lunes, 29 de junio de 2009

Una falsa devoción a la Santísima Virgen

Apropósito de los males del siglo, cunden las falsas devociones para la adulteración más prolífera de la Verdadera Religión. No ofenden más a Nuestro Señor la indiferencia del irreligioso, que el fariseísmo de aquel que toma los objetos religiosos como materia de superstición, egolatría y desacralización. Tantas son las FALSAS DEVOCIONES a los santos, y en especial a la Madre de Dios, ¡terrible ofensa!, que nada mejor que la meditación y el rezo del Quinto Misterio Glorioso ("La Coronación de María Santísima como Reina y Señora de todo lo creado") para conseguir el fruto de UNA VERDADERA DEVOCIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN.
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"La devoción, mientras sea auténtica y sincera, nada destruye, sino que todo lo perfecciona y completa, y si alguna vez resulta de verdad contraria a la vocación o estado de alguien, sin duda es porque se trata de una falsa devocion. La abeja saca miel de las flores sin dañarlas ni destruirlas, dejandolas tan integras, incontaminadas y frescas como las ha encontrado. Lo mismo, y mejor aun, hace la verdadera devoción: ella no destruye ninguna clase de vocación o de ocupaciones, sino que las adorna y embellece." (SAN FRANCISCO DE SALES, Introd. a la vida devota,1,3).


"¿A quién le parecerá que no tenemos derecho a afirmar que María, que desde la casa de Nazaret hasta el lugar de la Calavera estuvo acompañando a Jesús, que conoció los secretos de su corazón como nadie y que administra los tesoros de sus méritos con derecho, por así decir, materno, es el mayor y el más seguro apoyo para conocer y amar a Cristo? Esto es comprobable por la dolorosa situación de quienes, engañados por el demonio o por doctrinas falsas, pretenden poder prescindir de la intercesión de la Virgen. ¡Desgraciados infelices! Traman prescindir de la Virgen para honrar a Cristo: e ignoran que no es posible encontrar al niño sino con María, su Madre". (S. Pío X)



Por eso, cada uno debe estar persuadido de que, si la piedad que declara hacia la Santisima Virgen no le aparta del pecado o no le estimula a la decisión de enmendar las malas costumbres, su piedad es artificial y falsa, por cuanto carece de su fruto propio y genuino. (S. Pío X)



Y así como hay cosas que ayudan a la devoción, así también hay cosas que la impiden, entre las cuales la primera son los pecados, no sólo los mortales, sino también los veniales, porque éstos, aunque no quitan la caridad, quitan el fervor de la caridad, que es casi lo mismo que devoción, por donde es razón evitarlos con todo cuidado, ya que no fuese por el mal que nos hacen, a lo menos por el grande bien que nos impiden (SAN PEDRO DE ALCANTARA, Trat. de la oración y meditación, II,3).



"Cuando se trate de juzgar las tradiciones piadosas, se deberá tener presente que la Iglesia ha obrado en esto siempre con tanta prudencia, que no permite que estas tradiciones se pongan por escrito si no es con toda cautela y sin antes hacer la declaración mandada por Urbano VIII; y aun actuando así, no afirma la verdad del hecho: se limita a no prohibir que se crea en él, a no ser que para ello falten argumentos humanos. La Sagrada Congregación de Ritos, hace treinta años decretaba: Esas apariciones o revelaciones no fueron ni aprobadas ni condenadas por la Sede Apostólica, que solamente permite que se crea piadosamente en ellas con fe humana, conforme a la tradición de que gozan, confirmada por testimonios y documentos apropiados. Quien se atenga a esto nada debe temer, pues la devoción a alguna aparición, en lo que respecta al hecho, lleva implícita la condición de que ese hecho sea verdad, y entonces se llama relativa; pero también se llama y es absoluta porque se fundamenta en la verdad, ya que se dirige a las personas de los Santos que se quiere honrar. Esto mismo se ha de decir de las Reliquias.
Por último, encomendamos a este Consejo de vigilancia que no pierda de vista en ningún momento a las instituciones sociales ya los escritos sobre cuestiones sociales, para que no se introduzca en ellos nada de modernismo, sino que se atengan a las prescripciones de los Romanos Pontífices." (San Pío X)




viernes, 26 de junio de 2009

La Democracia y el Magisterio




"De donde claramente se infiere que nada hay de común entre la democracia social y la cristiana y que entre sí difieren como se diferencia la secta del socialismo y la profesión de la religión cristiana."





"Por idéntica razón debe removerse de la democracia cristiana el otro concepto, que es atender de tal modo a las clases humildes, que parezcan preferidas las superiores, las cuales no menos contribuyen a la conservación y perfeccionamiento de la sociedad."





"Entiéndase, pues, que esta acción de los católicos en favor y auxilio del pueblo, concuerda con el espíritu de la Iglesia: y es fiel reflejo de los ejemplos admirables que ella ha dado; sin que interese en gran manera llamar al conjunto de estas obras acción cristiana popular, o denominarle democracia cristiana, siempre que se observen, con el obsequio que se merecen y en toda su integridad, Nuestras enseñanzas. En cambio importa demasiado que en negocio tan grave, sea una misma la mente, deseo y acción de los católicos y no interesa menos que esta misma acción aumente y se amplíe. Se debe, al efecto, procurar con especialidad la benévola cooperación de aquellos que por su nacimiento, posición, cultura de ingenio y educación gocen de mayor autoridad en la sociedad; faltando este elemento poco puede realizarse en orden al anhelado bien del pueblo: por el contrario, tanto mas breve y seguro será el camino que a él conduce, cuanto mayor sea el número de los cooperadores y mas eficaz su cooperación. Nuestro deseo sería que consideraran que no están exentos de procurar la suerte de los pobres, sino que a ello están obligados. Porque en la sociedad no vive solo cada individuo para sí, sino que también para la comunidad; de esta suerte lo que unos no pueden hacer por el bien común, súplanlo con largueza los que puedan. La superioridad misma de los bienes recibidos, de la que ha de darse estrecha cuenta a Dios que los ha otorgado, demuestra la gravedad de esta obligación, como también la declara el torrente de males, que a no prevenirse con tiempo acarrearan la ruina de todas las clases sociales; resultando de aquí que el que desprecia la causa del pueblo se acredita de imprevisor respecto de sí, como de la sociedad."



León XIII (http://www.clerus.org/bibliaclerusonline/es/cps.htm)







"Al separar la fraternidad de la caridad cristiana así entendida, la democracia, lejos de ser un progreso, constituiría un retroceso desastroso para la civilización."



"Nos no tenemos que demostrar que el advenimiento de la democracia universal no significa nada para la acción de la Iglesia en el mundo; hemos recordado ya que la Iglesia ha dejado siempre a las naciones la preocupación de darse el gobierno que juzguen más ventajoso para sus intereses. Lo que Nos queremos afirmar una vez más, siguiendo a nuestro predecesor, es que hay un error y un peligro en enfeudar, por principio, el catolicismo a una forma de gobierno; error y peligro que son tanto más grandes cuando se identifica la religión con un género de democracia cuyas doctrinas son erroneas. Este es el caso de "Le Sillon", el cual, comprometiendo de hecho a la Iglesia en favor de una forma política especial, divide a los católicos, arranca a la juventud, e incluso a los sacerdotes y a los seminaristas, de la acción simplemente católica y malgasta, a fondo perdido, las fuerzas vivas de una parte de la nación".



"El resultado de esta promiscuidad en el trabajo, el beneficiario de esta acción social cosmopolita no puede ser otro que una democracia que no sera ni católica, ni protestante, ni judia; una religión (porque el sillonismo, sus jefes lo han dicho... es una religión) más universal que la Iglesia católica, reuniendo a todos los hombres, convertidos, finalmente, en hermanos y camaradas en "el reino de Dios". "No se trabaja para la Iglesia, se trabaja para la humanidad".



"Además, como en el conflicto de intereses, y especialmente en la lucha con las fuerzas de los malos, ni la virtud ni aun la santidad bastan siempre para asegurar al hombre el pan de cada día, y como el rodaje social debe ordenarse de suerte que con su juego natural paralice los esfuerzos de los malvados y haga asequible a todos los hombres de buena voluntad su parte legítima de felicidad terrena, ardientemente deseamos que a este fin os intereséis activamente en la organización de la sociedad. Con este fin, en tanto que vuestro sacerdotes se entregarán con celo a la santificación de las almas, a la defensa de la Iglesia y a las obras de caridad propiamente dichas, escogeréis algunos de ellos activos y de espíritu poderoso, provistos de los grados de doctores en filosofía y teología, perfectamente instruídos en la historia de la civilización antigua y moderna, y los dedicaréis a los estudios menos elevados y más prácticos de la ciencia social para ponerlos, en tiempo oportuno, al frente de las obras de acción católica. Mas cuiden esos sacerdotes de no dejarse extraviar en el dédalo de las opiniones contemporaneas por el espejismo de una falsa democracia; no tomen de la retórica de los peores enemigos de la Iglesia, y del pueblo un lenguaje enfático y lleno de promesas tan sonoras como irrealizables; persuádanse que la cuestión social y la ciencia social no nacieron ayer; que en todas las edades la Iglesia y el Estado concertados felizmente suscitaron para el bienestar de la sociedad organizaciones fecundas; que la Iglesia, que jamás ha traicionado la felicidad del pueblo con alianzas comprometedoras, no tiene que desligarse de lo pasado, antes le basta anudar, con el concurso de los verdaderos obreros de la restauración social, los organismos rotos por la revolución, y adaptarlos, con el mismo espíritu cristiano de que estuvieron animados, al nuevo medio creado por la evolución material de la sociedad contemporánea, porque los verdaderos amigos del pueblo no son ni revolucionarios ni innovadores, sino tradicionalistas."



San Pío X (http://www.clerus.org/bibliaclerusonline/es/c1i.htm)




"En efecto, "Le Sillon" se propone el mejoramiento y regeneración de las clases obreras. Mas sobre esta materia estan ya fijados los principios de la doctrina católica, y ahí está la historia de la civilización cristiana para atestiguar su bienhechora fecundidad. Nuestro Predecesor, de feliz memoria, los recordó en páginas magistrales, que los católicos aplicados a las cuestiones sociales deben estudiar y tener siempre presentes. Él enseñó especialmente que la democracia cristiana debe "mantener la diversidad de clases, propias ciertamente de una sociedad bien consituída, y querer para la sociedad humana aquella forma y condición que Dios, su Autor, le señaló". Anatematizó una "cierta democracia cuya perversidad llega al extremo de atribuir a la sociedad las soberania del pueblo y procurar la supresión y nivelación de las clases". Al propio tiempo, León XIII imponía a los católicos el único programa de acción capaz de restablecer y mantener a la sociedad en sus bases cristianas seculares. Ahora bien, ¿qué han hecho los jefes de "Le Sillon"? No sólo han adoptado un programa y una enseñanza diferentes de las de León XIII (y ya sería singular audacia de parte de unos legos erigirse en directores de la actividad social de la Iglesia en competencia con el Soberano Pontifice), sino que abiertamente han rechazado el programa trazado por León XIII, adoptando otro diametralmente opuesto. Además de esto, desechando la doctrina recordada por León XIII acerca de los principios esenciales de la sociedad, colocan la autoridad en el pueblo o casi la suprimen, y tienen por ideal realizable la nivelación de clases. Van, pues, al revés de la doctrina católica, hacia un ideal condenado."



"Una organización politica y social fundada sobre esta base, la libertad y la igualdad (a las que pronto vendra a juntarse la fraternidad), he aquí lo que ellos llaman democracia".



"Ahora bien, estos tres elementos, político, económico y moral, están subordinados uno a otro, siendo el principal, según hemos dicho, el elemento moral. En efecto, imposible es que viva democracia política alguna si carece de raíces profundas en la democracia económica; pero, a la vez, ni una ni otra son posibles si no arraigan en tal estado de ánimo que la conciencia posea responsabilidades y fuerzas morales proporcionada. Pero suponed un estado de ánimo, formado tanto de responsabilidad consciente como de fuerzas morales, entonces la democracia económica se desenvolverá naturalmente, traduciéndose en actos de esa conciencia y de esas fuerzas; del mismo modo y por igual camino saldrá del régimen corporativo la democracia política; y la democracia política y la económica, ésta como soporte de aquélla, quedaran asentadas en la conciencia aun del pueblo sobre fundamentos inquebrantables."





"La autoridad publica procede de Dios, no del pueblo ni puede ser revocada por el pueblo."





"La desigualdad no es injusticia ni la democracia, el único régimen justo ni goza de especial privilegio"








"Manifestar su propio parecer sobre los deberes y los sacrificios que le son impuestos, no estar obligado a obedecer sin haber sido escuchado: he ahí dos derechos del ciudadano que hallan en la democracia, como el mismo nombre indica, su expresión natural."



"En contraposición con este cuadro del ideal democrático de libertad y de igualdad en un pueblo gobernado por manos honradas y previsoras, ¡qué espectáculo ofrece un Estado democrático abandonado al arbitrio de la masa! La libertad, que es un deber moral de la persona, queda transformada en una pretensión tiránica de dar libre curso a los impulsos y a los apetitos humanos, con daño para los demás. La igualdad degenera en una nivelación mecánica, en una uniformidad monocroma, el sentimiento del honor verdadero, la actividad personal, el respeto a la tradición, la dignidad, en una palabra, todo aquello que da a la vida su valor, poco a poco se va hundiendo y desaparece. Sólo sobreviven, de una parte, las víctimas engañadas por el espejismo aparente de una democracia, confundido ingenuamente con el espíritu mismo de la democracia, con la libertad y la igualdad; y de otra parte, los explotadores más o menos numerosos que han sabido, mediante la fuerza del dinero o de la organización, asegurarse sobre los demás una posición privilegiada e incluso el mismo poder."



"Ninguna forma política puede dejar de tener en cuenta esta conexión íntima e indisoluble; menos que ninguna otra, la democracia. Por lo tanto, si quien ejerce el poder público no ve esa vinculación, si la olvida más o menos, sacude las mismas bases de su propia autoridad. De la misma manera, si no considera suficientemente esa relación y no ve en su cargo la misión de realizar el orden querido por Dios, surgirá el peligro de que el egoísmo del poder o de los intereses prevalezca sobre las exigencias esenciales de la moral política y social y que las vanas apariencias de una democracia de pura forma sirvan con frecuencia de disfraz a cuanto en realidad hay en ella de menos democrático."



"Y como el centro de gravedad de una democracia normalmente constituída reside en esta representación popular, de la cual se irradien las corrientes políticas por todos los sectores de la vida pública -así para el bien como para el mal-, la cuestión de la elevación moral, de la aptitud práctica, de la capacidad intelectual de los diputados en el parlamento, es para todo pueblo organizado democráticamente una cuestión de vida o de muerte, de prosperidad o de decadencia, de salud o de perpetua enfermedad."



"Los pueblos cuyo temperamento espiritual y moral es suficientemente sano y fecundo, encuentran en sí mismos y pueden dar al mundo los heraldos y los instrumentos de la democracia que viven en las disposiciones referidas y saben llevarlas realmente a la práctica. Pero, por el contrario, donde faltan esos hombres, otros vienen a ocupar su puesto, para hacer de la actividad política el campo de lucha de su ambición, una carrera de lucro para sí mismos, para su casta o para su clase social, mientras la caza de los intereses particulares hace perder de vista y pone en peligro el verdadero bien común."



"Una sana democracia, fundada sobre los inmutables principios de la ley natural y de las verdades reveladas, será resueltamente contraria a aquella corrupción que atribuye a la legislación del Estado un poder sin freno ni límites, y que hace también del régimen democrático, a pesar de las contrarias, pero vanas apariencias, un puro y simple sistema de absolutismo."



Pío XII (http://www.clerus.org/bibliaclerusonline/es/c2k.htm)







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Observación personal: No es un pecado votar. Pues la autoridad civil que adquieran aquellos que la mayoría elija, no vendrá de su accionar o de su abstención, sino de Dios. Y si pecan, contra Dios y contra la Patria, aquellos que fueron elegidos bajo el régimen democrático (aún falaz y liberal) en su estado cívico, no pecan, empero, de ningún modo quienes los han elegido, ni sufren responsabilidad alguna quienes en buena conciencia posibilitara, de alguna manera, su autoridad. Tampoco es nivelar la verdad al error cumplir con la obligación cívica de votar, cometiendo una grave falta moral. Pues la reprobación del error se ha de hacer abiertamente (según el mandato paulino) dentro del campo social que cada uno tenga, sin ser responsabilidad suya que las herramientas para la difusión universal de la Verdad y su cumplimiento hayan sido usurpadas con la Cristiandad del mundo que padecemos todos los católicos en la actualidad. Por otra parte, la caridad cristiana debe atender a su prójimo con la humildad de aceptar los males que en esta vida Dios permite; cizaña y miserias que existirán hasta que Él vuelva. Estando en el mundo y por estar en él no nos contaminamos, "de ser así, tendríamos que salir del mundo" (1 Cor 5, 11), pues de la misma forma que ser siervo de un mal amo o hijo de un mal padre no me exonera de mis deberes de estado, padecer un régimen democrático anticatólico no me hace gritar, con los que creen en la Soberanía Popular, al votar, "Crucifícalo"; menos aún cuando votando, entre la multitud, se pueda o se crea poder alivianar la carga de los pecados políticos que sufre Nuestro Rey Verdadero en este Calvario pasajero.




Adrián López



miércoles, 24 de junio de 2009

Contra el Diezmo Judío y Protestante


El "diezmo" se ha de pagar. Es un mandato irrevocable en la Iglesia. ¿Pero debe entenderse el diezmo como lo entienden los judíos o cómo lo entienden los protestantes, o ahora los carismáticos?

Los carismáticos invierten con el diezmo, creyendo pentecostalmente que serán prosperados material y obligatoriamente por pagar la exacta cuota mensual de sus ingresos. Pero ¿a quién pagan esos diezmos? ¡Ni siquiera a un clérigo! Lo depositan al pastor de la comunidad pentecostal a la que asisten, que en la mayoría de los casos es un laico casado que vive de su trabajo y lucra de los diezmos.

Pues el sacrificio del diezmo es aplaudido por los pastores protestantes, "haciendo de la religión un negocio" (1 Tim.3, 8), el que más le reditúa, aferrándose al ceremonial de la Ley para renunciar a la libertad generosa del Evangelio.

En las propagandas de su diezmar, podrán ver sus testimonios farisaicos y usureros (¡usuran hasta al mismísimo Buen Dios!) demostrando cómo ahora poseen automóviles, ascensos laborales, duplicados ingresos, herencias, mejores negocios y mejores micrófonos para publicitar sus herejías, gracias al cumplimiento inminente de dar el 10 % de todos sus ingresos. Y en su afán de enriquecerse olvidan lo principal: "Vivir con sobriedad" (Tit 2, 12)

Uno al verlos, ve a esos falsos cristos, y con inmediatez recuerda la Parábola del Fariseo y del Publicano, donde el que NO QUEDÓ JUSTIFICADO ANTE DIOS decía: "Doy el diezmo de todo lo que poseo" (Lc 18, 9-14). Y un odio cristiano le grita imperecederamente a las obras muertas y a los fingidos virtuosos:
"¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que pagan el diezmo de la menta, del hinojo y del comino, y descuidan lo esencial de la Ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad! Hay que practicar esto, sin descuidar aquello". (Mt 23, 23)

La Iglesia de Ntro Señor Jesucristo, jamás ha descuidado aquello de diezmar. He aquí lo que la Iglesia manda y aconseja:


"No se condena, pues, el sacrificio en sí mismo: antes hubo oblación, y ahora la hay; el pueblo ofrecía sacrificios y la Iglesia los ofrece; pero ha cambiado la especie, porque ya no los ofrecen siervos, sino libres. En efecto, el Señor es uno y el mismo, pero es diverso el carácter de la ofrenda: primero servil, ahora libre; de modo que en las mismas ofrendas reluce el signo de la libertad; pues ante él nada sucede sin sentido, sin signo o sin motivo. Por esta razón ellos consagraban el diezmo de sus bienes. En cambio quienes han recibido la libertad, han consagrado todo lo que tienen al servicio del Señor. Le entregan con gozo y libremente lo que es menos, a cambio de la esperanza de lo que es más, como aquella viuda pobre que echó en el tesoro de Dios todo lo que tenía para vivir (Lc 21,4). (S. Ireneo, contra herejes)


"Por eso el Señor, en lugar de "No cometerás adulterio" mandó no desear con concupiscencia (Mt 5,27-28); en lugar de "No matarás" prohibió ceder a la ira (Mt 5,21-22); en vez de simplemente pagar el diezmo, ordenó repartir los bienes entre los pobres (Mt 19,21); no amar sólo al prójimo, sino también al enemigo (Mt 5,43-44); y no únicamente estar dispuestos a dar y compartir (1Tm 6,18), sino también a dar generosamente a aquellos que nos arrebatan nuestros bienes: "Si alguien te quita la túnica, dale también el manto; no le reclames al otro lo que te arrebata; y trata a los demás como quieres que ellos te traten" (Lc 6,29-30). De modo que no debemos entristecernos de mala gana cuando algo nos quitan, sino que lo demos voluntariamente, incluso que nos alegremos más dando al prójimo por gracia que cediendo a la necesidad: "Si alguien te obliga a caminar con él una milla, acompáñalo otras dos" (Mt 5,41), de manera que no lo sigas como un esclavo, sino que tomes la delantera como un hombre libre. De este modo te harás siempre útil en todo a tu prójimo, no mirando su malicia sino sólo tratando de ejercitar la bondad, para hacerse semejante al Padre, "el cual hace salir su sol sobre los malos y los buenos, y llueve sobre justos e injustos" (Mt 5,45). (Idem)


"En la ley hubo mandamientos puramente ceremoniales, como la circuncisión, la inmolación de los corderos y cosas por el estilo, que, por ser sólo figuras de lo que vendría después, ya no es lícito ahora guardarlas; de suerte que quien ahora las guardase daría a entender que Cristo aún estaba por venir. Otros preceptos eran puramente morales, como los de los diezmos, y éstos hay que guardarlos también ahora. De donde se sigue que tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento vale esta ley; "pues el que trabaja merece su recompensa" (Lc X,7). Mas la determinación de tal porción corresponde ahora a la Iglesia, así como en el Antiguo Testamento correspondía a la Ley. En cambio, otros preceptos, como los judiciales, fueron parte ceremoniales y parte morales, y, según eso, no es lícito guardarlos en lo que tienen de ceremoniales, pero sí en lo que tienen de morales, aunque no precisamente en su propia forma." (Sto Tomás de Aquino, Com. Heb)


"De lo que se ordena a un fin se ha de juzgar cual corresponde a tal fin. Los diezmos, pues, deben pagarse no fijándose en la naturaleza de lo que se da, sino en el fin con que se dan, que es ayudar a los ministros, con cuya dignidad está reñido el que reclamen aún lo más menudo con todo rigor. Tal proceder, en efecto, se lo tomarían a mal, como el Filósofo enseña en el IV Ethic.. Y éste es el motivo por el que la antigua ley no determinó nada acerca del pago de estas pequeneces, sino que lo dejó al arbitrio de quien quisiera pagarlos, por aquello de que lo muy pequeño casi no se tiene en cuenta. De ahí que los fariseos, como reivindicando para sí la perfecta observancia de la ley, pagasen incluso el diezmo de tales minucias (Mt 23,23). Y no es por esto por lo que el Señor los reprende, sino únicamente porque menospreciaban lo más importante, o sea, los preceptos espirituales. Nos da a entender, sin embargo, que por su minuciosidad eran más bien encomiables cuando dice: Bien estaba el practicar tales cosas, refiriéndose sin duda a los tiempos de la ley, como expone el Crisóstomo. Parece asimismo que en todo esto hay más de conveniencia que de obligación. Y así, en la actualidad, nadie está obligado a pagar los diezmos de estas menudencias, a no ser, si acaso, por la costumbre del país." (Sto. Tomás de Aquino, S.Th)

sábado, 20 de junio de 2009

El milagro más recursivo de los Pentecostales

CUALQUIERA PUEDE PONERSE EN ESA POSICIÓN Y ESTIRAR LOS BRAZOS DEJANDO UNO MÁS ESTIRADO QUE EL OTRO. ES LO MÁS FÁCIL DEL MUNDO. HASTA UN CHICO PUEDE HACERLO. DEBE HACERSE UNA LEVE ROTACIÓN DEL HOMBRO IZQUIERDO HACIA ATRÁS.

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¡QUÉ VERGÜENZA!

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¿¿¿¿¿¿POR QUÉ LOS MILAGROS EN LOS QUE SE ESTIRAN LAS PIERNAS Y LOS BRAZOS SON EL MILAGRO MÁS RECURSIVO DE LOS PENTECOSTALES QUE NECESITAN "AVIVAR" Y LLENAR SUS IGLESIAS Y SUS ARCAS??????????

jueves, 18 de junio de 2009

Apostasías de los Carismáticos


Movimiento de la Prosperidad:
Echar el espíritu de Pobreza como si fuera un demonio
Los bienes terrenales como fin.
Avaricia. La aceptación de la doctrina protestante
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El Milagro como obligatorio:
El milagro no es un signo obligatorio del cristiano. Falsos milagros. La propaganda del milagro como prueba de fe. El Milagro por lo terreno y no por lo espiritual. La vanagloria del milagro. Ministerio de Sanidad como metodología protestante. La necesidad de ver para creer contra la bianaventuranza de los que creen sin haber visto.
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Biblia y sólo Biblia:
Libre Exámen (protestante). Rema, Pedir Palabra (autoridad "infalible" en el azar). Interpretación protestante y pentecostal de la Biblia.
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Ecumenismo:
La aceptación de los PANCRISTIANOS. (´Pio XII: "Pero donde con falaz apariencia de bien se engañan más fácilmente algunos, es cuando se trata de fomentar la unión de todos los cristianos.") .La negación explícita de la doctrina eterna de QUE FUERA DE LA IGLESIA CATÓLICA NO HAY SALVACIÓN". Se relativiza el INFIERNO, EL PURGATORIO, JESUCRISTO COMO JUEZ JUSTO, La importancia de la Verdad y de la Doctrina depositada en la Iglesia Católica. La incorporación de todo tipos de novedades en cuestión de Fe. La aceptación del pentecostalismo. Se practica la Communicatio in Sacris, penada por el vigente canon 1365 del Derecho Canónico.
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Música Sagrada:
Se mundaniza la música para Dios. La Sensualidad por sobre lo sagrado. Marcos Witt, Adrián Romero y la incorporación de toda música protestante para la Liturgia Católica. (...el artista, que no profesa las verdades de la fe o se halla lejos de Dios en su modo de pensar y de obrar, de ninguna manera debe ejercer el arte sagrado, pues no tiene, por así decirlo, ese ojo interior que le permita ver todo cuanto la majestad y el culto de Dios exigen. (...)
jamás serán dignas de ser admitidas en el templo por la Iglesia, juez y guardiana de la vida religiosa. S.S. Pío XII)
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Exorcismo Protestante:
La aceptación de doctrinas pentecostales como católicas. La demonización de las tristezas y sufrimientos "provechosos" de la vida. La psicologización de lo espiritual. El endiosamiento del hombre. Se relativiza la naturaleza caída del hombre. Liberaciones a cosas a las que se debe estar sujeto (deberes de estado, compromisos religiosos, devociones, angustias, culpas, remordimientos, etc). Se prescinde del Orden Sagrado, del Agua Bendita, del nombre de la Virgen y de los Santos, etc.
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Errores de la RCC:
No es católica (contradice la doctrina de siempre) y nació en la herejía protestante.
Niega la Jerarquía Eclesiástica en el orden sacramental e institucional. Adultera la liturgia, etc.
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Cubrirse con la Sangre de Cristo:
La Sangre de Cristo aplicada por fuera de los Sacramentos y de las devociones católicas; consecuente con la doctrina protestante de Benny Hinn y otros pentecostales, haciendo un falso y libre exámen del pasaje bíblico: "Caiga su Sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos". Explica S. J. Crisóstomo y con él todos los padres de la Iglesia, que esta súplica es una MALDICIÓN que se dict contra sí mismo.
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Falsos Profetas:
Tergiversan las Escrituras y predicen cosas falsas. Enseñan Malas Doctrinas. El desconocimiento de la Doctrina de la Iglesia.
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El neopagananismo y liberalismo:
La división del mundo y del Reinado de Cristo: La aceptación de leyes ateas y anticristianas: (Divorcio, Aborto, Matrimonio Libre, Libertad Política, etc). Control de Natalidad, Anticonceptivos, Contraceptivos. La impudicia y la aceptación de toda moda. La posibilidad de hacer el bien sin la Gracia.
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Afirmarse a Sí mismo:
Contra el consejo evangélico "Niéguese a sí mismo y tome su Cruz" de Cristo. El hedonismo. "La imposibilidad de que me vaya mal". Los dones personales por sobre la Caridad. La exibición de milagros, de sacrificios. El testimonio de sí mismo como prueba de Dios.
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Imposición de manos:
"¿qué autoridad tiene un laico para imponerlas manos sobre otro laico, o lo que es peor, sobre un Obispo o un Cardenal? ¿Quién les ha dado esa autoridad?No Cristo, que ha establecido el Sacramento de la Confirmación para conferir el Espíritu Santo; ni la Iglesia, que no sabe nada del Bautismo del Espíritu; ni el mismo Espíritu Santo, puesto que no hay pruebas en la Escritura o en la Tradición de que haya conferido tal autoridad."
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Gnosticismo:
"Declara y se cumple". Un Superhombre que conoce los misterios del universo a través de su psíquis. Dominio sobre las cosas y el hombre ordenando a Dios, contra el "Hágase tu Voluntad" del mismo Cristo.
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...Ampliaremos...

El Hot-line de los Carismáticos


Se jactan los pentecostales y carismáticos caóticos de hablar con Dios constantemente en coloquios tan claros como detallistas; al punto tal de que sus coloquios espirituales son en realidad telefoneadas "materiales" con el Cielo. El hot-line de los carismáticos, del que con tanta ostentación vanidosa se pavonean; si fuera posible, ¿podría darse como manifiestan sus propagandas?


Entendemos por inspiraciones todos los atractivos, movimientos, reconvenciones y remordimientos interiores, luces y conocimientos que recibimos de Dios, el cual previene nuestro corazón con sus bendiciones, con cuidado y amor paternal, para despertarnos, excitarnos, empujarnos y atraernos a las santas virtudes, al amor celestial, a los buenos propósitos, en una palabra, a todo lo que nos encamina hacia nuestro bien eterno. Es lo que el Esposo entiende por llamar a la puerta y hablar al corazón de la Esposa, despertarla cuando duerme, llamarla y reclamarla cuando está ausente, invitarla a gustar la miel y a coger las manzanas y las flores de su jardín y a cantar y hacer resonar su dulce voz en sus oídos. (...)
ocurre que el enemigo, cuando ve un alma pronta en dar consentimiento a las inspiraciones, le sugiere, con frecuencia, cosas falsas, para engañarla.

INTRODUCCIÓN A LA VIDA DEVOTA, Cap XVIII. Cómo se han de recibir las Inspiraciones




Por eso juzgamos necesario exponer toda la doctrina de los Apóstoles acerca de nuestro Señor Jesucristo, y probarles que ellos no sólo no han entendido nada sobre él; sino mucho más: que el Espíritu Santo por medio de los Apóstoles ha advertido de antemano que ellos, sometidos a Satanás, darían origen a tales doctrinas para echar abajo la fe de algunos y apartarlos de la Vida.
(Ireneo, Contra los herejes)


Sólo Jesucristo ha podido hablar con verdadera autoridad; pero nosotros, como somos débiles, debemos consultar con nuestra debilidad lo que debemos decir a nuestros débiles hermanos (SAN GREGORIO MAGNO, Moralia,7).

martes, 16 de junio de 2009

Obligación: Rechazar con HORROR


885. ¿Puede leerse cualquier traducción vulgar de la Biblia? - Puede leerse cualquier traducción vulgar de la Biblia, con tal que esté reconocida como fiel por la Iglesia católica y vaya acompañada de explicaciones. aprobadas por la misma.

886. ¿Por qué sólo pueden leerse las traducciones de la Biblia aprobadas por la Iglesia? - Sólo pueden leerse las traducciones de la Biblia aprobadas por la Iglesia porque ella es la guarda legítima de la Biblia.

887. ¿Por quién podemos conocer el auténtico sentido de las Sagradas Escrituras? - El sentir auténtico de las Sagradas Escrituras sólo podemos conocerlo por la Iglesia, porque sólo la Iglesia no, puede errar en su interpretación.

888. ¿Qué debe hacer el cristiano a quien le ofrece una Biblia algún protestante o emisario de los protestantes? - El cristiano a quien le ofrece una Biblia algún protestante o emisario de los protestantes debe rechazarla con horror, como prohibida por la Iglesia, y si la hubiese recibido sin darse cuenta, debería inmediatamente arrojarla a las llamas o entregarla a su párroco.

889. ¿Por qué la Iglesia prohíbe las Biblias protestantes? - La Iglesia prohíbe las Biblias protestantes porque, o están alteradas y contienen errores, o porque, faltándoles la aprobación y notas declarativas de los sentidos oscuros, pueden dañar a la fe. Por esto la Iglesia prohíbe hasta las traducciones de la Sagrada Escritura aprobadas antes por ella, pero reimpresas después sin las explicaciones aprobadas por la misma.

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(Catecismo S. Pío X)

¿Es NECESARIA a todos los cristianos la lectura de la Biblia? ¡NO!

La Biblia y Sólo La Biblia, lema protestante y anticatólico, hace un mandamiento farisaico de erudición bíblica tal, que el intento inclaudicable del modernismo por protestantizar la Iglesia Católica, ha llegado ha despreciar a quien no sigue el primer mandamiento luterano: Leer y Leer la Biblia. La Santa Tradición y el Santo Magisterio de la Iglesia, donde se resguarda la Verdadera Biblia, y se la explica debidamente, no obligan al cristiano la recomendación de leer las Sagradas Escrituras. El no hacerlo no implica ningún pecado ni desprecio a Dios, cuya Palabra se saborea y se observa en la confianza filial de su Santa Iglesia.

884. ¿Es necesaria a todos los cristianos la lectura de la Biblia? - La lectura de la Biblia no es necesaria a todos los cristianos, porque ya están enseñados por la Iglesia, pero es muy útil y se recomienda a todos. (Catecismo S. Pío X)

viernes, 12 de junio de 2009

La importancia de la Verdad Absoluta


Citas de la Sagrada Escritura:

"Sea tu sí, sí, tu no, no". (Mt 5,37).

"Jesús le dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida". (Jn 14,6).

"Cuando viniere Aquél, el Espíritu de verdad, os guiará hacia la verdad completa". (Jn 14,13).

"Si permanecéis en mi palabra, seréis en verdad discípulos míos y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres". (Jn 8,31-32).

"Abrazados a la verdad, en todo crezcamos en la caridad". (Ef 4,15).

"El demonio es el padre de la mentira". (Jn 8,42).

"El cristiano no debe mentir". (Ef 4,25 Ap 14,5).

"Es una infamia en el hombre la mentira" [. . . ]. (Si 20,26).

"Los cobardes, los infieles, los abominables, los homicidas, los fornicarios, los hechiceros, los idólatras y todos los embusteros tendrán su parte en el estanque que arde con fuego y azufre, que es la segunda muerte". (Ap 21,8).

"Seis cosas aborrece Yavé, y aun siete abomina su alma. Ojos altaneros, lengua mentirosa, manos que derraman sangre inocente. Corazón que trama iniquidades, pies que corren presurosos al mal. Testigos falsos, que difunden calumnias y encienden rencores entre hermanos". (Pr 6,16-19).

"Guardaos, pues, de murmuraciones inútiles, preservaos de la lengua mal hablada, porque la palabra más secreta no quedará impune, y la boca embustera da muerte al alma". (Sg 1,11).

"Los labios mentirosos los aborrece Yavé, se agrada de los que proceden sinceramente". (Pr 12,22).

"Es preferible el ladrón al mentiroso, uno y otro tendrán por heredad la perdición". (Si 20,27).

"Guárdate de mentir y de añadir mentiras a mentiras, que eso no acaba en bien". (Si 7,14).

"Por lo cual, dejando de lado a la mentira, hable cada uno verazmente con su prójimo, pues que todos somos miembros unos de otros". (Ep 4,25).

"No hay para qué gloriaros, ni levantar mentiras contra verdad: que esa sabiduría no es la que desciende de arriba, sino más bien una sabiduría terrena, animal y diabólica". (Jc 3,14-15).

"Ellos (los gentiles) habían colocado la mentira en el lugar de la verdad (. . .)" (Rm 1,25).

"Fuera perros, hechiceros, fornicarios, homicidas, idólatras y todos los que aman y practican la mentira". (Ap 22,15).

"Nuestro Señor es la misma verdad; el Verbo de Dios que podemos conocer y en quien debernos vivir". (1Jn 5,7).

"Por lo tanto, es inútil buscar la verdad fuera de El: toda la sabiduría está contenida en Jesús". (Col 2,3).

Tradición Católica:

Amor a la verdad

En sentido amplio, consiste la veracidad en el amor a la verdad. Más concretamente, designa la verdad en las palabras, la conformidad de éstas (o gestos equivalentes) con el pensamiento, con la convicción interior (cfr. Suma Teológica,2-2, q. 109, a. 1).

Quien no ama la verdad, todavía no conoce (SAN GRECORIO MAGNO, Hom. 14 sobre los Evang. ).

¡Oh Verdad!, tú presides en todas partes a todos los que te consultan y a un tiempo les respondes a todos, aunque sean cosas diversas. Claramente tú respondes, pero no todos oyen claramente. Todos te consultan sobre lo que quieren. Optimo ministro tuyo es el que atiende tanto a oir de ti lo que él quisiera, cuanto a querer aquello que de ti oyere (SAN AGUSI¡N, Confesiones,10).

(La mentira) asemeja al hombre al diablo (SANTO TOMAs, Sobre los mandamientos, l. c. , p. 280).

Los hombres pasan, la verdad del Señor permanece para siempre (Imitación de Cristo,1,5,2).

La veracidad y las demás virtudes:

Por ser animal sociable, el hombre debe a los demás cuanto sea necesario para la conservación de la sociedad. Ahora bien, no sería posible la convivencia entre los hombres si no se fiaran entre si, convencidos de que se dicen mutuamente la verdad (SANTO TOMÁS, Suma Teológica,2-2, q. 109, a. 3).

La verdad huye del entendimiento que no encuentra humilde (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 18 sobre los Evang. ).

Es cierto que la verdad huye siempre de las mentes que no son humildes (SAN AGLSTIN, Sermón sobre humildad y temor de Dios).

La mentira hace imposible la vida social (SANTO ToMÁS, Sobre los mandamientos,1. c. , p. 281).

Se oponen entre sí la vanidad y la verdad (SAN AGUSTíN, Sermón 12).

Rectificar cuando sea necesario:

Acostúmbrate a no mentir jamás a sabiendas, ni por excusarte, ni de otro modo alguno, y para esto ten presente que Dios es el Dios de la verdad. Si acaso faltas a ella por equivocación, enmiéndalo al instante, si puedes, con alguna explicación o reparación; hazlo así, que una verdadera excusa tiene más gracia y fuerza para disculpar que la mentira (SAN FRANCISCO DE SALES, Introd. a la vida devota, III,30).

Alguna vez es lícito ocultar la verdad, pero nunca es lícito mentir:

De que se pueda en ocasiones ocultar la verdad, no se debe concluir que sea lícito mentir (SAN AGUSTíN, en Catena Aurea, vol. 1P 425).

Por dos causas debe ocultarse el conocimiento de alguna cosa a quienes la preguntan. A saber, cuando el que inquiere es incapaz de comprenderla, o cuando por odio o menosprecio se hace indigno de que se le explique (SAN BEDA, en Catena Aurea, vol. VI, p. 368).

La mentira unas veces constituye pecado mortal; otras, venial. Es mortal mentir en asuntos de fe, cosa que puede ocurrir a predicadores y maestros ilustres; y entre todas las clases de mentiras es ésta la más grave: Habrá entre vosotros maestros mendaces, que introducirán sectas perniciosas (2P 2,1). Algunos lo hacen en ocasiones por aparentar sabiduría (SANTO TOMAS. Sobre los mandamientos, l. c. , p. 281).


La ignorancia y el error:

Perverso maestro es el diablo, que mezcla muchas veces lo falso con lo verdadero,para encubrir el engaño con apariencia de verdad. (SAN BEDA. en Catena Aurea, vol. IV, p. 76).

Si me preguntáis por qué hay tan pocos cristianos que obren con la exclusiva intención de agradar a Dios, ved la razón de ello. Es porque la mayor parte de los cristianos se hallan sumidos en la más espantosa ignorancia, lo cual hace que todo su obrar sea meramente humano. De manera que, si comparaseis sus intenciones con las de los paganos, ninguna diferencia encontraríais. ¡Dios mio!, ¡cuántas buenas obras se pierden para el cielo! (SANTO CURA DE ARS, Sermón sobre la virtud).

Sólo como falsa ciencia puede ser calificada la doctrina de los herejes, los cuales enmascaran su propia ignorancia llamándola ciencia, del tiempo revuelto dicen que está sereno y a las tinieblas las llaman luz (SAN VICENTE DE LERINS, Conmonitorio, n. 21).

Cuando se estudia mucho, se conoce a Dios: frecuentemente, la ignorancia es hija de la pereza (SAN JUAN CRISÓS-TOMO, en Catena Aurea, vol. III, p. 78).

La antorcha encendida significa que no debemos permitir que nadie viva en las tinieblas de la ignorancia (SAN CIRILO, en Catena Aurea, vol. VI, p. 101).

La mayoría de las falsedades contienen algo de verdad; por lo menos, aquellas falsedades que son perversiones de la verdad son las que tienen más éxito. Pero, aun sin falsedad, vosotros sabéis cuán extraña puede aparecer la verdad a mentes no familiarizadas con ella (CARD. J. H. NEWMAN, Sermón en la inaugurac. del Seminario 5. Bernardo,3-X- 1873).

No se lee en el Evangelio que Cristo dijese: "os envío el Espíritu Santo para que os instruya sobre el curso del sol y de la luna". Porque quería hacer cristianos, no matemáticos (SAN AGUSTÍN, Sermón 2).

Muchas veces juzgamos las cosas conforme a nuestro deseo, y perdemos con frecuencia el verdadero juicio por amor propio (Imitación de Cristo,1,14,1).

Si se da una razón contra la autoridad de las divinas Escrituras, por muy aguda que sea, engaña con semejanza de verdad, pues no puede ser verdadera (SAN AGUSTIN, Epístola 143, a Marceliano).

La doctrina del Salvador es por sí misma perfecta y de ninguna necesita pues es la virtud y sabiduría de Dios. La filosofía griega al unirse a ella no hace más poderosa la verdad; mas por hacer débiles los argumentos de los sofistas contra aquella y rechazar las engañosas asechanzas contra la misma fue llamada ajustado muro, cerca y valladar de la viña (CLEMENTE DE ALEJANDRIA Stromata 1)


lunes, 8 de junio de 2009

San Francisco contra "el espíritu de Asís"


«Francisco, el siervo de Dios, respondió con corazón intrépido que no había sido enviado por los hombres, sino por Dios Altísimo, para mostrarle a él y a su pueblo el camino de la salvación y anunciar el Evangelio de la verdad. Y predicó al sultán el Dios uno y trino y el Salvador de todos, Jesucristo, con tanto coraje, fuerza y fervor de espíritu, que logró mostrar luminosamente que se estaba realizando con plena verdad la promesa del Evangelio: “¡Yo os daré un lenguaje y una sabiduría a las que no podrá resistir o contradecir ningún adversario vuestro”».

Trece años después de su conversión, partió hacia las regiones de Siria, afrontando valerosamente muchos peligros, con el fin de poderse presentar ante el sultán de Babilonia.

Entre los cristianos y los sarracenos estaba en curso una guerra implacable: los dos ejércitos estaban acampados muy cerca, uno frente al otro, separados por una franja de tierra que no se podía atravesar sin peligro de muerte. El sultán había promulgado un edicto cruel: quien llevase la cabeza de un cristiano, recibiría como recompensa un roel de oro. Pero Francisco, intrépido soldado de Cristo, animado por la esperanza de poder realizar pronto su sueño, decidió acometer la empresa, sin aterrorizarse ante la muerte sino más bien ansioso por afrontarla.

Confortado en el Señor (1S 30,6), rezaba confiado y repetía cantando aquellas palabras del profeta: «aunque camine entre sombras de muerte, no temeré ningún mal, porque Tú estás conmigo» (Sal 22,4).

Así pues, partió llevando consigo un compañero que se llamaba Iluminado y era de verdad iluminado y virtuoso. Apenas emprendieron el camino, encontraron dos pequeñas ovejas y el Santo se alegró y dijo al compañero: «Ten confianza en el Señor (Si 11,22), hermano, porque se está realizando en nosotros aquella palabra del Evangelio: “Os mando como corderos en medio de lobos”».

Avanzaron un poco y se toparon con los centinelas sarracenos, quienes, lanzándose como lobos contra las ovejas, capturaron a los siervos de Dios y, amenazándoles de muerte, les maltrataron cruel y despectivamente, les cubrieron de insultos y de golpes y les encadenaron. Finalmente, después de haberles maltratado y ultrajado de mil formas, por disposición de la divina providencia, les llevaron ante el sultán, como el hombre de Dios quería. El príncipe comenzó a indagar de parte de quién, con qué fin y a título de qué habían sido enviados y cómo habían llegado hasta allí. Francisco, el siervo de Dios, respondió con corazón intrépido que no había sido enviado por los hombres sino por Dios Altísimo, para mostrarle a él y a su pueblo el camino de la salvación y anunciar el Evangelio de la verdad.

Y predicó al sultán el Dios uno y trino y el Salvador de todos, Jesucristo, con tanto coraje, con fuerza y fervor de espíritu, que logró mostrar luminosamente que se estaba realizando con plena verdad la promesa del Evangelio: «Yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro» (Lc 21,15).

El propio sultán, viendo el admirable fervor de espíritu y la virtud del hombre de Dios, lo escuchó gustoso y le pedía vivamente que se quedara junto a él. Pero el siervo de Dios, iluminado por un oráculo del cielo, le dijo: «Si tú con tu pueblo quieres convertirte a Cristo, me quedaré muy a gusto con vosotros. En cambio, si te resistes a abandonar la ley de Mahoma por la fe de Cristo, ordena que enciendan un fuego lo más grande posible y yo, con tus sacerdotes, entraré en el fuego y así, al menos, podrás saber con conocimiento de causa cuál fe debe ser tenida por más cierta o más santa». Pero el sultán le respondió: «No creo que ninguno de mis sacerdotes tenga ganas de exponerse al fuego o de afrontar la tortura para defender su fe» (de hecho, había visto desaparecer inmediatamente ante sus ojos a uno de sus sacerdotes, famoso y de edad avanzada, en cuanto había oído los términos del desafío).


Y el Santo prosiguió: «Si me prometes, en tu nombre y el de tu pueblo, que os pasaréis a la religión de Cristo si yo salgo ileso del fuego, entraré en el fuego solo. Si me quemo, venga ello imputado a mis pecados; en cambio, si la potencia divina me hace salir sano y salvo, reconoceréis a Cristo, potencia y sabiduría de Dios, como el verdadero Dios y Señor, salvador de todos» (1Cor 1,24, Jn 17,3 y 4,42).

Pero el sultán le respondió que no osaba aceptar este desafío por temor a una revuelta popular. Sin embargo, le ofreció muchos regalos preciosos; pero el hombre de Dios, ávido no de cosas mundanas sino de la salvación de las almas, los despreció todos como fango.

Viendo cuán perfectamente el Santo despreciaba las cosas del mundo, el sultán quedó admirado y concibió hacia él una devoción cada vez mayor. Y, ya que no quería pasarse a la fe cristiana, o tal vez no se atrevía, rogó devotamente al siervo de Dios que aceptara aquellos dones para distribuirlos entre los cristianos pobres y las iglesias, para la salvación de su alma. Pero el Santo, dado que quería permanecer libre del peso del dinero y al no ver en el ánimo del sultán la raíz de la verdadera piedad, no quiso aceptar de ninguna manera.

Además, viendo que no hacía progresos en la conversión de aquella gente y que no podía realizar su sueño, advertido por una revelación divina, retornó a los países cristianos."


Leyenda Mayor de san Bonaventura de Bagnoregio, en la edición “Fuentes Franciscanas”, Messaggero, Padua 1990. Probablemente san Francisco llegó ante el sultán Melek-el-Kamel durante la tregua que tuvo lugar entre final de agosto y final de septiembre de 1219

ADULTERIO


"Oísteis que se dijo a los antiguos: No adulterarás. Y yo os digo que todo aquel que pusiese los ojos en una mujer para codiciarla, ya cometió adulterio en su corazón con ella". (Mt. 5, 27-28)

Mons. Juan Straubinger:
"Es muy importante distinguir entre la inclinación y la voluntad. No hemos de sorprendernos de sentir un mal deseo ni tener escrúpulo de él, porque esto es lo normal; pecado sería consentir en lo que sentimos. Dios saca de él ocasión de mérito grandísimo cuando lo confesamos con plena desconfianza de nosotros mismos, y entonces nos da la fuerza para despreciarlo. Por eso Santiago (1, 12) llama bienaventuranza la tentación en el hombre recto."
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San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom.17,1:
Después que el Señor terminó el primer mandamiento a saber: "No matarás", procede con orden a hablar del segundo. Oísteis que fue dicho a los antiguos: "No adulterarás".

San Agustín, sermones, 9,3:
Esto es, no irás a buscar otra mujer que la tuya. Si exiges de tu mujer esto, ¿no querrás pagarle del mismo modo cuando debes darle ejemplo con tus virtudes? Es muy necio el que el hombre diga que esto no se puede hacer. Lo que hace la mujer, ¿no podrá hacerlo el hombre? No quieras decir: No tengo mujer y por lo tanto voy a buscar a una mujer pública y por ello no quebranto este precepto, puesto que dice: "No adulterarás". Ya has conocido lo que vales, el precio que Cristo pagó por ti: ya sabes qué comes y qué bebes, y también a quién comes y a quién bebes. Sepárate, pues, de las fornicaciones. Cuando corrompes la imagen de Dios (que eres tú), por las fornicaciones y por las complacencias carnales, el mismo Dios también (que sabe lo que te es útil), te manda esto para que no se destruya su templo, que tú has empezado a ser.

San Agustín, contra Faustum,19, 23:
Pero como los fariseos creían que el sólo trato corporal e ilícito con una mujer se llamaba adulterio, el Señor les manifestó que tal concupiscencia no era otra cosa, diciéndoles: "Pues yo os digo que todo aquél que pusiese los ojos en una mujer para codiciarla, ya cometió adulterio con ella". Lo que la ley manda es: "No desearás la mujer de tu prójimo" ( Ex 20,17), esto les parecía a los judíos que debía entenderse sólo de la acción de quitar la mujer a otro y no del trato carnal.

San Jerónimo:
Entre la pasión y el deseo hay la diferencia de que la pasión se considera como vicio, y el deseo aun cuando tiene la misma culpa del vicio, sin embargo, no se considera como crimen. Luego aquel que viese una mujer y observase que su alma se perturba, éste debe considerarse como herido por el deseo. Si consintiese, pasa del deseo a la pasión, y para éste, no sólo hay voluntad de pecar, sino también ocasión. Todo aquél que viese una mujer con ánimo de pecar con ella (esto es, si la mira de tal modo que la desee y se prepare para obrar el mal), éste ya puede decirse con verdad que ha pecado en su corazón.

San Agustín, de sermone Domini, 1, 12:
Tres circunstancias concurren para que se cometa un pecado: la sugestión, la complacencia y el consentimiento. La sugestión se verifica por medio de la memoria, esto es, por los sentidos del cuerpo, en cuyo goce, si alguno se deleita, ha incurrido en delectación ilícita, que debe refrenar. Si ha habido consentimiento, entonces hay pecado completo. La complacencia, sin embargo, antes del consentimiento, o es nula o muy leve. Consentir con ella es pecado cuando es ilícita; pero si se lleva a la práctica, parece que entonces se sacia y se apaga la concupiscencia. Después, cuando la sugestión se repite, la complacencia es mayor, más no lo es tanto como aquella que viene a constituir un hábito, que difícilmente se puede vencer.

San Gregorio, Moralia, 21, 2:
Todo aquel que mira exteriormente de una manera incauta, generalmente incurre en la delectación de pecado, y obligado por los deseos, empieza a querer lo que antes no quiso. Es muy grande la fuerza con que la carne obliga a caer, y, una vez obligada por medio de los ojos, se forma el deseo en el corazón, que apenas puede ya extinguirse con la ayuda de una gran batalla. Debemos, pues, vigilarnos, porque no debe verse aquello que no es lícito desear. Para que la inteligencia pueda conservarse libre de todo mal pensamiento, deben apartarse los ojos de toda mirada lasciva, porque son como los ladrones que nos arrastran a la culpa.

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 17,2:
Si quieres con frecuencia fijar los ojos en las caras hermosas, serás atrapado por completo, aunque acaso puedas contenerte por dos o tres veces, porque esto no está fuera de la humana naturaleza. Pero el que una vez enciende la llama en su corazón (después de vista una mujer), aun cuando no vea sus formas, retiene en sí el recuerdo de las acciones torpes, de cuya representación muchas veces pasa a la obra. Pero si alguna, adornándose demasiado, atrae los ojos de los hombres hacia sí, aun cuando no haga pecar a ninguno, ella padecerá el fuego eterno, porque forma el veneno, aun cuando no encuentre ninguno que lo beba. Lo que dice a los hombres, esto mismo dice a las mujeres, lo que se dice a la cabeza, también se dice al cuerpo.
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Fuentes: Catena Aurea Sto Tomás de Aquino/ Biblia Straubinger



domingo, 7 de junio de 2009

¿Debió Cristo predicar a los judíos sin escandalizarlos?


Objeciones por las que parece que Cristo debió predicar a los judíos sin escandalizarlos.

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1. Porque, como dice Agustín en el libro De agone christiano, en Jesucristo hombre se nos ofreció como modelo de vida el Hijo de Dios. Ahora bien, nosotros debemos evitar el escándalo, no sólo de los fieles, sino también de los infieles, conforme a las palabras de 1 Cor 10,32: No deis escándalo a los judíos, ni a los gentiles ni a la Iglesia de Dios. Luego parece que también Cristo debió evitar el escándalo de los judíos en su enseñanza.

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2. No es propio del sabio comportarse de modo que se impida el efecto de su labor. Ahora bien, Cristo, al turbar con su enseñanza a los judíos, impedía el efecto de la misma, pues en Lc 11,53-54 se dice que, por reprender el Señor a los fariseos y a los escribas, comentaron a acosarle terriblemente y a hacerle hablar de muchas cosas, poniéndole lazo y tratando de cogerle por alguna palabra de su boca, para acusarlo. Luego no parece haber sido conveniente que los escandalizase con su enseñanza.

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3. dice el Apóstol en 1 Tim 5,1: No reprendas con dureza al anciano, sino exhórtale como a un padre. Ahora bien, los sacerdotes y los príncipes de los judíos eran los ancianos de aquel pueblo. Luego parece que no debían ser reprendidos con dureza.

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Contra esto: está que en Is 8,14 se había profetizado que Cristo sería piedra de tropiezo y piedra de escándalo para las dos casas de Israel.
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Respondo: La salvación del pueblo debe preferirse a la paz de cualquier hombre particular. Y, por este motivo, cuando algunos impiden con su maldad la salvación del pueblo, no ha de temer su escándalo el predicador o el doctor, a fin de proveer a la salvación del pueblo. Pero los escribas, los fariseos y los príncipes de los judíos impedían mucho, con su malicia, la salvación del pueblo, ya porque se oponían a la doctrina de Cristo, por la que solamente podía conseguirse la salvación, ya porque con sus costumbres depravadas corrompían también la vida del pueblo. Y por eso el Señor, a pesar de su escándalo, enseñaba públicamente la verdad, que ellos aborrecían, y reprendía sus vicios. Y por eso, en Mt 15,12.14 se lee que, cuando los discípulos dijeron al Señor: ¿Sabes que los judíos, al oír tus palabras, se han escandalizado?, les contestó: Dejadlos. Son ciegos y guías de ciegos. Si un ciego guía a otro ciego, ambos caen en la fosa.

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A las objeciones:

1. El hombre debe comportarse de modo que no escandalice a nadie, para que a ninguno dé ocasión de ruina con sus hechos o con sus dichos menos rectos. No obstante, si de la verdad se origina el escándalo, es preferible mantener el escándalo antes que abandonar la verdad, como escribe Gregorio.

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2. La reprensión pública de los escribas y fariseos por Cristo no impidió, sino que más bien promovió el efecto de su enseñanza. Porque al quedar al descubierto los vicios de aquéllos ante el pueblo, éste se apartaba menos de Cristo a causa de las palabras de los escribas y los fariseos, que se oponían siempre a la enseñanza de Cristo.

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3. Esa sentencia del Apóstol debe entenderse respecto de aquellos ancianos que no lo son sólo por la edad o por la autoridad, sino también por la honestidad, conforme a aquel pasaje de Núm 11,16: Reúneme setenta hombres entre los ancianos de Israel, de los que tú sabes que son ándanos del pueblo. Pero si convierten la autoridad de su ancianidad en instrumento de malicia, pecando públicamente, deben de ser reprendidos abiertamente y con dureza, como lo hizo Daniel: Envejecido en la maldad, etcétera (Dan 13,52).

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Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino, Tercera Parte, Cuestión 42, Artículo 2.


miércoles, 3 de junio de 2009

La Herejía Prosperista se lleva a miles de Católicos






Estos libros los podrán comprar en http://shalombooksny.com/. La avaricia protestante y la usura judía se entremezclan para materializar lo espiritual y espiritualizar lo material, con el simple afán de ganancias terrenas. Y cada vez son más los católicos (la mayoría protestantizados a través del carismatismo) que se alejan de la SANA DOCTRINA y abandonan la FE.

Aquí la Sana Doctrina, sin la cual nos espera el Infierno:

"Si sois esclavos de los hombres, no evitáis medio alguno, cuando se os promete la libertad; y, en cambio, cautivos de la avaricia, ni siquiera os ponéis a pensar por qué medios os podríais liberar de semejante dura esclavitud. La pobreza no es dura; la tiranía de la riqueza es amarguísima. Considera cuán alto precio pagó Cristo por nosotros. Derramó su sangre; se entregó a sí mismo. Y vosotros, tras de eso, os habéis derribado por el suelo; y lo que es peor, os deleitáis en la servidumbre, como en un banquete. La ignominia constituye vuestras delicias y lo que es aborrecible se os ha vuelto amable."
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S. J. Crisóstomo (Hom XC)

Aquí induce a los Corintios a dar limosnas a ejemplo de Cristo, diciendo: Quiero comprobar vuestro buen ingenio para dar, es claro que a los pobres, cosa que debéis hacer a ejemplo de Cristo; porque conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, la que dio El al género humano. La gracia y la verdad por Jesucristo, etc. (Jn 1,17). Y se le llama gracia porque todo cuanto de nuestras penalidades asumió el Hijo de Dios en su totalidad se le debe atribuir a la gracia, porque ni se le adelantó nadie en bondad, ni fue obligado por la fuerza de alguien, ni llevado por necesidad suya. Así es que por esta gracia por nosotros se hizo pobre. Y dice indigente, lo que es más que pobre. Porque se llama indigente no al que simplemente tiene muy poco, sino al que carece de todo; porque el pobre algo tiene. Así es que para significar la mayor pobreza se dice: se hizo indigente, es claro que en las cosas temporales. El Hijo del hombre no tiene dónde reclinar su cabeza (Luc. 9,58). Yo soy el hombre que ha visto la miseria (Tren. 3,10). Pero se hizo indigente no por necesidad sino voluntariamente, para que este favor ya no fuese favor, y por esto dice: siendo rico, es claro que en bienes espirituales. Es el Señor de todos, rico para con todos (Rm 10,12). En mi mano están la riqueza y la gloria, la opulencia y la justicia (Pr 8,18). Y dice siendo, no habiendo sido, para que no parezca que Cristo perdiera las riquezas espirituales al asumir la indigencia. Porque de tal manera asumió esta indigencia que no perdió aquellas inestimables riquezas. Ricos y pobres juntos en uno (Ps. 48,3). Rico en las cosas espirituales, pobre en las temporales. Y el por qué quiso hacerse indigente lo agrega diciendo: para que por su pobreza fuésemos ricos, o sea, para que por su misma pobreza en las cosas temporales fueseis ricos en las espirituales. Y esto por dos cosas, por el ejemplo y por sacramento. Por el ejemplo porque si Cristo amó la pobreza, también nosotros por su ejemplo debemos amarla. Y amando la pobreza en las cosas temporales nos hacemos ricos en las espirituales. ¿No es verdad que Dios eligió a los pobres en este mundo para hacerlos ricos en la fe? (Sant. 2,5). Y por eso dice: para que por su pobreza, etc. Y por sacramento, porque todo lo que Cristo hizo y sufrió fue por nosotros. De aquí que así como por haber sufrido la muerte fuimos librados de muerte eterna y restituidos a la vida, así también por haber sufrido la indigencia en las cosas temporales, fuimos librados de la indigencia en las espirituales y hechos ricos en las espirituales. Habéis sido enriquecidos con toda ciencia, etc. (1Co 1,5).
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Sto. Tomás de Aquino (Com. a 2 Cor)

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