ha estado marcada, pues, por el esfuerzo del hombre por dominar la naturaleza (incluida su propia naturaleza). Por ello los frankfurtianos piensan que el motor de la historia no ha sido la lucha de clases (Marx), sino el conflicto hombre – naturaleza, enfrentados como sujeto–objeto. En ese esfuerzo, la Humanidad ha otorgado la primacía absoluta a la “razón subjetiva o instrumental”, es decir, a una forma de racionalidad que sólo se refiere a “la adecuación de los medios a los intereses subjetivos de la autoconservación”, reduciéndose a ser “una capacidad de calcular probabilidades”. La razón “subjetiva” atiende exclusivamente a los medios, no a los fines. Estos últimos se consideran como indiferentes en sí mismos, y su elección no es racional, sino producto de predilecciones irracionales. Por eso, la razón subjetiva no es sino una razón “instrumental”. Se afirma que ésta es “un instrumento para todas las empresas de la sociedad, y ha renunciado a su tarea de juzgar los actos y el modo de vivir del hombre”. De aquí partió la tragedia de la civilización. La razón, en lugar de liberar, ha conducido a la barbarie de la dominación universal de la naturaleza y del hombre. La naturaleza (también la humana) ha sido “cosificada”, es decir, degradada a pura materia; “hay que dominarla sin otro propósito que no sea, precisamente, el de dominarla”. Dominar se convierte en un fin por sí mismo.


Frente a la razón instrumental estaría la “razón objetiva”, es decir, un logos o racionalidad inherente a la realidad misma, que permite la determinación de ideales y fines “de por sí deseables”. Pero ésta es, justamente, la razón olvidada y reprimida por la Ilustración. “Eclipse de la razón” (1947) es el título de la obra de Horkheimer que más tarde (1967) aparecerá ampliada bajo el título de “Crítica de la razón instrumental”. Sin embargo, Horkheimer opina que no se trata de tomar partido por ninguna de las dos formas de racionalidad, ya que ambas conducen a excesos. La razón objetiva lleva a “afirmar valores ilusorios y a crear ideologías reaccionarias”; pero la razón subjetiva conduce al “materialismo vulgar” o a la barbarie de la dominación. La autocrítica de la razón tiene que reconocer y salvar la limitación de ambos conceptos, y buscar su síntesis dialéctica.


Herbert Marcuse y Erich Fromm. Con todo, Herbert Marcase y Erich Fromm trasladan la dialéctica de la razón a una dialéctica de pulsiones o tendencias. El interés por Freud era común a todos los miembros de la Escuela de Frankfurt, pero fue Fromm quien inició el intento de conciliar a Freud y Marx, en contra de la consideración muy generalizada entonces de que eran pensadores antagónicos. La idea básica de Fromm era que el marxismo necesitaba un enfoque psicológico adicional; y que, en particular, el psicoanálisis podía proporcionar el “eslabón perdido” entre la superestructura ideológica y la base socioeconómica. Se trataba de interpretar las conductas sociales a partir de los efectos de la estructura económica sobre los impulsos psíquicos básicos.


E. Fromm adoptó pronto una postura revisionista frente a Freud, rechazando la teoría de la libido y el complejo de Edipo. Ello se debió, en parte, a su aceptación de la teoría matrística de Johan Jakob Bachofen (1815 – 1887), que con su base evolucionista y materialista se había vuelto a poner entonces de moda y que, también había sido aceptada por W. Reich. Fromm interpreta, así, la historia de la humanidad como un paso de una sociedad matriarcal primordial (caracterizada por la solidaridad, los lazos de amor y la ausencia de propiedad privada) a una sociedad patriarcal en la que se imponen las relaciones de autoridad y obediencia. La sociedad burguesa capitalista encarna, una sociedad patriarcal en la que se afirma el poder del padre y la primacía de la productividad sobre la felicidad. El mismo Freud, dice Fromm, representa el tipo patriarcal clásico.


Posteriormente, Fromm presenta una nueva interpretación del mismo tema. El proceso de humanización es un proceso de liberación frente a la naturaleza y los otros. Pero la consecuencia es que cuanto más libre se siente el ser humano, también se siente más solo, con lo cual no le queda más que una alternativa: o unirse con los otros mediante una relación de amor (que respeta la libertad y la integridad personal), o hacerlo mediante una relación de sometimiento (someter al otro: sadismo; o someterse al otro: masoquismo). De hecho, piensa Fromm, en la sociedad moderna predominan las relaciones de dominación; pero cambiarlas por relaciones de amor es una posibilidad que queda siempre abierta.


No obstante, el optimismo de Fromm y su posición revisionista frente a Freud no fueron bien vistos por el resto de los miembros de la Escuela de Frankfurt. Justamente por eso, H. Marcuse realiza en “Eros y civilización” (1953) una crítica del revisionismo neofreudiano a partir de aquello mismo que lo había motivado. Para los revisio­nistas, la creencia de Freud en “la inalterabilidad básica de la naturaleza humana se reveló como “reaccionaria”: las teorías freudianas parecían implicar que los ideales humanitarios del socialismo eran sumamente inalcanzables”.


En efecto, según Freud el mantenimiento de la sociedad y la cultura requiere la represión del “principio de placer” (que busca la satisfacción inmediata) en favor del “principio de realidad” (satisfacción retardada, productividad, seguridad). Es decir, exige “la subyugación permanente de los instintos humanos”. El resultado es la conquista de la naturaleza y el progreso tecnológico, lo cual causa falta de libertad y felicidad. La pregunta que se hace Marcuse es si esta situación es inevitable, y si, por tanto, la sociedad y la civilización son necesariamente represivas. La respuesta es negativa. Una “reinterpretación de la concepción teórica de Freud en términos de su propio contenido socio–histórico” muestra que la hipótesis de una sociedad no–represiva no contradice el pensamiento de Freud. Se afirma: “Freud sostiene que un conflicto esencial entre los dos principios es inevitable; sin embargo, en la elaboración de su teoría esta inevitabilidad parece estar abierta a la duda... La lucha por la existencia necesita la modificación represiva de los instintos principalmente por la falta de medios y recursos suficientes para una gratificación integral, sin dolor y sin esfuerzo, de las necesidades instintivas. Si esto es verdad, la organización represiva de los instintos se debe a factores exógenos –exógenos en el sentido de que no son inherentes a la “naturaleza” de los instintos–, sino que son producto de las específicas condiciones históricas bajo las que se desarrollan los instintos”. En conclusión, si la represión del principio de placer sólo se debe a condicionamientos socio–históricos, el pensamiento de Freud no debe ser interpretado como un análisis desesperanzado del “malestar de la cultura” ya que deja abierta la puerta a la utopía de una sociedad no–represiva y feliz.


Jürgen Habermas. Luego, con Jürgen Habermas, la “teoría crítica” experimenta una trans­formación. Con Habermas -quien reconoce que su propuesta es un intento de “reconstrucción del materialismo histórico”- el neomarxismo o “teoría crítica” se hace menos pesimista y asume una tarea “constructiva” mediante la elaboración de una “teoría de la acción comunicativa” (1981). No obstante, el tema central sigue siendo –como para los fundadores de la “Escuela de Frankfurt”– la racionalidad, término que significa para Habermas no la razón, el conocimiento o la forma de adquisición del conocimiento, sino “la forma en que los sujetos capaces de lenguaje y de acción hacen uso del conocimiento”. De esta forma, en el marco de la racionalización de la sociedad moderna, Habermas, reconstruyendo el pensamiento de Max Weber “según el espíritu del marxismo occidental”, formula la “teoría de la acción comunicativa” con la finalidad de “dar razón de los fundamentos normativos de una teoría crítica de la sociedad”.


Concibe la “racionalidad comunicativa” como alternativa a la racionalidad instrumental, reconstruye la clasificación weberiana de la “acción social” y asumiendo los dos “niveles de la sociedad” que corresponden a las dos dimensiones fun­damentales de la teoría de la sociedad de Marx: trabajo e interacción, Habermas articula la sociedad en dos niveles: “sistema” y “mundo de la vida”. El concepto de “sistema” es elaborado mediante una re–construcción de las teorías sociológicas funcionalistas de T. Parsons y N. Luhmann; el segundo, mediante una re–construcción del con­cepto correspondiente en Husserl, Wittgenstein, Durkheim (concepto de con­ciencia colectiva) , Schutz y Luckmann, en líneas generales, el “sistema” se refiere a la organización del mundo de la economía y el poder, a mecanismos de autorregulación de la sociedad dirigidos a resolver los problemas de su autoconservación. En cambio, el “mundo de la vida” se refiere a las estructuras de la cultura, las normas y los valores, y a problemas de reproducción cultural, socialización, instituciones y metas sociales. Existe, pues, una clara correspon­dencia entre sistema - trabajo - acción/racionalidad instrumental, y mundo de la vida - interacción - acción/racionalidad comunicativa.


Habermas piensa que los fundamentos de una “teoría crítica” de la sociedad no pueden encontrase en una filosofía de la historia como la propuesta por Horkheimer y Adorno. Por dos razones; hoy día resulta “insostenible” elaborar una filosofía de la historia y, por otro lado, la “Dialéctica de la Ilustración” es sólo una filosofía negativa de la historia, y no aporta ninguna fundamentación normativa a la teoría social. Por esta razón, Habermas substituye la filosofía de la historia por una “teoría de la evolución social” que intenta dar cuenta del proceso histórico por el que los dos niveles de la sociedad –sistema y mundo de la vida– se van diferenciando interna­mente y “desacoplando”. A partir de aquí es posible reelaborar el concepto de “reificación” (o “cosificación”) de la sociedad moderna, que Weber y los pri­meros frankfurtianos habían interpretado como triunfo de la razón instrumental. En realidad, se trata de un proceso de “colonización” del mundo de la vida por parte del sistema: “Lo que conduce a una racionalización unilateral o a una cosificación de la práctica comunicativa cotidiana no es la diferenciación de los subsistemas regidos por medios y de sus formas de organización respecto al mundo de la vida, sino sólo la penetración de las formas de racionalidad económica y administrativa en ámbitos de acción que, por ser ámbitos de acción especializados en la tradición cultural, en la integración social y en la educación, y necesitar incondicionalmente del entendimiento como me­canismo de coordinación de acciones, se resisten a quedar asentados sobre los medios dinero y poder. Si partimos además de que los fenómenos de la pérdida de sentido y de la pérdida de la libertad no se presentan casualmente, sino que son de origen estructural, tenemos que intentar explicar por qué los subsistemas regidos por medios desarrollan esa dinámica incontenible que tiene como efecto la colonización del mundo de la vida y a su vez su separación respecto de la ciencia, la moral y el arte”.


Así, la “teoría de la acción comunicativa” permite hacer un diagnóstico de las “patologías sociales”, interpretándolas como una colonización de los ámbitos del mundo de la vida por parte de los subsistemas del poder y del dinero. Pero también permite extraer consecuencias nor­mativas, es decir, determinar lo que racionalmente debe o no debe suceder. Y también elaborar una cierta utopía positiva, en la que se recupera el ideal integral de la Ilus­tración del siglo XVIII: una auténtica racionalización de la sociedad en la que sistema y mundo de la vida, racionalidad instrumental y racionalidad comunicativa se encuentren armonizados.


En esta perspectiva, esta aplicación de la “teoría crítica” o “teoría de la acción comunicativa” del neomarxismo, está destinada a producir un cambio de paradigma. La teoría de los “intereses cognoscitivos” implica una reconstrucción de la teoría del conocimiento como “teoría de la sociedad”. Entonces, con la introducción de una nueva forma de racionalidad –la racionalidad comunicativa– se va más lejos: se propone un radical cambio de paradigma (o modelo) en la concepción del conocimiento. Habermas indica que la filosofía occidental –especialmente a partir de Descartes– ha utilizado de un modo más o menos explícito el paradigma de la conciencia, o del pensador solitario, basado sobre la contraposición sujeto–objeto. Habermas adopta un nuevo modelo: el paradigma del lenguaje. Es el paradigma que subyace en el modo de entender la racionalidad comunicativa: la relación sujeto–objeto es substituida por la relación sujeto–sujeto que dialogan en un intercambio discursivo. Este cambio de paradigma supone que el lenguaje es considerado preferentemente en su dimensión “pragmática”, es decir, no como sistema sintáctico–semántico, sino como “habla”, como lenguaje en “uso”. Se comprende, pues, que la “teoría de la acción comunicativa” del neomarxismo suponga la construcción de una “pragmática universal”.


Es a partir de esta concepción neomarxista que, por medio de la “teoría de la acción comunicativa”, se afirma una “teoría consensual de la verdad” plasmada en la “ética del discurso”. La “teoría consensual de la verdad” ya había sido formulada por Peirce: “La opinión que está llamada a que se pongan de acuerdo en ella todos los que investigan, es lo que entendemos por verdad”. Pero Habermas ofrece una versión revisada en términos de que “puedo atribuir un predicado a un sujeto si y sólo si cualquier otro que pudiera entrar en un diálogo conmigo atribuyera el mismo predicado al mismo sujeto”. Ello quiere decir que se sitúa la “verdad” en el contexto pragmático del lenguaje, y que la teoría consensual indica bajo qué condiciones está justificada nuestra pretensión de que nuestros enunciados son “verdaderos”. Por extensión, el modelo de la “ética del discurso” propuesto por Habermas corresponde a una reelaboración de la ética formal de Kant. El imperativo categórico es reformulado de la siguiente manera: “En lugar de proponer a todos los demás como válida una máxima que quiero que opere como ley universal, tengo que presentarla a la consideración de los otros a fin de comprobar discursivamente su aspiración de universalidad. El peso se traslada desde aquello que cada uno puede querer sin contradicción alguna como ley general, a lo que todos de común acuerdo quieren reconocer como norma universal”.


Se concede, pues, a Kant que sólo una máxima universalizable puede convertirse en deber moral. Pero –ahora contra Kant– se afirma que la universalizabilidad de una máxima sólo puede decidirse en un diálogo entendido como “discurso” –en el sentido definido más arriba– y no en el interior de la conciencia individual y solitaria. Además, la finalidad del diálogo es llegar a un consenso acerca de qué intereses son genera­lizables. Lo cual supone una nueva modificación del punto de vista kantiano. Es evidente que el individuo debe renunciar a la defensa de sus intereses particulares si quiere que su máxima (individual) de conducta sea universalizable. En cambio, en el diálogo los intereses individuales no quedan excluidos, sino al contrario: de lo que se trata, precisamente, es de llegar a un acuerdo acerca de ellos. Por fin, está claro que la “ética del discurso” no es individualista, sino “política”. Tiene como presupuesto la existencia de una comunidad de diálogo en la que –sin coacción alguna y en total igualdad de oportunidades para opinar– se busca un consenso racional acerca de qué intereses se pueden considerar como comunes. Desde luego, la existencia de una comunidad de este tipo entra prácticamente en el campo de la utopía, y por eso Habermas emplea la expresión “comunidad ideal de diálogo”. En cualquier caso, la “ética del discurso” es, al mismo tiempo, un modelo de democracia participativa, ideal que propagará el neomarxismo, es decir, el nuevo marxismo, siempre fundado en la idea de Karl Marx: “La existencia social de los individuos determina sus conciencias”.


Fuente: Convicción Radio



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lunes, 29 de junio de 2009

Una falsa devoción a la Santísima Virgen

Apropósito de los males del siglo, cunden las falsas devociones para la adulteración más prolífera de la Verdadera Religión. No ofenden más a Nuestro Señor la indiferencia del irreligioso, que el fariseísmo de aquel que toma los objetos religiosos como materia de superstición, egolatría y desacralización. Tantas son las FALSAS DEVOCIONES a los santos, y en especial a la Madre de Dios, ¡terrible ofensa!, que nada mejor que la meditación y el rezo del Quinto Misterio Glorioso ("La Coronación de María Santísima como Reina y Señora de todo lo creado") para conseguir el fruto de UNA VERDADERA DEVOCIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN.
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"La devoción, mientras sea auténtica y sincera, nada destruye, sino que todo lo perfecciona y completa, y si alguna vez resulta de verdad contraria a la vocación o estado de alguien, sin duda es porque se trata de una falsa devocion. La abeja saca miel de las flores sin dañarlas ni destruirlas, dejandolas tan integras, incontaminadas y frescas como las ha encontrado. Lo mismo, y mejor aun, hace la verdadera devoción: ella no destruye ninguna clase de vocación o de ocupaciones, sino que las adorna y embellece." (SAN FRANCISCO DE SALES, Introd. a la vida devota,1,3).


"¿A quién le parecerá que no tenemos derecho a afirmar que María, que desde la casa de Nazaret hasta el lugar de la Calavera estuvo acompañando a Jesús, que conoció los secretos de su corazón como nadie y que administra los tesoros de sus méritos con derecho, por así decir, materno, es el mayor y el más seguro apoyo para conocer y amar a Cristo? Esto es comprobable por la dolorosa situación de quienes, engañados por el demonio o por doctrinas falsas, pretenden poder prescindir de la intercesión de la Virgen. ¡Desgraciados infelices! Traman prescindir de la Virgen para honrar a Cristo: e ignoran que no es posible encontrar al niño sino con María, su Madre". (S. Pío X)



Por eso, cada uno debe estar persuadido de que, si la piedad que declara hacia la Santisima Virgen no le aparta del pecado o no le estimula a la decisión de enmendar las malas costumbres, su piedad es artificial y falsa, por cuanto carece de su fruto propio y genuino. (S. Pío X)



Y así como hay cosas que ayudan a la devoción, así también hay cosas que la impiden, entre las cuales la primera son los pecados, no sólo los mortales, sino también los veniales, porque éstos, aunque no quitan la caridad, quitan el fervor de la caridad, que es casi lo mismo que devoción, por donde es razón evitarlos con todo cuidado, ya que no fuese por el mal que nos hacen, a lo menos por el grande bien que nos impiden (SAN PEDRO DE ALCANTARA, Trat. de la oración y meditación, II,3).



"Cuando se trate de juzgar las tradiciones piadosas, se deberá tener presente que la Iglesia ha obrado en esto siempre con tanta prudencia, que no permite que estas tradiciones se pongan por escrito si no es con toda cautela y sin antes hacer la declaración mandada por Urbano VIII; y aun actuando así, no afirma la verdad del hecho: se limita a no prohibir que se crea en él, a no ser que para ello falten argumentos humanos. La Sagrada Congregación de Ritos, hace treinta años decretaba: Esas apariciones o revelaciones no fueron ni aprobadas ni condenadas por la Sede Apostólica, que solamente permite que se crea piadosamente en ellas con fe humana, conforme a la tradición de que gozan, confirmada por testimonios y documentos apropiados. Quien se atenga a esto nada debe temer, pues la devoción a alguna aparición, en lo que respecta al hecho, lleva implícita la condición de que ese hecho sea verdad, y entonces se llama relativa; pero también se llama y es absoluta porque se fundamenta en la verdad, ya que se dirige a las personas de los Santos que se quiere honrar. Esto mismo se ha de decir de las Reliquias.
Por último, encomendamos a este Consejo de vigilancia que no pierda de vista en ningún momento a las instituciones sociales ya los escritos sobre cuestiones sociales, para que no se introduzca en ellos nada de modernismo, sino que se atengan a las prescripciones de los Romanos Pontífices." (San Pío X)




viernes, 26 de junio de 2009

La Democracia y el Magisterio




"De donde claramente se infiere que nada hay de común entre la democracia social y la cristiana y que entre sí difieren como se diferencia la secta del socialismo y la profesión de la religión cristiana."





"Por idéntica razón debe removerse de la democracia cristiana el otro concepto, que es atender de tal modo a las clases humildes, que parezcan preferidas las superiores, las cuales no menos contribuyen a la conservación y perfeccionamiento de la sociedad."





"Entiéndase, pues, que esta acción de los católicos en favor y auxilio del pueblo, concuerda con el espíritu de la Iglesia: y es fiel reflejo de los ejemplos admirables que ella ha dado; sin que interese en gran manera llamar al conjunto de estas obras acción cristiana popular, o denominarle democracia cristiana, siempre que se observen, con el obsequio que se merecen y en toda su integridad, Nuestras enseñanzas. En cambio importa demasiado que en negocio tan grave, sea una misma la mente, deseo y acción de los católicos y no interesa menos que esta misma acción aumente y se amplíe. Se debe, al efecto, procurar con especialidad la benévola cooperación de aquellos que por su nacimiento, posición, cultura de ingenio y educación gocen de mayor autoridad en la sociedad; faltando este elemento poco puede realizarse en orden al anhelado bien del pueblo: por el contrario, tanto mas breve y seguro será el camino que a él conduce, cuanto mayor sea el número de los cooperadores y mas eficaz su cooperación. Nuestro deseo sería que consideraran que no están exentos de procurar la suerte de los pobres, sino que a ello están obligados. Porque en la sociedad no vive solo cada individuo para sí, sino que también para la comunidad; de esta suerte lo que unos no pueden hacer por el bien común, súplanlo con largueza los que puedan. La superioridad misma de los bienes recibidos, de la que ha de darse estrecha cuenta a Dios que los ha otorgado, demuestra la gravedad de esta obligación, como también la declara el torrente de males, que a no prevenirse con tiempo acarrearan la ruina de todas las clases sociales; resultando de aquí que el que desprecia la causa del pueblo se acredita de imprevisor respecto de sí, como de la sociedad."



León XIII (http://www.clerus.org/bibliaclerusonline/es/cps.htm)







"Al separar la fraternidad de la caridad cristiana así entendida, la democracia, lejos de ser un progreso, constituiría un retroceso desastroso para la civilización."



"Nos no tenemos que demostrar que el advenimiento de la democracia universal no significa nada para la acción de la Iglesia en el mundo; hemos recordado ya que la Iglesia ha dejado siempre a las naciones la preocupación de darse el gobierno que juzguen más ventajoso para sus intereses. Lo que Nos queremos afirmar una vez más, siguiendo a nuestro predecesor, es que hay un error y un peligro en enfeudar, por principio, el catolicismo a una forma de gobierno; error y peligro que son tanto más grandes cuando se identifica la religión con un género de democracia cuyas doctrinas son erroneas. Este es el caso de "Le Sillon", el cual, comprometiendo de hecho a la Iglesia en favor de una forma política especial, divide a los católicos, arranca a la juventud, e incluso a los sacerdotes y a los seminaristas, de la acción simplemente católica y malgasta, a fondo perdido, las fuerzas vivas de una parte de la nación".



"El resultado de esta promiscuidad en el trabajo, el beneficiario de esta acción social cosmopolita no puede ser otro que una democracia que no sera ni católica, ni protestante, ni judia; una religión (porque el sillonismo, sus jefes lo han dicho... es una religión) más universal que la Iglesia católica, reuniendo a todos los hombres, convertidos, finalmente, en hermanos y camaradas en "el reino de Dios". "No se trabaja para la Iglesia, se trabaja para la humanidad".



"Además, como en el conflicto de intereses, y especialmente en la lucha con las fuerzas de los malos, ni la virtud ni aun la santidad bastan siempre para asegurar al hombre el pan de cada día, y como el rodaje social debe ordenarse de suerte que con su juego natural paralice los esfuerzos de los malvados y haga asequible a todos los hombres de buena voluntad su parte legítima de felicidad terrena, ardientemente deseamos que a este fin os intereséis activamente en la organización de la sociedad. Con este fin, en tanto que vuestro sacerdotes se entregarán con celo a la santificación de las almas, a la defensa de la Iglesia y a las obras de caridad propiamente dichas, escogeréis algunos de ellos activos y de espíritu poderoso, provistos de los grados de doctores en filosofía y teología, perfectamente instruídos en la historia de la civilización antigua y moderna, y los dedicaréis a los estudios menos elevados y más prácticos de la ciencia social para ponerlos, en tiempo oportuno, al frente de las obras de acción católica. Mas cuiden esos sacerdotes de no dejarse extraviar en el dédalo de las opiniones contemporaneas por el espejismo de una falsa democracia; no tomen de la retórica de los peores enemigos de la Iglesia, y del pueblo un lenguaje enfático y lleno de promesas tan sonoras como irrealizables; persuádanse que la cuestión social y la ciencia social no nacieron ayer; que en todas las edades la Iglesia y el Estado concertados felizmente suscitaron para el bienestar de la sociedad organizaciones fecundas; que la Iglesia, que jamás ha traicionado la felicidad del pueblo con alianzas comprometedoras, no tiene que desligarse de lo pasado, antes le basta anudar, con el concurso de los verdaderos obreros de la restauración social, los organismos rotos por la revolución, y adaptarlos, con el mismo espíritu cristiano de que estuvieron animados, al nuevo medio creado por la evolución material de la sociedad contemporánea, porque los verdaderos amigos del pueblo no son ni revolucionarios ni innovadores, sino tradicionalistas."



San Pío X (http://www.clerus.org/bibliaclerusonline/es/c1i.htm)




"En efecto, "Le Sillon" se propone el mejoramiento y regeneración de las clases obreras. Mas sobre esta materia estan ya fijados los principios de la doctrina católica, y ahí está la historia de la civilización cristiana para atestiguar su bienhechora fecundidad. Nuestro Predecesor, de feliz memoria, los recordó en páginas magistrales, que los católicos aplicados a las cuestiones sociales deben estudiar y tener siempre presentes. Él enseñó especialmente que la democracia cristiana debe "mantener la diversidad de clases, propias ciertamente de una sociedad bien consituída, y querer para la sociedad humana aquella forma y condición que Dios, su Autor, le señaló". Anatematizó una "cierta democracia cuya perversidad llega al extremo de atribuir a la sociedad las soberania del pueblo y procurar la supresión y nivelación de las clases". Al propio tiempo, León XIII imponía a los católicos el único programa de acción capaz de restablecer y mantener a la sociedad en sus bases cristianas seculares. Ahora bien, ¿qué han hecho los jefes de "Le Sillon"? No sólo han adoptado un programa y una enseñanza diferentes de las de León XIII (y ya sería singular audacia de parte de unos legos erigirse en directores de la actividad social de la Iglesia en competencia con el Soberano Pontifice), sino que abiertamente han rechazado el programa trazado por León XIII, adoptando otro diametralmente opuesto. Además de esto, desechando la doctrina recordada por León XIII acerca de los principios esenciales de la sociedad, colocan la autoridad en el pueblo o casi la suprimen, y tienen por ideal realizable la nivelación de clases. Van, pues, al revés de la doctrina católica, hacia un ideal condenado."



"Una organización politica y social fundada sobre esta base, la libertad y la igualdad (a las que pronto vendra a juntarse la fraternidad), he aquí lo que ellos llaman democracia".



"Ahora bien, estos tres elementos, político, económico y moral, están subordinados uno a otro, siendo el principal, según hemos dicho, el elemento moral. En efecto, imposible es que viva democracia política alguna si carece de raíces profundas en la democracia económica; pero, a la vez, ni una ni otra son posibles si no arraigan en tal estado de ánimo que la conciencia posea responsabilidades y fuerzas morales proporcionada. Pero suponed un estado de ánimo, formado tanto de responsabilidad consciente como de fuerzas morales, entonces la democracia económica se desenvolverá naturalmente, traduciéndose en actos de esa conciencia y de esas fuerzas; del mismo modo y por igual camino saldrá del régimen corporativo la democracia política; y la democracia política y la económica, ésta como soporte de aquélla, quedaran asentadas en la conciencia aun del pueblo sobre fundamentos inquebrantables."





"La autoridad publica procede de Dios, no del pueblo ni puede ser revocada por el pueblo."





"La desigualdad no es injusticia ni la democracia, el único régimen justo ni goza de especial privilegio"








"Manifestar su propio parecer sobre los deberes y los sacrificios que le son impuestos, no estar obligado a obedecer sin haber sido escuchado: he ahí dos derechos del ciudadano que hallan en la democracia, como el mismo nombre indica, su expresión natural."



"En contraposición con este cuadro del ideal democrático de libertad y de igualdad en un pueblo gobernado por manos honradas y previsoras, ¡qué espectáculo ofrece un Estado democrático abandonado al arbitrio de la masa! La libertad, que es un deber moral de la persona, queda transformada en una pretensión tiránica de dar libre curso a los impulsos y a los apetitos humanos, con daño para los demás. La igualdad degenera en una nivelación mecánica, en una uniformidad monocroma, el sentimiento del honor verdadero, la actividad personal, el respeto a la tradición, la dignidad, en una palabra, todo aquello que da a la vida su valor, poco a poco se va hundiendo y desaparece. Sólo sobreviven, de una parte, las víctimas engañadas por el espejismo aparente de una democracia, confundido ingenuamente con el espíritu mismo de la democracia, con la libertad y la igualdad; y de otra parte, los explotadores más o menos numerosos que han sabido, mediante la fuerza del dinero o de la organización, asegurarse sobre los demás una posición privilegiada e incluso el mismo poder."



"Ninguna forma política puede dejar de tener en cuenta esta conexión íntima e indisoluble; menos que ninguna otra, la democracia. Por lo tanto, si quien ejerce el poder público no ve esa vinculación, si la olvida más o menos, sacude las mismas bases de su propia autoridad. De la misma manera, si no considera suficientemente esa relación y no ve en su cargo la misión de realizar el orden querido por Dios, surgirá el peligro de que el egoísmo del poder o de los intereses prevalezca sobre las exigencias esenciales de la moral política y social y que las vanas apariencias de una democracia de pura forma sirvan con frecuencia de disfraz a cuanto en realidad hay en ella de menos democrático."



"Y como el centro de gravedad de una democracia normalmente constituída reside en esta representación popular, de la cual se irradien las corrientes políticas por todos los sectores de la vida pública -así para el bien como para el mal-, la cuestión de la elevación moral, de la aptitud práctica, de la capacidad intelectual de los diputados en el parlamento, es para todo pueblo organizado democráticamente una cuestión de vida o de muerte, de prosperidad o de decadencia, de salud o de perpetua enfermedad."



"Los pueblos cuyo temperamento espiritual y moral es suficientemente sano y fecundo, encuentran en sí mismos y pueden dar al mundo los heraldos y los instrumentos de la democracia que viven en las disposiciones referidas y saben llevarlas realmente a la práctica. Pero, por el contrario, donde faltan esos hombres, otros vienen a ocupar su puesto, para hacer de la actividad política el campo de lucha de su ambición, una carrera de lucro para sí mismos, para su casta o para su clase social, mientras la caza de los intereses particulares hace perder de vista y pone en peligro el verdadero bien común."



"Una sana democracia, fundada sobre los inmutables principios de la ley natural y de las verdades reveladas, será resueltamente contraria a aquella corrupción que atribuye a la legislación del Estado un poder sin freno ni límites, y que hace también del régimen democrático, a pesar de las contrarias, pero vanas apariencias, un puro y simple sistema de absolutismo."



Pío XII (http://www.clerus.org/bibliaclerusonline/es/c2k.htm)







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Observación personal: No es un pecado votar. Pues la autoridad civil que adquieran aquellos que la mayoría elija, no vendrá de su accionar o de su abstención, sino de Dios. Y si pecan, contra Dios y contra la Patria, aquellos que fueron elegidos bajo el régimen democrático (aún falaz y liberal) en su estado cívico, no pecan, empero, de ningún modo quienes los han elegido, ni sufren responsabilidad alguna quienes en buena conciencia posibilitara, de alguna manera, su autoridad. Tampoco es nivelar la verdad al error cumplir con la obligación cívica de votar, cometiendo una grave falta moral. Pues la reprobación del error se ha de hacer abiertamente (según el mandato paulino) dentro del campo social que cada uno tenga, sin ser responsabilidad suya que las herramientas para la difusión universal de la Verdad y su cumplimiento hayan sido usurpadas con la Cristiandad del mundo que padecemos todos los católicos en la actualidad. Por otra parte, la caridad cristiana debe atender a su prójimo con la humildad de aceptar los males que en esta vida Dios permite; cizaña y miserias que existirán hasta que Él vuelva. Estando en el mundo y por estar en él no nos contaminamos, "de ser así, tendríamos que salir del mundo" (1 Cor 5, 11), pues de la misma forma que ser siervo de un mal amo o hijo de un mal padre no me exonera de mis deberes de estado, padecer un régimen democrático anticatólico no me hace gritar, con los que creen en la Soberanía Popular, al votar, "Crucifícalo"; menos aún cuando votando, entre la multitud, se pueda o se crea poder alivianar la carga de los pecados políticos que sufre Nuestro Rey Verdadero en este Calvario pasajero.




Adrián López



miércoles, 24 de junio de 2009

Contra el Diezmo Judío y Protestante


El "diezmo" se ha de pagar. Es un mandato irrevocable en la Iglesia. ¿Pero debe entenderse el diezmo como lo entienden los judíos o cómo lo entienden los protestantes, o ahora los carismáticos?

Los carismáticos invierten con el diezmo, creyendo pentecostalmente que serán prosperados material y obligatoriamente por pagar la exacta cuota mensual de sus ingresos. Pero ¿a quién pagan esos diezmos? ¡Ni siquiera a un clérigo! Lo depositan al pastor de la comunidad pentecostal a la que asisten, que en la mayoría de los casos es un laico casado que vive de su trabajo y lucra de los diezmos.

Pues el sacrificio del diezmo es aplaudido por los pastores protestantes, "haciendo de la religión un negocio" (1 Tim.3, 8), el que más le reditúa, aferrándose al ceremonial de la Ley para renunciar a la libertad generosa del Evangelio.

En las propagandas de su diezmar, podrán ver sus testimonios farisaicos y usureros (¡usuran hasta al mismísimo Buen Dios!) demostrando cómo ahora poseen automóviles, ascensos laborales, duplicados ingresos, herencias, mejores negocios y mejores micrófonos para publicitar sus herejías, gracias al cumplimiento inminente de dar el 10 % de todos sus ingresos. Y en su afán de enriquecerse olvidan lo principal: "Vivir con sobriedad" (Tit 2, 12)

Uno al verlos, ve a esos falsos cristos, y con inmediatez recuerda la Parábola del Fariseo y del Publicano, donde el que NO QUEDÓ JUSTIFICADO ANTE DIOS decía: "Doy el diezmo de todo lo que poseo" (Lc 18, 9-14). Y un odio cristiano le grita imperecederamente a las obras muertas y a los fingidos virtuosos:
"¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que pagan el diezmo de la menta, del hinojo y del comino, y descuidan lo esencial de la Ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad! Hay que practicar esto, sin descuidar aquello". (Mt 23, 23)

La Iglesia de Ntro Señor Jesucristo, jamás ha descuidado aquello de diezmar. He aquí lo que la Iglesia manda y aconseja:


"No se condena, pues, el sacrificio en sí mismo: antes hubo oblación, y ahora la hay; el pueblo ofrecía sacrificios y la Iglesia los ofrece; pero ha cambiado la especie, porque ya no los ofrecen siervos, sino libres. En efecto, el Señor es uno y el mismo, pero es diverso el carácter de la ofrenda: primero servil, ahora libre; de modo que en las mismas ofrendas reluce el signo de la libertad; pues ante él nada sucede sin sentido, sin signo o sin motivo. Por esta razón ellos consagraban el diezmo de sus bienes. En cambio quienes han recibido la libertad, han consagrado todo lo que tienen al servicio del Señor. Le entregan con gozo y libremente lo que es menos, a cambio de la esperanza de lo que es más, como aquella viuda pobre que echó en el tesoro de Dios todo lo que tenía para vivir (Lc 21,4). (S. Ireneo, contra herejes)


"Por eso el Señor, en lugar de "No cometerás adulterio" mandó no desear con concupiscencia (Mt 5,27-28); en lugar de "No matarás" prohibió ceder a la ira (Mt 5,21-22); en vez de simplemente pagar el diezmo, ordenó repartir los bienes entre los pobres (Mt 19,21); no amar sólo al prójimo, sino también al enemigo (Mt 5,43-44); y no únicamente estar dispuestos a dar y compartir (1Tm 6,18), sino también a dar generosamente a aquellos que nos arrebatan nuestros bienes: "Si alguien te quita la túnica, dale también el manto; no le reclames al otro lo que te arrebata; y trata a los demás como quieres que ellos te traten" (Lc 6,29-30). De modo que no debemos entristecernos de mala gana cuando algo nos quitan, sino que lo demos voluntariamente, incluso que nos alegremos más dando al prójimo por gracia que cediendo a la necesidad: "Si alguien te obliga a caminar con él una milla, acompáñalo otras dos" (Mt 5,41), de manera que no lo sigas como un esclavo, sino que tomes la delantera como un hombre libre. De este modo te harás siempre útil en todo a tu prójimo, no mirando su malicia sino sólo tratando de ejercitar la bondad, para hacerse semejante al Padre, "el cual hace salir su sol sobre los malos y los buenos, y llueve sobre justos e injustos" (Mt 5,45). (Idem)


"En la ley hubo mandamientos puramente ceremoniales, como la circuncisión, la inmolación de los corderos y cosas por el estilo, que, por ser sólo figuras de lo que vendría después, ya no es lícito ahora guardarlas; de suerte que quien ahora las guardase daría a entender que Cristo aún estaba por venir. Otros preceptos eran puramente morales, como los de los diezmos, y éstos hay que guardarlos también ahora. De donde se sigue que tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento vale esta ley; "pues el que trabaja merece su recompensa" (Lc X,7). Mas la determinación de tal porción corresponde ahora a la Iglesia, así como en el Antiguo Testamento correspondía a la Ley. En cambio, otros preceptos, como los judiciales, fueron parte ceremoniales y parte morales, y, según eso, no es lícito guardarlos en lo que tienen de ceremoniales, pero sí en lo que tienen de morales, aunque no precisamente en su propia forma." (Sto Tomás de Aquino, Com. Heb)


"De lo que se ordena a un fin se ha de juzgar cual corresponde a tal fin. Los diezmos, pues, deben pagarse no fijándose en la naturaleza de lo que se da, sino en el fin con que se dan, que es ayudar a los ministros, con cuya dignidad está reñido el que reclamen aún lo más menudo con todo rigor. Tal proceder, en efecto, se lo tomarían a mal, como el Filósofo enseña en el IV Ethic.. Y éste es el motivo por el que la antigua ley no determinó nada acerca del pago de estas pequeneces, sino que lo dejó al arbitrio de quien quisiera pagarlos, por aquello de que lo muy pequeño casi no se tiene en cuenta. De ahí que los fariseos, como reivindicando para sí la perfecta observancia de la ley, pagasen incluso el diezmo de tales minucias (Mt 23,23). Y no es por esto por lo que el Señor los reprende, sino únicamente porque menospreciaban lo más importante, o sea, los preceptos espirituales. Nos da a entender, sin embargo, que por su minuciosidad eran más bien encomiables cuando dice: Bien estaba el practicar tales cosas, refiriéndose sin duda a los tiempos de la ley, como expone el Crisóstomo. Parece asimismo que en todo esto hay más de conveniencia que de obligación. Y así, en la actualidad, nadie está obligado a pagar los diezmos de estas menudencias, a no ser, si acaso, por la costumbre del país." (Sto. Tomás de Aquino, S.Th)

sábado, 20 de junio de 2009

El milagro más recursivo de los Pentecostales

CUALQUIERA PUEDE PONERSE EN ESA POSICIÓN Y ESTIRAR LOS BRAZOS DEJANDO UNO MÁS ESTIRADO QUE EL OTRO. ES LO MÁS FÁCIL DEL MUNDO. HASTA UN CHICO PUEDE HACERLO. DEBE HACERSE UNA LEVE ROTACIÓN DEL HOMBRO IZQUIERDO HACIA ATRÁS.

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¡QUÉ VERGÜENZA!

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¿¿¿¿¿¿POR QUÉ LOS MILAGROS EN LOS QUE SE ESTIRAN LAS PIERNAS Y LOS BRAZOS SON EL MILAGRO MÁS RECURSIVO DE LOS PENTECOSTALES QUE NECESITAN "AVIVAR" Y LLENAR SUS IGLESIAS Y SUS ARCAS??????????

jueves, 18 de junio de 2009

Apostasías de los Carismáticos


Movimiento de la Prosperidad:
Echar el espíritu de Pobreza como si fuera un demonio
Los bienes terrenales como fin.
Avaricia. La aceptación de la doctrina protestante
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El Milagro como obligatorio:
El milagro no es un signo obligatorio del cristiano. Falsos milagros. La propaganda del milagro como prueba de fe. El Milagro por lo terreno y no por lo espiritual. La vanagloria del milagro. Ministerio de Sanidad como metodología protestante. La necesidad de ver para creer contra la bianaventuranza de los que creen sin haber visto.
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Biblia y sólo Biblia:
Libre Exámen (protestante). Rema, Pedir Palabra (autoridad "infalible" en el azar). Interpretación protestante y pentecostal de la Biblia.
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Ecumenismo:
La aceptación de los PANCRISTIANOS. (´Pio XII: "Pero donde con falaz apariencia de bien se engañan más fácilmente algunos, es cuando se trata de fomentar la unión de todos los cristianos.") .La negación explícita de la doctrina eterna de QUE FUERA DE LA IGLESIA CATÓLICA NO HAY SALVACIÓN". Se relativiza el INFIERNO, EL PURGATORIO, JESUCRISTO COMO JUEZ JUSTO, La importancia de la Verdad y de la Doctrina depositada en la Iglesia Católica. La incorporación de todo tipos de novedades en cuestión de Fe. La aceptación del pentecostalismo. Se practica la Communicatio in Sacris, penada por el vigente canon 1365 del Derecho Canónico.
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Música Sagrada:
Se mundaniza la música para Dios. La Sensualidad por sobre lo sagrado. Marcos Witt, Adrián Romero y la incorporación de toda música protestante para la Liturgia Católica. (...el artista, que no profesa las verdades de la fe o se halla lejos de Dios en su modo de pensar y de obrar, de ninguna manera debe ejercer el arte sagrado, pues no tiene, por así decirlo, ese ojo interior que le permita ver todo cuanto la majestad y el culto de Dios exigen. (...)
jamás serán dignas de ser admitidas en el templo por la Iglesia, juez y guardiana de la vida religiosa. S.S. Pío XII)
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Exorcismo Protestante:
La aceptación de doctrinas pentecostales como católicas. La demonización de las tristezas y sufrimientos "provechosos" de la vida. La psicologización de lo espiritual. El endiosamiento del hombre. Se relativiza la naturaleza caída del hombre. Liberaciones a cosas a las que se debe estar sujeto (deberes de estado, compromisos religiosos, devociones, angustias, culpas, remordimientos, etc). Se prescinde del Orden Sagrado, del Agua Bendita, del nombre de la Virgen y de los Santos, etc.
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Errores de la RCC:
No es católica (contradice la doctrina de siempre) y nació en la herejía protestante.
Niega la Jerarquía Eclesiástica en el orden sacramental e institucional. Adultera la liturgia, etc.
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Cubrirse con la Sangre de Cristo:
La Sangre de Cristo aplicada por fuera de los Sacramentos y de las devociones católicas; consecuente con la doctrina protestante de Benny Hinn y otros pentecostales, haciendo un falso y libre exámen del pasaje bíblico: "Caiga su Sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos". Explica S. J. Crisóstomo y con él todos los padres de la Iglesia, que esta súplica es una MALDICIÓN que se dict contra sí mismo.
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Falsos Profetas:
Tergiversan las Escrituras y predicen cosas falsas. Enseñan Malas Doctrinas. El desconocimiento de la Doctrina de la Iglesia.
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El neopagananismo y liberalismo:
La división del mundo y del Reinado de Cristo: La aceptación de leyes ateas y anticristianas: (Divorcio, Aborto, Matrimonio Libre, Libertad Política, etc). Control de Natalidad, Anticonceptivos, Contraceptivos. La impudicia y la aceptación de toda moda. La posibilidad de hacer el bien sin la Gracia.
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Afirmarse a Sí mismo:
Contra el consejo evangélico "Niéguese a sí mismo y tome su Cruz" de Cristo. El hedonismo. "La imposibilidad de que me vaya mal". Los dones personales por sobre la Caridad. La exibición de milagros, de sacrificios. El testimonio de sí mismo como prueba de Dios.
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Imposición de manos:
"¿qué autoridad tiene un laico para imponerlas manos sobre otro laico, o lo que es peor, sobre un Obispo o un Cardenal? ¿Quién les ha dado esa autoridad?No Cristo, que ha establecido el Sacramento de la Confirmación para conferir el Espíritu Santo; ni la Iglesia, que no sabe nada del Bautismo del Espíritu; ni el mismo Espíritu Santo, puesto que no hay pruebas en la Escritura o en la Tradición de que haya conferido tal autoridad."
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Gnosticismo:
"Declara y se cumple". Un Superhombre que conoce los misterios del universo a través de su psíquis. Dominio sobre las cosas y el hombre ordenando a Dios, contra el "Hágase tu Voluntad" del mismo Cristo.
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...Ampliaremos...

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