jueves, 29 de abril de 2010

Tratado contra los Judíos




TRATADO CONTRA LOS JUDÍOS (SAN AGUSTÍN)

Ejemplo del rigor de Dios en la reprobación de los judíos y de su bondad en la admisión de los gentiles. La ceguera de los judíos, demostrada por la Escritura del Antiguo Testamento.


I.1. El bienaventurado apóstol Pablo, doctor de las gentes en la fe y en la verdad, exhortándonos a permanecer estables y firmes en la misma fe, de la cual fue constituido ministro idóneo, amonesta con el precepto e infunde temor con el ejemplo. Dice: Ahí tienes la bondad y la serenidad de Dios: para los que han caído ciertamente la severidad; pero para ti la misericordia si permanecieres hasta el fin en la bondad 1. Es cierto que esto lo dijo de los judíos que por su infidelidad fueron podados como ramas de aquel olivo, que fue fructífero en los santos Patriarcas como en su raíz, de tal modo que el acebuche de los gentiles fuera injertado por la fe y se hiciese partícipe de la savia del olivo una vez podadas sus ramas naturales. Pero, ¡atención!, que dice: No quieras vanagloriarte contra las ramas, porque si te vanaglorias, no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti 2. Y porque algunos de ellos se salvan, añadió a continuación: De otro modo también tú serás amputado. E indudablemente ellos, si no permanecen en la infidelidad, también serán injertados, porque poderoso es Dios para injertarlos de nuevo 3. En cuanto a aquellos que permanecen en la infidelidad, pertenecen a esta sentencia del Señor cuando dice: Pero, en cambio, los hijos de este reino irán a las tinieblas exteriores, donde habrá llanto y rechinar de dientes. Y los gentiles que permanecen en la bondad pertenecen a lo que ha dicho más arriba: Vendrán muchos de Oriente y Occidente, y se sentarán con Abrahán e Isaac y Jacob en el reino de los cielos 4. Así, pues, a los Patriarcas, que vivían en la raíz, la justicia severa de Dios les amputa la soberbia infiel de sus ramas naturales, mientras la fiel humildad del acebuche es injertado por la gracia de la bondad divina.


2. Mas cuando se les habla de esto a los judíos, desprecian al Evangelio y al Apóstol, y no escuchan lo que les decimos, porque no entienden lo que leen. Y ciertamente que si entendiesen lo que había predicho el profeta a quien leen: Te he puesto para luz de los gentiles, de tal modo que seas mi salvación hasta los confines de la tierra, no estarían tan ciegos ni tan enfermos que no reconocieran en Cristo al Señor, ni la luz ni la salvación. Lo mismo si llegasen a entender lo que cantan infructuosa e inútilmente de quienes ha sido profetizado: A toda la tierra ha llegado su pregón, y hasta los límites del orbe de la tierra su lenguaje. Para que despertaran al pregón de los apóstoles y advirtieran que sus palabras eran divinas. Por tanto, de las Santas Escrituras, cuya autoridad es también muy grande entre ellos, hay que sacar los testimonios, de modo que si no quieren que los sane la medicina ofrecida, los pueda convencer la verdad manifestada.
Los libros del Antiguo Testamento nos pertenecen a nosotros los cristianos,y sus preceptos son cumplidos mejor por nosotros.


II. 3. En primer lugar, hay que combatir el error tan suyo de creer que no nos pertenecen a nosotros los libros del Antiguo Testamento porque ya no observamos los sacramentos antiguos, sino otros nuevos. En efecto, nos dicen: "¿De qué os sirve a vosotros la lectura de la Ley y los Profetas, cuyos preceptos no queréis observar?" Porque no circuncidamos la carne masculina del prepucio y comemos carnes que la Ley llama inmundas; no guardamos carnalmente los sábados, los novilunios y los días festivos; no sacrificamos a Dios con víctimas de animales ni celebramos la Pascua igualmente con el cordero y los panes ácimos. Incluso, si algunos otros sacramentos antiguos los llama en general el Apóstol sombras de las cosas futuras
5, porque significaban en su tiempo lo que iba a revelarse, y que nosotros recibimos ya revelado para que, removidas las sombras, disfrutemos de su luz desnuda. Sería demasiado largo disputar de todo esto por separado: cómo somos circuncidados al desnudar el hombre viejo no con la expoliación del cuerpo carnal, y los alimentos que evitan en los animales, los evitamos en las costumbres y ofrecemos nuestros cuerpos como hostia viva, santa, agradable a Dios, a quien derramamos nuestras almas con los santos deseos inteligentemente en vez de la sangre, y somos limpios de toda iniquidad por la sangre de Cristo como cordero inmaculado, quien, por la semejanza de la carne del pecado 6, es prefigurado también en el macho cabrío de los antiguos sacrificios; tampoco excluye en los cuernos de la cruz al toro que reconoce en él a la víctima principal. Verdaderamente nos bautizamos al hallar en Él el descanso, y la observancia de la luna nueva es la santificación de la vida nueva. También nuestra Pascua es Cristo, y nuestro ácimo es la sinceridad de la verdad, que no tiene el fermento de la vetustez 7, y si quedan algunas otras cosas en las que no hay necesidad de detenerse ahora, las cuales están esbozadas en aquellos signos antiguos, tienen su cumplimiento en Aquel cuyo reino no tendrá fin. Ciertamente convenía que todas las causas se cumpliesen en Aquel que vino no a deshacer la ley y los profetas, sino a dar plenitud 8.
Cristo no anuló la ley denunciándola, sino que la cambió cumpliéndola. La sustitución de los antiguos sacramentos y ritos está predicha en los Salmos.



III. 4. Así, pues, no anuló aquellos antiguos signos de las cosas oponiéndose a ellos, sino que los cambió dándoles plenitud, de modo que fuesen distintos tanto los que anunciaban que había venido Cristo como los que profetizaban que iba a venir. ¿Qué se quiere significar por el hecho de que están titulados así algunos Salmos que también ellos leen y conservan con la autoridad de las Letras santas, como está escrito en sus títulos: En defensa de las cosas que serán cambiadas; y en verdad el texto de estos mismos Salmos predica a Cristo, sino que su cambio futuro fue predicho por Aquel en quien aparece cumplida? Como que el pueblo de Dios, que ahora es el pueblo cristiano, ya no está obligado a observar lo que se observaba en los tiempos proféticos. No porque fueran prohibidos, sino porque han sido cambiados. Y no para que pereciesen las mismas cosas que eran significadas, sino para que los signos de las cosas se realizasen cada uno en su tiempo respectivo.
Cristo, profetizado en el salmo 44.


IV. 5. Por lo menos en el salmo 44 (es el primero de los que llevan al principio este título: En defensa de las cosas que serán cambiadas, donde se lee también: Cántico en favor del Amado) clarísimamente está presentado Cristo: Hermoso de figura sobre los hijos de los hombres
9. Quien, existiendo en la forma de Dios; no creyó rapiña ser igual a Dios 10. Allí se le dice: Ciñe tu espada junto al muslo 11, porque hablaría en la carne a los hombres. Sin duda, por la espada significa la palabra, por el muslo la carne: porque se anonadó a sí mismo, tomando la forma de siervo 12, para que en el hermoso de figura sobre los hijos de los hombres por la divinidad se cumpliese por la debilidad también aquello que otro profeta dice de Él: Lo vimos y no tenía figura ni encanto, sino su rostro abyecto y deforme su estado 13. Realmente en el mismo salmo se patentiza con toda claridad que Cristo es no sólo hombre, sino también Dios, cuando se subraya: Tu trono, oh Dios; por los siglos, y el cetro de la equidad es el cetro de tu reino. Has amado la justicia y odiado la iniquidad; por eso Dios; tu Dios; te ha ungido con óleo de alegría sobre todos tus compañeros 14. En efecto, por la unción, palabra que en griego se dice P k \ F : " , Cristo es llamado ungido. Él es Dios ungido por Dios, que cambió también la misma unción carnal en espiritual con los demás sacramentos. Allí se dice también de la Iglesia: A tu diestra está de pie la reina con vestido de oro, ceñida de pedrería 15. Donde se simboliza la diversidad de lenguas en todas las gentes, cuya fe, sin embargo, una y simple, es interior: porque toda la hermosura de la hija del rey está por dentro 16. A ella se refiere el salmo cuando dice: Escucha, hija, y mira: escucha la promesa mira su cumplimiento. Y olvida a tu pueblo y la casa paterna. De este modo se cumple lo nuevo y se cambia lo antiguo. Porque el rey está prendado de tu belleza 17. La belleza que Él mismo hizo por sí y que no encontró en ti. A saber: ¿cómo ibas a ser hermosa a sus ojos cuando estabas afeada por tus pecados? Con todo, para que no creas que tu esperanza debes ponerla en el hombre, sigue y dice: porque Él mismo es el Señor, Dios tuyo 18. Para que no desprecies la forma de siervo ni te burles de la debilidad del poderoso y de la humildad del excelso, Él mismo es tu Dios. En eso mismo que parece pequeño se oculta el grande; en la sombra de la muerte, el sol de justicia; en la afrenta de la cruz, el Señor de la gloria. Aunque lo maten los perseguidores y lo nieguen los infieles, Él es el Señor, Dios tuyo, por cuyo cuerpo son cambiadas las cosas figuradas antes por medio de sombras.
El título del salmo 68, que fue escrito sobre la pasión de Cristo,predice también un cambio.


V. 6. También el salmo 68 lleva en el título: En defensa de las cosas que serán cambiadas
19. Y allí se canta la pasión de nuestro Señor Jesucristo, que transfigura en sí hasta algunas voces de los miembros, es decir, de sus fieles. En efecto, Él no tuvo delito alguno, sino que cargó los nuestros; por eso dice: Y mis pecados no se te ocultan a ti 20. Allí está escrito y profetizado lo que leemos en el Evangelio que le hicieron 21: Me dieron hiel para mi comida, y en mi sed me abrevaron con vinagre 22. Luego fue cambiado por Él lo que el título del Salmo había predicho que había de ser cambiado. Los judíos, al leer esto y no entenderlo, creen que dice algo distinto, cuando nos preguntan: Cómo entendemos la autoridad de la Ley y los Profetas cuando no guardamos los sacramentos que allí están mandados, porque entendemos lo que allí está predicho y observamos lo que allí está prometido. En cambio, los que nos objetan así sufren aún la amargura desde sus padres, que dieron hiel al Señor como alimento, y todavía persisten en el vinagre que le dieron a beber; por eso no entienden que se cumple en ellos lo que sigue: Que su mesa se convierta para ellos en lazo, retribución y escándalo 23. Realmente ellos se volvieron amargos y avinagrados, al ofrecer hiel y vinagre al Pan vivo. ¿Cómo entonces entienden esto sobre lo cual se dijo allí: Que sean cegados sus ojos para que no vean 24, y ¿cómo van a estar derechos para que tengan arriba el corazón aquellos de quienes está predicho: Y dobla siempre su espalda? 25 Tampoco se han dicho estas cosas de todos, sino más bien de todos aquellos a quienes pertenecen las profecías. Ciertamente no se refieren estas profecías a los que de entre ellos creyeron entonces en Cristo, ni a los que creen hasta ahora y creerán después hasta el fin de los siglos, o sea, al verdadero Israel, que verá al Señor cara a cara. Porque ni todos los nacidos de Israel son israelitas ni todos los descendientes de Abrahán son hijos suyos, sino en Isaac, dice, será tu descendencia 26. Esto es, los hijos de la carne; ésos no son hijos de Dios, sino los hijos de la promesa son designados para la descendencia. Estos pertenecen a la Sión espiritual y a las ciudades de Judá, esto es, a las iglesias de las cuales dice el Apóstol: Era desconocido de cara para las Iglesias de Judea, que están con Cristo 27. Porque, como se pone poco después en el mismo Salmo: Dios salvará a Sión, y serán edificadas las ciudades de Judá. Y la habitarán y heredarán. La descendencia de sus siervos la poseerá y los que aman su nombre morarán en ella 28. Cuando los judíos escuchan esto lo entienden carnalmente, y piensan en la Jerusalén terrena, que es esclava con sus hijos, no en nuestra Madre eterna en los cielos 29.
También el título del salmo 79 profetiza el cambio. Testimonios más claroscontra los judíos del cambio que va a realizarse.


VI. 7. El salmo 79 va precedido con igual título: En defensa de las cosas que serán cambiadas. En ese salmo está escrito entre otras cosas: Observa desde el cielo, mira, y visita esta viña; y perfecciónala, porque la plantó tu diestra; y mira sobre el Hijo del hombre a quien fortaleciste para ti
30. Ella es la viña de la que se dice: Trasplantaste la viña de Egipto 31. En efecto, Cristo no plantó otra nueva, sino que, cuando vino, la cambió en mejor. Lo mismo se lee en el Evangelio: Perderá a los malos malamente y arrendará su viña a otros labradores 32. No dice: la arrancará y plantará otra viña, sino arrendará la misma viña a otros agricultores. La misma es, en verdad, la ciudad de Dios y la multitud de los hijos de la promesa en la sociedad de los santos, que se ha de completar por la muerte y sucesión de los mortales. Al final del siglo ha de recibir la inmortalidad debida en todos los reunidos. Esto de otro modo está indicado en otro salmo por el olivo fructífero cuando dice: Yo, como olivo fructífero en la casa de Dios, he esperado en la misericordia de Dios por siempre y por los siglos de los siglos 33. Ni pudo perecer la raíz de los Patriarcas y de los Profetas, porque están desgajados los infieles y los soberbios, como ramas infructuosas para que fuese injertado el acebuche de los gentiles, porque, como dice Isaías, aunque fuese el número de los hijos de Israel como la arena del mar, los restos se salvarán 34, pero por Aquel de quien se dice: y sobre el Hijo del hombre, a quien fortaleciste para ti; de quien se repite: sea tu mano sobre el varón de tu diestra, y sobre el Hijo del hombre, a quien fortaleciste para ti. Y no nos apartamos de ti 35. Por medio de este Hijo del hombre, o sea, Cristo Jesús, y con sus reliquias, esto es, los apóstoles y otros muchos israelitas que creyeron en Cristo-Dios, agregándose la plenitud de los gentiles, se completa la viña santa. Y con la remoción de los sacramentos antiguos y la institución de los nuevos queda cumplido el título del Salmo: En defensa de las cosas que serán cambiadas 36.

8. Todavía podemos proponerles testimonios más inconcusos, para que, tanto si los aceptan como si los rechazan, al menos los entiendan. Vendrán días, dice el Señor, y confirmaré sobre la casa de Jacob un testamento nuevo, no según el testamento que hice con sus padres el día en que tomó su mano para sacarlos de la tierra de Egipto
37. La predicción de este cambio, ciertamente, no está significada en los títulos de los Salmos, que pocos entienden, sino que está expresada por el pregón claro de la voz profética. Viene prometido abiertamente un testamento nuevo, no como el testamento hecho para el pueblo, cuando fue sacado de Egipto. Como en aquel Antiguo Testamento están mandadas estas cosas que no estamos obligados a observar nosotros que pertenecemos al Nuevo, ¿por qué no reconocen los judíos que ellos se han quedado anclados en la antigüedad superflua, en vez de echarnos en cara a nosotros, que poseemos las promesas nuevas, el que no cumplimos las antiguas? Porque, como está escrito en el Cantar de los Cantares, Ha llegado el día, huyan las tinieblas 38, que brille ya la significación espiritual y que calle ya la celebración carnal. El Dios de los dioses, el Señor, ha hablado, y ha llamado a la tierra desde el nacimiento del sol hasta su ocaso 39, ciertamente ha llamado al Testamento Nuevo a toda la tierra; pues a ella se le dice en otro Salmo: Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad al Señor toda la tierra 40. No como habló antes desde el monte Sinaí a un solo pueblo, al que llamó de Egipto el Dios de los dioses, sino que habló de modo que convoca a la tierra desde el oriente hasta el occidente. Si el judío quisiera entender esta manera de hablar, oiría esta llamada y sería a ellos a quienes se les dice en el mismo Salmo: Escucha, pueblo mío, y te hablaré Israel, y daré testimonio de ti, que yo, Dios, soy tu Dios. No te argüiré sobre tus sacrificios; pues tus holocaustos están siempre en mi presencia. No tomaré de tu casa becerros, ni machos cabríos de tus rebaños; porque todas las bestias de la selva son mías, los animales de los bosques y los bueyes; conozco todos los volátiles del cielo y la hermosura del campo está conmigo. Si tuviera hambre no te lo diría, porque es mío el orbe de la tierra y su plenitud. ¿Acaso voy a comer carne de toros o voy a beber sangre de machos cabríos? Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza y cumple tus plegarias al Altísimo. Invócame en el día de la tribulación, y yo te libraré y tú me glorificarás 41. Es cierto que también aquí está clara la sustitución de los sacrificios antiguos. En efecto, Dios ha pedido que Él no va a aceptar esos sacrificios, y a sus adoradores les indicó un sacrificio de alabanza. No porque esté esperando de nosotros la alabanza como un indigente, sino para velar por nosotros con ella para la salvación nuestra. Efectivamente, concluyó así el mismo Salmo: El sacrificio de alabanza me dará gloria, y allí está el camino donde yo le mostraré la salvación de Dios 42. ¿Qué es la salvación de Dios sino el Hijo de Dios, el Salvador del mundo; el Día-Hijo del Día-Padre, esto es, luz de luz, cuya venida ha revelado el Nuevo Testamento? Por eso cuando se dice también: Cantad al Señor un cántico nuevo; cantad al Señor toda la tierra. Cantad al Señor, bendecid su nombre, presenta a continuación al que va ser anunciado, y añade: Anunciad bien el Día del Día, que es su salvación 43. Pues el mismo sacerdote y víctima llevó a cabo el sacrificio de alabanza, otorgando el perdón de las malas obras y dando la gracia del bien obrar. Para esto, en efecto, los adoradores inmolan al Señor al sacrificio de alabanza, para que el que se gloría, que se gloríe en el Señor 44.
En defensa de las cosas que serán cambiadas.


VII. 9. Cuando los judíos escuchan todo esto responden con orgullo: Somos nosotros; esto se ha dicho de nosotros y para nosotros. Porque nosotros somos Israel, el pueblo de Dios. Nosotros nos reconocemos en las palabras del que grita: Escucha, pueblo mío, y te hablaré, Israel, y daré testimonio de ti
45. ¿Qué vamos a contestar a esto? Que conocemos ciertamente al Israel espiritual, de quien dice el Apóstol: Y a los que siguen esta regla, la paz y la misericordia sobre ellos, también sobre el Israel de Dios 46. Sabemos que este Israel es carnal, del cual el mismo Apóstol dice: Mirad al Israel según la carne 47. Pero esto no lo entienden ellos, y, por lo mismo, demuestran que ellos mismos son carnales. Permítannos hablar un poco como si estuviesen presentes: ¿No es así que vosotros pertenecéis a ese pueblo al que el Dios de los dioses ha llamado desde el nacimiento del sol hasta su ocaso? 48 ¿No fuisteis vosotros trasladados desde Egipto a la tierra de Canaán? Allí no fuisteis llamados desde el nacimiento del sol hasta su ocaso, sino que desde allí fuisteis dispersados hacia el oriente y el occidente. ¿Acaso no pertenecéis vosotros más bien a los enemigos de Aquel que dice en el Salmo: Mi Dios me ha dado a conocer en medio de mis enemigos, no los has de matar ni cuando se olviden de tu ley. Dispérsalos con tu poder? 49 He aquí que, sin olvidaros de la ley de Dios, sino propagándola para testimonio de los gentiles y para oprobio vuestro, sin advertirlo la proporcionáis al pueblo que ha sido llamado desde el oriente hasta el occidente. ¿Es que también lo vais a negar? Lo que ha sido profetizado con tanta autoridad, cumplido con tan gran evidencia, o no lo veis por vuestra mayor ceguera, o no lo confesáis por vuestro singular descaro. ¿Qué vais a responder a aquello que proclama el profeta Isaías: En los últimos tiempos se hará manifiesto el monte de la casa del Señor, dispuesto en la cúspide de los montes, y será exaltado sobre las colinas, y vendrán a Él todas las gentes, y dirán: Venid, subamos al monte del Señor y a la casa del Dios de Jacob, y nos anunciará el camino de la salvación, y entraremos en ella; porque de Sión saldrá la ley y de Jerusalén la palabra del Señor? 50 ¿También aquí vais a decir: Somos nosotros, porque habéis oído casa de Jacob y Sión y Jerusalén? ¡Como si nosotros negáramos que Cristo el Señor es de la descendencia de Jacob según la carne! Él está anunciado con la expresión: del monte preparado sobre la cúspide de los montes, porque su cumbre está por encima de todas las cumbres. O ¡como si negáramos que los apóstoles y las Iglesias de Judea, que después de la resurrección de Cristo han creído continuamente en Él, pertenecen a la casa de Jacob! O ¡como si no debiéramos entender espiritualmente por Jacob al mismo pueblo cristiano, el cual, siendo más joven que el pueblo de los judíos, sin embargo lo supera al crecer y lo suplanta: para que se cumpla lo que en figura fue profetizado de aquellos dos hermanos: Y el mayor servirá al menor! 51
Por otra parte, Sión y Jerusalén, aunque sean espiritualmente la Iglesia, son todavía un testimonio idóneo contra ellos, porque del lugar donde crucificaron a Cristo salió tanto la ley como la palabra del Señor para los gentiles. En efecto, la ley que les fue dada a ellos por medio de Moisés, de la que se enorgullecen con increíble insolencia y con la cual son mejor refutados, no se entiende que salió de Sión y Jerusalén, sino del monte Sinaí. Puesto que llegaron con la misma ley a la tierra de promisión, donde esta Sión, que se llama también Jerusalén después de cuarenta años. Luego no la recibieron allí o desde entonces. En cambio, el Evangelio de Cristo y la ley de la fe es cierto que proceden desde entonces. Como lo dijo también el mismo Señor, después que resucitó hablando a sus discípulos y demostrando que las profecías de las Palabras divinas están cumplidas en Él: Porque así está escrito y así fue conveniente que Cristo padeciera y que resucitara de entre los muertos al tercer día, y que se predique en su nombre la penitencia y el perdón de los pecados por todos los pueblos, comenzando desde Jerusalén
52. Oíd lo que profetizó Isaías cuando dice: Porque desde Sión saldrá la ley, y desde Jerusalén la palabra del Señor 53. En realidad, cuando el Espíritu Santo viene allí desde arriba según la promesa del Señor, llenó a aquellos que entonces encerraba una sola casa, e hizo que hablaran en las lenguas de todos los pueblos 54, y desde allí salieron a predicar el Evangelio para conocimiento de toda la tierra. Como aquella ley, que salió desde el monte Sinaí a los cincuenta días después de celebrar la Pascua, fue escrita por el dedo de Dios, que significa el Espíritu Santo, así esta ley, que salió desde Sión y Jerusalén, fue escrita no en las tablas de piedra, sino en las tablas del corazón de los santos evangelistas por el Espíritu Santo a los cincuenta días después de la Pascua verdadera de la pasión y resurrección de Cristo el Señor. En ese día fue enviado el Espíritu Santo, que antes había sido prometido.

10. Id ahora, oh israelitas, según la carne y no según el espíritu; id ahora a contradecir todavía a la verdad más evidente. Y cuando escucháis el Venid y subamos al monte del Señor y a la casa del Dios de Jacob
55, decid: Somos nosotros, para que obcecados choquéis contra el monte, en donde rota la crisma perdáis miserablemente la frente. Si de verdad queréis decir: Somos nosotros, decidlo allí cuando oís: Ha sido llevado a la muerte por las iniquidades de mi pueblo 56. Porque se habla aquí de Cristo, a quien vosotros en vuestros padres enviasteis a la muerte, y que fue llevado como una oveja al matadero 57; de modo que la Pascua, que celebráis en vuestra ignorancia, sin datos cuenta la cumplisteis plenamente con crueldad. Si de veras queréis decir: Somos nosotros, decidlo entonces cuando escucháis: Endurece el corazón de este pueblo, tapona sus oídos y ciega sus ojos 58. Decid entonces: Somos nosotros cuando oís: Todo el día he tendido mis manos al pueblo que cree y que me contradice 59. Decid entonces: Somos nosotros cuando escucháis: Que se cieguen sus ojos para que no vean, y encorva siempre sus espaldas 60. Daos por aludidos en todas estas y otras expresiones proféticas parecidas: Somos nosotros. Allí, pues, estáis vosotros sin duda alguna. Pero estáis ciegos de tal modo, que llegáis a decir que vosotros estáis allí donde no estáis y, en cambio, no os reconocéis allí donde estáis.
La reprobación de los judíos por Dios anunciada por medio de Isaías.
La piedra hecha cabeza de ángulo.


VIII. 11. Atended un poco a esto más evidente aún que voy a decir. Cierto que cuando oís hablar en favor de Israel, decís: Somos nosotros; y cuando lo oís en favor de Jacob, decís: Somos nosotros. Y si se os pide una razón, respondéis: Porque Jacob es también el mismo Israel, de cuyo Patriarca procedemos, y con toda justicia llevamos el nombre de nuestro padre. No os queremos despertar a vosotros, que dormís con profundo y pesado sueño para las cosas espirituales que no captáis, ni intentamos ahora persuadiros a vosotros, que estáis sordos y ciegos de oído y de vista espiritual, cómo deben ser entendidas espiritualmente estas palabras. Por supuesto, como vosotros confesáis y la lectura del libro del Génesis lo declara manifiestamente, que Jacob e Israel era un solo hombre
61, y, por supuesto, que la casa de Israel es la misma que la casa de Jacob, de la que os gloriáis. ¿Qué significa entonces lo que el mismísimo profeta, cuando ha predicho que un monte ha de ser preparado en la cúspide de los montes, al cual han de venir todos los pueblos, porque la ley y la palabra del Señor no va a salir del monte Sinaí para un solo pueblo, sino de Sión y Jerusalén también para todos los pueblos, como vemos que se ha cumplido clarísimamente en Cristo y en los cristianos? Y dice poco después: Y ahora tú, casa de Jacob, venid, caminemos a la luz del Señor. De cierto que diréis aquí, como de costumbre: Somos nosotros. Pero atended un poco a lo que sigue, para que, cuando os apropiáis lo que os gusta, oigáis también lo que os desagrada. Porque el profeta añade y dice: En verdad ha abandonado a su pueblo, a la casa de Israel. Decid, pues, ahora: Somos nosotros; reconoceos vosotros aquí, y perdonadnos a nosotros porque os lo hemos recordado. Pues si oís esto con gusto, os lo decimos para exhortación vuestra, y si los oís con indignación, para vuestro oprobio. No obstante, conviene que se diga, os guste o no os guste. Ahí tenéis, no a mí, sino al profeta a quien leéis, por medio del cual no podéis negar que ha hablado Dios; y a quien no podéis retirar la autoridad de las divinas Escrituras, como el Señor se lo ordenó, y como una trompeta levanta su voz 62, exclama con energía, y os increpa cuando dice: Y ahora tú, casa de Jacob, venid, caminemos a la luz del Señor 63. Matasteis a Cristo en vuestros padres. Durante tanto tiempo aún no habéis creído y habéis resistido 64, pero todavía no habéis perecido, porque aún vivís. Tenéis tiempo, pues, de hacer penitencia. ¡Venid ya! Desde hace mucho tiempo debisteis venir, pero venid también ahora. ¡Venid ya! Todavía no se le han terminado los días a quien no le ha llegado aún el último. Y si os creéis que siguiendo al Profeta, como casa de Jacob, vosotros camináis ya a la luz del Señor, mostrad a la casa de Israel que ha abandonado. Porque nosotros os demostramos a los dos: tanto a los que había recogido de esa casa, llamándolos, como a los que, permaneciendo allí, había abandonado. En efecto, llamó de allí no sólo a los apóstoles, sino también, después de la resurrección de Cristo, a un pueblo numeroso. Por lo cual ya he dicho más arriba: Y abandonó tanto a los que vosotros imitáis al no creer como a vosotros mismos que, imitándolos a ellos, permanecéis en la misma ruina. Y si sois vosotros aquellos a quienes ha llamado de entre ellos, ¿dónde están los que ha abandonado? Porque no podéis decir: no sé a qué otra gente ha abandonado, cuando el Profeta grita: Porque ha abandonado a su pueblo, a la casa de Israel 65. He ahí lo que sois, no lo que os gloriáis de ser vosotros.
Realmente ha abandonado también la viña, de la que esperó que diese uvas y dio espinos, y mandó a sus nubes que no lloviesen agua sobre ella. Incluso de allí llamó a aquellos a quienes dice: Juzgad entre mí y mi viña
66. De ellos también dice el Señor: Si yo arrojo los demonios con el poder de Belcebú, vuestros hijos ¿con qué poder los arrojan? Por eso ellos serán vuestros jueces 67. Al prometerles eso dice: Os sentaréis sobre doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel 68.
Así, pues, se sentará la casa de Jacob, que, una vez llamada, ha caminado en la luz del Señor para juzgar a la casa de Israel, esto es, a su pueblo, al que ha abandonado. ¿De qué modo, pues, según el mismo Profeta: La piedra que han desechado los constructores ha sido hecha cabeza de ángulo
69, sino porque al venir los pueblos de la circuncisión y del prepucio, como paredes de ángulo distinto, han sido unidos en un solo ángulo como en un ósculo de paz? Por eso dice el Apóstol: Él mismo es nuestra paz, el que ha hecho a los dos uno 70. Luego los que de la casa de Jacob e Israel han seguido al que llama, ésos son los que se han unido en una sola piedra angular y los que caminan en la luz del Señor. En cambio, a los que ha abandonado allí, ésos son los que edifican su ruina y que rechazaron la piedra angular.
El rechazo de los judíos, predicho más claramente por medio de Malaquías. El sacrificio de los cristianos se ofrece en todas partes en el cielo y en la tierra.



IX. 12. Finalmente, si os empeñáis, ¡oh judíos!, en retorcer las palabras proféticas según vuestro parecer en otro sentido, resistiendo al Hijo de Dios contra vuestra salvación; os repito, si queréis entender esas palabras de modo que sea el mismo pueblo la casa de Jacob y la de Israel, lo mismo la llamada que la abandonada. No llamada en unos y abandonada en otros, sino por eso llamada toda entera para que camine en la luz del Señor, ya que por ello había sido abandonada, porque no caminaba en la luz del Señor. O llamada ciertamente de tal modo en unos y abandonada en otros que, sin separación alguna de la mesa del Señor, y perteneciendo al sacrificio de Cristo, unos y otros estuviesen bajo los mismos sacramentos antiguos, a saber: tanto los que caminando en la luz del Señor han observado sus preceptos como los que despreciando la justicia merecieron que el Señor los abandonase. Si esto lo queréis entender así, ¿qué vais a decir y cómo vais a interpretar al otro Profeta que os recorta del todo esa palabra, cuando grita con meridiana claridad: No tengo mi complacencia entre vosotros, dice el Señor omnipotente, y no aceptaré un sacrificio de vuestras manos. Porque, desde el sol que nace al sol que muere, mi nombre se ha hecho famoso entre los pueblos, y en todo lugar se ofrece un sacrificio a mi nombre, sacrificio puro, porque es grande mi nombre entre los pueblos, dice el Señor omnipotente?
71 ¿Con qué derecho, en fin, reclamáis ante tanta evidencia? ¿Para qué os alabáis con tanto descaro para perecer más miserablemente en la mayor ruina? No tengo mi complacencia entre vosotros, dice, no un cualquiera, sino el Señor omnipotente. ¿Para qué os gloriáis tanto de la descendencia de Abrahán, vosotros, que en cuanto oís que se dice Jacob o Israel, o casa de Jacob y casa de Israel, en forma laudatoria, porfiáis que eso no puede decirse sino de vosotros? Cuando el Señor omnipotente dice: No está mi complacencia entre vosotros, y no aceptaré un sacrificio de vuestras manos. Ciertamente aquí no podéis negar que no sólo Él no acepta un sacrificio de vuestras manos, sino también que vosotros no se lo ofrecéis con vuestras manos. Pues uno solo es el lugar establecido por la ley del Señor, donde mandó que los sacrificios se ofreciesen por vuestras manos, fuera de cuyo lugar lo prohibió terminantemente.
Debido a que perdisteis ese lugar por vuestros méritos, tampoco os atrevéis a ofrecer en otros lugares el sacrificio que solamente allí era lícito ofrecer. Así se ha cumplido del todo lo que dice el Profeta: Y no aceptaré un sacrificio de vuestras manos. Realmente, si en la Jerusalén terrena os quedase el templo y el altar, podríais decir que esto se cumplía en aquellos malvados establecidos entre vosotros, cuyos sacrificios no acepta el Señor. Y que, en cambio, sí acepta los sacrificios de algunos de vosotros y entre vosotros que guardan los preceptos de Dios. Esto no hay por qué decirlo cuando no existe ni uno siquiera de vosotros que pueda ofrecer un sacrificio con sus manos según la ley que salió del monte Sinaí. Tampoco esto está predicho y cumplido de modo que la sentencia profética os permita responder: Que no ofrecemos carne con las manos, sino que ofrecemos alabanza con el co

13. Después de esto no vayáis a pensar que, al no ofrecerlo vosotros ni Él recibirlo de vuestras manos, ya no se ofrece a Dios un sacrificio. Ciertamente que no lo necesita Aquel que no tiene necesidad de ninguno de vuestros bienes. Sin embargo, porque no está sin un sacrificio, que es útil no a Él, sino a nosotros, añade y dice: Porque desde la salida del sol hasta el ocaso mi nombre se ha hecho célebre entre los pueblos, y en todo lugar se ofrece un sacrificio a mi nombre, un sacrificio puro; porque mi nombre es grande entre los pueblos, dice el Señor omnipotente
73. ¿Qué respondéis a esto? Abrid los ojos de una vez y ved que, desde el sol naciente hasta el poniente, no en un solo lugar, como a vosotros os fue establecido, sino en todo lugar es ofrecido el sacrificio de los cristianos; y no a un dios cualquiera, sino a Aquel que ha predicho eso, al Dios de Israel. Por lo cual también en otra parte dice a su Iglesia: Y el que te ha sacado, el mismo Dios de Israel, será invocado en la tierra entera 74.
Examinad las Escrituras en las cuales creéis que vosotros poseéis la vida eterna
75. En realidad, la tendríais si entendieseis en ellas a Cristo y lo aceptarais. Investigadlas, ellas dan testimonio de este sacrificio puro que se ofrece al Dios de Israel, no por una sola familia vuestra de cuyas manos ha predicho que no lo aceptará, sino por todos los pueblos que dicen: Venid, subamos al monte del Señor 76. Tampoco en un solo lugar, como os fue mandado a vosotros en la Jerusalén terrena, sino en todo lugar, hasta en la misma Jerusalén.
Tampoco según el orden de Aarón, sino según el orden de Melquisedec. Porque se ha dicho para Cristo, y sobre Cristo se ha profetizado con anticipación: El Señor lo ha jurado y no se arrepentirá. Tú eres sacerdote eternamente según el orden de Melquisedec
77. ¿Qué significa: Ha jurado el Señor, sino que lo ha afirmado con verdad inquebrantable? Y ¿qué es: No se arrepentirá, sino que este sacerdocio no lo cambiará por ningún motivo? Pues Dios no se arrepiente como el hombre, sino que hablamos del arrepentimiento de Dios cuando hay un cambio de algo, aun en lo establecido por Él. Así, pues, cuando dice: No se arrepentirá, tú eres sacerdote eternamente según el rito de Melquisedec, demuestra suficientemente que Él se ha arrepentido, esto es, que Él ha querido cambiar el sacerdocio que había establecido según el orden de Aarón. Como vemos cumplido en ambos casos. En efecto: por un lado, no hay sacerdocio de Aarón en templo alguno, y por otro, el sacerdocio de Cristo permanece eternamente en el cielo.
14. Por tanto, el Profeta os llama a esta luz del Señor cuando dice: Y ahora tú, casa de Jacob, venid, caminemos en la luz del Señor. Tú, casa de Jacob, a la que ha llamado y ha elegido. No Tú, a la que ha abandonado. Pues ha abandonado a su pueblo, a la casa de Israel
78. Quienesquiera que desde allí queráis venir, pertenecéis ya a esa a la que ha llamado; estaréis libres de aquella a la que ha abandonado. En efecto, la luz del Señor en la que caminan los pueblos es aquella de la cual dice el mismo Profeta: Te he puesto para luz de los pueblos, para que seas mi salvación hasta los confines de la tierra 79. ¿A quién dice esto sino a Cristo? ¿De quién se ha cumplido sino de Cristo? Tal luz no está en vosotros, de quienes repetidamente se ha dicho: Dios les ha dado espíritu de aturdimiento: ojos para que no vean y oídos para que no oigan hasta el día de hoy 80. No está, repito, en vosotros esta luz; por eso reprobáis con presuntuosa ceguera la piedra que ha sido construida en cabeza de ángulo.
Luego acercaos a Él y seréis iluminados
81; ¿qué es: Acercaos sino creer? ¿Adónde vais, pues, a acercaros a Él, siendo Él la piedra de la que el profeta Daniel dice que, creciendo, se ha hecho un monte tan grande que llena toda la superficie de la tierra 82? Del mismo modo, los pueblos que dicen: Venid, subamos al monte del Señor, no intentan tampoco caminar y llegar a lugar alguno. Donde están, allí suben, porque en todo lugar se ofrece un sacrificio según el orden de Melquisedec. Así, también otro profeta dice: Dios extermina a todos los dioses de los pueblos de la tierra, y le adoran cada uno desde su lugar 83. Cuando, pues, se os dice: Acercaos a Él, no se os dice: Preparad las naves o las acémilas y cargad con vuestras víctimas; caminad desde lo más lejano hasta el lugar donde Dios acepte los sacrificios de vuestra devoción, sino: Acercaos a Aquel de quien oís predicar; acercaos a Aquel que es glorificado ante vuestros ojos. No os cansaréis caminando, porque os acercáis allí donde creéis.
Con qué caridad han de ser invitados los judíos a la fe.



X. 15. Carísimos, ya escuchen esto los judíos con gusto o con indignación, nosotros, sin embargo, y hasta donde podamos, prediquémoslo con amor hacia ellos. De ninguna manera nos vayamos a gloriar soberbiamente contra las ramas desgajadas, sino más bien tenemos que pensar por gracia de quién, con cuánta misericordia y en qué raíz hemos sido injertados
84, para que no por saber altas cosas, sino por acercarnos a los humildes, les digamos, sin insultarlos con presunción, sino saltando de gozo con temblor 85: Venid, caminemos a la luz del Señor 86, porque su nombre es grande entre los pueblos 87. Si oyeren y escucharen, estarán entre aquellos a quienes se les dijo: Acercaos a Él y seréis iluminados. Y vuestros rostros no se ruborizarán 88. Si oyen y no obedecen, si ven y tienen envidia, están entre aquellos de quienes se ha dicho: El pecador verá y se irritará, rechinará con sus dientes y se consumirá de odio 89. Yo, en cambio, dice la Iglesia a Cristo, como olivo fructífero en la casa del Señor, he esperado en la misericordia de Dios eternamente y por los siglos de los siglos 90.


viernes, 12 de marzo de 2010

Pensamientos del Padre Pío de Pietrelcina


"Tu estudio y vigilancia estén orientadas a la rectitud de intención que debes tener al actuar y al combatir siempre, con valor y generosidad, las artes malignas del espíritu maligno."

"Nos conviene esforzarnos mucho para llegar a ser santos y para servir intensamente a Dios y al prójimo."

"Elevad una súplica especial por todos los que trabajan por la salvación de las almas."

"Los corazones fuertes y generosos no se afligen más que por graves motivos, e incluso estos motivos no logran penetrar en lo intimo de su ser."

"La vanagloria ha sido llamada con acierto por los santos carcoma de la santidad."

"Honra al Creador y no a la criatura."

"Expulsa de una vez por todas la perplejidad y las ansiedades y goza en paz de las dulcísimas penas del Amado."

"Es necesario cultivar con solidez estas dos virtudes: la dulzura con el prójimo y la santa humildad con Dios."

"Estoy seguro de que en tus plegarias no te olvidarás del que lleva la cruz por todos."


"Encomiendo vivamente a tus cuidados ese tu pobre corazón; intenta hacierlo cada día mas grato a nuestro dulcísimo Salvador."

"Hemos de suplicar a nuestro Señor el amor y el temor; porque aquél nos hará correr por los caminos del Señor; éste nos hará mirar donde ponemos el pie."


"Es necesario tener paciencia con vuestros defectos y sacar ventaja de los mismos por un santo abajamiento."

"Estáte atento para no caer nunca en el desánimo al verte rodeado de flaquezas espirituales."

"Es necesario amar, amar, amar y nada más!"

"Faltar con la caridad es como pecar contra la naturaleza."

"Escuchemos la voz de nuestra conciencia, la voz del profeta rey: 'Si escuchais hoy la voz del Señor, no cerréis vuestros oídos'."

"Haz la voluntad de Dios no sólo por la mañana sino también durante el día y por la tarde, con un espíritu tranquilo y alegre."

"Es necesario revestirse de gran prudencia cristiana."

"Humíllate mucho pero sin perder el ánimo."

"El miedo excesivo nos impide obrar con amor, y la excesiva confianza no nos deja ser conscientes y temer el peligro que debemos superar."

"El alma cristiana no deja pasar un solo día sin meditar la pasión de Jesucristo."

"Correspondamos también nosotros, que hemos sido regenerados en el santo bautismo, a la gracia de nuestra vocación a imitación de la Inmaculada, Madre nuestra."

"Busquemos servir al Señor con todo el corazón y con toda la voluntad."

"El miedo debe dar la mano a la confianza y deben caminar los dos juntos como dos hermanos. Hay que actuar siempre así, ya que, sí nos percatamos de tener miedo o de temer demasiado, entonces debemos recurrir a la confianza; y si confiamos en exceso, debemos, en cambio, tener un poco de temor, porque el amor tiende hacia el objeto amado, pero al avanzar es ciego, no ve; pero el santo temor le ofrece la luz."

"Dios me ve, digámonos con frecuencia; y al verme, también me juzga."

"Dios nos dará siempre mucho más de lo que merecemos."

"El alma puede y debe propagar la gloria de Dios y trabajar por la salvación de los hombres, llevando una vida cristiana, pidiendo incesantemente al Señor que 'venga su reino y que no nos deje caer en tentación y nos libre del mal'. Esto es lo que debe hacer también usted mismo ofreciéndose del todo y continuamente al Señor con este fin."

"Dios enriquece los humildes con sus dones."

"El demonio es como un perro rabioso atado a la cadena; no puede herir a nadie más allá de lo que le permite la cadena. Mantente, pues, lejos. Si te acercas demasiado, te atrapará."

"Dios mío, yo no deseo gozo mayor de mi fe, de mi esperanza y de mi caridad, que el poder decir sinceramente, aunque sea sin gusto y sin sentirlo, que ¡preferiría morir antes que abandonar estas virtudes!"

"El don sagrado de la oración lo tiene el Salvador en su mano derecha."

"El sufrimiento no es abandono, por tanto, todo esto, sino amor y amor muy especial que Dios te va demostrando."

"No te aflijas hasta el extremo de perder la paz interior."

"No te desanimes si no consigues hacerlo todo como deseas. Esfuérzate en hacer lo que tienes que hacer sin que nada te distraiga de ello. Y despreocúpate de si experimentas consuelo, aburrimiento o fastidio. Tu intención sea siempre recta."

"Para que se dé la imitación, es necesaria la meditación diaria y la reflexión frecuente sobre la vida de Jesús."

"¡Oh Dios, oh Dios!... no permitas que se pierda tu heredad."

"Procura no inquietar tu alma ante el triste espectáculo de la injusticia humana. Sobre esta injusticia verás un día el triunfo definitivo de la justicia de Dios."

"No puedo admitir y, como consecuencia, dispensarte de la meditación sólo porque te parezca que no sacas ningún provecho."

"Nuestro enemigo (el diablo), provocador de nuestros males, se hace fuerte con los débiles; pero con aquél que le hace frente con valentía resulta un cobarde."

"No se debe actuar con maneras violentas si no se quiere correr el riesgo de no conseguir nada."

"No nos dice el Espíritu Santo que, en la medida que el alma se acerca a Dios, debe prepararse para la prueba?"

"La oración es la mejor arma que tenemos; es una llave que abre el corazón de Dios."

"La paz se posesionará de nosotros y seremos felices y fuertes en la medida que, manteniendo un crecimiento en la vida espiritual y mortificándonos a nosotros mismos, hagamos que Cristo viva en nosotros."

"Meditad en la Palabra de Dios y ella tendrá el poder de transformar vuestras naturales inclinaciones en ascensiones puras y sublimes del espíritu."

"El sufrimiento no es castigo sino amor y amor delicadísimo."

"Cuando te encuentres cerca de Dios en la oración, ten presente tu realidad: háblale si puedes; y si no puedes, párate, hazte ver y no busques otras preocupaciones."

"Jesús llama a los pobres y sencillos pastores por medio de los ángeles para manifestarse a ellos. Llama a los sabios por medio de su misma ciencia. Y todos, movidos por la fuerza interna de su gracia, corren hacia él para adorarlo."



Tomado de www.padrepiogroup.org

domingo, 31 de enero de 2010

Sin el 666 nadie compre ni venda


La ungida gordita amiga de Bergoglio y su partido político están muy contentos: Han conseguido imponer su contraceptivismo anticristiano a la sociedad, a los trabajadores de comercios y a los que aún tienen objeción de conciencia para no plegarse a la barbarie sexual contemporánea y contumaz. Recordemos lo que nos espera en los tiempos finales: "Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente; y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre... Y su número es seiscientos sesenta y seis» (Apocalipsis 13, 16-18).


La Triste Noticia:

NOTIVIDA, Año X, Nº 650, 29 de enero de 2010

Ciudad Autónoma de Buenos Aires


OBLIGATORIO EXPENDIO DE PRESERVATIVOS

Serán pasibles de sanción los dueños de bares, confiterías, restaurantes, teatros, locales de baile, clubes de música en vivo u otro lugar habilitado para espectáculos públicos que no dispongan de preservativos en algún lugar del local (máquinas expendedoras, caja, boletería o administración). Otro avance totalitario que no prevé la objeción de conciencia para el dueño del comercio.

Por Mónica del Río

Se publicó ayer en el Boletín Oficial de la Ciudad de Buenos Aires la

Ley 3320
que obliga a los dueños de bares, confiterías, restaurantes, teatros, locales de baile, etc. a asegurar el expendio de preservativos en su local.

El proyecto del diputado de mandato cumplido Facundo Di Filippo (Coalición Cívica) había sido aprobado en la sesión del 26 de noviembre de 2009 con 43 votos afirmativos y ninguno negativo. Se abstuvieron los macristas Victoria Morales Gorleri, Diana Martínez Barrios y Oscar Zago.
Es responsabilidad del dueño del local “la provisión permanente de preservativos en máquinas expendedoras ubicadas en los baños de hombres y mujeres. En caso de no poseer máquinas expendedoras debe expender preservativos en la caja, boletería o administración del lugar y debe fijar un cartel claramente visible en los baños de hombres y mujeres donde indique el lugar en que se venden los preservativos dentro del local”.

Destaquemos que un comerciante no está obligado a tener stock de ningún producto, ni siquiera del que es objeto de su comercio. Puede faltar café en una cafetería o agua mineral en un bar, lo único que ahora no puede faltar son los condones.
Afirma Di Filipo en el proyecto que dio origen a la Ley (Exp. Nº 1630-D-2008) que la Ordenanza N° 51.189 ya disponía la obligatoriedad de instalar máquinas expendedoras de preservativos pero que habitualmente las máquinas no contenían preservativos.
Si el dueño del local no cumple con la norma será pasible de la sanción prevista en el artículo 1.2.4 del Régimen de Faltas de la Ciudad de Buenos Aires sobre Prevención de enfermedades transmisibles: “El/la que omita el cumplimiento de las normas relacionadas con la prevención de las enfermedades transmisibles … es sancionado/a con multa de $ 500 a $ 10.000 y/o clausura y/o inhabilitación”.
La ley no prevé la objeción de conciencia para el dueño de un bar que estime que la promoción masiva e indiscriminada del preservativo banaliza la sexualidad o para el propietario de un local de comidas rápidas que no quiera alentar el
sexo express.

martes, 8 de diciembre de 2009

Virgen Inmaculada



Virgen Inmaculada

Fragancia dulce puridad venusta
límpida y santa es la inviolada y pura
la Inmaculada Concepción que augura
al Divino Niño que al dragón asusta.

Cendido prado que al dolor se ajusta
que alta abaja su incólume figura
para como más noble criatura
ser dócil a la Voluntad Augusta.

Casta floresta sin ninguna broza
hecha a medida para el Salvador
que formó y formose en morada hermosa:

Hazme humilde devoto y temedor
de ofenderte y cavar mi propia fosa.
¡Salve María Madre del Amor!


P.L.

.

.

.

.

Fuente: http://pedrolanzia.blogspot.com/

lunes, 7 de diciembre de 2009

...Para Conversión!



"Para convertir al pecador quiero, en efecto, entrar por su puerta, con tal que él salga por la mía"


San Francisco Javier

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Los Motivos del Lobo


LOS MOTIVOS DEL LOBO

El varón que tiene corazón de lis,
alma de querube, lengua celestial,
el mínimo y dulce Francisco de Asís,
está con un rudo y torvo animal,
bestia temerosa, de sangre y de robo,
las fauces de furia, los ojos de mal:
¡el lobo de Gubbia, el terrible lobo!
Rabioso, ha asolado los alrededores;
cruel, ha deshecho todos los rebaños;
devoró corderos, devoró pastores,
y son incontables sus muertos y daños.

Fuertes cazadores armados de hierros
fueron destrozados. Los duros colmillos
dieron cuenta de los más bravos perros,
como de cabritos y de corderillos.

Francisco salió:
al lobo buscó
en su madriguera.
Cerca de la cueva encontró a la fiera
enorme, que al verle se lanzó feroz
contra él. Francisco, con su dulce voz,
alzando la mano,
al lobo furioso dijo: "¡Paz, hermano
lobo!" El animal
contempló al varón de tosco sayal;
dejó su aire arisco,
cerró las abiertas fauces agresivas,
y dijo: "!Está bien, hermano Francisco!"
"¡Cómo! exclamó el santo. ¿Es ley que tú vivas
de horror y de muerte?
¿La sangre que vierte
tu hocico diabólico, el duelo y espanto
que esparces, el llanto
de los campesinos, el grito, el dolor
de tanta criatura de Nuestro Señor,
no han de contener tu encono infernal?
¿Vienes del infierno?
¿Te ha infundido acaso su rencor eterno
Luzbel o Belial?"

Y el gran lobo, humilde: "¡Es duro el invierno,
y es horrible el hambre! En el bosque helado
no hallé qué comer; y busqué el ganado,
y en veces comí ganado y pastor.
¿La sangre? Yo vi más de un cazador
sobre su caballo, llevando el azor
al puño; o correr tras el jabalí,
el oso o el ciervo; y a más de uno vi
mancharse de sangre, herir, torturar,
de las roncas trompas al sordo clamor,
a los animales de Nuestro Señor.
¡Y no era por hambre, que iban a cazar!"

Francisco responde: "En el hombre existe
mala levadura.
Cuando nace, viene con pecado. Es triste.
Mas el alma simple de la bestia es pura.
Tú vas a tener
desde hoy qué comer.
Dejarás en paz
rebaños y gente en este país.
¡Que Dios melifique tu ser montaraz!"

"Esta bien, hermano Francisco de Asís."
"Ante el Señor, que toda ata y desata,
en fe de promesa tiéndeme la pata."
El lobo tendió la pata al hermano
de Asís, que a su vez le alargó la mano.

Fueron a la aldea. La gente veía
y lo que miraba casi no creía.
Tras el religioso iba el lobo fiero,
y, bajo la testa, quieto le seguía
como un can de casa, o como un cordero.

Francisco llamó la gente a la plaza
y allí predicó.
Y dijo: "He aquí una amable caza.
El hermano lobo se viene conmigo;
me juró no ser ya vuestro enemigo,
y no repetir su ataque sangriento.
Vosotros, en cambio, daréis su alimento
a la pobre bestia de Dios." "¡Así sea!",
Contestó la gente toda de la aldea.
Y luego, en señal
de contentamiento,
movió la testa y cola el buen animal,
y entró con Francisco de Asís al convento.

Algún tiempo estuvo el lobo tranquilo
en el santo asilo.
Sus bastas orejas los salmos oían
y los claros ojos se le humedecían.
Aprendió mil gracias y hacía mil juegos
cuando a la cocina iba con los legos.
Y cuando Francisco su oración hacía,
el lobo las pobres sandalias lamía.
Salía a la calle,
iba por el monte, descendía al valle,
entraba a las casas y le daban algo
de comer. Mirábanle como a un manso galgo.

Un día, Francisco se ausentó. Y el lobo
dulce, el lobo manso y bueno, el lobo probo,
desapareció, tornó a la montaña,
y recomenzaron su aullido y su saña.

Otra vez sintióse el temor, la alarma,
entre los vecinos y entre los pastores;
colmaba el espanto en los alrededores,
de nada servían el valor y el arma,
pues la bestia fiera
no dio treguas a su furor jamás,
como si estuviera
fuegos de Moloch y de Satanás.

Cuando volvió al pueblo el divino santo,
todos los buscaron con quejas y llanto,
y con mil querellas dieron testimonio
de lo que sufrían y perdían tanto
por aquel infame lobo del demonio.

Francisco de Asís se puso severo.
Se fue a la montaña
a buscar al falso lobo carnicero.
Y junto a su cueva halló a la alimaña.

"En nombre del Padre del sacro universo,
conjúrote dijo, ¡oh lobo perverso!,
a que me respondas: ¿Por qué has vuelto al mal?
Contesta. Te escucho."

Como en sorda lucha, habló el animal,
la boca espumosa y el ojo fatal:

"Hermano Francisco, no te acerques mucho...
Yo estaba tranquilo allá en el convento;
al pueblo salía,
y si algo me daban estaba contento
y manso comía.
Mas empecé a ver que en todas las casas
estaban la Envidia, la Saña, la Ira,
y en todos los rostros ardían las brasas
de odio, de lujuria, de infamia y mentira.
Hermanos a hermanos hacían la guerra,
perdían los débiles, ganaban los malos,
hembra y macho eran como perro y perra,
y un buen día todos me dieron de palos.

Me vieron humilde, lamía las manos
y los pies. Seguía tus sagradas leyes,
todas las criaturas eran mis hermanos:
los hermanos hombres, los hermanos bueyes,
hermanas estrellas y hermanos gusanos.
Y así, me apalearon y me echaron fuera.
Y su risa fue como un agua hirviente,
y entre mis entrañas revivió la fiera,
y me sentí lobo malo de repente;
mas siempre mejor que esa mala gente.
Y recomencé a luchar aquí,
a me defender y a me alimentar.
Como el oso hace, como el jabalí,
que para vivir tienen que matar.
Déjame en el monte, déjame en el risco,
déjame existir en mi libertad,
vete a tu convento, hermano Francisco,
sigue tu camino y tu santidad."

El santo de Asís no le dijo nada.
Le miró con una profunda mirada,
y partió con lágrimas y con desconsuelos,
y habló al Dios eterno con su corazón.
El viento del bosque llevó su oración,
que era: "Padre nuestro, que estás en los cielos..."
.
Rubén Darío

martes, 17 de noviembre de 2009

El Cristianismo muestra la invalidez del judaísmo




El Señor por medio de todos sus profetas ha puesto de manifiesto que no tiene necesidad ni de sacrificios ni de holocaustos ni de ofrendas, diciendo en cierta ocasión: «¿Qué se me da a mí de la multitud de vuestros sacrificios? —dice el Señor—. Estoy harto de holocaustos, y no quiero la grasa de vuestros corderos ni la sangre de vuestros toros y machos cabríos... No soporto vuestros novilunios y vuestros sábados» (Is 1, 11ss). El Señor invalidó todo esto a fin de que la nueva ley de nuestro Señor Jesucristo, que no está sometida al yugo de la necesidad, tuviera una ofrenda no hecha por mano de hombre. Dioe, en efecto, en otro lugar: «¿Acaso fui yo el que mandé a vuestros padres cuando salían de la tierra de Egipto que me ofrecieran holocaustos y sacrificios? Más bien lo que les mandé fue que ninguno guardara en su corazón rencor maligno contra su prójimo y que no fuerais amantes del perjurio» (cf. Jer 7, 22; Zac 8, 17; 7, 10). No hemos de ser, pues, insensatos, sino comprender la sentencia de bondad de nuestro Padre, que nos habla manifestando que no quiere que nosotros, extraviados como aquellos, busquemos todavía cómo acercarnos a él... En otra ocasión les dice a este respecto: «¿Para qué me ayunáis—dice el Señor—de modo que en este día sólo se oye la gritería de vuestras voces? No es este el ayuno que yo prefiero, dice el Señor, no es la humillación del alma del hombre. Ni aun cuando doblarais vuestro cuello como un aro, os vistierais de saco y os revolcarais en la ceniza, ni aun así penséis que vuestro ayuno es aceptable» (Is 58, 4-5). A nosotros empero nos dice: «He aquí el ayuno que yo prefiero—dice el Señor—: Desata toda atadura de iniquidad, disolved las cuerdas de los contratos por la fuerza, deja a los oprimidos en libertad y rompe toda escritura injusta. Comparte tu pan con el hambriento, y si ves a uno desnudo, vístele. Acoge en tu casa a los sin techo, y si ves a uno humillado no le desprecies, siendo de tu propio linaje y de tu propia sangre... Entonces clamarás, y Dios te oirá, y cuando la palabra está todavía en tu boca te dirá: Aquí estoy, con tal de que arrojes de ti la atadura, y la mano levantada, y la palabra de murmuración. y des con toda tu alma el pan al hambriento y tengas compasión del alma humillada» (Is 58, 6-10). Hermanos, viendo de antemano el Señor magnánimo que su pueblo, que él se había preparado en su Amado, había de creer con sencillez, nos manifestó por anticipado todas estas cosas, para que no fuéramos a estrellarnos, como prosélitos, en la ley de aquellos 3.
...No os asemejéis a ciertos hombres que no hacen sino amontonar pecados, diciéndoos que la alianza es tanto de ellos como vuestra. Porque es nuestra, pero aquellos, después de haberla recibido de Moisés, la perdieron absolutamente... Volviéndose a los ídolos la destruyeron, pues dice el Señor: «Moisés, Moisés, baja a toda prisa, porque mi pueblo, a quien saqué yo de Egipto, ha prevaricado» (cf. ÉX 32, 7; 3, 4; Dt 9, 12). Y cuando Moisés lo comprobó, arrojó de sus manos las dos tablas, y se rompió su alianza, para que la de su amado Jesucristo fuera sellada en nuestro corazón con la esperanza de la fe en él 4.
En cuanto a la circuncisión, en la que ellos ponen su confianza no tiene valor alguno. Porque el Señor ordenó la circuncisión, pero no de la carne. Pero ellos transgredieron el mandato porque el ángel malo los enredó. Díteles a ellos el Señor: aEsto dice el Señor vuestro Dios: no sembréis sobre las espinas, circuncidaos para vuestro Señor» (Jer 4, 3). Además, ¿qué quiere decir: «Circuncidad la dureza de vuestro corazón, y no endurezcáis vuestra cerviz»? Y en otro lugar dice: «...Todas las naciones son incircuncisaS en su prepucio, pero este pueblo tiene incircunciso el corazón» (Jer 9, 25). Objetarás: La circuncision es en este pueblo como un sello. Pero te contestaré que también los sirios y los árabes y todos los sacerdotes de los ídolos se circuncidan... 5
Nuestra salvación en Cristo El Señor soportó que su carne fuera entregada a la destrucción para que fuéramos nosotros purificados con la remisión de los pecados, que alcanzamos con la aspersión de su sangre. Sobre esto está escrito aquello que se refiere en parte a Israel y en parte a nosotros, y dice: «Fue herido por nuestras iniquidades y quebrantado por nuestros pecados: con sus heridas hemos sido sanados. Fue llevado como oveja al matadero y como cordero estuvo mudo delante del que le trasquila» (Is 53, 5-7). Por esto hemos de dar sobremanera gracias al Señor, porque nos dio a conocer lo pasado, nos instruyó en lo presente y no nos ha dejado sin inteligencia de lo por venir... Por esto justamente se perderá el hombre que, teniendo conocimiento del camino de la justicia, se precipita a si mismo por el camino de las tinieblas. Y hay más, hermanos míos: el Señor soportó el padecer por nuestra vida, siendo como es Señor de todo el universo, a quien dijo Dios desde la constitución del mundo: «Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza» (Gén 1, 26). ¿Cómo soportó el padecer por mano de hombres? Aprendedlo: los profetas profetizaron acerca de él, habiendo recibido de él este don: ahora bien, él, para aniquilar la muerte y mostrar la resurrección de entre los muertos, soportó la pasión, pues convenía que se manifestara su condición carnal. Así cumplió la promesa hecha a los padres, y se preparó para sí un pueblo nuevo, mostrando, mientras vivía sobre la tierra, que él había de juzgar una vez que haya realizado la resurrección. En fin, predicó enseñando a Israel y haciendo grandes prodigios y señales, con lo que mostró su extraordinario amor. Se escogió a sus propios apóstoles, que tenían que predicar el Evangelio, los cuales eran pecadores con toda suerte de pecados, mostrando así que «no vino para llamar a los justos, sino a los pecadores» (Mt 9, 13): y entonces les manifestó que era Hijo de Dios. Porque, en efecto, si no hubiera venido en la carne. los hombres no hubieran podido salvarse viéndole a él, ya que ni siquiera son capaces de tener sus ojos fijos en el sol, a causa de sus rayos, el cual está destinado a perecer y es obra de sus manos. En suma, para esto vino el Hijo de Dios en la carne, para que llegase a su colmo la consumación de los pecados de los que persiguieron a muerte a sus profetas: por esto soportó la pasión...


Epístola de Bernabé, 2-5 (70-130)

domingo, 1 de noviembre de 2009

La vocación de los Elegidos


LA VOCACIÓN PROPIA DE LOS ELEGIDOS

Procuremos entender bien esta vocación, con que son llamados los elegidos; no que sean elegidos porque antes creyeron, sino que son elegidos para que lleguen a creer. El mismo Jesucristo nos declara esta vocación cuando dice: No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros. [1] Porque si hubieran sido elegidos por haber creído ellos antes, entonces le hubieran elegido ellos a Él primeramente al creer en Él, para merecer que Él les eligiese después a ellos. Lo cual reprueba absolutamente el que dice: No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros.
Sin duda que ellos le eligieron también a Él cuando en Él creyeron. Pues si dice: No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, no lo dice por otra razón sino porque no lo eligieron ellos a Él para que El les eligiese a ellos, sino que Él les eligió a ellos para que ellos le eligiesen a Él; porque les previno con su misericordia según su gracia y no según deuda. Les sacó, sí, del mundo cuando aún vivía El en el mundo, pero ya les había elegido en sí mismo antes de la creación del mundo. Tal es la inconmutable verdad de la predestinación y de la gracia. ¿Acaso no es esto lo que dice el
Apóstol: Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo? [2] Porque si verdaderamente se ha dicho que Dios conoció en su presciencia a los que habían de creer, no porque Él habría de hacer que creyesen, en tal caso contra esta prescienca hablaría el mismo Jesucristo cuando dice: No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, pues resultaría más bien cierto que Dios conoció en su presciencia que ellos habían de elegirle a Él para merecer que Él les eligiese a ellos.
Así, pues, han sido elegidos desde antes de la creación del mundo con aquella predestinación por la cual Dios conoce en su presciencia todas sus obras futuras y son sacados del mundo con aquella vocación por la cual cumple Dios todo lo que Él mismo ha predestinado. Pues a los que predestinó, a ésos los llamó; los llamó, sí, con aquella vocación que es conforme a su designio. No llamó, por tanto, a los demás; sino a los que predestinó, a ésos los llamó; y no a los demás, sino a los que llamó, a ésos los justificó; y no a los demás, sino a los que predestinó, llamó y justificó, a ésos los glorificó con la posesión de aquel fin que no tendrá fin.
Es Dios, por tanto, quien eligió a los creyentes, esto es, para que lo fuesen, no porque ya lo eran. Y así dice el apóstol Santiago:¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman? [3] En virtud de su elección, por tanto, hace ricos en la fe lo mismo que herederos del reino. Con toda verdad se dice, pues, que Dios elige en los que creen aquello para lo cual los eligió de antemano, realizándolo en ellos mismos. Por eso, yo exhorto a todos a escuchar la palabra del Señor cuando dice: No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros. ¿Quién oyéndola se atreverá a decir que los hombres creen para ser elegidos, siendo así que más bien son elegidos pata que lleguen a creer?; no sea que, contra la sentencia de la misma Verdad, se diga que han elegido primeramente a Cristo aquellos a quienes dice el mismo Cristo: No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros.


San Agustín (De la Presedtinación de los Santos)

viernes, 4 de septiembre de 2009

Cuando se piensa


Cuando se piensa que ni la Santísima Virgen puede hacer lo que un sacerdote.

Cuando se piensa que ni los ángeles ni los arcángeles, ni Miguel ni Gabriel ni Rafael, ni príncipe alguno de aquellos que vencieron a Lucifer pueden hacer lo que un sacerdote.

Cuando se piensa que Nuestro Señor Jesucristo en la última Cena realizó un milagro más grande que la creación del Universo con todos sus esplendores y fue el convertir el pan y el vino en su Cuerpo y su Sangre para alimentar al mundo, y que este portento, ante el cual se arrodillan los ángeles y los hombres, puede repetirlo cada día un sacerdote.

Cuando se piensa en el otro milagro que solamente un sacerdote puede realizar: perdonar los pecados y que lo que él ata en el fondo de su humilde confesionario, Dios obligado por su propia palabra, lo ata en el cielo, y lo que él desata, en el mismo instante lo desata Dios.

Cuando se piensa que la humanidad se ha redimido y que el mundo subsiste porque hay hombres y mujeres que se alimentan cada día de ese Cuerpo y de esa Sangre redentora que sólo un sacerdote puede realizar.

Cuando se piensa que el mundo moriría de la peor hambre si llegara a faltarle ese poquito de pan y ese poquito de vino.

Cuando se piensa que eso puede ocurrir, porque están faltando las vocaciones sacerdotales; y que cuando eso ocurra se conmoverán los cielos y estallará la Tierra, como si la mano de Dios hubiera dejado de sostenerla; y las gentes gritarán de hambre y de angustia, y pedirán ese pan, y no habrá quien se los dé; y pedirán la absolución de sus culpas, y no habrá quien las absuelva, y morirán con los ojos abiertos por el mayor de los espantos.

Cuando se piensa que un sacerdote hace más falta que un rey, más que un militar, más que un banquero, más que un médico, más que un maestro, porque él puede reemplazar a todos y ninguno puede reemplazarlo a él.

Cuando se piensa que un sacerdote cuando celebra en el altar tiene una dignidad infinitamente mayor que un rey; y que no es ni un símbolo, ni siquiera un embajador de Cristo, sino que es Cristo mismo que está allí repitiendo el mayor milagro de Dios.

Cuando se piensa todo esto, uno comprende la inmensa necesidad de fomentar las vocaciones sacerdotales.

Uno comprende el afán con que en tiempos antiguos, cada familia ansiaba que de su seno brotase, como una vara de nardo, una vocación sacerdotal.

Uno comprende el inmenso respeto que los pueblos tenían por los sacerdotes, lo que se refleja en las leyes.

Uno comprende que el peor crimen que puede cometer alguien es impedir o desalentar una vocación.

Uno comprende que provocar una apostasía es ser como Judas y vender a Cristo de nuevo.

Uno comprende que si un padre o una madre obstruyen la vocación sacerdotal de un hijo, es como si renunciaran a un título de nobleza incomparable.

Uno comprende que más que una Iglesia, y más que una escuela, y más que un hospital, es un seminario o un noviciado.

Uno comprende que dar para construir o mantener un seminario o un noviciado es multiplicar los nacimientos del Redentor.

Uno comprende que dar para costear los estudios de un joven seminarista o de un novicio, es allanar el camino por donde ha de llegar al altar un hombre que durante media hora, cada día, será mucho más que todas las dignidades de la tierra y que todos los santos del cielo, pues será Cristo mismo, sacrificando su Cuerpo y su Sangre, para alimentar al mundo.


Gustavo Martínez Zuviría / HUGO WAST
.
.
Pintura: "La Comunión de los Apóstoles" del Beato Fray Angélico

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...