miércoles, 31 de diciembre de 2014

Jamás hemos de ALABARNOS a nosotros mismos



Jamás hemos de ALABARNOS a nosotros mismos

"Los que se alaban son vanos" dice San Bernardo (Epist ad Fulcon.) 

"Sea otro el que te alabe, y no tu boca; 
un extraño, y no tus labios" dicen los Proverbios (27, 2) 

Alabarse a uno mismo es ser vano, soberbio e insensato: 

"Es la mayor de las locuras alabarnos sin necesidad absoluta" dice San Juan Crisóstomo (Homil. V. de Laudib. Pauli) 

Por esto San Pablo, después de haber hablado de sí mismo, añade: 

"He manifestado poca cordura glorificándome, 
pero vosotros me habéis obligado a ello" (II Cor 12, 11)

"No hay conversación más ridícula que la del que expone sus propios méritos" dice Themistio (Apud Stoboeum) 

Alabarse uno mismo es cosa torpe, vergonzosa y ridícula. No alabamos nuestras acciones sino por orgullo y para que nos alaben, y entonces sólo merecemos el más solemne desprecio. El que se alaba y se vanagloria, se condena y se deshonra, porque su alabanza engendra el vicio en él. La alabanza que uno se dirige a sí mismo, es una vergüenza; semejante testigo no es digno de fe, debe mirarse como testigo mentiroso y falso. Y a la verdad, ¿por qué hemos de alabarnos? Si somos conocidos, es inútil; si no lo somos, no olvidemos que a la verdadera virtud le place ocultarse.


Extracto de Tesoros de Cornelio à Lápide, "Adulación y Alabanza"

viernes, 26 de diciembre de 2014

Conversiones en Thonon a partir de una Navidad de 1596


Conversiones en Thonon a partir de una Navidad de 1596

Después de dos años que había predicado San Francisco de Sales en Thonon con algún fruto, aunque desigual a su trabajo, se rindió esta ciudad a sus combates y asaltos, abriendo los ojos para ver la luz del cielo y los oídos para oír las razones del santo; y fue la primera que ganó para Jesucristo. Había juntado más de ochocientos católicos y, para que tuviesen iglesia purificó, la de san Hipólito, que había sido muchos años antes profanada por los herejes.

Dijo en ella la primera misa, la noche de Navidad del año de 1596.

Levantaron los ministros y cónsules una sedición pretendiendo estorbar el sacrificio de la misa, diciendo que alborotaba la república con esta novedad. Hiciéronle varias propuestas, pero el santo les mostró las órdenes que tenía del duque para purificar iglesias, poner curas en ellas y hacer todo lo demás que juzgase conveniente para aumento de la religión católica, con lo que los hizo callar. En esta iglesia predicaba a los católicos, les administraba los sacramentos y confirmaba en la Fe para resistir a las persuasiones de sus parientes y amigos. Fuera de esto, se ejercitaba en todas las obras de piedad moviendo a otros, con su ejemplo, a que hiciesen lo mismo, visitando a los enfermos y socorriendo a los necesitados con limosnas, que le enviaba para esto su piadosa madre.

Pasaba las noches, en oración, en la iglesia delante del santísimo Sacramento, pidiendo al Señor, con suspiros y lágrimas, que ablandase los corazones de los herejes para que, dejando la herejía, abrazasen la verdad católica. El Señor le pagaba estos afectos con indecibles consuelos, especialmente una noche, víspera del día de Corpus, meditando en este soberano misterio, se sintió tan arrebatado de las dulzuras divinas, que no pudiendo su corazón sufrir la abundancia de los consuelos, cayó en tierra y dando vueltas en ella, como quien se anegaba en un mar de divinas suavidades, clamaba a Dios y le decía: "Domine confine undas gratiœ tuce quia sustinere non possum" (Señor, detened el raudal de vuestra gracia porque no puedo sufrir el torrente de los consuelos) Dijo misa aquel día y predicó tan embriagado del divino amor que sin poderlo disimular había entrado en la bodega de los vinos del esposo, porque sus palabras salían abrasadas de su boca y encendían a los oyentes, y su rostro les parecía a todos, que arrojaba llamas de fuego.

Con esta maravilla que luego se publicó, acudieron muchos, entre quienes estaba Pedro Poncet, jurisconsulto insigne, que habiéndole propuesto sus dudas y satisfecho por sus respuestas, abjuró en sus manos de la herejía. Conmovió a toda la ciudad la conversión de este famoso varón, causando alegría tanto a los católicos como a los ángeles, y tristeza a herejes y demonios; y en Geneva fue esta noticia de sumo sentimiento, por presentir que ejemplo de hombre tan docto hubiera de llevar tras sí a otros muchos.

No fue menos importante la conversión de Antonio de san Miguel, señor de Avulli, el cual, como dijimos, quedó aficionado al santo desde el primer sermón que le oyó en Anncsi. Lo buscó ahora en Thonon, oyó sus sermones, tuvieron a solas muchas disputas, y estando ya convencido, para que no pareciera su conversión liviandad de ánimo, escribió en un papel los artículos en que tenía más dificultad y se losenvió a los ministros de Geneva, pidiendo que le respondiesen con advertencia y que, si al mas mínimo artículo no le respondían, abjuraría de todo cuanto le habían enseñado. No se atrevieron los ministros de Geneva a responder, por conocer que sus respuestas habían de ir a los ojos del santo, y entonces, Antonio de san Miguel, estando bien instruido, en un día solemne, para que el acto fuese de mayor ejemplo, habiendo concurrido gran multitud de gente de toda la comarca y muchos de Geneva, que dista como cinco leguas de Thonon, después de haber dicho la confesión en voz alta e inteligible, abjuró de los errores del impío Calvino que hizo protestación de nuestra Fe confesando era católico, apostólico y romano. Con la conversión de este varón dio el santo por acabada reducción de Chablaix, y bailiajes; y así se vio luego que venían los pueblos a pedir curas que los instruyesen en la religión católica.

Corría San Francisco por todos aquellos villajes, purificaba los templos y los adornaba de altares, lámparas y todo lo necesario al culto divino, mirándole todos, como un nuevo apóstol de esa tierra, y martillo de sus herejías. Instituyó la oración de cuarenta horas en Thonon, teniendo patente el santísimo sacramento, y hacía venir procesiones de todos aquellos lugares vecinos. Hizo poner cruces en las calles, plazas y caminos, enarbolando al estandarte de Jesucristo en señal de victoria por su majestad; y el santo con sus manos puso una en el camino real de Geneva, en un lugar llamado Ennemase. Casi todos los ministros de la herejía se habían retirado de Geneva, huyendo de la guerra que san Francisco les hacía, y uno de ellos escribió desde allí un tratado o invectiva contra la santa cruz, a la que respondió el santo con una apología eruditísima, que anda entre sus obras y se intitula "Estandarte de la santa cruz de nuestro Salvador Jesucristo".

Iba creciendo cada día aquel rebaño católico por el celo del santo y de su primo Luis de Sales; y para que se conservase y creciese el fruto, creciendo el número do los ministros; fuera de traer sacerdotes que fuesen curas de aquellas almas, repartió el mérito de obra tan gloriosa con los padres capuchinos y de la compañía de Jesús; y el santo, fuera de confesar y predicar, enseñaba la doctrina cristiana a los niños y a los ancianos, que no tenían menos necesidad de oírla. Leía teología dos días cada semana a los clérigos, que había traído, para poner en las iglesias. Disputaba continuamente con los herejes y siempre salía victorioso, lo cual atribuían ellos a milagro, diciendo que Dios le favorecía con particulares auxilios. Confirmó el Señor la doctrina del santo por este tiempo con la resurrección de un niño, a quien dio la vida con su oración, por lo cual sus padres, que eran herejes, se convirtieron a la Fe con toda su familia. Entró muchas veces en Geneva disfrazado, con gran riesgo de vida, y disputó con Fayano y Beza, principales ministros de los herejes, y aunque los convenció evidentemente, y Beza confesó que la iglesia romana era la santa madre Iglesia y había en ella salud, no merecieron salir de las tinieblas los que se habían cegado con tanta luz. 

Extracto de La Leyenda de Oro

miércoles, 24 de diciembre de 2014

Huid... como de la Ponzoña de la Víbora


Huid... como de la Ponzoña de la Víbora


"Huid de los razonamientos y coloquios de los herejes, como de la ponzoña de la víbora, y no tengáis que ver con aquellos que con el nombre de cristianos hacen guerra a la Fe de Cristo"


Papa San León Magno, De Pasione Domini

El Demonio de Papá Noel



El Demonio de Papá Noel

Apropósito de la Falsa Navidad que celebra el Mundo; presentamos aquí este excelente material ilustrativo de los Hermanos Miguel y Pedro Dimond, del Monasterio de la Sagrada Familia. Su tema: Desenmascarar al satánico Papá Noel

lunes, 22 de diciembre de 2014

El Sacrilegio de Creer que un Hereje puede NO estar ardiendo en el Infierno


El Sacrilegio de Creer que un Hereje 
puede NO estar ardiendo en el Infierno

Todo hombre debe saber que sin Dios no hay felicidad posible; ni en este mundo ni en el otro. Dios nos ha dado para nuestra libertad y entendimiento dos opciones tan simples, que hasta un niño puede entender que los buenos tienen el premio de ir al Cielo con Dios y sus santos; y los malos el castigo de irse al Infierno con el Diablo y sus demonios. Todo hombre debe saber que necesita a Dios para salvarse. Todo hombre necesita por tanto a Jesucristo. Todo hombre necesita conocer, aceptar y obedecer a Jesucristo, que es Dios, en todo lo que nos Revela a través de su Santa Iglesia, cuya cabeza es Pedro. Todo hombre debe creer en la Iglesia Católica y en que fuera de ella no hay salvación.

Por todo esto es un sacrilegio que muchos crean en la posibilidad remota de que un hereje (después de su muerte) pueda no estar ardiendo en el infierno. Y para avalar su doctrina, se excusan en falacias comunes: "La Iglesia no condena", "Dios tiene el poder y la voluntad para salvar al peor hereje y apóstata", "Dios es tan bueno que vaciará el infierno", y muchas herejías y blasfemias peores que no reproducimos porque con éstas ya alcanzan para disculparnos. 

Si esto fuera así; ¿por qué Dios hubiera entregado a su Hijo Único para salvarnos? ¿Para qué habría renovado su Alianza con los hombres y hubiera mandado a predicar y bautizar en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo? ¿Para qué habría enseñado que el que no coma su Carne y beba su Sangre no tendrá Vida Eterna?

Es imposible que alguien como el hereje y Antipapa Juan Pablo II no esté ardiendo en el Infierno. Por cualquiera de sus herejías sabemos que no fue Papa (Vea AQUÍ por qué un hereje no puede ser Papa). Por estar fuera de la Iglesia, no puede ser Santo. Y quien rinda culto de latría a un hereje y condenado al infierno, a Satanás rinde culto. Y por si se argumentara lo dudoso de las muchas herejías públicas de Juan Pablo II, facilitamos un resumen de las mismas en el enlace que puede pinchar AQUÍ.

¡Ay de los que por querer salvar a un ya condenado al infierno; están condenando la propia alma que podrían aún salvar! ¡Tales sacrilegios reclaman arrepentimiento, conversión y penitencia! 

¿Quién podría ser tan sacrílego que negase que los donatistas y las otras pestes... arderán eternamente con el diablo? San Vicente de Lerins, "Commonitorium" I, 6


Todo el que quiera salvarse, ante todo es necesario que mantenga la fe católica; y el que no la ha guardado íntegra e inviolada, sin duda perecerá para siempre Papa Eugenio IV, Concilio de Florencia


“[La Iglesia] Firmemente cree, profesa y predica que nadie que no esté dentro de la Iglesia católica, no sólo los paganos, sino también judíos o herejes y cismáticos, puede hacerse partícipe de la vida eterna, sino que irá al fuego eterno que está aparejado para el diablo y sus ángeles (Mt. 25, 41), a no ser que antes de su muerte se uniere con ella” Papa Eugenio IV, Concilio de Florencia

lunes, 15 de diciembre de 2014

La Idolatría del Fútbol y la Secta del Vaticano II


La Idolatría del Fútbol y la Secta del Vaticano II

Los medios judíos imponen el fútbol:
“Con el objeto de que no lleguen a nada por medio de la reflexión, les distraeremos de pensar en cosas serias por medio de las diversiones, de los juegos, de los pasatiempos, de las satisfacciones de las pasiones, de las casas públicas...
Muy pronto propondremos por medio de la prensa concursos de arte, de belleza, de deporte., de todo. Estas futilezas alejarán definitivamente los ánimos de ciertas cuestiones en las que nos sería molesto entrar en lucha con ellas.
Así, pues, para que los espíritus Gentiles no tengan tiempo para pensar y reflexionar, es necesario distraerlos por medio de la industria y del comercio.” (Protocolos de los Sabios de Sion)

Después de la revolución del falso y herético Conciliábulo Vaticano II, muchas herejías y novedades mundanas se introdujeron, sobre todo en la liturgia.
Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I, Juan Pablo II, Benedicto XVI y ahora Francisco son todos antipapas, es decir falsos papas, porque un hereje no puede ser papa. Ya que son no católicos, un no católico no puede ser pontífice.
San Roberto Belarmino, Cardenal y Doctor de la Iglesia, De Romano Pontifice, II ,30:"Un papa que se manifieste hereje, por ese mismo hecho (per se) cesa de ser papa y cabeza, así como por lo mismo deja de ser un cristiano y miembro de la Iglesia. Por tanto, él puede ser juzgado y castigado por la Iglesia.Esta es la enseñanza de todos los Padres antiguos, que enseñaban que los heréjes manifiestos pierden inmediatamente toda jurisdicción" (para más información visite www.vaticanocatolico.com)

Evidentes son los pecados y las abominaciones, herejías y apostasías de la Secta del Vaticano II (que NO es la Iglesia Católica, sino la falsa iglesia del fín del mundo, la Ramera de Babilonia). Pero también es evidente el diabólico espíritu mundano de la secta. Y es lógico, ya que la Secta del Vaticano II enseña que el hombre es “Dios,” tal como lo enseñó el anticristo Juan Pablo II.
Desde la muerte del último papa verdadero, Pio XII, en 1958, hemos visto cómo los falsos papas, o antipapas, han usurpado la Sede de San Pedro, cometiendo apostasías, sacrilegios, y pecados abominables de todo tipo, sobre todo, sexuales e idolátricos.

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De la idolatría de la secta se hablará aquí. Al igual que el malvado mundo moderno, la secta idolatra a los famosos, que en su mayoría son pecadores notorios, actores adúlteros y/o homosexuales, mujeres rameras que exhiben su cuerpo, cantantes blasfemos y deportistas, en especial futbolistas, que son mal ejemplo por sus adulterios, fornicaciones, actos de idolatría, herejías, etc.
El fútbol no es intrísicamente malo, si se lo usa como ejercicio físico o como una recreación sana, pero de eso no estamos hablando ahora. Sino del fútbol profesional, que está asociado a las mafias, a la idolatría, a la lujuria, a la violencia sin sentido, etc. Hay una gran mayoría de la población mundial que no sólo gusta del fútbol, sino que lo idolatra. Eso es pecado mortal. Muchos están siguiendo el ejemplo de sus ídolos en su camino al infierno. ¡Y CLARO, las Secta del Vaticano II promueve toda esa idolatría!




Es revelador que el masón D.F. Sarmiento favoreció la difusión de este deporte británico del fútbol (del inglés Football, FOOT = PIE, BALL=PELOTA)

Sarmiento y el otro Fútbol "para todos"
"Luego del derrocamiento de Juan Manuel de Rosas las élites ilustradas intentan modernizar al país y entran en colisión con la Iglesia. El mayor exponente de la clase que intentaba disminuir el poder de la Iglesia fue el masón Domingo Faustino Sarmiento. Tal es su aversión hacia la Iglesia que se dice que durante su presidencia favoreció a la difusión del fútbol para que en los domingos la gente no asistiera a misa."
http://lapuertaangosta.blogspot.com.ar/search/label/F%C3%BAtbol


Antipapa Benedicto XVI: "La Iglesia sigue y atiende al deporte no sólo como un fin en sí mismo (sic!) sino también y sobre todo como un medio, como un precioso (sic!) instrumento para la formación perfecta (SIC!!!!!) y equilibrada de toda persona".


1 Timoteo 4, 7-8: "Pero nada tengas que ver con las fábulas profanas propias de viejas. Más bien disciplínate a ti mismo para la piedad; porque el ejercicio físico aprovecha poco, pero la piedad es provechosa para todo, pues tiene promesa para la vida presente y también para la futura".


Fuente Original y Recomendada: Confiteor Unum Baptisma 

martes, 2 de diciembre de 2014

El Falso Papa Reinante (por el Dr. Carlos A. Disandro)


Un Sexteto de Apóstatas

Queridos Lectores y visitantes, deseamos compartir con ustedes esta interesantísima y actualísima editorial de la Revista “HOSTERÍA VOLANTE” dirigida por el Dr. Carlos Disandro y que fuera publicado en dicha revista Nº 27 del Julio de 1971.

Hemos de notar la claridad doctrinaria de este filósofo y el sentido profético de sus escritos, ya que a más de cuarenta años sus escritos conservan plena vigencia en el mar de apostasía y herejía judeocristiana reinante. Por último queremos aclararles y aclarar especialmente a nuestros lectores, fieles y amigos hipercríticos que no somos“DISANDRISTAS” 1º porque el Dr. Disandro –desgraciadamente- no ha dejado ninguna escuela, 2º porque tenemos entendido que él no pretendía semejante cosa, por el contrario siempre exhortaba a que se estudiara y que se regresara a las fuentes, esto es los Evangelios y a los Santos Padres.

Por el Dr. Carlos A. Disandro

Será ésta tal vez la última nota de la Hostería Volante sobre tan delicado y dramático tema. Por eso conviene recapitular, en sucinto resumen, el horizonte entenebrecido en los difíciles días que transcurren, obsesionados por una falsa paz que es una siniestra guerra, estimulados por una falsa guerra que impide el fundamento de la concordia verdadera y lleva por tanto a una siniestra paz.

Hemos explicado en múltiples notas, artículos, ensayos conferencias, el carácter de una autoridad írrita, la vacancia de un poder religioso otrora consentido con odio por las potencias intramundanas, hoy erosionado y apoyado con delectación por esas mismas tendencias apocalípticas, esotéricas, judeocabalistas, judeocristianas, criptojudías, etc. Ese carácter y esa vacancia se resumen en el vínculo entre Iglesia y Pontificado (trascendente y celeste), y la referencia de Pontificado y pontífice (entitativa e histórica). De esta manera hemos transitado con intrepidez un territorio conceptual, abrumado por oscuridades inevitables; y con modestia, una lumbre, coronada de resplandores inalcanzables. No tenemos ya más que decir, pues todo será efecto de este siniestro pseudo-pontífice, que todo lo esgrime para derrumbarlo todo: sólo le falta el último acto, a saber, la pretensión de anular la sacramentalidad trinitario-teándrica de la Iglesia, para convertirla en una empresa sociomórfica e intramundana, que participe y aglutine el gobierno mundial en ejecución. Ya se ve ese rumbo en su increíble alocución de Pascua de 1971. La falsa misa preludia esta tenebrosa requisitoria de las potencias esotéricas, que hoy esclavizan a la Iglesia.

Hemos dicho en los últimos cinco o seis años, lo fundamental de una temática siniestramente callada por los sedicente teólogos tradicionalistas, que empuñan la vara del tambor para ulular a la obediencia, mientras la arquitectura de la Fe cae bajo la piqueta de Lenín-Montini: o que dicen en reserva, secreto y recato las más tremendas acusaciones contra el falso papa, pero que en público aconsejan a los jóvenes el siniestro designio de aceptarlo todo, incluso la destrucción de la patria.

No hay más que analizar ya: falso papa, falsa misa, falso ecumenismo, falsas música, falso evangelio, falsos clérigos, falsa renovación, falsa lectio, falsa teología, falsa mística, falsa misericordia y falsa justicia. Lo que viene es pues o derrumbe de la falsedad, o imperio de sus terribles consecuencias esclavistas. Si es el derrumbe, estamos preparados para prolongar la Fe en la caótica anarquía que lo arrollará todo; si es el imperio de las tinieblas, estamos preparados para afirmar y subrayar, unidos a la más entrañable tradición, lo que consideramos sustancia de la Fe. Eso sí: no sabemos si se nos otorgará la corona de los fuertes. Pero esto es un don que se recibe; aquí hablamos de lo que entrevén nuestras débiles fuerzas.

Entretanto, confirmamos desde estas páginas peregrinas, como las de una “hostería” que afinca su blasón en cualquier rumbo de la patria y del mundo, la conclusión que surge de este decenio sombrío y que culmina en este ridículo y siniestro espectáculo de un pseudo pontífice que converge con las más crueles e inhumanas potencias de esclavitud ( en nombre de la resurrección de Cristo) y que transformado en profeta de una esperanza que no tiene nada que ver con el Espíritu, proclama con increíble y satánico orgullo la mutación intramundana de la humanidad. Se ha esfumado para este judío carbonario la mística del anacoreta, del monje y del contemplativo: sólo piensa que el hombre es “príncipe de los cielos”, porque vuela en ridículas cápsulas interplanetarias, de las que se ríen incluso sinarcas como Toynbee. Se ha esfumado la meditación y la posesión de la vida intratrinitaria: solo piensa en la vida del progreso, las máquinas y el socialismo. Se ha esfumado la posesión y meditación de la humanidad de Cristo: solo piensa en convertir las piedras en pan, para que se erija en las masas hambrientas (creadas por las mismas potestades que protegen a Montini) como un nuevo dios, un dios intramundano, o por lo menos como su electo profeta ecuménico, sin Dios y sin Tierra. En fin se ha esfumado todo acto de elevación en la vida de la Iglesia: sólo piensa en que puede rodar, monte Vaticano abajo, sin sufrir detrimento alguno, cobijado como está en las instancias de los poderes sinárquicos. Hemos entrado pues en el último acto, la satanolatría, que conduce al derrumbe o a la esclavitud.

No es fácil escribir estas líneas: pero debemos escribirlas, para coronar un ciclo del que somos conscientes y que reafirmamos sin ambages. Sus errores serán paliados por los años densos que vienen; sus verdades, aunque fuesen pocas o débiles, resplandecerán en la fuliginosa densidad que nos agobia. Y desde este pasaje tenebroso –en la esclavitud o en el derrumbe- unos y otras advertirán en su modestia y en su nitidez que en América hemos sabido soportar el cruel y duro peso de la claridad penunmbrosa.

Tales reflexiones deben aplicarse en primer lugar a nuestra sufrida tierra, por cuya continuidad, perduración y exaltación comprometemos y hemos comprometido nuestras horas más lúcidas y más fervientes. Pues aquí, quizá como en ningún otro rumbo del mundo, las confrontaciones parecen más desoladas y terribles. No oímos una sola voz de entre las sacras testas corrompidas que anhele –no digo que reclame- la autenticidad de la iglesia, en este vómito sofístico de las altas cátedras, estos “obispos” siguen siendo obispos, porque han dejado de ser epíscopos.

Las consecuencias de su inserción político-temporal seguirán siendo terribles; contra ellas debemos fortalecernos para instaurar un estado argentino libre de la tutela de una iglesia ecuménica, subversiva, judeocristiana, tercermundista, pseudotradicionalista, empresaria, que exalta el pobrerío, porque ha corrompido a los pobres. Nuestro programa político en este caso a reconocerlo y a hacerla a un lado, para instaurar un “estado bárbaro”. Según esta premisa, se ordenan fundamentales y sucesivas instancias político-temporales, que pueden ser realidades en la hora del derrumbe, o que podrán meditarse tal vez en las sombras de la esclavitud. Aquí se nos escapan ya las coyunturas definitivas.

Finalmente hemos subrayado en incontables ocasiones, desde la Hostería Volante, el rumbo previsibles, la maniobra oscura y farisaica, el desapego de las jerarquías vaticanistas a la lumbre doctrinal y mística, el falseamiento de un lenguaje que se ha tornado, satánicamente, campo de concentración lingüística, donde los esclavos judeocristianos sirven a los amos mundialistas contra la Iglesia de Cristo. Hemos adoptado una tesitura de diáfano corte conceptual, y hemos derivado allí numerosas conclusiones de un orden empírico. Ya nadie acusa a la Hostería Volante de exageraciones (como en los años 1958-1964), o de otras muchas cosas concurrentes (como en los años del 1964-1970): simplemente se la odia o se la ama y se la protege; se la quema o se la pide, se la exalta o se la hunde en el lodo. No nos extrañamos de ello ni, nos incomoda. Pagamos el tributo de contradicción de toda obra humana.

A los que nos odian, particularmente a los clérigos, o los que bajo su conducción se rigen por la banderola del infierno, les puntualizamos, que en el ancho mundo también hay sitio para nosotros, y que siendo como somos “arcaicos, obsoletos, obsesionados y tercos”, no les dañamos en absoluto sus planes socialistas, ecumenistas, o los que fueren. Que nos odien pues y dejen ruta libre a nuestras requisitoria dramática. O que nos odien, pero cumplan su deber de verdad, proclamando eso mismo que nos odian.

A los que nos aman, particularmente a los que viviendo en esclavitud desean nuestra libertad espiritual, les aseguramos que es ese el fundamento de nuestra existencia, y que en el ancho mundo siendo tan limitados como somos, la dimensión de ese amor cubre todas las precariedades, contradicciones, incongruencias y debilidades, y nos fuerza a ser lo que somos: HOSTERÍA VOLANTE, NUNC ET SEMPER. QUE EN CUALQUIER CASO EXISTIMOS POR ESO, PARA AMAR EN LA VERDAD.

El Bodeguero...

Fuente: Capillavedia.blogspot.com.ar

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