domingo, 15 de septiembre de 2013

La Santísima Virgen: MADRE PURÍSIMA


La Santísima Virgen: MADRE PURÍSIMA

Luego de las blasfemísimas e insultantes declaraciones hórridas del ANTIpapa Bergoglio (del 2 de septiembre), hemos querido ofrecer estos pequeños extractos para suavizar el dolor infligido a nuestra Santa Madre Iglesia, a Nuestra Santísima Madre María. ¿Cómo pensar que puede ser Papa, que compartimos la misma Fe de Francisco I; cuando nos quiere inculcar que la Virgen tiene defectos? ¡¡¡¡DEFECTOS!!!!


MADRE PURÍSIMA

Lo que manifestamos creer y atribuimos a María con este título, es la total y perfecta exención de toda sombra de culpa y defecto. Pureza excepcional, integridad de vida que no la tiene igual ni semejante, nadie más. El Pontífice San León escribe que en las diversas vicisitudes de la vida, no hay, ni aún la persona más perfecta, que de vez en cuando no se manche con el polvo de la tierra. En Proverbios (24.16) dice que 7 veces cae el justo ... caídas ligeras y veniales pero ... son caídas. Únicamente en María nada que sea mancha se encuentra en Ella (Card. Newman)


“Inmaculada e inviolada, incorrupta y totalmente púdica alejada del todo de la corrupción y mancha del pecado”. (San Efrén) 

“Virgen preservada por gracia de toda mancha de pecado”. (San Ambrosio) 

“Se la llama Inmaculada porque no sufrió corrupción alguna”. (San Jerónimo) 

“En lugar de Eva, instrumento de muerte, se eligió a una virgen agradable a Dios y llena de su gracia, como instrumento de vida. Una Virgen parecida en todo a las demás mujeres pero sin participar en sus defectos: inmaculada, libre de culpa, limpísima, sin mancilla, santa en cuerpo y alma, una azucena entre espinas”. (Teodoto de Oriente † 430) 

“Santa, Inmaculada de alma y cuerpo y libre completamente de todo contagio”. (San Sofronio) 

“Inmune de toda mancha y caída, la única inmaculada, toda sin mancha, sola sin mancha alguna”. (San José el Himnógrafo) 

“Desde su concepción fue prevenida en bendiciones de dulzura y ajena al decreto o escritura de condenación. Era totalmente inmune de la corrupción de la carne y extraña también a toda mancha de pecado”. (San Lorenzo Justiniano) 

“Era necesario que la Madre de Dios fuese también purísima, sin mancha, sin pecado. Y así, no sólo de doncella, sino también de niña fue santísima, y santísima en el seno de su madre, y santísima en su concepción; pues no convenía que el santuario de Dios, la mansión de la Sabiduría, el relicario del Espíritu Santo, la urna del maná celestial, tuviera en sí la más mínima tacha. Por aquel alma santísima, fue completamente purificada la carne hasta del residuo de toda mancha, y así, al ser infundida el alma, ni heredó ni contrajo por la carne mancha alguna de pecado, como está escrito: “Fijó su habitación en la paz” (Sal 75, 3), es decir, la mansión de la divina sabiduría fue construida sin el fomes del pecado”. (Santo Tomás de Villanueva)

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