Falsarios del orden religioso y natural
San Agustín:
"De este modo vine a dar con unos hombres delirantes de
soberbia, carnales y charlatanes, en cuya boca hay lazos diabólicos y una
mezcla viscosa hecha con las sílabas de tu nombre, del de nuestro Señor
Jesucristo y del de nuestro Paráclito y Consolador, el Espíritu Santo. Estos
nombres no se apartaban de sus bocas, pero sólo en el sonido y ruido de la
boca, pues en lo demás su corazón estaba vacío de toda verdad.
Decían: «¡Verdad! ¡Verdad!», y me lo decían muchas veces, pero
jamás se hallaba en ellos; más bien decían muchas cosas falsas, no sólo de
ti, que eres verdaderamente la Verdad, sino también de los elementos de
este mundo, creación tuya, a partir de los que debí sobrepasar incluso lo
verdadero que dicen los filósofos, por amor a ti, ¡oh Padre mío sumamente
bueno y hermosura de todas las hermosuras!"
Confesiones Libro III, C. 8, p. 6, 10 (extracto)
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