El Ayuno que Dios Ama
Traducción y Comentarios Bíblicos de Mons. Straubinger
Isaías 58, 6-10:
"6 El ayuno que yo amo consiste en esto:
Soltar las ataduras injustas,
desatar las ligaduras de la opresión,
dejar libre al oprimido y romper todo yugo,
7 partir tu pan con el hambriento,
acoger en tu casa a los pobres sin hogar,
cubrir al que veas desnudo,
y tratar misericordiosamente
al que es de tu carne.
8 Entonces prorrumpirá tu luz como la aurora,
y no tardará en brotar tu salvación;
entonces tu justicia irá delante de ti,
y detrás de ti la gloria de Yahvé.
9 Entonces clamarás, y Yahvé te responderá;
y si pides auxilio dirá: "Heme aquí",
con tal que apartes
de en medio de ti el yugo
y ceses de extender el dedo y hablar maldad.
10 Cuando abras tus entrañas al hambriento,
y sacies el alma afligida,
nacerá tu luz en medio de las tinieblas,
y tu obscuridad será como el mediodía.
11 Entonces Yahvé te guiará sin cesar,
hartará tu alma en tierra árida,
y dará fuerza a tus huesos;
serás como huerto regado,
y como manantial de agua
cuyas aguas nunca se agotan.
12 Edificarás las ruinas antiguas;
levantarás los cimientos
echados hace muchas generaciones;
serás llamado reparador de brechas,
restaurador de caminos
para que allí se pueda habitar"
Todo este fragmento: Los Versículos del 6 al 12 inculcan el amor al prójimo. En esto se muestra la verdadera piedad. "La religión pura y sin mancha delante de Dios Padre es ésta: visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones y preservarse de la corrupción de este siglo" (Sant. 1, 27). Cf. Isaías 1, 10 ss. y 42, 3 s.
Versículo 7: Tu carne: Es decir, tu prójimo. Véase Mt. 25, 35 y nota. "Todo hombre es carne vuestra" (San Jerónimo)
Versículo 8: Prorrumpirá tu luz como la aurora: Cuando partas tu pan con el hambriento y sacies las almas afligidas, no tardará en brotar en ti mismo la luz del consuelo. "Has quitado al prójimo una carga y has quedado libre de la tuya. Quisiste cuidar a un enfermo y has curado la herida de tu corazón. Quisiste consolar a afligidos y has consolado tu propia alma. Quisiste atenuar un dolor ajeno y has moderado la agudeza del tuyo. Quisiste dar y has recibido" (Mons. Keppler, "Escuela del Dolor", 278) Cf Is. 58, 10
Versículo 9: El yugo, es decir, la opresión del pobre. Extender el dedo era señal supersticiosa para alejar a los demonios, pero puede entenderse también de los gestos amenazadores de la soberbia y de la falta de misericordia. Bien vemos aquí que la caridad era, desde el Antiguo Testamento, no sólo la primera y la mayor, sino también la causa y la condición de otras virtudes, como también de toda prosperidad (véase Ecli. 28). San Isidoro de Sevilla expresa este concepto con respecto a los obispos diciendo que ellos deben "poner su castidad al amparo de la caridad"
Versículo 10: Nacerá tu luz en medio de las tinieblas: "Son muchos los que buscan la luz y que creen poder encontrarla haciendo estudios, escudriñando obras filosóficas, penetrando en las profundidades de la ciencia. Lo hacen porque confunden conceptos, y suponen que es necesaria una inteligencia desarrollada para recibir la luz, tomándola como privilegio de los intelectuales. Se olvidan que la luz es un don gratuito que Dios da gratuitamente a los pequeños"Cf. Lc. 10, 21 y nota.)
Versículo 12: Las ruinas antiguas: Esos hombres piadosos reconstruirán Jerusalén y las otras ciudades de Palestina. Cf. Isaías 61, 4, donde esto se anuncia como obra mesiánica y sin la condición previa del versículo 10. Véase Jeremías 30, 13 y nota.
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