DOMINGO DE RAMOS
I "Cum venisset Bethphage" ("Al llegar a Bétfage" Mateo XXI,): Quiere ser recibido con pompa y alegría para mostrar la que tiene en morir por el hombre, y que este es el día de su desposorio. Consideración capaz de llenar nuestro corazón de sentimientos de gratitud y de amor.
II "Cum venisset": Viene en alas de su amor, que es fuego, y le lleva tan aprisa, que en pocas horas le hizo cumplir lo tratado en cinco mil años.
III "Qui praecedebant... Hosanna Filio David: Benedictus" ("Los que precedían... Hosanna al Hijo de David: Bendito"): Viene a morir, y conviene que se averigüe la causa de su muerte, y que es verdadero Mesías: para esto dispone que le aclamen y bendigan cumpliéndose muchas profecías.
¡Oh hombre!, repito; mira lo que costó el remedio de tu alma a Jesucristo, y verás cuánto sentirá su perdición. Cuando el profeta Jonás instaba al Señor para que destruyese a los ninivitas, dispuso Dios que se le secase una yedra a cuya sombra pasaba la siesta, defendido de los ardores del sol. Se quejó agriamente el profeta de esta falta, y le habla el Señor de esta manera: "¿Te enojas porque se perdió esa planta que ni era tuya, ni tú la sembraste, ni regaste, ni diste por su conservación y aumento un solo paso; y no quieres que yo sienta la perdición de tan innumerables almas como las que habitan en Nínive, siendo todas obra mía y hechura de mis manos?" (Jonás 4). ¿Con cuánta más razón puede decir esto el Señor de nuestras almas por las que ha hecho tan nuevas e inauditas finezas y misericordias? ¡Oh alma, por ti di cuanto tenia, y sufrí innumerables penas y aflicciones: Cuánto me duele tu pérdida!
Si tan costosa le fue a Jesucristo nuestra redención,
cuánto sentirá la pérdida de un alma
¡Oh hombre!, repito; mira lo que costó el remedio de tu alma a Jesucristo, y verás cuánto sentirá su perdición. Cuando el profeta Jonás instaba al Señor para que destruyese a los ninivitas, dispuso Dios que se le secase una yedra a cuya sombra pasaba la siesta, defendido de los ardores del sol. Se quejó agriamente el profeta de esta falta, y le habla el Señor de esta manera: "¿Te enojas porque se perdió esa planta que ni era tuya, ni tú la sembraste, ni regaste, ni diste por su conservación y aumento un solo paso; y no quieres que yo sienta la perdición de tan innumerables almas como las que habitan en Nínive, siendo todas obra mía y hechura de mis manos?" (Jonás 4). ¿Con cuánta más razón puede decir esto el Señor de nuestras almas por las que ha hecho tan nuevas e inauditas finezas y misericordias? ¡Oh alma, por ti di cuanto tenia, y sufrí innumerables penas y aflicciones: Cuánto me duele tu pérdida!
Fuente: "Discursos Predicables", Msr. Gerónimo Bautista de Lanuza OP, 1803
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