sábado, 30 de abril de 2016

Visión de Santa Catalina sobre el Bautismo de Sangre


Capítulo XI

Cómo los imperfectos quieren seguir solamente al Padre, pero los perfectos al Hijo; y de una visión que tuvo esta alma devota, en la cual se refieren varios Bautismos y de algunas otras cosas útiles y excelentes.


Te he dicho que salen afuera, lo cual es señal de que se levantaron de la imperfección y llegaron a la perfección. Abre los ojos de tu entendimiento y míralos correr por el puente de la doctrina de Cristo crucificado, el cual es vuestra regla, camino y doctrina. No se proponen otra cosa ante los ojos de su entendimiento que a Cristo crucificado. No se proponen a Mí, que soy el Padre, como lo hace el que está en el amor imperfecto, el cual no quiere padecer penas, y porque en Mí no puede haberlas, desean el contentamiento que en Mí hallan, y por eso digo que siguen en Mí, no a Mí; esto es el deleite que hay en Mí, no a Mí mismo. No proceden así estos (los que quieren la perfección), sino que como embriagados y encendidos en amor subieron estos tres escalones generales, que signifiqué en las tres potencias del alma, y los tres actuales, que te manifesté en el cuerpo de Cristo crucificado, mi Unigénito Hijo. Habiendo subido a los pies con los del afecto, llega al costado, en donde halló el secreto del corazón y conoció el Bautismo del agua, el cual tiene virtud en la sangre, en donde halló gracia en el santo Bautismo, dispuesto el vaso del alma a recibir la gracia unida y enlazada con la sangre. 

¿En dónde conoció esta dignidad de verse unida y enlazada con la sangre del Cordero, recibiendo el santo Bautismo en virtud de la sangre? En el costado, donde conoció el fuego de la Divina Caridad. Así te lo manifestó mi Verdad cuando la preguntaste, diciendo: "Dulce e inmaculado Cordero, ya habías muerto cuando te abrieron el costado, ¿por qué, pues, quisiste ser herido y partido el corazón?" 

Y Él te respondió que por muchos motivos había sucedido esto, y te diré uno de los principales, y fue porque mi deseo para con el linaje humano era infinito, y el acto de sufrir penas y tormentos era limitado y finito; y por cuanto en cosa finita no podía mostrar el amor infinito, por tanto quiso que vieseis el secreto del corazón mostrándoosle abierto, para que vieseis que más amaba de lo que manifestaba por una pena finita. Derramando sangre y agua os mostré el santo Bautismo, el cual recibisteis en virtud de la sangre y, sin embargo, derramaba sangre y agua. Manifestaba también el Bautismo de sangre de dos maneras, uno en aquellos que son bautizados en su sangre vertida por Mí, el cual tiene virtud por mi sangre, no pudiendo ellos ser bautizados. Algunos otros se bautizan con fuego, deseando el Bautismo con afecto de amor, y no lo pueden tener. Mas no hay Bautismo de fuego sin sangre, porque la sangre está enlazada y unida con el fuego de la Divina caridad, porque fue vertida por amor.

También recibe el alma de otra manera este Bautismo de sangre, hablando figuradamente, y esto proveyó la caridad Divina porque, conociendo la flaqueza y debilidad del hombre, éste me ofende por ella, no que sea precisado, ni ningún otro motivo le induzca a la culpa, si él no quiere; mas cae como frágil en pecado mortal, por el cual pierde la gracia que recibió en el santo Bautismo en virtud de la sangre, por tanto fue precisado que la caridad Divina dejase el Bautismo continuo de la sangre, el cual se recibe con la contrición del corazón y con la confesión, confesándose cuando pueda con mis Ministros, que tienen las llaves de la sangre, la cual derraman sobre el alma; y no pudiendo confesarse basta la contrición del corazón. Entonces mi clemencia os da el fruto de esta preciosa sangre; pero pudiendo confesaros, quiero que lo hagáis, y el que pueda confesarse y no quiera, será privado del fruto de la sangre. Es sin embargo cierto que al fin de la vida, si quisiere confesarse. aunque no pueda, todavía recibirá el dicho fruto de la sangre; pero no haya alguno tan necio que con esta esperanza espere a la hora de la muerte para arreglar su vida, pues no está seguro de que por su obstinación no le diga mi justicia Divina: Ya que tú no te acordaste de mí en el tiempo de tu vida cuando podías, yo también me olvidaré de ti en la hora de la muerte. Así que nadie debe fiarse, y si por culpa suya se ha descuidado, no debe dilatar este Bautismo a la última hora con la esperanza de esta sangre. 

Ya ves que es continuo este Bautismo con que debe bautizarse el alma, pues puedes conocer en él que la pena de la cruz fue finita, pero el fruto de la pena que por Mí habéis recibido, es infinito; porque fue en virtud de la naturaleza Divina, que es infinita, unida con la humana, la cual sufrió la pena en el Verbo, vestido de vuestra humanidad. Mas porque está una naturaleza unida y enlazada con la otra, por eso la Deidad eterna trajo a sí la pena que yo padecí con tan encendido amor, y por tanto puede esta operación llamarse infinita, no porque lo sea la pena que yo padecí, ni la actual del cuerpo, ni la del deseo, que yo tenía de redimiros, pues terminó en la cruz cuando espiré, sino el fruto que dimanó de la pena y deseo de vuestra salud, que es infinito, y por tanto lo recibisteis infinitamente, porque si no hubiera sido infinito, no hubiera sido restituido a la gracia todo el linaje humano, pasados, presentes y venideros: Ni el hombre cuando peca pudiera levantarse, si no fuese infinito este Bautismo de sangre, esto es, si el fruto de la sangre no fuese infinito. Esto os manifesté en la llaga del costado de mi Hijo, donde puedes hallar los secretos del corazón, manifestando que os ama más de lo que puede manifestar con una pena finita. Te he manifestado ser este fruto infinito. ¿Con qué? Con el Bautismo de sangre unida a mi ardiente caridad, derramada por amor. Y en el Bautismo general dado a los cristianos, y a cualquiera que lo reciba del agua unida con la sangre y con el fuego, en donde el alma se hace una misma cosa con mi sangre, y para dároslo a entender, quise que del costado saliese sangre y agua. Te he respondido a lo que me preguntabas.



Diálogos de Santa Catalina de Sena, Gerónimo de Gigli, 1797

2 comentarios:

Hector Adrian dijo...

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo

Hola al revisar directamente la obra el Dialogo de Santa Catalina me tope con que la cita que hace este autor de 1790(la publicada en el post), añadiendo la supuesta revelación por parte de Dios Padre de la existencia del bautismo de deseo y sangre no concuerda con la de la obra original de Santa Catalina de Siena, por lo que esta añadidura y otras que no concuerdan son falsas y por lo tanto no tienen valor.

Esta es la cita original que podrás comprobar bajando cualquier PDF de "El Dialogo" de Santa Catalina de Siena

"En el costado de Cristo crucificado conoce el fuego de la caridad divina, que es
lo que te manifestó mi Hijo cuando le preguntaste: «¡Oh dulce e inmaculado
Cordero! Tú estabas ya muerto cuando te abrieron el costado, ¿por qué quisiste
que se te hiriera y se te abriera el corazón?» Él respondió, si te acuerdas:
«Muchas razones había para ello, pero te diré la principal. Mi deseo para el
linaje humano era infinito, y el acto de pasar penas y tormentos era finito. Por
esto quise que vieseis el secreto del corazón, mostrándolo abierto para que
comprendierais que amaba mucho más y que no podía demostrarlo más que
por lo finito del sufrimiento.
Yo conocía la debilidad y fragilidad del hombre, que le lleva a ofenderme. No
que se vea forzado por ella ni por ninguna otra cosa a cometer la culpa, si él no
quiere, sino que, como frágil, cae en culpa de pecado mortal, por la que pierde
la gracia que recibió en el santo bautismo en virtud de la Sangre de mi Hijo. Por esto fue necesario que mi Caridad divina proveyese a dejarles un bautismo continuo, el cual se recibe con la contrición del corazón y con la santa
confesión, hecha a los pies de mis ministros. La Sangre de Jesucristo es la que
hace deslizar la absolución del sacerdote por el semblante del alma.
Si la confesión es imposible, basta la contrición del corazón. Entonces es mi
clemencia la que os da el fruto de esta preciosa sangre. Mas, pudiendo
confesaros, quiero que lo hagáis. Quien pudiendo no se confiesa, se ha privado
del precio de la Sangre del Cordero. Es cierto que en el último momento, si el
alma la desea y la puede haber, también la recibirá; pero no haya nadie tan loco
que con esta esperanza aguarde a la hora de la muerte para arreglar su vida,
porque no está seguro de que, por su obstinación y en mi divina justicia, no le
diga: «Tú no te acordaste de mí en vida, mientras tuviste tiempo, tampoco yo
me acuerdo de ti en la hora de la muerte». Que nadie, pues, se fíe, y si alguien,
por su culpa, lo hizo hasta ahora, no dilate hasta última hora el recibir este
bautismo.
En este bautismo continuo el alma conoce que el tormento de la cruz que
padeció mi Hijo fue finito, pero el fruto que de él habéis recibido es infinito, en
virtud de la naturaleza divina unida a la humana. Es infinito el fruto, no porque
lo sea el sufrimiento que yo sufrí con tanto fuego de amor, sino porque el deseo
de vuestra salvación era infinito. Si no hubiese sido infinito, no habría sido
restaurado todo el género humano, ni el hombre podría levantarse después de
su pecado. Estos lo manifesté dejando abrir mi costado, donde halláis los
secretos de mi corazón, demostrándoos que os amo mucho más de lo que
puedo manifestar con un tormento finito.

Hector Adrian dijo...

En Negritas se ve de corrido la cita completa que aparece en tu post pero sin las menciones al supuesto Bautismo de Sangre y Deseo que están como intercaladas en medio de toda la cita

además en cursiva resalto lo que contiene toda la obra de "Diálogos": que a través de bautizo recibimos la gracia de Dios por virtud de su Sangre Redentora.

También en cursiva noto como bien se enseña la doctrina del la contrición perfecta con el deseo del sacramento de la penitencia, pero nada del bautismo de deseo y sangre

¿Será este libro de 1759 aducido como diálogos de Santa Catalina por lo que el antipapa Pablo VI la "nombró" "doctora de la Iglesia".?

Espero en Dios esto te pueda ser de ayuda, quedo a tu servicio

FIAT

lic.hectorromero@gmail.com

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No tengo más Patria que el Paraiso Celestial desde el eco del Paraiso Terrenal, ni más bandera que la Cruz

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