miércoles, 26 de noviembre de 2008

Exégesis: ¿Quién asesinó a Nuestro Señor?


¿Quién asesinó a sangre fría a Cristo Jesús?


Recordemos que la asociación "Amigos de Israel" –de la que formaban parte incluso cardenales y obispos- fue disuelta por S.S. Pío XI, por conducto de la sagrada Congregación del Santo oficio, en el año de 1928, siendo reprimidos los simpatizantes de dentro de la Iglesia por el Papa.



Entre las novedades de las barbaridades escandalosas que dicha asociación divulgó, se encuentra la afirmación de que el pueblo judío no fue deicida; contradiciendo lo sostenido por la Santa Iglesia durante casi veinte siglos. Condenada implícitamente por la Iglesia, esta asociación fue disuelta por el decreto mencionado.


Nadie imaginaba que volvieran a resurgir sus aventuradas y hasta heréticas tesis hasta que, con gran sorpresa, se comprobó que más de treinta años después, los judíos las hicieron resucitar, siendo secundados por un grupo numeroso de clérigos que, desafiando la condenación implícita del Santo Oficio, comenzaron a asegurar que es completamente falso que Nuestro Señor Jesucristo haya sido muerto por los judíos, siendo los romanos los verdaderos responsables del asesinato; debido a lo cual, es injustificado llamar deicida al pueblo judío.




TESIS PRIMERA. – Cristo acusó a los judíos y no a los romanos de quererlo matar

PRUEBAS

En el Evangelio según San Juan (capítulo VIII, versículo 37), narra el apóstol que, discutiendo Jesús con unos judíos (nótese que en otras partes del Evangelio de San Juan se refiere a fariseos u otros grupos, pero en esa parte se señala contundentemente que se dirige a TODOS los judíos) les dijo:

" Yo sé que sois hijos de Abraham: mas me queréis matar , porque mi palabra no cabe en vosotros".

Y después, según lo indica el apóstol, (capítulo VIII, versículo 40), Jesucristo Nuestro Señor vuelve a decir a los judíos:

" mas ahora me queréis matar , siendo hombre que os he dicho la verdad, que oí de Dios: Abraham no hizo esto"

Y en otro capítulo (VII) señala el discípulo amado que cierto día habiendo subido Jesús al templo a predicar, decía a los judíos:



"¿Por acaso no os dio Moisés la ley: y ninguno de vosotros hace la ley? ¿Por qué me queréis matar?..."



En ningún pasaje de los Santos Evangelios aparece que Cristo Nuestro Señor haya dicho que los romanos querían matarlo, sino por el contrario, acusa a los judíos de quererlo hacer. ¿Creen, pues, los clérigos que sostienen la novedosa tesis, que Cristo Nuestro Señor se equivocó y que ellos acaban de descubrir en este siglo lo que Nuestro Señor Jesucristo no pudo ni sospechar o sea, que eran los romanos y no los judíos los que lo querían matar?


TESIS SEGUNDA.- Fueron los judíos y no los romanos quienes repetidamente planearon e intentaron matar a Jesús, antes de su pasión y Muerte

PRUEBAS:

El Evangelio según San Mateo (capítulo XXI), nos narra que Cristo Nuestro Señor,

"Y habiendo ido al templo, los príncipes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo se llegaron a El a sazón que estaba enseñando, y le dijeron: ¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿Y quién te dio esta potestad?"


A continuación, el evangelista sigue narrando la discusión sostenida por Jesús con tan altos dirigentes del pueblo judío; para terminar el pasaje con estos dos versículos:

"Y cuando los príncipes de los sacerdotes, y los fariseos oyeron sus parábolas, entendieron que de ellos hablaba. Y queriéndole echar mano, temieron al pueblo: porque le miraba como un profeta".

Este pasaje muestra que los intentos de agresión no partían de gente irresponsable e ignorante, que no supiera lo que hacía, sino de los principales dirigentes del pueblo judío que eran entonces los príncipes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo, así como los fariseos (ANTECESORES DE LOS JUDÍOS ACTUALES) eran una secta que también era de influencia decisiva en el gobierno de esa nación.

En el Evangelio de San Marcos (capítulo III), se lee lo siguiente:

"Y entró Jesús de nuevo en la Sinagoga, y había allí un hombre que tenía una manos seca. Y le estaban acechando, si sanaría en día de sábado, para acusarle. Y mirándolos alrededor con indignación, condolido de la ceguedad de su corazón, dice al hombre: Extiende tu mano. Y la extendió, y le fue restablecida la mano. Mas los fariseos saliendo de allí, entraron luego en consejo contra El con los herodianos, buscando medios de hacerle perecer"


Se ve entonces, que los judíos habían tramado la muerte de Jesús mucho antes de que fuera llevado a Pilatos, sin que exista, en cambio, ningún pasaje de los Evangelios que indique alguna intención o plan de los romanos tendiente a realizarla.




San Juan consigna que habiendo sanado en sábado Jesús al paralítico, los judíos lo perseguían, diciendo (capítulo V, versículo 18):



"Y por esto los judíos tanto más procuraban matarlo: porque no solamente quebrantaba el sábado, sino porque también decía que era Dios su Padre, haciéndole igual a Dios..."


En el Evangelio de San Lucas, el apóstol nos relata cómo estando Cristo en Nazaret fue el sábado a la sinagoga y empezó a predicar, causando gran disgusto en muchos de los asistentes con sus prédicas. Dice el evangelista (capítulo IV, versículos 28 y 29):

"Y fueron en la sinagoga todos llenos de saña, oyendo esto. Y se levantaron, y lo echaron fuera de la ciudad: y lo llevaron hasta la cumbre del monte, sobre la cual estaba edificada su ciudad, para despeñarlo"


Si en el propio pueblo en que se crió intentaron matarlo, quiere decir que, los deseos de asesinarlo eran generales, no sólo confinados a los dirigentes judíos de Jerusalén.

Nuevamente San Juan señala (capítulo VII, versículo 1):

"Y después de esto andaba Jesús por la Galilea, porque no quería pasar a la Judea, por cuanto los judíos lo buscaban para matarlo"


Más claro no puede ser este pasaje. En toda Judea los judíos buscaban a Jesús para matarlo; mas no habiendo llegado su hora El prefería no entrar a esa región.


Fueron varios los intentos y conjuras previas para matar a Jesús; fueron los judíos también y no los romanos los que prepararon la conspiración final que dio como resultado su muerte.


TESIS TERCERA.- Fueron los judíos y no los romanos los instigadores y verdaderos responsables del crimen.


PRUEBAS:




En el Evangelio de San Lucas (capítulo XXII), dice el apóstol:




"Y estaba ya cerca la fiesta de los Azimos, que es llamada Pascua.Y los príncipes de los sacerdotes, y los Escribas, buscaban cómo harían morir a Jesús..."



A su vez, en el Evangelio según San Juan (capítulo XI), se encuentra lo que sigue.



" Y los príncipes de los sacerdotes, y los fariseos juntaron concilio , y decían: ¿Qué hacemos, porque Este hombre hace muchos milagros? Mas uno de ellos llamado Caifás, que era el sumo pontífice de aquel año, les dijo: Vosotros no sabéis nada. Ni pensáis que os conviene que muera un hombre por el pueblo, y no que toda la nación perezca.Y así desde aquel día pensaron cómo le darían la muerte. Por lo cual no se mostraba ya Jesús en público entre los judíos..."



San Lucas dice que fueron los judíos y no los romanos quienes sobornaron a Judas, para que entregara a Cristo (capítulo XXII):




"Y Satanás entró en Judas, que tenía por sobrenombre Iscariotes, uno de los Doce. Y fue, y trató con los príncipes de los sacerdotes, y con los magistrados, de cómo se lo entregaría. Y se holgaron, y concertaron de darle dinero. Y quedó con ellos de acuerdo. Y buscaba razón para entregarlo sin concurso de gentes"



Fueron, por tanto, los judíos y no los romanos, quienes tramaron el complot final para asesinar a Cristo Nuestro Señor y quienes además pusieron los medios para capturarlo, dando dinero a Judas Iscariote.



San Juan (capítulo XVIII) deja constancia en su Evangelio de cómo fue aprehendido Jesús:



"Cuando Jesús hubo dicho estas cosas, salió con sus discípulos de la otra parte del arroyo de cedrón, en donde había un huerto, en el cual entró El, y sus discípulos.Y Judas, que lo entregaba, sabía también aquel lugar: porque muchas veces concurría allí Jesús con sus discípulos. La cohorte pues, y el tribuno, y los ministros de los judíos prendieron a Jesús, y lo ataron.


Mientras la bestia permaneció encadenada –según los términos del Apocalipsis de San Juan- durante mil años, es decir, del siglo V al siglo XV, se redujo a crucificar niños indefensos, a escupir crucifijos e imágenes de maría Santísima, a ultrajar objetos sagrados, a intentar enlodar la santa memoria de Jesús y de María con blasfemias y calumnias horrendas; pero cuando la bestia se desató, a principios del siglo XVI, terminó por arrollar al mundo en los siglos XIX y XX.



Ya no se redujo entonces a escupir y ensuciar sacrílegamente a los crucifijos ni a las imágenes de maría Santísima, ni a calumniar horriblemente la memoria de Estos. A falta de otros objetivos, ya no fue necesario que reconcentrara todo su odio y toda su crueldad sobre niños inocentes. Libre el monstruo apocalíptico de sus cadenas, libre ya de las leyes eclesiásticas y civiles que mantenían a los judíos encerrados en los guettos, separados de los cristianos, sin la prohibición de ocupar puestos dirigentes en la sociedad una tras otra, desatando su odio diabólico sobre toda la Cristiandad, que en los países comunistas está siendo sistemáticamente destruida.






Confirma lo anterior incluso un escritor judío, Salvatore Jona, al decir:




"Los hebreos, salidos del Guetto, se lanzaron a la conquista de todas aquellas posiciones, materiales y espirituales, que les habían sido negadas en los siglos pasados..."



Sólo la mano que martirizó a Jesucristo puede ser capaz de organizar checas y policías secretas para cometer crímenes espantosos y en número escalofriante, que no tienen paralelo en la historia.



San Marcos en el capítulo XIV de su evangelio, nos dice:



"Y dos días después era la Pascua, y los Ázimos: y los príncipes de los sacerdotes, y los escribas andaban buscando cómo lo prenderían por engaño, y le harían morir.Y Judas Iscariotes uno de los Doce, fue a los príncipes de los sacerdotes, para entregárselo. Ellos, cuando lo oyeron, se holgaron: y prometieron darle dinero. Y buscaba ocasión oportuna para entregarle".



Es necesario hacer notar que Judas no intentó siquiera entregarlo a los romanos, sino a los judíos, porque eran ellos y no los romanos los interesados en matar a Cristo. Por otra parte, no fueron los romanos, sino los judíos los que pagaron a Judas por su traición.



Con un pasaje que demuestra cómo fueron los dirigentes espirituales y civiles del pueblo judío y no los romanos los que mandaron aprehender a Jesús, San Marcos, continúa:


"Y estando aún El hablando, llega Judas Iscariote, uno de los Doce, y con él grande tropel de gente, con espadas, y palos, de parte de los príncipes de los sacerdotes, y de los escribas y de los ancianos.Y el traidor les había dado una señal, diciendo: Aquel que yo besare, Aquel es: prendedle, y llevadle con cuidado.Entonces ellos le echaron las manos, y le prendieron. Y llevaron a Jesús a casa del sumo sacerdote: y se juntaron todos los sacerdotes, y los escribas, y los ancianos. (Es decir, los dirigentes del pueblo judío, la más amplia representación de Israel).Y los príncipes de los sacerdotes, y todo el concilio buscaban algún testimonio contra Jesús para hacerle morir, y no lo hallaban. Porque muchos decían testimonio falso contra El [..] Y no se concertaba el testimonio de ellos.Y levantándose en medio el sumo sacerdote, preguntó a Jesús, diciendo: ¿No respondes alguna cosa, a lo que estos atestiguan contra Ti? Mas El callaba, y nada respondió. Le volvió a preguntar el sumo sacerdote, y le dijo: ¿Eres ti el Cristo, el Hijo de Dios bendito?Y Jesús le dijo: Yo soy: y veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y venir con las nubes del cielo. Entonces el sumo sacerdote, rasgando sus vestiduras, dijo: ¿Qué necesitamos ya de testigos? Habéis oído la blasfemia: ¿Qué os parece? Y le condenaron todos ellos a que era reo de muerte. Y algunos comenzaron a escupirle, y cubriéndole las cara, le daban golpes, y le decían: Adivina: y los ministros le daban de bofetadas"



Y ni uno sólo de los judíos acudió a quejarse de injusticias en el "juicio", contrariamente a como muestra Gibson en la película "La Pasión".



Este pasaje, por sí solo, constituye una prueba de plena culpabilidad de los judíos en el asesinato de Cristo Nuestro Señor. Demuestra también, la responsabilidad que tuvo el pueblo judío en este crimen, pues, no obstante que sus dirigentes religiosos y civiles y sus representantes legales lo premeditaron, lo prepararon y lo consumaron, a última hora el pueblo en masa pudo haberlo salvado, pidiendo a Jesús en lugar de Barrabás, en vez de lo cual pidió que se dejara libre a este último y exigió que se crucificara a Jesús, aunque cayese sobre ellos y sus descendientes la sangre del Hijo de Dios, cosa que tampoco muestra la película La Pasión, pues esas frases aparecen sin traducir en la película.




TESIS CUARTA.- Los Apóstoles culparon a los judíos y no a los romanos de la muerte de Cristo.

PRUEBAS:

En el libro de la sagrada Biblia los Hechos de los Apóstoles (capítulo II), San Pedro, dirigiendo la palabra a los judíos de diversos países reunidos en Jerusalén, en donde cada cual (después de la venida del Espíritu Santo) entendía la palabra del apóstol en su propia lengua, les dijo:

"[....] Varones de Judea, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd con atención mis palabras.Varones de Israel, escuchad estas palabras: A Jesús Nazareno, Varón aprobado por Dios entre vosotros, como también vosotros sabéis. A Este que por determinado consejo y presciencia de Dios fue entregado, lo matasteis[...]"

San Pedro echa, pues, claramente la responsabilidad del asesinato de Cristo sobre todo el pueblo judío y no culpa a los romanos. ¿Supondrán los clérigos herejes que sostienen en forma tan increíble lo contrario, que San Pedro mintió cuando dice a los judíos venidos de otras tierras: "Varones de Israel, lo matasteis, crucificándolo ".

En el Capítulo III de los Hechos de los Apóstoles, encontramos el pasaje relativo a la curación del cojo de nacimiento:


"Y estando asido de Pedro, y de Juan, vino apresuradamente a ellos todo el pueblo al pórtico , que se llama de Salomón, atónitos. Y viendo esto Pedro, dijo al pueblo: Varones Israelitas, ¿por qué os maravilláis de esto, o por qué ponéis los ojos en nosotros, como si por nuestra virtud o poder hubiéramos hecho andar a éste? Dios [...] ha glorificado a su Hijo Jesús, a quien vosotros entregasteis, y negasteis al Santo, y al Justo, y pedísteis que se os diese un hombre homicida.Y matasteis al Autor de la vida, a quien Dios resucitó de entre los muertos, de lo cual nosotros somos testigos"

En este pasaje del Nuevo Testamento, estando reunido todo el pueblo, San Pedro echó en cara a los judíos el haber matado a Cristo.

Aún encontramos en los hechos de los Apóstoles (capítulo V), un pasaje en que no sólo San Pedro sino también los demás apóstoles acusan categóricamente de la muerte de Cristo al Concilio de Ancianos de Israel, convocado por los sacerdotes:

"Y respondiendo Pedro y los Apóstoles, dijeron: Es menester obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestro padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matásteis, poniéndole en un madero"


Tenemos aquí, un testimonio colectivo de los apóstoles acusando a los judíos y no a los romanos de haber dado muerte a Cristo.

Por si todo esto no fuera suficiente, citaremos los testimonios de San Pablo y de San Esteban, primer mártir del cristianismo.

San Pablo, en su Epístola Primera a los Tesalonicenses (capítulo II), refiriéndose a los judíos , dice:


"Los cuales también mataron al Señor Jesús,[...]y no son del agrado de Dios, y son enemigos de todos los hombre"

San Pablo, en este versículo, calificó contundentemente a los judíos como "enemigos de todos los hombres", realidad que no puede ser puesta en duda por quien haya estudiado a fondo la ideología y las actividades clandestinas del pueblo judío.

Pero es muy probable que si San Pablo hubiera vivido en nuestros días, habría sido condenado por antisemita al declarar públicamente una verdad que, según los judíos y sus cómplices dentro del clero, no debe jamás mencionarse.

Por su parte, el protomártir San Esteban, dirigiéndose a los judíos de la sinagoga de los libertinos, de los cireneos, de los alejandrinos y de aquellos que eran de Cilicia y del Asia, es decir, a judíos de distintas partes del mundo, les dijo en presencia del sumo sacerdote, jefe espiritual de Israel:

"vosotros resistís siempre al Espíritu Santo, como vuestros padres, así también vosotros.¿A cuál de los profetas no persiguieron vuestros padres? Ellos mataron a los que anunciaban la venida del Justo, del cual vosotros ahora habéis sido traidores, y homicidas"

El testimonio de San Esteban coincide, pues, con el de los apóstoles y el de San Pablo, al considerar a los judíos globalmente como pueblo, es decir, tanto a los de Jerusalén y demás lugares de Judea, como a los que vivían en otras partes del mundo, responsables del deicidio. Todo esto consta en los libros sagrados; donde no se encuentra un solo versículo que culpe a los romanos del asesinato.

En resumen, tanto las denuncias previas de Cristo Nuestro Señor, como los testimonios de los apóstoles, de los Santos Evangelios, de san Pablo y de San Esteban, constituyen una prueba irrefutable de que la Santa Iglesia, lejos de haber estado equivocada durante diecinueve siglos al considerar deicida al pueblo judío, ha estado en lo justo; y que al achacar a los romanos la responsabilidad del crimen, carece de todo fundamento.

En consecuencia, es de sorprender la postura de ciertos clérigos al pretender adulterar la verdad histórica en forma tan increíble, en un intento verdaderamente audaz y demente, consistente en tratar de realizar casi una nueva reforma en la Santa Iglesia, al pretender hacerla renegar de su pasado y contradecirse consigo misma.
Si Cristo Nuestro Señor condenó a los judíos que lo desconocieron, si los apóstoles tuvieron que combatir sus maldades, si San pablo y San Esteban lucharon constantemente en contra de ellos, si los Papas y los concilios ecuménicos y provinciales durante varios siglos les lanzaron las más tremendas condenaciones y lucharon en contra de la Sinagoga de Satanás, los modernistas pretenden, no obstante, contradiciendo la Doctrina tradicional de la Santa Iglesia, que ésta se alíe con la Sinagoga de Satanás y entre en arreglos con ella.

En estas circunstancias, no puede lograrse que un simple concilio pastoral anule lo establecido por 250 papas y absolutamente TODOS los concilios dogmáticos al respecto, sin antes establecer la creencia de que fueron los romanos y no los judíos los responsables del crimen deicida. Por ello, lo resuelto en el Concilio vaticano II a este respecto, donde los judíos metieron su zarpa, comoquiera que choca con la infalibilidad de 20 siglos e incluso de la propia escritura, es totalmente erróneo e insostenible.

Con el fin de anular las acusaciones de deicidio y destruir la Iglesia, realizaron durante mucho tiempo una activa propaganda tendiente a lograr sus objetivos. También proyectaron –de no haberles dado resultado culpar a los romanos de la muerte de Cristo- hacer recaer esa culpa en toda la humanidad, empleando el sofisma de confundir la causa eficiente con la causa final y afirmando que, puesto que Cristo murió con el fin de redimirnos, nosotros fuimos los asesinos y no los israelitas.

Este burdo sofisma equivaldría al que se utilizara diciendo que, puesto que muchos judíos han sido muertos por los árabes por defender a su criminal Estado de Israel, fue este último el que los mató y no los héroes árabes que en esas luchas les dieron muerte. Esto es el colmo. No sólo tratan de obligar a la Iglesia que les retire a los judíos su responsabilidad en la muerte del Señor, sino que pretenden hacernos creer a los fieles cristianos, que nosotros fuimos los asesinos. Los planes judíos para convertir a la Iglesia en un dócil instrumento a su servicio, llegan a los límites de la locura. Y, por lo que hemos visto después del Concilio, así ha sido: Han hecho recaer la culpa sobre los romanos, pero, en un sentido pseudoespiritual, ¡también sobre toda la humanidad y en especial incluso sobre los propios cristianos!

Y esto al mismo tiempo que hacen a la Iglesia p
edir perdón por cosas por las que no hay que pedir perdón a nadie: es decir, quieren ponernos de rodillas ante la Bestia judía.

Se sabe, además, que los judíos ya cantaban victoria antes del Concilio, asegurando que han logrado mover con todo éxito sus influencias para conseguir que en El Concilio se hiciera también una verdadera reforma en la liturgia católica, entre otras cosas de todos los ritos alusivos a las "supuestas" perfidias y maldades del pueblo judío. Y lo consiguieron.

Así pues, los pérfidos, los hijos del Demonio, el Cuerpo Místico del Anticristo, el pueblo judío, fue quien mató a Jesucristo.



"Y por esto los judíos tanto más procuraban matarlo: porque no solamente quebrantaba el sábado, sino porque también decía que era Dios su Padre, haciéndole igual a Dios..." (Jn. 5, 18)

"Y después de esto andaba Jesús por la Galilea, porque no quería pasar a la Judea, por cuanto los judíos lo buscaban para matarlo"(Jn. 7, 1)

"Y respondiendo Pedro y los Apóstoles, dijeron a los judíos: Es menester obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestro padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, poniéndole en un madero" (Act. 5, 29-30)


"Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen... "

Según San Agustín, esta afirmación se refiere a los romanos, porque los judíos SÍ sabían lo que estaban haciendo. Santo Tomás es de la misma opinión.

De lo contrario, Cristo no le habría dicho a Pilato:
"...los que me han entregado a ti tienen mayor pecado" (Jn. 19, 11)

¿Y quién entregó a Jesús a Pilato?


"Y dicho esto, de nuevo salió Pilato a los judíos y les dijo: Yo no hallo en éste ningún delito." (Jn. 18, 38)


"Los judíos...tenéis como padre al Diablo, y queréis hacer los deseos de vuestro padre. Él es homicida desde el principio y no se mantuvo en la Verdad, porque la Verdad no estaba en él. Cuando habla la mentira, habla de lo suyo propio, porque es mentiroso y padre de la mentira" (Jn. 8. 44)



"Es una realidad certísima que en el juicio final seremos juzgados SIN misericordia, sino con JUSTICIA"
San Juan María Vianney, Santo Cura de Ars, "Sermón sobre el Juicio Final".

"Los judíos son enemigos de Dios y los adversarios de Nuestra Santa Religión" SAN PÍO DE PIETRELCINA


"Y por esto los judíos tanto más procuraban matarlo: porque no solamente quebrantaba el sábado, sino porque también decía que era Dios su Padre, haciéndole igual a Dios..."
(Jn. 5, 18)

"Y después de esto andaba Jesús por la Galilea, porque no quería pasar a la Judea, por cuanto los judíos lo buscaban para matarlo"
(Jn. 7, 1)


·“Y comenzó a contar al pueblo esta parábola:
Un hombre plantó una viña y se la arrendó a unos labradores y salió de viaje por bastante tiempo. Y en el momento adecuado envió a los labradores un siervo para que le diesen del fruto de la viña. Pero los labradores, tras apalearlo, lo despidieron vacío.
Y volvió a enviar a otro siervo; pero ellos, apaleándolo y ultrajándolo, lo despidieron vacío. Y volvió a enviarles un tercero, pero ellos también a ese, tras herirlo, lo echaron.
Pero dijo el Señor de la viña: ‘¿qué voy a hacer? Enviaré a mí hijo el amado; quizás a él lo respetarán’. Sin embargo, al verle los labradores, razonaban entre sí diciendo: ‘Éste es el heredero; vamos a matarlo para que la herencia sea nuestra.’ Y arrojándolo fuera de la viña, lo mataron.
¿Qué hará, pues, con ellos, el Señor de la viña? Vendrá y hará perecer a esos labradores y entregará la viña a otros. ”
(Lc. 20, 9-16)

"Y respondiendo Pedro y los Apóstoles, dijeron a los judíos: Es menester obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestro padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, poniéndole en un madero"
(Act. 5, 29-30)

"Varones de Judea, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd con atención mis palabras. Varones de Israel, escuchad estas palabras: A Jesús Nazareno, Varón aprobado por Dios entre vosotros, como también vosotros sabéis. A Este que por determinado consejo y presciencia de Dios fue entregado, LO MATASTEIS"
(Hch. 12, 14;22-23)

“los judíos también mataron a Nuestro Señor Jesús y a los profetas, […]no agradan a Dios y son enemigos de todos los hombres”(1 Tes. 2, 15-16).

“Para la libertad nos libertó Cristo; así que permaneced firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no os sometáis otra vez al yugo de esclavitud. Mirad que yo Pablo os digo que, si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo.
(Gal.5, 1-3)

"Entonces le respondieron algunos escribas y fariseos: 'Maestro, queremos ver una señal de Ti'. Mas Él, respondiendo, les dijo: 'una raza malvada y fornicaria solicita una señal, y no le será dada una señal, sino la señal de Jonás el profeta"
Mt. 12, 38-39

"¡Estirpe de víboras!, ¿cómo podéis vosotros decir cosas buenas siendo malvados? Pues de la abundancia del corazón habla la boca"
Mt. 12, 34

"Y vosostros: haced rebosar la medida de vuestros padres. ¡Serpientes!, ¡estirpe de víboras!, ¿cómo podréis escapar al juicio de la gehenna?"
Mt. 23, 32-33

"Por eso he aquí que yo os envío a vosotros profetas y sabios y escribas; a unos los mataréis y los crucificaréis y a otros los azotaréis en vuestras sinagogas y perseguiréis de ciudad en ciudad: Para que venga SOBRE VOSOTROS toda la sangre justa derramada sobre la tierra, desde la sangre de Abel el justo hasta la sangre de Zacarías, hijo de Baraquías, a quien asesinasteis en medio del altar y del templo. En verdad os digo: todas estas cosas vendrán a recaer sobre esta raza"
Mt. 23, 34-36

"Habiendo estado en Jerusalén por Pascua, muchos creyeron en su nombre, contemplando los milagros que hacía; mas Jesús no se fiaba de ellos porque los conocía a todos"
Jn. 2, 23-24

"Mas a vosotros os conozco, que no tenéis en vosostros el amor de Dios"
Jn. 5, 42

"Y respondiendo todo el pueblo dijo: 'Caiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos' "
Mt. 27, 25

Artículo de Pinay corregido, aumentado y adaptado por G. Pérez


Los judíos según el Magisterio de la Iglesia


Las bulas y cartas papales están todas en el Bullarium Romanum.

Las actas de los Concilios están editadas en: MANSI, J.P. - Sacrorum conciliorum nova et amplissima collectio, 53 vols, Graz. 1960-61

San Gregorio Magno escribió una carta a Recaredo en la que le felicita por no haber aceptado un soborno de 30.000 sueldos de los judíos de Toledo, que pretendían manipular al rey para que ejerciese presión en el Concilio a fin de que no se promulgasen leyes de protección frente al peligro judío.

También proclamó:

"Si nosotros por nuestra fe venimos a ser hijos de Abraham, los judíos, por su perfidia, han dejado de serlo".
(Sermones dominicales de los Santos Padres, Papa San Gregorio Magno).


Santo Tomás de Aquino(1225-1274), Doctor de la Iglesia por ANTONOMASIA y figura señera de la Tradición Católica, consultado por la duquesa de Brabante sobre si era conveniente que en su provincia los judíos fueran obligados a llevar una señal distintiva para diferenciarse de los cristianos, contesta:


"Fácil es a esto la respuesta,y ella de acuerdo a lo establecido en el Concilio general (Cuarto de Letrán, año 1215, c. 68), que los judíos de ambos sexos en todo territorio de cristianos en todo tiempo deben distinguirse en su vestido de los otros pueblos. Esto les es mandado a ellos en su ley, es a saber, que en los cuatro ángulos de sus mantos haya orlas por las que se distingan de los demás."


El Doctor Angélico, comprendiendo la necesidad de encadenar a la bestia hebrea para que no siguiera haciendo daño, sostuvo doctrinalmente que:
1-"Los judíos deben portar el signo distintivo según el estatuto del Concilio General [IV de Letrán]...Los judíos no pueden lícitamente retener lo adquirido por usura, estando obligados a restituir a quienes hayan extorsionado...Los judíos por razón de sus culpas están en perpetua servidumbre, los señores pueden por lo tanto, tomarles sus cosas, dejándoles lo indispensable para la vida…"( Tomás de Aquino, Opera Omnia. Edición Pasisills, 1880. Tábula 1 a-o, tomo XXXIII, p. 534.)
2-"A los judíos NO se les debería permitir quedarse con lo obtenido por medio de la usura; lo mejor sería que se les obligara a trabajar para ganarse la vida, en vez de no hacer otra cosa que hacerse más avaros."("Regimiento de príncipes")

3-"Pues (los judíos) veían en Él todas las señales que los profetas dijeron que iba a haber[...] pues veían con evidencia las señales de la Divinidad de Él, mas por odio y envidia hacia Cristo, las tergiversaban; y no quisieron confiar en las palabras de Éste, con las cuales se confesaba Hijo de Dios" (cfr. Summa Theologica, 3 p., qu. 47, art. 5).


¿Qué valor debemos otorgarle a estas enseñanzas de Santo Tomás de Aquino?

Dejando al margen que fue proclamado
Doctor de la Iglesia por San Pío V y que su obra Summa Theologica fue una de las obras clave oficialmente utilizadas por la Iglesia durante el Concilio de Trento, hay que decir que en la encíclica Aeterni Patris, 1879, el papa Beato León XIII proclamaba que la filosofía de santo Tomás sea la base de la enseñanza en TODAS las escuelas, proclamándole ' patrón de las universidades y centros de estudio' en 1880. También se le considera "Padre de todos los escolásticos".

El Papa San Pío X, en la encíclica Pascendi, proclama solemnemente:

"Es importante notar que, al prescribir que se siga la filosofía escolástica, Nos referimos a la que enseñó Santo Tomás de Aquino: todo lo que Nuestro Predecesor decretó acerca de la misma, queremos que siga en vigor y, por si fuera necesario, lo repetimos y lo confirmamos , y mandamos que se observe estrictamente por todos. " (Pascendi)



El papa Pío XII, en la encíclica Humani generis, 1950, enseña que la filosofía tomista es la guía más segura para la doctrina católica y condena TODA desviación de ella.

Concilio de Elvira (306): Prohibe a los cristianos comer con judíos.

El Concilio de Agde, celebrado en el año de 506 bajo los auspicios de San Cesáreo, Primado de la Provincia de Arlés, estableció lo siguiente:

Canon XXXIV. "Cómo se han de recibir los judíos que desean convertirse. Los judíos cuya perfidia los vuelve frecuentemente al vómito, si quisieren convertirse a la Ley católica, estarán ocho meses de catecúmenos y si se conoce que vienen con fe pura, pasado este tiempo, sean bautizados..."

Concilio III de Orleans (538): Prohibido a los judíos emplear criados cristianos o tener siervos cristianos. Prohibido a los judíos mostrarse en público en Semana Santa.

Concilio de Clermont (535): Prohibido a los judíos tener un oficio público.

El Concilio de Mâcon (581) adoptó varias resoluciones asignando a los judíos una posición de inferioridad en la sociedad. Se les prohibía ser jueces, recolectores de impuestos, por recelo de que apareciera sujeta a ellos la población cristiana

Concilio Trulano (692): Prohibido patrocinar a doctores judíos. En el Concilio Trulano del año de 692, considerado como un suplemento de los Concilios Ecuménicos V y VI, se dice que la herejía del hebreo Nestorio renovaba la impiedad judía, cuando en su canon I, expresa:

"Reconocemos al mismo tiempo, la doctrina proclamada en Éfeso por los doscientos divinos Padres persiguiendo la inepta división de Nestorio, como segregada de la suerte divina, puesto que declaraba que Jesucristo era hombre separadamente, renovando la impiedad judaica".


Y después, en su Canon XI, establece la pena de deposición para los clérigos que se relacionen íntimamente con los judíos.

Y no es que la Santa Iglesia se apartara con esto de la caridad cristiana, que ha patrocinado siempre, ya que entre las obras de misericordia existe la nobilísima constumbre de visitar a los enfermos; sino que, conocedores los prelados de este santo Concilio del hecho, universalmente comprobado, de que los hebreos aprovechan siempre hasta las generosas obras de la cristiana caridad para adquirir influencia sobre los cristianos con miras a socavar nuestra Santa Religión, vieron de urgente necesidad prohibir todo aquello que pudiera tender lazos de peligrosa amistad entre cristianos y judíos; misma que pusiera a los primeros en peligro de
caer en las garras de esos viejos lobos.

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Concilio de Narbona: Prohibido vivir en casas de judíos.

Concilio de Gerona (1078 ) : Obligatorio para los judíos pagar tasas para mantener la Iglesia.

Concilio III
de Letrán
(1179, Canon 26 )
: Los judíos no pueden ser testigos ni demandantes en juicios contra cristianos. Prohibido a los judíos retener la herencia de descendientes que han abrazado el Cristianismo.

Concilio IV de Letrán (1215. Canon 68 ): Este importantísimo concilio contra cátaros y albigenses, donde se definen por primera vez de manera evidente dogmas como Extra Ecclesiam nulla salus, el dogma de la Transubstanciación o la existencia del Infierno, trata específicamente el tema de los judíos, cuerpo místico del Anticristo y testigos perennes del triunfo de Cristo sobre las tinieblas, estableciendo que estos "malditos de Dios" deberán llevar una marca distintiva en sus ropas.

Concilio de Oxford (1222) : Prohibición de construir nuevas sinagogas.

Concilio de Viena (1267): Prohibido a los cristianos acudir a ceremonias judías.

Prohibido a los judíos disputar con cristianos del pueblo sobre los dogmas de la religión católica. Los judíos son obligados a usar sombreros con dos puntas llamados pileteum cornutum (medida efectiva psicológicamente para instruir al pueblo en la escritura. Cf. Jn. 8, 44).

Concilio de Breslau (1267) : Obligatorios los guetos para los judíos.

Concilio de Mainz (1310): Seguir considerándose judío o tener alguna práctica o apego a lo judío tras convertirse es herejía.

Concilio de Basilea ( 1434. Sesión XIX ): Prohibido a los judíos actuar como agentes en la conclusión de contratos, especialmente matrimoniales.
Prohibido a los judíos obtener títulos académicos.

Quizá los concilios más importantes para la defensa contra los judíos, considerados Malditos de Dios ya en la escritura, sean los Concilios Toledanos, pues siempre se les ha otorgado a estos concilios, dentro de los concilios locales, un particular valor dogmático, pero no se puede dejar de mencionar en importancia el IV Concilio de Letrán, que además fue Concilio General.

El Concilio IV Toledano, por ejemplo, tan autorizado en doctrina eclesiástica, declara la excomunión para quienes apoyen a los judíos. Este Concilio también define a los judíos como "Cuerpo del Anticristo" y como "Ministros del Anticristo".

La ley XXIII del Canon IX del XII Concilio de Toledo ordena terminantemente: "...y que ninguno (sacerdote) ampare a ningún judío, ni razone con él aunque persevere en su error y en su ley".

Al aprobar el Concilio Toledano esta ley, en ese mismo canon declaró que era pecado mortal ya no sólo el hecho de ayudar a los judíos, sino el de que el obispo, sacerdote o religioso fuera negligente en el cumplimiento de sus obligaciones en la lucha contra el judaísmo, sancionando ese pecado mortal con la excomunión del obispo culpable.

No hay que olvidar, además, la gran autoridad que la Santa Iglesia ha concedido siempre a los citados Concilios toledanos, en lo que respecta a la definición de la doctrina eclesiástica y en cuanto a las medidas tomadas en contra de los judíos por el Concilio XII; su vigor, como doctrina, de la Santa Iglesia, es mayor en vista de que reunido en el año de 683 un nuevo concilio de Toledo, el número XIII, no sólo confirmó en su Canon IX las leyes aprobadas en el Sínodo anterior, sino que ordenó que tuvieran vigor y solidez eternamente, dándoles con ello el carácter perenne de Doctrina de la Iglesia. Al efecto, el citado Canon IX del Concilio XIII de Toledo, dice:


"De la confirmación del Concilio XII, celebrado en el año primero del gloriosísimo rey Ervigio. Aunque las actas sinodales del Concilio Toledano XII, celebrado el año primero de nuestro príncipe glorioso Ervigio, fueron dispuestas y arregladas por el fallo unánime de nuestro consentimiento en esta ciudad real, sin embargo ahora reproducido este apoyo de nuestra firme decisión, decretamos que semejantes actas como se escribieron u ordenaron, tengan vigor y solidez eternamente"


Veamos algunos ejemplos más de concilios toledanos:




"...Cualquier obispo, presbítero, o seglar, que en adelante les prestare apoyo... bien sea por dádivas bien por favor, se considerará como verdaderamente profano y sacrílego, privándole de la comunión de la Iglesia Católica, y reputándole como extraño al Reino de Dios, pues es digno que se separe del cuerpo de Cristo el que se hace patrono de los enemigos del Señor" (Concilio IV de Toledo, Canon LVIII.)



"...y que ninguno ampare a ningún judío, ni razone con él aunque persevere en su error y en su ley". (Concilio XII de Toledo, Canon IX, ley XXIII)



"...que no merezcan jamás ser perdonados y que sufran lo que merecen, ya sea pena de muerte o bien otra que sea menor, (pero) sin ninguna palabra falla y sin ninguna piedad de ninguna índole"



(Concilio XII de Toledo, Canon IX, ley XXVII)



"De la confirmación del Concilio XII, celebrado en el año primero del gloriosísimo rey Ervigio. Aunque las actas sinodales del Concilio Toledano XII, celebrado el año primero de nuestro príncipe glorioso Ervigio, fueron dispuestas y arregladas por el fallo unánime de nuestro consentimiento en esta ciudad real, sin embargo ahora reproducido este apoyo de nuestra firme decisión, decretamos que semejantes actas como se escribieron u ordenaron, tengan vigor y solidez eternamente" (CONCILIO XIII DE TOLEDO, Canon IX)



Canon I. " De la perfidia de los judíos .- Aunque en condenación de la perfidia de los judíos, hay infinitas sentencias de los Padres antiguos y brillan además muchas leyes nuevas; sin embargo como según el vaticinio profético relativo a su obstinación, el pecado de Judá está escrito con pluma de hierro y sobre uña de diamante, más duros que una piedra en su ceguera y terquedad. Es, por lo tanto, muy conveniente que el muro de su infidelidad debe ser combatido más estrechamente con las máquinas de la Iglesia Católica, de modo que, o lleguen a corregirse en contra de su voluntad, o sean destruidos de manera que perezcan para siempre por juicio del Señor" (Concilio Toledano XVI)


SI A ALGUNO LE QUEDAN DUDAS SOBRE CUÁL ES LA DOCTRINA CATÓLICA ENSEÑADA POR EL MAGISTERIO DE SIEMPRE SOBRE LOS PÉRFIDOS ASESINOS DEL SEÑOR, PUEDE DELEITARSE LEYENDO UNAS CUANTAS BULAS, COMO LAS SIGUIENTES:


Honorio III:

-Sicut judaeis non debet esse licentia Nov. 7, 1217

-Ad nostram noveritis audientiam 29 de Abril, 1221

Gregorio IX:

-Sufficere debuerat perfidiae judaeorum perfidia 5 de marzo, 1233

Inocencio IV:

-Impia judaeorum perfidia 9 de mayo, 1244

Clemente IV:

-Turbato corde 26 de julio, 1267

Gregorio X:

-Turbato corde 1 de marzo, 1274

Nicolás III:

-Vineam Sorec 4 de Agosto, 1278

Nicolás IV:

-Turbato corde Sept. 5, 1288

Juan XXII

-Ex Parte Vestra 12 de Agosto, 1317

-Cum sit absurdum 19 de junio, 1320

Urbano V:

-Sicuti judaeis non debet 7 de junio, 1365

Martin V:

-Sedes apostolica 3 de junio, 1425

Eugenio IV:

-Dudum ad nostram audientiam 4 de agosto, 1442

Calixto III:

-Si ad reprimendos 28 de mayo, 1456

Pablo III:

-Cupientes judaeos 21 de marzo, 1542

-Illius, qui pro dominici Feb. 19, 1543

Julio III:

-Pastoris aeterni vices 31 de agosto, 1554

Pablo IV:

-Cum nimis absurdum

Dudum postquam 23 de marzo, 1556

Pío IV:

-Cum inter ceteras 26 de enero, 1562

-Dudum e felicis recordationis Feb. 27, 1562

San Pío V:

-Romanus Pontifex 19 de abril, 1566

-Sacrosanctae catholicae ecclesiae Nov. 29, 1566

-Cum nos nuper 19 de enero, 1567

-Hebraeorum gens Feb. 26, 1569

Gregorio XIII:

-Vices Ejus nos 1 Sept, 1577

-Antiqua judaeorum improbitas 1 de julio, 1581

-Sancta Mater Ecclesiae 1 de sepiembre, 1584

Sixto V:

-Christiana pietas Oct. 22, 1586

Clemente VIII:

-Cum saepe accidere Feb. 28, 1592

-Caeca et obdurata Feb. 25, 1593

-Cum Haebraeorum malitia Feb. 28, 1593

Pablo V:

-Apostolicae servitutis 31 de julio, 1610

-Exponi nobis nuper fecistis 7 de agosto, 1610

Urbano VIII:

-Sedes apostolica 22 de abril, 1625

-Injuncti nobis 20 de Agosto, 1626

-Cum sicut acceptimus Oct. 18, 1635

-Cum allias piae 17 de marzo, 1636

Alejandro VII:

-Verbi aeterni 1 de diciembre, 1657

-Ad ea per quae Nov. 15, 1658

-Ad apostolicae dignitatis 23 de mayo, 1662

-Illius, qui illuminat 6 de Marzo, 1663

Alejandro VIII:

-Animarum saluti 30 de marzo, 1690

Inocencio XII:

-Ad radicitus submovendum 31 de agosto, 1692

Clemente XI:

-Propagandae per universum 11 de marzo, 1704

-Essendoci stato rappresentato 21 de enero, 1705

-Salvatoris nostri vices 2 de enero, 1712

Inocencio XIII:

-Ex injuncto nobis 18 de enero, 1724

Benedicto XIII:

-Nuper, pro parte dilectorum 8 de enero, 1726

-Emanavit nuper 14 de febrero, 1727

-Alias emanarunt 21 de marzo, 1729

Benedicto XIV:

-Postremomens Feb. 28, 1747

-Apostolici Ministerii munus 16 sept, 1747

-Singulari Nobis consoldtioni Feb. 9, 1749

-Elapso proxime Anno 20 feb, 1751

-A quo primum, 14 de junio, 1751

-Probe te meminisse 15 de diciembre, 1751

-Beatus Andreas Feb. 22, 1755

Dejando al margen un concilio tan importante el Concilio de Jerusalem, que fue el primer concilio que hubo y en él se condena a la primera de todas las herejías: los llamados judaizantes o 'judeocristianos', y dejando al margen otros concilios como el de Florencia, donde se define que no se puede salvar quien adopte cosas judías como honrar el sábado o circuncidarse, hemos citado una lista de unos cuantos papas con sus respectivos documentos contra los judíos y algunos ejemplos de concilios contra los judíos y sus simpatizantes o protectores. Veamos ahora algunos ejemplos concretos que afiancen lo dicho (aunque debería estar ya suficientemente claro). Algunos de los documentos que voy a citar ni siquiera aparecen en las bulas citadas, sino que se trata de otros documentos que inciden en lo mismo contra los pérfidos judíos, lo cual demuestra que el tema es de extrema importancia para cualquier católico:


El gran papa Alejandro III, en su decretal "Ad haec", prohibe relaciones entre judíos y cristianos. Por ejemplo dice textualmente:

"Nuestros modos de vida y los de los judíos son extremadamente diferentes, y los judíos pervertirán fácilmente las almas de las gentes sencillas a su superstición e incredulidad si tales gentes están viviendo en continua e íntima conversación con ellos".

El papa Inocencio II, en el fragor de la terrible lucha, escribía al emperador Lotario diciéndole:

"La Iglesia, con divina inspiración, te ha escogido y elegido a ti en calidad de legislador como a un segundo Justiniano, y como a un segundo Constantino para combatir la herética impiedad de los judíos".


El ilustre papa Inocencio III, en su decretal Etsi Iudaeos (1198-1216.), dice cosas tan ciertas como la siguiente:


"Cuando (los judíos) son admitidos así por piedad en relaciones familiares con los cristianos, ellos compensan a sus benefactores, como dice el proverbio, como la rata escondida en el saco, o la serpiente en el pecho, o el tizón ardiente en el regazo de uno".




Inocencio IV, en su importantísima Bula "Impia Judaeorum Perfidia", decía textualmente lo siguiente:

"La impía perfidia de los judíos, de cuyos corazones por la inmensidad de sus crímenes, nuestro Redentor no arrancó el velo, sino que los dejó permanecer todavía en ceguedad cual conviene, no parando mientes en que por sola misericordia, la compasión cristiana los recibe y tolera pacientemente su convivencia; cometen tales enormidades que causan estupor a quienes las oyen, y horror a quienes son relatadas".

Considerando dicho Papa que el Talmud y otros libros clandestinos de los hebreos, los incitaban a cometer toda clase de maldades, ordena en la misma Bula que sean quemados públicamente, "Para confusión de la perfidia de los judíos"

Gregorio IX en el siglo XIII, en la lucha que entabló el judaísmo en defensa de la Cristiandad, promulgó el 5 de marzo de 1233 su famosa Bula "Sufficere debuerat".

Enrique II fue denunciado ante Gregorio XI como si fuese un judío, el resultado de esta denuncia fue la bula del 28 de Octubre de 1375 que censuraba la protección por él dispensada a los hebreos, le ordenaba poner en marcha las leyes de segregación y le recomendaba prestar su apoyo al converso Juan de Valladolid, activo perseguidor de sus hermanos de raza.


Gregorio XIII en su bula del 1 de julio de 1581 dice:


"La impía perversidad de los judíos, con la que siempre hicieron frente a la Divina Bondad, tanto o más execrable prevalece en sus descendientes"


Nicolás IV fulminó contra los judíos su famosísima Bula "Turbato Corde", en que, siguiendo a sus predecesores, enardecía a los inquisidores, clérigos y autoridades seglares,

que procedieran contra ellos con ahínco y también contra los que los defendieran, los favorecieran o protegieran. Esta bula fue una de las bases más firmes de la Santa Iglesia medieval en su lucha contra la quinta columna judías introducida en la Cristiandad.


Nicolás V: Confirma los documentos magisteriales anteriores sobre la necesidad de controlar a los judíos de diversas formas, como el guetto y un distintivo especial en la ropa.



San Juan Capistrano Hebraeonomastix (azote de los judíos), fue empleado como embajador en muchas y muy delicadas misiones diplomáticas y con muy buenos resultados. Fue quien salvó la Cristiandad de la invasión de los turcos . Tres veces le ofrecieron los Sumos Pontífices nombrarlo obispo de importantes ciudades, pero prefirió seguir siendo humilde predicador, pobre y sin títulos honoríficos. Tales pontífices fueron Martín V [Chieti], Eugenio IV[Aquila], Nicolás V y Calixto III le confiaron misiones delicadas:



como la detracción de los Fraticelli, la lucha en Moravia contra la herejía hussita (obra del judío Jean Huss), las negociaciones para la incorporación de los griegos a la Iglesia Romana, la vigilancia de los judíos, la contención del cisma de Basilea, etc. etc ..



Martín V, que ascendió al trono pontifical influenciado por las intrigas de los judíos, al hacerse éstos aparecer como víctimas de los cristianos [ya que la actitud de los judíos ha sido siempre 'ir de víctimas'], empezó observando una política de tolerancia desastrosa para la Cristiandad, por lo que pronto dicho Sumo Pontífice se vio obligado a rectificar.


Su famosa Bula "Sedes Apostólica" nos da una idea de la forma en que los judíos correspondieron a la protección que durante algún tiempo les dispensó dicho Papa. La referida bula, después de mencionar su equivocada política benévola hacia los israelitas, dice:



"Sin embargo, vino hace poco a nuestro conocimiento por relatos dignos de fe, no sin grave turbación de nuestro ánimo, que algunos judíos de ambos sexos que moran en Cafasse y Cannas y en otras ciudades de regiones de ultramar y en tierras y lugares sujetos a la jurisdicción de los cristianos, no satisfechos con su obstinación y para encubrimiento del fraude y la malicia, no llevan ninguna señal especial en su vestido, por lo cual se les pueda conocer como judíos. Y no temiendo aparentar ser cristianos, ante muchísimos cristianos de ambos sexos de las ciudades, territorios y lugares mencionados, que por lo mismo no los pueden identificar, cometen en consecuencia diversas cosas nefandas y crímenes: entre otros, cuya sola enumeración es horrenda, los crímenes de los Zachi, los Rossi, los Alani, Mingrelli y Anogusi, que bautizados según el rito griego y bajo profesión del nombre cristiano compran las personas de ambos sexos, que pueden, y después de compradas a su vez las venden despiadadamente a los sarracenos y otros infieles, enemigos ferocísimos y eternos del nombre cristiano, por un precio aún diez veces mayor que el precio de compra; convirtiéndolas con toda exactitud en mercancías, llevan a dichas personas a los territorios sarracenos o infieles"(Papa Martín V, Sedes Apostolica, año 1425)




Sixto IV en 1478 su bula Facit nos pietas aprobó el juicio sobre San Simón de Trento, víctima de uno de los numerosos asesinatos rituales realizados por los judíos.



Pablo III se refiere claramente a la perfidia hebraica en su Bula "Illis Vices" del 12 de octubre de 1535. Fue quien firmó (confirmándolo más tarde Benedicto XIII) los "Estatutos para la Limpieza de Sangre".




Su Santidad el Papa Paulo IV, en su célebre Bula "Cum Nimis Absurdum" del 12 de julio de 1555, dice:



"Siendo demasiado absurdo e inconveniente que los judíos, a quienes su propia culpa sujeta a perpetua esclavitud, so pretexto de que la piedad de los cristianos, aguanta y tolera su convivencia, pagan a los cristianos con enorme ingratitud, ya que a las gracias recibidas, devuelven afrentas y procuran trocar en dominación, la servidumbre que les deben".



Pasa luego a ordenar la santa bula que los judíos deben llevar el distintivo ordenado y deben habitar en aljamas (guettos).




San Pío V, ese santísimo papa a quien debemos que la Santa Misa fuera codificada PARA SIEMPRE, que tanto amó el Santísimo Rosario, en el primer año de su pontificado, alarmado por la acción subversiva de los hebreos, manifestó de forma enérgica su convicción de que era preciso obligar a los judíos a llevar una señal visible que les distinguiera de los cristianos, para que éstos pudieran cuidarse de sus ponzoñosas prédicas.



Al efecto, en Bula de fecha 19 de abril de 1566, confirmaba lo ordenado por bulas de Papas anteriores y por los santos concilios, mandando que todos los judíos debían llevar identificación, los varones un birrete y las mujeres una simple señal.



Además, como los judíos de los Estados Pontificios, por medio de fraudes y usuras, se estuvieran adueñando de la propiedad raíz, este Papa canonizado y santo, se vio obligado a promulgar la bula "Cum nos nuper" el 19 de enero del año 1567, segundo de su pontificado, confirmando las de Papas anteriores, al prohibir a los israelitas adquirir bienes raíces, obligándolos a venderlos en un plazo perentorio, so pena de que al desobedecer a este respecto una vez más las bulas papales, se les confiscaran dichos bienes raíces.



Este gran papa, entre otros muchos documentos de gran valía y virtud, el 26 de febrero de 1569 promulgó la fulminante Bula "Hebraorum Gens", expulsando a los judíos de los Estados Pontificios.



"El pueblo judío[…]llegado el tiempo de la plenitud, ingrato y pérfido, condenó indignamente a su Redentor a ser muerto con muerte ignominiosa[…]omitiendo las numerosas modalidades de usura con las que por todas partes, los hebreos consumieron los haberes de los cristianos necesitados, juzgamos como muy evidente ser ellos encubridores y aun cómplices de ladrones y asaltantes que tratan de traspasar a otro las cosas robadas y malversadas u ocultarlas hasta el presente, no sólo las de uso profano, mas también las del culto divino. Y muchos con el pretexto de tratar asuntos propios de su oficio, ambicionando las casas de mujeres honestas, las pierden con muy vergonzosos halagos; y lo que es más pernicioso de todo, dados a sortilegios y encantamientos mágicos, supersticiones y maleficios, inducen a muchos incautos y enfermos a los engaños de Satanás, jactándose de predecir el futuro, tesoros y cosas escondidas... Por último tenemos bien conocida e indagada la forma tan indigna en que esta execrable raza, usa el nombre de Cristo, y a qué grado sea dañosa a quienes, habrán de ser juzgados con dicho nombre y cuya vida pues está amenazada con los engaños de ellos."



Veamos lo que dice en una encíclica Su Santidad BENEDICTO XIV:


"Los judíos se ocupan de asuntos comerciales, amasan enormes sumas de dinero de estas actividades, y proceden sistemáticamente a despojar a los cristianos de sus bienes y posesiones por medio de sus exacciones usurarias. Aunque al mismo tiempo ellos piden prestadas sumas de los cristianos a un nivel de interés inmoderadamente alto, para el pago de las cuales sus sinagogas sirven de garantía, no obstante sus razones para actuar así son fácilmente visibles. Primero de todo, obtienen dinero de los cristianos que usan en el comercio, haciendo así suficiente provecho para pagar el interés convenido, y al mismo tiempo incrementan su propio poder. En segundo lugar, ganan tantos protectores de sus sinagogas y de sus personas como acreedores tienen." (Carta encíclica a Quo Primum, 1751)

Recopilación y Traducción de G. Pérez

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