viernes, 21 de octubre de 2011

NO VOTE



ANTE LAS PROXIMAS ELECCIONES



Este 23 de octubre el pueblo concurrirá nuevamente a las urnas; de modo que una vez más tendremos que soportar ese carnaval obsceno y oneroso que la partidocracia nos impone periódicamente.
Conforme lo dicta el mito de la Soberanía Popular -según el cual el origen del poder y de la autoridad radica en la multitud-, los candidatos que resulten elegidos estarán legitimados de ahí en mas para hacer lo que se les venga en ganas, así sea derogar la ley de gravedad; y sin lugar a dudas serán los más idóneos gestores del Bien Común, dado que como es sabido “el pueblo jamás se equivoca”.
En realidad aunque resulte antipático tenemos que decir lo que siempre decimos en estas oportunidades: que el electorado será engañado y manipulado.
Como en cada elección, se le hará creer al pueblo que es el soberano, que elige de verdad, que ejerce el gobierno a través de sus representantes, y que estos obedecen un mandato popular.
Nada de eso es cierto. Ni existe tal soberanía, ni hay verdadera libertad de elección. Todo esta viciado por el engaño y la extorsión; y todas las opciones que se le presentan al ciudadano no son otra cosa que más de lo mismo.
Nadie que no salga de las mafias partidocraticas tiene en este Sistema opción alguna de ser elegido. Ese es el modo por el cual una casta oligárquica de gobernantes irrepresentativos se asegura la permanencia en el poder, y la impunidad para consumar toda clase de latrocinios y tropelías en nombre del pueblo.
Y no solo eso, con este aval electoral los sátrapas que nos gobiernan también se consideran legitimados para terminar de descristianizar al país imponiendo una serie de leyes impías y contrarias al derecho natural; como ser la legalización del aborto.
Si triunfa el oficialismo, como parece ser que sucederá, la profundización de la decadencia moral, el robo, y la entrega del patrimonio a la usura internacional; estará garantizada
Por otro lado el arco pseudopositor, que va desde el liberalismo macrista al socialismo de Binner, pasando por el socialdemócrata Alfonsin (h), ni siquiera tiene diferencias accidentales con el gobierno, solo espera recoger algunas migajas del festín de los triunfadores.
Tampoco el llamado peronismo federal –en evidente descomposición- representa algo que mínimamente valga la pena, su difusa percepción de lo nacional se esfuma y se malogra por la innobleza de sus dirigentes.
Por su parte la ultraizquierda - un rejunte de sectas burocráticas y electoraleras-, solo tiene para exhibir su fracaso histórico y su dialéctica funcional al Sistema.
Con este panorama no hay dudas que pasado el ritual electoral todo ira de mal en peor.
Por supuesto que más allá de cualquier resultado los portavoces del Sistema dirán que lo más importante fue que la participación del electorado sirvió para fortalecer las instituciones y consolidar la democracia. En otra palabras, que en nada importa que los vencedores de la carnestolenda electoral sean unos tránsfugas delincuentes y vendepatrias; lo importante es que con cada elección se consolida la democracia y que de ese modo el ciudadano puede seguir votando y eligiendo indefectiblemente a los sucesivos crápulas que los gobernaran in secula seculorum.
Y es cierto que votar consolida al Sistema, y ello por la sencilla razón de que no existe ninguna opción que no sea una variante más de aquella que ya nos gobierna.
Todos los candidatos son expresiones mas o menos matizadas de una oligarquía antinacional que nos impuso un modelo de país dependiente de la usura internacional, sin identidad, saqueado, y sin un autentico régimen representativo.
Pero también es cierto que el mero voto en blanco, o la abstención, tampoco pone en peligro al Sistema, por la sencilla razón que nadie lo tiene en cuenta. Por más que medio electorado no vote, el Régimen sencillamente no registra este dato.
El voto negativo –por más alto que sea- no constituye ninguna opción si no existe una estructura orgánica que lo encuadre y lo conduzca en algún sentido.
Cuando se utilizó esta medida siempre fue transitoriamente y como expresión de una organización que lo encarnaba. Tal el caso de Hipolito Yrigoyen que se valió de la abstención electoral como medio de repudiar al régimen fraudulento y le dio a este recurso el carácter de una verdadera resistencia civil contra la opresión, lo que a la postre le otorgó el triunfo.
Solamente así tiene sentido este recurso. Es decir el voto en blanco o la abstención solo sirve si es promovido por una organización que lo encauza, y que puede reclamarlo como un capital propio.
Por ello desde aquí celebramos y apoyamos la iniciativa de nuestros camaradas de la Red Patriótica que están llevando a cabo una abstención militante y revolucionaria.
Por que cuando no hay un Bien para elegir, lo que cuadra es no elegir nada.



Edgardo Atilio Moreno




Editorial revista Milo Nº 4

jueves, 20 de octubre de 2011

Sin Dios, Sin Fe, Sin Bautismo...



2 Corintios 4, 3: “Si nuestro evangelio queda encubierto, es para los que van a la perdición, para los incrédulos, cuyas inteligencias cegó el dios de este siglo [satanás] para que no brille en ellos la luz del Evangelio, de la gloria de Cristo, que es imagen de Dios”.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Procrear... ¡Por gravísimo que sea!

Santa Brígida de Suecia (imagen): Tuvo 8 hijos, entre los que se cuenta a Santa Catalina de Suecia.

Así son innumerables los santos que no temieron seguir el mandato de la Iglesia. Santa Catalina de Siena fue la hija número 24; él Papa San Pío X fue el segundo de 10 hijos pobres; y actualmente, hay ejemplos sobrados en Internet de familias con 9 u 11 hijos, todos sanos, nacidos por cesárea, por ejemplo.




S.S. Pio XI, Casti Connubbi, EX CATHEDRA:


"Sin embargo, ningún motivo, por gravísimo que sea, puede hacer que lo que va intrínsecamente contra la naturaleza sea honesto y conforme a la misma naturaleza; y estando destinado el acto conyugal, por su misma naturaleza, a la procreación de los hijos, los que en el ejercicio del mismo lo destituyen adrede de su naturaleza y virtud, obran contra la naturaleza y cometen una acción torpe e intrínsecamente deshonesta.


Por lo cual no es de admirar que las mismas Sagradas Letras atestigüen con cuánto aborrecimiento la Divina Majestad ha perseguido este nefasto delito, castigándolo a veces con la pena de muerte, como recuerda San Agustín: "Porque ilícita e impúdicamente yace, aun con su legítima mujer, el que evita la concepción de la prole. Que es lo que hizo Onán, hijo de Judas, por lo cual Dios le quitó la vida" [Génesis 38, 8-10]

Habiéndose, pues, algunos manifiestamente separado de la doctrina cristiana, enseñada desde el principio y transmitida en todo tiempo sin interrupción, y habiendo pretendido públicamente proclamar otra doctrina, la Iglesia católica, a quien el mismo Dios ha confiado la enseñanza y defensa de la integridad y honestidad de costumbres, colocada, en medio de esta ruina moral, para conservar inmune de tan ignominiosa mancha la castidad de la unión nupcial, en señal de su divina legación, eleva solemne su voz por Nuestros labios y una vez más promulga que cualquier uso del matrimonio, en el que maliciosamente quede el acto destituido de su propia y natural virtud procreativa, va contra la ley de Dios y contra la ley natural, y los que tal cometen, quedan marcados con la culpa de un pecado grave".

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Errores condenados por el Papa Inocencio XI, EX CATHEDRA:

"9. "El acto del matrimonio que se ejerce únicamente por placer, es totalmente libre de toda culpa y defecto venial" --PROPOSICIÓN CONDENADA"

sábado, 8 de octubre de 2011

No Expongas a tu Bebé a Morir Sin el Bautismo




II CONCILIO MILEVI, 416; Y XVI CONCILIO DE CARTAGO, 418, aprobados respectivamente por Inocencio I y por Zósimo (EX CATHEDRA)
[Contra los pelagianos] -Del pecado original y de la gracia
101 Can. 2:

"Igualmente plugo que quienquiera niegue que los niños recién nacidos del seno de sus madres no han de ser bautizados o dice que, efectivamente, son bautizados para remisión de los pecados, pero que de Adán nada traen del pecado original que haya de expiarse por el lavatorio de la regeneración; de donde consiguientemente se sigue que en ellos la fórmula del bautismo 'para la remisión de los pecados', ha de entenderse no verdadera, sino falsa, sea anatema. Porque lo que dice el Apóstol: Por un solo hombre entró el pecado en el mundo y por el pecado la muerte y así a todos los hombres pasó, por cuanto en aquél todos pecaron [cf. Rom. 5, 12], no de otro modo ha de entenderse que como siempre lo entendió la Iglesia Católica por el mundo difundida. Porque por esta regla de la fe, aun los niños pequeños que todavía no pudieron cometer ningún pecado por sí mismos, son verdaderamente bautizados para la remisión de los pecados, a fin de que por la regeneración se limpie en ellos lo que por la generación contrajeron. (...)


Si alguno dijere que el Señor dijo: -En la casa de mi Padre hay muchas moradas (Jn 14, 2), para que se entienda que en el reino de los cielos habrá algún lugar intermedio o lugar alguno en otra parte, donde viven bienaventurados los niños pequeños que salieron de esta vida sin el bautismo, sin el cual no pueden entrar en el reino de los cielos que es la vida eterna-, sea anatema. Pues como quiera que el Señor dice: Si uno no renaciere del agua y del Espíritu Santo, no entrará en el reino de los cielos (Jn. 3, 5), ¿Qué católico puede dudar que será partícipe del diablo el que no mereció ser coheredero de Cristo? Porque el que no está a la derecha, irá sin duda alguna a la izquierda".

Una vez y para siempre...



Concilio de Laodicea, 343-381 d.C., canon 44:


“Las mujeres no pueden estar en el altar”.


viernes, 7 de octubre de 2011

Santa Catalina y la Luz Necesaria del Bautismo





"Sabes que te dije que sin luz nadie puede andar por el camino de la verdad, es decir sin la luz de la razón. Esta la recibís de mí, verdadera Luz, por el entendimiento y por la luz de la fe que os he dado en el santo bautismo, si no la quitáis por vuestros pecados. En el bautismo, mediante y en virtud de la sangre de mi Hijo unigénito, recibisteis la forma de esta fe. Ella, ejercitada en la virtud por la luz de la razón -la cual se haya iluminada por la luz de la fe-, os da vida y os hace andar por el camino de la verdad. Con ella me conseguís a mí, verdadera Luz, y sin ella conseguiréis las tinieblas".

(Obras de Santa Catalina de Siena. BAC, 2007; pág 235)



"El ser que se os ha dado por amor ha sido preparado por el santo bautismo, que recibís en virtud de la sangre del Verbo. De otro modo no podríais participar de esta luz, antes bien seríais como vela sin pabilo dentro: no puede arder sin recibir la luz. Eso ocurriría con vosotros si en vuestra alma no se hallase el pabilo que recibe esta luz, es decir, si no tuvierais la fe santísima y, a la vez, la gracia, que proviene del bautismo con el afecto de vuestra alma, creada en disposición de amar con tal capacidad, que sin amor no podéis vivir, pues también el amor es alimento.

¿En dónde se enciende esta alma? En el fuego de mi divina caridad, amándome, temiéndome y siguiendo la doctrina de mi Verdad. Se enciende más o menos según se lleve y se dé materia a ese fuego. Pero, aunque todos tengáis la misma materia, o sea, todos estéis creados a imagen y semejanza mía y los que sois cristianos tengáis la luz del bautismo, a pesar de todo, cada uno puede crecer en amor y virtud según me plazca a mí y a vosotros. No porque vosotros cambiéis la forma que yo os di, sino que acrecentáis y aumentáis las virtudes por el amor, por la práctica de las mismas y por el afecto a la caridad usando del libre albedrío mientras tenéis tiempo, porque, terminado éste, ya no podéis crecer". (Idem, pág. 259,260)



"Tú, pues, dulce Verbo, has fortalecido nuestra débil naturaleza por la unión que has hecho con nosotros. Por ella es fortalecida la nuestra, pues en virtud de tu sangre desaparece la debilidad en el santo bautismo, y, cuando llegamos a la edad de la discreción, somos fortalecidos con tu doctrina, si el hombre la sigue de veras".

(Idem, pág 470-471)



"Todo esto no es conocido ni comprendido por los hombres a no ser por medio de la luz con que iluminas la parte más noble del alma, es decir, el entendimiento. Esa luz es la de la fe y de tu gracia. La concedes a todos los cristianos cuando por el bautismo infundes en ellos la luz de la fe y de tu gracia, con las cuales se borra el pecado original que habíamos contraído. Se nos da luz suficiente para que consigamos el fin último, la bienaventuranza, si es que por la maldad de nuestro amor propio sensitivo no cerramos los ojos. Esa gracia ha dado luz a nuestros ojos en el santo bautismo".


(Idem, pág 493)



"Tu verdad muestra que como el hombre que lleva su vestido al revés se lo quita, así el alma debe despojarse de la propia voluntad totalmente, si es que quiere revestirse de la suya.
¿Cómo se despoja? Con la luz que se adquiere usando, con la mano del libre albedrío, la luz que hemos recibido en el bautismo, porque en la luz ha visto la luz. ¿De dónde recibe el alma esta luz? Sólo de ti, Luz".


(Idem, pág 500)

domingo, 2 de octubre de 2011

Oración Completa a San Miguel Arcángel

S.S. Papa Leon XIII



Ésta es la verdadera y completa Oración a San Miguel Arcángel del Papa Leon XIII, que mandó rezarse después de cada Misa Ordinaria (no Dominical), exorcismo y profecía. Tomada de la Raccolta, 1930.




ORACIÓN



¡Oh gloriosísimo príncipe de las milicia celestial, Arcángel San Miguel, defiéndenos en la lucha que mantenemos combatiendo “contra los principados y las potestades, contra los caudillos de este mundo tenebroso, contra los espíritus malignos esparcidos por los aires”. Ven en auxilio de los hombres que Dios ha creado inmortales, que formó a su imagen y semejanza y que rescató a gran precio de la tiranía del demonio.





Combate en este día, con el ejército de los santos ángeles, los combates del Señor como en otro tiempo combatiste contra Lucifer, el jefe de los orgullosos, y contra los ángeles apóstatas que fueron impotentes de resistir y para quien no hubo nunca jamás lugar en el Cielo.



Sí ese monstruo, esa antigua serpiente que se llama demonio y Satán, él que seduce al mundo entero, fue precipitado con sus ángeles al fondo del abismo. Pero he aquí que ese antiguo enemigo, este primer homicida ha levantado ferozmente la cabeza. Disfrazado como ángel de luz y seguido de toda la turba y seguido de espíritu malignos, recorre el mundo entero para apoderarse de él y desterrar el Nombre de Dios y de su Cristo, para hundir, matar y entregar a la perdición eterna a las almas destinadas a la eterna corona de gloria. Sobre hombres de espíritu perverso y de corazón corrupto, este dragón malvado derrama también, como un torrente de fango impuro el veneno de su malicia infernal, es decir el espíritu de mentira, de impiedad, de blasfemia y el soplo envenado de la impudicia, de los vicios y de todas las abominaciones.




Enemigos llenos de astucia han colmado de oprobios y amarguras a la Iglesia, esposa del Cordero inmaculado, y sobre sus bienes más sagrados han puesto sus manos criminales. Aun en este lugar sagrado, donde fue establecida la Sede de Pedro y la cátedra de la Verdad que debe iluminar al mundo, han elevado el abominable trono de su impiedad con el designio inicuo de herir al Pastor y dispersar al rebaño.





Te suplicamos, pues, Oh príncipe invencible, contra los ataques de esos espíritus réprobos, auxilia al pueblo de Dios y dale la victoria. Este pueblo te venera como su protector y su patrono, y la Iglesia se gloría de tenerte como defensor contra los malignos poderes del infierno. A ti te confió Dios el cuidado de conducir a las almas a la beatitud celeste. ¡Ah! Ruega pues al Dios de la paz que ponga bajo nuestros pies a Satanás vencido y de tal manera abatido que no pueda nunca más mantener a los hombres en la esclavitud, ni causar perjuicio a la Iglesia. P resenta nuestras oraciones ante la mirada del Todopoderoso, para que las misericordias del Señor nos alcancen cuanto antes. Somete al dragón, la antigua serpiente que es diablo y Satán, encadénalo y precipítalo en el abismo, para que no pueda seducir a los pueblos. Amén.




He aquí la Cruz del Señor, huyan potencias enemigas.

Venció el León de Judá, el retoño de David.

Que tus misericordias, Oh Señor se realicen sobre nosotros.

Como hemos esperado de ti.

Señor, escucha mi oración

Y que mi clamor se eleve hasta ti


Oremos.

Oh Dios Padre Nuestro Señor Jesucristo, invocamos tu Santo Nombre, e imploramos insistentemente tu clemencia para que por la intercesión de María inmaculada siempre Virgen, nuestra Madre, y del glorioso San Miguel Arcángel, te dignes auxiliarnos contra Satán y todos los otros espíritus inmundos que recorren la tierra para dañar al género humano y perder las almas. Amén


sábado, 24 de septiembre de 2011

Se va al Infierno quien muere en pecado original




"En verdad, en verdad te digo, que no puede entrar en el reino de Dios sino aquél que fuere renacido de agua y de Espíritu Santo". (Jn 3, 5)


"Si alguno dijere que el sacramento del bautismo es libre, es decir, no necesario para la salvación (Juan 3, 5), sea anatema". (Papa Paulo III, Concilio de Trento, sesión 7, can. 5 sobre el sacramento del bautismo).




"Tal se nos propone ciertamente en los Evangelios que para entrar en este reino los hombres han de prepararse haciendo penitencia, y no pueden de hecho entrar si no es por la fe y el bautismo, sacramento este que, si bien es un rito externo, significa y produce, sin embargo, la regeneració interior". (Papa Pío XI, Quas primas, # 15, 11 de diciembre de 1925)



"También se ha decidido, que si alguno dijese que por esta razó el Señr dijo: ‗En la casa de mi Padre hay muchas moradas・ (Juan 14, 2), que ello puede entenderse que en el reino de los cielos habrá algún lugar intermedio o cualquier otro lugar donde viven los niños benditos que partieron de esta vida sin el bautismo, sin el cual no pueden entrar en el reino de los cielos, que es la vida eterna, sea anatema.(Papa San Zosimo, Concilio de Cartago, canon sobre el pecado y la gracia, 417)




"El primer lugar entre los sacramentos lo ocupa el santo bautismo, que es la puerta de la vida espiritual pues por é nos hacemos miembros de Cristo y del cuerpo de la Iglesia. Y habiendo por el primer hombre entrado la muerte en todos, "si no renacemos por el agua y el Espíritu" como dice la Verdad, "no podemos entrar en el reino de los cielos" (Juan 3, 5). La materia de este sacramento es el agua verdadera y natural. (Papa Eugenio IV, Concilio de Trento, ―Exultate Deo‖ 22 de noviembre de 1439)



"En cambio, el sacramento del bautismo (que se consagra en el agua por la invocación de Dios y de la indivisa Trinidad, es decir, del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo) aprovecha para la salvación, tanto a los niños como a los adultos fuere quienquiera el que lo confiera debidamente en la forma de la Iglesia. (Papa Inocencio III, Cuarto Concilio de Letrán, constitución 1, 1215).


"Igualmente [profeso], que el bautismo es necesario para la salvación y, por ende, si hay inminente peligro de muerte, debe conferirse inmediatamente sin dilación alguna y que es váido por quienquiera y cuando quiera que fuere conferido bajo la debida materia y forma e intención. (Papa Benedicto XIV, Nuper ad nos, 16 de marzo de 1743, Profesión de fe).



"Si alguno niega que hayan de ser bautizados los niñs recié salidos del seno de su madre, aun cuando procedan de padres bautizados, o dice que son bautizados para la remisión de los pecados, pero que de Adán no contraen nada del pecado original que haya necesidad de ser expiado en el lavatorio de la regeneración para conseguir la vida eterna, de donde se sigue que la forma del bautismo para la remisió de los pecados se entiende en ellos no como verdadera, sino como falsa: sea anatema. (Papa Paulo III, Concilio de Trento, del pecado original, sesión V)

"Asimismo definimos (…) las almas de aquellos que mueren en pecado mortal actual o con solo el original, bajan inmediatamente al infierno, para ser castigadas, si bien con penas diferentes. (Papa Eugenio IV, Concilio de Florencia, ―Laetentur coeli‖, sesión 6, 6 de julio de 1439).


"Y como no dice: si alguno no naciese del agua y del espíritu no podrá obtener la salvación o la vida eterna, sino: "No entrará en el reino de Dios", dicen algunos a esto: los niños deben ser bautizados para que puedan entrar con Cristo en el reino de Dios, a donde no llegarán si no son bautizados. Aunque los niños -dicen los pelagianos- si mueren sin bautismo, deberían pasar a la vida eterna porque no están sometidos al yugo del pecado. Pero ¿por qué se vuelve a nacer, si no hay que renovarse de alguna cosa antigua? ¿Y por qué la imagen de Dios no entra en su reino si no es porque se lo impide el pecado? (San Agustín, De bapt. parv. 1, 30)

viernes, 23 de septiembre de 2011

Bula Cum ex Apostolatus Officio-Papa Pablo IV

Papa Pablo IV, de la Bula Cum ex Apostolatus Officio, 15 de feb. de 1559:

“1… dado que donde surge un peligro mayor, allí más decidida debe ser la providencia para impedir que falsos profetas y otros personajes que detentan jurisdicciones seculares no tiendan lamentables lazos a las almas simples y arrastren consigo hasta la perdición innumerables pueblos confiados a su cuidado y a su gobierno en las cosas espirituales o en las temporales; y para que no acontezca algún día que veamos en el Lugar Santo la abominación de la desolación, predicha por el profeta Daniel ; con la ayuda de Dios para Nuestro empeño pastoral, no sea que parezcamos perros mudos, ni mercenarios, o dañados los malos vinicultores, anhelamos capturar las zorras que tientan desolar la Viña del Señor y rechazar los lobos lejos del rebaño…
6. Agregamos, [por esta Nos Constitución, que debe seguir siendo válida en perpetuidad, Nos promulgamos, determinamos, decretamos y definimos:-] que si en algún tiempo aconteciese que un Obispo, incluso en función de Arzobispo, o de Patriarca, o Primado; o un Cardenal, incluso en función de Legado, o electo Pontífice Romano que antes de su promoción al Cardenalato o asunción al Pontificado, se hubiese desviado de la Fe Católica, o hubiese caído en herejía: o lo hubiese suscitado o cometido, la promoción o la asunción, incluso si ésta hubiera ocurrido con el acuerdo unánime de todos los Cardenales, es nula, inválida y sin ningún efecto; y de ningún modo puede considerarse que tal asunción haya adquirido validez, por aceptación del cargo y por su consagración, o por la subsiguiente posesión o cuasi posesión de gobierno y administración, o por la misma entronización o adoración del Pontífice Romano, o por la obediencia que todos le hayan prestado, cualquiera sea el tiempo transcurrido después de los supuestos antedichos. Tal asunción no será tenida por legítima en ninguna de sus partes… los que así hubiesen sido promovidos y hubiesen asumido sus funciones, por esamisma razón y sin necesidad de hacer ninguna declaración ulterior, están privados de toda dignidad, lugar, honor, título, autoridad, función y poder
10. Por lo tanto, a hombre alguno sea lícito infringir esta página de Nuestra Aprobación, Innovación, Sanción, Estatuto, Derogación, Voluntades, Decretos, o por temeraria osadía, contradecirlos. Pero si alguien pretendiese intentarlo, sepa que habrá de incurrir en la indignación de Dios Omnipotente y en la de sus santos Apóstoles Pedro y Pablo.

Dado en Roma, junto a San Pedro, en el año de la Encarnación del Señor 1559, XV anterior a las calendas de Marzo, año 4º de nuestro Pontificado.

+ Yo, Pablo, Obispo de la Iglesia Catól

ica…”.

domingo, 17 de abril de 2011

Sufragio Universal: Árbol de Muerte y Desesperación


Sufragio Universal: Árbol de Muerte y de Desesperación


-Josef Florian me envía copia de una carta del obispo de Brünn, al clero de su diócesis, en ocasión de las elecciones. Todos los lugares comunes estúpidos y sofísticos sobre el deber de votar.

Sólo una cosa tengo que decir, y la misma de siempre:

-Se espera la salvación por el sufragio universal, porque habiendo perdido la fe, créese que un mal árbol puede dar frutos buenos. Por supuesto, el sufragio universal es un árbol de muerte y de desesperación. El mal apóstol se ahorcó en él. El sufragio universal no es un mal accidental, sino un mal absoluto.

El voto familiar, propuesto últimamente, parece una idea justa, puesto que por ese medio se reconstruiría la familia. Pero, para ello, sería menester abolir previamente el divorcio. Hoy nada es posible. Parece que Dios hubiese abandonado esta sociedad miserable.


LEON BLOY, El Invendible, 24/4/1906

lunes, 24 de enero de 2011

Las Ideas de Benrubi


LAS IDEAS DE BENRUBI

Ginebra, 30 julio

He hecho publicar en algunos periódicos este anuncio:

»Deseo secretario poliglota, filósofo, célibe, paciente, nómada. Presentarse hasta el 20 de julio, "Hotel Mon Repos", a las diez de la noche.»

Como desde hace algún tiempo sufro de insomnio, el examen de los candidatos me ayudará a pasar la noche.

Han venido sesenta y tres. Entre esos sesenta y tres, cuarenta y siete eran hebreos. He elegido un hebreo: el que me ha parecido más inteligente de todos.

El doctor Benrubi tiene todas las cualidades que pedía y algunas más en las que no había pensado. Es un joven bajo, con las espaldas un poco curvadas, las mejillas hundidas, los ojos profundos, los cabellos ya un poco blanquecinos, la piel de color de barro de pantano. Nació en Polonia, hizo los primeros estudios en Riga, se doctoró en Filosofía en Jena, en Filología moderna en París, ha enseñado en Barcelona y en Zurich. Tiene el aspecto pobrísimo y la expresión de un perro que teme ser apaleado, pero que sabe, sin embargo, que es necesario.

Le he preguntado, charlando, por qué los hebreos son, de ordinario, tan inteligentes y tan miedosos.

-¿Miedosos? Se refiere probablemente al coraje físico, material, bestial. En cuanto al espiritual, los hebreos no son únicamente valerosos, sino temerarios. No han sido nunca héroes a la manera bárbara, ni siquiera creo, en la época de David, pero han sido los primeros, entre todos los pueblos, que comprendieron que el verdadero trabajo del hombre consiste más bien en ejercitar la mente que en matar criaturas semejantes a ellos.

»Además, después de la Dispersión, los hebreos han vivido siempre sin Estado, sin Gobierno, sin Ejército; grupos esparcidos en medio de unas multitudes que les odiaban. ¿Cómo quiere que se desarrolle en ellos el heroísmo de los cruzados y de los condottieri?

»Para no ser exterminados, los hebreos tuvieron que inventar su defensa. Hallaron dos medios: el dinero y la inteligencia.

»Los hebreos no aman el dinero. Tres cuartas partes de su literatura, sin contar los Profetas, es la glorificación de los pobres. Pero los hombres se destruyen con el hierro y se compran con el oro. No pudiendo adoptar el hierro, los hebreos se protegieron con el oro, el metal más estético y más noble. Los florines fueron sus lanzas, los ducados sus espadas, las esterlinas sus arcabuces, y los dólares sus ametralladoras. Armas no siempre eficaces, pero cada vez más potentes, de siglo en siglo, a causa del cariz que toma la civilización. El hebreo convertido en capitalista por legítima defensa, se ha transformado, por culpa de la decadencia moral y mística de Eurona. en uno de los amos de la tierra, contra su mismo genio y contra su voluntad. Primeramente le han obligado a ser rico, después han proclamado que la riqueza es lo principal de todo, de modo que, por voluntad de sus enemigos, el pobre de la Biblia y el recluso del ghetto se ha convertido en el dominador de los pobres y de los ricos.

»Lo que fueron arneses de protección se convirtieron, con el tiempo, en instrumentos de venganza. Mucho más potente que el oro es, en opinión mía, la inteligencia. ¿De qué manera el hebreo pisoteado y escupido podía vengarse de sus enemigos? Rebajando, envileciendo, desenmascarando disolviendo los ideales del Goim. Destruyendo lo; valores sobre los cuales dice vivir la Cristiandad Y de hecho, si mira usted bien, la inteligencia hebrea, de un siglo a esta parte, no ha hecho otra cosa que socavar y ensuciar vuestras más caras creencias, las columnas que sostenían vuestro pensamiento. Desde el momento en que los hebreos han podido vivir libremente, todo vuestro andamiaje espiritual amenaza caerse.

»El Romanticismo alemán había creado el Idealismo, y rehabilitado el Catolicismo; viene un pequeño hebreo de Dusseldorf, Heine, y, con su genio alegre y maligno, se burla de los románticos de los idealistas y de los católicos.

»Los hombres han creído siempre que política moral, religión, arte, son manifestaciones superiores del espíritu y que no tienen nada que ver cor la bolsa y con el vientre; llega un hebreo de Tréveris. Marx, y demuestra que todas aquellas idealísimas cosas vienen del barro y del estiércol de la baja economía.

»Todos se imaginan al hombre de genio como un ser divino y al delincuente corno un monstruo; llega un hebreo de Verona, Lombroso, y nos hace tocar con la mano que el genio es un semiloco epiléptico y que los delincuentes no son otra cosa que nuestros antepasados sobrevivientes, es decir, nuestros primos carnales.

»A fines del ochocientos, la Europa de Tolstoi, de Ibsen, de Nietzsche, de Verlaine, se hacía la ilusión de ser una de las grandes épocas de la Humanidad; aparece un hebreo de Budapest, Max Nordau, y se divierte explicando que vuestros famosos poetas son unos degenerados y que vuestra civilización está fundada sobre la mentira.

»Cada uno de nosotros está persuadido de ser, en conjunto, un hombre normal y moral; se presenta un hebreo de Freiberg en Moravia, Sigmund Freud, y descubre que en el más virtuoso y distinguido caballero se halla escondido un invertido, un incestuoso, un asesino en potencia.

»Desde el tiempo de las Cortes de Amor y del Dulce Estilo Nuevo estamos habituados a considerar a la mujer como un ídolo, como un vaso de perfecciones; interviene un hebreo de Viena, Weininger, y demuestra científicamente y dialécticamente que la mujer es un ser innoble y repugnante, un abismo de porquería y de inferioridad.

»Los intelectuales, filósofos y otros, han considerado siempre que la inteligencia es el medio único para llegar a la verdad, la mayor gloria del hombre; surge un hebreo de París, Bergson, y con análisis sutiles y geniales, abate la supremacía de la inteligencia, derroca el edificio milenario del platonismo y deduce que el pensamiento conceptual es incapaz de captar la realidad.

»Las religiones son consideradas por casi todos como una admirable colaboración entre Dios y el espíritu más alto del hombre; y he aquí que un hebreo de Saint-Germain de Laye, Salomón Reinach, se ingenia para demostrar que son simplemente un resto de los viejos tabús salvajes, sistemas de prohibiciones con supraestructuras ideológicas variables.

»Nos imaginábamos vivir tranquilos en un sólido universo ordenado sobre fundamentos de un tiempo y de un espacio separados y absolutos; sobreviene un hebreo de Ulm, Einstein, y establece que el tiempo y el espacio son una sola cosa, que el espacio absoluto no existe, ni tampoco el tiempo, que todo está fundado sobre una perpetua relatividad, y el edificio de la vieja física, orgullo de la ciencia moderna, queda destruido.

»El racionalismo científico estaba seguro de haber conquistado el pensamiento y haber encontrado la llave de la realidad; se presenta un hebreo de Dublín, Meyerson, y disuelve también esta ilusión: las leyes racionales no se adaptan nunca completamente a la realidad, hay siempre un residuo irreductible y rebelde que desafía el pretendido triunfo de la razón razonante.

»Y se podría continuar. No hablo de la política, donde el dictador Bismarck tiene como antagonista al hebreo Lasalle, donde Gladstone fue superado por el hebreo Disraeli, donde Cavour tiene como brazo derecho al hebreo Artom, Clemenceau al hebreo Mandel y Lenin al hebreo Trotski.

»Fíjese que no le he puesto delante nombres oscuros o de segundo orden. La Europa intelectual de hoy se halla, en gran parte, bajo la influencia o, si quiere, el sortilegio de los grandes hebreos que he recordado. Nacidos en medio de pueblos diversos, consagrados a investigaciones diversas, todos ésos, alemanes y franceses, italianos y polacos, poetas y matemáticos, antropólogos y filósofos, tienen un carácter común, un fin común: el de poner en duda la verdad reconocida, rebajar lo que está elevado, ensuciar lo que parece puro, hacer vacilar lo que parece sólido, lapidar lo que es respetado.

»Esta propinación secular de venenos disolventes es la gran venganza hebraica contra el mundo griego, latino y cristiano. Los griegos se han burlado de nosotros, los romanos nos han diezmado y dispersado, y los cristianos nos han torturado y despreciado, y nosotros, demasiado débiles para vengarnos con la fuerza, hemos realizado una ofensiva tenaz y corrosiva contra las columnas sobre las cuales reposa la civilización nacida de la Atenas de Platón y de la Roma de los emperadores y de los Papas. Y nuestra venganza se halla en buen punto. Como capitalistas, dominamos los mercados financieros en un tiempo en que la economía lo es todo o casi todo; como pensadores, dominamos los mercados intelectuales, agrietando las viejas creencias sagradas y profanas, las religiones reveladas y las laicas. El hebreo reúne en sí los dos extremos más temibles: déspota en el reino de la materia, anárquico en el reino del espíritu. Sois nuestros servidores en el orden económico, nuestras víctimas en el orden intelectual. El pueblo acusado de haber matado a un Dios ha querido también matar a los ídolos de la inteligencia y del sentimiento y os obliga a arrodillaros ante el ídolo máximo, el único que permanece en pie: el Dinero. Nuestra humillación, que va desde la esclavitud de Babilonia a la derrota de Bar-Cosceba y se perpetúa en los ghettos hasta la Revolución francesa, ha sido finalmente vengada. ¡El paria de los pueblos puede cantar el himno de una doble victoria!

Mientras hablaba, el pequeño Benrubi se había ido exaltando; sus ojos, en el fondo de las órbitas, brillaban; sus delgadas manos cortaban el aire; su voz blanda se había hecho estridente. Se dio cuenta de que había dicho demasiado y se calló de pronto. Reinó un largo silencio en la habitación. Al fin el doctor Benrubi, con voz tímida y baja, me preguntó:

-¿No podría usted anticiparme mil francos sobre mis honorarios? Tengo que hacerme un vestido, desearía pagar algunas pequeñas cuentas..

Cuando estuvo el cheque en su poder me mire con una sonrisa que quería ser espiritual.

-No tome al pie de la letra las paradojas que he dicho esta noche. Los hebreos somos así: nos gusta demasiado hablar y cuando se ha comenzado se continúa hablando... y se termina siempre por molestar a alguien. Si le he ofendido en algo, le ruego que me perdone.


Giovanni Papini (Gog)

sábado, 15 de enero de 2011

San Expedito, Inexistente y Condenado


NO SABER A QUÉ SANTO ENCOMENDARSE

Es una queja que está frecuentemente en boca de gente que no cree en los santos y que es incapaz de hacer por sí misma un voto cualquiera de santidad. A esa gente yo le aconsejaría encomendarse a san Expedito, que tiene sobre los demás santos la ventaja de no haber existido jamás. Este pretendido mártir, cuya historia es un misterio, fue inventado, creo, en los últimos veinte años del siglo XIX. Se lo invocaba para los negocios que iban con lentitud y cuya expedición rápida se deseaba.

Una imagen edificante que se vendía en una tienda de artículos de piedad, en los alrededores del Bon Marché, lo representaba blandiendo una espada, en cuya hoja estaba inscripta la palabra "Hodie", hoy, y pisando a un negro cuervo que exhalaba el odioso adverbio "Cras", significativo de mañana. Así, si uno no tenía un vencimiento para hoy, san Expedito lo sacaba inmediatamente del trance. Del mismo modo, si el tren se retrasaba y uno tenía necesidad de llegar en el día, bastaba invocar a san Expedito para tener la seguridad de que el tren entraría en la estación cinco minutos antes de la medianoche. Si una malignidad cualquiera amenazaba ser infructuosa después de la puesta del sol, san Expedito intervenía de inmediato. Y así en todo, hasta en las cosas insignificantes. Un puñetazo en pleno rostro o un puntapié en el trasero llegaban con la misma rapidez que una carta certificada o una esposa vagabunda, y el negro cuervo expiraba graznando.

Es infinitamente lamentable que la autoridad eclesiástica haya condenado esta devoción, tan adecuada a la inteligencia y a la talla de nuestros burgueses.


Leon Bloy, Exégesis de Lugares Comunes, 1913

martes, 11 de enero de 2011

Visita a Gandhi


VISITA A GANDHI

Ahmedabad, 3 marzo

No quería abandonar la India sin haber visto al más célebre hindú viviente, y fui, hace dos días, al Satyagraha, Ashram, domicilio de Gandhi.

El Mahatma me ha recibido en una estancia casi desnuda, en donde él, sentado en el suelo, se hallaba meditando junto a un argadillo inmóvil. Me ha parecido más feo y más descarnado de lo que aparece en las fotografías.

-Usted quiere saber -me ha dicho entre otras cosas- por qué deseamos expulsar a los ingleses de la India. La razón es sencilla: son los mismos ingleses los que han hecho nacer en mí esta idea castizamente europea. Mi pensamiento se formó durante mi larga estancia en Londres. Me di cuenta de que ningún pueblo europeo soportaría el ser administrado y mandado por hombres de otro pueblo. Entre los ingleses, sobre todo, este sentido de la dignidad y de la autonomía nacional está desarrolladísimo. No quiero ingleses en mi casa precisamente porque me parezco demasiado a los ingleses. Los antiguos hindúes se preocupaban muy poco de las cuestiones de la tierra y mucho menos de la política. Sumergidos en la contemplación del Atman, del Brahman, del Absoluto, deseaban solamente fundirse en el Alma única del universo. Para ellos, la vida ordinaria, exterior, era un tejido de ilusiones, y lo importante era libertarse de ella lo más pronto posible, primeramente con el éxtasis y luego con la muerte. La cultura inglesa, de sentido occidental -importada por efecto de la conquista-, ha cambiado nuestro concepto de la vida. Digo nuestro para decir el de los intelectuales, pues la masa ha permanecido durante siglos refractaria al mensaje europeo de la libertad política. El primero en sentirse impregnado de las ideas occidentales he sido yo, y me he convertido en el guía de los hindúes precisamente porque soy el menos hindú de todos mis hermanos.

»Si lee usted mis libros y sigue mi propaganda, verá claramente que las cuatro quintas partes de mi cultura y de mi educación espiritual y política son de origen europeo. Tolstoi y Ruskin son mis verdaderos maestros. El cristianismo ha inspirado, más que el Budismo, mi teoría de la no resistencia. He traducido a Platón, admiro a Mazzini, he meditado sobre Bacon, sobre Carlyle, sobre Boehme, me he servido de Emerson y de Charpentier. Mis ideas sobre la necesidad de la desobediencia, proceden de Thoreau, el sabio solitario de Concord; y mi campaña contra las máquinas es una repetición de aquella que los luditas, es decir, los secuaces de Ned Lud, realizaron en Inglaterra de 1811 a 1818. Finalmente, la poesía del argadillo se me reveló leyendo, en el Fausto de Goethe, el episodio de Margarita. Como ve, mis teorías no deben nada a la India, vienen todas de Europa y especialmente de los escritores de lengua inglesa. Figúrese que únicamente en Londres, en 1890 estudié la Bhagayad Gita, por indicación de Mrs. Besant, ¡una inglesa! Y al propugnar hoy la unión entre hindúes, mahometanos, parsis y cristianos no hago más que seguir el principio de la unidad religiosa proclamada por la Teosofía, creación castizamente europea. Huelga añadir que mi condenación de las castas deriva de los principios de igualdad de la Revolución francesa.

»La historia de Europa en el siglo XIX tuvo sobre mí una influencia decisiva. Las luchas de los griegos, de los italianos, de los polacos, de los húngaros, de los eslavos del Sur para sustraerse al dominio extranjero me han abierto los ojos. Mazzini ha sido mi profeta. La teoría del Home Rule de Irlanda es el modelo del movimiento que yo he llamado aquí Hind Swarai. He introducido en la India, por lo tanto, un principio absolutamente extraño a la mente hindú. Los hindúes, hombres metafísicos y cuerdos, han considerado siempre la política como una actividad inferior: si es necesario un poder y si hay gente que lo quiera ejercitar -pensaban- dejémosles hacer; será una molestia menos para nosotros. El hindú vive en el reino del espíritu puro, aspira a la eternidad. ¿Qué importa que le gobiernen rajás indígenas o emperadores extranjeros? Por esto soportamos durante siglos el dominio mongol y el mahometano. Luego vinieron los franceses, los holandeses, los portugueses, los ingleses; establecieron factorías en la costa, avanzaron hacia el interior, y les dejamos hacer. Son los europeos, y únicamente los europeos, los responsables de nuestro deseo presente de arrojar a los europeos. Sus ideas nos han cambiado, es decir, "desindianizado", y entonces, convertidos en discípulos de nuestros amos, ha nacido el deseo de no querer ya más amos. El que está más saturado de pensamiento inglés soy yo, y por esto estaba destinado a ser el jefe de la cruzada antiinglesa. No se trata aquí, como presumen los periodistas europeos, de una lucha entre el Occidente y el Oriente. Al contrario: el europeísmo ha impregnado de tal modo la India que nos hemos visto obligados a levantarnos contra Europa. Si la India hubiera permanecido puramente hindú, es decir, fiel a Oriente, toda contemplativa y fatalista, nadie de los nuestros habría pensado en sacudir el yugo inglés. En el momento en que fui traidor al espíritu antiguo de mi patria aparecí como el libertador de la India. Las ideas europeas a través de mi proselitismo -preparado de un modo excelente por la cultura inglesa difundida en nuestras escuelas- ha penetrado en las multitudes, y ya no hay remedio. Un hindú auténtico puede tolerar ser esclavo; un hindú anglicanizado quiere ser dueño de la India, como de Inglaterra los ingleses. Los más anglófilos -como lo era yo hasta fines de 1920- son necesariamente antibritánicos.

»Éste es el verdadero secreto de lo que se llama "movimiento gandhista", pero que debería llamarse propiamente "movimiento de los hindúes convertidos al europeísmo contra los europeos renegados", es decir, contra esos ingleses que morirían de vergüenza si fuesen a mandar a su país los franceses o los alemanes, y que luego pretenden gobernar, con la excusa de la filantropía, un país que no les pertenece. ¡Nos habéis cambiado el alma y ya no queremos saber nada de vosotros! ¿Recuerda el Aprendiz de Mago, de Goethe? Los ingleses han despertado en nosotros el dominio de la política que dormía en el fondo de nuestro espíritu de ascetas desinteresados, y ahora ya no saben cómo poderlo hacer desaparecer. ¡Peor para ellos!

Hacía ya algunos minutos que había entrado un discípulo en la habitación y silenciosamente había hecho una seña al Mahatma. Apenas hubo terminado de hablar, me puse en pie para dejarle en libertad y, después de haberle dado las gracias por sus inesperadas informaciones, regresé en automóvil a Ahmedabad.


Giovanni Papini (Gog)

domingo, 12 de diciembre de 2010

La Importancia del Purgatorio


La importancia del Purgatorio

La importancia que tiene el purgatorio es algo que ni lengua humana puede expresar, ni la mente comprender. Yo veo en él tanta pena como en el infierno. Y veo, sin embargo, que el alma que se sintiese con tal mancha, lo recibiría como una misericordia, como ya he dicho, no teniéndolo en nada, en cierto sentido, en comparación de aquella mancha que le impide unirse a su amor.

Me parece ver que la pena de las almas del purgatorio consiste más en que ven en sí algo que desagrada a Dios, y que lo han hecho voluntariamente, contra tanta bondad de Dios, que en cualesquieras otras penas que allí puedan encontrarse. Y digo esto porque, estando ellas en gracia, ven la verdadera importancia del impedimento que no les deja acercarse a Dios.



Conocimientos inexpresables


Y así me ratifico en esto que he podido comprender incluso en esta vida, la cual me parece de tanta pobreza que toda visión de aquí abajo, toda palabra, todo sentimiento, toda imaginación, toda justicia, toda verdad, me parece más mentira que verdad. Y de cuanto he logrado decir me quedo yo más confusa que satisfecha. Pero si no me expreso en términos mejores, es porque no los encuentro.

Todo lo que aquí se ha dicho, en comparación de lo que capta la mente, es nada. Yo veo una conformidad tan grande de Dios con el alma, que, cuando Él la ve en aquella pureza en que la creó, le da en cierto modo atractivo un amor fogoso, que es suficiente para aniquilarla, aunque ella sea inmortal. Y esto hace que el alma de tal manera se transforme en el Dios suyo, que no parece sino que sea Dios.

Él continuamente la va atrayendo y encendiendo en su fuego, y no le deja ya nunca, hasta que le haya conducido a aquel su primigenio ser, es decir, a aquella perfecta pureza en la que fue creada.



El tormento de un amor retardado


Cuando el alma, por visión interior, se ve así atraída por Dios con tanto fuego de amor, que redunda en su mente, se siente toda derretir en el calor de aquel amor fogoso de su dulce Dios. Y ve que Dios, solamente por puro amor, nunca deja de atraerla y llevarla a su total perfección.

Cuando el alma ve esto, mostrándoselo Dios con su luz; cuando encuentra en sí misma aquel impedimento que no le deja seguir aquella atracción, aquella mirada unitiva que Dios le ha dirigido para atraerla; y cuando, con aquella luz que le hace ver lo que importa, se ve retardada para poder seguir la fuerza atractiva de aquella mirada unitiva, se genera en ella la pena que sufren los que están en el purgatorio.

Y no es que hagan consideración de su pena, aunque en realidad sea grandísima, sino que estiman sobre todo la oposición que en sí encuentran contra la voluntad de Dios, al que ven claramente encendido de un extremado y puro amor hacia ellos. Él les atrae tan fuertemente con aquella su mirada unitiva, como si no tuviera otra cosa que hacer sino esto.

Por eso el alma que esto ve, si hallase otro purgatorio mayor que el purgatorio, para poder quitarse más pronto aquel impedimento, allí se lanzaría dentro, por el ímpetu de aquel amor que hace conformes a Dios y al alma.



(Tratado del purgatorio, Cap. 1, Santa Catalina de Génova)


fuente: El Sembrador (boletín online)

lunes, 12 de julio de 2010

El Santo que rechazó a un maricón

San Pelagio, mártir.

(† 26 junio 925)

San  Pelayo, mártir La biografía de San Pelagio se abre en la batalla de Valdejunquera, cercanías de Pamplona, librada el 26 de julio del año 920 entre Abd al-Rahmán III y los reyes cristianos Sancho de Pamplona y Ordoño II de León, en la que los cristianos del norte sufrieron una gravísima derrota. Los musulmanes la denominarán campaña de Muez por el vecino castillo en el que se refugiaron los fugitivos de Valdejunquera. En aquel encuentro adverso, dos obispos que acompañaban a los monarcas cristianos, Dulcidio, de Salamanca, y Ermogio, fueron hechos prisioneros y traídos a Córdoba. Ermogio llegó a la capital del todavía emirato el jueves 13 de septiembre de 920. Ninguna fuente verdaderamente antigua vincula de manera especial a Ermogio y a San Pelagio con Tuy.
Con fundamento en la Pasión, el obispo Ermogio pasó al menos en prisión tres meses y medio entre las estrecheces de la cárcel y el sufrimiento de las cadenas, tiempo suficiente para tratar su rescate y entregar como rehén a su sobrino Pelagio, de 10 años de edad. El santo niño llegaba posiblemente a Córdoba en enero de 921 con la esperanza de que su tío enviaría prisioneros musulmanes del reino de León en precio de su rescate. Las transacciones fueron muy lentas pues, tres años y medio después, Pelagio seguía en prisión.
En la cárcel, según el presbítero cordobés Raguel, Pelagio mantiene una actitud altamente sobrenatural. La reclusión era una prueba y servía de purificación de sus pecados. «Cuál era allí su comportamiento, sus compañeros [de prisión] no lo ocultan y la fama no lo silencia», dice Raguel. «En efecto, él era casto, sobrio, apacible, prudente, atento a orar, asiduo a su lectura, no olvidadizo de los preceptos del Señor [y] promotor de buenas conversaciones». Su belleza natural fue comunicada a Abd al-Rahmán III. Éste ordenó que el niño fuera conducido a su presencia. Como la pederastia era un hecho bastante habitual en la España musulmana, testigo Ibn Hazam (994-1063), autor de El collar de la paloma, la escena inmediata se encuadra dentro de unos comportamientos no extraños en el Islam español.

«Así -cuenta Raguel- al comienzo de un banquete envió a sus subalternos para que hiciesen comparecer al que iba a ser víctima para Cristo, con el fin de mirarlo detenidamente». Vestido con todo lujo pero sujeto aún con las cadenas de la prisión fue presentado al emir. Ante él procedieron a cortar los hierros cuya caída sirvió para impresionar al niño, a los asistentes y al futuro califa. «A éste, que habían vestido con toga regia, lo expusieron a las miradas de aquél, mientras que a los oídos del santísimo niño musitaban que por su hermosura era llevado a tan alto honor». La pasión relata a partir de este momento el diálogo entre aquella criatura de 13 años y Abd al-Rahmán III. Éste le dijo sin titubeos:
-«Niño, te elevaré a los honores de un alto cargo, si quieres negar a Cristo y afirmar que nuestro profeta es auténtico. ¿No ves cuántos reinos tengo? Además te daré una gran cantidad de oro y plata, vestidos los mejores y adornos los precisos. Recibirás, si aceptas, el tipo que tú eligieres entre estos jovencitos, a fin de que te sirva a tu gusto, según tus principios. Y encima te ofreceré pandillas para habitar con ellas, caballos para montar, placeres para disfrutar. Por otra parte, sacaré también de la cárcel a cuantos desees, e incluso otorgaré honores inconmensurables a tus padres si tú quieres que estén en este país».
San Pelagio respondió decidido:
-«Lo que prometes, emir, nada vale, y no negaré a Cristo, Soy cristiano, lo he sido y lo seré, pues todo eso tiene fin y pasa a su tiempo; en cambio, Cristo, al que adoro, no puede tener fin, ya que tampoco tiene principio alguno, dado que Él personalmente es el que con el Padre y el Espíritu Santo permanece como único Dios, el cual nos hizo de la nada y con su poder omnipotente nos conserva».
Abd al-Rahmán III no obstante pretendió, aunque en broma, comenzar ciertos tocamientos.
-«Retírate, perro, dice Pelagio. ¿Es que piensas que soy como los tuyos un afeminado?, y al punto desgarró las ropas que llevaba vestidas y se hizo fuerte en la palestra, prefiriendo morir honrosamente por Cristo a vivir de modo vergonzoso con el diablo y mancillarse con vicios».
Abd al-Rahmán III no perdía por ello las esperanzas de seducir al niño y por eso ordenó a los jovencitos de su corte que lo adularan, a ver, si, apostatando se rendía a tantas grandezas prometidas. «Pero él, con la ayuda de Dios, se mantuvo firme y permaneció sin temor proclamando que sólo existe Cristo y afirmando que por siempre obedecería sus mandatos».
Abd al-Rahmán III«El emir, al ver que la fervorosísima alma de Pelagio perseveraba en oposición a su voluntad, y al darse cuenta de que era rechazado en sus deseos, picado de rabia, dijo:
-‘Colgadlo en garruchas de hierro y, una vez constreñido hasta el máximo elevándolo hacia lo alto, bajadlo reiteradamente el tiempo necesario para que exhale su espíritu, o niegue que Cristo es Dios’.
Pelagio, pasando por la prueba con voluntad inconmovible, se mantenía impertérrito, por cuanto ahora no rehusaba en absoluto padecer por Cristo. Al conocer el emir la firmeza de Pelagio, ordenó que lo despedazasen con la espada, miembro a miembro, y que fuese arrojado al río. Los verdugos, por su parte, en virtud de la orden recibida, después de sacar el puñal, se entregaron frenéticamente a tan crueles escarnios contra él, que se podría pensar que ejecutaban el sacrificio que, sin ellos saberlo, era necesario que se ofreciera en presencia de nuestro Señor Jesucristo. Uno le amputó de cuajo un brazo, otro le segó las piernas, otro incluso no dejó de herir su cuello. Entre tanto permanecía sin espantarse el mártir, del que gota a gota manaba abundante sangre e vez de sudor, seguramente sin invocar a nadie más que a nuestro Señor Jesucristo, por quien no rehusaba padecer, diciendo: ‘Señor, líbrame de la mano de mis enemigos’. En este momento emigró su espíritu a la presencia de Dios; su cuerpo, en cambio, fue arrojado al fondo del río Guadalquivir. Pero de ninguna manera faltaron fieles que lo buscasen y llevasen solemnemente hasta su sepulcro. En realidad, su cabeza la guarda el cementerio de San Cipriano; su cuerpo, empero, el verde campo santo de San Ginés».
«¡Oh martirio verdaderamente digno de Dios -concluye Raguel- que comenzó a la hora séptima, y llegó a su cumplimiento al atardecer del mismo día! El santísimo Pelagio, a la edad aproximada de trece años y medio, sufrió el martirio según se ha dicho, en la ciudad de Córdoba, en el reinado de Abd al-Rahmán, sin duda un domingo, a la hora décima, el 26 de junio en la era de 963 [925]».
Las gestiones para la obtención de sus reliquias son provocadas por la monja Elvira, hermana del rey Sancho el Craso. En los comienzos del reinado del niño Ramiro III, mientras Elvira controla el poder, llegan a León las sagradas reliquias en 967. Por temor a las campañas de Almanzor, su cuerpo fue trasladado a Oviedo y se depositó en la iglesia del monasterio femenino de San Juan Bautista en 996. El 15 de enero de 1794 fray Juan de Ron y Valcárcel, general de la Congregación de San Benito en España, autorizó desde el monasterio de San Pelayo de Oviedo, el traslado a Córdoba de una reliquia de San Pelagio, recibida en la ciudad el 14 de enero de 1798 y conservada en la capilla del Seminario.


Fuente: http://cruxetgladius.blogspot.com/2010/07/el-santo-que-rechazo-un-maricon.html

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